Introducción
La temática de la "Educación" motiva al análisis de gran cantidad de elementos que tienen que ver con lo más profundo de los hechos sociales.
La educación debería ser entendida como la forma de hacer trascender los logros comunes de toda la cultura.
Existen diversos tipos de educación, pero lamentablemente es sólo la "formal" la que se privilegia como el hecho educativo por excelencia: aquélla que se imparte en las escuelas.
La educación funciona como la "llave para alcanzar estadíos más altos" en la condición de los pueblos y de los individuos.
Esto lo saben -y lo supieron siempre- los sectores que detentan el poder.
Por esta razón, la tarea socio-económica más importante de este fin de milenio es lograr la democratización del "saber".
Actualmente existen al alcance de nuestras manos innumerables y poderosísimas herramientas comunicacionales, por lo tanto educativas. Sin embargo, poco uso hace de ellas el ciudadano común. Por esta razón, los latinoamericanos nos debatimos en una situación social cercana a la indefensión.
¿Somos ciudadanos de cuarta categoría?
En 1983, la UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) expresaba en un diagnóstico de situación mundial que: "hoy se observa un aumento espectacular de la producción de documentos en todo el mundo. Para calibrar la magnitud del fenómeno bastará citar algunas cifras. En 1970 se publicaban más de 6.000 documentos diarios, es decir 2.000.000 al año, y se prevé que esta cifra se multiplicará por cuatro o por cinco de aquí a 1985, año en que se publicarán entre 8 y 10 millones de documentos científicos y técnicos impresos. Ese incremento considerable de la información ha hecho que sea necesario crear sistemas de almacenamiento y difusión de la información. Ahora bien, de las 900 bases de datos bibliográficas y numéricas actualmente disponibles en línea en todo el mundo, menos del 1% se encuentran en los países en desarrollo. La posibilidad de que todas las naciones utilicen el conjunto de bases de datos parece indispensable para el progreso de cada sociedad y para el progreso general del saber humano".
Medios audiovisuales, informática, redes, bases de datos, comunicación satelital. Nada de estas herramientas podrán ser utilizadas si previamente no definimos una clara estrategia de producción y crecimiento.
Las grandes empresas multinacionales tienen el control técnico y científico, aunque nos muestren la zanahoria de las bondades de la masividad de esas herramientas.
Por estas razones, nos debemos un profundo debate que sirva para definir presente y futuro.
Los jóvenes están esperando que alguien dé el primer paso. No deberíamos hacerles perder más tiempo, esfuerzos y fundamentalmente, esperanzas.
Se señala al avance tecnológico como uno de los puntales del mundo moderno. Desde la gestación de la Revolución Industrial ocurrida en Europa en el siglo XVIII, mucha agua corrió debajo del puente. Puede decirse que los progresos se multiplican geométricamente. La "Ciencia" es una explosión continua: descubrimientos superadores invaden la realidad incesantemente, rompiendo estructuras de vida, filosofías y creencias.
Nada quedó de aquel viejo "enciclopedismo", sistema que parecía abarcar todo el conocimiento humano. Sin embargo, en nuestras escuelas los niños siguen recibiendo una educación enciclopedista: Newton inmoviliza las conciencias de los educandos a pesar de que la Física de Einstein se empeña en exhibirse impúdicamente como algo demasiado concreto, real y cotidiano.
Aunque los países latinoamericanos de los '90 han anunciado a los cuatro vientos su pretensión de ingresar al "Primer Mundo", nuestros pueblos se debaten en forma insegura en sistemas económicos anteriores a la Revolución Industrial, entre la prehistoria del trueque y la posmodernidad de las comunicaciones satelitales a través de la autopista informática.
Esta es la razón por la cual deberíamos desconfiar de las alternativas de avance tecnológico que no conlleven un definitivo uso como simple y mera herramienta.
En este sentido, una computadora puede auxiliarnos y permitirnos ganar tiempo en nuestra labor, o tan solo atarnos a una simple cadena de comercialización manejada por quienes pretenden imponer las reglas de este juego económico.
Si hablamos de Revolución Industrial y rastreamos en sus orígenes, veremos que el avance tecnológico produjo desde el primer momento una fuerte reacción. Ante la aparición de máquinas que reemplazaban la fuerza de muchos hombres y mujeres, se levantaron las primeras quejas sobre sus consecuencias fatales para el aumento de los índices de desocupación.
Por último, la tecnología terminó sirviendo a intereses sectoriales de los grupos de poder.
Fuera de casos muy focalizados -por ejemplo los grupos puritanos tales como Gentle People, Menonitas, etc.- que hoy día desprecian el uso de maquinarias y tecnología, muy pocos niegan las "ventajas" del mundo moderno e industrial, pesar de que sus bases se apoyan en la destrucción de mares, bosques, selvas y atmósfera, recursos no renovables que están en peligro cierto de extinción. Ventajas -por otro lado- que produjeron consecuentemente la desaparición de pueblos enteros con millones de seres humanos; miles de especies vegetales y animales y que amenazan con poner al hombre actual al borde de sus propia destrucción.
En nuestros países subdesarrollados no sólo no negamos los avances tecnológicos -aunque los aprovechemos mayormente en productos electrónicos y chiches importados de Taiwán- sino que pretendemos constituirnos en parte de ese Mundo aventajado. Pero no tenemos respiro, siempre corremos detrás de la pelota sin poder alcanzarla. No terminamos de aprender a usar un nuevo aparato que ya salió el modelo que le sigue, "mejor, más económico y con más chiches... ése al que sólo le falta hablar...."
Por estas razones, también nosotros pretendemos entrar al primer mundo, utilizando esa tecnología que aparenta estar al alcance de nuestras manos y que podría ser de utilidad cierta si tuviéramos las cosas claras y definiéramos primero cuáles son nuestros intereses y necesidades antes de encarar la compra de una herramienta.
Hoy por hoy, en muchos hogares existen las computadoras. No las descubriremos nosotros, pero, ¿por qué no mirar un poco más allá y encontrarles un nuevo sentido, más científico y más social... si esto fuera posible?
La informática en la escuela
Cuando se pretende ganar "clientes" para una escuela privada, nada mejor para sus autoridades (propietarios o directivos) que ofrecer actividades extraprográmaticas, tales como los famosos "Talleres de Inglés, Ecología o Computación".
Como en la mayoría de los casos, en que se diseñan tácticas educativas, éstas terminan en el esfuerzo particular de maestros y alumnos. Se crean así enormes diferencias aún entre cursos de una misma escuela. No se verifica el hecho educativo como una práctica de experiencias continuas y compartidas por programas comunes, insertas en una realidad también "común". (Entiéndase por común aquello que es propio de "todos").
Las actividades extraprogramáticas se muestran como meras excusas para vender un producto -la escuela- o bien como intentos aislados por alcanzar algún logro en los aprendizajes.
Yes sir
En relación al Inglés, se señala que será -o ya es- la lengua internacional, indispensable para una salida laboral. ¿Será así, o estamos frente a una nueva zoncera?
Hace 14 años se produjo una reforma educativa en la provincia de Buenos Aires, que quitó la enseñanza del Inglés de la currícula de primer año de las escuelas secundarias. Luego de analizar las pruebas de nivel año tras año, se concluyó en que si el niño no sabía leer y escribir convenientemente en su propia lengua, menos podía hacerlo en otra. Y a la primera medida se agregó la introducción de un Taller (desdoblado en grupos con dos docentes a cargo de la clase) de Técnicas deEstudio y Comprensión de Textos, con el fin de que los jóvenes practicaran una lectura reflexiva.
Había fracasado la escuela primaria, cuyos máximos postulados son los de enseñar a leer y escribir y realizar los cálculos matemáticos elementales (suma, resta, multiplicación y división).
Intento ingenuo
El diagnóstico fue acertado y quizás el remedio significó un plausible intento... pero también fracasó...
Las autoridades educativas de la provincia de Buenos Aires por aquellos años no tuvieron en cuenta cuestiones tan simples pero importantes como la formación docente, las pautas culturales, el bombardeo de los medios de comunicación masiva con la consecuente introducción subliminal del "american way of life", a través de series, películas, programas deportivos, etc.
Prácticamente, en muchas regiones de Latinoamérica, puede observarse similar fenómeno que en Puerto Rico, que se debate en un conflicto social por convertirse en un Estado de USA con todas las de la ley. Se recordará en ese sentido la lucha que dio una parte de la población puertorriqueña para preservar al español como lengua oficial, lo que obligó a la realización de un famoso plebiscito.
En el polo opuesto de esta temática, en España, la defensa de la lengua es una cuestión "nacional". Tanto que por ley, existe la obligación de mantener la letra EÑE en el teclado de las computadoras, como forma de preservar la "sagrada lengua nativa".
En nuestros países, hace rato que los usuarios de ordenadores personales han olvidado que existe la EÑE, y lo mismo ocurre con los signos de apertura de interrogación y exclamación, por no hablar de la tilde. El inglés nos ha avasallado. Pero, ¿qué ocurre en EE.UU.?
Se vienen los bárbaros
El ingreso a la "primera potencia" de verdaderas hordas migratorias es imparable. Actualmente parece un chiste aquel viejo proyecto de la administración Carter (1976), de realizar el tendido de un cerco electrificado a lo largo de toda la frontera con México. El avance de los "chicanos" superó todas las expectativas y todos los controles. Los servicios de migración expulsan de día a quienes vuelven a cruzar la frontera por la noche. Los "patrones" del sur pagan miserias a los indocumentados para realizar las tareas que ya los ciudadanos de primera no quieren realizar.
Muchas poblaciones de frontera ven el paso de los "chicanos" todos los fines de semana que llevan los dólares de vuelta a sus hogares luego de trabajar en EE.UU.
Se calcula que en poco tiempo habrá 20 millones de chicanos viviendo en el sur del Gran País del Norte.
Y así como los EE.UU. lograron conquistar las regiones colonizadas por España (California, Texas) a fuerza de su "Destino Manifiesto", el destino se revirtió en el término de dos siglos.
Las bases culturales "indígenas y españolas" no se refieren nada más que a los nombres de localidades y ciudades, como San Diego, Los Angeles, Sacramento...; se apoyan en fuertes conceptos ancestrales de arraigo étnico.
Tan fuerte es este arraigo que en el sur de Estados Unidos existen numerosas escuelas bilingües. Puede decirse que conviven dos lenguas oficiales: el inglés y el español.
A las raíces mejicanas debe agregarse la irrupción de cubanos en Miami, de portorriqueños en Nueva York y Chicago y otros latinos en diversas regiones.
La economía para latinos es profusa: cabe recordar la instalación en Miami de una conexión latina del "Clan Sinatra", de la que forman parte famosos como Julio Iglesias o Ramón Palito Ortega. La producción de "cultura de consumo" especial para latinos ya ha trascendido este mercado de millones de personas y nuevamente lo latino se ha colocado en el centro del interés, como ocurriera en la década del '20 con Rodolfo Valentino o Carlos Gardel.
El español
Ningún turista hispanoparlante tendrá problemas para hacerse entender en Miami. Prácticamente la lengua única allí es el español.
Partiendo del concepto de que el desarrollo del primer Mundo tiende a imponer su economía y su cultura a todo el orbe, no cabe duda entonces que la lengua del futuro no será el inglés, sino el ESPAÑOL.
Como tantas otras cosas que ocurren en nuestros países subdesarrollados, será entonces y sólo entonces cuando venga de afuera ese mandato preciso, cuando nuestros pueblos aprendan la lengua española, que tantas dificultades presenta ahora para nuestros jóvenes.
La computadora
El elemento "gancho" que exhiben muchas escuelas actualmente es la computadora.
Para los neófitos y en particular para los adultos mayores, la computadora es un "extraterrestre con vida propia y complejidad absoluta".
A pesar de que en los últimos años fue notable el crecimiento cuantitativo de los ordenadores familiares, existe un rechazo manifiesto hacia la nueva tecnología. Y un desconocimiento completo sobre la misma. Las PC terminan en la mayoría de los casos siendo meros instrumentos para video juegos.
Encontramos una grave contradicción en el imaginario popular. Se refiere al conocimiento del manejo de computadoras. Este tema constituye una verdadera "atracción fatal" para muchísima gente, que es llevada a creer que a través de una serie de cursos podrá conseguir trabajo y éxito en la vida.
Lo que se pretende de los cursos especializados es que se enseñe a aplicar una presión sobre una tecla para tener automáticamente poder sobre la máquina.
Si la computadora es una máquina que realiza procesos lógicos en forma ultra rápida, es porque el hombre la diseñó para ello. De tal forma, de nada sirve manejar una máquina que acelera procesos lógicos si en la cabeza del "usuario" se desconocen esos procesos.
Mal puede alguien realizar operaciones matemáticas si no se conocen las reglas y operaciones matemáticas. Mal puede alguien escribir bien una carta en un ordenador si antes de saber manejar el ordenador no aprendió a escribir correctamente.
En la escuela
La aparición de las computadoras en las escuelas -salvo honrosas excepciones- no ha tenido otro efecto que el de multiplicar las oportunidades de ganar popularidad -hacer marketing- a fin de complacer a los padres con la introducción del elemento mágico de fin de milenio
Una de las críticas más comunes se refiere a la utilización de pocas máquinas para muchos alumnos. En algunos establecimientos educativos ni siquiera guardan las formas y a pesar de ofrecer un taller de Computación, no tienen más de una computadora. Como consecuencia de esto, los jóvenes no tienen posibilidad de tocar la máquina. Cunde el desgano y el aburrimiento y los profesores se quejan a su vez por la falta de disciplina.
Este panorama es un extremo de lo que ocurre en algunas de las escuelas que brindan esas "oportunidades pedagógicas".
Pero aunque se cuente con muchas computadoras, su enseñanza se enfrenta con un problema mucho más profundo y de mayor alcance: una práctica totalmente divorciada de la realidad. Algo similar con lo que ocurre por ejemplo con el aprendizaje del Inglés, a ningún padre se le ocurre confiar en la escuela secundaria; en este caso o bien se recurre a las escuelas bilingües, a los institutos tradicionales o en su defecto a las profesoras particulares.
Esto desnuda la cruda realidad de la educación formal argentina: no tiene inserción en la sociedad, en sus problemas y necesidades; no prepara para el futuro sino que actúa más bien como una "guardería de jóvenes", a quienes la sociedad no les determina un rol activo y debe desarticular como potenciales competidores en el mercado de los buscadores de empleo.
La escuela no modifica la realidad para enriquecerla con una propuesta de crecimiento e inserción de los jóvenes a la cultura.
Expectativas
Más allá del diagnóstico sobre la situación de la escuela en nuestra realidad, específicamente en lo relativo a las nuevas herramientas que nos da la tecnología debemos destacar que las argucias y las modas que se imponen en los niveles educativos para "enganchar" a los incautos, señalan que existe una necesidad en la gente por alcanzar un mundo mejor: sin contaminación pero a la vez con pleno empleo.
De esta manera, una computadora puede servirnos de herramienta para alcanzar un mejor nivel educativo; para conectarnos a las grandes redes internacionales que nos demuestran en todo momento que el más poderoso es el que maneja la información.
Por lo mismo, el estudio de lenguas extranjeras debería permitir a nuestros jóvenes ampliar su vocabulario, crecer en experiencias, agregar elementos culturales, reafirmar su propia identidad.
Y por último, la moda de la computación debería resignificar los valores de la tecnología, ofrecer nuevas utilidades para la investigación y el desarrollo de experiencias educativas.
En síntesis, deberíamos asumirnos como una comunidad adulta para hacernos cargo de nuestro propio futuro. Para ello, deberíamos diseñar nosotros mismos nuestras estrategias educativas para formar a los ciudadanos del siglo XXI, de acuerdo a la necesidad de contar con gente capacitada, con autodeterminación y respetuosa de los derechos del ser humano y cuidadosa del Planeta.
Un Mundo así puede y debe ser realidad.