Desde la idea de que la economía ha marcado y encasillado las
relaciones sociales es significativo considerar el lugar otorgado a la familia
en esas relaciones sociales, en el contexto de nuestros países
periféricos, teniendo en cuenta que ésta, considerada "célula básica de la
sociedad", debe facilitar la formación del mercado.
Es importante considerar como las relaciones del mundo
capitalista han tenido recorridos diversos en el desarrollo diacrónico y
sincrónico de nuestras sociedades, donde tiempos y espacios diferentes
han dado lugar a la tensión entre homogeneidad y diversidad, entre
dependencia y autonomía, mas allá de los patrones generales de
comportamiento regulados y esperados socialmente desde los sectores hegemónicos
al servicio del capital.
La sociedad argentina, al igual que otros países
latinoamericanos, ha tenido un desarrollo particular en el contexto de la
modernidad, a partir de una historia marcada por fuertes procesos de
integración - desintegración en relación al desarrollo de la
modernización técnico instrumental donde se entrecruzan lo tradicional y lo
moderno, lo autóctono y lo occidental en términos del desarrollo
capitalista, donde también la dimensión cultural ha marcado un largo proceso de
entramados en el que el disciplinamiento modernizante ha implicado altos costos
sociales, económicos y políticos en la ruptura entre lo material y lo simbólico,
entre lo esperado hegemónicamente y lo deseado desde la sustantividad subjetiva
y social, donde interjuegan permanentemente el deseo emancipatorio y el
pensamiento y lugar subordinado en las relaciones de producción del mundo
capitalista.
Se podría decir que desde el inicio del Estado de
Bienestar hasta la década del setenta se podía asociar la integración
material y simbólica desde los mitos del desarrollo modernizante, como dice
Hopenhayn, en tanto bajo la idea de incorporación creciente y masiva al trabajo
era posible pensar en el acceso a servicios universales como la vivienda, la
salud, la educación que predominaba en este modelo de Estado. Esto permitía
sustentar la idea de una integración creciente, movilidad social ascendente,
mayor participación política en los destinos de la sociedad lo que traía
aparejada la idea de integración de los núcleos familiares donde los hijos, en
generaciones sucesivas, iban a acceder a mejores niveles de ingreso y
participación en la riqueza de la sociedad y donde los grandes movimientos
políticos, organizados alrededor del eje articulador del trabajo, estaban
incentivados en la posibilidad de lograr la configuración de un modelo de
progreso nacional y popular, en el sentido de independencia nacional y de
incorporación masiva del conjunto del pueblo en las decisiones y beneficios del
sistema o en la transformación del sistema hacia la construcción del
socialismo.
La familia argentina no escapó a los cánones del desarrollo
modernizante capitalista, en términos de la configuración de un lugar que se
legitimó desde la razón de ser del sistema, siendo soporte de las relaciones de
producción, de la división entre lo público y lo privado, del mundo doméstico y
el mundo social, de la división sexual del trabajo según géneros, legitimándose
los procesos de integración social en los que quedó casi siempre pendiente
la marginación histórica, que se fue generando desde la colonización y desde un
pensamiento hegemónico colonizado, a partir de incorporar una mirada
etnocentrista europea en la configuración de la latinoamericanidad, que dio
lugar a largos procesos de disciplinamiento social a pesar que desde sus inicios
se dieron movimientos contradictorios entre las miradas dependientes
precapitalistas y capitalistas, y los movimientos nacionales y populares
emancipatorios desde una "matriz autónoma de pensamiento nacional" que, como
expresa Alcira Argumedo, también se manifiestan en ensayos políticos, en la
literatura, en el folcklore, en otras formas del arte, de expresiones culturales
y políticas.
Los procesos de dominación desde el descubrimiento y
colonización fueron posibles desde una mirada que suponía "una autoridad
fundada en la creencia de la desigualdad natural entre los hombres" que
generó la idea de los procesos civilizatorios en tanto los indígenas, los
negros, los gauchos, los mestizos son considerados desde el pensamiento europeo
una "raza inferior", por lo tanto pobres mas allá de lo económico :
en lo cultural, en lo político y en lo social, no dándose
generalmente en nuestras tierras las relaciones simétricas entre ricos y
pobres en la sociedad artesanal - premoderna, salvo en aquellos casos en que
se produjo una adaptación a la vida familiar y social donde el lugar era el de
"criados y siervos" que servían a las familias de los señores. "La pobreza
aparecía como una condición pedagógica para disciplinarlo al trabajo y como una
condición política para la aceptación de la autoridad de la elite".
Mientras en Europa se producía la revolución política francesa
y la revolución económica industrial en nuestras tierras recién al tiempo
comenzaron los procesos de liberación de los colonizadores españoles y las
luchas económico políticas por la formación del Estado - Nación, que tenían
vinculación con el acontecer europeo, pero llevó medio siglo de luchas internas
para su configuración, dándose un capitalismo tardío propio de las sociedades
atrasadas según el pensamiento técnico instrumental dominante, sin poder
comprender un espacio y tiempo diferente.
En este entrecruzamiento histórico entre colonización,
sociedad artesanal y sociedad capitalista modernizadora se consolida una idea de
familia desde una moralidad conservadora que garantice el orden social dominante
donde la familia es el núcleo fundante que debe preservar las divisiones
sociales para el progreso, centrada en un patriarcado y regulada a la vez por la
división de linaje, división económica, cultural y social que pretendía impedir
la mezcla de ricos y pobres, rubios y negros, europeos y autóctonos siempre
ligado a una idea de pobreza "la pobreza es un status social y , como
tal, un invento de la civilización", según Abram Swaan. Si bien el autor
hace un desarrollo respecto de la pobreza en términos económicos de propiedad,
considero que la pobreza aquí estuvo ligada a la propiedad no solo en términos
económicos sino también en términos sociales y culturales desde una mirada
extranjerizante. Sin embargo no hay que dejar de incorporar las diversas formas
que adquirió la vida familiar en el proceso de colonización especialmente en los
sectores populares menos regulados por un deber ser moral y religioso donde un
"complejo y variado sistema de hábitos sociales incluyó consensualidad,
ilegitimidad, exogamia, produciendo sujetos de derecho al margen de la
normatividad y del discurso oficial". Al producirse la crisis del imperio
español e iniciarse el proceso de liberalización de las relaciones sociales
surge desde lo normativo en 1824 un "proyecto de ley sobre divorcio y
separaciones voluntarias que mantenía la separación eclesiástica de la Iglesia,
autorizando al poder secular ordinario para intervenir en le conciliación de los
matrimonios desavenidos"
Este análisis es importante a los efectos de poder
trascender la mirada homogeneizante de la familia en la
trayectoria histórica sin dejar de considerar los modelos hegemónicos
pero donde también se dieron "imágenes populares propias de lo familiar
que constituyeron el sentido común de las clases subalternas", que hasta hoy
recorren nuestra trayectoria histórica tensionando el ser (materialidad) y el
deber ser (mandato simbólico) que desde un imaginario social hegemónico tiende a
homogeneizar en tanto "el sentido de separación....de diferente es una
experiencia extremadamente confusa".
La revolución industrial dio lugar a la configuración de
un modelo nuclear de familia que posibilitara los procesos de
producción para la acumulación del capital. La división social y sexual del
trabajo va conformando funciones y roles en el núcleo familiar donde el hombre
"debe ser" proveedor económico y la mujer "debe ser" quien garantice la
reproducción biológica y social de la especie como soporte del grupo y del
trabajo doméstico asentado esto en su condición de "maternidad", permitiendo al
hombre participar libremente de los procesos de producción económica en el
mercado, donde además los niños y los jóvenes ocupan un lugar determinado desde
la educación para la reproducción del sistema. Este modelo familiar se asienta a
la vez en relaciones biológicas parentales desde un matrimonio monogámico.
(padre - madre - hijos).
La familia como una de las esferas privadas básicas
de la sociedad desde este sistema económico "está regida de manera
racional, previsible y calculable"..... "racionalmente adaptada a un fin".
Sin embargo "la sociedad debe ser entendida como dependiente a la vez del
sistema y del mundo de la vida, sin poder ser enteramente ni lo uno ni lo otro,
según Habermas".
Desde esta mirada entran en tensión el "deber ser" esperado por
el sistema y "el ser" configurado desde el mundo de la vida de los sujetos,
donde opera su condición de sujeto individual, familiar y social, donde se da
otra tensión entre autonomía y dependencia en relación al modelo
esperado y legitimado socialmente y la configuración familiar particular de una
sociedad, de un sector cultural, de un grupo étnico y la expresión singular de
todo grupo pero "no hay duda sobre la cuestión de que el trabajo ocupó un
lugar de relevancia en la organización de las estrategias familiares y
colectivas de amplios sectores de la sociedad argentina".
En la configuración de la familia argentina se produce un
fuerte impacto a partir de la organización del Estado y especialmente desde la
substanciación del proyecto de la Generación del 80 y desde el pensamiento de la
Iglesia Católica como instituciones organizadoras de la vida de la sociedad.
A partir de la Generación del 80 se instala en la Argentina un
modelo capitalista liberal en lo social y económico que tiene como marco al
positivismo, que a la vez se entrecruza con los preceptos conservadores de una
moral religiosa, que se da a pesar de los enfrentamientos entre liberales y
clericales.
El surgimiento del liberalismo en la Argentina es producto de
un largo proceso histórico donde se entrecruza un modelo hegemónico económico,
político, social y cultural extranjerizante y las luchas por un proyecto
nacional y popular. Desde allí se configura la división capital - trabajo a
partir de la construcción de la categoría de pobres como inadaptados a un
sistema de orden posibilitador del progreso, en tanto : "La generación
del 80......llevaba un sello ideológico invariable : eran liberales,
admiraban el pensamiento de Alberdi, aborrecían la anarquía y el despotismo,
creían en las virtudes de la educación, deseaban abrir el país a los capitales,
los hombres y las ideas del exterior para colocar a la Argentina en el ritmo del
progreso contemporáneo", descalificando todo lo que obturara ese progreso y
valorando todo lo que se hubiera hecho en función de asegurarlo, como la guerra
con Paraguay, durante las presidencias de Mitre y Sarmiento (1862 - 1874), la
lucha contra los caudillos y el posterior exterminio indígena en la Campaña al
Desierto de Julio Roca en 1879.
El triunfo del modelo liberal tiene sus orígenes en el mismo
proceso de configuración de las luchas emancipatorias, en la tensión centro -
periferia, puerto - interior, donde "roto el vínculo colonial, pronto se hizo
evidente que la dominación española no había creado resquicios para la formación
de una clase dirigente criolla, capaz de suplantar con su liderazgo y
legitimidad el control político territorial ejercido por la corona"....... "Las
provincias.....son símbolos de resistencia frente a los continuados esfuerzos de
Buenos Aires por concentrar y heredar el poder político del gobierno
imperial" ...... "La derrota de la Confederación Argentina.....fue el
hito crucial que permitió a los sectores dominantes porteños nacionalizar la
llamada revolución liberal y organizar el Estado"..... "ligando el interior a la
economía portuaria con un proyecto de país inspirado en la experiencia europea y
norteamericana.....La Generación del 80 encontró en la Constitución de 1853 su
fundamento, donde tierra, trabajo y capital pondrían en marcha esa
máquina del progreso que era el Estado. Este orden excluía a los sujetos que
podían obstruir el progreso lo que expresa claramente Sarmiento como
Civilización o Barbarie en su libro Facundo, así se legitimaban como ciudadanos
a determinados miembros de la sociedad.
A partir de este proceso Zimmermann ubica el inicio de la
cuestión social entre fines del Siglo XIX y la Primera Guerra mundial. Esto da
cuenta que la configuración del Estado Nación y la relación capital - trabajo
como sistema liberal con una economía de mercado nos ubica como país en otro
tiempo y espacio de desarrollo en relación a los procesos europeos a
partir de lo explicitado anteriormente.
El enfrentamiento entre clericales y liberales en esta etapa se
centraba fuertemente en quien preservaba la autoridad en relación a la
configuración del orden moral a partir de la educación de los individuos. "El
propósito central de la Iglesia fue la preservación del orden social"....... "La
Iglesia pretende orientar la acción de los trabajadores".
La Encíclica Rerum Novarum (León XIII - 1891) "tuvo entre
nosotros una gran difusión constituyendo la matriz de la acción social de los
católicos argentinos", combatiendo por un lado el pensamiento de anarquistas
y socialistas que surge con las grandes corrientes inmigratorias y por otro el
pensamiento liberal donde las libertades básicas tuteladas por el Estado, como
la libertad de culto, la libertad de pensamiento y la intervención del Estado en
el terreno educativo, especialmente después de la Ley Saenz Peña, son
cuestionadas por entender que la Iglesia es quien debe garantizar el orden
moral, es quien debe educar en los valores siendo la educación adoctrinamiento
por lo que debe estar a su cargo.
En el complejo entramado que se entreteje entre el Estado
liberal, la Iglesia, el pensamiento de socialistas y anarquistas y el
pensamiento nacional y popular en el marco de las relaciones entre capital y
trabajo la familia argentina se ve atravesada hegemónicamente por la moral
religiosa conservadora donde hasta hoy "el hombre es la autoridad del
hogar, el jefe de familia y es responsable de la provisión de recursos
económicos mediante el trabajo, la mujer le debe obediencia y afecto
garantizando el cuidado y crianza de los hijos........" (esto fue expresado, no
textualmente, en la fórmula de casamiento en Noviembre de 1999, en la Catedral
de la ciudad de Paraná - Entre Ríos) donde este orden moral presupone funciones
y roles al servicio de un orden social determinado, que da sustento al sistema
fundado en la desigualdad social natural Sin embargo junto a este pensamiento
hegemónico dentro de la Iglesia se constituyeron grupos de resistencia
comprometidos con la liberación de los pobres y oprimidos, especialmente a
partir del Concilio Vaticano II con el Papa Juan XXIII, como fue el gran
movimiento de los Sacerdotes para el Tercer Mundo, que comprometió desde Obispos
hasta laicos en una evangelización desde el profundo contenido social del Nuevo
Testamento. Muchos de ellos fueron perseguidos y masacrados en la última
dictadura militar. Sin embargo aún se puede visualizar a cristianos
comprometidos con lo social a través de diversos grupos religiosos.
Los reclamos que la Iglesia hizo, ante la constitución del
Estado por una legislación del trabajo donde se atenuara la miseria tenía como
fin garantizar el orden y paz para que la familia pueda cumplir con funciones y
roles asignados en cuanto a procreación y socialización de sus hijos en un orden
consagrado, evitando disturbios y tensiones sociales que iban en aumento ante
los masivos procesos inmigratorios, la concentración urbana, la formación de
zonas de marginación por pobreza pero siempre desde el pensamiento de la
Encíclica papal de 1891, ya mencionada, donde "la desigualdad social es
natural e inevitable"..... "el sufrir y padecer el inherente a la condición
humana"..... "las clases sociales no son enemigas sino que se requieren y
necesitan"...... "no se debe perjudicar al capital"...... "es necesario poner a
salvo la propiedad privada conteniendo al pueblo dentro de su deber". Esto
pone en evidencia que la disputa de poder entre la Iglesia y el Estado
liberal era de carácter político, en términos de hegemonía en la configuración
de la ideología dominante porque no se discute desde la Iglesia el orden
capitalista que pone al trabajo al servicio de la propiedad privada del capital,
donde las relaciones desiguales se trasladan al ámbito privado familiar, que se
expresan en la relación hombre - mujer, en el soporte de la economía doméstica,
en la distribución de roles y funciones según género, constituyendo la
familia su lugar como depositaria central de la reproducción social de la vida
según el orden hegemónico posibilitador del progreso. El modelo que se
consolida con el capitalismo va rompiendo lazos de solidaridad comunitarios en
nombre de las libertades y derechos individuales que devienen del principio de
propiedad privada, y la sociedad dominante "al no tener un lugar donde
depositar la responsabilidad social por las conductas individuales, concentra a
ésta en la familia como instancia privilegiada".
En la sociedad capitalista liberal burguesa, occidental y
cristiana, se transforma a la familia por excelencia, en el lugar de
depositación de la responsabilidad social por la conducta de sus miembros,
produciéndose la división entre el mundo público ligado al trabajo y el mundo
privado de la familia.
Se va rompiendo la idea de familia extensa, con relaciones
parentales o no y que están ligadas fundamentalmente a las formas de producción
de la sociedad artesanal donde no se da la división tajante entre el mundo
social y el mundo doméstico, entre lo público y lo privado.
En la materialidad del proceso en Argentina se fueron
sosteniendo formas de relación que dieron lugar a variantes de la familia
nuclear y extensa, relaciones familiares y comunitarias con lazos afectivos
fuertes en la composición de los diversos sectores poblacionales :
población urbana y rural, población inmigrante y autóctona, población marginada
estructural y población incorporada al sistema productivo, población del centro
de las ciudades y de la periferia o barrios, donde se entrecruzan valores
culturales tradicionales y modernos resultando formas heterogéneas de
configuración familiar. Sin embargo el modelo nuclear se hegemoniza a través de
lo instituido socialmente desde lo jurídico normativo que se trasunta en un
orden legal, educativo, médico higienista, que disciplina en el control social
desde los presupuestos del liberalismo positivista civilizatorio. Esto da lugar
a una "discordancia entre los órdenes imaginario, simbólico y real que
produce los síntomas característicos de las patologías familiares"
En nuestra realidad argentina se ha dado permanentemente la
tensión entre lo uno y lo múltiple como el modelo familiar esperado,
autosuficiente, perdurable en la historia, con vínculos indisolubles, soporte
del progreso social e individual, y la multiplicidad de formas que la familia ha
ido adquiriendo para subsistir como tal en el pasado y en el presente, donde se
entrecruzan los mandatos socio - culturales, los mandatos familiares, las
formaciones y costumbres étnicas, las posibilidades de acceso a bienes y
servicios, la reproducción de la relación centro - periferia con las
características propias del país de los argentinos, el espacio ocupado en la
división del trabajo, lo popular tradicional y lo moderno......dando lugar a una
multiplicidad de formas familiares pero siempre entrecruzado con ese mandato
económico, político, social y cultural hegemónico de una familia que debe ser
autosustentable, instalando una idea de lo normal y lo patológico.
Sin embargo en la trayectoria histórica de la organización del
Estado y del mercado las relaciones económicas, políticas, sociales y culturales
fueron cambiando siendo soportes o no para la configuración de una familia capaz
de cumplir con los roles y funciones impuestos socialmente.
La crisis de 1930 por la saturación de productos en el mercado
va a dar lugar mas tarde a la conformación del Estado de Bienestar, que
esencialmente surge para evitar el avance del socialismo. Este Estado adquirió
en la Argentina entre 1943 y 1955 rasgos particulares, con la formación del
movimiento peronista y el Estado Social soporte de los derechos sociales, que
parte de la doctrina peronista y son elevados a rango constitucional en 1949,
que busca asegurar los derechos del trabajador a través de un salario justo y
políticas sociales universales a partir del desarrollo de la economía nacional
en un proceso de industrialización que permita la sustitución de importaciones y
el desarrollo de una política de pleno empleo.
Perón constituye un Estado fuertemente intervencionista
que regule las relaciones entre capital y trabajo en función del interés de la
nación, y en lo que a familia se refiere hace una fuerte crítica al Estado
liberal considerándolo como suma de individuos aislados que desconoce toda
comunidad intermedia entre el Estado y las personas recuperando el lugar central
del sujeto trabajador, la primacía del sujeto y su integración teniendo en
cuenta la diversidad del ethos cultural pero sustenta una mirada conservadora en
cuanto a la familia. La reforma constitucional "tiende a la defensa de
los intereses de la familia del trabajador..... y llegar a la verdadera solución
que consiste en establecer para el obrero, padre de familia, las condiciones de
trabajo y las retribuciones que extingan la necesidad de que la esposa y los
hijos se desarraiguen del hogar o tornen difícil la atención normal del mismo y
la educación de los niños", reproduciendo la división entre lo privado y lo
público, entre el mundo doméstico y el mundo social, entre el trabajo doméstico
y el trabajo productivo, entre el trabajo del hombre y el trabajo de la mujer.
Eva Perón sin embargo marca un hecho sin precedentes en la defensa de
la participación política de la mujer en la vida de la sociedad, creando
el Partido Peronista Femenino y la Rama Femenina del Partido Justicialista,
dándole un lugar central en las "organizaciones libres del pueblo" y por último
logrando legalmente la incorporación del voto femenino. Es el período de la
historia nacional que marca fuertemente a la sociedad argentina por la defensa
del trabajo como valor inalienable y posibilitador del progreso del conjunto de
la sociedad adquiriendo rango constitucional el derecho a trabajar, el derecho a
una retribución justa, el derecho a la capacitación, a las condiciones dignas de
trabajo, a la preservación de la salud, a la protección de la familia, al
bienestar, a la seguridad social, al mejoramiento económico, que genera una
real integración de los trabajadores en lo material y lo simbólico, en lo
social y en lo político, en la familia y en la sociedad.
Perón generó también el desarrollo de una burguesía
nacional, salvaguardando el interés general pero no consideró los intereses
contradictorios entre capital y trabajo donde la burguesía nacional termina
aliándose a las oligarquías liberales nacionales y al capital extranjero en
defensa de sus intereses de clase, sumándose a esto los sectores medios que en
Argentina han tenido mucho peso en la consolidación de la ideología dominante de
orden y progreso, desde una mirada capitalista burguesa y descalificatoria de
las trayectorias históricas de los sectores populares por retardatarios y
haraganes, sectores medios que caracteriza muy bien Arturo Jauretche en "El
medio pelo de la sociedad argentina". La alianza entre la oligarquía y la clase
media constituyen factores políticos decisivos en la unión entre la
partidocracia liberal y los militares para la producción del golpe cívico
militar de 1955.
Sin embargo la defensa de las conquistas político sociales
alcanzadas durante este período que reivindicaron el ethos socio - cultural de
los trabajadores, de los sectores empobrecidos, se continúa, se sostiene y se
fortalece en la resistencia peronista durante los 18 años de exclusión política
del peronismo con su líder exiliado, donde se vuelve a reproducir la tragedia
de la sociedad argentina con los sucesivos exilios históricos de los
defensores de la nación y del pueblo que estaban al servicio de la construcción
de un país autónomo e independiente mas allá de los intereses del sistema
mercantilista y capitalista y de la división internacional del trabajo tratando
de trascender el eje de la acumulación del capital que desconoce los costos
sociales individuales, grupales, sectoriales y nacionales, historia que nos
lleva en la tensión inclusión - exclusión, integración - desintegración dentro
del mundo capitalista, a terribles luchas, masacres que terminan con los 30.000
desaparecidos en la última dictadura militar, donde el proyecto hegemónico del
capitalismo avanzado se impone arrasando los sectores defensores del trabajo y
de la autonomía nacional, desestructurando y destruyendo toda forma de
organización popular y nacional, desestructurando y desgarrando también lo mas
profundo que son los vínculos afectivos en la vida familiar, donde quedó
demostrada la habilidad del sistema para someter al orden sin ningún tipo de
valorización de la condición humana. Es una historia que se repite desde los
inicios de la colonización con formas y dimensiones diferentes. La sociedad
argentina se fue configurando siempre en tensos procesos de inclusión -
exclusión, signada por exterminios, masacres y desapariciones desde un
pensamiento hegemónico validado como único posible.
Podríamos preguntarnos ¿por qué en el actual contexto le va
a interesar al capitalismo el trabajo como condición humana ? ¿Es realmente
posible humanizar el capitalismo ?. Es importante analizar la cuestión
social hoy para poder analizar la tensión entre lo posible y lo deseable, en un
tiempo de "repliegue de las fuerzas populares" como plantea Alcira Argumedo.
Al capitalismo no le va a interesar el trabajo como condición humana de
realización pero 500 años de avances y retrocesos , de luchas y resistencias
están grabados en la memoria colectiva, no pueden haber desaparecido como
plantea la misma autora.