La intervención en lo social y el sentido
En este escenario complejo y turbulento, las preguntas acerca del sentido de lo que hacemos resuenan con mayor vigor y estruendo.
Así la Intervención se torna en un lugar de construcción de nuevas preguntas, donde lo construido puede ser desarmado, rehecho y básicamente transformado.
La intervención vista desde esa perspectiva implica una necesaria generación de acontecimiento, de instalación de un espacio político que interpela en forma intensa -y si se quiere despiadada- a la desigualdad, a la sinrazón de ésta, a hipócritas justificativos y especialmente a quienes intentan ubicarla en un marco explicatorio de una lógica neoliberal en decadencia.
La intervención, en la medida que ubique, descubra, encuentre nuevos espacios para la palabra, podrá reconstituirse como una herramienta de interpelación, desde donde es posible ver lo "no visto" ocultado sistemáticamente por los fantasmas de la dominación.
La intervención se sale de lo esperado en tanto hace visible lo que la injusticia oculta, lo logra en la medida que pueda "decir" con otra gramática, con otro orden -alterando el establecido- transformando lo dicho en la apertura de nuevos espacios para el hacer.
Intervenir es intentar reinscribir el texto que se presenta como inamovible expresando una escena, donde los caminos de lo necesario se muestran como lo imposible.
La intervención reinscribe en la medida que sepa qué decir, qué recuperar, en definitiva qué escribir en nuevos textos que marquen una orientación hacia lo propio, lo genuino, donde nuevamente lo "otro" se presenta como lugar de verdad.
Actuando en una América donde reconocemos que somos lo otro, lo innombrable para los dispositivos de dominación.
En la medida que volvamos a hablar para nosotros mismos, recuperando la palabra y podamos definir nuevamente nuestro lenguaje, el horizonte de la intervención podrá ser una guía posible hacia un camino a recorrer.