Periódico de Trabajo Social y Ciencias Sociales Edición digital |
Economía y política: Capitalismo y Democracia
Por:
Algunos
indicadores confirman la contradicción que vive el mundo. Como
nunca se produce tanta riqueza concentrada en cada vez menos manos.
Casi la mitad de esa riqueza está en poder de apenas 250
familias. Esta inequidad sólo puede ser mantenida con un
creciente grado de violencia y el uso del tremendo poder de fuego de
las grandes potencias, que ejercen un dominio casi absoluto sobre la
vida en nuestro planeta.
La
realidad golpea con fiereza, en situaciones como:
aumento
de inmigrantes latinos en USA como trabajadores subvaluados.
continuidad
del proyecto de construcción del Gran Muro a lo largo de la
frontera USA-México,
aumento
de inmigrantes africanos y asiáticos en Europa.
la
reciente ley sancionada por el Parlamento europeo para expulsar
inmigrantes clandestinos de la Unión Europea, con períodos
de detención de hasta 18 meses y prohibición por cinco
años para volver a entrar en Europa.
Mientras
tanto, el Neoemperador George W. Bush, a pesar de que se encuentra a
poco de finalizar su período de gobierno, continúa con
su “guerra santa a muerte” a favor de instalar la
democracia como único modelo político en el mundo.
Capitalismo
es democracia
El
modo en que se definió este paradigma podría aportarnos
algunos elementos para entender la situación de dependencia
por la que atravesamos, a pesar de que a nadie escapa (y nadie
discute) la ilegitimidad e incluso la ilegalidad de las deudas
externas que nos atan a los centros de poder económico.
Se
trata de analizar las razones por las que se han fundido los
conceptos económicos que explican las ventajas y la hegemonía
del “capitalismo” (liberalismo económico) con los
conceptos políticos que lo hacen en relación a la
“democracia" (liberalismo político) y su
consolidación como nuevo modelo globalizado.
El
nuevo orden mundial promueve un pensamiento único, el que se
sintetiza en la sentencia: capitalismo es democracia. El que promueve
la falsa idea de que existen países desarrollados, países
subdesarrollados y países en vías de desarrollo;
intentando hacernos creer que todo se trata de esperar la evolución
lógica de la civilización, y que -al paso del tiempo-
todos llegaremos al tan ansiado desarrollo. Y que ese desarrollo nos
permitirá escalar al máximo grado de sociedad
democrática.
A
partir de la recuperación del sistema democrático en
Latinoamérica luego de las dictaduras militares de la década
del '70 y la corriente de “democratización” que
impulsa -como cruzada santa- George W. Bush, muchos autores se
plantean una tendencia a ver una cierta simbiosis entre capiltalismo
y democracia, como si la representación política, en
este caso la voluntad popular, debiera desarrollarse tan solo en el
ámbito de la economía de mercado. Es así que se
funden liberalismo político y liberalismo económico
como una misma pieza.
Sin
embargo, estos últimos años han significado una
pérdida de derechos de ciudadanía (de derechos
sociales), motivada por la pérdida de poder del Estado en
favor de los grandes emporios multinacionales, promotores de la
libertad de mercado.
Articulación
“economía, sociedad y política”
La
mirada sobre qué es el desarrollo y cómo debe
analizarse ha variado en los últimos años.
De
tal modo, el concepto de medir el desarrollo de acuerdo a variables
de macro economía ha dado paso al uso de una serie de
variables que integran elementos económicos, sociales y
políticos. El uso del indicador “PIB per cápita”
para medir el grado de desarrollo de un país o región
ha sido dejado de lado, especialmente a partir del trabajo del PNUD y
la implementación del IDH (Indice de Desarrollo Humano), que
contempla el acceso real y la distribución del Producto
Nacional, pero se complementa con la Esperanza de Vida (indicador que
tiene que ver con variables relacionadas a las políticas de
Salud y Sanidad que se implementan desde el Estado) y con el Indice
de Analfabetismo y los grados de capacitación y educación
alcanzados por los miembros de la sociedad.
Un
país puede valorarse como rico o desarrollado si su Producto
Interno es muy alto.
Pero
esto no significa que esa riqueza se distribuya en forma equitativa
entre sus habitantes. Es el caso de Argentina, que manifiesta una
tasa continuada de crecimiento, pero presenta el cuadro de
distribución más negativo de los últimos años.
Cada vez, un porcentaje más reducido de la sociedad se queda
con un porcentaje más alto de la renta nacional.
Según
Fernando Henrique Cardozo y Enzo Faletto, en América se
produjo un cambio el paradigma del desarrollo, desde fines de la
Segunda Guerra Mundial, momento en el que se pensaba que existían
las condiciones para que nuestros países cumplieran un destino
de desarrollo a partir de la creciente industrialización y
ascenso de clases productivas de carácter nacional, con un
ciclo o fase de desarrollo autosustentado. Este desarrollo productivo
estaba basado en la sustitución de las importaciones. Esta
fase se complementaba con un estado de pleno empleo y un fuerte
mercado de consumo interno.
Para
analizar la cuestión del desarrollo y su contracara, el
subdesarrollo, se requiere una teoría.
Según
la teoría de la dependencia, los procesos económicos
son explicados como procesos sociales, en los que “el poder
económico se expresa como dominación social, es decir,
como política”. -1-
En
este modelo, la lucha se da en el seno de la sociedad cuando una
“clase o un grupo económico intenta establecer un
sistema de relaciones sociales que le permita imponer un modo de
producción propio al conjunto de la sociedad”. -2-
Y
se trata de una lucha política y económica.
Análisis
integrado del desarrollo
De
acuerdo a Cardozo y Faletto, el desarrollo es en sí mismo un
proceso social, pero no es suficiente considerar los efectos sociales
que produce el sistema económico. El análisis de la
sociología con referencia al desarrollo tiene en cuenta
“el estudio de las estructuras de dominación y de las
formas de estratificación social que condicionan los
mecanismos y los tipos de control y decisión del sistema
económico en cada situación social particular”.
Deben atenderse, según esta concepción, las relaciones
políticas de sectores, clases o grupos sociales. Esas
relaciones tienen el carácter de lucha por el control del
sistema productivo.
El análisis integrado de desarrollo permite profundizar el
análisis acerca de los elementos económicos y sociales
que pujan en un momento determinado o “proceso histórico”.
Señalan
a la Dependencia
“como una situación condicionante en la cual un grupo de
países tienen su economía condicionada por el
desarrollo y la expansión de otra economía a la cual la
propia esta sometida”. -3-.
Un
texto de Darcy Ribeiro complementa esa definición expresando
que “los pueblos desarrollados y subdesarrollados del mundo
moderno no se explican como representaciones de etapas distintas y
desfasadas de la evolución humana. Se explican. Eso sí,
como componenrtes interactivos y mutuamente complementarios de
amplios sistemas de dominación tendientes a perpetuar sus
posiciones relativas y sus relaciones simbióticas como polos
del atraso y del progreso de una misma civilización. En el
mundo contemporáneo, son desarrolladas las sociedades que se
integraron autónomamente en la civilización de base
industrial por aceleración evolutiva; y son subdesarrolladas
las que fueron insertadas en ellas por su incorporación
histórica como 'proletariados externos', destinados a colmar
las condiciones de vida y de prosperidad de los pueblos desarrollados
con los cuales se relacionan” -4-
Cardozo
y Faletto avanzan con el fin de aportar una salida para nuestros
pueblos y proponen una visión crítica para un análisis
integrado del desarrollo, cuando afirman que “las
transformaciones sociales y económicas que alteran el
equilibrio interno y externo de las sociedades subdesarrolladas y
dependientes son procesos políticos que, en las condiciones
históricas actuales, suponen tensiones que no siempre ni de
modo necesario contienen en sí mismas soluciones favorables al
desarrollo nacional”.
Proponen
entonces un análisis teórico en
el que integran los factores externos con los internos, junto a los
factores económicos y socio políticos que
caracterizaron los procesos vividos especialmente en Latinoamérica
y su relación de dependencia con el mercado mundial.
Un
período de "transición"
Cardozo
y Faletto denominan como transición al proceso en el cual, en
Latinoamérica “se crean las bases para que los sectores
medios irrumpan en la dinámica política y social”
-5-, a partir de la diferenciación de la economía
exportadora. Así se conforma un incipiente grupo productivo
como burguesía industrial, acompañado por otros
sectores integrados por profesionales, técnicos, militares,
etc.
Ambas
cuestiones terminaron estimulando una salida industrializadora para
sustituir aquellos productos manufacturados. El origen de este
período sería el de la reorganización del poder
"oligárquico" deteriorado profundamente antes de la
crisis mundial de 1930.
Esa
reorganización o reacomodamiento del poder hegemónico
tuvo variaciones de acuerdo a los diferentes países.
Las
crisis se dieron de forma distinta en aquellos países en los
que se conformaban sociedades estructuradas
como enclave, esto es donde los grupos económicos locales no
siempre pudieron mantener su control o su predominio sobre el
sector productivo.
“En
determinadas circunstancias, la economía de los países
latinoamericanos se incorporó al mercado mundial a través
de la producción obtenida por núcleo de actividades
primarias controlados en forma directa desde fuera.” -6-
Asímismo,
el proceso de salida de la crisis fue distinto de acuerdo al grado de
diferenciación interna del sistema productivo y el
fraccionamiento de los grupos sociales, materializado en nuevas
alianzas y el fin último de los grupos hegemónicos de
defender las bases de un sistema agroexportador.
La
transición se produce entonces al momento de profundización
de la crisis, lo que posibilita el ascenso de los sectores vinculados
con la producción relacionada con el mercado interno.
Los
autores analizados se ocupan especialmente de esta etapa que vivieron
-si bien con características propias- los países de
Latinoamérica y el Caribe.
Definen
como “desarrollo hacia adentro” al proceso en el que se
presenta en escena un nuevo elemento que desempeña un rol
protagónico. Durante las décadas de los ´50 y ´60
se afianzó una economía de base industrial (aunque
ligera), y se observa una actitud participativa y vigilante por parte
de grupos hasta entonces marginados, aislados de la vida socio
política: las "masas" ganaron un lugar principal.
Este fenómeno se dio en el plano económico, al
ampliarse la base de "industrialización sustitutiva de
importaciones", con un marcado y creciente mercado interno
consumidor.
El
fin de la guerra mundial recompuso el sistema productivo de Estados
Unidos y desnudó la debilidad del modelo de sustitución
de importaciones, dado que la incipiente industrialización,
calificada como ligera, no estaba en condiciones de satisfacer los
requerimientos del sistema productivo a la vez que utilizaba mano de
obra intensiva, dejando latente la fragilidad estructural. Los países
latinoamericanos en los que se desarrolló esa incipiente
industrialización, requerían los materiales base con
los cuales producía luego sus manufacturas. Las industrias
pesadas, especialmente la siderúrgica y la petroquímica
requerían mucho capital y alta tecnología. Los
capitales no se desarrollaron en nuestros países.
Esto
dio por resultado un deterioro en la balanza comercial, generando
saldos desfavorables y produciendo una crisis notable en el Estado.
Esta
situación, por fin, cuestionaba las bases mismas de las
alianzas sociales y políticas concretadas hasta ese momento, y
la definición se da a partir del quiebre
del modelo de desarrollo nacional populista. Esto da por resultado la
presencia de grupos militares en el espectro político,
los que terminan tomando forma de partido, el Partido Militar. Se
producen en esa etapa graves conflictos sociales, con luchas
sindicales e intervenciones militares. Los grupos dominantes
sostienen fuertes lazos con el gobierno de Estados Unidos y las
empresas de capital extranjero.
“Se
asiste en cambio a la emergencia de una sociedad en la que clases y
grupos sociales aparecen escindidos: una parte de la clase obrera
industrial "moderna", ligada a los nuevos sectores, frente
a otro grupo de obreros ligados a la industria "tradicional",
provenientes de la industrialización anterior. Lo mismo ocurre
con los empresarios”. -7-
Un
repaso teórico
Las
democracias se han convertido hoy en meros interregnos electorales,
tal como señala Guillermo O'Donnell con el concepto de
“democracias delegativas”, en el sentido de que una vez
que es elegido, el líder no tiene controles efectivos por
parte del resto de los poderes. Para este autor, se trata de una
concepción política muy arraigada en Latinoamérica.
Sin
embargo, la escalada “democratizadora” que lleva adelante
George W. Bush y sus aliados occidentales [sumado a las denuncias
sobre fraude en las elecciones para Presidente en USA año
2000, así como las dudas acerca del ataque sobre las Torres
Gemelas y las invasiones a Afganistán e Irak], muestran que
este escenario no se limita sólo a los países
subdesarrollados.
David
Easton, quien representa la visión moderna del liberalismo,
señala que se
debe “comprender cómo es posible que se cumpla la
función política básica de una sociedad -su
asignación autoritaria de valores independientemente del lugar
y la época en que ello suceda...” y que “la
incapacidad para enfrentar las tensiones lleva a un colapso del
sistema”.
De
tal forma, para Easton se produce tensión cuando el sistema
político tiene dificultades tanto para tomar decisiones
(asignar valores a la sociedad) como para lograr la aceptación
de esos lineamientos por parte de la sociedad. En los sistemas
industriales esta tensión se produce con mucha frecuencia, lo
que la lleva a un margen crítico. Sin embargo Easton no da
respuestas frente a la profundización de las crisis, ya que es
justamente la escisión de los espacios público y
privado lo que lleva a una contradicción que se visualiza -por
ejemplo- en las enormes desigualdades en el reparto de la riqueza.
Quien
propone profundizar el estudio sobre la político es Max Weber,
quien desarrolla conceptos críticos para el Estado liberal, de
allí que señala que deba conciliarse política
con economía, jerarquizando el rol de los órganos
legislativos en gobiernos republicanos (siempre desde la óptica
propia de la tradición europea y su modelo parlamentario).
Para
él, la política es la praxis de los ciudadanos y sus
relaciones intrínsecas en una acción social. Este
análisis corresponde a la unidad de un grupo, no de un
individuo.
Lo
público y lo privado
Tal
como plantea Atilio Borón: “Es
necesario reconvertir al Estado en la esfera de lo público,
garantizando la transparencia de sus actos y el carácter
democrático de sus procedimientos. Ya hemos visto cómo
el mercado fue incapaz de impedir la burocratización de las
sociedades modernas; sólo una democracia militante podrá
impedir el triunfo, estéril y sin sentido –como lo
recordaba Max Weber– de la jaula de hierro burocrática.
Comenzar a andar por el camino de las reformas sociales es la única
alternativa creativa que se abre en la coyuntura de hoy. Si esta
empresa tiene éxito podría llegar a neutralizar los
efectos disgregantes del mercado y afianzar el control popular sobre
el Estado. Esto nos abriría las puertas a un camino que
conduce a una sociedad mejor, donde imperen la justicia, la soberanía
popular y las libertades públicas.”
En
este sentido, Borón confirma lo expresado por Weber al señalar
que: “...la política consiste en una dura y prolongada
penetración a través de tenaces resistencias, para la
que se requiere, al mismo tiempo, pasión y mesura...”
Varios
autores han estudiado nuestras realidades latinoamericanas,
planteando como imprescindible el desarrollo de nuevas lecturas de la
realidad que rompan con los paradigmas neoliberales.
Así,
Atilio Borón se replantea el
significado actual de la democracia en América Latina, en la
que en 200 años de vida independiente se afianzó el
funcionamiento del modo de producción capitalista antes que
introducir la democracia burguesa. Y en la que las políticas
neoliberales confirmaron la destrucción de la sociedad civil y
la precarización de los derechos ciudadanos.
Para
O'Donnell, deben fortalecerse
las instituciones sociales y políticas. De otra forma, la
democracia tendrá sólo un carácter declamativo.
Coincide
en el diagnóstico Norbert Lechner, al afirmar que existe un
malestar generalizado en la política y que es necesario
replantearse los términos de la democracia y de las relaciones
sociales en ese marco, para dotarlas de un nuevo sentido. Aportando
al debate en relación al Estado y al Mercado, señala
Lechner: “Cuando los países de América Latina se
proponen armonizar democracia política con crecimiento
económico y equidad social, están planteando un desafío
novedoso. Ya no se trata de una compatibilidad asegurada de antemano.
Por una parte, el desarrollo económico y, en concreto, el
mercado, ya no puede ser considerado un "prerrequisito" de
la democracia”. -8-
Por
su lado, José Nun teoriza también sobre la recuperación
del viejo paradigma que expresa que la democracia es el gobierno del
pueblo. Para ello es necesario reconstruir el Estado y la sociedad
civil.
En
definitiva, el desafío de nuestra hora es el de aportar al
debate social y a la construcción de nuevos espacios y
mecanismos de participación y fortalecimiento ciudadano, desde
una mirada propia, americana, para superar paradigmas
“evolucionistas” funcionales a la consolidación
del modelo europeísta, capitalista y liberal, tal como el de
considerar como válido el estatus de los llamados “países
en vías de desarrollo”.
NOTAS
-1-
Apuntes de cátedra. Sociología. Facultad
de Ciencias Políticas Universidad Nacional de Rosario
-2-
Ídem
-3-
Cardoso y Faletto, “Dependencia y desarrollo”. Siglo XXI
Editores. Buenos Aires, 1974
-4-
Darcy Ribeiro. “El proceso civilizatorio. De la revolución
agrícola a la termonuclear. CEAL. Bs. As. 1971”
Las
Américas y la civilización. CEAL, Bs. As. 1969
-5-
Cardoso y Faletto, “Dependencia y desarrollo”. Siglo XXI
Editores. Buenos Aires, 1974
-6-
Fernando Henrique Cardozo y Enzo Faletto. “Dependencia y
desarrollo”
-7-
Apuntes de cátedra. Economía. Facultad de Ciencias
Políticas Universidad Nacional de Rosario
-8-
Lechner, Norbert. “El debate sobre Estado y Mercado”.
Ensayo. Flacso.
BIBLIOGRAFÍA
Cardozo,
Fernando Henrique y Faletto, Enzo. “Dependencia y desarrollo”.
Siglo
XXI Editores. Buenos Aires, 1974
Boron,
Atilio. Estado, capitalismo y democracia en America Latina.
Coleccion
Secretaria Ejecutiva,
Clacso,
Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales.
Ribeiro,
Darcy. “El proceso civilizatorio. De la revolución
agrícola a la termonuclear. CEAL. Bs. As. 1971”
O`Donnel,
Guillermo, El Estado Burocrático Autoritario. 1960-1973,
Buenos Aires, Ed. Belgrano.
Aláin
Rouquié, Poder militar y sociedad política en Argentina
(1943-1973), Buenos Aires, Emece Editores, 1982
Dos
Santos, Theotonio. “La teoría de la dependencia”.
Ed. Plaza Janes, Buenos Aires, 2003
NUN,
José. : Marginalidad y exclusión social - FCE, 2001
Lechner,
Norbert. “El debate sobre Estado y Mercado”. Ensayo.
Flacso.
* Datos sobre las autoras: * José Luis Parra Profesor de Historia y Geografía Volver al inicio de la Nota |
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