Periódico de Trabajo Social y Ciencias Sociales Edición digital |
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Las siguientes notas tratan algunos temas que se han presentado en nuestro contexto profesional, conceptos como políticas sociales, focalización, exclusión social, participación política y cívica, se han hecho frecuentes en nuestro actuar cotidiano. Se intentará reflexionar sobre el rol de la profesión en las temáticas atingentes al desarrollo, y cómo se han abordado las problemáticas y las demandas sociales hasta el momento. Se plantean cuestionamientos en relación al papel del Trabajo Social, su participación efectiva, y de que forma nos hemos enfrentado a nuestro territorio, y la manera en que podríamos abordar estos procesos sociales. Se busca aportar con algunas iniciativas a desarrollar desde el espacio local para afrontar los desafíos que surgen en el sistema social. I. Introducción Las políticas sociales de nuestro país, Chile, obedecen a las políticas neoliberales implantadas en nuestro continente, las que se caracterizaron por el impacto privatizador de las actividades de producción administradas por el Estado, una apertura comercial creciente y, con ello, el incentivo a la inversión extranjera, todo sumado al creciente endeudamiento externo que afecta a las economías de nuestra región. La internacionalización de nuestra economía producto de la necesidad del país de estar en los circuitos económicos mundiales 1, significa participar de los avances en el desarrollo de la ciencia, la tecnología y la información. Sin embargo, si bien lo anterior trae reconocidos beneficios, estos no llegan a todos los chilenos por igual, y en muchos casos acrecienta las distancias entre ellos (Valdés, 1995:102). Por ende resulta trascendente el tema de la equidad y la focalización que se emplean como criterios en las políticas sociales. Si bien se reconoce que la política social no puede prescindir de la focalización, la escasez de recursos, los equilibrios macroeconómicos, la racionalización del gasto social; las necesidades básicas más sentidas impulsan a la gerencia social de los estamentos de gobierno a buscar criterios más idóneos para elevar el bienestar de la población. Esta focalización, y con ella los programas (focalizados) del gobierno, tienen por objetivo impedir la filtración del gasto social hacia sectores no priorizados. II. Referente Teórico Para comprender los actuales procesos que exhibe la complejidad social, se pretende trabajar con una postura teórica desarrollada por Niklas Luhmann, para quien la sociedad moderna puede ser descrita como un gran sistema social, estructurado primordialmente sobre la base de una diferenciación por funciones. En palabras de Luhmann, todo sistema parcial observa la sociedad a partir de la propia función, el primado de la diferenciación funcional es la forma de la sociedad moderna. Este autor pretende explicar la importancia de la reorganización de la sociedad en el sentido de la diferenciación funcional. Entendemos la sociedad moderna como una sociedad funcionalmente diferenciada; la diferenciación de un sistema parcial para cada función significa que para éste sistema (y sólo para éste) tal función goza de prioridad ante las demás funciones, sólo en este sentido se puede hablar de un primado funcional (Luhmann,1993:339-341). Pero en la sociedad moderna no se puede determinar una jerarquía de este primado funcional, debido a que todas las funciones son necesarias. La descripción de una sociedad moderna resulta de la diferenciación sistema-entorno como eje de estructuración. Esto crea subsistemas especializados y junto a ello es que se genera el problema de la integración de las sociedades modernas. Las posibilidades de segmentaciones y de desigualdades que se refuerzan por sí mismas, crecen con la complejidad del sistema de la sociedad. Los sistemas de funciones (Economía, Política) usan las igualdades y desigualdades como momento de la racionalidad de las propias operaciones, y así incrementan tanto las igualdades como las desigualdades (op. Cit. p. 353). El Estado deja de ser un orientador fundamental de la actividad económica y pierde su carácter tutelar de la iniciativa privada. Por ende el análisis debe organizarse en torno a la diferenciación, autonomía, y complejidad, entre otros conceptos que deben ser abordados. III. Desarrollo Cuando un número significativo de personas quedan excluidas de las instituciones fundamentales, la sociedad (en especial las sociedades regionales) se encuentra con la dificultad de continuar exigiendo convenientemente un desarrollo sustentable. Este desarrollo debe abordar cuestiones sociales y culturales con el fin de reestablecer el sentido de comunidad y sociedad equitativa.
Pero
la focalización, desde el punto de vista epistemológico,
se topa con la unilateralidad en los criterios que delimitan a las
“poblaciones objetivo”, sumado a la inexactitud de los
instrumentos de selección. La mayoría de las veces en
los programas se definen los límites de los beneficiarios por
líneas de pobreza o indigencia, sabemos que estas líneas
son útiles, pero ¿acaso no son arbitrarias? ¿no
nos obligan a decidir sobre uno u otro? Todo se ha hecho más complejo y se ha diversificado, tomemos la pobreza: hoy en día no es la misma de hace 30 años, cuando por ejemplo tener un televisor era un privilegio. Hoy se puede poseer un televisor y ser pobre, incluso muchos pobres lo tienen, pero no por ello dejan de serlo (Valdés, 1995:101). En este contexto el Trabajo Social como disciplina pretende crear un modelo de sociedad más justo, más equitativo, por medio de la intervención social. Esta pretensión se lleva a cabo a través del potenciamiento de la sociedad civil, puesto que mediante la participación se tiene acceso a la decisión, perdiendo la condición de ser objetos de acción a ser sujetos colectivos de derechos. Precedentemente mencionamos la palabra excluidos, y eso es lo que generan estos programas focalizados, dado que los grupos medios se sienten “desafectados” por los subsidios que generan las políticas sociales a los grupos más carenciados, y los grupos medios tienden a resistir esta exclusión (de los beneficios universales), puesto que los consideran un derecho adquirido como retribución a su propia generación de la riqueza del país.
Exclusión
social es un concepto aplicado de manera indiscriminada a todos
aquellos ciudadanos que se encuentran bajo la línea de
pobreza, a los desocupados, a los indigentes, e involucra estar
excluido de la economía, de la representatividad, de las
prestaciones sociales básicas, etc. Debemos preguntarnos, entonces, si nuestra participación en la sociedad civil es la suficiente o sólo la pregonamos, ya que es sabido que tenemos profesionales con un bajo compromiso societal, restándose constantemente de la participación política y cívica en la comunidad. Es así como el rol de educador social inmerso en esta globalización se convierte en un discurso falto de contenido.
El
que nuestra profesión no goce de un estatus privilegiado
dentro de la sociedad, ni ciertos beneficios a los que tienen acceso
otras profesiones, ¿se deberá a los años de
formación que recibimos?, ¿a la naturaleza de los
conocimientos?, ¿a la capacidad de influir sobre los procesos
sociales? Si le pedimos a la gente que asuma un rol más preponderante en su vida cotidiana, ¿por qué nos quedamos en el discurso sin llevarlo a la práctica?, es obligatorio ejercitarnos en comprender los procesos, jugando un rol más cercano a la gente, a las organizaciones, a los grupos sociales, se debe actuar desde la propia base social; así como también resulta imperativo integrarnos a los grupos en que se toman las decisiones importantes, estas son instituciones de gobierno sea en el ámbito local, regional y ¿por qué no? en lo nacional. Por ello ¿cómo ayudamos los trabajadores sociales a que el Estado responda ante las demandas sociales con mayor rapidez, flexibilidad y eficiencia?... Parece que no hemos sido capaces de crear masa crítica (me incluyo) y escasamente generamos nuevos conocimientos. Como trabajadores sociales. ¿Hemos planteado debates locales o regionales en cuanto a lo que resulta de esta globalización en nosotros?, pedimos a la sociedad que sea capaz de asumir una responsabilidad política y social ¿pero acaso lo hemos hecho nosotros, los trabajadores sociales? Por esta razón es que como profesionales dentro y fuera del Estado, es menester examinar la situación que se vive en nuestro país, a modo de asegurar que todas las personas tengan un acceso adecuado a los medios y beneficios que el Estado otorga a través de sus políticas sociales. Sólo realizando nosotros lo que le pedimos a la gente, esto es asumir un papel participativo, dentro de este sistema globalizador, es que podremos cambiarlo y hacerlo más humanizado, no diciendo, sino que actuando dentro del sistema podremos transformar esta realidad, por medio de: Políticas acordes al contexto local, una redistribución del ingreso real, medidas colectivas tendientes a la integración de la comunidad con lo estatal, estar presente en los organismos en donde se discutan los recursos y se diseñen las agendas de incidencia o gestión. Análisis y reformas a los instrumentos de medición que posee el gobierno, sean éstos la ficha CAS II (actualmente denominada ficha de protección social) o el estudio CASEN 2. Todo ello para poder focalizar o visualizar de un mejor modo a un grupo beneficiario de los recursos destinados por el Estado. A fin de cuentas se requiere terminar con el divorcio existente entre teoría y acción en la implementación de las políticas sociales, zafarnos del tradicional desprecio por el papel de los actores sociales y la cultura de desarrollo. Entonces, la descentralización de la administración nacional se debe coordinar con los movimientos y con los agentes locales y regionales, a través de nosotros los cientistas sociales actuando como mediadores sociales 3 para erigirnos como los verdaderos interlocutores de un proyecto descentralizado, con los ciudadanos, para que seamos capaces de conquistar la legitimidad demostrando que las instancias participativas responden a intereses populares, es decir una descentralización en un sentido creativo e instituyente, que sea representativa de la iniciativa de la gente. La descentralización tiene que ver con el poder de decisión, y esto resulta interesante, pues sólo en el momento en que podemos decidir por nosotros lo que queremos como sociedad, esto es involucrándonos como sociedad regional en nuestro territorio, en nuestro contexto espacial, con nuestras formas de interactuar (tipo de relaciones sociales) y nuestras costumbres, podemos romper el centralismo. Para llevar a cabo este proyecto, debemos ser capaces de elaborar estrategias políticas acertadas, que permitan legitimarnos frente a la sociedad y a las organizaciones que la integran, estableciendo redes horizontales de coordinación para crear proyectos políticos de desarrollo.
Es
necesario ayudar en un proceso de aprendizaje, de socialización,
desarrollando en las personas su capacidad de actoría social,
promoviendo su organización y acción colectiva,
mostrándoles que pueden ser capaces de decidir por ellos
mismos. Consideramos que es una responsabilidad ética el
reconstruir junto a los sujetos un tipo de conocimiento que dé
cuenta de cómo ellos simbolizan y representan los problemas
que los afectan. En Chile ha existido una dificultad constante para abordar el desarrollo regional, se creyó que la transferencia de recursos desde el centro político hacia la periferia era la solución. Al parecer no hay confianza en las capacidades endógenas; sobre todo porque nos encontramos bajo el sesgo de un paradigma positivista que no nos permite entender el fenómeno de la complejidad, junto a ello hemos crecido adiestrados en el método científico que impide entender la dimensión holística y sistémica de desarrollo. Con ello resulta imperativo desprendernos de antiguas imágenes de sociedades funcionalmente integradas, que estaban sujetas a un eje político central representado por el aparato estatal y, más bien dirigir una mirada sistémica al incremento de la complejidad social y cultural en las sociedades de hoy. Sólo así haremos que sean conducentes las decisiones que se toman en el ámbito gubernamental, con las necesidades que percibe la comunidad en su espacio territorial.
IV. Reflexiones finales a modo de desafíos Lo antes expuesto, requiere de decisiones políticas endógenas, con un componente democrático y proactivo. Que pueda combatir problemáticas provenientes de la sociedad, como la anomia y la alteridad culposa. Para tener éxito se requiere de una cultura de desarrollo regional, participación de las organizaciones sociales en el proceso de planificación territorial, y profesionales acordes a las exigencias presentadas; entonces la política social debe comprender al menos dos conceptos: territorialidad 4 y complementariedad institucional 5. De esta forma podremos reducir las variadas complejidades que se presentan en el tejido de las sociedades funcionalmente diferenciadas como la nuestra.
Por
ello es que debemos hacer nuestros, los desafíos que plantea
el desarrollo regional y la descentralización, en cuanto a
poder avanzar en una agenda nacional en pro de la descentralización;
entregar más competencias y maneras de financiamiento a las
comunas; desarrollar mecanismos de participación en la
ciudadanía, retomando la confianza en los recursos
interpersonales e interinstitucionales, propagando el fomento
productivo e impulsando los flujos de capital y con ello la
instalación de empresas en nuestro territorio. El desarrollo territorial es un proceso endógeno, el grado de endogeneidad se da en relación al papel de los actores sociales locales. Podríamos abordar los complejos fenómenos que presentan las sociedades como la nuestra por medio de una visión más sistémica, que nos lleve a determinar las verdaderas transformaciones que estamos observando en los diversos planos de la vida nacional, regional y local. Descubrir qué procesos y movimientos están afectando nuestro territorio. Analizar qué rol están jugando los actores locales de la sociedad, incluyendo al Estado, la empresa y la propia comunidad. Aproximarnos a la demanda que realizan los cuerpos organizados de la sociedad civil por mayores espacios de autorealización, lo que supone tanto descentralización (cesión del poder) como autonomía (campos específicos de competencia).
Siendo, en definitiva, el territorio organizado un sistema dinámico; por lo que la búsqueda no apunta hoy a determinar cuan grande debe ser una región, más bien y por el contrario, lo que interesa es determinar el territorio organizado de menor tamaño que simultáneamente presenta una elevada complejidad estructural. Bibliografía Boisier, S. La construcción social de las regiones. Una tarea para todos. En desarrollo Regional: tarea nacional. Ediciones UFRO, Temuco, Chile. 1988 Boisier, S. “Posmodernismo territorial y globalización: regiones pivotales y regiones virtuales”. Estudios Sociales Nº 80,1994, trimestre 2. Santiago de Chile. Luhmann, N. Teoría de la sociedad. Universidad Iberoamericana, México. 1993 Valdés, X. “Trabajo Social y Pobreza”. En Revista de Trabajo Social N° 66, 1995, Escuela de Trabajo Social PUCCH. Santiago de Chile. NOTAS
1 Prueba de ello es la pertenencia de Chile al MERCOSUR, APEC, y los TLC con México, Canadá, UE, EEUU, Corea, China, Perú y Japón. 2 La ficha de Protección Social y el Estudio Casen, son encuestas que miden indicadores sociales a nivel nacional, regional, y comunal, que se utilizan para determinar las líneas de Pobreza. 3 Este concepto, alude a la posición que permite darse cuenta de las distancias existentes entre las soluciones gubernamentales ideadas para enfrentar una problemática, y las necesidades concretas de las personas con que trabajamos. 4 Alude al protagonismo de lo local como ámbito de resolución de problemas y factor de cohesión social. 5 Sugiere la importancia de articular recursos (humanos y financieros) entre instituciones gubernamentales y no gubernamentales. * Datos sobre el autor: * Carlos Alfonso Llancar Etcheverry Asistente Social por la Universidad de Los Lagos, mención en desarrollo organizacional. Licenciado en Trabajo Social por la Universidad de Los Lagos. Magíster en Ciencias Sociales, mención estudios de procesos y desarrollo de las sociedades regionales. Volver al inicio de la Nota |
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