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Edición digital

Edición N° 49 - otoño 2008

Algunos cambios en la esfera de la Familia.
Una mirada desde la Intervención en lo social

Por:
Alfredo Juan Manuel Carballeda
* (Datos sobre el autor)


1- Algunas Cuestiones Generales con respecto a las Familias en la actualidad

Los diferentes cambios sociales, económicos, culturales y políticos producidos en las últimas décadas, se inscriben en diferentes áreas, también ocurre esto y de modo singular en la esfera de la Familia.

Desde esa estructura, en tanto, escenario de intervención surgen nuevos interrogantes hacia las Políticas Sociales, las Prácticas y las modalidades típicas de aplicación de éstas.

La Familia en la actualidad, se ratifica como concepto polisémico, especialmente a partir de que es atravesada por una gran cantidad de variables históricas y contextuales. Convirtiéndose de esta manera en un relato contextual que sintetiza las nuevas expresiones de la cuestión social, tanto desde lo objetivo como lo subjetivo.

Desde la intervención en sí misma, cómo desde sus marcos institucionales, pareciera que las categorías, esquemas conceptuales y definiciones con respecto a la Familia como categoría de estudio y análisis, no logran dar cuenta del todo y desde una forma holística a las demandas actuales. De esta forma se producen situaciones muchas veces impensadas, tanto desde la esfera de la práctica, las instituciones o las políticas sociales.

Una posible vía de entrada a estos temas puede ser a través de las nociones de estabilidad – inestabilidad, ya que uno los comunes denominadores que atraviesan la mayoría los temas referidos a esta sumatoria de tramas, historias y guiones que es la familia, se podrían sintetizar desde esa dicotomía.

Si se toman en cuenta las diferentes expresiones de los innumerables cambios ocurridos en los últimos años, tal vez sea posible entender a la “inestabilidad” como una característica, atributo o pauta típica de la época y no desde los esquemas disfuncionales, desde donde no hace mucho tiempo era leída. Así, la oposición estabilidad – inestabilidad, confería una clara direccionalidad a las prácticas. Las circunstancias actuales, tal vez, requieran de categorías y estructuras de análisis más flexibles y dinámicas, por fuera de las nociones y linealidades constituidas a través de la idea de la relación causa- efecto como forma explicativa de los fenómenos sociales.

En el campo de la intervención en lo social, la relación con familias que clásicamente se denominan “inestables”, es tal vez, lo más frecuente. Esas nuevas formas de estructuración, se presentan en el momento menos pensado, construyendo situaciones de incertidumbre, tanto en instituciones como en las prácticas que intervienen en éstas y en la aplicación de programas y políticas sociales.

Tal vez, las Familias siguen siendo “esperadas” desde otro lado, con otra conformación, con distintas formas de construcción de lazo social y vincular. Desde estructuras ligadas a ideales y formatos del pasado, de los cuales, quedan algunos retazos y olvidos.

De este modo, la familia “real”, heterogénea, compleja y singular, es en definitiva, la que más se aproxima a los cambios, pero no deja de ser visualizada con cierta sensación de azoramiento y perplejidad, especialmente desde las instituciones, que continúan afirmándose en sus mandatos modernos – fundacionales, tensionando de este modo a las prácticas que se encuentran con demandas inesperadas y mandatos que poco tienen que ver con lo que se reclama.

Otra vía de entrada a estas cuestiones puede construirse a través de una mirada a la heterogeneidad en la composición familiar. Esta presenta y manifiesta las formas de expresión singular de esos cambios. De este modo lo heterogéneo es lo que más se repite, demostrando la necesidad de nuevas formas de clasificar, ordenar o simplemente comprender desde la singularidad a la familia como fenómeno actual.

De este modo, la palabra “familia”, tiene hoy, diferentes connotaciones, donde, el sentido de ésta no pasa por su conformación, ni por la permanencia de sus integrantes dentro de un ciclo definido, con tramas de relación claramente pautadas, y papeles construidos en forma armoniosa. De algún modo, las estructuras familiares actuales, develan circunstancias que las muestran a partir de la diversidad y desde un espacio de tensión en términos de poder.

En otras palabras, las familias se “arman” y “desarman” de acuerdo a avatares internos y externos, apareciendo como consecuencia su conformación con claras características heterogéneas e inestables. Se constituyen desde diferentes biografías, narrativas y relatos que trascienden ampliamente la esfera de las clasificaciones demográficas.

Estas situaciones son de alguna manera factible de ser analizadas desde diferentes aspectos. Estos van desde variables socioeconómicas, hasta el surgimiento de nuevas pautas culturales en nuestras sociedades durante los últimos cuarenta años.

En definitiva, una serie de cambios ligados a transformaciones culturales, demográficas, económicas, sociales y políticas, construyen nuevos e impensados escenarios de intervención. Constituyendo también, interrogantes y orientaciones que atraviesan, tanto, desde el campo de la intervención hasta el de las políticas sociales. Donde resaltan las problemáticas de nuevos actores familiares que requieren apoyo de otros, que poseen un distinto universo comprensivo explicativo, que asumen nuevos papeles, a veces con facilidad otras con grandes dificultades.

Estos cambios se inscriben en forma relevante en los imaginarios, sociales, institucionales y jurídicos de la noción de familia, que se ven conmovidos a partir de estas nuevas realidades. Por ejemplo, es posible encontrar familias que viven en situación de calle donde se generan demandas, que superan los marcos institucionales o grupos familiares que se arman y desarman en función de factores internos o externos, familias que se entrelazan a través de envíos de dinero desde algunos de sus integrantes que debieron migrar para sostenerla.

2-Los cambios en la estructura de las familias

La nueva heterogeneidad de la estructura familiar genera una serie de interrogantes hacia las políticas públicas, las instituciones y la intervención de diferentes disciplinas como, el Trabajo Social, la Psicología, la Medicina o la Pedagogía.

Los puntos de apoyo dentro de la dinámica familiar, desde donde se ejercían acciones de control, ayuda, disciplinamiento, transmisión de pautas culturales, construcción de significados de pertenencia e identidad. Se ven, hoy, conmovidos al cambiar la conformación básica e histórica de las familias instituida desde la construcción del imaginario de moderno de la familia nuclear.

De este modo, muchas familias, con sus nuevas formas de expresión se transforman también en sujetos imprevistos para las instituciones y la intervención, especialmente ante la falta de dispositivos, formas o modelos de intervención que se adapten a estas nuevas circunstancias.

También, el cambio en los papeles dentro de la estructura familiar, la ausencia de actores “esperados” en el seno de éstas perturba el abordaje institucional, individual, comunitario, la inclusión en plantes sociales, entre otras dificultades.

De esta forma, los cambios del modelo nuclear tradicional y las transformaciones en los papeles y lugares de los actores dentro de la historia familiar, dan cuenta de una transformación casi definitiva de determinados escenarios típicos de intervención. Estas nuevas representaciones de la heterogeneidad, plantean una multiplicidad de variables y nuevos indicadores que desafían a los que ya están construidos y marcan la necesidad de elaborar nuevas categorías de análisis.

A su vez, estas transformaciones de orden estructural, se suman a cuestiones de índole económica, política y demográfica, donde, la ubicación territorial de estas nuevas formas de la familia, coincide con los grandes aglomerados urbanos de América Latina. De este modo se generan inconvenientes de índole habitacional, hacinamiento y precariedad del hábitat donde cada familia desarrolla su ciclo de vida. Así, el impedimento para cumplir el mandato moderno de la familia nuclear, trasciende las cuestiones formales orientadas hacia lo vincular, los roles, etc. El telón de fondo de los grandes núcleos urbanos presenta condiciones que atraviesan la trama familiar, más allá de su estructura formal o informal. Ese mismo gran escenario también es heterogéneo y sumamente complejo. La tensión estabilidad- inestabilidad, no puede desligarse de las nuevas formas de la desigualdad, la emergencia de los derechos subjetivos, el deterioro de las figuras de los integrantes de la familia, en tanto, su lugar en su trama histórica, conforman escenarios sumamente ininteligibles, que requieren de nuevas formas de intervención.

También, este juego entre la estabilidad y la inestabilidad, producto de décadas de neoliberalismo, contribuyó al incremento de las desigualdades en toda la sociedad, singularizándose en este caso en serias dificultades de acceso a recursos económicos y sustentabilidad para las familias.

En este aspecto, por ejemplo, la protección de los derechos de los niñas, niños y adolescentes se torna sumamente compleja dadas las características contextuales que rigen estas cuestiones. Desde allí, podrían leerse algunos inconvenientes concretos que surgen de las dificultades de aplicación de la Convención.

Por otra parte, la escasez de políticas sociales relacionadas con lo poblacional, en toda la región, también repercute en forma singular en esta esfera, sumando mayor incertidumbre en los escenarios de intervención y aplicación de políticas sociales.

De este modo, las posibilidades de contención, apoyo, construcción de espacios de socialización y pertenencia, dentro de la esfera de la familia, se torna compleja, especialmente si se pone el acento en los nuevos escenarios de la intervención en lo social. Así, desde este plano de análisis, es posible encontrar dentro de la aplicación de políticas, planes y programas sociales circunstancias que generan acciones desiguales y poco equitativas en lo que respecta al impacto de éstas en cada uno de los miembros.

A veces, contribuyendo a la desigualdad existente a partir de nuevas distribuciones de papeles y atributos para cada uno de los actores, ratificando, de este modo, una distribución diferencial del poder dentro de cada familia.

Esto último, es un observable claro en las narrativas que surgen desde la intervención, donde muchas veces pueden aparecer situaciones de disputa o conflicto relacionadas con el acceso a bienes elementales y necesidades básicas.

La injusticia social, también genera una distribución desigual dentro de las familias. Allí, la lógica de la sobrevivencia prioriza en algunos casos a los más chicos en edad, encontrándose situaciones de desnutrición (por ejemplo) en adolescentes y adultos mayores.

Estas circunstancias demuestran la importancia de repensar planes sociales, alimentarios y de salud a partir de estos nuevos actores.

La diversificación de las trayectorias de cada familia también da cuenta de las profundas connotaciones de este tema y de la necesidad de renovar los indicadores demográficos en relación a estos cambios.

En este aspecto, el ciclo de vida de las familias también demuestra, desde allí, una clara heterogeneidad, haciéndose compleja la situación, especialmente a partir de la pérdida de características homogéneas en esta cara del problema.

3- Una muestra de los cambios en la estructura típica de la Familia: Los hogares unipersonales

Dentro de la Argentina como en muchos países de la región, se observa un crecimiento de los hogares unipersonales. Esta característica, no implica una forma de constitución estable, sino que, es posible que desde los “hogares unipersonales” se construyan núcleos más ampliados, pero, también con posibilidades a retornar a ese “formato”. De este modo, la noción de “hogar unipersonal” incorporada en las últimas décadas como variable de análisis de la cuestión familiar en América Latina, se inscribe más en el “espacio- tiempo” que en las particularidades de las relaciones que se construyen. En otras palabras, los “hogares unipersonales”, no son estables, pueden serlo para un indicador demográfico, como una “fotografía” de una situación, pero en poco tiempo esta condición tiende a cambiar.

Se sale o se entra en esa situación, sin pautas claramente establecidas, o por lo menos no definidas dentro de marcos constantes y homogéneos.

Estas nuevas expresiones de lo social, interpelan con claridad a las prácticas y las instituciones. En ese aspecto, por ejemplo, las posibilidades de alta de pacientes desde un hospital psiquiátrico, se hace compleja debido a las necesidades de cuidado que en algunos casos tienen algunas personas. Estas cuestiones implican la importancia de desarrollar nuevas estrategias de intervención, que van desde la búsqueda de allegados, amigos o familiares para cumplimentar esa función, o la aplicación de programas de cuidados con intervención domiciliaria.

En otro aspecto, para la asistencia ambulatoria y la entrega de medicamentos, se requeriría de dispositivos de intervención novedosos y especialmente flexibles.

A su vez, en otro tipo de intervenciones a partir de problemas sociales, como en el campo de la niñez, la adolescencia y la familia donde un hogar unipersonal, no coincide con los ideales de familia o estructura “contenedora” para un niño, también se producen contradicciones y dificultades cuando se trata de delinear horizontes de intervención.

De esta manera, por ejemplo, las intervenciones a través de pequeños hogares o familias sustitutas, pueden salirse de la lógica constitutiva de quienes demandan asistencia, generándose, situaciones de extrañeza ante ese tipo de estrategia interventiva.

4- Otra expresión de las transformaciones en la esfera de la familia: Los hogares mono parentales

También, la crisis económica, los cambios culturales, los movimientos poblacionales produjeron un incremento de los hogares mono- parentales con “cabeza” femenina.

Esta circunstancia, trae otro tipo de cuestiones e interrogantes que dialogan con los modelos “clásicos” de familia. De este modo, la intervención se encuentra frente a otro tipo de desafío que se emparenta con cuestiones de género y derechos obtenidos hace pocas décadas. Estos temas, no han sido del todo asimilados dentro de las instituciones, como los dispositivos típicos de intervención en familia, el Poder Judicial, etc. Es frecuente, que el hogar mono parental sea visualizado aún hoy como “disfuncional”, retomándose de ese modo viejas categorías sociológicas centradas en la preocupación por la anomia, que aún impregnan la intervención en lo social.

Inclusive desde los imaginarios sociales, la noción de hogar monoparental con “cabeza” femenina o no, en muchos contextos se inscribe como una marca de disfuncionalidad, dispersión familiar, desintegración y como indicador de dificultades en el sostén económico y afectivo de los integrantes de la familia.

En numerosas ocasiones, la convocatoria a la familia desde las instituciones, repitiendo los mandatos de la modernidad, proscribe la idea de un grupo familiar monoparental.

Este “choque” de lógicas, se conforma especialmente en campos de conflicto dentro de las instituciones donde, ante la incertidumbre que presentan estos nuevos actores y atributos, la respuesta suele ser normativa y sancionadora.

5-Una Mirada desde lo Demográfico: El retorno de los abuelos a las familias

En muchos países de América Latina, el crecimiento de la expectativa de vida, las migraciones forzadas y las diferentes expresiones de la crisis económica generan como consecuencia el incremento de la presencia de adultos mayores en los grupos familiares, especialmente de sexo femenino. Este “retorno” de los abuelos a las estructuras familiares, genera también nuevas formas de interpelación, especialmente desde la presentación de este hecho, no como fenómeno o pauta cultural, sino como una “necesidad” que construyen diferentes situaciones de crisis. El adulto mayor, muchas veces es visto como un estorbo, una dificultad nueva que altera tramas y escenas familiares. Así pueden observarse situaciones de violencia doméstica, maltrato físico y psicológico sufrido por adultos mayores.

Estas cuestiones muestran nuevamente la necesidad de cambios estructurales en las políticas orientadas a la protección de frente a la violencia familiar, ya que en este contexto, cualquiera de los miembros de una familia puede ser víctima, más allá de su edad o lugar en la trama familiar.

En el caso de los ancianos, es posible observar su explotación y discriminación dentro de la familia. Existiendo una mayor complejidad cuando por problemas de salud, los adultos mayores dejan de ser auto válidos. Los cambios generados en los últimos años, especialmente desde la impronta neoliberal de los mismos, hacen predominar la lógica de la producción y el consumo. En este aspecto, los adultos mayores no cumplen con esos “requisitos” fuertemente inscriptos en el imaginario social.

Así desde lo subjetivo, el envejecimiento suele ser vivido como una situación de minusvalía. Es decir como una forma de padecimiento. Muchas de estas cuestiones, generan a su vez, cambios relevantes en los ciclos vitales, especialmente desde su singularidad.

Cada Familia escribe su historia, la desarrolla, la cambia desde perspectivas que son muy difíciles de ser categorizadas o tipificadas. En ellas, los papeles de los adultos mayores son diversos, cambiantes y singulares. La visión de éstos desde los distintos integrantes de la familia y desde si mismos, también va cambiando en la medida que el escenario de intervención incorpora o recupera a este nuevo actor con sus tramas, historias y guiones.

6- Una característica singular y novedosa: Las uniones libres

El crecimiento de las Uniones Libres, da cuenta de la creciente transformación de la noción de familia. En poco tiempo, este tipo de unión dejó de ser una forma de unión conyugal extraña y muchas veces estigmatizada, cambando hacia una forma de alternativa a la unión matrimonial clásica.

Este incremento no implicó necesariamente cambios profundos en las diferentes formas de abordaje, las Uniones Libres, si bien muestran una aceptación social bastante entendida, repercuten en la esfera de la intervención como una dificultad, especialmente cuando se trata de articular dispositivos o recursos provenientes de las políticas en este aspecto. Como tema novedoso y en crecimiento, las Uniones Libres, tal vez necesiten de nuevas formas de legislación, y la construcción singularizada de planes, programas y políticas sociales, especialmente, desde la perspectiva de la protección de los derechos de sus integrantes.

7- Familia Política Social e Intervención.

Las cuestiones mencionadas, muestran de alguna manera las dificultades de elaboración de políticas orientadas hacia la Familia. Desde un análisis de éstas, en América Latina, surge cómo característica su clara diversidad. Es posible que la multiplicación de acciones en este campo, pueda significar una búsqueda de respuestas dentro de la heterogeneidad y la singularidad que atraviesa este tema.

Los programas focalizados van desde, transferencias condicionadas para familias en situación de pobreza, hasta la protección frente a la violencia familiar. Las Políticas de salud, aún se orientan casi exclusivamente a la noción de salud materno infantil, en Educación se incorporaron programas de prevención de la violencia y asistencia alimentaria y en el área de la Vivienda, la orientación es hacia la autoconstrucción con un agregado educacional.

Por otra parte se han desarrollado Programas Integrales de Infancia, Juventud, Mujeres, Adultos Mayores y Discapacitados.

Todas estas cuestione marcan la necesidad de repensar las Políticas orientadas a la familia, desde una perspectiva integral, pero especialmente de orden transversal. En otras palabras desarrollar Políticas Sociales que faciliten, permitan y estimulen el diálogo entre las diferentes instancias de aplicación de Planes y Programas que terminan expresándose en la intervención en lo social.

En este aspecto, el Estado, vuelve a ser un actor clave como principal articulador de la Política Social desde su sentido estratégico. La Intervención tiene posibilidades de adaptarse rápidamente a los cambios y al desarrollo de nuevas estrategias, básicamente porque esta “allí”, donde el problema desde su enorme complejidad demanda, por otra parte, es desde la Intervención desde donde se reclaman acciones concretas e integrales.

De este modo, las Políticas Sociales en esta esfera podrían tener horizontes definidos, que van desde la necesaria reparación del daño de décadas de neoliberalismo, intervenir en sus expresiones actuales y conferir un sentido a futuro que desde la diversidad, aproveche los aportes de esta. Desde allí sería posible cimentar acciones que pasen de la reparación a la restitución de Derechos Sociales. Entendiendo esta cuestión sencillamente que donde existe una necesidad, hay una fractura, una falla de la sociedad, como generadora de desigualdad. Es decir donde hay una necesidad, hay un derecho social no cumplido, convirtiéndose el portador de esa necesidad en un sujeto acreedor de derechos ante una sociedad que lo empujó al lugar de la desigualdad.


Bibliografía

Carballeda, Alfredo. Escuchar Las Prácticas. Espacio Editorial. Buenos Aires. 2007.

Carballeda, Alfredo. La Intervención en lo Social. Editorial Paidós. Buenos Aires. 2002.

CEPAL, Agenda Social. Capítulo 4.Políticas Públicas y Programas dirigidos a la Familia en América Latina. 2006



* Datos sobre el autor:
* Alfredo Juan Manuel Carballeda
Trabajador Social

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