La cuestión social hoy tiene sus inicios en una nueva crisis de
acumulación capitalista que se produce en los años setenta en los países
centrales y que impacta gravemente en los países periféricos que llega a
desestructurar el mundo social y el mundo de la vida como brevemente lo
analizara en relación a la Argentina.
Esta cuestión social tiene diferentes manifestaciones en tanto
el proyecto del Estado de Bienestar y sus políticas económicas distributivas,
para el discurso oficial no "garantizaron" la acumulación del capital, se
produce el aumento del "gasto público", el Estado intervencionista se
"sobredimensiona", las deudas externas se acrecientan.
La guerra nuclear de las dos potencias mundiales (E .E.
U.U. y U.R.S.S.) lleva a lo que Alcira Argumedo llama la Tercera Guerra Mundial
en su lucha por la hegemonía económica, política y militar que termina con la
caída de la Unión Soviética y la destrucción del muro de Berlín, la pérdida del
socialismo real que en el caso soviético se había transformado en otra forma de
imperialismo concentrando capital en el mercado a través del Estado, a esto se
suma la crisis del petróleo como soporte de las economías centrales. Todas estas
condiciones hacen fortalecer el capitalismo monopólico con centralidad en el
mercado liberalizando y globalizando las relaciones económicas con la hegemonía
de Estados Unidos como única potencia político militar, con un único sistema
imperante en las relaciones internacionales. Toda esta situación complejiza la
vida de las sociedades perdiendo centralidad los Estados - Nación, donde se
quiebran las relaciones entre capital y trabajo, el trabajo se diversifica y se
tecnologiza hasta límites insospechados generando exclusión económica y
social.
Los países pobres, dependientes como el nuestro, sufren una
doble pobreza, la histórica y la nueva.
La deuda externa de Estados Unidos, que adquiere
fundamentalmente en su guerra nuclear con la Unión Soviética debe ser subsidiada
por los países pobres pagando sus propias deudas externas a altos costos,
intereses que son regulados por el Banco Mundial y el Fondo Monetario
Internacional, pago que no alcanza a cubrir ni los intereses aumentando
significativamente la deuda día a día, minuto a minuto, segundo a segundo, a lo
que es importante agregar que nuestra deuda se contrajo fundamentalmente en
forma privada durante la última dictadura militar y fue estatizada en el mismo
período y los créditos que adquirimos día a día van aumentándola
insospechadamente regulando totalmente los proveedores de capital nuestra vida
como país, de este modo nuestra dependencia cada vez se vuelve mas difícil de
pensar desde su término contrario : la autonomía.
Cambia la imagen del tiempo y del espacio, el tiempo se
vuelve presente en términos de cómo subsisto hoy, como garantizo mi
inclusión en el sistema, el espacio se globaliza en lo económico pero también en
lo cultural y lo social vía medios de comunicación e informáticos.
Los proyectos socio políticos alternativos han fracasado. En
nuestro país la brutal experiencia de la última dictadura y los 30.000
desaparecidos crean miedo e incertidumbre, se despolitiza la sociedad civil,
el futuro es incierto, el pasado reciente se vive negativamente. A
esto se suma un Estado que se ubica como un actor social mas retirándose
de su rol de mediador entre capital y trabajo operando en función de los
intereses del capital y en favor de los grupos dirigentes con altos grados de
corrupción en el ejercicio de la función pública, desprotegiendo a los
trabajadores. El mercado internacional avanza sobre los mercados nacionales,
regionales y locales, destruyéndolos, la protección social da lugar a la
desprotección y a la autosustentación individual, lo nacional pierde sentido
como proyecto autónomo e independiente. Los partidos políticos
responden mas que nunca a los intereses de la reproducción capitalista,
el peronismo se desestructura como movimiento político de los trabajadores.
Al flexibilizarse el trabajo, al ser prescindibles muchos trabajadores por el
achicamiento del Estado y sus empresas, al regular el mercado y las
multinacionales el ingreso y el egreso al trabajo como así también el salario,
al terciarizarse el empleo, al requerirse menos trabajadores por la
tecnologización los sindicatos han ido perdiendo su sentido como organización
política estratégica de defensa del trabajo en las relaciones
capitalistas, dándose con mayor fuerza la lucha entre sindicatos y entre
trabajadores desubicándose el lugar del enemigo por la competitividad en el
mercado del trabajo.
La moneda nacional se dolariza, capitales, empresas y productos
internacionales circulan libremente en el mercado competitivo, según sus
intereses "hoy están, mañana no", generándose una situación de inestabilidad
permanente que se transforma en estructural.
Toda esta situación aporta a la pérdida de sentido, a la
no defensa de la producción nacional ni aún en el consumo, a la búsqueda de
satisfacciones individuales, al ensimismamiento, a una cultura sin horizontes de
trascendencia.
El acuerdo de Washington centró su objetivo en la recomposición
de la acumulación capitalista sabiendo el alto costo social que esto implicaba y
dando lugar a este mercado salvaje bajo la justificación que la
acumulación por la libre circulación de capitales y productos iba a permitir una
mayor participación en las ganancias al conjunto de la sociedad.
Este mercado sin límites ha ido produciendo profundos
cambios en la subjetividad individual y colectiva en tanto la integración social
no es algo esperable sino una lucha permanente entre exclusión - inclusión,
en tanto este sistema se basa en que hay "población excedente absoluta y países
inviables". La vulnerabilidad social como dice Castel recorre el mundo subjetivo
y social en tanto el trabajo no es solo condición para percibir un
salario sino que permite sostener soportes relacionales que posibilitan
el desarrollo de la creatividad y de lazos sociales para el crecimiento como
sujetos evitando la desafiliación y la desintegración, pero aún los sujetos
integrados se tornan vulnerables por la precarización, donde la provisoriedad es
una condición permanente.
Hoy se produce una alta tensión entre esta desintegración
material e integración deseada "el desencanto frente al proyecto nacional
que en décadas anteriores poblaron el futuro y el imaginario colectivo con la
expectativa de integración social" hoy busca saldarse a través del acceso
individual al consumo de bienes simbólicos como la televisión, la informática,
servicios que ponen en oferta permanente un sin numero de objetos que a la vez
acelera las comunicaciones y nos coloca en una comunicación de tipo "virtual"
con el mundo.
Nuestras débiles democracias se sostienen en un proyecto
de concentración altamente excluyente y competitivo. Los grupos políticos se
desentienden del conjunto de la sociedad, retroalimentan sus propios disvalores
al servicio del mercado, transformándose en "castas" que se desentienden de la
desintegración social, haciendo desde el discurso "como si les preocupara".
Crecen las desigualdades sociales en la tensión inclusión -
exclusión. En la Argentina del 20 % de la población mas pobre una familia
del cono urbano bonaerense gana por día $4,6 - $1641,7 por año, una familia de
Resistencia, Corrientes y Jujuy gana $1,1 por día - $388,9 por año (datos de la
Consultora Equis según la Encuesta Permanente de Hogares del INDEC - información
aparecida en el diario "La Nación" el 22/02/2000). Según la consultora Equis, en
los últimos 28 años el 10 % de la población mas pobre redujo su participación en
el ingreso nacional en un 54,8 % mientras el 10 % mas rico la acrecentó en un
58,9%. Las cifras de la Fundación Mediterráneo ratifican esta tendencia, siendo
a su vez una de las centrales del poder propulsoras de este modelo de
exclusión.
El temor y el miedo que generó la última dictadura, la
incertidumbre que genera la lucha por incluirse y permanecer incluido en el
sistema, la traición de los partidos políticos, junto a la derrota de los
proyectos socialistas van despolitizando la sociedad civil, es preferible una
democracia blanda con movimientos sociales aislados entre sí, luchando cada cual
por sus propios intereses que surgen a partir de la liberalización de los
valores que permiten que aparezca la diversidad de expresiones del entramado
social, a través de diversos movimientos sociales fragmentados. Sería importante
poder considerar como conjugar lo social con lo político, no como luchas
sectoriales, aveces hasta rivales, centrando el eje en lo que nos une y no en lo
que nos divide, trabajando la tensión entre integración - desintegración, unidad
- diversidad.
No se puede desconocer que se vive en una sociedad de
riesgo, "la modernidad que había surgido para eliminar las
limitaciones..... y permitir que los seres humanos obtuvieran mediante su propia
decisión y su propia actuación un lugar en el tejido social les aparece un nuevo
destino adscripto de peligro, del que no hay manera de escapar". Este autor
describe muy bien como la modernidad técnico instrumental pone en riesgo toda
forma de vida en el planeta. En relación a la familia, como él
plantea, no es posible hablar de ella si no se habla de trabajo, de dinero,
de educación, de la movilidad y del reparto de las desigualdades. Mientras
la familia va cambiando en sus modos de estructuración y organización dándose
una creciente pluralidad de situaciones, aunque se pongan en tensión las
relaciones materiales y simbólicas, se tienda a igualar las relaciones entre el
hombre y la mujer, se ponga en cuestión el matrimonio, la mayoría de las
personas aspira a una vida con lazos duraderos y siguen proliferando las
desigualdades por ejemplo entre el hombre y la mujer"cuanto mas central
es un ámbito en la sociedad, cuanto mas poderoso es un grupo tanto menos
representadas están las mujeres"...... "Los hombres han cultivado la retórica de
la igualdad, sin que a sus palabras les hayan seguido los hechos"..... "No
llevan a la práctica aquello que definen con la cabeza"..... "los hombres
ocultan de hecho la desigualdad". Sigue existiendo la división sexual y por
lo tanto social del trabajo, la división entre lo público y lo privado pero
agravado en tanto la desprotección social, la falta de trabajo, la disminución
del salario y beneficios sociales recaen en la familia y especialmente en la
mujer que sigue siendo el soporte afectivo y doméstico de la vida familiar
"Hacer de la cuestión de la mujer la cuestión de los hijos es el bastión mas
estable contra la igualdad de la mujer".... "Todo esto no representa a
los ojos de los hombres una discriminación de las mujeres sino una ley
objetiva", en tanto se confunde la naturaleza biológica de la maternidad con
el papel social de la mujer.
Por otra parte muchas veces recae también sobre la mujer,
dentro de su papel como contenedora afectiva, hacerse cargo de la
desestructuración de la identidad que supone para el hombre la inestabilidad
laboral, la pérdida del empleo, estar desocupado no pudiendo muchas veces
cumplir con el papel asignado socialmente de ser el soporte económico del hogar,
lugar esperado y legitimado socialmente lo que desestructura su mundo
simbólico.
Las bases del sistema industrial no han cambiado en tanto el
trabajo retribuido supone el trabajo doméstico, lo que sí ha
cambiado es que ante el deterioro del mundo productivo y de las redes
sociales de contención la familia aparece como el lugar de depositación por
excelencia de la alta conflictividad social generándose problemas de identidad
individual y familiar lo que la hacen cada vez mas vulnerable con la aparición
de nuevos conflictos que suelen estallar violentamente fragilizando los
vínculos. La falta de un proyecto social incide en la falta de proyectos
familiares que trasciendan el vivir el hoy.
Además las altas exigencias del trabajo en el mercado
competitivo requiere de hombres y mujeres no preocupados por sus
responsabilidades familiares. Lo que cambia es que antes la familia
debía ser el soporte del sistema productivo mediante la división de roles y
funciones y hoy se presenta como un obstáculo, como una carga para las
exigencias de producción individual, produciendo una fuerte tensión entre vida
familiar - vida laboral.
La empresa comercial debe ser su familia y a ella debe el
trabajador todo su tiempo y esfuerzo, no quiere hombres y mujeres donde la
familia sea un obstáculo al rendimiento, el sujeto es objeto en tanto una pieza
mas del sistema productivo. Sin embargo no hay sujeto que pueda desarrollarse
como tal sin soportes afectivos. Esto hace aparecer fuertemente el conflicto
entre integración - desintegración familiar.
El núcleo familiar primario continúa siendo un soporte básico
en las relaciones afectivas, en la construcción de la identidad subjetiva, en la
socialización como garantía de los procesos de maduración y desarrollo. Aún
cuando la familia cambie, se disgregue se vuelven a buscar lazos que permitan la
reproducción de la vida subjetiva y social, si no se logra el sujeto se enajena,
se enferma.
Ante el desgranamiento del empleo vuelven a aparecer formas
artesanales en la resolución de la subsistencia como los pequeños
emprendimientos familiares, el mercado del trueque que introducen modificaciones
en las relaciones asimétricas familiares creando nuevos lazos de solidaridad y
de sustitución de roles ante la emergente conflictividad social, como así
también aparece el "sálvese quien pueda" en una tensión entre individualismo y
comunitarismo.
Hablar de la familia hoy significa centralmente poder
entender la complejidad en la que se van construyendo los vínculos familiares,
en la tensión de una sociedad diversificada y desigual, es poder tener en cuenta
que permanece y que cambia en términos de lo uno y lo múltiple, entendiendo los
procesos de integración y desintegración, de igualdades y desigualdades,
poniendo en tensión lo material y lo simbólico desde un imaginario social que
constituye lo esperado socialmente respecto de la familia y de los
sujetos.
La familia está atravesada por el mercado y ese mercado regula
los otros atravesamientos institucionales como el trabajo, la sexualidad, la
salud, la educación, la justicia, la religión, etc., y todo esto confluye en la
complejidad de la vida familiar.
La institución del Estado como un actor social más se
desentiende de la conflictividad familiar y social, las Políticas Sociales
homogéneas y residuales no dan cuenta de la diversidad de esa complejidad
familiar y social, no se puede incorporar "al otro" y a "lo otro". Son políticas
sociales pobres para pobres pero desde un pensamiento universalizador del deber
ser, en tanto los pobres parece que últimamente lo único que necesitan es comer,
si es que necesitan comer, en relación a la tendencia de las políticas sociales
con un eje centrado estrictamente en lo alimentario, no cubriendo ni esa
necesidad.
El Estado desertor no se hace cargo de la significación del
trabajo en la organización de la vida en tanto disocia trabajo - sujeto y
creación. Se desentiende generando incertidumbre y los sujetos
son convertidos por el mercado en trabajadores descartables, carentes de
derechos, en tanto la vida como condición humana se ha transformado en
descartable. Esto genera competencia entre trabajadores, lucha individual por la
subsistencia, desconfianza en el otro, pérdida de relaciones, incertidumbre por
el presente y por un futuro imprevisible, pérdida de comunicación, de relaciones
cara a cara. Esto va generando quiebres en la identidad individual y mas aún de
la colectiva en tanto se debilitan los soportes relacionales. La familia
suele convertirse en un "valor refugio" como dice Ana Pampliega, depositaria de
la identidad individual y social, con múltiples exigencias adaptativas,
donde la restricción de las posibilidades de ingreso y permanencia en el mercado
laboral formal e informal va produciendo cambios en la organización material aún
cuando no cambie el modelo de familia nuclear aunque aparezcan materialmente
nuevas formas. Lo nuclear suele extenderse o expresarse en "una familia
nuclear compuesta"...... "varias familias de la red de parentesco que viven en
un mismo terreno" que permite ir resolviendo las necesidades de
sobrevivencia : vivienda, alimentación, vestido, servicios básicos, etc. y
que posibilita a la vez generar redes familiares de contención social.
Las situaciones de crisis del sistema retraen los procesos de
movilización y organización socio - política adquiriendo fuerza las esferas
privadas, como plantea Netto. La familia como esfera privada por
excelencia en el sistema capitalista y en esta situación estructural de
cambio se refuerza en sus responsabilidades de autosustentación y se
debilita en las posibilidades de contención del drama de sus miembros /
actores ante la pérdida de derechos individuales y colectivos, en el duro
entramado entre aumento de responsabilidades y disminución de derechos, donde se
perdió la idea de una movilidad social ascendente y donde se van perdiendo los
lugares antes alcanzados en la estructura socio - económica desde una mayor
participación en el ingreso.