Periódico de Trabajo Social y Ciencias Sociales Edición digital |
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Resumen.
En este texto 1 se aborda, desde la historial oral y a través de relatos de vida, la identidad comunitaria del Zapotal, poblado con ascendencia Tojolabal en las Margaritas, en el Suroeste Chiapas en la segunda mitad del siglo (1980-2000). El proceso de identificación comunitaria se reconstruyó a partir, principalmente, de los testimonios orales de la generación mayor del poblado. 2
Introducción.
Historia
Oral y antropología del sujeto. Los testimonios orales en tanto manifestaciones de la experiencia y percepción del mundo de seres humanos precisos adquieren su valía y su carácter de “la voz del otro” en la medida en la que se insertan en una economía simbólica de sentido que es la articulación de las relaciones que se establecen con la realidad social en la que habitan: los grupos de referencia inmediatos, la familia, el grupo local de pertenencia (la comunidad), grupos que representan una forma de organización social delimitada y precisa que les permite reproducir sus condiciones de vida y que a su vez se define por un modo de subsistencia preciso y por una serie de prácticas culturales.
Contexto.
“Tomamos la tierra por que nosotros la habíamos trabajado.” Historia de la explotación. El tortuoso camino de la finca a la comunidad. Desde antes de que se fundara la comunidad en mayo del 2000 y desde 1994 las tierras fueron cultivadas por los habitantes de San Juan, buena parte de los cuales serían los próximos pobladores del Zapotal. Las tierras fueron expropiadas por la comunidad en enero de 1994 al último dueño de la finca, Augusto Altusser; la finca apenas funcionaba, quedaban algunas cabezas de ganado vacuno. Entre 1952 y 1983, la finca el Chico Zapote fue propiedad de varios “patrones”, José Villa Toro, Antonio Villa Toro, hijo de primero y Augusto Altusser. En esta propiedad trabajaron por décadas buena parte de la gente mayor de San Juan y algunos del Zapotal. 13 Los trabajos que se hicieron en la finca durante estos treinta años fueron más o menos los mismas: las labores relacionados con la crianza del ganado: el rajado –hacían- de postes para los encierros, se sembraba pasto jaragua y estrella para alimentar el ganado, se chapeaba, se arriaba y sacaba el ganado para venderlo. Otro trabajo era el cuidado y cultivo del café. 14 La tercera labor era la producción de maíz de temporal. La producción de maíz estaba destinada para las bestias mulas y ganado así como para la venta a los trabajadores que no alcanzaba a cultivar su propio maíz. El jornal de trabajo empezaba a las seis de la mañana y terminaba a las tres de la tarde, los hombres salían a las cinco de su casa con el lonche previamente preparado por las mujeres. Se laboraba de lunes a sábado y el domingo era él único día de descanso. A semejanza de otras fincas de la región y en el periodo de 1952 a1983, el Chico Zapote tenía tienda de raya que pertenecía al patrón.
Mientras el chico Zapote fue una
finca, los peones 15
estuvieron sometidos a varias formas de explotación. El primer
mecanismo era que el patrón les permitía sembrar un
pedazo de tierra para ellos y a la vez les pagaba un sueldo, pues el
sueldo era muy bajo y no cubría el costo de los productos para
satisfacer las necesidades, pero tampoco el artilugio de dejarlos
cultivar algo para ellos en su tierra tenía un carácter
compensatorio real, pues las faenas que el patrón les
encargaba les dejaban muy poco tiempo para sembrar y cosechar lo de
ellos.
La segunda forma de opresión consistía en que cuando
los peones fatigados y fastidiados de esas onerosas condiciones de
trabajo se iban a otra finca a vivir y trabajar, dejaban todos los
cultivos estacionales. 17
Trabajos que los peones habían realizado para su manutención
se quedaban ahí, en beneficio de la tierra del patrón.
Por último estaba la tienda de raya, en donde el círculo vicioso se cerraba, pues el patrón no sólo explotaba con los bajos salarios que pagaba, sino que además, era el vendedor de los bienes de consumo necesarios, es decir, además obtenía las ganancias del vendedor, del intermediario que vende a mayor precio del que compra. Debajo de estos mecanismos subyace una relación de constricción y opresión más básica, los peones por carecer de tierra y propiedad estaban en la necesidad de vender su fuerza de trabajo para subsistir y la condición de propietario y de poseedor del capital del patrón le daba la posibilidad de contratarlos. Sin embargo los peones acasillados generaban sus propios procesos para contrarrestar este estado de cosas: se desplazaban de una finca a otra, recurrían a la solidaridad familiar cuando un peón ya no podía trabajar o el patrón se desentendía.
Pueden trazarse una serie de
oposiciones que definen el tipo de vínculos que había
entre el finquero y los peones acapillados, así como el
imaginario del peón y del finquero. Entre ambos había
múltiples relaciones asimétricas de poder donde el
patrón estaba en el polo que detentaba mayor fuerza. 20
(2) En la
estructura agraria regional también encontramos el par de
opuestos acasillado (indígena) y finquero-Caxlan. Los peones,
originarios de la zona, indígenas algunos y la mayoría
con ascendencia indígena directa eran los que carecían
de educación y salud, no sabían hacer otra cosa que
trabajar en el campo, mal hablaban el castilla.
Esta era, según el patrón,
una alteridad opacada y disminuida, poco racional e incapaz de
iniciativa. Con una visión así, se naturalizaba la
diferencia y la desigualdad. La valoración negativa residía
en que se asociaba su supuesta “inferioridad” y
desigualdad económica al hecho cultural y biológico su
pertenencia indígena. La imagen que en el pasado tenían
de sí mismos los peones se vió influenciado por la
imagen negativa que el patrón y sus caporales proyectaban a
los acasillados. Retojobalización, si somos tojolabales, aunque no meros tojolabales.
El actual imaginario de
la comunidad rehabilita su pertenencia étnica, pero en el
dialogo del proceso histórico y de carácter socio
cultural que ha constituido al poblado y a su sí mismo grupal.
Es por ello que se recurre al término de “retojolabalización”
para hacer alusión a la recuperación e incorporación
de la “tradición” 25
en la construcción de la imagen comunitaria de sí
mismos como colectividad humana; esto también implicó,
para algunos, revalorar la historia de explotación en la
finca. (1) la ascendencia indígena, la posesión de la “sangre” y “raza tojolabal”; 27 (2) la pertenencia a la comunidad; (3) la vinculación al territorio donde crecieron y trabajaron y donde sus padres y abuelos nacieron y vivieron; (4) el llevar a acabo para subsistir un modo de vida parecido al de sus ancestros, basado en el trabajo de la tierra para el autoconsumo; (5) en la forma peculiar de crear, mantener y educar la familia y recrear los lazos de parentesco; 28 (6) en el modo de alimentación basado en el cultivo de maíz y del fríjol; (7) además del ejercicio de los valores sociales como el compartir comunitariamente, convivir o hacer las cosas juntos por grupos de género, edad, el vivir en comunidad.
Todos los rasgos y actividades previamente mencionados,
que antes estaban ahí pero se minusvaloraban, se
resignificaron y aparecen como el legado cultural que los une con
otras comunidades tojolabales. Esto marca una línea de
continuidad regional e histórica con los poblados vecinos,
pero también resalta las peculiaridades de su historia local.
Entre el cambio y la permanencia, los embates del pasado. La identidad en cuestión.
La construcción social de
la identidad étnica y comunitaria, que supone dinámicas
de conservación, renovación y transformación de
la imagen del sí mismo, se entiende como un proceso simbólico
de adscripción grupal local y regional y de delimitación
frente a grupos sociales circundantes: las comunidades aledañas
con los que tiene vínculos políticos, religiosos o
familiares, los poblados aledaños contiguos pero sin
relaciones con el Zapotal, la cabecera municipal, entre otros. Esta
dinámica tiene por base
En la realización de lo
anterior se planteó una doble perspectiva antropológica:
una de corte histórico y otra de carácter sincrónico
o actual. Dentro de la óptica sincrónica hubo dos ejes,
por un lado las relaciones sociales, culturales, políticas y
económicas con los grupos aledaños que juegan algún
papel en la conformación de la identidad grupal, es decir, esa
alteridad múltiple y diferenciada que circunda al grupo y que
va desde los blancos y mestizos hasta otros grupos étnicos
cercanos, los tojolabales, con quienes tiene relaciones de semejanza
y parentesco cultura y sanguíneo.
Desde una perspectiva diacrónica
se indagó la conformación de la identidad grupal en el
proceso histórico reciente y de duración media. Para
ellos hubo varios asideros o puntos de anclaje. Por una parte, el
territorio tanto como el espacio geográfico donde se habita,
de procedencia y nacimiento como el sitio social al que se pertenece
y que está cargado de marcas simbólicas que contienen
los hechos significados de una historia grupal reciente y remota, por
ejemplo la finca, las tierras, la casa grande, los caminos entre
otros.
Una de las cuestiones rectoras
del trabajo fue: cuáles fueron las prácticas sociales
concretas y los mecanismos culturales presentes que delimitan la
construcción de la identidad comunitaria y étnica del
poblado tanto en el presente como en el curso de su historia reciente
y de duración media a través de los testimonios orales
de las generaciones más viejas. Las siguientes preguntas
ayudaron a orientar y desglosar el texto. ¿Cuáles son
las manifestaciones concretas de la identidad comunitaria y étnica?
Bibliografía. -Aceves Lozano, Jorge (1996), Historia Oral e historias de vida. Teoría, métodos y técnicas. Una bibliografía comentada, CIESAS, Colección Miguel Otón Mendizábal. -Gómez Hernandez, Antonio y Ruz, Mario Humberto, (1992) Memoria baldia. Los tojolabales y las fincas: testimonios, UNAM, UACH, México. -Niethammer, Lutz (1989), “Para qué sirva la historia oral?” publicado en Historia y Fuente Oral, núm. 2. -Pérez-Taylor, Rafael (1996), Entre la tradición y la modernidad: antropología de la memoria colectiva México, UNAM-IIA. -Pujadas
Muñoz, Juan Manuel (1992), El
método biográfico: El uso de las historias de vida en
las ciencias sociales, Centro
de Investigaciones Sociológicas, Madrid.
NOTAS 1 Para el presente trabajo se basa en las siguientes entrevistas sobre relatos de vida, principalmente centrados en su vivencias como trabajadores de la finca y, posteriormente, sobre la fundación de la comunidad y se adscripción étnica. Entrevista con el diácono, enero 2005, el Zapotal, las Margaritas, Chiapas; Entrevista con Don Pedro, enero 2005, el Zapotal, las Margaritas, Chiapas; Entrevista con Doña María, enero 2005, el Zapotal, las Margaritas, Chiapas; Entrevista con la autoridad ejidal, enero 2005, el Zapotal, las Margaritas, Chiapas.Entrevista con Antonio, julio 2005, el Zapotal, las Margaritas, Chiapas;Entrevista con el promotor de educación, julio 2005, el Zapotal, las Margaritas, Chiapas; Entrevista con Don Pedro, julio 2005, el Zapotal, las Margaritas, Chiapas; Entrevista con Don José, julio 2005, el Zapotal, las Margaritas, Chiapas; Entrevista con Bernardo, julio 2005, el Zapotal, las Margaritas, Chiapas; Entrevista con el catequista, julio 2005, el Zapotal, las Margaritas Chiapas; Entrevista con la autoridad ejidal, julio, 2005, el Zapotal, las Margaritas, Chiapas; Entrevista con el diácono, julio 2005, el Zapotal, las Margaritas, Chiapas; Entrevista con Doña María, julio, 2005, el Zapotal, las Margaritas, Chiapas; Entrevista con la esposa de Don Pedro, el catequista, julio de 2005, el Zapotal, las Margaritas, Chiapas; Entrevista con el Hermano Marista Jorge Carrasco, julio 2005, Comitán, Chiapas; Entrevista con N. Borrallas, julio 2005, Comitán, Chiapas. 2 Una versión inicial de este texto se presentó el Congreso de Historial Oral en Guadalajara, en Octubre de 2008. 3 Para este estudio se realizaron entrevistas semiestructuradas (abiertas) y estructuradas (cerradas) según ejes temáticas a informantes clave: autoridades civiles y religiosas, ancianos, comisariado municipal y ejidal, curanderos y médicos tradicionales. 4 Para ver una reflexión breve e interesante sobre la peculiaridad y las ventajas de las historias de vida –como parte de los testimonios orales- ver el: El método biográfico: El uso de las historias de vida en las ciencias sociales, Pujadas Muñoz, Juan José, Centro de Investigaciones Sociológicas, Madrid, 1992. Capítulo 1, pp 7-15. 5 Que a su vez está inserta, alternativamente, en otra serie de colectividades circundates –el grupo étnico, la partencia a un grupo religioso, la militancia política-. 6 Tanto el nombre de la comunidad, la finca y los pobladores han sido modificados, esto a petición de las autoridad ejidal, de los representantes del pueblo y de las personas entrevistadas. Esto no pretende ser una etnografía exhaustiva, sino una somera descripción que proporcione información etnográfica para interpretaciones y análisis posteriores. 7 Esta es una región principalmente productora de maíz, fríjol fundamentalmente para autoconsumo y se cultiva café para comerciar y también hay algunos ranchos y comunidades que tienen crianza de ganado para venta. 8 Las personas y familias que fundaron el Zapotal proceden en su gran mayoría de la comunidad de san Juan. Previamente, en 1983, la comunidad de san Juan fue fundado por ex peones de la finca el Chico Zapote. 9 También siembran chile, calabaza y algunas frutas como plátano –de diversas variedades-, naranjas, limones, caña entre otras. 10 En las comunidades que componen esta área –y en general en gran del municipio a excepción de la planada de las Margartias- la venta anual en las Margaritas del café cultivado en las comunidades representa el principal medio de procurarse alguna cantidad de dinero. 11 : partidos políticos (PRI principalmente), la unión de ejidos de la selva organización vinculada al ARIC, la CIOAC, bases de apoyo zapatistas entre otros. 12 Son simpatizantes zapatistas. 13 El “Chico Zapote” perteneció de 1952 a 1978 a José Villa Toro y Antonio Villa Toro, hijo del primero y de 1978 a 1994 a Augusto Altusser, aunque desde 1983 la finca se quedo sin trabajadores y se dedico exclusivamente a la venta de ganado. Ninguno de los “patrones” era originario de los poblados de la región, todos eran caxlanes y procedían de Comitán. Los patrones no vivían permanentemente en la finca, sólo estaban ahí por temporadas, su lugar de residencia era Comitán desde donde se desplazaban hacia sus propiedades. 14 La finca tenía unas doce mil matas de café –algo así como 15 hectáreas de café- que había que podar y cultivar. 15 Varios de los peones fueron miembros y fundadores de la comunidad de san Juan. 16 Era el mentado trabajo de balde o baldio que se imponía en la fincas a los acasillados y que esta por demás planteado para el caso de otras fincas de las Margaritas en Memoria baldia. Los tojolabales y las fincas: testimonios.Gomez Hernandez, Antonio y Ruz, Mario Humberto, (1992) Memoria baldia. Los tojolabales y las fincas: testimonios, UNAM, UACH, México. 17 huertas frutales, cafetales, cañaverales, entre otros que habían labrado para beneficio propio en las parcelas prestadas por el patrón. 18 “y ya cuando uno se hace viejo, pues ya de planos el patrón ya no tiene nada que ver, uno se lo arregla, no hay ayuda pues.” Entrevista don José, julio 2005, el Zapotal, las Margaritas, Chiapas. 19 Porque, a causa del poco tiempo que les dejaba para trabajar en los cultivos propios, los peones no alcanzaban a cosechar suficiente para el gasto en las parcelas que les prestaban y tenían que comprar, pero sólo con el patrón, pues nadie más les fiaría. 20 Lo cual no supone que los acasillados carecieran de capacidad de acción y respuesta, como se ha demostrado. 21 Pero hay que dimensionar esto en su justa medida, la falta de tierra no sólo implica que no hay un capital ni sitio para trabajar, sino que tampoco hay un lugar donde vivir. 22 Bernardo comenta sobre Augusto Altusser, “el patrón nada más venía en las vacaciones de sus hijos”. 23 Recuérdese la referida movilidad de peones acusa de su inconformidad con las condiciones de trabajo y vida de la finca. 24 Recuérdese la diez persona, entre ellas don Jacinto y don Rubencio, que compraron las tierras. 25 Aquí por tradición se entiende el marco referencial simbólico cultural de cierta sociedad desde el cual se entiende e interpreta el mundo social y los hechos, en el sentido Gadameriano. 26 Que es el término que ellos utilizan para denominar a los tojolabales que si conservan los rasgos culturales de su tradición. 27 Entrevista con doña María, enero 2005, el Zapotal, las Margaritas, Chiapas; entrevista con don José julio 2006, el Zapotal, las Margaritas, Chiapas. Casi todos los miembros de la comunidades que fueron entrevistados aludían al término “raza” o “sangre” para designar el hecho de ser descendientes de personas que hablan o hablaban tojolabal, ver capítulo 2 y 4 . 28 En unidades domésticas de producción, pero también con fuertes redes de solidaridad basadas en los vínculos sanguíneos y las relaciones de padrinazgo y compadrazgo. * Datos sobre el autor: * Guillermo Castillo Estudiante del posgrado en Antropología del IIA-UNAM. Volver al inicio de la Nota |
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