La noticia nos golpeó nuevamente. Y al decir “nuevamente”, no podemos dejar que nos gane el acostumbramiento a estas situaciones aberrantes.
Esta vez, otro niño -Lucas Sebastián Ivarrola, de 15 años- fue asesinado salvajemente. Miembros de las Fuerzas de Seguridad de la Nación, al mejor estilo mafioso y represivo de la década del ‘70 (secuestro, tortura, muerte y carbonización) nos mostraron la realidad que vive nuestro continente.
Esta vez fue en la provincia de Buenos Aires, a pocos kilómetros de la capital. El asesinato fue tratado por muchos medios de comunicación como otra muestra de la falta de seguridad.
No se trata de la tan mentada seguridad de los bienes personales. Aquí está bajo tela de juicio el mismo y viejo sistema que esclaviza a las mayorías populares.
La esclavitud pasa hoy por la destrucción del aparato productivo realizada durante décadas para imponer el modelo neoliberal. Se trata de la falta de trabajo, el cierre de industrias, la dependencia económica, la entronización de la corrupción como único sistema de relaciones humanas. Se trata de la falta de horizontes y proyectos, de la quiebra del sistema educativo, de la imposición de un único modelo cultural consumista manejado por el capital de las multinacionales.
¿Es necesario seguir?
Hablamos aquí de un niño. Y hablamos de una Jueza responsable y comprometida.
La Jueza de Menores de la provincia de Buenos Aires, Mirta Guarino, acompañó desde el primer momento a los familiares, intervino con la fuerza de la ley y se comprometió a favor de la justicia.
Sus palabras deben ser escuchadas. No podemos permanecer al margen de situaciones de violencia que tienen en la mira casi con exclusividad a niños y jóvenes.
Guarino dice: “la muerte de Lucas debe ser tomada como un signo de que, de una vez por todas, tenemos que ocuparnos de los chicos porque la infancia está en riesgo en el país y es preciso trabajar seriamente en el diseño de políticas públicas para revertir la situación”
¿Pero qué dicen los personeros del sistema neoliberal?
Ante tamaño despropósito y brutalidad, el Ministro del Interior, Aníbal Fernández, responsable justamente de la seguridad interior, sin dudar, escupe a nuestras caras que la jueza debería callarse la boca, que sólo pretende ganarse sus quince minutos de fama.
Luego, no me queda ninguna duda: la Jueza debe saber que no fueron sólo tres los secuestradores, torturadores y asesinos de Lucas.
José Luis Parra