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Edición N° 50 - invierno 2008

Economía y política: Capitalismo y Democracia

Algunos apuntes teóricos para ayudar a debatir la cuestión de la contradicción “Desarrollo y Subdesarrollo”

Por:
José Luis Parra
* (Datos sobre el autor)


Se escamotea, así, el hecho de que los pueblos de América Latina sufrieron el impacto de la revolución industrial -como los demás pueblos atrasados- en condición de consumidores de los productos industrializados por otros, introducidos con la limitación necesaria para hacer más eficaces sus economías de productores de materias primas y siempre con la preocupación de mantenerlas dependientes”.
Darcy Ribeiro
Las Américas y la civilización. CEAL, Bs. As. 1969 pág 18.


Introducción

Algunos indicadores confirman la contradicción que vive el mundo. Como nunca se produce tanta riqueza concentrada en cada vez menos manos. Casi la mitad de esa riqueza está en poder de apenas 250 familias. Esta inequidad sólo puede ser mantenida con un creciente grado de violencia y el uso del tremendo poder de fuego de las grandes potencias, que ejercen un dominio casi absoluto sobre la vida en nuestro planeta.

La realidad golpea con fiereza, en situaciones como:

  • aumento de inmigrantes latinos en USA como trabajadores subvaluados.

  • continuidad del proyecto de construcción del Gran Muro a lo largo de la frontera USA-México,

  • aumento de inmigrantes africanos y asiáticos en Europa.

  • la reciente ley sancionada por el Parlamento europeo para expulsar inmigrantes clandestinos de la Unión Europea, con períodos de detención de hasta 18 meses y prohibición por cinco años para volver a entrar en Europa.

Mientras tanto, el Neoemperador George W. Bush, a pesar de que se encuentra a poco de finalizar su período de gobierno, continúa con su “guerra santa a muerte” a favor de instalar la democracia como único modelo político en el mundo.

Capitalismo es democracia

El modo en que se definió este paradigma podría aportarnos algunos elementos para entender la situación de dependencia por la que atravesamos, a pesar de que a nadie escapa (y nadie discute) la ilegitimidad e incluso la ilegalidad de las deudas externas que nos atan a los centros de poder económico.

Se trata de analizar las razones por las que se han fundido los conceptos económicos que explican las ventajas y la hegemonía del “capitalismo” (liberalismo económico) con los conceptos políticos que lo hacen en relación a la “democracia" (liberalismo político) y su consolidación como nuevo modelo globalizado.

El nuevo orden mundial promueve un pensamiento único, el que se sintetiza en la sentencia: capitalismo es democracia. El que promueve la falsa idea de que existen países desarrollados, países subdesarrollados y países en vías de desarrollo; intentando hacernos creer que todo se trata de esperar la evolución lógica de la civilización, y que -al paso del tiempo- todos llegaremos al tan ansiado desarrollo. Y que ese desarrollo nos permitirá escalar al máximo grado de sociedad democrática.

A partir de la recuperación del sistema democrático en Latinoamérica luego de las dictaduras militares de la década del '70 y la corriente de “democratización” que impulsa -como cruzada santa- George W. Bush, muchos autores se plantean una tendencia a ver una cierta simbiosis entre capiltalismo y democracia, como si la representación política, en este caso la voluntad popular, debiera desarrollarse tan solo en el ámbito de la economía de mercado. Es así que se funden liberalismo político y liberalismo económico como una misma pieza.

Sin embargo, estos últimos años han significado una pérdida de derechos de ciudadanía (de derechos sociales), motivada por la pérdida de poder del Estado en favor de los grandes emporios multinacionales, promotores de la libertad de mercado.

Articulación “economía, sociedad y política”

La mirada sobre qué es el desarrollo y cómo debe analizarse ha variado en los últimos años.

De tal modo, el concepto de medir el desarrollo de acuerdo a variables de macro economía ha dado paso al uso de una serie de variables que integran elementos económicos, sociales y políticos. El uso del indicador “PIB per cápita” para medir el grado de desarrollo de un país o región ha sido dejado de lado, especialmente a partir del trabajo del PNUD y la implementación del IDH (Indice de Desarrollo Humano), que contempla el acceso real y la distribución del Producto Nacional, pero se complementa con la Esperanza de Vida (indicador que tiene que ver con variables relacionadas a las políticas de Salud y Sanidad que se implementan desde el Estado) y con el Indice de Analfabetismo y los grados de capacitación y educación alcanzados por los miembros de la sociedad.

Un país puede valorarse como rico o desarrollado si su Producto Interno es muy alto.

Pero esto no significa que esa riqueza se distribuya en forma equitativa entre sus habitantes. Es el caso de Argentina, que manifiesta una tasa continuada de crecimiento, pero presenta el cuadro de distribución más negativo de los últimos años. Cada vez, un porcentaje más reducido de la sociedad se queda con un porcentaje más alto de la renta nacional.

Según Fernando Henrique Cardozo y Enzo Faletto, en América se produjo un cambio el paradigma del desarrollo, desde fines de la Segunda Guerra Mundial, momento en el que se pensaba que existían las condiciones para que nuestros países cumplieran un destino de desarrollo a partir de la creciente industrialización y ascenso de clases productivas de carácter nacional, con un ciclo o fase de desarrollo autosustentado. Este desarrollo productivo estaba basado en la sustitución de las importaciones. Esta fase se complementaba con un estado de pleno empleo y un fuerte mercado de consumo interno.

Para analizar la cuestión del desarrollo y su contracara, el subdesarrollo, se requiere una teoría.

Según la teoría de la dependencia, los procesos económicos son explicados como procesos sociales, en los que “el poder económico se expresa como dominación social, es decir, como política”. -1-

En este modelo, la lucha se da en el seno de la sociedad cuando una “clase o un grupo económico intenta establecer un sistema de relaciones sociales que le permita imponer un modo de producción propio al conjunto de la sociedad”. -2-

Y se trata de una lucha política y económica.

Análisis integrado del desarrollo

De acuerdo a Cardozo y Faletto, el desarrollo es en sí mismo un proceso social, pero no es suficiente considerar los efectos sociales que produce el sistema económico. El análisis de la sociología con referencia al desarrollo tiene en cuenta “el estudio de las estructuras de dominación y de las formas de estratificación social que condicionan los mecanismos y los tipos de control y decisión del sistema económico en cada situación social particular”. Deben atenderse, según esta concepción, las relaciones políticas de sectores, clases o grupos sociales. Esas relaciones tienen el carácter de lucha por el control del sistema productivo. El análisis integrado de desarrollo permite profundizar el análisis acerca de los elementos económicos y sociales que pujan en un momento determinado o “proceso histórico”.

Señalan a la Dependencia “como una situación condicionante en la cual un grupo de países tienen su economía condicionada por el desarrollo y la expansión de otra economía a la cual la propia esta sometida”. -3-.

Un texto de Darcy Ribeiro complementa esa definición expresando que “los pueblos desarrollados y subdesarrollados del mundo moderno no se explican como representaciones de etapas distintas y desfasadas de la evolución humana. Se explican. Eso sí, como componenrtes interactivos y mutuamente complementarios de amplios sistemas de dominación tendientes a perpetuar sus posiciones relativas y sus relaciones simbióticas como polos del atraso y del progreso de una misma civilización. En el mundo contemporáneo, son desarrolladas las sociedades que se integraron autónomamente en la civilización de base industrial por aceleración evolutiva; y son subdesarrolladas las que fueron insertadas en ellas por su incorporación histórica como 'proletariados externos', destinados a colmar las condiciones de vida y de prosperidad de los pueblos desarrollados con los cuales se relacionan” -4-

Cardozo y Faletto avanzan con el fin de aportar una salida para nuestros pueblos y proponen una visión crítica para un análisis integrado del desarrollo, cuando afirman que “las transformaciones sociales y económicas que alteran el equilibrio interno y externo de las sociedades subdesarrolladas y dependientes son procesos políticos que, en las condiciones históricas actuales, suponen tensiones que no siempre ni de modo necesario contienen en sí mismas soluciones favorables al desarrollo nacional”.

Proponen entonces un análisis teórico en el que integran los factores externos con los internos, junto a los factores económicos y socio políticos que caracterizaron los procesos vividos especialmente en Latinoamérica y su relación de dependencia con el mercado mundial.

Un período de "transición"

Cardozo y Faletto denominan como transición al proceso en el cual, en Latinoamérica “se crean las bases para que los sectores medios irrumpan en la dinámica política y social” -5-, a partir de la diferenciación de la economía exportadora. Así se conforma un incipiente grupo productivo como burguesía industrial, acompañado por otros sectores integrados por profesionales, técnicos, militares, etc.

Ambas cuestiones terminaron estimulando una salida industrializadora para sustituir aquellos productos manufacturados. El origen de este período sería el de la reorganización del poder "oligárquico" deteriorado profundamente antes de la crisis mundial de 1930.

Esa reorganización o reacomodamiento del poder hegemónico tuvo variaciones de acuerdo a los diferentes países.

Las crisis se dieron de forma distinta en aquellos países en los que se conformaban sociedades estructuradas como enclave, esto es donde los grupos económicos locales no siempre pudieron mantener su control o su predominio sobre el sector productivo.

“En determinadas circunstancias, la economía de los países latinoamericanos se incorporó al mercado mundial a través de la producción obtenida por núcleo de actividades primarias controlados en forma directa desde fuera.” -6-

Asímismo, el proceso de salida de la crisis fue distinto de acuerdo al grado de diferenciación interna del sistema productivo y el fraccionamiento de los grupos sociales, materializado en nuevas alianzas y el fin último de los grupos hegemónicos de defender las bases de un sistema agroexportador.

La transición se produce entonces al momento de profundización de la crisis, lo que posibilita el ascenso de los sectores vinculados con la producción relacionada con el mercado interno.

Agotamiento del modelo desarrollista

Los autores analizados se ocupan especialmente de esta etapa que vivieron -si bien con características propias- los países de Latinoamérica y el Caribe.

Definen como “desarrollo hacia adentro” al proceso en el que se presenta en escena un nuevo elemento que desempeña un rol protagónico. Durante las décadas de los ´50 y ´60 se afianzó una economía de base industrial (aunque ligera), y se observa una actitud participativa y vigilante por parte de grupos hasta entonces marginados, aislados de la vida socio política: las "masas" ganaron un lugar principal. Este fenómeno se dio en el plano económico, al ampliarse la base de "industrialización sustitutiva de importaciones", con un marcado y creciente mercado interno consumidor.

El fin de la guerra mundial recompuso el sistema productivo de Estados Unidos y desnudó la debilidad del modelo de sustitución de importaciones, dado que la incipiente industrialización, calificada como ligera, no estaba en condiciones de satisfacer los requerimientos del sistema productivo a la vez que utilizaba mano de obra intensiva, dejando latente la fragilidad estructural. Los países latinoamericanos en los que se desarrolló esa incipiente industrialización, requerían los materiales base con los cuales producía luego sus manufacturas. Las industrias pesadas, especialmente la siderúrgica y la petroquímica requerían mucho capital y alta tecnología. Los capitales no se desarrollaron en nuestros países.

Esto dio por resultado un deterioro en la balanza comercial, generando saldos desfavorables y produciendo una crisis notable en el Estado.

Esta situación, por fin, cuestionaba las bases mismas de las alianzas sociales y políticas concretadas hasta ese momento, y la definición se da a partir del quiebre del modelo de desarrollo nacional populista. Esto da por resultado la presencia de grupos militares en el espectro político, los que terminan tomando forma de partido, el Partido Militar. Se producen en esa etapa graves conflictos sociales, con luchas sindicales e intervenciones militares. Los grupos dominantes sostienen fuertes lazos con el gobierno de Estados Unidos y las empresas de capital extranjero.

“Se asiste en cambio a la emergencia de una sociedad en la que clases y grupos sociales aparecen escindidos: una parte de la clase obrera industrial "moderna", ligada a los nuevos sectores, frente a otro grupo de obreros ligados a la industria "tradicional", provenientes de la industrialización anterior. Lo mismo ocurre con los empresarios”. -7-

Un repaso teórico

Las democracias se han convertido hoy en meros interregnos electorales, tal como señala Guillermo O'Donnell con el concepto de “democracias delegativas”, en el sentido de que una vez que es elegido, el líder no tiene controles efectivos por parte del resto de los poderes. Para este autor, se trata de una concepción política muy arraigada en Latinoamérica.

Sin embargo, la escalada “democratizadora” que lleva adelante George W. Bush y sus aliados occidentales [sumado a las denuncias sobre fraude en las elecciones para Presidente en USA año 2000, así como las dudas acerca del ataque sobre las Torres Gemelas y las invasiones a Afganistán e Irak], muestran que este escenario no se limita sólo a los países subdesarrollados.

David Easton, quien representa la visión moderna del liberalismo, señala que se debe “comprender cómo es posible que se cumpla la función política básica de una sociedad -su asignación autoritaria de valores independientemente del lugar y la época en que ello suceda...” y que “la incapacidad para enfrentar las tensiones lleva a un colapso del sistema”.

De tal forma, para Easton se produce tensión cuando el sistema político tiene dificultades tanto para tomar decisiones (asignar valores a la sociedad) como para lograr la aceptación de esos lineamientos por parte de la sociedad. En los sistemas industriales esta tensión se produce con mucha frecuencia, lo que la lleva a un margen crítico. Sin embargo Easton no da respuestas frente a la profundización de las crisis, ya que es justamente la escisión de los espacios público y privado lo que lleva a una contradicción que se visualiza -por ejemplo- en las enormes desigualdades en el reparto de la riqueza.

Quien propone profundizar el estudio sobre la político es Max Weber, quien desarrolla conceptos críticos para el Estado liberal, de allí que señala que deba conciliarse política con economía, jerarquizando el rol de los órganos legislativos en gobiernos republicanos (siempre desde la óptica propia de la tradición europea y su modelo parlamentario).

Para él, la política es la praxis de los ciudadanos y sus relaciones intrínsecas en una acción social. Este análisis corresponde a la unidad de un grupo, no de un individuo.

Lo público y lo privado

Tal como plantea Atilio Borón: “Es necesario reconvertir al Estado en la esfera de lo público, garantizando la transparencia de sus actos y el carácter democrático de sus procedimientos. Ya hemos visto cómo el mercado fue incapaz de impedir la burocratización de las sociedades modernas; sólo una democracia militante podrá impedir el triunfo, estéril y sin sentido –como lo recordaba Max Weber– de la jaula de hierro burocrática. Comenzar a andar por el camino de las reformas sociales es la única alternativa creativa que se abre en la coyuntura de hoy. Si esta empresa tiene éxito podría llegar a neutralizar los efectos disgregantes del mercado y afianzar el control popular sobre el Estado. Esto nos abriría las puertas a un camino que conduce a una sociedad mejor, donde imperen la justicia, la soberanía popular y las libertades públicas.”

En este sentido, Borón confirma lo expresado por Weber al señalar que: “...la política consiste en una dura y prolongada penetración a través de tenaces resistencias, para la que se requiere, al mismo tiempo, pasión y mesura...”

Varios autores han estudiado nuestras realidades latinoamericanas, planteando como imprescindible el desarrollo de nuevas lecturas de la realidad que rompan con los paradigmas neoliberales.

Así, Atilio Borón se replantea el significado actual de la democracia en América Latina, en la que en 200 años de vida independiente se afianzó el funcionamiento del modo de producción capitalista antes que introducir la democracia burguesa. Y en la que las políticas neoliberales confirmaron la destrucción de la sociedad civil y la precarización de los derechos ciudadanos.

Para O'Donnell, deben fortalecerse las instituciones sociales y políticas. De otra forma, la democracia tendrá sólo un carácter declamativo.

Coincide en el diagnóstico Norbert Lechner, al afirmar que existe un malestar generalizado en la política y que es necesario replantearse los términos de la democracia y de las relaciones sociales en ese marco, para dotarlas de un nuevo sentido. Aportando al debate en relación al Estado y al Mercado, señala Lechner: “Cuando los países de América Latina se proponen armonizar democracia política con crecimiento económico y equidad social, están planteando un desafío novedoso. Ya no se trata de una compatibilidad asegurada de antemano. Por una parte, el desarrollo económico y, en concreto, el mercado, ya no puede ser considerado un "prerrequisito" de la democracia”. -8-

Por su lado, José Nun teoriza también sobre la recuperación del viejo paradigma que expresa que la democracia es el gobierno del pueblo. Para ello es necesario reconstruir el Estado y la sociedad civil.

En definitiva, el desafío de nuestra hora es el de aportar al debate social y a la construcción de nuevos espacios y mecanismos de participación y fortalecimiento ciudadano, desde una mirada propia, americana, para superar paradigmas “evolucionistas” funcionales a la consolidación del modelo europeísta, capitalista y liberal, tal como el de considerar como válido el estatus de los llamados “países en vías de desarrollo”.

NOTAS

-1- Apuntes de cátedra. Sociología. Facultad de Ciencias Políticas Universidad Nacional de Rosario

-2- Ídem

-3- Cardoso y Faletto, “Dependencia y desarrollo”. Siglo XXI Editores. Buenos Aires, 1974

-4- Darcy Ribeiro. “El proceso civilizatorio. De la revolución agrícola a la termonuclear. CEAL. Bs. As. 1971”

Las Américas y la civilización. CEAL, Bs. As. 1969

-5- Cardoso y Faletto, “Dependencia y desarrollo”. Siglo XXI Editores. Buenos Aires, 1974

-6- Fernando Henrique Cardozo y Enzo Faletto. “Dependencia y desarrollo”

-7- Apuntes de cátedra. Economía. Facultad de Ciencias Políticas Universidad Nacional de Rosario

-8- Lechner, Norbert. “El debate sobre Estado y Mercado”. Ensayo. Flacso.

BIBLIOGRAFÍA

Cardozo, Fernando Henrique y Faletto, Enzo. “Dependencia y desarrollo”. Siglo XXI Editores. Buenos Aires, 1974

Boron, Atilio. Estado, capitalismo y democracia en America Latina. Coleccion Secretaria Ejecutiva, Clacso, Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales.

Ribeiro, Darcy. “El proceso civilizatorio. De la revolución agrícola a la termonuclear. CEAL. Bs. As. 1971”
------ Las Américas y la civilización. CEAL, Bs. As. 1969

O`Donnel, Guillermo, El Estado Burocrático Autoritario. 1960-1973, Buenos Aires, Ed. Belgrano.

Aláin Rouquié, Poder militar y sociedad política en Argentina (1943-1973), Buenos Aires, Emece Editores, 1982

Dos Santos, Theotonio. “La teoría de la dependencia”. Ed. Plaza Janes, Buenos Aires, 2003

NUN, José. : Marginalidad y exclusión social - FCE, 2001

Lechner, Norbert. “El debate sobre Estado y Mercado”. Ensayo. Flacso.



* Datos sobre las autoras:
* José Luis Parra
Profesor de Historia y Geografía

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