Periódico de Trabajo Social y Ciencias Sociales Edición digital |
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Introducción
Si realizamos un análisis comparativo de O`Donell, Lechner, Franco y Lagos se observa que intentan realizar un abordaje teórico con relación al tema de la consolidación de la democracia como régimen político en América latina en la década de los años 90; a diferencia de los estudios realizados en la década de los 80, cuyo interés principal de los intelectuales de la época era el estudio de la transición que se estaba sucediendo en América latina de regímenes autoritarios a democráticos.
Los autores coinciden en afirmar que los países latinoamericanos pueden ser considerados dentro del encuadre de regímenes democráticos, sin embargo sus argumentos dan cuenta de marcadas deficiencias en su funcionamiento e institucionalización.
Los análisis realizados sobre la consolidación de la democracia en América Latina son presentados desde varios puntos de vista, los cuales se delinearan en el desarrollo de éste apartado con el fin de presentar las divergencias entre los autores cuestionados.
El análisis realizado, sobre como los autores observan el desarrollo de la consolidación de la democracia en Latinoamérica, permite insinuar que la diferencia o convergencia más marcada se instala en el parámetro que ellos realizan para abordar la temática.
¿Se puede hablar de democracia?
Dichos procedimientos están representados en instituciones formales como: las elecciones e instituciones informales como el particularismo. Los países que desarrollan elecciones limpias y transparentes, se consideran democráticos, y por tal, para este autor es innegable el solo hecho de realizarse esta actividad sin inconvenientes y con libertad de expresión para determinar que la democracia esta institucionalizada. Además del efectivo desarrollo de las elecciones, entran en juego actividades informalizadas pero infaltables en el desarrollo de la política como es el particularismo, o mejor el clientelismo.
O’Donell afirma que las democracias latinoamericanas y otras recién formadas, -aplicando el concepto de poliarquía de R. Dahl- siguen la tipología de las democracias representativas. Sin embargo, el autor prefiere remplazar el término representativas por delegativas. Según él, la herencia de algunas prácticas y concepciones de regímenes autoritarios de algunos países conducen hacia características más delegativas que representativas.
Siguiendo con el análisis de este autor, estas democracias “no vislumbran avances en una representatividad institucionalizada”. Una democracia institucionalizada consolidada tiene 2 etapas de transición, la primera esta superada y es la que certifica que estas democracias, sean denominadas como tales porque hubo una conformación de un gobierno elegido a través de elecciones públicas y transparentes.
La combinación de actividades formales, como las elecciones, y el particularismo, generan grandes diferencias estructurales al funcionamiento efectivo de las instituciones políticas. Por tales razones, el autor prefiere referirse a democracias delegativas, que a democracias representativas.
En cambio, si se toma a Lechner, afirma que la democracia se instala como régimen político en América latina y en otras nuevas democracias, sin embargo argumenta que estas se han ido construyendo en un “marco frágil y heterogéneo” ya que es evidente la precariedad de las instituciones representativas y de derechos ciudadanos, así como los incontrolables índices de desigualdad social.
Analiza la democracia en América Latina desde el desarrollo o transformación que la política ha venido adquiriendo en consecuencia de las transformaciones socioeconómicas ocurridas a nivel mundial, y por ende, explica que la política ha adquirido nuevas formas.
Estas nuevas formas están representadas en 3 aspectos. En primer lugar, hace referencia a la perdida de centralidad que ha venido teniendo la política. Argumenta que la política es desplazada por la economía, y que son las leyes del mercado las que están determinando el dinamismo social y a la “disgregación social”.
En segundo lugar, habla de la informalización de la política.
Este autor difiere con O’Donell en la manera de como él aborda el tema de la institucionalidad de la democracia. Mientras que para el segundo la democracia esta débilmente institucionalizada pero el hecho de la legalidad y transparencia en el desarrollo de las elecciones marcan la impronta de su acreditación; el primero afirma que a nivel político hay un “desdibujamiento institucional” y que no se dan las condiciones para considerar la institucionalidad de la democracia. También habla del nuevo entramado social, de lo público y lo privado.
Apunta hacia la tendiente privatización de algunos espacios públicos, y la perdida de integración social que van venido transformando a las instituciones públicas como por ejemplo, la escuela publica o el hospital público. Hace referencia a la transformación de lo público y transfiguración de lo privado, en otras palabras habla de la “reestructuración de la esfera pública ahora dominada por el mercado”, “la redefinición del ciudadano como consumidor”.
Si tomamos a Franco, éste afirma que las élites políticas e intelectuales de la región andina son los responsables de la implementación y construcción del régimen democrático en su forma “más tradicional”, y es desde esta afirmación que el autor lanza 2 objeciones y son la base de sus críticas al modelo de democracia vigente en América latina.
La primera objeción crítica que hace es la adaptación que los intelectuales de la época hicieron del modelo democrático europeo-occidental, el cual el modelo es abstraído desde un patrón muy general.
La segunda objeción es en relación el formato que estos intelectuales retomaron del modelo universal europeo-occidental. Para franco el modelo democrático latinoamericano no se ha consolidado, ya que para él, “el régimen democrático se consolida y reproduce cuando las libertades y derechos, el pluralismo y los partidos marcan su impronta”.
Para ampliar la idea, el autor argumenta que en América latina no hubo un desarrollo secuencial y acumulativo, la historia latinoamericana da cuenta de que en estos territorios se sucedieron diferentes identidades étnicas, nacionales y ciudadanas en un “proceso formativo que aún no se ha construido, por que no se ha construido en un modo definitivo el ‘nosotros nacional’, ‘el nosotros ciudadano’”. Por lo cual se intentó implementar el modelo occidental en un contexto totalmente diferente como es el latinoamericano.
Lagos, va más allá y analiza la historia latinoamericana. La democracia en América latina se desarrolla en un contexto demasiado tradicional, en un contexto donde la gente espera demasiado de los dirigentes pero con escasa participación y contribución de éstos a su buen mantenimiento. Según ella la democracia no tiene éxito en estos territorios porque existen “menos ciudadanos de los que debería tener y demasiados súbditos de los que debería haber”.
Para la autora “el problema no es la democracia sino la cultura política y social a los países que esta dirigida. Este punto de vista es coincidente con Franco cuando él alude al término del “nosotros nacional”, del “nosotros ciudadano” , o a la “comunidad de ciudadanos” , de Lechner.
En cuanto al rol del estado, O’Donell afirma que en la mayoría de los países de Latinoamérica los modelos de estados “ágiles” y “fuertes”* no se desarrollan, ya que en primer lugar son estados incapaces de resolver progresivamente los problemas de equidad social y de crecer económicamente para sustentar los adelantos de la democracia y de a equidad social.
En segundo lugar la mayoría de estados latinoamericanos son estados incapaces de asegurar la efectividad de sus leyes y políticas a lo largo del territorio y el sistema de estratificación social. “Las regiones periféricas al centro nacional crean sistemas de poder local que tienden a alcanzar grados extremos de dominación personalista y violenta, entregados a toda suerte de prácticas arbitrarias”.
El autor intenta demostrar, también, que las “dimensiones del estado” y su respectivo desarrollo en América Latina da cuenta del debilitamiento del estado como institución y como gestor de la cohesión social. Se ha comprobado que el ideal de “igualdad ante ley” no se cumple totalmente en ningún país del mundo, especialmente en América latina que se hallan diferentes grados de heterogeneidad territorial y funcional.
El análisis del rol del estado en Lechner hace referencia a la perdida de centralidad de la política, a la perdida de poder del estado, o en otras palabras habla de la reforma del estado, cuyas reformas se constituyen en las privatizaciones de sus empresas y la transferencia de intervención a entes técnicos en asuntos de orden económicos y jurídicos.
El estado deja de convertirse en aquella instancia de coordinación de la vida social, cediéndole espacio al mercado de capitales, ya que estos regulan la acción política a través de variables macroeconómicas, generando a su vez una “sociedad de mercado”.
Retomando a Lagos, la autora opina que el estado es reproductor en los estratos menos educados de la población de la idea de que el estado es aquella institución protectora que resuelve todos los problemas, principalmente los económicos. Según su encuesta realizada, demuestra el manifiesto de una falta de credibilidad en las instituciones principalmente en las políticas como son el congreso, en el ejecutivo, y en las instituciones jurídicas y e los partidos políticos.
Al hacer las lecturas de estos textos sobre la consolidación de la democracia en América latina especialmente en la década de los noventas, se encuentra un rasgo importante y coincidente en todos los autores con respecto a tema del autoritarismo, es decir, a la persistencia de rasgos autoritarios en estos regimenes democráticos.
O’Donell, por ejemplo, afirma que en un “contexto autoritario no existe un sistema legal que garantice la efectividad de los derechos y garantías que los grupos e individuos pueden esgrimir contra los gobernantes, el aparato estatal o cualquier otra instancia situada en la cima de la jerarquía social o política”. Si bien en América latina el sistema constitucional-legal esta establecido es evidente y como se menciono anteriormente, en estos estados suelen suceder prácticas autoritarias o particularistas de ejercer la ley, fomentando la desigualdad de derechos especialmente en sectores periféricos, o como denomina el autor, se fomenta una “ciudadanía de baja intensidad”.
Marta Lagos visualiza rasgos autoritarios en los regimenes democráticos desde un punto de vista cultural, en el sentido de que la cultura Latinoamérica es muy conservadora y preserva los vestigios de la sociedad española colonizadora, hace la relación de súbdito- terrateniente de aquel entones, cuyo perfil del terrateniente se traslada al rol del estado en la actualidad, de protector y producto de soluciones a los problemas. Y por tal , no es sorprendente encontrar que la población prefiera esos rasgos autoritarios o “mano dura” con el fin de resolver sus problemas y concretar las metas mas rápidamente.
Lechner, en cambio no desarrolla la idea de rasgos autoritarios en la democracia, pero afirma que en las nuevas democracias persisten “enclaves autoritarios”.
Es importante tener en cuenta que autores como él y Franco se remiten al análisis de la democracia sin perder de vista las transformaciones históricas que las naciones latinoamericanas han experimentado.
Lechner realiza su estudio describiendo el contexto en el que se desarrolla la política y de como ésta manifiesta una transformación en su interior. Estos cambios se han presentado a nivel mundial y se representan básicamente por: 1) la caída del sistema bipolar, es decir por la caída del comunismo y el reinado del capitalismo; la globalización; el auge de la sociedad de mercado y la reorganización del estado; el “nuevo clima cultural” (el postmodernismo) y la democracia.
Igualmente Franco considera necesario retomar elementos históricos para entender el presente de la democracia, principalmente con lo sucedido en la década de los 80’s, ya que analiza el marco en el que comienza a implementarse y la estrategia a seguir , de la cual él advierte algunos errores y en el cual él basa su aporte teórico (estos elementos no se resaltan porque ya fueron expuestos en líneas anteriores).
En cuanto a al abordaje histórico para entender la democracia actual no se remite a O’Donell porque si bien, él considera necesario abordar la democracia desde el análisis de los “factores históricos de largo plazo” y “el análisis de la crisis socio-económica de los gobiernos democráticos actuales”. Esta idea no se desarrolla en los textos recomendados, en otras palabras no retoma explícitamente los elementos históricos para analizar la democracia. Su análisis es más esquemático y estructural desde el punto de vista de la institucionalización de la democracia.
A diferencia de los otros autores Marta Lagos no desarrolla un análisis histórico, ella basa su análisis en la opinión pública a través de una encuesta realizada en ocho países. Y su objetivo principal es describir el impacto de la mentalidad económica sobre la legitimidad de la democracia en América Latina.
El resultado de la encuesta realizada da cuenta de la importancia del impacto económico en la mentalidad de los individuos sobre el régimen político que los cobija. La autora revela rasgos de la cultura latinoamericana, que dan cuenta que la prioridad o la clave del éxito laboral y social de las personas radica en las relaciones o vínculos sociales adquiridos y no basta con el esfuerzo personal para mejorar su calidad de vida. Se demuestra una relación de dependencia con respecto al estado ya que lo individuos esperan que éste resuelva sus problemas, incluso los económicos.
A modo de conclusión ¿Influye la globalización en este proceso de determinar como es una democracia?
Y Lechner. hace referencia a la participación asimétrica de los países en el contexto de la globalización, en esta competencia económica internacional Latinoamérica presenta las mayores desigualdades del mundo. Argumenta que existen sociedades fragmentadas y se dificulta constituir la “comunidad de ciudadanos”, premisa básica de la democracia.
Es fundamental ver como todos los procesos políticos están ligados a los procesos económicos y a la postura que el Estado toma en pos de ellos y con su población; otorgándoles o no derechos y viendo que derechos da y cuales son propios de ciertos actores sociales que detentan el poder.
Con este trabajo se intenta que se reflexione acerca de que democracia vivimos, que democracia queremos y como debemos construirla respetando los derechos humanos y el concepto de ciudadanos.
Bibliografía
* Datos sobre la autora: * Alejandra Bettina Facciuto Licenciada en Trabajo Social y Especialista en Planificación y Gestión en Política Social. Docente de la Universidad de Buenos Aires, se desempeña actualmente y en Comisión de Servicio en el Consejo de Derechos de niños/as y adolescentes del Gobierno Autónomo de la Ciudad de Buenos Aires. Autora del Libro "La Sociedad de Beneficencia. Lo oculto en la bondad de una época" de Editorial Espacio Volver al inicio de la Nota |
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