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Edición N° 30 - invierno 2003

Una aproximación a El Proceso de F. Kafka

Por:
Por Norma Ereñú


Dentro de las obras de Kafka hay varias que resultan paradigmaticas, en el caso de El Proceso esta cualidad no solo está presente sino que además es una de las que más llama a la interpretación, sobre todo por los signos y referencias, que se actualizan en el escenario social de la caída de la modernidad.

En la novela se cuentan las vicisitudes de un hombre común rutinario, que trabaja en unas oficinas; Joseph K, así se llama el personaje, y una de sus preocupaciones es la de no poder injertarse en un grupo formal (familia, matrimonio) hecho de esperar a su edad y ámbito en el que vive. Súbitamente es arrestado por hombres desconocidos, de los que se sabe que no pertenecen al sistema legal del país, y es sometido a proceso.
En ningún momento se conoce la, o las causas de su culpabilidad, y la novela y el personaje se constituyen a través del proceso que se hará inacabable, lleno de obstáculos, con personajes en la frontera del sueño. Joseph K vive pendiente de todas las circunstancias de éste, su “proceso”, tratando de demostrar su inocencia, ante una culpabilidad de la que desconoce el motivo, y solo quiere la absolución.

Un momento clave en el relato, es aquel en que el sacerdote le cuenta a K, que había un hombre de campo que se acercó a las puertas de la casa de la Ley queriendo entrar, pero el portero que cuidaba la puerta se lo impidió, diciéndole que todavía no era el momento, así transcurrió mucho tiempo el hombre de campo fue envejeciendo, cada tanto preguntaba cuando iba a poder entrar, hasta, que ya a punto de morir el portero le revela que esa puerta era su puerta, que había sido hecha para él, para que pudiese entrar

K hace una disquisición con el cura acerca del engaño, al que él supone, fue sometido el hombre de campo, y el cura le contesta que no tiene que dar todo por cierto, sino que simplemente es necesario, a lo que responde K que eso equivaldría a la mentira universal

La novela luego prosigue con situaciones cada vez más difíciles para Joseph K, que irá haciéndose cargo de su culpabilidad en un clima de permanente ambigüedad. Como el resto no hace al objeto de reflexión , solo cabe destacar que Joseph K, muere ejecutado por, su captores y en palabras de Kafka “como un perro”

A partir de este texto que como decía antes llama a la interpretación, podemos recordar que la asociación la perspectiva de Nietzsche acerca de la mala conciencia, y Joseph K es muy directa en tanto aquel la entiende como la sustitución de la represión vigente en el sistema, por la autorepresión en la conciencia,. Si el poder es inmenso yo no soy nada, por lo tanto cada uno llevará en sí mismo su propia arma destructiva.

Al decir de Gilles Deléuze la mala conciencia sería una reversión o interiorización de las fuerzas creativas De esta manera la sociedad coercitiva introduce en la conciencia del hombre esta modalidad para volver al sujeto sufriente de si, y sujeto a, sujeto a la norma domesticado por la rutina.

Mis diferencias me hacen culpable por ser yo, entonces será más fácil ser como ustedes deseen que sea

De esta manera la mala conciencia lleva a que el hombre renunciando a sí y diluyéndose en la totalidad sienta su existencia justificada. Totalidad, que por otra parte es anónima, lejana, ambigua e inconmensurable al igual que de las multinacionales o el Internet

En El Proceso eso inconmensurable, está presente, concretamente en los tribunales, la catedral, y lleva en sí, el absurdo del individuo en espacios que no tienen limites y en los que el mismo se pierde

Una legalidad cada vez más abstracta, abstracción de la que se sirve el poder para acusar todo lo diferente, y que Nietzsche la define como el poder aniquilador de la moral, que por ser abstracta, tiene a los seres concretos como enemigos

Este antagonismo entre legalidad abstracta y existencia concreta se visualiza en la vida cotidiana cuando luego de muchos esfuerzos puestos en lo que hace, el hombre de nuestra época, siente que son absolutamente contingentes porque se diluyen en una estadística un legajo y se alejan del individuo y su singularidad

También aparece este rasgo en K, que se debate en proseguir los caminos del proceso, tratando de demostrar su inocencia, pero las fuerzas dejan de operar, se quedan en lo potencial, solo paralizan pues justamente el sentido de las fuerzas es su actualización, y es en el transcurso de la novela que se evidencia esa permanente voluntad potencial que se repite, desesperada pero siempre igual a si misma

Para la legalidad formal todo aquello que es determinación concreta, individual, no programada es azarosa y por lo tanto culpable al contrario para Nietzsche, el azar es la prueba de nuestra inocencia es “la inocencia del devenir”

La Ley intenta imponer su racionalidad al mundo de lo real, en la creencia de que esto impide discutir la veracidad de la acusación (en el caso de El Proceso) y lo logra pues K hace todos los recorridos que en realidad ya no cuestionan el contenido de la ley, y se ata a su vigencia, se transforma dicha vigencia en la verdad, crece su culpa, ha interiorizado la culpa, la ley se ha concretado en las mala conciencia del acusado

El sacerdote lo dice claramente cuando dice que no importa que sea cierto, solo interesa que sea necesario, nadie ha de discutir en un régimen de facto por ej. el contenido o el porqué de una ley de censura. el poder responderá: “ës necesario, está en vigencia “. En El Proceso todo esto se hace carne en el acusado, ya no discute, ni intenta interpretar la ley, solo la acata, de esta manera la ley se erige en una forma efectiva de coerción.

Los Personajes secundarios de El Proceso son individuos más bien típicos que parecen representar al hombre gregario controlador - controlado, que tienen una gran desconfianza hacia lo distinto, como algo que se le opone, se siente culpa por ser distinto pero con el discurso del rebaño se siente alivio al incluirse entre los demás

Los protagonistas de las obras de Kafka buscan la tipificación para tranquilizar la conciencia, pero casi nunca lo consiguen, con respecto a este punto Nietzsche recalca la necesidad de afirmar la diferencia para actualizar esa naturaleza humana a punto de diluirse en las instituciones

En esta novela de espacios inconmensurables multiplicidad de funcionarios y procedimientos concatenados, el trámite se convierte en proceso, nada se concreta y se combina la racionalidad con la cosificación

La existencia se aliena y el tiempo no justificado por la adecuación a este proceso es tiempo culpable

Estos personajes viven en la paradoja del terror a la abstracción pero también del acercamiento, el desesperanzado esfuerzo por alcanzar lo universal, la ley, y por el otro lado el apego a los mecanismos de acción de las funciones cotidianas , característica que Camus dio en llamar “la ética de sumisión a lo cotidiano”

Nietzsche dice que al aceptar un orden dado, le ponemos el sello de lo definitivo y clausuramos las posibilidades de cambiarlo, la mala conciencia como la represión integrada a la cotidianeidad de la vida será inversión de las fuerzas contra sí mismas

En la mala conciencia, lo que parecía llevar a la redención termina en sentimiento de culpa La moral reactiva que alude a la tradición judeo cristiana establece, que se es culpable al nacer, por eso Joseph K debe probar que es inocente, y no que no es culpable, pues se es culpable aunque no se conozca la naturaleza de las leyes En suma la culpa es la eternización de la deuda en la conciencia del hombre, que acumulará sin limites, no hay tiempo que perder, todavía hay muchas pruebas que acumular, (en el caso de K) por eso el hombre de la moral reactiva es un hombre prolongadamente ligado a un orden que lo ahoga y reproduce el mensaje en la conciencia

Este individuo no puede crear actúa por recuerdos, reflejos por reacción, es puro proceso, queda sojuzgado absolutamente a conseguir la reparación, la redención o la absolución

Así como se dice, que el infierno es el miedo al infierno, con la culpa sucede lo mismo, y Joseph K lo dice, y si bien cuestiona el sistema, esas fuerzas y esa energía son inútiles porque está investida de miedo, que no permite diferenciar la culpa del temor a ella, esto implanta, la necesidad de horizontes limitados, el estrechamiento de perspectivas.

Camus, también en la perspectiva nieztchiana dice que el sistema de poder, entiende que cualquier desacato a la ley no es atribuible a una imperfección de la misma, sino a una falta de virtud del ciudadano. El poder busca entonces, una justicia que no quiere encontrar al ciudadano culpable, sino débil.

En el “ÿo no puedo” el objeto de la culpa ha de ser que el sujeto sienta que ha perdido todo poder sobre su situación

No puedo, no tengo derecho, por lo tanto el hacer, que será distinto del poder represivo está destinado al fracaso, la mala conciencia actua como la inhibición de la acción.

En este mundo kafkiano la justicia tiene su correlato en la condena, o como dice Deléuze, la ley kafkiana solo se determina enunciándose, y solo se enuncia en el acto del castigo

La ambigüedad del sacrificio coincide con la arbitrariedad de la ley y, en el caso de Joseph K es un sacrificio, que no tiene objeto, porque trata de redimirse de una culpa que no conoce, y de eludir la resolución de un proceso que cada vez es mas complicado y nebuloso. Nietzsche considera que el hombre se vuelve el ser incapaz de obrar, el de la ambigüedad de lo real y lo posible, de la confusión entre representación y realidad, por un exceso de representaciones en la conciencia y en la memoria

Llama la atención en esta obra como en otras de Kafka que los personajes no tienen historia, no se sabe casi nada de ellos, un pasado pura oscuridad y un futuro fantasmático, aquello que domina es la espera, y a su vez la esperanza queda asfixiada por la espera.

Estos personajes siempre tienen una conducta de adecuación a mecanismos ya establecidos y desde allí no instrumentan ninguna iniciativa autónoma, el hombre no obra de acuerdo a su propia valoración sino que re - acciona

Este universo del escritor, que es Kafka, su obra, sus escritos herméticos y difíciles de aprehender, constituyen de por sí un objeto difícil de convertir en fetiche o en estereotipo, al estilo de la cultura de masas asimilando todo al sistema y despojándolo de sentido. Y, si no lo consigue es porque la síntesis que él hace del propio sistema asombra, y asombra porque dispara al inconsciente

Dice M Blanchot que el único asunto de sus obras es el horror de la existencia privada de mundo, el proceso mediante el cual lo que deja de ser sigue siendo, lo que se olvida sigue teniendo cuentas pendientes con la memoria, lo que muere tiene la imposibilidad de morir, lo que quiere alcanzar el mas allá, siempre está más acá

Lo angustioso en la obra de Kafka no es la coexistencia de varias interpretaciones, sino la posibilidad de que un tema aparezca ahora con un sentido positivo luego con uno negativo.

Este mundo es un mundo de esperanza y es un mundo condenado, un universo cerrado para siempre y un universo infinito de la injusticia y de la culpa.

Por todo lo dicho, y no a pesar de, Kafka encontró el sentido de su existencia en la escritura

“Mi vida ha encontrado su justificación” dice y ha encontrado fuerzas latentes que liberar a través de la escritura, y su disolución en soledad se recrea solo si el lenguaje recoge esa disolución. Afirma “Las razones que me impulsan a escribir son múltiples, y las más importantes a la vez, son las mas secretas. Una de ellas puede ser, poner algo al abrigo de la muerte “.

Bibliografía

  • Blanchot, M

  • Camus, A

  • Kafka, F: El proceso

  • Openheim, M: Kafka

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