Periódico de Trabajo Social y Ciencias Sociales Edición digital |
Estrategias y límites de la intervención en lo social Por:
1.
Envión Maciel
El Envión no cae en Isla Maciel como un paracaidista perdido, estaba en plena construcción aquello que le hizo de amortiguador y resorte para impulsarlo en el barrio. Ya desde el verano venía funcionando DeporVida, un proyecto impulsado desde el Club San Telmo (con una fuerte identificación con el barrio) para los más chicos de la Isla. Terminado el verano, siguió funcionando los sábados en El Convento. Un lugar con historia en el barrio, puertas abiertas, canchita de fútbol siempre disponible, juegos varios, un lugar que reúne. Entonces, con la propuesta de la Municipalidad de Avellaneda de construir un Envión en Maciel, entre El Convento y DeporVida armaron el Equipo y se puso en marcha nomás. El 9 de junio de 2008 ya estaba funcionando el Envión Maciel, un programa que busca la inclusión social de jóvenes de entre 12 y 17 años, a través de capacitación en oficios, apoyo para la escuela, actividades recreativas y comunitarias.
Previo al 9 de junio, ¿cómo
se decidió quiénes serían los (primeros) veinte
inscriptos al programa? Desde la Municipalidad se hizo llegar censo,
realizado originalmente para desarrollar un Plan de Viviendas, con
datos de la mitad de los jóvenes de esa franja etaria que
vivían en la Isla. Además, se caracterizaban las
franjas según “prioridad” entrecruzando diferentes
variables como ser: estudia (sí/no), trabaja (sí/no),
tipo de vulnerabilidad (1, 2, 3, sin vulnerabilidad). Esta articulación entre los datos del censo, el equipo y las diferentes instituciones del barrio permitió armar un rompecabezas de la complejidad de los problemas sociales presentes. Ir conociendo a los jóvenes que comenzaron a venir al Envión agregó innumerables fichas a ese rompecabezas. Se abre una cantidad de frentes en los que es indispensable poder conocer no sólo la problemática sino también el deseo, las capacidades y habilidades. Entonces en el Envión se abren tantas posibilidades como frentes, todo es bienvenido, se entiende que la inclusión social no depende de una variable. Así es que se proponen diferentes formas de inclusión social, en torno a la salud, a lo cultural, a lo laboral, a la educación, como también se brinda asesoramiento y gestión en solicitudes de documentación y subsidios, ya sea para algún participante del Envión, para la familia, para alguna persona del barrio o para quién sea que se acerque. Incluso, se busca abrir más el juego proponiendo actividades y participación de la comunidad. 2. Escenario de intervención El barrio de Isla Maciel se encuentra ubicado en la zona norte del Partido de Avellaneda, limitado por la localidad de Dock Sud, la Villa Tranquila y lindante con el barrio porteño de la Boca, pero separado de éste por el Riachuelo. Esta delimitación geográfica define claramente los límites de esta comunidad formada alrededor de astilleros y zonas de comercio portuario y acentúan el aislamiento del barrio. También son sus dimensiones, cuatro por seis cuadras, las que dan cuenta que este lugar, en el que viven aproximadamente 4500 personas, es una isla. Como primera instancia, tenemos que dar cuenta que Isla Maciel es una comunidad y, por lo tanto, “las comunidades como totalidades complejas pueden ser explicadas sólo desde una doble dinámica; la de su propio desarrollo histórico y la que emerge de su interacción con otras totalidades del sistema social, de mayor o menor complejidad” 2. Así fue que históricamente Isla Maciel supo albergar a aquellas familias que se dedicaban y vivían del trabajo que proporcionan la zona portuaria en que se encuentra. También fue un lugar próspero que continuaba con el circuito turístico iniciado en la Boca, y continuado en Isla Maciel gracias al cotidiano contacto con la zona sur de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires que, por medio de transbordadores mecánicos y escaleras también mecánicas, para subir a su puente, favorecían este contacto haciendo del Riachuelo no sólo un mínimo sino pintoresco obstáculo para la comunicación entre ambos lugares. Así, al recorrer el barrio se deja entrever el progreso que tuvo este barrio cuando barcos de todo el mundo realizaban intercambios en esta zona. Generaciones de familias fueron anclando en este “isla” formando una identidad muy particular que permanece en sus históricos habitantes. El ser de “La Isla” se define por oposición a estos integrantes y otorga esta identidad particular que fueron transmitiendo a lo largo de generaciones. Son sus vecinos quienes se autodefinen de “La Isla” y no de Avellaneda.
Pero esta ilusión de “La
Isla” como un todo, permanece sólo en lo simbólico
y para quienes ven este lugar como pintoresco, sin conocer sus
entretelones. Fueron los cambios en el modelo de acumulación,
que homogeneizaron macro económicamente pero fragmentaron
instituciones y comunidades, y como no podía ser de otra
manera, también se hacen presentes en Isla Maciel. Se
distinguen, al menos, dos sectores al interior del barrio: la zona de
adelante, más cercana a los lugares en que funcionaron
cantidad de astilleros, areneros y zonas de carga portuaria, donde se
puede encontrar, con sus calles asfaltadas y alumbrado público,
la escuela, la iglesia, el convento, la unidad sanitaria, la plaza,
locales de partidos políticos y servicios como una antigua
delegación municipal. Contrastando con esta zona, pero siempre dentro del mismo barrio, se encuentra la zona llamada por sus vecinos como “el fondo”. Tan sólo por su nombre esta zona nos hace pensar en un lugar secundario, que al acercarnos y presenciar sus casa de materiales muy precarios, construcciones a la vera del contaminado Arroyo Maciel, un trazado irregular en sus calles y sus estrechos pasillos entre casa y casa, no hacen más que describirnos a los vecinos que construyeron sus viviendas para ubicarse de manera transitoria en este lugar, pero con el devenir de la historia lo transitorio se volvió permanente. Es importante destacar que esta división del barrio, como es de esperarse, no es sólo geográfica. Los “del fondo” y los “de adelante” permanecen atemorizados por enfrentamientos entre bandas que pertenecen a uno u otro sector. También la conformación de “bandas” amedrenta a sus vecinos ante posibles asaltos o contra sus viviendas o agresiones físicas. Esto genera obstáculos para el libre tránsito de quienes allí viven, dificultando en muchos casos su accesibilidad a posibles recursos y servicios tales como lo unidad sanitaria. Caracterizar el espacio geográfico en el que tienen lugar nuestras intervenciones no persigue un desarrollo puramente descriptivo del espacio social, sino que también se propone contextualizarlo como el devenir de un proceso histórico social, cargado de conflictividades, violencia y particulares relaciones de poder que atraviesan a esta comunidad. La Isla Maciel forma parte de un sistema social complejo, cambiante y conflictivo, que no puede ser analizada sólo desde su propia dinámica. Así, en el espacio social de Isla Maciel se encontrará reflejados en la cotidianeidad de sus habitantes una multiplicidad de fenómenos macro sociales que se particularizan en este lugar. 3. El sentido de la intervención Hay una tensión que se nos presenta en el horizonte de nuestra intervención en lo social: entre, por una parte, el debilitamiento de las instituciones tradicionales y sus modos de intervención precisos y seriados; y, por otra parte, y como consecuencia de lo anterior, el fortalecimiento de las lógicas posinstitucionales que promueven el trabajo con la singularidad. En tensión con ambas lógicas, pero con el deseo de fortalecer determinado tipo de lazo social damos sentido a nuestra intervención, en el marco del programa. Partimos de entender que frente a la crisis que atraviesan los lugares típicos de socialización son otros los espacios que adquieren relevancia a la hora de construir identidad. En un escenario social caracterizado por el declive de las instituciones, 3 acordamos con aquellos autores que sostienen que los grupos de pares, las “bandas”, devienen espacios privilegiados de construcción de identidad. El Programa Envión se erige como un espacio alternativo de socialización para “chicos de 12 a 17 años en situación de extrema vulnerabilidad” 4. Esa es la primera y central impronta del Programa. A los chicos que participan en la construcción de este espacio se les presenta la oportunidad de contar con una opción. Lo entendemos así, no creemos en milagros ni en fórmulas mágicas, lo que nos lleva a sospechar que no todos los chicos que ingresen a un espacio con estas características habrán de construir su subjetividad de acuerdo con nuestras regulaciones, ya que “no se trata de cambiar una subjetividad por otra, sino de facilitar la expresión de lo propio” 5. Más bien, el milagro radica en tener la opción. A pesar de la diferencia que intentamos establecer entre los códigos de la “esquina” y los del Envión, como un espacio de socialización alternativo; encontramos que ambos espacios comparten, al menos, el estado de fragilidad. En el caso de los pibes del barrio, estas características se manifiestan en una serie de lazos que no dejan de estar afectadas por la lógica de las relaciones mercantilizadas; en el caso del Envión, la fragilidad reside en el modo de la intervención y en la posibilidad latente de que el equipo se vaya el día de mañana y quede trunca la apuesta de los pibes que tomaron el espacio como propio. 4. Trayectorias singulares/Biografías Es frente a ese escenario donde el equipo de trabajo intenta construir un dispositivo de intervención que haga dialogar lo macro y lo micro, a través de estrategias de abordaje comunitario, barriales, familiares y particulares. Entendiendo y tomando en cuenta las variables que hacen peculiar a la Isla Maciel, y a partir del conocimiento de la trayectoria, la biografía de ese otro, es que podemos pensar en estrategias de intervención particulares.
Es en la instancia de reflexión
desde el equipo donde surgen nuevos interrogantes y se comparten
sensaciones, puntos de vista, se intercambian ideas en un espacio de
revisión de las propias prácticas, espacio en el que se
construye una visión estratégica de la intervención.
Este conocimiento se basa en la
comprensión de procesos sociales en la medición de
impactos subjetivos, en el acercamiento a historias de vida, en fin,
se tienen en cuenta elementos vinculados con la subjetividad, la
particularidad y lo cualitativo en detrimento de aquellos datos
estadísticos que tienden a borrar a la persona de carne y
hueso.
Una semana pasó sin que
volviéramos a tener noticias de ninguno de los dos, excepto
comentarios de amigos y vecinos. Otra vez, fue Gustavo quien se
acercó a pedir ayuda para su hermano, entrando
intempestivamente al convento en su bicicleta y pidiendo que lo
acompañáramos a su casa a ver a Guillermo que había
llegado la noche anterior luego de ir a fisurar nuevamente a la Boca
durante la última semana.
Sabíamos que había
pasado buena parte de sus 17 años de edad en lugares de
encierro, por lo que no hubiéramos intentado avanzar con
ninguna línea de acción que incluyera la internación
como parte de un tratamiento contra las adicciones. Sin embargo,
también entendemos que esta práctica rescribe “en
la medida en que sepa qué decir, qué hacer, qué
recuperar, en definitiva, qué escribir en nuevos textos que
marquen una orientación hacia lo propio, lo genuino, donde
nuevamente lo ’otro’ se presenta como lugar de verdad” 7.
5. Límites de la intervención Las limitaciones de y en la intervención pueden estar relacionadas con la conjunción de diferentes variables. A veces los obstáculos se relacionan con los recursos, con la incapacidad de dar una respuesta institucional frente a problemáticas sociales complejas, otras veces provienen de ese otro, de los profesionales, de la comunidad, un poco de todos, todos un poco, el punto es que la estrategia de intervención con Guillermo comenzó a hacer agua. La limitación se vinculó más bien con los tiempos. Tiempos nuestros, tiempos de Guillermo. Luego de darnos un tiempo para conocerlo y que a su vez él nos conociera a nosotros, comenzamos a idear el dispositivo de intervención en relación al consumo, en tanto situación que él planteaba como problemática. Se trata de un límite inscripto en el escenario surcado por la tensión que marcábamos al principio: en efecto, la intervención, al no poder guionarse en el marco de las instituciones disciplinarias, también abandona, como correlato, la posibilidad de moldear el sujeto más allá de su agencia. En este sentido, el debilitamiento de una ley en común hace más visible que el otro se convierte en un límite al mismo tiempo que permite, y muchas veces obliga, a generar lazos que tienen que ver más con lo afectivo que con la regulación.
La experiencia con Guillermo nos
dejó frente a una serie de inquietudes: ¿Hasta dónde
se avanza en la intervención? ¿Cuándo y de qué
manera se presenta ese límite que no estamos dispuestos a
pasar por entender que hasta aquí llegamos? ¿De qué
manera podemos sostener que ese límite es legítimo y no
el fruto de la desilusión por el fracaso de determinada
estrategia? La respuesta estuvo siempre delante nuestro, con ella
trabajamos en la planificación del dispositivo y de todas las
estrategias que se armaron y desarmaron una y mil veces, con la
respuesta tomamos mate dulce mientras nos oíamos y conocíamos,
haciendo chistes, hablando en serio cada tanto, la respuesta es
Guillermo. Bibliografía
1 Buchanan, Luis; Klein, Maia; Moñino, Agustín; Osuna, Virginia 2 Barreiro, Ana María y otras: “Comunidad ¿Cómo una unidad?” en Nuevos escenarios y práctica profesional. Buenos Aires, 2002. Ed. Espacio. Pág. 137. 3 Duschatzky, Silvia y Corea, Cristina. “Chicos en banda. Los caminos de la subjetividad en el declive de las instituciones”. Ed Paidós. Buenos Aires. 2002. 4 Lineamientos del Programa Envión. 5 Carballeda, Alfredo. “Los cuerpos fragmentados. La intervención en lo social en los escenarios de la exclusión y el desencanto”. Ed Paidós. Buenos Aires. 2008. Pág. 96. 6 Carballeda, op cit, pág 72. 7 Carballeda, op cit, pág 72. * Datos sobre los autores: * Luis Buchanan; Maia Klein; Agustín Mońino; Virginia Osuna Trabajadores Sociales Volver al inicio de la Nota |
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