Por lo anterior, y a pesar del papel preponderante que juega el emisor, reconocer que la producción de sentidos se da tanto en la emisión como en la recepción, permite visualizar la comunicación como un lugar de disputas y negociaciones, de conflictos y acuerdos.
La comunicación es el terreno en el que se van procesando identidades, normas, valores, se van articulando intereses. La construcción de las identidades es fundamental en la construcción de lo social, y es en este proceso que la dimensión comunicacional cumple un papel importantísimo. La identidad en tanto sentimiento de pertenencia, de reconocimiento y de seguridad que se experimenta al formar parte de un grupo al que nos unen unos valores, intereses y estilos de vida comunes.
Los diferentes sectores sociales, con sus diferentes intereses, participan de manera desigual en la construcción de la opinión pública. Como sostiene Marita Mata: "Mientras unos sectores pueden desplegar su discurso ante el conjunto de la sociedad en distintos espacios y oportunidades, hecho que los cohesiona, los legitima y consecuentemente contribuye a conferirles poder, otros sectores carecen de esa posibilidad. Y, lo que es más grave aún, impedidos históricamente de participar en la producción del discurso público, no llegan siquiera a reivindicar su legítimo derecho a hacerlo, no alcanzan a reconocer su capacidad de hacerlo, internalizando de tal suerte su exclusión y naturalizándola, dificultando su intelección como parte de la exclusión económica, social y cultural que padecen."8
Y es justamente en este proceso que realizan una actividad incomparable los medios de comunicación social.
Si la hegemonía cultural, y comunicacional, de las clases dominantes se logra a través de un proceso de dirección moral y política que le permite el acceso diferenciado a instancias de poder, el consenso social logrado con la ayuda invalorable de los medios masivos implica la aceptación de que los grupos subalternos participen de algún modo, aunque subordinadamente, de la apropiación de espacios culturales y de beneficios económicos. Es en este marco que los sentidos propuestos competirán entre sí para convertirse en hegemónicos.
"La centralidad que tienen hoy los medios masivos en la producción de los discursos públicos y en la esfera del consumo cultural, hace de ello una vía privilegiada para la constitución de identidades individuales y colectivas. (...) ...espacios donde también se libra la lucha por el consenso, es decir, donde están presentes, aunque de manera desigual, las ofertas de sentido realizadas desde el poder y las demandas provenientes de los sectores subalternos...".9
A partir de estas consideraciones, seguramente parciales, hemos intentado una aproximación crítica en torno a la comunicación. Una aproximación que, en definitiva, no es más que una aproximación crítica a las relaciones del hombre con el hombre.
NOTAS