Periódico de Trabajo Social y Ciencias Sociales Edición digital |
Por:
Hablar de exclusión social es
“expresar que el problema no es ya solamente el de
desigualdades entre la parte alta y baja de la escala social, sino
también el de la distancia en el cuerpo social entre los que
participan en su dinámica y los que son rechazados hacia sus
márgenes, es decir, entre ricos y pobres y entre los que están
integrados en la sociedad y los que se encuentran no integrados
(marginados). Es de destacar también…., los riesgos que
conlleva de ruptura de la cohesión social, y es señalar,
por último, que se trata de procesos, tanto para las personas
afectadas como para el cuerpo social y no de situaciones fijas y
estáticas” (Informe final “Pobreza 3”).
En la sociedad estratificada, es
decir en la que existen ricos y pobres, hay unos ganadores y unos
perdedores: los ricos (los de arriba) ganan en la medida en que los
pobres (los de abajo) son explotados…En la sociedad entendida
en términos de dentro / fuera todos son perdedores, ya que los
de dentro no retienen beneficio por la exclusión de los otros.
El concepto de exclusión
social va más allá del concepto de pobreza (entendido
como tener un cierto nivel de renta), incorporando la noción
de alejamiento de los mecanismos de integración social, entre
los que el empleo tiene un papel fundamental. En este sentido, la
exclusión social puede entenderse en un sentido
multidimensional haciendo referencia al no acceso al empleo, a las
relaciones sociales, a las estructuras de protección social, a
la salud, a la educación…
La exclusión social, se ha
convertido en un factor fijo de las sociedades altamente
industrializadas. Según datos de la memoria del Consejo
Económico y Social correspondiente al año 2.005,
alrededor del 20% de la población española ( 8.500.000
personas) viven bajo el umbral de la pobreza, es decir, con menos del
50% de la renta media disponible.
Resumiendo a R. Castells y a García
Roca, entendemos la exclusión como una situación, no
deseada ni buscada voluntariamente, que es el resultado de tres
procesos de ruptura, con sus propias lógicas y desgarros:
en el vector económico
(pobreza)
en el vector relacional (aislamiento)
en el vector del sentido de la vida
(pérdida de dinamismos vitales, impotencia, ideología
de lo inevitable…)
En función de la situación
de la persona en relación con esos tres vectores, podemos
distinguir las zonas sociales de la integración, la
vulnerabilidad (situaciones de crisis o debilitamiento de algunos de
los vectores) y la exclusión (rupturas graves de los tres
vectores mencionados anteriormente). El trabajo preventivo supondría
incidir, sobre todo, en las situaciones de vulnerabilidad para evitar
de esta manera que puedan desembocar en situaciones de exclusión.
De acuerdo con esto, Víctor
Renes añade que la situación de la persona en la
situación de exclusión es una situación
que se caracteriza por:
la carencia (limitaciones en el
“tener”),
la dependencia (limitaciones en el
“ser”),
la desvinculación
(limitaciones en el “estar” social),
que se podría visualizar como
una realidad encerrada en un triángulo, delimitado por esos
tres vectores, que se retroalimentan entre sí.
De acuerdo con lo que hemos definido
como características de las situaciones de exclusión,
los procesos de inserción deben contemplar objetivos y
estrategias en los tres vectores. Es decir, los objetivos a
alcanzar serían:
frente a la carencia: acceso y
ejercicio de los derechos sociales (Protección),
frente a la dependencia: alcanzar
la máxima autonomía posible (Promoción),
frente a la desvinculación:
recuperar redes sociales (Participación, Accesibilidad).
¿Carencia?
¿Dependencia?
¿Desvinculación?
¡Promoción!
¡Participación!
Durante el pasado año 2.005 se
atendieron en la Casa de Acogida “Luz Casanova” (Cáritas
Diocesana de Granada), a 1.201 personas, sufriendo muchas de ellas
problemas de alcohol, toxicomanías, salud mental y física,
ludopatía, trastornos bipolares, carencia de relaciones
familiares, carencia de recursos económicos que le permitían
vivir de una manera autónoma y digna, un porcentaje muy
importante de inmigrantes (584 personas) llegando al 48,70 % del
total de personas atendidas, etc.
II-. BREVE DESCRIPCIÓN
PROGRAMA DE ATENCIÓN INTEGRAL A PERSONAS SIN HOGAR EN LA
CIUDAD DE GRANADA
El programa en el que venimos
trabajando tiene como objetivo general la atención integral de
las personas sin hogar, a través de una asistencia y promoción
que posibilite su inserción y reinserción social. La
Fundación Casas Diocesanas de Acogida. Cáritas,
interviene con este colectivo de población a través de
los siguientes centros: Casa de Acogida “Luz Casanova”
(con las fases primera acogida-observación, normalización,
integración, centro de día y taller de encuadernación)
y Residencia Madre de Dios ( fase de crónicos y plazas de baja
exigencia). Toda la intervención se realiza desde una gestión
co-participativa entre la Admón. Pública (Excmo. Ayto.
Granada) y la Iniciativa Social. Para llevar a cabo este trabajo de
recuperación personal, priorizamos en las siguientes
actividades:
Acogida a personas sin hogar que
llegan a Granada.
Cobertura de sus necesidades básicas:
alimentación, vestido, techo, etc., a través de su
incorporación al programa.
Acompañamiento a cada persona
en su proceso de recuperación personal, social, cultural,
psicológica, económica, etc.
Capacitarlos para su posterior
incorporación a la sociedad y al mercado laboral.
Para
poder desarrollar el mencionado Programa se dispone de los siguientes
servicios:
Servicio
Baja exigencia: dispone de 4 camas para pernoctar las personas
alcohólicas y que se encuentran bajo los efectos del
alcohol.
Servicio
de Corta Estancia: con capacidad para 25 personas en el que se
da el servicio de alojamiento, manutención e higiene para
personas sin hogar. De estas plazas 15 son de acogida y 10 de
observación (etapa donde se diseña e inicia el Plan
de Trabajo Individualizado y, por consiguiente, la recuperación
de los residentes; se trabajan las siguientes áreas:
administrativa, sanitaria, ocupacional, autocuidado y habilidades
domésticas, económica y psicológica).
Servicio
de Normalización: con capacidad para cinco personas.
Segunda fase del proceso de atención a personas sin hogar,
donde lleva a cabo el plan personalizado de recuperación -
cambio de cada residente. El trabajo se centra, principalmente en:
la reconstrucción, la adquisición de habilidades
domésticas, y la recuperación personal. En un primer
momento el usuario tiene la supervisión de profesionales en
las tareas cotidianas que se realizan (limpieza, compra, cocina,
lavado, plancha, etc.). Igualmente se apoya la formación
ocupacional, búsqueda de recursos laborales y empleo, así
como gestión y tramitación de prestaciones.
Servicio
de Integración: con capacidad para 6 personas,
estaríamos hablando de la tercera de las fases del programa
de atención integral a personas sin hogar. Se intenta
trabajar, la salida, fomentando sobre todo la autonomía de la
persona. Las actividades que se desarrollan este servicio van
encaminadas sobre todo a mantener los hábitos y
conocimientos de vida doméstica adquiridos en el servicio de
normalización, a potenciar la búsqueda de empleo, al
ahorro económico, a la inserción/integración de
estas personas en la vida social de la zona a través de
trabajar el arraigo y pertenencia en lo relativo a: sus relaciones
con recursos normalizados, las relaciones familiares, búsqueda
de vivienda , en definitiva se va preparando de esta manera la
salida del Circuito.
Servicio de
crónicos: destinado para aquellas personas que
por su edad, estado físico y grado de deterioro son
susceptibles de iniciar un proceso de cambio personal, y así
lo manifiestan libre y voluntariamente, son derivadas a éste
dispositivo a fin de que se le tramite plaza en una residencia para
tercera edad así como el acceso a la prestación
económica que tenga derecho (subsidio de mayor de 52 años,
pensión contributiva, pensión no contributiva). Tiene
capacidad para 29 personas.
Centro
de Día “Luz Casanova”: Se intenta que este
servicio sea un lugar de encuentro, donde se potencien las
relaciones interpersonales mediante la realización de
diferentes actividades, tanto dentro como fuera del centro. Se
trabaja los planes individuales de ocio, intentando desde el
principio partir de las motivaciones e intereses de las personas y
la utilización de espacios ajenos al circuito para así,
ir consolidando el arraigo como uno de los aspectos relacionales que
son vitales para terminar su itinerario con éxito.
Talleres
ocupacionales y laborales: dedican su actividad a la
encuadernación artesanal. El taller es un instrumento que nos
sirve para observar conductas y detectar posibles problemáticas
no manifestadas y encubiertas permitiendo así poder realizar
un adecuado plan de intervención, por parte del equipo
técnico , recuperar hábitos sociales y laborales
básicos, motivarlos para la formación ocupacional,
para desarrollar una actividad artesanal, así como, para
crear alternativas de incorporación laboral a través
de la encuadernación.
Según un estudio realizado por
la Universidad Pontificia de Comillas en colaboración con
Cáritas Española (año 2.000), existen
unos 300 talleres, en los centros de acogida para personas sin hogar,
muchos de los cuales pueden tener la consideración de empresas
de inserción dado el tipo de actividad que vienen realizando
sin que exista, una normativa que los reconozca tanto a esos
talleres como a las personas que vienen trabajando en ellos las
cuales difícilmente podrán ingresar en el mercado
laboral competitivo y eficiente que tenemos ya que muchas tienen
limitaciones físicas o psíquicas, adicciones sin
controlar al 100%, ritmos lentos de trabajo........
La existencia de iniciativas que
pretenden priorizar en la economía de mercado los objetivos
sociales, frente a los económicos, no es algo novedoso; es tan
antiguo como la propia sociedad industrial. Las empresas de inserción
social, surgen en las sociedades industrializadas como una respuesta
cualitativa a la exclusión social.
III-. ITINERARIOS DE INSERCIÓN
SOCIOLABORAL CON PERSONAS EN GRAVE RIESGO DE EXCLUSIÓN SOCIAL
3.1. Introducción
Casi siempre los excluidos son más
víctimas que responsables de su situación. Sabemos que
el sistema socio-económico vigente mira más al
beneficio material que al bien de las personas. Por ello premia a los
aventajados rentables y castiga a los débiles e improductivos.
Cuando nos referimos a la inserción
social (de ahora en adelante I.S.) de los excluidos no podemos eludir
la contradicción de que no podemos integrar sin más a
las personas en un sistema social injusto que desintegra y excluye.
Hemos de tener presente que sólo hacemos verdadera reinserción
social cuando trabajamos por un modelo social alternativo que no
condene más a la marginación a los más débiles
y desfavorecidos.
El camino de la I.S. exige
reconocimiento a la dignidad de las personas y fe en sus
posibilidades por muy deterioradas que estén; lo primero que
pide la persona que se encuentra en esta situación es amistad,
relación humana, y acogida calida y respetuosa. Adema hace
falta un comienzo motivador. Porque estando como están estas
personas resulta del todo utópica la I.S. si no hay un proceso
de acogida y acompañamiento humano.
Hay personas que por el deterioro que
sufren y las consecuencias adversas de la vida no pueden más
que dar unos pequeños y tímidos pasos en este
itinerario de la I.S. Pero no por ello deben ser desechadas y
abandonadas como causas perdidas y sin remedio. La complejidad que
presenta el proceso de integración sociolaboral hace que las
barreras comunes para la sociedad normal aumenten considerablemente
para las personas en riesgo de exclusión. Entre los déficits
más comunes que limitan en ocasiones el proceso integrador
encontramos los siguientes:
Baja cualificación
profesional.
Falta de aprendizaje académicos.
Poca formación laboral.
Baja motivación en búsqueda
de empleo.
Falta de información y de
oportunidades laborales.
Escasas competencias laborales y
personales.
Dificultad para acceder a los
recursos existentes.
Falta de una red de relaciones
adecuadas.
Falta de una comprensión real
de su propia problemática.
Falta de orientación para
dirigir con efectividad los esfuerzos encaminados a conseguir
trabajo.
Visión distorsionada del mundo
laboral y del entorno social con una carencia de actitudes y
costumbres adecuadas para continuar con éxito una vida
laboral.
Entorno conflictivo y carente de
estímulos positivos orientados al mundo profesional.
Dificultades propias del entorno
laboral y familiar (paro, precarización, actitudes negativas
del entorno familiar, etc.).
Altas tasa de desempleo
Este colectivo tiene necesidad de un
consistente andamiaje humano de contención así como de
una terapia cálida y persistente. Las necesidades de muchos
marginados y excluidos sociales van mucho más allá de
las meras carencias económicas.
En cuanto al tratamiento que la
Constitución Española (de ahora en adelante C.E,) de
27/12 de 1.978 da al derecho al trabajo, éste aparece como uno
de los derechos fundamentales recogido en su Título I. Dicho
Título comienza con la declaración del art. 10, según
el cual, “la dignidad de la persona, sus derechos inviolables,
el libre desarrollo de la personalidad y el respeto a la ley y a los
derechos de los demás constituyen el fundamento del orden
político y de la paz social”.
El art. 14, por su parte, recoge el
derecho a la igualdad y que las normas sobre derechos fundamentales
se interpretarán de acuerdo con los tratados internacionales
ratificados por España en la materia y con la Declaración
Universal de los Derechos Humanos.
En cuanto al derecho al trabajo art.
35 , habría que incluir los siguientes aspectos:
derecho a la promoción a
través del trabajo,
derecho a la libre elección de
profesión u oficio,
derecho a una remuneración
suficiente para satisfacer sus necesidades sin que pueda haber
discriminación por razón de género.
Además, como uno de los
derechos sociales recogidos en la C.E., figura, que corresponde a los
poderes públicos promover las condiciones que favorezcan una
distribución equitativa de la renta así como la
política orientada al pleno empleo (art. 40), distinguiendo a
su vez:
Derecho a la formación y
reinserción profesional, regulado en la Ley de Formación
Profesional de 2.002, Ley de 3 de Mayo de 1.993 y Convenio 159 de la
OIT de 1.983.
Derecho a la Seguridad e Higiene en
el trabajo, regulado en la Ley de Prevención de Riesgos
Laborales de 1.995, modificada por R.D. de 1.997 por el que se
promulga el Reglamento sobre servicios de prevención.
Como el resto de derechos
fundamentales aparece garantizado según lo establecido en los
arts. 53 y 54 de la C.E. y agotada la vía interna se pueden
presentar demandas ante la Secretaría General del Consejo de
Europa de las que conoce la Comisión europea de Derechos
Humanos por violación de alguno de los derechos recogidos en
el Convenio Europeo de Derechos Humanos de 1.950.
El mercado laboral en España se
caracteriza por altas tasas de desempleo con especial incidencia en
el paro de larga duración, temporalidad elevada e
inestabilidad en el empleo. Según datos relativos al último
trimestre de la Encuesta de Población Activa (enero-marzo
2.006), los índices de desempleo a nivel nacional, autonómico
y provincial se sitúan en el 9,07%, 13,34% y 10,95%
respectivamente. Esta grave situación se agudiza en aquellos
colectivos con mayores problemas para la inserción laboral ó
para su reincorporación al mundo laboral después de
haber sido excluidos de éste por distintas razones.
La crisis en el empleo, el aumento de
las tasas de paro ó la precariedad laboral han originado
consecuencias importantes sobre todo para aquellos colectivos que
presentan mayores dificultades para el acceso a una ocupación.
Entre las consecuencias que origina el desempleo podemos señalar
las siguientes:
Pérdida desde el punto de
vista social y del individuo, pérdida del nivel individual y
general.
Empuja a los salarios y a las
condiciones laborales a la baja.
Conduce a un empeoramiento de las
condiciones laborales y de vida debido al abuso de la contratación
eventual, a tiempo parcial por obra y servicio, etc.
Existe un retraso del proceso
emancipatorio por el impedimento ó el retraso de la
transición hacia la autonomía e independencia de vida.
Desarrolla una serie de consecuencias
psicosociales para las personas, tales como un progresivo deterioro
de la autoestima y motivación en la búsqueda activa de
empleo, estados de sumisión y escasa capacidad de reacción
ante las condiciones laborales precarias.
Deterioro de la cualificación
de la mano de obra por el simple hecho de permanecer un largo
período de tiempo inactivo que crea, además,
desajustes entre la oferta y la demanda.
El reto para la política de
empleo y las organizaciones que trabajan en pro de la inserción
social es cómo hacer frente a la falta de empleabilidad que
sufren muchas personas que no se soluciona sólo con las viejas
recetas de la formación profesional. Ahora bien, ¿qué
entendemos por empleabilidad? Por empleabilidad entendemos “la
capacidad de una persona para adaptarse a la oferta de empleo, así
como la conjunción de actitudes, intereses, motivaciones,
conocimientos, formación y aptitudes que la posicionan
favorablemente ante el mercado de trabajo”. 3.2.
Conceptos, elementos y procesos básicos de la inserción
sociolaboral.
La Unión Europea considera el
empleo como la mejor protección contra la exclusión
social, por tanto, la intervención educativa en el ámbito
laboral resulta esencial y es preciso crear un abanico amplio de
posibilidades formativas y de inserción, para que cada persona
pueda desarrollar su propio y personal itinerario. El reto está
en que, partiendo de las capacidades de cada persona y de su
esfuerzo, corresponde a las administraciones, instituciones,
entidades, empresarios, etc..., crear las condiciones necesarias para
su correcta formación, orientación e inserción.
El trabajo de
inserción debe estar enfocado en trabajar con cada individuo y
cada grupo social para mejorar las condiciones que causan su
exclusión e ir progresando hacia una situación en que
esas condiciones garanticen la inserción sociolaboral. Este
proceso es denominado habitualmente “itinerario de
inserción” e indica un proceso secuenciado en el que
se actúa sobre aspectos diversos, en función de un
diagnóstico preliminar. Estos itinerarios se establecen para
actuar sobre todas las carencias de la persona y en los tiempos e
intensidades que su diagnóstico aconseje. Para ello se
establecen fases o etapas, que se personalizan y que requieren de
distintos mecanismos o dispositivos de actuación. A estos
dispositivos se les conocen como “estructuras de inserción”
y son los mecanismos concretos que posibilitan las acciones de
fomento de la inserción y, en consecuencia, se especializan en
las distintas fases del itinerario.
Las tres fases
que se podrían configurar serían las siguientes:
1.- Acogida,
valoración y diseño del itinerario. Se realiza un
análisis exhaustivo de las competencias, necesidades y
expectativas de cada persona para definir su propio plan de trabajo.
Este plan de trabajo es suscrito mediante acuerdo para conseguir el
compromiso en el cumplimiento de los objetivos por la persona
señalados en colaboración con el equipo. Paralelamente
se establece un plan de tutoría y seguimiento individual que
se mantiene a lo largo de todo el proceso.
2.- Prelaboral o
formativa. En esta fase se pretende que las personas adquieran
nuevas competencias y habilidades. Estas labores formativas atienden
tanto el ámbito socio-afectivo como el formativo ocupacional.
3.- Laboral. La
persona ya se encuentra trabajando y conlleva labores de
capacitación, orientación, acompañamiento y
seguimiento.
Las áreas
de trabajo en este proceso son:
1.- La formativa
o adquisición de competencias para el empleo.
2.- La orientadora,
que trataría de dotar a las personas de las competencias
necesarias para identificar, elegir y/o reconducir alternativas
profesionales y/o formativas.
3.- La mediadora,
que proporciona un continuo apoyo acompañamiento y
seguimiento del trabajador en la empresa a través del contacto
entre los mismos.
El plan de
intervención queda configurado por una serie de elementos:
1.- Definición de objetivos
(profesional, personal de inserción y de búsqueda de
empleo) y el establecimiento de un contrato de compromiso.
2.- Determinación de los
recursos necesarios.
3.- Programación de actividades
y calendarización
4.- Mantenimiento y/o seguimiento del
plan establecido.
Itinerarios
de inserción sociolaboral para personas en riesgo de exclusión
social.
La
complejidad que presenta el proceso de integración
sociolaboral hace que las barreras comunes para la sociedad normal
aumenten considerablemente, como anteriormente se comentaba, para
las personas en riesgo de exclusión. Es por tanto, preciso
destacar la necesidad de abordar estas barreras de modo integral,
estableciendo medidas convenientes, suficientes y reales para
garantizar la igualdad de oportunidades, a través de acciones
encaminadas expresamente a promover sus capacidades y destrezas y no
a limitarlas.
Una de las
estrategias metodológicas que se están utilizando para
la intervención con personas en riesgo de exclusión
social, es el diseño individualizado de itinerarios de
inserción sociolaboral. Esta estrategia permite a la
persona ocupar un empleo en el mercado de trabajo, facilitando su
incorporación al empleo, a través de un conjunto de
instrumentos y procedimientos técnicos de apoyo ajustados a
las necesidades de cada persona.
Las
características que definen estas acciones son:
Diseño individualizado y
personalizado.
Conectado con salidas formativas y
profesionales concretas.
Acompañamiento y apoyo de un
técnico de inserción.
Entrenamiento y formación
adecuada.
Apoyo técnico y seguimiento
según necesidades.
El itinerario
constituye un proceso de inserción laboral que camina
necesariamente hacia la integración, pero la obtención
de un puesto de trabajo no debe verse como el final del itinerario,
sino como la forma habitual de comenzar la integración laboral
y en la que además se suceden distintas fases: estudio y
valoración de los usuarios, búsqueda de empleo,
análisis y valoraciones de ofertas formativas y/o laborales,
colocación del sujeto, adaptación y formación
laboral y seguimiento y evaluación global del proceso.
Algunos de los
elementos básicos que se han de incluir en el diseño
de itinerarios sociolaborales para personas en riesgo de exclusión
podrían ser los siguientes:
Necesidades del sistema productivo
(entorno, actividad y sector).
Metodología flexible
(Prospección – Formación – Inserción
– formación y prácticas en el empleo (acuerdos
de prácticas con incorporación a empresas) calidad de
la formación.)
Sistemas de seguimiento susceptibles
de modificación según necesidades.
Implicación del contexto
familiar del usuario.
La finalidad
del itinerario de inserción sociolaboral es la elaboración
por parte del Técnico de Inserción, de un proyecto
profesional y formativo ajustado al perfil e intereses profesionales
de unos determinados usuarios, así como a las demandas
concretas del mercado de trabajo. Este instrumento puede facilitar la
reflexión y el análisis de los conocimientos, las
competencias y los puntos fuertes y débiles de las personas
beneficiarias.
Un modelo de
itinerario de inserción puede ser el siguiente:
Conviene no perder de vista la
realidad de las personas o colectivos en riesgo de exclusión,
de la comunidad y entorno en que se encuentran, de sus familias, de
los centros y recursos existentes, de los profesionales que
intervienen y, en definitiva, de todos los agentes implicados. La
intervención en este ámbito debe tener muy presente
estas realidades a la hora de planificar las actuaciones y procesos,
sin compromisos ambiciosos, aunque objetivos y consecuentes con la
realidad social y personal en la que se desarrolla la persona. En
resumen, el proceso de inserción sociolaboral deberá:
Mejorar la
empleabilidad a través de medidas de formación
profesional, ocupacional y continua y Servicios de orientación
y mediación.
Disponer de medidas que favorezcan la
colocación e inserción laboral: empleo y prácticas
en empresas, autoempleo, empleo apoyado, etc.
Comprender modelos formativos
adecuados y desarrollar habilidades sociopersonales y laborales.
Para el desarrollo de estos procesos
se utilizan una serie de instrumentos y técnicas que parten de
una combinación de metodologías cualitativas y
cuantitativas: técnicas de investigación social para la
obtención de datos acerca de una determinada realidad,
técnicas de recogida de datos tales como entrevistas,
cuestionarios, encuestas, grupos de discusión, etc.
3.3. Dos modelos de intervención
sociolaboral: el centrado en las soluciones y los modelos integrales.
Ante la diversidad
y heterogeneidad de factores que determinan e impregnan los procesos
de inserción sociolaboral existen multitud de teorías
que intentan establecer explicaciones de estos procesos. Nosotros, a
modo de ejemplo y de forma somera, exponemos dos modelos de
intervención:
A) Modelo centrado en las
soluciones ó en la persona:
Dar a conocer el
servicio evitando de esta manera generar falsas expectativas e
información confusa de lo que se lleva a cabo desde el mismo.
Conocer a la persona en su conjunto:
datos personales, situación socio-económica, contexto
familiar, formación, experiencia laboral, factores
psicosociales etc.
Establecer compromisos y consenso
para que tenga una parte activa en todo el proceso.
La principal técnica de
intervención en este tipo de modelo es la entrevista.
Se trata de una
propuesta de trabajo dirigida al fomento de las conductas positivas
de búsqueda de empleo mediante técnicas de motivación
y cambio de actitudes.
Dicho modelo parte de la prioridad por
conocer a la persona, lo cual supone una necesidad de tiempo para
establecer dicha relación.
El elemento central
de este modelo es la búsqueda de recursos de la persona
considerando por tanto a la persona desempleada como alguien
perfectamente capacitado para hacer todo lo posible para encontrar
empleo, dejando de ser de esta manera los usuarios sujetos indefensos
productos de las circunstancias socioeconómicas y necesitados
de ayuda institucional, y se convierten en personas plenamente
capacitadas para enfrentarse a la búsqueda de empleo.
Confiamos en los recursos de los demandantes y los consideramos
capaces de afrontar las dificultades que lleva consigo la tarea de
buscar trabajo.
Las actuaciones y estrategias que
ellos ponen en marcha para buscar empleo, son los puntos de partida
idóneos a la hora de establecer un proceso de inserción
profesional eficaz, intentando aumentarlas y potenciarlas lo máximo
posible.
Nos referimos a una línea de
intervención que se adapta al estilo personal de cada
demandante, que aprovecha las cosas que hace bien cuando buscan
trabajo (por muy pocas que sean) y que se apoya en las formas de
resolución de problemas que ya ha utilizado, con resultados
exitosos, en otros ámbitos de su vida.
Según Echevarria (1.991) “El
orientador/a, tiene que potenciar estos recursos de los que hablamos,
motivar a la persona a ponerlos en marcha, favorecer un cambio de
actitudes hacia la búsqueda activa de empleo”.
Por tanto el orientador/a debe adoptar
una postura reflexiva, se trata de una actitud, de una forma de
mostrarnos ante los desempleados, de un proceder que gira entorno a
lo que el usuario hace o puede hacer y a como eso puede ayudarle a
conseguir un empleo evitando mostrarnos como expertos y como únicos
conocedores de la verdad.
Se trataría por tanto de asumir
un papel y relación de igualdad con los demandantes donde lo
verdaderamente importante es el establecimiento de una buena
relación, consiguiendo de esta manera un compromiso por parte
del usuario de colaboración, de trabajo conjunto, en el que el
orientador/a se convierte en colaborador.
En muchas ocasiones
nuestro objetivo consistirá en que la persona recupere la
confianza en si mismo ante una tarea tan frustrante como es la de
buscar trabajo, es motivador en si mismo hablar de lo positivo, esto
influye en el ánimo haciendo más fácil tanto la
colaboración como la aparición de alternativas de
trabajo. Como aspectos fundamentales en nuestra labor de motivación
hemos de tener en cuenta:
Que la persona sepa lo que tiene o va
hacer
Que lo encuentre interesante
Que sienta que puede hacerlo
La intervención
en orientación es el conjunto de técnicas, estrategia y
actividades programadas y encadenadas cuyo fin es la consecución
de un objetivo (mejorar la empleabilidad del usuario) contando
siempre con la participación de éste.
Entendemos que el
soporte de esta intervención es el itinerario personalizado de
inserción socio-laboral el cual se iniciará mediante
el establecimiento del diagnostico evaluación socio
profesional de la persona. Seguidamente se deberá de decidir
el objetivo profesional para así poder determinar las acciones
de mejora de ocupabilidad del usuario. Esta toma de decisiones puede
ser costosa y difícil en el tiempo, debiendo de ser realista
ya que si no la intervención esta abocada al fracaso. Como
aspectos a tener en cuenta en esta toma de decisiones mencionar:
Definir necesidades
Evaluar las alternativas posibles
Analizar las posibles consecuencias
Una vez realizadas la toma de
decisiones sobre el objetivo profesional se procederá a
negociar el plan de acción del itinerario personalizado de
inserción socio-laboral, es decir, las acciones y los tiempos
ajustados a ese objetivo profesional que se ha marcado anteriormente,
debiendo la persona asumir la responsabilidad de su propio plan.
No se pueden dar plazos cerrados ya
que existen una serie de factores que serán diferentes en cada
caso: disponibilidad de la persona, del servicio, de los recursos
previstos, las circunstancias personales y sociales del usuario, etc.
El desarrollo de dicha programación de acciones puede
realizase de manera individual o simultáneamente.
El seguimiento en todo este proceso
supone una parte fundamental de este trabajo, entendiendo por éste
un contacto continuo con la persona durante y al finalizar las
acciones consensuadas a fin de dilucidar hasta que punto se implica
en su propio plan. Como se ha dicho anteriormente el aspecto
motivacional es esencial por lo que nuestro trabajo en el terreno de
las habilidades emocionales es crucial intentando evitar el
derrotismo en el usuario el cual termina abocando en actitudes poco
recomendables que conducen a la pasividad. Hay que ayudar y enseñar
a la persona a anticiparse a los momentos difíciles y a
disponer de herramientas y respuestas para enfrentarse a distintas y
difíciles situaciones.
B) Modelos integrales:
Los Modelos
Integrales apuestan por una perspectiva multidisciplinar al implicar
e interrelacionar aspectos sociales e individuales a la hora de
explicar los logros laborales, el acceso al empleo o las trayectorias
académicas y/o profesionales. Desde la perspectiva de estos
modelos, los factores que determinan el acceso al empleo son producto
de una interacción bidireccional del individuo con el medio,
en la que intervienen variables individuales y sociales.
IV-. EMPRESAS DE INSERCIÓN
SOCIAL ( E.I.S.): UNA ALTERNATIVA A LA INSERCIÓN LABORAL EN
COLECTIVOS CON GRAVES DIFICULTADES SOCIALES.
4.1. Definición de E.I.S.
Actualmente, podemos localizar
iniciativas asociativas, cooperativas que no pertenecen ni a la
esfera de la empresa privada clásica, ni a la economía
pública. Este encuentro entre lo público y lo privado
es lo que se denomina “Tercer Sector” ó “Tercer
Sistema” como lo llama Antxón Olabe (miembro del Grupo
de Expertos del programa Tercer Sistema y Empleo creado por Dirección
General V de la Comisión Europea).
Las iniciativas que se identifican con
el concepto de empresa de inserción empezaron a surgir a
inicios y mediados de los años ochenta en España, de
mano de promotores procedentes de comunidades de vecinos y religiosas
de barrio con un componente de voluntariado muy elevado y al margen
del reconocimiento institucional vigente. Las empresas de inserción
social (de ahora en adelante E.I.S.) surgieron en España con
el objetivo de luchar contra la exclusión social que genera el
desempleo de larga duración entre las personas con niveles
nulos ó muy bajos de ocupabilidad, es decir, como una
respuesta cualitativa a la exclusión social.
Según un estudio realizado por
Cáritas en 1.999, el 16% del personal de las E.I.S. era
contratado, el 12% voluntario y un 72% estaba en proceso de inserción
(un total de 1.662 trabajadores, de los que el 70% eran mujeres).
López-Aranguren, establece que,
la esencia de las E.I.S. es la de aportar una última etapa de
aprendizaje a las personas en su itinerario de inserción antes
de “dar el salto” a una empresa normalizada. Según
este autor, las E.I.S., deben de cumplir cuatro condiciones: que
permita ser a la E.I. intensiva en mano de obra ya que lo que se
persigue es crear puestos de trabajo para la inserción, que la
inversión inicial necesaria no sea grande, que permita
trabajadores con escasa ó nula cualificación y que
dicha actividad permita viabilidad económica respetando la
legalidad sobre todo en la contratación de trabajadores. En
cuanto al porcentaje de trabajadores en inserción, éste
debe de ser flexible dependiendo de las características de las
personas así como del tipo de actividad productiva de la
empresa.
Para este autor las E.I.S. son
aquellas que “concebidas como estructuras de aprendizaje
temporales y debidamente calificadas, realizan actividades económicas
de producción de bienes o prestación de servicios,
empresas de inserción cuyo objetivo social tiene como
finalidad primordial la integración sociolaboral de personas
en situación o grave riesgo de exclusión social.”
Son estructuras cuyos beneficios revierten en su objetivo de
inserción.
Otros definen las E.I.S., como
aquellas “ organizaciones empresariales cuyo objetivo
primordial es la integración sociolaboral de personas en
riesgo o situación de exclusión social a través
del desempeño de un trabajo en condiciones normales de
mercado”. Entre el 40 y 60% de los trabajadores de éstas
están en proceso de inserción y normalmente están
promovidas por entidades de iniciativa social sin ánimo de
lucro.
Por su parte, Miedes Ugarte (2.002)
define las E.I.S. como “estructuras de producción de
bienes y servicios cuyo objeto es la integración laboral de
personas provenientes de situación de exclusión social,
proporcionando a los trabajadores procesos integrados y
personalizados de trabajo remunerado, formación profesional,
habituación laboral y social y, en su caso, incorporación
al mercado ordinario a través de los contratos vigentes. Son
experiencias de transición que generan una autonomía y
competitividad en el mercado de trabajo a medio plazo”.
Para López-Aranguren, las
E.I.S., son empresas pues se gestionan y contratan como cualquier
empresa y venden sus productos ó servicios en el mercado y de
inserción pues se constituyen para contratar a aquellas
personas que nadie contrata y que, después de pasar un tiempo
de aprendizaje en la empresa, serán contratados como
trabajadores más en el mercado de trabajo.
En cuanto a las diversas figuras
jurídicas a las que se acogen las E.I.S., cuantitativamente
destacan, principalmente, las asociaciones y fundaciones debido a los
beneficios fiscales de los que gozan estas dos fórmulas
jurídicas, al menor riesgo económico y a la mayor
valoración que reciben por parte de la sociedad frente a las
cooperativas de trabajo asociado o a las sociedades limitadas.
Actualmente, la fórmula jurídica que predomina es la
fundación, pero es una realidad transitoria. Como consecuencia
de las diferentes normativas autonómicas en el futuro las
fórmulas predominantes de las E.I.S. podrán ser S.L.,
cooperativa, S.A.L. ó incluso S.A.
A pesar, de lo expuesto anteriormente,
es necesario tener en cuenta que estamos viviendo un momento de
cambio y todavía hay que esperar para ver como van a afectar
las recientes regulaciones autonómicas al desarrollo de las
E.I.S.
4.2. Tipologías y sectores
de intervención de las E.I.S.
Se pueden distinguir hasta cuatro
tipos diferentes de E.I.S.:
EIS de transición ó
puente: han de limitar el tiempo de permanencia de una mayoría
de trabajadores, manteniendo un núcleo que genera estabilidad
y continuidad. El destino de esa mayoría de trabajadores es
el empleo normalizado.
EIS finalistas: destinan una
parte importante de sus puestos de trabajo a ser ocupados
permanentemente por personas con especiales dificultades para
acceder al empleo ordinario y con pocas perspectivas de poder llegar
a hacerlo. Se asemejan a los Centros Especiales de Empleo.
Empresas de trabajo temporal de
inserción: son empresas que ofrecen trabajos temporales
por cuenta de terceros a personas en dificultad social.
Empresas tuteladas: serían
aquellas que surgen como iniciativas de creación de empleo
para personas en dificultad que tienen a evolucionar hacia empresas
normales; son empresas de inserción en su fase inicial pero
con el tiempo dejan de serlo.
Por su parte el Proyecto PERSE,
realiza la siguiente clasificación:
aquellas empresas de inserción
que aún realizan una actividad principalmente asistencial y
formativa. Se consideran empresas de tránsito,
Aquellas empresas de inserción
que combinan la acción social con trabajos productivos.
Dependiendo del nivel de empleabilidad de los usuarios para unos la
empresa será finalista y para otros de tránsito,
Aquellas empresas que sólo
realizan una actividad productiva, a las cuales se consideran
finalistas.
La Comisión Europea estima que
los sectores que pueden acoger mejor el desarrollo de las E.I.S. son:
Los servicios de la vida diaria:
servicios a domicilio, cuidado de menores, etc.
Los servicios que mejoran la calidad
de vida: mejora y reparaciones de la vivienda, atención y
cuidado de equipamientos públicos, etc.
Los servicios culturales y de ocio:
turismo, desarrollo cultural local, etc.
Los servicios medioambientales:
gestión de residuos, gestión del agua, mantenimiento
de parques y jardines.
La principal ayuda que debe prestar la
Administración a este tipo de empresas es el suministro de
trabajos. En este sentido, la reserva de parte de la contratación
pública para realizar trabajos a las E.I.S. es uno de los
elementos de confrontación entre empresas privadas y las
E.I.S, sin embargo, y de forma creciente, en toda Europa está
surgiendo otro tipo de colaboración, la llamada acción
social empresarial que consiste en ayudas de empresas a las E.I.S.
bajo la forma de subcontratación de obras y servicios, compra
de productos producidos por las E.I.S. y donaciones.
4.3. Situación legislativa
de las E.I.S. en España
En España no existe una
regulación a nivel estatal específica para las E.I.S.
aunque sí se han presentado varias propuestas. Según
Manuel Pastrana, secretario general de UGT, es necesario que se
elabore una nueva ley que regule las E.I.S., ante el “déficit
de protección” que presentan sus trabajadores. Según
declaraciones, de Pastrana, “no queremos empresas ficticias que
hagan de puente, sino un estatuto especial que permita cumplir su
función y que haga que no tengan que competir en situación
de desventaja con las empresas más grandes”.
Dada la falta de acuerdo a nivel
nacional para su aprobación, en todas las Comunidades
Autónomas (de ahora en adelante CC.AA.) se han puesto en
marcha medidas de apoyo para los colectivos más vulnerables
del mercado de trabajo y en varias CC.AA. se regula de forma
específica la modalidad empresarial que representa la E.I.S.
En aquellas autonomías con legislación específica,
las E.I.S., deber ser sociedades mercantiles ó cooperativas
promovidas por entidades públicas ó sin ánimo de
lucro.
El III Plan Nacional de Acción
para la Inclusión Social 2.005-2.006, propone en relación
al acceso al empleo, la promoción de la regulación
legal de las Empresas de Inserción, y de la regulación
de las unidades de apoyo a la actividad profesional, en el marco de
los servicios de ajuste personal y social de los centros especiales
de empleo.
A continuación pasaremos a
realizar un breve análisis de cual es la situación al
respecto, realizando, en un primer momento, un somero estudio de la
situación a nivel nacional para concluir con la situación
a nivel de tres CC.AA.: Andalucía, Cataluña y País
Vasco.
A nivel estatal podemos
decir que desde 1.998 (coincidiendo con el primer gobierno del
Partido Popular) se viene intentando instaurar, a nivel político,
un marco normativo que regule la inserción sociolaboral de
las personas con graves dificultades sociales. Tras numerosos
borradores, se finalizó la legislatura sin que se hubiera
presentado la proposición de ley aunque las negociaciones no
fueron del todo en vano ya que, a partir de las mismas, se aprobó
la Directriz 9 del PAE-2000 sobre “Programa de Fomento
del Empleo para Trabajadores que se encuentren en situación de
exclusión social ó en grave riesgo de exclusión”.
Los colectivos beneficiarios de este programa son: perceptores de
salario de inserción, jóvenes en riesgo de exclusión
social, personas con problemas de drogadicción en proceso de
rehabilitación y reclusos en régimen abierto y
exreclusos. Esta medida pretende bonificar a las empresas que
contraten a personas que formen parte de estos colectivos con
reducciones en las cotizaciones a la Seguridad Social del 65%. Esta
medida podemos decir que es insuficiente, ya que actúa más
como un incentivo para las empresas sin tener en cuenta otros
problemas de mayor envergadura como la adaptación de estas
personas a sus puestos de trabajo.
En Andalucía, la Ley de
Sociedades Cooperativas Andaluzas (Ley 2/1999 de 31 de marzo)
en el punto XI de la exposición de motivos diferencia entre
dos tipos de cooperativas de trabajo asociado: las de integración
social (destinadas principalmente a facilitar el acceso al mercado
laboral de personas con algún tipo de discapacidad) y las de
interés social (cuya finalidad es la de promover e integrar a
colectivos en situación de exclusión social).
Igualmente mencionar el Decreto
85/2003 de 1 de abril por el que se establecen los Programas para la
Inserción Laboral de la Junta de Andalucía,
Boletín Oficial de la Junta de Andalucía, núm.
79.
Como experiencias podemos hacer
mención, además de otras, a la Asociación de
Empresas de Inserción de Andalucía (EIda), constituida
en Antequera (Málaga) en 1.998, así como a la Fundación
Granada por la Solidaridad y el Empleo, constituida en 1.999, la cual
centra su actividad en la recogida de ropa y papel y su posterior
manipulación y venta.
En Cataluña, el
Decreto 228/95 de julio que regula el Programa
Interdepartamental de la Renta Mínima de Inserción y la
Orden de 20 de febrero de 1.996 son las bases sobre las
que se desarrolla este tipo de actividad al establecer la primera en
su art. 15 que será el Departament de Treball el encargado de
organizar las acciones de orientación y motivación
profesional, las acciones formativas y los programas de inserción
laboral, todo ello mediante convenio, entre otras entidades, con
“empresas colaboradoras” entendiendo por éstas
aquellas que estén constituidas legalmente e incluida en el
censo de empresas y entidades colaboradoras del Departament de
Treball, y que lleven a cabo un proyecto de inserción laboral
con personas pertenecientes a colectivos desfavorecidos.
Como experiencias de E.I.S. en esta
Comunidad Autónoma mencionar: AERESS (Asociación
Española de Recuperadores de Economía Social
Solidaria), la cual se constituye en enero de 1.994 y surge de una
plataforma anterior llamada “Amantes de la Basura” y por
otro lado a ACCERESS (Asociació Catalana de Recuperadors de
l´Economia Social Solidaria), creada en 1.995 por varias
empresas catalanas especializadas en el ámbito de la recogida,
recuperación y reciclaje de residuos
En El País Vasco,
destacar como normativa el Decreto 305/2000 de 26 de diciembre,
por el que se regula la calificación de las empresas de
inserción, se establece el procedimiento de acceso a las
mismas y se crea el registro de empresas de inserción (BOPV, 2
de febrero de 2.001). Dicho Decreto se fundamenta en la Ley
autonómica 12/1998 de 22 de mayo contra la Exclusión
Social en el que se establece acompañamiento y
coordinación entre los Servicios Sociales, los de Empleo y las
propias empresas para localizar la ubicación más idónea
a cada persona. Igualmente establece que el mínimo de
trabajadores en inserción será del 40% y el máximo
del 75% obligando a las E.I.S. a reinvertir sus beneficios en su
objetivo de inserción
Mencionar, igualmente el Decreto
1992/2002 de 30 de julio, por el que se articula el programa
AUZOLAN, para la inserción laboral de las personas en
situación ó riesgo de exclusión social (BOPV, 13
de septiembre) así como la Orden de 11 de diciembre de
2.002, por la que se regulan las ayudas para la creación
y el sostenimiento de las empresas de inserción.
Como experiencias que se vienen
desarrollando en esta CC.AA., mencionar: Meaux Bidasoa, Elkar Lan
Promoción de la Economía Social, S.L. y Servicios
Técnicos de Rehabilitación y Acondicionamiento, S.L.L.
centrando esta última su actividad en la rehabilitación
interna de viviendas.
V-. CONCLUSIONES
En conclusión, las E.I.S.
sobreviven en una situación de ilegalidad. Ante la falta de
regulación normativa, su relación con las
administraciones es difícil en el sentido que han de trabajar
con normativas y programas que no se ajustan adecuadamente a la
misión de las E.I.S. Con independencia de ello, las E.I.S.,
ocuparán en los próximos años un papel destacado
en las políticas de lucha contra la exclusión social.
La participación y el
compromiso de cada persona son claves en este itinerario, que no es
lineal “orientación, formación y empleo”,
sino que adopta un carácter flexible y dinámico, de
acuerdo a las características de cada persona.
El reto para la política de
empleo y para las organizaciones que trabajan en pro de la inserción
social es como hacer frente a la falta de empleabilidad que sufren
muchas personas lo cual no se soluciona, solamente, con las viejas
recetas de la formación profesional.
Para el desarrollo de estos procesos
se utilizan una serie de instrumentos y técnicas que parten de
una combinación de metodologías cualitativas y
cuantitativas: técnicas de investigación social para la
obtención de datos acerca de una determinada realidad,
técnicas de recogida de datos tales como entrevistas,
cuestionarios, encuestas, grupos de discusión, etc.
En los itinerarios personalizados de
inserción se han de trabajar elementos de carácter
personal, actitudes, competencias personales, competencias
profesionales, elementos objetivos, elementos sociales y elementos
laborales.
Los programas de inserción
socio-laboral deben pretender facilitar respuestas integradas sobre
la base del acompañamiento como eje transversal, pero
facilitando paralelamente elementos de autonomía a las
personas de forma que estas puedan romper una espiral de dependencia
y recobrar así la autonomía que les permita una
integración social plena.
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empresas de inserción social por el trabajo en España”.
Universidad de Barcelona. Edit. Cies.
VIDAL, Isabel y CLAVER Nuria: Las
empresas de inserción social por el Trabajo en España.
“Síntesis del Proyecto PERSE” junio 2004.
* Datos sobre los autores: Rosario Ayala Serrano Diplomada en Trabajo Social. Licenciada en Antropología Social y Cultural por la Universidad de Granada. Empresa para la que trabaja: Fundación Casas Diocesanas de Acogida. Cáritas. España. Javier Canón
Roberto Peña
Carmen Sánchez
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