El quehacer del trabajador social en el ámbito comunitario, a partir de la idea rectora del logro de mejores condiciones de vida material y postmaterial, trasciende el trabajo centrado sólo en sectores excluidos o marginados para dimensionarse como saber social aplicado con relación a diversos grupos sociales, cuyas interacciones se concretan en unidades residenciales, barrios, veredas, juntas comunales, organizaciones políticas, culturales, gremiales, etc.
Una de las tensiones presentes en el trabajo comunitario ha estado representada por los reduccionismos hacia el practicismo a hacia el teoricismo, el cual es susceptible de superarse a partir de una "fusión creadora" mediante las prácticas sociales fundamentadas teórica, conceptual y metodológicamente.
El concepto de comunidad que hemos manejado nos ubica en la dirección de las comunidades de elecció, de interés (por oposición a la comunidad natural), la cual se asume como una construcción social a partir de la construcción-reconstrucción de lazos vinculantes, con base en la cooperación, la solidaridad, con ciertos niveles y grados de organización, con propósitos comunes proyectada hacia la socialidad y hacia la cohesión social.
La participación, en tanto acto de voluntad que permite hacer parte de los procesos de los cuales se es protagonista, constituye uno de los pilares fundamentales del trabajo comunitario y a su vez dimensiona como fcator fundamental de cambio a nivel estructural.
Las prácticas sociales como componente fundamental del quehacer del trabajo social comunitario, requieren ser asumidas trascendiendo las limitantes impuestas por enfoques asistencialistas, de sustitución de roles, proselitistas de extensión-capacitación, de asistencia técnica. A partir de als "incitaciones colectivas" en las cuales el agente propulsor acompaña un proceso, se hace necesario potenciar la autonomía y proyectar a las comunidades mediante proyectos integrales que permitan consolidar "la conciencia del nosotros" lograr condiciones de vida cada vez más dignas.
Proponemos tres grandes ámbitos dentro del quehacer del trabajador social comunitario, los cuales son necesariamente complementarios:
- Apoyo social hacia mejores condiciones de vida, que involucra el manejo de la tensión entre lo individual y lo colectivo; las prácticas sociales y la estructuración de proyectos comunitarios,.
- la producción de saber socialmente relevante y
- la construcción - reconstrucción del tejido oscial, a partir del manejo y desarrollo de la cooperación y la solidaridad; de la organización de la comunidad; de procesos de educación - socialización y del fortalecimineto de la sociedad civil.
- Preferimos hablar de apoyo social y no de intervención por cuanto el concepto mismo puede tener connotaciones cosificadoras del ser humano y de las colectividades en las cuales y con las cuales se realizan diversas formas de práctica. Se puede asumir, hablando de intervención, que éstas se encuentran a la "espera" de que alguien "intervenga", "ilumine", "solucione", "organice", "dirija" sus vidas, sus formas de asociación, de cohesión social, de integración, negándose de entrada uno de los principios básicos de las prácticas sociales: generar procesos de autonomía y participación.
Por otro lado, en algunas propuestas acerca de las prácticas sociales o modelos de trabajo en las comunidades, la intervención se asume como una etapa dentro de un proceso que involucre otras instancias, lo cual implicaría una reducción del trabajo comunitario a lo que suele ser solo uno de sus
"momentos".
Además, hablar de intervención puede conducir a que se asume al trabajador social sólo como un
"técnico social", en una reducción instrumentalizante del quehacer, como lo ha planteado Boris Lima: "los trabajadores sociales no han sido más que tecnologos que transfieren y transmiten valores, medios, recursos y modelos de acción a los parias y explotados conocido con el eufinismo de
"asistidos".