INTRODUCCION:
Este
fue el primer caso que atendí en consultorios externos. La
intervención con Carlos y su familia me transmitió (en
especial en los primeros meses) la sensación de que en
cualquier momento algo grave podía ocurrirle a esa familia.
Los problemas de salud de su madre, Dora (64 años,
hipertensión, problemas en la vista), los suyos (30 años,
esquizofrenia, cuatro internaciones), su hijo, de 6 años, a
cargo de ambos. La posibilidad constante de un desalojo que los
dejase en la calle, la falta de trabajo y de ingresos, así
como el tema de la alimentación que no estaba cubierto,
causaban la impresión de una constante incertidumbre respecto
al futuro de esta familia. Esta misma incertidumbre generaba en
Carlos mucho malestar.
El
DESALOJO:
"¿
Sabes lo que es no tener donde dormir, que te puedas quedar en la
calle? Porque una cosa es que te lo digan y otra que te pase a
vos..."
En
las primeras entrevistas con Carlos surgía su miedo a que
fuese desalojado junto a su familia de la pensión donde vivían
hacia 8 años. Carlos se encontraba muy angustiado y preocupado
por "quedarse en la calle".
Yo
trataba de tranquilizarlo, haciendo hincapié en que existía
la posibilidad de gestionar algún subsidio habitacional o de
encontrar algún hotel a donde pudieran ir. Al mismo tiempo,
comencé a comunicarme telefónicamente con Dora, la cuál
manifestaba que en la pensión ya no los aguantaban más...
"la semana que viene nos ponen el candado... no se que
hacer..." A su vez acordábamos entrevistas con ella
en el Servicio Social a las cuáles no concurría. Aunque
luego concurría, sin previo aviso, muy angustiada solicitando
ayuda. Sin embargo Dora me resultaba confusa y angustiante.
Cuando
se desbordaba, acudía al Servicio Social, entonces hablaba de
su hijo "enfermo", de que no podía más, que
no tenían para comer y no lograba conseguir trabajo. También
insistía sobre la extrema urgencia de su situación
habitacional pidiendo que la ayudemos, lo cuál nos llevaba a
buscar algún recurso. Esto se intercalaba con una postura más
tranquila, cuando surgía su intención de conseguir una
"habitación por 50 $", posibilidad que siempre se
frustraba. De esta forma empecé a conocer a Dora y a percibir
de que manera transmitía una constante incertidumbre,
dificultándose el poder planificar acciones con ella o
prevenir junto a ella una posible situación de calle. Mientras
tanto Carlos continuaba muy nervioso por su futuro y el de su
familia. "Si vas caminando ves mucha gente que duerme en la
calle, y yo no quiero eso" Y su preocupación
tenía fundamento: varios meses de deuda en la pensión,
sin trabajo, con un hijo de 6 años. Parecía que era él
quién mejor lograba visualizar la situación de riesgo
de la familia, o por lo menos el que más la estaba padeciendo.
Luego
de frustrarse la posibilidad de alquilar una pieza por 50 $ pesos
Dora plantea en el Servicio Social que acepta ir a Promoción
Social.
Es
así que se comienza a gestionar en la Secretaría de
Promoción Social, por medio del Programa para Familias Sin
Techo, la obtención de alguna tipo de ayuda. Telefónicamente
nos informan que quienes pretendan solicitar ese tipo de ayuda deben
concurrir con una orden de desalojo, o luego de haber sido
desalojados. Aparecía con claridad que no trabajaban en la
prevención de la situación de calle. La respuesta era
la posibilidad de (una vez desalojada la familia) llamar al 0-800 de
"Buenos Aires Presente" para que un móvil de la
Secretaría los pase a recoger sin poder garantizar que
todos vayan al mismo lugar. Se enviaron varios informes sociales
(por fax), haciendo referencia a la situación familiar, a la
vez que Dora comenzó a acudir (con el impedimento de no contar
con la plata para los viáticos) al lugar con nuestro informe,
buscando algún tipo de respuesta. Aunque la situación
parecía complicarse más, ya que la devolución
que obtuvimos fue una nota (firmada por una trabajadora social del
programa) donde se nos pedía algún certificado médico
donde constase que Carlos no necesitaba estar internado y que podía
convivir con otras personas en un hotel. Telefónicamente ya
había recibido la negativa a recibir en los hoteles personas
"enfermas psiquiátricas", esto obviamente sin
importar que se tratase de un programa del Gobierno de la Ciudad y
de que según la Ley de Salud Mental de la Ciudad de
Buenos Aires (LEY 448, art. 15 "rehabilitación y
reinserción) es esta Secretaría de Promoción
Social quien debe proveer de algún establecimiento para las
personas que luego de ser externadas no cuenten con recursos o con un
grupo familiar continente. Pese a esto el certificado médico
fue enviado por fax y pese a esto Dora fue enviada nuevamente por los
profesionales del Programa de los Sin Techo hacia el hospital
solicitando lo mismo que ya habíamos informado por Fax. Luego
de varios días de espera y de que Dora concurra a Prom. Social
le ofrecen dos alternativas: ir a un hotel en la Boca o un subsidio
de 2 cuotas de 200$. El hotel en la Boca no es aceptado debido a la
intención familiar de permanecer dentro del barrio, donde por
medio de organizaciones barriales (Centro de Jubilados, Comedor
comunitario) y los vecinos de la pensión podían
satisfacer en parte sus necesidades básicas. Esta opción
también es desestimada a favor de la escolarización de
Carlitos quien asiste a primer grado de la escuela del barrio.
Aceptan entonces la alternativa de cobrar el subsidio, el futuro
cobro de este subsidio favorece que Dora negocie con el dueño
de la pensión más tiempo. Este subsidio, luego de 4
meses, aún no había sido cobrado por la familia.
Probablemente para el Programa de los Sin Techo el no aceptar el
Hotel en la Boca fuese un indicador de que la situación de
riesgo social no era tan grave.
LA
COMIDA: "Me da vergüenza preguntarlo...¿Me
prestás 5 pesos para comprarle comida a Carlitos?"
Pese
a que accedían a un comedor del barrio y a un bolsón de
comida, la falta de ingresos familiares determinaba que la cuestión
alimenticia no pudiese ser resuelta por la familia. Surgía, de
tanto en tanto esta demanda concreta. Por ejemplo luego de alguna
entrevista Carlos o su madre manifestaban que no comían hacía
2 días. Esto generaba desde el Servicio Social diferentes
respuestas como ser el acompañarlos a pedir una bianda al
comedor; "prestar" algunos pesos, darles direcciones de
comedores, así como la confección de un informe social
para que la parroquia les volviese a dar el bolsón de comida
que ya no les entregaban más debido a que ya hacía
mucho tiempo que lo recibían. Este tema concreto de la falta
de comida me permitió reflexionar acerca de cuáles
serían para esta familia, y en ese momento particular de su
historia, las prioridades, las urgencias que había que
resolver.
Sin
atender estas problemática resultaba difícil e incluso
irrisorio por parte nuestra el pretender trabajar tanto con Dora como
con Carlos otras temas vinculados a la salud de Carlos, como su
independencia e inserción laboral, con la organización
familiar, o con la gestión de otros recursos.
Veía
una familia empobrecida, que ya no podía resolver cuestiones
básicas que en otros momentos tenían aseguradas, frente
a esto, el tema de un tratamiento, la concurrencia al hospital y la
salud podían quedar en un segundo plano.
El
TRABAJO: " "Yo me vine abajo desde que
perdí el trabajo" "Ahora cuesta mucho
lograr la independencia."
Acompañar
a Carlos fuera del Hospital en diferentes actividades como gestionar
el certificado de discapacidad u otras entrevistas me permitió
conversar con él y conocer acerca de su historia, de sus
intereses y de su forma de ver la vida.
Desde
su adolescencia (14 años) Carlos fue el sostén
económico de su familia. De su historia de vida se desprende
que el trabajo fue el gran organizador de su vida, el tener un sueldo
estable les daba seguridad y un nivel de vida y status social
vinculado a lo que sería la "clase media". De esta
manera el trabajo le otorgó una identidad, vinculada a ocupar
un rol social, el de "proveedor", responsable del sostén
económico de la familia. Carlos trabajó como repositor
en Sancor durante 10 años. Luego pierde este trabajo y
comienza a realizar trabajos temporarios vinculados a la carpintería.
Es importante destacar que Carlos no solo recuerda con añoranza
los años en que trabajaba en Sancor sino que también
reconoce que el haber perdido este trabajo, sumado a la separación
de su mujer (que hace abandono del hogar y no vuelve nunca más
a ver a Carlos ni a su hijo) fueron los hechos que desencadenaron su
enfermedad. "Yo me enferme después de que perdí
el trabajo y me separé". De hecho las 5
internaciones que Carlos tuvo se vinculan con la incertidumbre
económica y con la pérdida de trabajo que a su vez
volvían incierta la situación habitacional. Su primera
internación se produce un mes después de ser
desalojados del departamento donde vivían, debiendo mudarse a
una pensión. En la segunda y cuarta internación se
descompensa ya que su jefe (hacía trabajos con un carpintero)
acostumbraba a no pagarle lo convenido y esto, según sus
palabras, llevaba a "enloquecerlo". En la tercer
internación la madre había perdido el trabajo, y él
se fuga del Hospital ya que "no podía dejar de trabajar".
En la cuarta también se fuga debido a su preocupación
por el desalojo, las dificultades económicas y los problemas
de salud de su madre.
Talleres
Protegidos de Rehabilitación Psiquiátrica del Borda:
La
recomendación médica de no trabajar (con quién
le pagaba a destiempo y menos que lo prometido) era para Carlos
difícil de cumplir. Esto debido también a la necesidad
económica. "Tuve que ir a la carpintería de
Santiago porque necesitaba la plata. No le digas nada al médico."
Desde el Servicio Social se comienza a intervenir (se recibe la
interconsulta del médico) para que Carlos ingrese a los
Talleres Protegidos del Borda. Esta estrategia era pensada en
relación a que Carlos pudiese recuperar algo del estilo de
vida organizado, con normas y horarios (por ej. el horario de entrada
era 7:30), con "responsabilidades laborales", y en
condiciones favorables a su salud. Además le permitían
obtener un pecunio (de 70 pesos).
Al
comentarle a Carlos sobre este lugar se hace hincapié en la
similitud con respecto a un trabajo, sobre todo en tener que cumplir
con el presentismo, con el horario de llegada, le descontaban si
faltaba, etc.
Luego
de varios desencuentros y entrevistas de admisión, a las
cuáles lo acompañé ( todo esto llevó
varios meses) Carlos ingresa finalmente a lo Talleres. Al comienzo
las cosas parecen andar bien. Según Dora Carlos estaba "Diez
puntos, una joyita". Luego Carlos dice que estuvo faltando
algunos días, sin avisar, por tener que hacer changas. Le
remarco que estaba en un período de prueba ( que consistía
en 3 meses, rotando por los diferentes talleres productivos), que
debía informar en el lugar si no podía concurrir si
tenía algún inconveniente o si le surgía otro
(?) trabajo. Al día siguiente recibo una llamada telefónica
de la Lic. A de los T.P.B quien me plantea que Carlos había
concurrido solamente 2 días (hacía cerca de un mes que
había ingresado) y que esa semana, de no concurrir, le darían
la baja. Esto me generó bastante desconcierto y sorpresa.
Incluso algo de bronca. Por teléfono de transmito a Carlos lo
comunicado por la Lic. A de los talleres. Lo escucho dubitativo, me
dice que no pudo ir, que va a ir. Pero no va. Finalmente me informan
de los Talleres que le dieron de baja.
La
internación en guardia:
En
esos mismos días ( ) Carlos se interna por quinta vez en la
guardia del Hospital. Hacía varios viernes que no concurría
al Hospital. Luego de dejar de ir a los T.P.B había comenzado
a trabajar con un carpintero que había conocido recientemente
en el barrio.
"No
pude venir por tres viernes, estaba trabajando... tenía
medicación pero se me acabó...no la estaba
tomando...estaba trabajando sólo en un galpón y empecé
a escuchar voces y a sentir miedo...
El
que Carlos estuviese internado me resultaba desalentador. Me parecía
que se había quedado sin alternativas con respecto a lo
laboral ya que había abandonado los Talleres y además
trabajar por su cuenta volvía a aperecer como algo
"incompatible" con su tratamiento y su salud.
Pese
a esto, luego de ser dado de alta y con la misma recomendación
médica de no trabajar temporariamente, surge nuevamente su
demanda respecto a lo laboral preguntándome si no conozco
algún trabajo para él, aclarando que no le diga al
médico. Trato de presentarle la posibilidad de que participe
de algún taller para capacitarse. Sin embargo él me
deja bien en claro que no le interesa ningún tipo de curso ni
de taller, haciendo hincapie en que la verdadera capacitación
se la da la experiencia.
Por
suerte, Carlos volvió a conseguir trabajo con Pedro, con el
cuál estableció una relación muy importante, ya
que esta persona se preocupa no solo de enseñarle y que se
capacite, fomentando en él el interés en la carpintería
sino que además lo aconseja para que realice correctamente su
tratamiento.
"...
un cliente le preguntó si yo era el hijo y él le dijo
que si..." "... me dice que me cuide, que no deje de venir
al Hospital..." "... el me dijo que tengo que aprender para
poder trabajar de forma independiente y ganar más plata..."
El
vínculo con Pedro es ilustrativo de la importancia de la
existencia de una red social para el bienestar de las personas. En
este caso creo que se relaciona con poder satisfacer una necesidad
económica y también de establecer lazos sociales
partiendo de la preocupación expresada por Carlos en varias
oportunidades acerca de estar solo y de no tener amigos.
"El
soporte social que ejerce la red favorece la estabilidad psicológica
de los individuos, y genera dos tipos de apoyos: sostenimiento
emocional y ayuda instrumental" .
De hecho Carlos hace hincapié en que Pedro podría haber
empleado a otras personas con mas experiencia que él pero que
pese a eso lo eligió a él. Puede verse entonces como la
inserción social se vincula con estos lazos solidarios de la
red informal que desdibujan la diferencia entre sano y enfermo,
actuando por fuera de los parámetros sociales de eficiencia y
productividad. Creo que es importante pensar si es posible que exista
un acercamiento institucional que permita la inclusión de
estos referentes en el tratamiento de las personas con enfermedades
mentales.
Quisiera
retomar lo que sucedió con los Talleres Protegidos del Borda.
Creo que fue erróneo el haberle creado a Carlos falsas
expectativas respecto a este "como un trabajo". También
considero que fue errónea una lectura de tipo culpabilizadora
según la cuál el abandono los talleres sin decirnos
nada (a pesar de todo nuestro esfuerzo...) En cierta forma entiendo
que fue algo principalmente sano de su parte el no haber tomado esta
alternativa que le propusimos. Esta no solo no le convenía
económicamente sino que además no le despertó
ningún interés. "Era muy lento, no había
nada para hacer... no era como un trabajo, estaba lleno de médicos,
había gente que estaba hace 20 años..." Quizás
otra persona se hubiese acostumbrado o hubiese elegido asegurarse los
70 pesos. A mi entender. su elección se puede vincular
fuertemente con una necesidad no solo material sino simbólica,
relacionada con su identidad, con poder ser jefe de familia y
trabajar. Y esto también habla de nuestra cultura, donde "el
trabajo es salud" aunque ya sea por falta o por las condiciones
en que se realiza generalmente parezcan contradecir dicha frase.
LA
INSANIA: "¿O sea que si yo en cinco años
me quiero comprar un auto no voy a poder? ¿Por qué no
me dijeron nada?
Otro
de los propósito que se buscaron desde el Servicio Social fue
articular nuestra intervención con el Juzgado en el cuál
se tramita el juicio de insania de Carlos. Para eso fue necesario
ponerlos al tanto de la situación social de la familia, la
cuál no es considerada al inciarse el tramite de insania. Para
esto se les envió un informe social y se les solicito que por
medio de su accionar y via oficio judicial se acelerara la obtención
de la pensión por invalidez así como del subsidio
habitacional (prometido por Promoción Social hacía
varios meses). Con respecto al oficio enviado por el Juzgado a la
Comisión Nacional de Pensiones Asistenciales permitió
que disminuyese considerablemente el tiempo de tramitación de
la pensión. Con respecto al enviado a Promoción Social
fue de utilidad para que Dora llevase fotocopia del mismo, adjuntada
al informe social y médico y consiguiese luego de haber
concurrido cerca de 5 veces a Prom. Social el subsidio.
Otro
de los temas importantes trabajados con el Juzgado fue el juicio de
insania. Este trámite fue iniciado por Carlos luego de que
desde la C.N.P.A. se lo indicaran como requisito para poder gestionar
su pensión. Y esto pese a que no existe ninguna apoyatura
legal para que desde un organismo público (C.N.P.A.) se
plantee como requisito para obtener un recurso asistencial el iniciar
un proceso de insania.
De
esta forma Carlos inició su propio juicio de insania, sin
tener conciencia de ello, como un "trámite más"
para cobrar la pensión. De hecho, no se le explicó ni a
él ni a su madre lo que implica una insania, ni sus
consecuencias legales o civiles. Esto fue trabajado con Dora,
haciendo hincapié en la no necesariedad de que Carlos sea
declarado insano para tener derecho a cobrar una pensión. "Ah
bueno, entonces insano no, porque él es muy activo...".
Con Carlos se conversó acerca de esto, explicándole los
beneficios y los posibles perjuicios y limitaciones que puede
significar ser declarado insano. El entendió a lo que me
refería cuando le hice hincapié en que le significaría
no poder comprar ni vender bienes a su nombre y en que le podría
jugar en contra en caso de que la madre de su hijo le reclamase la
tenencia (preocupación traída por él en otras
circunstancias). "¿Si algún día yo me
quiero comprar una casa no puedo? Sin embargo Carlos me dejó
claro que su prioridad era cobrar la pensión..: "No
sea que digas en el Juzgado que no soy insano y ellos les
digan que no me den la pensión". Pese a que le
remarqué la diferencia entre cobrar la pensión que le
correspondía por su enfermedad y ser declarado insano,
insistió: "Deja pasar un mes, después de que
cobre la pensión arreglame eso en el Juzgado..."
También
es importante destacar que al momento de iniciar las conversaciones
con el Juzgado, el trabajador social me aclaró que el trámite
de insania estaba a prueba, no habiéndo sido dictada la
sentencia. Generalmente es un proceso, que se inicia con el
diagnóstico psiquiátrico del médico forense, y
si no se recibe alguna interconsulta u otra información
profesional se dicta la sentencia. Por eso, se acuerda con él
que enviemos un informe socio-familiar y otro médico para
brindar más información del caso y que se revea el
proceso iniciado. Además de remarcar la ilegalidad del
requisito de la C.N.P.A., en nuestro informe hacemos hincapié
en la no conveniencia de que sea declarado insano, considerando sus
posibilidades de vida independiente y su capacidad de inserción
laboral autónoma y responsable.
Es
de remarcar que este proceso casi "inevitable" de insania
termina, según las propias palabras del t. s. del Juzgado, con
la "muerte civil, que significa no poder hacer nada por si
solo, sin capacidad de administrar bienes o cobrarlos".
Pienso que esto influiría negativamente en la vida cotidiana
de Carlos, ya que para él el poder hacer cosas solo y de forma
independiente se vincula directamente con su salud.
"¿A los enfermos mentales se los declara insanos?
Depende.
¿A que enfermos mentales?
Si,
a los que tienen una enfermedad mental severa."
No
puedo dejar de lado la importancia a nivel subjetivo que para Carlos
puede asumir el que socialmente se lo clasifique junto a otras
personas que para él son enfermos severos.
Además, a nivel familiar, el tipo de vinculo que tiene con su
madre, que constantemente lo posiciona en un lugar de "hijo
enfermo," de no permitirle ser padre, podría verse
reforzado por una declaración de insania.
Con
respecto a este tema de la insania, me permitió visualizar
sobre lo perverso que puede resultar, pese a las "buenas
intenciones" el funcionamiento de las distintas instituciones
que se vinculan con una persona con un padecimiento mental. Ya sea el
médico que para ayudarlo y que le den la pensión
remarca su incapacidad. "La Dra. me puso que tenía 90%
de esquizofrenia, para que me den la pensión... ¿Qué
es esquizofrenia?". Así como desde Pensiones
Asistenciales que lo envían al Juzgado, igualando
implícitamente persona con enfermedad con muerte civil.
Desde el Juzgado, que no se considera el contexto social, ni los
recursos y potenciales de las personas limitándose a dictar
una sentencia que influye decisivamente en la cotidianidad del as
personas, basándose sólo en el criterio psiquiátrico.
También desde el Servicio Social, y con el objetivo de obtener
algún recurso, en varios informes se remarca la incapacidad y
la imposibilidad de la persona, resultando en muchas ocasiones la
forma de intervenir más efectiva.
A.M.I.A.:
Debido
a su apellido paterno de origen judío (el padre lo abandonó
cuando el tenía 2 años) se pudo gestionar, en la
AMIA, la obtención de diferentes ayudas como ser la obtención
de tickets para comprar alimentos, así como un subsidio
habitacional (dinero en 6 cuotas), permitiéndoseles también
tanto a Carlos como a Dora inscribirse en la Bolsa de Trabajo de ese
lugar.
Carlos
me cuenta que fueron citados por una trabajadora social para una
entrevista a la cuál concurrió junto con Dora. De esa
entrevista me comenta que le preguntaron si él estaba en
condiciones de trabajar a lo cuál Dora contestó que no.
"Dijo que no porque yo era un paciente psiquiátrico y
mostró el certificado de discapacidad, donde dice eso de la
esquizo...esquizo... (le digo esquizofrenia) Eso, es una tonta..."
Aparece nuevamente Dora, la cuál excluyéndolo y
estigmatizándolo como un enfermo mental (aunque se por
conveniencia económica) le cierra una alternativa vinculada a
lo laboral.
Charlando
sobre esto, arreglamos en la próxima entrevista se anote en la
bolsa de trabajo, y luego telefónicamente le insisto a Dora
sobre la conveniencia de que se anoten ambos. El recibir estos
beneficios por su apellido permitió el remarcarle que eran una
responsabilidad suya, que iban a estar a su nombre y que debía
ser él quien los administre.
Considero
que a nivel de políticas sociales y de la atención a
familias en riesgo social, la gestión de la AMIA es
representativa de la actual situación del entramado social en
el cuál el otorgamiento de beneficios "especiales"
no se corresponden con un derecho social, sino que se mantienen
dentro de la lógica de la beneficencia privada (incluso con
capitales extranjeros) o relacionada a pequeñas ayudas
otorgadas por certificados de pobreza o de locura.
La
Mudanza:
Luego
de 8 meses de haber conocido a Carlos y a su familia, y de haber
escuchado sobre el desalojo y la intención de irse de la
pensión, se lleva a cabo la mudanza.
Los
subsidios obtenido en la AMIA, la pensión de Carlos, próxima
a cobrarse y su trabajo, permitió el que pudiesen llevar a
cabo este movimiento. Considero que este es un momento familiar muy
importante, de pequeños cambios que favorecen el bienestar de
toda la familia, así como cierta estabilidad y organización,
aunque sean temporarias. Esto se puede visualizar, además de
la mudanza en que: a Carlitos lo anotaron finalmente en doble
escolaridad, Mirta, la hermana de Carlos consiguió trabajo,
Dora se anotó en las bolsa de trabajo de Amia.
El
entusiasmo con el que hablan tanto Carlos como Dora de su nueva casa
me permiten pensar que no se trata solo de haberse mudado a un lugar
más grande sino de haber logrado en parte algo de su estilo de
vida anterior, vinculado a su historia y expectativas familiares.
Creo
que este momento familiar de estabilidad puede tener carácter
temporario ya que se vincula a la obtención de ayudas que son
provisorias y la intervención de las distintas instituciones
no promueven un verdadero cambio de la situación de
vulnerabilidad de la familia. A pesar de esto, puede pensarse que la
tranquilidad obtenida al satisfacer en cierta medidas las necesidades
básicas podría facilitar el trabajar con ellos en lo
vinculado a la salud y tratamiento de Carlos.
Algunas
reflexiones sobre la intervención familiar:
Una
parte importante de nuestra estrategia de intervención
familiar fue trabajar con Dora, conteniéndola en ciertas
ocasiones y orientándola en otras. Se buscó brindarle
un espacio donde pudiese plantear sus incertidumbres y demandas,
favoreciendo el que ella misma se pudiese ordenar respecto a ellas y
distinguir entre posibilidades reales y ficticias. También
consideramos que incluir a Dora en el Hospital favorecería de
manera indirecta la tranquilidad de Carlos. Algunas de nuestras
intervenciones, ya sea personales o telefónicas se vincularon
con :
-
Indicaciones a Dora respecto a que "supervise" el tema de
la medicación de Carlos. También escuchar sus reclamos
e ideas respecto a esto. "Decile a Damián que Carlos
está muy nervioso, que no está tomando bien la
medicación... que le aumente el Trapax para que duerma
bien..."
-
Orientarla para que realice tratamiento de sus problemas de salud y
adhiera al grupo familiar al Plan Médicos de Cabecera.
-
Tratar cuestiones vinculadas a la escolaridad del hijo de Carlos,
como por ejemplo fomentar que lo inscribiesen doble escolaridad. En
una ocasión Dora plantea que Carlitos hace varios días
que no concurre a la escuela ya que la maestra le había
indicado que no lo mande más porque "no se quedaba
quieto y estaba muy nervioso". Se les sugirió que
fuesen a hablar con la Directora del establecimiento.
-
Acompañar a Dora en su búsqueda laboral y de otros
recursos: Se le brindaron direcciones de bolsas de trabajo. En varias
ocasiones acudió al S. Social para llamar telefónicamente
a posibles empleadoras. Se conversó en lo vinculado a la
conveniencia o no de que trabajase como empleada doméstica de
tiempo completo. "Yo con cama consigo...pienso que ahora yo
podría... cuando yo estaba con cama fue que Carlos se tomó
las pastillas... ahora él me dice que está bien que
agarre algún trabajo con cama". Incluso llegó
a concurrir al Servicio con los teléfonos que le habían
dado de "Chiche Duhalde", diciéndonos que no se
animaba a llamar.
-
Responder interrogantes acerca de la cuestión habitacional.
"¿Vos no sabés de alguna pensión por 100
pesos? Generalmente se trató de remarcar la importancia de
mantener la cercanía del Hospital y de la escuela. En otro
momento me preguntó "¿No conoces alguna casa
abandonada donde nos podamos meter?" Respecto a esto se
trabajó sobre los posibles riesgos de tomar tal decisión.
-
Trabajar sobre la estigmatización familiar, buscando favorecer
que Dora visualice a Carlos como una persona con capacidades y a la
vez con una enfermedad cuyo tratamiento debe favorecer. "(Dora)
A mi me habían dicho que mi hijo no iba a poder mejorar, que
no iba a poder trabajar más:" Se intentó
aclarar ciertos aspectos vinculados al pronóstico de Carlos,
por ejemplo conversando con Gabriela (hermana mayor de Carlos)
plantea que ella se había enojado con el Hospital porque le
habían dicho que no iba a volver a trabajar.
Luego
de haber trabajado con Dora en el Espacio Social pude ver que un
objetivo dificultoso era que ella pudiera adoptar una posición
diferente en lo referente al tratamiento de Carlos, vinculada a la
prevención y a promover su estabilidad.
Esto
lo puedo ejemplificar con lo ocurrido en una entrevista familiar
cuando C. estaba internado en la guardia
"(Dora,
angustiada) ¿No era que se iba a curar? ¿Hasta cuando
va a pasar esto? Carlos estaba tan bien."
"Me
dicen que yo no me ocupo, que a él no le hace bien lo que yo
hago, pero yo si me ocupo, yo quiero lo mejor para él"
Considero
que es importante poder reflexionar desde el ámbito
hospitalario, sobre la necesariedad de articular al ámbito
terapéutico los diferentes marcos culturales y maneras de
percibir los problemas de salud de las personas.
También
cabe preguntarse para el Trabajo Social en Salud Mental qué
implicaría el trabajar con las necesidades sentidas de la
población, o de qué forma poder favorecer, por medio
de la atención de estas necesidades sentidas, el trabajo
preventivo.
Consideraciones
Finales:
Haber
trabajado en este caso me llevó a encontrarme con aspectos
problemáticos vinculados directamente a la enfermedad mental y
también con otros más relacionados a "síntomas
sociales" como ser la preocupación por el futuro o el
aislamiento social. El tema de la desocupación expresa con
claridad en este caso la articulación existente entre ambas
cuestiones.
"La
pérdida de empleo implica la pérdida de importantes
espacios de socialización. Esta cuestión a la que es
posible acceder desde una mirada cualitativa de la comunidad y su
impacto en la salud mental de la población, muestra la
necesidad de analizarla desde una perspectiva que va desde el orden
de lo real al orden de lo simbólico....La "Nueva Cuestión
Social" nos pone en posición de reformularnos nuevos
interrogantes con respecto a los dispositivos clásicos de la
intervención en Salud Mental".
Desde
el comienzo mi intervención tuvo por objetivo favorecer la
externación y tratamiento ambulatorio de Carlos atendiendo la
situación de vulnerabilidad en la que estaba. A su vez al ir
estableciendo con el un vínculo interpersonal, se fue
articulando otro objetivo de intervención que se orientó
a que Carlos pudiera repensar o hacerse preguntas acerca de su
autonomía, o de su identidad sobre todo en lo que hace a su
enfermedad y al vínculo con su familia.
Para
abordar las necesidades que hacían de esta una situación
de riesgo fue necesario convocar a otras instituciones. El trabajo
interinstitucional se dirigió a articular los diferentes
ámbitos institucionales que afectaban a la familia. Esto me
permitió ir conociendo el tipo de respuesta concreta que se
ofrece a estas "familias de riesgo" y además con un
integrante con un padecimiento mental. En realidad creo que lo que
más dificulta el trabajo entre las instituciones no es la
falta de articulación sino que es que éstas pareciesen
promover lo opuesto a lo que son sus supuestas funciones sociales
como las de inserción social, promoción o protección
de los derechos de las personas.
Por
último, este tema de las funciones que cumplen las
instituciones me llevó a repensar mi accionar profesional en
el marco de una institución psiquiátrica en el actual
contexto social e histórico. Considero útil transcribir
el siguiente párrafo que me permite a nivel teórico
comprender algo sobre dicho marco:
"Esta
red diversificada de actividades periciales, de evaluaciones, de
asignaciones y de distribución de las poblaciones que
representa una nueva forma de gestión de lo social, está
todavía por describir. Asistimos a la aparición de
estrategias inéditas de tratamiento de los problemas sociales
a partir de la gestión de las particularidades del individuo.
En un extremo de este abanico encontraremos la administración
autoritaria, aún directamente orquestada por el Estado, de
poblaciones con "nivel de riesgo" a partir del
establecimiento de un perfil que ordena para ellas los trámites
sociales que se verán obligadas a realizar. Es la gestión
de los riesgos sociales. En el otro polo aparecen innovaciones de
carácter casi lúdico: ejercicios de intensificación
del "potencial humano", técnicas de desarrollo del
capital relacional, producción de una cultura psicológica
de masas cuyos consumidores ingurgitan como sucedáneos de
formas de sociabilidad perdidas se trata de la gestión de las
fragilidades individuales." "Existen sectores cada vez más
amplios de la vida social para los cuáles el problema a
afrontar es más bien el de la existencia y el uso de una
especie de libertad vacía, en el sentido de que no conecta
para nada con los procesos de decisión reales de una vida
colectiva que no produce más que proyectos irrisorios. Existen
también nuevas formas de gestión de los riesgos y de
las poblaciones con nivel de riesgo en las cuáles la conjura
del peligro no se hace mediante el enfrentamiento directo o la
segregación brutal, sino por una marginación de los
individuos que pasa por la negación de su calidad de sujeto y
por la destrucción de su historia."
Nuestras
intervenciones profesionales en el Hospital, tanto las que tienen
como finalidad gestionar recursos como las que apuntan a trabajar a
nivel individual y familiar con la identidad de la persona y con su
potenciales pueden enmarcarse, desde una perspectiva macrosocial
con el tratamiento de la locura que sigue excluyendo a los "enfermos
mentales" ya no principalmente en un manicomio sino por medio de
las instituciones y discursos sociales en relación a
conformarles una subjetividad vinculada a la no pertenencia a la
sociedad. Frente a esto el trabajo a nivel individual que apunta en
un sentido contrario se presenta con una fuerte ambigüedad, de
hecho ¿Cómo buscar deconstruir a nivel individual una
identidad negativa que se fomenta desde la misma institución y
desde sus mecanismos que también utilizamos?
Al
pensar acerca de lo ocurrido en este caso pude ver como la exclusión
no se lleva a cabo solo con la intervención de Instituciones
coercitivas, como ser un Juzgado, sino que también se vincula
a la marginación social de la persona como tal, de su
historia, de sus intereses y de la posibilidas de realizar un
proyecto de vida propio pudiendo evitar "un proyecto
pre-programado de una existencia paralela en la que una diferencia
individual se inscribe como un carácter que determina las
grandes opciones de la vida".
NOTAS