Periódico de Trabajo Social y Ciencias Sociales Edición digital |
NOTAS PARA UNA REFLEXION Por:
Se trata del fragmento
relativamente autónomo de un texto que tiene como pre-texto el
tema general del Primer Encuentro Latinoamericano de Trabajo Social,
realizado del 5 al 8 de octubre de 2005 en la Sede Bogotá de
la Universidad Autónoma de Colombia: “El Trabajo
Social Crítico en el Contexto Latinoamericano. Propuestas
Alternativas para la Construcción de una Nueva Sociedad”
(Barrantes 2005c).
Este comentario tiene el
semblante de una aporía que tomó vida cuando -en un
ejercicio del comentario del texto como disciplina (Esperanza 2003;
Márquez 2005)- decidí tomar como punto de partida al
significante que pudiera parecer el menos significativo del Primer
Encuentro. Se trata del signo que en castellano llamamos punto y que
media las dos oraciones que integran el tema arriba enunciado.
De los diccionarios
consultados hemos tomado dos. Me refiero al sentido gramatical de
separación (de palabras, frases, ideas, oraciones) y al que se
le da en las denominadas ciencias duras o exactas: elemento del
espacio al que sólo se le puede asignar una sola posición.
Primer acto
Segundo acto
El acto se cierra dando
lugar a un canto coral -invisible pero perfectamente audible- sobre
el malestar y el lamento, la frustración y la queja.
Tercer acto En un tercer escenario,
el mismo punto que separa y divide y que en el segundo escenario
aparece como inconmovible, en éste ha sido vencido por el
deseo dando lugar a la posibilidad de suturar, unir, construir y
apropiarse del vínculo significante entre las dos prácticas
que, en el primer escenario, se nos presentan como independientes y
recíprocamente indiferentes y, en el segundo, como imposibles.
En consecuencia, la obra termina –en un despliegue creador de maravilloso eclecticismo- con una polifonía apoteósica escrita por Los Juanes con ritmo del Ballenato, inspirada en la Marcha de Aída de Verdi, el Mesías de Haendel y el Himno a la Alegría de la Novena Sinfonía de Beethoven y bajo la dirección magistral de Carlos Vives. Según los
cronistas de la época fue tal el impacto que la obra causó
entre los colegas asistentes, que éstos quedaron crecidos en
su pundonor, gratificados en su afán de reconocimiento social,
profesional y académico y con una sensación de
inmortalidad tal que salieron de dicho evento levitados, cada uno
susurrándose en comunión consigo mismo: tengo un
nuevo trabajo: soy propositólogo societal; tengo un nuevo
trabajo: soy propositóloga societal. Sin embargo, de
manera insólita, al día siguiente los noticieros
reseñaron que, por una extraña razón, nuestros
colegas no pudieron encontrar el camino al habitáculo de su
pertenencia. (…) La trama fabulada ha puesto en escena la alienación de quienes, confundiendo perspectiva de futuro con prospectiva, visión de mundo con modelística y todo ello con propuestas alternativas de sociedad, se han perdido en el entramado confuso de objetivos, intereses, prácticas y discursos para los que no han sido formados aún. ¿Existe en el ser-en-el-mundo del trabajo social que está queriendo llegar a ser (consigo mismo, con otras disciplinas, con la sociedad), algún punto de obturación o flujo de vacío que esté subsumiendo el ritmo de sus experiencias y esté escindiendo a los trabajadores sociales de su capacidad de comprender, aprehender, explicar y potenciar el mundo –la trama social de la cual somos arte y parte- en su propia realidad y, por ello, esté siendo fuente de malestar y queja entre ellos?, ¿qué y cómo hacer para que el trabajo social y sus agentes puedan colocarse en situación de contribuir efectivamente a la erradicación de las causas del malestar y la barbarie y liberar de éstas a quienes las sufren? ¿Desde dónde se trataría de hacer propuestas de sociedad: desde la diferencia poscolonial, desde la colonialidad del poder, desde el poder neocolonial, desde la diferencia imperial, desde el saber del trabajo social y sus agentes o desde el saber del Otro? Se trata de preguntas que abren la posibilidad de que, más allá de las dobles rupturas epistemológicas (de contenidos, de métodos, de paradigmas) podamos retomar las continuidades temáticas 2, interparadigmáticas y apuntar, por diversas vías, a la resignificación metaepistemológica de los presupuestos fundamentales, las nociones, los términos y conceptos, los juicios metodológicos y las decisiones que no se derivan ni son reductibles a la observación de lo dado ni al razonamiento analítico formal. Lo anterior implica
remirar los objetos del pasado, retomar las teorías de los
clásicos de las diversas épocas y, a partir de las
nuevas plataformas epocales actuales, resemantizar aquéllos y
rescribir éstas para saber qué se puede hacer con todo
ello. Se trata en fin, de un paso necesario -hasta de simple rigor metodológico- para poder iluminar inéditas exploraciones de estrategias discursivas tendientes a abrir la específica práctica social que es el trabajo social, al multidimensional proceso de constitución de nuevos agentes-actores-sujetos históricos que le agreguen valor (plusvalía según Marx, plus de goce según Lacan) al vínculo social, es decir, a la reproducción ampliada del conjunto de relaciones sociales de producción de valores (tangibles, intangibles de cambio y de uso) dentro de los que incluimos las imágenes alternativas de sociedad, objeto de estas notas. Es a propósito de lo anterior y de la problematización del malestar y la queja, de la alienación y la barbarie como experiencias del trabajo social, que podemos parafrasear a Mires (1998:253) diciendo –en consonancia con Freud (1975)- que esta fuerza histórica que es el malestar en tanto miedo y deseo al mismo tiempo, tienen los trabajadores sociales y las trabajadoras sociales que asumirla, concientizarla, compartirla, organizarla y epistemologizarla; asimismo, alimentar dicho malestar con la pasión subversiva de saber que son hablados, si bien por la trans-historicidad fundamentalmente por la historicidad de nuestra propia existencia. Sólo así, nos parece, podremos estar en condiciones de darle rienda suelta a nuestros poderes creadores y asumir –cada uno al nivel y espesor que le corresponde y de acuerdo con sus propias circunstancias- la misión de contribuir a cambiar el curso de las cosas que tanto nos molesta y que tanto malestar causa a billones de seres humanos en el mundo.
Bibliografía
NOTAS
2
“…La continuidad que existe entre la cosmogonía
[judeo-cristiana] y la cosmología evolucionista actual es una
continuidad ‘themática’ y no de contenido o de
método. Así como existe una ruptura paradigmática
entre ambas perspectivas, existe una no menos fuerte continuidad
‘themática’. Prolongando la analogía
sostenemos que la composición/complementación
entre las categorías de la modernidad/posmodernidad es otra
de estas alternancias meta-epistemológicas que exhiben
continuidad o ruptura según se privilegie una lectura
themática o paradigmática” (Piscitelli 1988:69,
cita No. 1).
* Datos sobre el autor: * César Barrantes Profesor investigador de la Universidad Central de Venezuela. Presidente de RELATS (Red Latinoiberoamericana y Caribeña de Trabajadores Sociales); http://listas.reacciun.ve/mailman/listinfo/relats-l; Volver al inicio de la Nota |
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