- APOYO SOCIAL: Hacia mejores condiciones de vida
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Hablar de condiciones de vida implica asumir las instancias inmersas en el sistema de necesidades, las cuales están relacionadas con condiciones objetivas referidas al componente material de las necesidades "primarias" o "fundamentales" del individuo (en estricto sentido, aquellas que tienen que ver con su reproducción biológico vital, con la subsistencia), pero también con condiciones subjetivas que comportan aspectos de las aspiraciones individuales, de deseos, de la posibilidad de expresión de la individualidad, de libertad, de la relación consigo mismo, de la necesidad de expresar sus juicios y preferencias; es decir, que el ser humano devenido en productor-consumidor, ofertante-demandante, vendedor-comprador, se pueda asumir también como ser cuya condición requiere satisfacer necesidades más allá de la subsistencia, que involucra el afecto, el entendimiento, la participación, el ocio, la recreación, la identidad, la libertad
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Con relación a este sistema de necesidades en sus componentes objetivos y subjetivos, el trabajador social encuentra un amplio campo de acción, en el cual se asume, más que como un "medio" para intentar "corregir" o matizar los "desequilibrios" o "defectos" que la concreción histórica particular ha producido en vastos grupos humanos excluidos de los beneficios de los avances tecnológicos y científicos (lo cual puede conducirlo a asumir perspectivas de trabajo de tipo filantrópico, asistencialistas o de extensión comunitaria, signados por intencionalidades de "ayudar a los necesitados" que entienden la solidaridad como limosna, o, peor aún, con pretensiones de suplir parcial o precariamente, obligaciones que el Estado tiene con los ciudadanos y cuyo cumplimiento determina el movimiento de la "aguja de las lealtades a partir de las cuales este asume su legitimidad en tanto merecedor del consentimiento de los gobernados") 3, como potenciador en la consecución de logros dentro de los mismos grupos humanos a partir de su organización y de sus posibilidades de movilización como medio de presión y exigencia ante las instancias que deben asumir la dirección y cohesión de la sociedad, es decir, de lograr crear interlocutores conscientes y con capacidad de presión frente al Estado.
Plantear que el sistema, y la búsqueda de satisfacción de éstas, constituye una de las ideas rectoras del trabajo social comunitario no significa que su campo de acción se circunscriba solamente a los grupos humanos excluidos4, éste involucra diversos microespacios y las relaciones sociales que allí hacen presencia. Su quehacer está referido al trabajo con diversos grupos cuya espacialidad y/o interacción se concretan en unidades residenciales, juntas comunales, barrios, veredas, empresas solidarias, las cuales se asumen como comunidades de intéres, cuyos nexos no estan determinados necesariamente por la búsqueda de satisfacción de necesidades materiales, sino que se estructuran en torno a propósitos comunes que requieren organización, regulación frente a las cuales el trabajador social comunitario se asume como agente propulsor y potenciador de acciones colectivas orientadas a beneficios también colectivos. En esta perspectiva, una dimensión del desarrollo se connota como proceso autorealizativo en interacciones microsociales, en las que se concretan relaciones de cooperación, solidaridad, autoconciencia, no por exclusión ni para consolidar grupos contrapuestos a la sociedad, sino por inclusión, es decir, con intencionalidades vinculantes socialmente, bajo el presupuesto de la búsqueda de un orden social con mayor justicia y equidad.
Desde esta perspectiva y sin olvidar la importancia del Trabajador Comunitario que se origina en las entidades estatales y privadas de beneficio ( no de beneficiencia) social, es pertinente plantear un mínimo horizonte acerca del apoyo social estarían en la dirección del manejo de la tensión entre lo individual y lo colectivo; las actividades participativas hacia mejores condiciones de vida, y la estructuración de proyectos comunitarios.
- El manejo de la tensión entre lo individual y lo colectivo
Lo individual y lo colectivo está referido, en nuestra perspectiva, a la relación individuo-comunidad, entendiendo está como "comunidad de nuevo tipo" en la expresión de Agnes Heller, no en el sentido que la tradición sociológica clásica, desde Ferdinand Tonnies, le ha dado, contraponiéndola a la sociedad.
Tonnies 5 consideraba dos formas de relaciones sociales: comunitarias y societarias, las primeras se caracterizan por:
- la existencia de relaciones dominación fundadas en una clase de poder basadas en la desigualdad de la fuerza y la autoridad, relaciones autoritarias originadas y tipificadas especialmente en el patriarcado surgido en la familia "el dominio sobre la persona ésta siempre en una cierta conexión con el dominio sobre las cosas, por éstas indispensables para aquellas. Para dominar hay que tener la capacidad de influir sobre las personas para el favor o el disfavor: hay que poder alabar y censurar, elevar y rebajar, aumentar y menguar, permitir y castigar, alimentar y cuidar, retirar el sustento y molestar, dejar vivir y dejar morir. El dominio sobre bienes y personas constituye la perfecta dominación patriarcal. Toda dominación fundada en relaciones de comunidad está expuesta a un uso contrario a su carácter comunitario" (p. 65);
- La presencia de relaciones de compañerismo originadas también en la familia, en las relaciones de consaguinidad pero que las trascienden y devienen en relaciones de fraternidad, de unión. La tendencia a la concordia y ayuda mutua hace concebir las relaciones comunitarias como relaciones ideales, en donde predomina una especie de estado perfecto de convivenciaque presupone, a su vez una cierta homogeneidad, concurrencia, afinidad de intereses, lo cual no excluye la presencia de conflictos y hostilidades
6,
la existencia de lazos de vecindad, que implica la presencia de la ayuda mutua debido a la proximidad, que originan formas de solidaridad y reciprocidad, los cuales "exigen usos y prácticas que en los pueblos son a menudo muy fuertes, en las pequeñas ciudades se mantienen todavia pero ya en las grandes apenas dejan algún rastro en relaciones muy escuetas y pobres", d) la vecindad, las relaciones de fraternidad, de solidaridad, de reciprocidad, dan origen a relaciones relativamente más igualitarias entre los miembros de la comunidad.
Las relaciones comunitarias no suponen previamente la igualdad formal y la libertad de las personas que en ellas viven; antes, al contrario, existen en gran parte por razón de determinadas desigualdades naturales: entre los sexos, entre las edades, entre la distintas fuerzas fisicas y morales, tal como se da en las condiciones reales de la vida. Pero, por otra parte se aproximan al tipo ideal o racional del pacto por la igualdad o semejanzas suficientes de esas condiciones vitales, o sea, por la igualdad del sexo, la aproximada igualdad entre las edades y las semejanzas entre las fuerzas fisicas y morales. Pero, aún en estos casos, el supuesto psiquíco de estas relaciones lo constituyen todavía el agrado mutuo, la recíproca habituación y la conciencia del deber recíproco. Estas relaciones sociales tienen, pues, su origen normal en el sentimiento y conciencia de esa dependencia mutua que determinan las condiciones de vida comunes, es espacio común y el parentesco; comunidad de bienes y males; de esperanzas y temores. Comunidad de sangre (Zusammenwesen) es la expresión que designa el ser común. Vecindad (Zusammenwohmen), manifiesta la esencia de esos fenómenos derivados de la proximidad espacial; y coopercaión (Zusammenwirken) concentra los caracteres de una vida apoyada en condiciones comunes 7.
Las relaciones societarias, por oposición a las comunitarias, se caracterizan por:
- surgir sin coacción, ni violencia, son aquellas en las cuales "cada persona se ve obligada respecto a la otra para determinados servicios concretos. La relación en sí misma la concibe, por consiguiente, cada una de las personas que participan en ella como un medio para llevar a efecto tales servicios mutuos", aquí hace presencia la relación del contrato social en donde se percibe al beneficio mutuo que surge las relaciones entre los individuos;
- El desplazamiento del compañerismo, la hospitalidad y las relaciones de vecindad por un creciente proceso de individualismo. Con el paso de lo rural a lo urbano los lazos de vecindad se transforman decididamente, "la vida de las grandes ciudades produce más bien hostilidad, peligro existente también en cualquier otra parte, como ocurre en toda especie de cercanía. Se pasa fácilmente del compañerismo profesional a la competencia. A la amistad como relación comunitaria se opone la amistad comercial como relación societaria" (p.90).
Tonnies subraya que el terreno propio de las relaciones es aquel donde emerge el contrato como dispositivo: la relación de trabajo de carácter capitalista; la relación de alquiler o arrendamiento urbano; las relaciones contractuales entre acreedores y deudores. Como lo ha señalado Jaime Eduardo Jaramillo.
En el tipo sociológico de comunidad predominaría la voluntad natural, presuponiendo "la comunidad de sentimientos", resultado de la semejanza de los individuos y de una experiencia compartida. En este caso la "simpatía" entre los miembros de la comunidad les hace sentir su relación recíproca como un bien en sí mismo. Lo lazos que unen a la madre con el niño, el marido con la mujer y a los hermanos entre sí. Expresarían, de éste modo el predominio de esta forma de voluntad humana que se manifiesta en la relación propia de la comunidad.
Por el contrario, en el tipo conceptual de la sociedad, predomina la voluntad racional arbitraria. En este caso Tonnies toma como su modelo, a la sociedad mercantil, propia del estadio capitalista, tal como es analizada por la economía política y por Marx, en particular bajo la figura del intercambio privado, y por la historia del derecho bajo la figura del contrato. En la sociedad escribe Tonnies, cada individuo está solo y aislado y es un estado de tensión frente a los demás 8,
las relaciones de hospitalidad surgidas por razón de las conexiones naturales o producidas entre familias, amigos y compañeros o aún entre extraños, deja paso a la hospítalidad signada por el mercantilismo, a partir del contrato, el cual presupone un beneficio instrumental mutuo, más allá de la reciprocidad y ayuda mutua de las relaciones comunitarias.
Esta perspectiva de oposición entre comunidad y sociedad planteada por Tonnies la encontramos también en Weber quien define la comunidad como "una relación social cuando y en la medida en que la actitud de la acción social se inspira en el sentimiento subjetivo (afectivo o tradicional) de los partícipes de construir un todo" y a la sociedad como "una relación social, cuando y en la medida en que la actitud en la acción social se inspira en una composición de intereses por motivos racionales (de fines o de valores) o también en una unión de intereses con igual motivación. La sociedad de un medio típico puede descansar (pero no únicamente) en un acuerdo o pacto racional por declaración recíproca" 9. Para Weber, mientras la sociedad se funda en el cambio estrictamente racional con arreglo a fines y libremente pactada y dirigida por determinados fines o la unión racionalmente motivada de los que comulgan en una misma creencia, la comunidad se apoya en fundamentos afectivos, emotivos y tradicionales.
Esta diferenciación planteada por Weber no conduce al autor a negar que las relaciones de sociedad no comporten también relaciones de "comunidad" en el sentido de "que puede dar lugar a valores afectivos que trasciendan de los simples fines requeridos. Toda "sociedad" que excede los términos de una mera unión para un propósito determinado y que, no estando limitada de antemano a ciertas tareas, sea de larga duración y dé lugar a relaciones sociales entre las mismas personas tiende, en mayor o menor grado, a fomentar los afectos aludidos" (p. 33), sin embargo, estas relaciones "comunitarias" tienen un carácter temporal, en muchos casos solamente espontáneo, como en el caso de algunas comunidades vecinales.
Aunque tropezamos a menudo, agradablemente sorprendidos, con un alto grado de servicialidad y desinterés entre los vecinos de una casa pobre de vecindad, lo corriente es que la tendencia sea, no sólo en esa vecindad pasajera del tranvía, del tren, del hotel, sino en la permanente de la casa de alquiler, a mantener la distacia a pesar de o quizá por - la proximidad fisica y sólo en un momento de peligro común se puede contar con la posibilidad de una cierta acción comunitaria
La "acción comunitaria" no es la regla, sino la excepción, aunque ésta se repita de un modo típico. Siempre es menos intenso y señaladamente discontinuo en comparación con el de la comunidad doméstica; eso sin hablar de su mayor inestabilidad para circunscribir los participantes en la actividad comunitaria 10
Desde otra perspectiva. Agnes Heller
11 plantea la diferencia entre comunidades naturales y de elección. Las comunidades naturales que "hasta la llegada de la sociedad las condiciones fundamentales y la unidad de funcionamiento de la sociedad y por lo consiguiente estaban más o menos presentes en cada forma de actividad", y en las cuales el hombre nace necesariamente, se diferencian de las comunidades de elección o de interés, aquellas "que no surgen del interés de la vida material de la sociedad sino de las necesidades de la actividad política y/o del desarrollo de la individualidad, de la intención consciente y de la voluntad que el particular, a través de la integración dada, tenga una relación consciente con la genericidad, estas comunidades están organizadas con el fin de cumplir objetivos conscientemente genéricos" (p. 77).
En esta dimensión, el hombre deja de ser un ser comunitario por nacimiento y cuando hace parte de una comunidad, lo hace por libre elección surgiendo así comunidades de nuevo tipo. En este sentido más que afirmar que las comunidades son propias de sociedades tradicionales, o de concebir cualquier expresión comunitaria como premoderna, tradicional, espontánea o poco duradera o excepcional, se plantean posibles relaciones comunitarias redimensionadas más allá de las comunidades domésticas. Rechaza la autora la posición de quienes contraponen el individuo a la comunidad haciendo absolutas las tendencias hacia el individualismo posesivo en las sociedades contemporáneas.
La idea de que el particular y la comunidad son categorías antitéticas es un producto burgués. Tenemos aquí una apología (aún inmediata) de aquella sociedad que por primera vez, como hemos visto, ha creado la posibilidad de que el hombre viva sin comunidad. El presupuesto es que cualquier aceptación de la vida del particular a cualquier sistema de valores homogéneos va en prejuicio de la individualidad, que el individuo auténtico sólo puede ser el abstracto productor de mercancías, cuya sociabilidad es realizada post festum. El concepto de individuo se convierte en sinónimos de iondividualista, es decir, en sus mejores y más complejos ejemplares-un individuo que cree que exclusivamente su autorrealización constituye "una actividad genérica", o sea, el que afirma que él representa al género humano: un monarca absoluto del desarrollo de la personalidad 12
Enfatiza igualmente que plantear la existencia de comunidades de nuevo tipo no presenta asumir una posición de apología del pasado, una visión romántica de las comunidades domésticas de las sociedades tradicionales, hacia las cuales supuestamente deberíamos retornar: "No queremos asumir en absoluto la plataforma del romanticismo, según la cual solamente el mundo irrevocablemente desaparecido de las comunidades naturales proporcionada al individuo auténticas posibilidades de desarrollo. Nosotros constatamos simplemente como las individualidades más grandes y significativas de la sociedad burguesa han sido entre otras precisamente aquellas que no han "aceptado" el mundo de los hombres carentes de comunidad, que han creído que el desarrollo de la personalidad sólo es realmente posible en comunidades de nuevo tipo 13
En el mismo sentido de las comunidades de nuevo tipo planteadas por Heller, para Umberto Cerroni 14, quien se opone a la apología del pasado, de la comunidad natural idílica, pero también a la defensa del individualismo posesivo del presente, "la comunidad se vuelve un modelo cultural de crítica tanto del presente como del pasado" y propone la construcción de relaciones sociales en las cuales, "ni el individuo se anteponga al grupo y ni al grupo se subordine pasivamente el individuo". Plantea la necesidad de construir relaciones sociales que superen el individualismo, "lo cual presupone la intervención central de la cultura y de la responsabilidad subjetiva (es lo que le faltaba a la comunidad primitiva)para apoyar y difundir la crítica de los particularismos, ya sea del individuo, ya sea del grupo, para que la sociedad moderna se estructure como sociedades de personas o como comunidades anticorporativas y anti-individualistas".
En el proceso de construcción de este tipo de comunidades, que devienen en unidades colectivas más o menos organizadas, en las que hacen presencia lazos vinculantes, que pueden tener un carácter permanente o semi-permanente, articulados en torno a objetivos comunes, con diversos grados y niveles de organización, hace presencia, con carácter grupal. Esta tensión puede expresarse de manera conflictiva y construir en muchos casos obstáculos para promover acciones conjuntas orientadas al beneficio común. Las circunstancias conflictivas suelen requerir acciones "mediadoras" o "matizadoras" que puede entrar a realizar el trabajador social comunitario a manera de agente propulsor, como posibilitador de acuerdos, organizando y creando espacios dialógicos.
Sin caer en posturas de tipo voluntarista, el trabajo comunitario puede constituirse en propiciador de situaciones de mediación orientadas a articular, crear, reconstruir lazos vinculantes. En este sentido, retomando el interrogante que planterar Félix Guattari respecto a cómo ponerse de acuerdo sobre proyectos comunes respetando la singularidad de las posiciones de cada uno, responderíamos con él mismo: la concertación colectiva capaz de llegar a prácticas innovadoras 15.
La posibilidad de llegar a acuerdos, con base en la libertad de criterios y en la argumentación no coactiva como forma de alcanzar beneficios comunes a partir de la acción comunitaria, constituye un dispositivo de encuentro de lo individual y lo colectivo. Para ello se requiere crear-recrear espacios como la acción comunal, las asociaciones de vecinos, las cooperativas, los centros de madres, etc., en donde las diversas opiniones se ventilan, sopesen y evalúen posibilitando la toma de decisiones de manera participativa. En cuanto al cómo lograr que se estructuren actores colectivos a partir de la participación, es pertinente retomar algunos de los planteamientos de Fabio Velásquez quien hace una serie de consideraciones globales que trascienden la posible "ensañabilidad" de la participación.
No podemos generar actores colectivos a través de un mecanismo de capacitación que le enseñe a ser actor colectivo a la gente y luego lanzarlos a la movilización y a la intervención, eso es demasiado mecanisista. Simplemente esos actores se van constituyendo, como decian los murales estudiantiles, al calor de la lucha, es decir, en el proceso mismo de la participación. Por eso, cuando nos piden recetas sobre participación, muchos decimos que la mejor receta es aprender a participar participando.
En segundo lugar, hay que saber que es un proceso cultural, el de la participación, el de la interiorización de una cultura democrática, el de captar símbolos y el de definir conductas. Es un proceso bastante lento, progresivo, de larga duración, porque la cultura tampoco se enseña. La cultura se crea, se recrea, a través de las conductas, se interioriza 16.
A partir de la no enseñabilidad de la participación propone crear ocasiones y espacios de encuentro par alo cual es necesario, a su vez, crear redes de solidaridad, "es necesario definir las posibilidades de encuentro entre la gente; encuentro entorno a lo cotidiano, a las relaciones con el gobierno, a la vida en familia, a la vida en comunidad, etc. Las oportunidades de encuentro generan formas de acción solidaria, valores más colectivos, menos individualistas, propician el reconocimiento del valor de lo individual frente a lo colectivo. Este puede ser un método efectivo para generar nuevos liderazgos, y poner en marcha los mecanismos de participación" 17
Así, el trabajador social comunitario, en tanto a agente propulsor, orienta su acción hacia el desarrollo de nexos o lazos vinculantes, en este sentido la comunidad aparece como comunidad construida, como conciencia del nosotros que se manifiesta en el "yo colectivo" en el cual el "yo individual" no desaparece, más bien se asume en las posibilidades de logros conjuntos, posibilitando crear sistemas de interacciones solidarios en la medida en que las aspiraciones (significaciones y valore) y las acciones exteriores de las partes en interacciones concurren y se ayudan mutuamente en la realización de sus objetivos 18. La construcción-reconstrucción de lazos se concreta tanto en acciones enfocadas a soluciones muy puntuales referidas a l manejo del espacio público y colectivo, conservación de recursos, acciones recreativas, etc, pero también en acciones de más largo alcance relacionadas con asociaciones, cooperativas, clubes, empresas solidarias. La posibilidad de "fortalecer la conciencia del nosotros", trascendiendo el individualismo posesivo imperante en las asociaciones contemporáneas no implica subsumir al individuo en aras de lo colectivo, se trata más bien de "incitaciones colectivas" hacia la comunicación, la reflexión y la concertación. La invención de nuevos agenciamientos de enunciación que conciernen a la pareja, a la familia, a la escuela, al vecindario, etc, 19 para las cuales es necesario crear espacios de comunicación, evidenciar los comunes denominadores e intereses colectivos, estimular la organización canalizando los liderazgos, planteando mecanismos de trabajo comunitario.
Las incitaciones colectivas planteadas por Guattari se contextualizan a su vez en la dirección de construcción de una sociedad civil orgánica, trascendiendo así los microespacios asociativos y pensando en fortalecer aquella "esfera de la vida social organizada que es voluntaria, autogeneradora (ampliamente, autosostenida, autónoma del Estado y regida por un orden legal o conjunto de reglas compartidas. Distinta de "sociedad" en general puesto que comprende a los ciudadanos que actúan colectivamente en una esfera publica para expresar sus intereses, pasiones, ideas, intercambiar información, alcanzar metas mutuas, hacer exigencias al Estado y demandar de los funcionarios estatales el cumplimiento de sus responsabilidades" 20. Lo cual implica que los actores sociales se conviertan en un factor de presión hacia las instancias direccionadoras de la sociedad, presión tendiente a hacer que la convivencia social se logre de manera no excluyente y que se puedan alcanzar condiciones de vida adecuadas para toda la población.
- Actividades participativas hacia mejores condiciones de vida: Las prácticas
Cuando hablamos de actividades participativas involucramos, por un lado, una de las dimensiones del trabajo comunitario y, por otro lado, una de sus premisas.
En cuanto a las actividades, es pertinente señalar dos riesgos posibles en la formación y el quehacer de los trabajadores sociales:
El practicismo, mediante el cual se enfatiza y reduce el quehacer mediante acciones concretas dentro de las comunidades, a menudo caracterizadas por la exclusión social y económica. Las denominadas prácticas comunitarias devienen en acciones de tipo asistencialista respecto a problemas puntuales que afectan a las colectividades y a los cuales se logran dar "salidas" temporales y parciales, cayendo en muchos casos en activismos de manualidades, colectas, espectáculos y toda una gama de "actividades comunitarias" las cuales, sin desconocer su posible contribución cohesionadora, contribuyen a reducir las dimensiones y "sesgar" su quehacer. Este tipo de acciones reduce el campo del trabajo comunitario a los sectores marginados y excluidos, y pierde de vista el contexto social impidiendo ver los factores causales de muchos problemas sociales en las estructuras políticas, económicas y sociales.
El practicismo, además de caer en un "marginalismo" y en la pérdida del horizonte acerca de las posibles soluciones a problemas sociales, cae también en el desprecio de la teoría, desconociendo la importancia de ésta en la comprensión de los hechos sociales y en la búsqueda de soluciones a problemas que afectan a grandes grupos humanos y respecto a la posibilidad de construcción de saberes socialmente relevantes, se asumen posturas empiristas rústicas en las cuales se pretende que es posible la producción de conocimiento a partir del contacto con "los hechos", olvidándose que el proceso de investigación científica "se organiza en torno a objetos construidos mediante un proceso de abstracción que poco tiene que poco tiene que ver con aquellas unidades delimitadas por simple sentido común o por una percepción ingenua"
21. De igual forma, el trabajo con sectores excluidos sin criterios reales de promoción hacia mejores condiciones de vida se convierte en muchos casos en un medio para hacer proselitismo e impulsar a cambio de prebendas, movimientos políticos, grupos religiosos, candidatos a corporaciones públicas o hacer campañas publicitaria a ciertas gestiones gubernamentales que necesitan actos justificatorios de su ejercicio de poder.
El teorisismo constituye el otro polo del reduccionismo. Confundir la fundamentación teórica, conceptual y metodológica con los ejercicios de errudicción, elucubrraciones y especulaciones es ubicarse ante la imposibilidad de prácticas realizativas. Si la teoría no nos permite problematizar la realidad y asumirla con posibilidades de transformación se convierte también en obstáculo, adquiere connotaciones escolásticas, como lo ha señalado Pedro Demo respecto al trabajo académico en algunas universidades, "en muchos casos ni siquiera existe producción académica, sino mera repetición de un conocimineto impartido e inadecuado, la formación universitaria es caricaturesca porque la falta de practica lleva a lo sumo a la indigestión teórica. Uno de los resultados típicos de esta situación es la tranquila convivencia del discurso radical y la práctica conservadora" 22. La teoría, en tanto soporte de los procesos de investigación, posibilita la reconstrucción conceptual del mundo, pensar y repensar de la realidad en lo submundos que la constituyen y, con ello, posibilitar la acción social: diagnosticar, planear, proyectar, construir sociedades cada vez más racionales y justas.
Un enfoque que supera los posibles reduccionismos practicista y teoricista, se orienta a asumir las practicas como actos colectivos, direccionados y acompañados por agentes propulsores y soportadas en conocimientos agenciados críticamente que orientan a la acción, permiten conocer pautas que se concretan en acciones tendentes a transformar condiciones particulares, construir reconstruir el tejido social y potenciar a las mismas comunidades. Al respecto vale la pena traer el planteamiento de Ander-Egg referido al desarrollo de la comunidad como una práctica social.
No es filosofía, ni es una ciencia, está en el plano de la praxis, de la acción social, entendiéndose por técnica social un conjunto de reglas prácticas y sistemáticas, suyos procedimientos la ser aplicados se traducen en acciones mediante las cuales se modifica o transforma algún aspecto de la sociedad. Como toda técnica spcial se apoya en el conocimiento cientifíco de lo social y en los marcos teórico-interpretativos que proporcionan las ciencias sociales (Sociología, Antropología, Economía, ciencias políticas, pedagogía y Psicología social). Para aquellos que actúan con una coherencia más global, la acción social se sustenta también en una ideología, filosofía o cosmovisión, en cuanto ésta proporciona los principios rectores que conciernen a la forma en que debe ser organizada y debe funcionar la sociedad 23
En las prácticas se hace necesario repensar y trascender los enfoques asistencialistas-filántropicos-benéficos que pretenden "sustituir" roles del Estado; los poselitistas de corte político o religioso; los que están centrados exclusivamente en la capacitación- extensión, que muy poco o nada contribuyen a la solución de problemas y a potenciar a los individuos y comunidades. El trascenderlos representa asumir aquellas "incitaciones colectivas" orientadas a la autonomía de los propios sujetos y a la descosificación, conducentes a una mayor capacidad de organización con posibilidades de movilización y transformación social.
En cuanto a la premisa señalada, la participación, se requiere afrontarla en tanto posibilidad real de incidencia de parte de los miembros de la comunidad en su propio destino, que las decisiones tomadas expresen acuerdos sin coacción a los cuales se ha llegado contando con las percepciones, los sentimientos, los aportes de cada uno de sus integrantes. La participación constituye "un acto de voluntad, de tomar posición en relación con aquellos procesos en los cuales se es protagonista 24.
En este sentido se pretende, como lo plantea Mertin Hopenhayn, que los individuos sean cada vez más sujetos y menos objetos, lo cual constituye la motivación fundamental de la participación, de las que se desprenden otras motivaciones:
- ganar control sobre la propia situación y el proyecto de vida mediante la intervención en decisiones que afectan el entorno vital en que dicha situación y proyecto se desenvuelven;
- acceder a mejores y mayores bienes y/o servicios que la socieadd está en condiciones de suministrar, pero que por algún mecanismo constitucional o estructural no suministra;
- integrarse a procesos de desarrollo y
- aumentar el grado de autoestima mediante un mayor reconocimiento por parte de los demás de los derechos, las necesidades y las capacidades propias"
25
La participación comunitaria, en el marco de las comunidades de interés o de elección, se asume como "las acciones ejecutadas colectivamente por los ciudadanos en la búsqueda de soluciones a las necesidades de su vida cotidiana. Estas acciones están vinculadas directamente al desarrollo comunitario" 26, y el papel de trabajador social comunitario se perfila como posible articulador de los intereses colectivos, sin que esto implique la imposición de criterios, de estrategias o de acciones de parte de éste hacia la comunidad.
- Estructuración de proyectos comunitarios:
El apoyo social, con posibilidades de concreción a través de las prácticas sociales, requiere de una propuesta, de un "modelo" que oriente, que posibilite, que sugiera modos sistemáticos, coherentes y con pretensiones de logros para las comunidades y sus integrantes. Dentro de las propuestas de trabajo comunitario, encontramos diversos modelos 27: Walter A. Friedlander, por ejemplo, propone uno con base en cinco componentes:
- Estudio social y diagnostico,
- Determinación de las fuerzas que actúan en la situación,
- Utilización de recursos,
- Modificaciones o cambios de los problemas o situaciones comunitarias, y,
- Evaluación.
Paulo Freire propuso en la década del setenta un modelo con base en seis momentos: - Delimitación del área,
- Investigación temática,
- Codificación,
- descodificación,
- Ejecución,
- Evaluación.
El centro Brasilero de Cooperación e Intercambio de servicios sociales propone un modelo mucho más genérico:
- estudio,
- Análisis-diagnóstico,
- Planeación,
- Ejecución.
Ander-Egg plantea un modelo un poco más amplio, el cual incluye: - Investigación preliminar,
- Diagnóstico preliminar,
- Planificación de acción preliminar,
- Ejecución del plan preliminar,
- Evaluación preliminar,
- Investigación preliminar para realizarse mientras se ejecuta el plan preliminar,
- Diagnóstico general,
- Planificación general,
- Ejecución del plan general,
- Evaluación general
28.
En general, en los diversos "modelos" se enfatizan actualmente en la necesidad de modificación-transformación de las condiciones de vida mediante propuestas participativas, que involucren no sólo las percepciones, conocimientos, expectativas y necesidades de los integrantes de las comunidades, sino también que se oriente la acción hacia el logro de la autonomía y la auto-organización. En esta dirección encontramos la propuesta de Boris Lima: "modelo de intervención de la realidad" la cual, además de incluir de manera sistemática unos posibles momentos estructurados, rescata la Investigación Participante (IP) y la importancia de la planificación. Incluimos de manera esquemática la propuesta, no sin antes decir que el carácter de la linealidad sólo tiene sentido en la lógica de la presentación por cuanto la realidad se puede dar la alternativa de las fases", y, además, que sólo constituye un esquema, un "modelo", sin carácter de "recetario-formula" supuestamente infalible y "aplicable" en cualquier contexto social.
ACCION OPERACIONAL
- Fase sensitiva: Representa la aproximación a la realidad que permite recoger las costumbres, normas de comportamiento, datos útiles y experiencias de orden económico, político o cultural. Es captar las fórmulas que la población ha desarrollado en su producción económica, política y cultural, constituye una especie de aproximación diagnóstico a las condiciones concretas de vida y el rompimiento de la distancia que pueda existir entre investigador-promotor y las mismas comunidades o grupos humanos.
- Fase de información: "Apropiación del estado de la cuestión", es decir de las fuentes y de sus contenidos, que nos permiten construir una mejor imagen de la realidad objeto de estudio y transformación colectiva.
- Fase de investigación participante: Los grupos humanos, conjuntamente con el agente propulsor entran a profundizar el contenido de los fenómenos, mucho más allá de sus manifestaciones exteriores, lo cual implica la problematización de la realidad misma, no desde la perspectiva del investigador (sujeto) distanciado y "ajeno2 a su objeto de conocimiento y transformación, sino desde la investigación colectiva. El uso de l información recolectada y sistematizada en una base grupal como fuentes de datos y conocimiento objetivos de hechos que resultan de reuniones, sociodramas, asambleas públicas, comités, giras experimentales y demás actividades colectivas. Método colectivo y dialogante que no sólo produce datos susceptibles de ser asumidos y contrastables, sino que también provee una validación social de los conocimientos que no pueden ser adquiridos por otros medios individuales basados en trabajos de campo y encuestas.
- Fase de determinación: En un sentido progresivo, mas no necesariamente lineal, las fases anteriores permiten llegar a determinar la(s) situación(es) problemática de las comunidades, se pretende que "el hombre común" estará en condiciones de mirar sus problemas porque los comprende objetivamente, porque se los ha explicado, podrá determinar cuales son sus problemas principales, cuales secundarios, cuales son los prioritarios y los de urgente solución y cual es la conexión entre las múltiples variantes de la realidad.
- Fase de elaboración de modelos de acción: Esta fase tiende a la selección de soluciones, ya sean inmediatas o mediatas, tratar de dilucidar el como proceder a la transformación de la realidad, de acuerdo con el conocimiento que se tiene de ella. Dentro de modelos de acción la planificación adquiere relevancia, esquemáticamente estructurada entorno a:
- Análisis de la realidad y diagnóstico,
- Un marco referencial,
- unas políticas y estrategias,
- Objetivos,
- Actividades referidas al tiempo y al espacio,
- Responsabilidades-división del trabajo, los recursos existentes, su manejo y las responsabilidades y,
- Asignación de tareas.
- Fase de ejecución y control: Tanto los integrantes de las comunidades como el agente propulsor se asumen como sujetos de cambio, se asumen como copartícipes del desarrollo de los modelos a través de acciones encadenadas mediante la utilización de determinados mecanismos "construidos" también colectivamente.
29
Respecto a los posibles limites de los proyectos comunitarios en cuanto a que pueden no trascender, ser muy puntuales, pocos estructurados y fragmentados en sus realizaciones y logros y en aras a evitar que sigan siendo "programas de pobres para pobres" 30, se ha planteado la necesidad de que sean pensados como proyectos integrales, que no sólo se perciban las falencias (cuando se trabaja con sectores marginados especialmente) y se traten de solucionar, sino que también se estudien sus factores causales para tratar de abordarlos integralmente, a este respecto se enfatiza como "gran parte de estos proyectos se centran en los factores sociales por separado sin entender la interrelación e integralidad de las condiciones de vida y sus causas. La intervención en una sola causa puede esfumarse en un tiempo por la falta de intervención en las otras" 31
. Estos proyectos deben de contextualizarse en torno a las políticas públicas que permitan que las comunidades se asuman como actores con capacidad de exigencia frente al Estado, de igual forma posibilitar la relación, mediante sus acciones, con distintas organizaciones sociales, políticas, económicas, ONGs 32