Nuevos interrogantes se presentan en la práctica cotidiana de las disciplinas que intervienen en lo social.
Los efectos de la desigualdad, las marcas de la incertidumbre y el padecimiento por las dificultades de pertenecer a un todo social, continúan incribiendose en los cuerpos.
Nuestras sociedades siguen atravesadas por relaciones violentas, donde la tensión entre necesidades y derechos interpela a todas las prácticas y comienza a hacerse visible para toda la sociedad.
En un mundo donde se multiplican las expectativas materiales y groseramente disminuyen las posibilidades de alcanzarlas, el padecimento tiene muchas caras que debemos reconocer.
La intervención en lo social hoy, se introduce en campos de gran complejidad, actuando frente a sujetos inesperados, diferentes, poco cercanos de las expectativas de las instituciones que ya no los construyen como antes.
La transversalidad de las problemáticas sociales complejas muestra la fatiga de las palabras como interdisciplina o transdiciplina.
Se trata tal vez de generar nuevas formas de encuentro de diálogo en la certeza de la necesidad de compartir saberes y recuperar sabidurías.
Tenemos definido el origen de muchos de los problemas, pero se nos complican las formas de entrentarlos articulando lo macro y lo microsocial.
Quizá, el desafío sea encontrar grietas en esta contradiccción que es fundacional de la modernidad: emancipación - desigualdad.
Las posibilidades de cambiar los escenarios de la intervención dialogan hoy con mucha más profundidad en el terreno de la Política, entendida sólo como instrumento de transformación de la realidad.
La opción por América Latina, por Nuestra América, vuelve a marcar compromisos y posibilidades reales.
Volver a América, seguir en ella buscando el origen de la tensión entre integración y desintegración de nuestras culturas y sociedades, puede ser un camino posible de andar desde los diversos ámbitos de la vida en los cuales actuamos.
Pensar América, situarnos en ella y desde allí seguir reconstruyendo y trabajando sobre los efectos, las heridas de la fragmentación, para volver a conectar sujeto e historia desde todos los ámbitos posibles, implica una serie de nuevas interpelaciones.
Este número de Margen intenta desde diferentes planteos aportar a esas cuestiones, que en definitiva se enmarcan en una estrategia de recuperación de nuestra identidad, de nuestros lazos sociales, fortaleciéndonos en definitiva, recuperando una historia de lucha y resistencia.
Alfredo Carballeda
Director de Margen