En las islas bitánicas se produjo un cambio en el equipo de gobierno. Tony Blair renunció como Primer Ministro. Blair fue una de las caras visibles responsables de la guerra contra Irak, aliado de primer nivel del poder imperial ejercido por las multinacionales del petróleo. Recordado por la enorme mentira montada por sus servicios secretos sobre las armas de destrucción masiva en Irak que sirvió como excusa para la invasión.
Su salida del gobierno fue saludada con sendos coches bomba (uno estalló en las puertas del Aeropuerto de Glasgow).
Como es lógico y natural, la policía allanó numerosas casas y realizó operativos en los que detuvo a varias personas en distintas ciudades. Al mismo tiempo, se declaró el estado de alerta máxima y se multiplicó la cantidad de policías en lugares públicos, requisas de vehículos y de personas.
Se instaló de esta manera un límite a las libertades individuales y se impuso el miedo. La consigna del momento es: "cualquiera puede ser un terrorista".
El mensaje del "Poder" es muy claro.
En Irak suenan las bombas diariamente. Leemos en los diarios: "Nuevo atentado con coche bomba, diez muertos en Bagdad". Ilusoriamente pensamos que se trata de un ataque de los irakíes contra las fuerzas invasoras de Estados Unidos. Pero no, las bombas son colocadas por irakíes contra otros irakíes. Y esa es la excusa que tiene Bush para seguir manteniendo la fuerza de ocupación. Debemos agradacerle que esté tan preocupado "por mantener la paz".
El mensaje del "Poder" es muy claro.
La realidad socio económica americana es diversa. Sin embargo, todos nuestros países comparten una situación de pobreza siempre creciente, exhibida en los indicadores de desarrollo humano. Anualmente mueren más de 250.000 niños menores de 5 años por enfermedades prevenibles o curables. Diarrea y bronquiolitis bajo el signo de la desnutrición son las causas más notables de mortalidad.
Una desigualdad nunca vista es el signo de este siglo. Nunca como ahora el mundo produjo más riqueza. Y nunca ha habido tanta injusticia en el reparto.
Las dictaduras militares han pasado a la historia, sólo para que los procesos neoliberales profundizaran la dependencia y la pobreza, legalizando las deudas externas.
Actualmente, los gobiernos de las democracias vacías de contenido se empeñan en enfrentarse a lo que señalan como "creciente violencia", declarándole la guerra a los nuevos enemigos o "terroristas" procedentes de los sectores marginados de la sociedad, llamándolos delincuentes.
Con el control de escuelas y medios masivos de comunicación intentan reproducir la lógica del "Poder". Pretenden que la educación y la comunicación sirvan como "gendarmes" para sostener el sistema de injusticia controlando a los pueblos.
El mensaje del poder es muy claro. ¿Cuál debe ser nuestra respuesta? ¿A quiénes debemos llamar terroristas?
Y ¿cuál debe ser nuestra tarea en estas circunstancias?
Desde las Ciencias Sociales tenemos mucho para aportar, para acompañar este momento de la historia, con el compromiso hacia los más débiles.
Callar es ser cómplice.
Como señaló Franz Fanon, "todos los espectadores son cobardes o traidores"
Equipo de Margen