Una
vez mas la Real Academia de Ciencias de Suecia otorgó el
Premio Nóbel de Economía a un gurú del
neoliberalismo: El Dr. Joseph Stiglitz, ex Economista Jefe del Banco
Mundial y Asesor de varios presidentes norteamericanos. Desde que fue
expulsado del Banco Mundial por hablar demasiado, Stiglitz paso, de
ser un ejecutivo, gran teórico e incondicional de sus
políticas, a convertirse en su principal detractor; esto es,
se transformo de lobo en San Francisco. El laurel es jugoso para
Stiglitz; pero lo es mucho más para los neoliberales, ya que
constituye un reconocimiento al supuesto carácter científico
de sus teorías económicas.
Es necesario, sin embargo, recordar que esta academia ha cometido
serios errores. Por ejemplo, le otorgó el Premio Nóbel
de la Paz a Henry Kissinger, un hombre con pedido de captura y
serios problemas legales en Chile y, junto con Hitler y Stalin, uno
de los personajes más inmorales y tenebrosos de la historia.
Se lo concedieron con el argumento de que había detenido la
guerra de Viet Nam. Olvidaron, seguramente, que se
trataba del mismo Kissinger que la había iniciado años
antes. En el caso de Stiglitz, sus confesiones 1 sobre como
operan los piratas económicos del Banco Mundial y del FMI
para, primero, destrozar a los países y después
quedarse con sus riquezas, justamente como lo están haciendo
hoy en la Argentina, no deja duda alguna sobre su moralidad.
Aunque no conocemos los argumentos con los cuales se justificó
el premio para Stiglitz, nos podemos imaginar que tendrán que
ver con el supuesto valor científico de las teorías
económicas que este señor predica y que, en su calidad
de alto funcionario del Banco Mundial, siempre aplico rigurosamente,
cuando de países débiles se trataba. Los tremendos
daños a la humanidad que estos ensayos de ingeniería
social en gran escala produjeron y están produciendo, no
tienen, por lo visto, la menor importancia para el Comité
Nobel.
Stiglitz es, cómo la mayoría de los otros
premiados con esta recompensa: Friedman, von Hayek, von Mises, Arrow,
Solow y Stiegler, un ferviente partidario de las teorias del
capitalismo ultraliberal , aunque, ahora, en su ùltimo libro:
El Malestar en la Globalizaciòn despotrique en su
contra.
A la luz de la catástrofe humana que se està viviendo
en Argentina (hasta hace poco la niña mimada y discípula
ejemplar de los economistas del Banco Mundial y del FMI, engendrada
en la aplicación irrestricta de decisiones económicas
cimentadas en las teorías de los nobelistas de la economía)
es interesante examinar los aspectos esenciales de sus modelos.
A von
Hayek y a von Mises, fundamentalistas fanáticos del libre
mercado, el Nobel se lo dieron por sus contribuciones a la teoría
de la sobre inversión. De acuerdo a esta teoría, la
inestabilidad económica sería la consecuencia
lógica del aumento de la producción hasta
el punto en el que se los recursos se utilizan ineficientemente.
Cuando esto ocurre, siempre según estos señores, los
costos aumentarìan y, si no pueden trasladarse a los
consumidores??, los empresarios reducirìan la producción
y despedirìan trabajadores. A Friedman, le dieron el Nobel por
que habría demostrado que las fuerzas del
mercado son, siempre, más eficientes que la intervención
publica.
No sabemos si en algún país de ensueños las
teorías de estos señores se cumplen; lo que sí
sabemos quienes vivimos en este planeta y, mas específicamente,
los que lo hacen en la Argentina, es que, aquì esas teorìas
son totalmente falsas.
Ahora bien, habida cuenta que las teorías económicas
que predican Stieglitz y los otros nobelistas dominan la escena
económica del mundo desde los años 50 ( periodo a
partir del cual en todas partes se han agravado groseramente los
problemas sociales y la miseria se ha expandido a tasas
exponenciales), es licito creer que las decisiones y acciones de
política económica basadas en esas teorías son,
en realidad, la causa de los problemas que enfrentamos. Por
esa razón, hace unos años atrás, el Partido
Comunista de Suecia, respetable por su anti-dogmatismo y su
coherencia, solicitó al Parlamento Sueco que se elimine el
Premio Nobel de Economía. Argumentaron que, de hecho, las
teorías económicas neoliberales a las cuales se estaba
premiando en forma preferencial, no son científicas.
Ahora, ante la evidencia fundada en los desastres financieros de
los países en los cuales se implantaron estas políticas,
la expansión masiva de la pobreza en todo el mundo y la
destrucción del medio ambiente en todos los lugares donde se
instituyeron programas neoliberales, es imposible negar que el
Partido Comunista Sueco tenia razón: las teorías
económicas neoliberales no tienen nada de científicas.
Son pura ideología disfrazada de ciencia.
Esta proposición, que trataremos de demostrar , y que
algunos pueden creer exagerada, tiene una tremenda, y descuidada,
importancia. En efecto, los economistas neoliberales no sólo
gustan de presentar su discurso como si fuera un ejemplo perfecto de
objetividad y neutralidad científicas, lo cual es una total
exageración; sino que, además, argumentan que sus
teorías son las únicas posibles.
En realidad, ambas posturas son falsas y caracterizan al
cientificismo extremo. El cientificismo es una doctrina ingenua de la
ciencia. Se expresa a travès de ciertas consideraciones, como
el fisicalismo y la hipótesis de neutralidad valorativa; cuya
falsedad ha sido demostrada por la misma evolución de la
ciencia. Según el fisicalismo, los métodos de la física
son los únicos procedimientos validos de investigación
científica. La suposición de la neutralidad valorativa
de la ciencia, afirma que la ciencia verdadera debe hacer
abstracción de cuestiones morales y concentrarse
exclusivamente en los hechos desnudos.
En el caso particular de la economía, no es de modo alguno
claro cómo procesos económicos complejos puedan
reducirse a procesos físicos, o utilizar los métodos
de la física para ser explicados. Los dos tipos de fenómenos
pertenecen a categorías totalmente distintas, si bien (cosa
que, justamente, olvidan los economistas neoliberales) es cierto que
la física impone condiciones y limitaciones sustanciales a
cualquier proceso económico.
En lo que respecta a la supuesta neutralidad valorativa que los
neoliberales atribuyen a sus teorías, resulta paradójico
que, si ellas fueran realmente científicas, no podrían
estar libres de valores. En efecto, hoy en día se acepta
que las representaciones científicas son construcciones
sociales o tienen mucho de ello. Por tanto, estas representaciones no
pueden eludir estar insertas en la visiòn de mundo de la
sociedad en la cual viven sus autores. Si esto es así
inclusive en el caso de las ciencias naturales, es especialmente
cierto en el caso de las teorías económicas. Por otra
parte, justamente, debido a su carácter de constructos
sociales, es imposible evitar que las teorías económicas
acaben por desempeñar una función institucional y
reguladora especialmente importante. Por lo tanto, una teoría
económica no puede ser valorativamente neutral en ningún
sentido, ya que sus enunciados siempre tienen por objeto regular o
normar el modo de percibir los fenómenos económicos
asociados a la generación y distribución de la riqueza.
En consecuencia, es imposible impedir que las teorías
econonòmicas estén libres de valores, ni que los
sugieran. Mas aún, es un hecho históricamente
demostrado que los economistas, asociados a los políticos (y a
los militares, cuando es necesario) siempre han terminado por imponer
sus teorìas como fundamento de decisiones económicas.
En realidad, los neoliberales muestran poco interés por la
calidad científica de sus modelos y menos interés aún
por los aspectos morales de su aplicación. Ya lo decía
von Mises: Si la realidad no se adapta a [nuestras] las
teorías, tanto peor para la realidad. Efectivamente,
a la realidad le fue muy mal en todos los países en los cuales
se trató de adaptarla a los modelos neoliberales. No obstante
eso, los neoliberales han logrado imponer su visión de lo
económico. Lo han conseguido apelando, entre otras cosas, al
recurso de bautizar a sus teorías como ejemplos de
racionalidad y cientificidad, para lo cual los Premios Nóbel
han sido de gran ayuda. Así, de ese modo, han acallado la
crítica y han logrado hacer creer a legos y a economistas
profesionales por igual que sus discursos son los únicos
posibles.
En lo que sigue, trataremos de demostrar, con la ayuda de nociones
elementales de la filosofía de la ciencia, que tanto el
carácter científico como la objetividad de las teorías
neoliberales al uso sólo son aparentes y, por lo tanto, que el
Partido Comunista Sueco tenia razón. Este ensayo es parte de
otro más amplio, llamado Fundamentalismo Económico
y Destrucción de la Naturaleza
La Complejidad como
Característica Esencial de la Realidad y sus Contrapartes: el
Reduccionismo y el Fatalismo
Al
analizar los postulados básicos de los modelos neoliberales de
la economía, impresionan dos cosas: su postura reduccionista
radical y su fatalismo histórico. El caso de Fukuyama y su
teoría del fin de la ideología es
representativo de estas actitudes. Antes de refutar estas creencias,
conviene aclarar el significado de los términos reduccionismo
y fatalismo.
Desde el punto de vista de la filosofía de la
ciencia, el reduccionismo es la hipótesis según la cual
siempre es posible definir o caracterizar fenómenos o procesos
de cierta categoría reduciendolós a, o subsumiendolós
en fenómenos de una naturaleza distinta, más simple. El
fatalismo, en cambio, es una variante extrema del determinismo y se
caracteriza por negar que los seres humanos tengan poder para cambiar
el curso de los acontecimientos. Según los fatalistas, el
futuro de la humanidad viene rígidamente fijado y ocurrirá
de cierta forma no importa lo que hagamos por evitarlo.
Consecuentemente, no tiene objeto que intentemos hacer nada por
modificar ese futuro.
Ambas doctrinas están relacionadas con el problema de la
causalidad y el de la libertad humanas, a la cual ponen en duda. En
efecto, expresan, si todo lo que sucede tiene una causa, entonces
vivimos en un mundo determinista, en un universo en el cual no hay
lugar para la libertad humana. Sin embargo, esta filosofía
choca de frente con hechos empíricos obvios: en realidad las
personas son capaces de tomar precauciones y salvar con ello sus
vidas. Es decir, las acciones de las personas tienen parte en los
nexos causales de los acontecimientos. Por otro lado, también
hay cosas que ocurren a causa de lo que las personas hacen.
Un ejemplo extremo de reduccionismo, lo constituye el programa de
los físicos de partículas elementales. Estos propugnan
una teoría unificada de todas las interacciones, que, medio en
serio medio en broma, llaman: la Teoría de Todo,
a causa de que subsumiría todas las leyes de la naturaleza en
un modelo único. El proyecto de estos físicos es
ambicioso, con su modelo aspiran a describir toda la realidad
mediante un reducido numero de principios que, rigiendo todas las
interacciones entre las partículas elementales, nos
permitirían calcular
el comportamiento de átomos, estrellas y hombres.
Los filósofos y un numero creciente de científicos,
no están tan seguros, empero, de que la realidad sea tan
simple. Mas bien adhieren a la hipótesis opuesta: la realidad,
el mundo, no tiene nada de simple, es mas bien una entidad
irreductiblemente compleja. No es un sólido y homogéneo
bloque de partículas elementales, sino que debe verse, de
acuerdo con una alegoría imaginada por Simons 2,
como un conjunto de cajas chinas: al abrir una de ellas, uno se
encuentra con una colección de otras menores y así
sucesivamente hasta llegar a las partículas elementales. Los
niveles se dividen en subniveles y estos, a su vez, en otros de menor
amplitud. Cada nivel se caracteriza por propiedades emergentes que
no tienen ni significado ni referente en los niveles inferiores. Por
ejemplo, la noción de forma carece de sentido en el ámbito
de las partículas elementales. De esto resulta que,
contrariamente al reduccionismo y al fatalismo, la complejidad es
inherente a la realidad, la simplicidad en cambio no es mas que una
invención de la mente humana.
Debido a la complejidad, cuando los seres vivos se vinculan en
ecosistemas y en sociedades, surgen los fenómenos de la
participación multitudinaria. Los procesos asociados a estos
fenómenos, son característicamente asincrónicos,
aleatorios y dependientes de la senda, es decir, de su historia
previa. Por este motivo, los procesos colectivos dejan siempre una
indeterminación infranqueable con respecto a los resultados
finales de cualquier proceso histórico. Las visiones
reduccionistas del hombre y las sociedades y el fatalismo, son,
pues, simplificaciones extremas que no tienen soporte empírico.
El mundo es irreduciblemente complejo e indeterminado y cualquier
teoría que se precie debe tener en cuenta esta condición
so pena de entrar, rápidamente, en bancarrota.
Las actitudes
fundamentales frente a la realidad: la preeminencia de la teoría
El
sistema economía- sociedad-ecología es una entidad
altamente compleja, caótica e indeterminada (los procesos
caóticos se caracterizan por que en ellos conviven la
aleatoriedad y el orden, razòn por la cual son impredecibles).
Esta no es, como vimos, la visión neoliberal, pero, tan
importante como establecer esta distinción, es tener en claro
que cosmovisiones distintas darán lugar a políticas y
acciones dispares en relación con la economía y la
sociedad. Por cosmovisión se entiende la totalidad de
nuestras interpretaciones del mundo y de nuestro papel en él.
Se trata de un concepto metafísico, mas, una vez que se
establece, se hace fundamental, pues es ella quien acaba dirigiendo
la acción.
El neoliberalismo en su versión extrema, la que se aplica a
los países débiles, puede considerarse como un
Fundamentalismo Económico y es una cosmovisión
particular, centrada en ciertos conjeturas que se aceptan como
axiomas. La principal de estas conjeturas es la que afirma que todo
lo económico se origina y esta centrado en torno a las
reacciones y pulsiones de un hipotético individuo cuya única
motivación en la vida es la de consumir vorazmente.
Paradójicamente, a este ser hipotético con conductas
patológicas, se lo define- aunque, mas correctamente debía
decirse que se lo decreta -
como racional; E l consumidor racional,
mas especificamente. A partir de esta perspectiva paupérrima
del hombre, los teóricos de la economía liberal de
mercado han edificado una estructura teórica con pretensiones
científicas.
Por los años 30, la teoría empirista lógica de
la ciencia afirmaba que serian los hechos objetivos, conocidos
empíricamente y en forma independiente de cualquier teoría
los únicos capaces de garantizar la validez y objetividad de
la ciencia. Hoy en día, estas tesis han sido abandonadas y se
acepta que el conocimiento, es decir, las teorías que
sustentamos y nuestras presuposiciones previa s,
esto es, nuestra visión de mundo ,
representan un papel fundamental 3.
No debe creerse, no
obstante, que hay una dicotomía entre teoría y
practica; estas, en realidad, son inseparables: la teoría guía
a la acción y esta, a su vez, a la teoría.
En el mundo actual, en los términos más generales,
encontramos dos características sobresalientes: Una el
espíritu del cálculo racional, o sea, la preeminencia
de la racionalidad instrumental y otra el dominio del hombre sobre la
naturaleza y las sociedades por medio de la técnica y de aquel
cálculo racional. Pero, dominio de la naturaleza y técnica
son competencia de la practica, dado que esta y la teoría van
siempre juntas, cabe preguntarse ¿Cuál es la teoría-
cosmovisión- que corresponde a esa practica?. Valke 4
la llama: La actitud parcelaria frente a lo real.
Es
decir, la visión analítica (reduccionista) del mundo.
Esta visión nació en Grecia, pero fue Descartes quien
la estableció definitivamente en la forma del método
analítico propio de las ciencias físico-matemáticas.
Para vincular íntimamente: Cosmovisión, técnica
y dominio por medio de lo económico, basta establecer como
axioma definitorio de la economía que ésta debe tener
como fin único la
provisión de bienes materiales. Por ejemplo, esta es la
postura de Kreps 5 (y, seguro, de Stieglitz) un autor
neoliberal cuyos libros son ya clásicos y se los estudia en
las grandes universidades de U.S.A. Kreps afirma que la categoría
básica de la economía es el individuo
consumidor y maximizador de bienes materiales. (el motivo por el cual
enfatizamos este término se vera mas adelante)
Para
afianzar definitivamente el vinculo entre cosmovisión, la
preeminencia de lo económico y dominio por medio de la
tecnología, es necesario establecer dos conceptos cruciales
más: el de orden
económico y el de sistema económico aislado. El orden
económico es un conjunto de normas y valores
cuya función es la de prescribir y, así, condicionar
rígidamente, las acciones de todos y dirigirlas hacia un
único fin: la producción sin limites de bienes
materiales (cualquier semejanza con las imposiciones del Banco
Mundial y del FMI, no es casualidad). El concepto de sistema
económico, consiste en una teoría económica
pura, formal o positiva que es la encargada de suministrar la
supuesta base científica y la (también supuesta)
racionalidad, necesarias para legitimar los conceptos anteriores.
Hay que hacer notar que establecemos una clara diferencia entre
teoría económica pura, formal o teórica y
la Economía Política .
La primera se basa en una argumentación puramente formal y
tiene, según veremos mas adelante, escasa o nula relación
con la realidad, motivo por el cual dudamos de su carácter
científico. La Economìa Polìtica, en cambio,
trata de describir los fenómenos económicos en términos
de modelos basados en la realidad sociopolìtica tal como
ocurre en el mundo real. Por tanto, a diferencia de la primera, la
Economía Política posee un sólido sustento
empírico y se la puede considerar con todo derecho como una
verdadera ciencia experimental.
Una vez establecidos estos conceptos, la economìa pura solo
necesita de la tecnología para cerrar el circulo de dominación
y control, ya que con la tecnología podemos dominar, no sólo
la naturaleza, sino también a hombres y sociedades mediante el
expediente de convertirlos en objetos económicos.
De este modo, los neoliberales llegan al siguiente escenario: la
vision del mundo debe necesariamente estar vinculada a la
teoría económica pura,
formal o teórica.
En el sentido de que esta teoría debe
prescribir completamente a la
visión de mundo.
Ahora, dado que una cosmovisión no es
otra cosa que un conjunto de presuposiciones ultima acerca de la
realidad, resulta (según esta perspectiva), que lo
económico sería lo único real. Lo
cual, desde luego, es falso. Sin embargo, muchos premios Nobel han
sido otorgados a quienes sustentan esta postura reduccionista radical
acerca del mundo y sus problemas.
Se instaura así, a través de la cosmovisión
economicista, una red de lazos de retroalimentación entre :
tecnología, sistema económico puro
y orden económico.
Esta trama constituye un sistema argumentativo circular. La
argumentación circular no es lógicamente correcta, pero
sí es útil para ciertos fines, ya que con su ayuda es
posible justificar conceptos que se refuerzan mutuamente excluyendo
a toda otra concepción de la vida y de la economía. De
esta manera, del discurso neoliberal ha emergido una hegemonía
intelectual global que, de hecho, constituye un totalitarismo
intelectual.
En estas condiciones, el sistema: economía pura-
tecnología, se convierte en un ente autónomo, anárquico
y sin otra finalidad que la de reproducirse a sí mismo, una
especie de cáncer en metástasis para hombres y
naturaleza. El medio ambiente y las sociedades, solo entran en su
consideración como externalidades molestas de las
cuales se puede prescindir. De este modo, la naturaleza y millones de
seres humanos quedan atrapados entre dos fuegos: la persecución
patológica de dinero y la producción anárquica
de bienes materiales, una maquina infernal que para poder subsistir
requiere de mas dinero y más producción anárquica;
formando un circulo vicioso. .
Vemos pues, que las raíces de los males de la postmodernidad
no residen solo en las practicas, sino más bien en la teoría
que las ha dado lugar. No bastara, en tal caso, con modificar las
practicas, será necesario modificar la teoría en primer
lugar.
Las concepciones
sintéticas y analítica de la realidad
Se
puede concebir la realidad, el mundo que nos rodea, sea como unidad,
sea como si fuera compuesta. Estas concepciones pueden llamarse
sintética o globalizante y parcelaria o analítica. Las
civilizaciones orientales se dejan hipnotizar por la globalidad y ven
las partes como accesorias o secundarias. Cuando, en cambio,
sucumbimos a la fascinación de las partes, únicamente
éstas parecerían reales y pensaremos que él
todo no es mas que una simple aglomeración de partes.
El análisis es crucial para el progreso científico,
sin embargo, como método, en las ciencias socio-econòmicas,
es esencialmente limitado. Debido a que es mucho más fácil
analizar que sintetizar, resulta inevitable una hipertrofia del
espíritu analítico (la ideología neoliberal
siendo un ejemplo paradigmático)y se acaba por suponer que la
simplificación es siempre posible. Asì se establece el
reduccionismo.
El reduccionismo consigue instalarse en la cultura occidental
debido a que la ciencia analítica, a pesar de su declarada
objetividad, en realidad admite la arbitrariedad y la subjetividad.
De hecho, mas que admitirlas, no puede escapar de ellas; pues
ninguna construcción teórica puede hacerlo.
La arbitrariedad, en efecto, aparece desde el principio: Primero
cuando el científico imagina el llamado: objeto modelo, o
modelo, simplemente.
El
modelo es una construcción del científico y es sólo
un esbozo del sistema real en estudio. A fin de resolver el problema
que lo ocupa, el investigador debe retener para su modelo, sólo
las partes de la realidad que a él le interesan
y dejar fuera el resto de esta realidad. La arbitrariedad y la
subjetividad vuelven a aparecer cuando, para interpretar
la realidad, el científico le impone su propio marco
conceptual ; esto es, su visión
de mundo.
Cuando, como ocurre con los teóricos neoliberales, se abusa
de estas libertades epistémicas, se acaba por creer que
siempre es posible crear mundos posibles, donde todo
funciona como sí .
Las vergonzosas contradicciones a que conduce esta filosofía
ficcionista, se pueden ilustrar leyendo el primer capitulo del famoso
libro de Kreps 5: Curso de Teoría
Económica. Kreps empieza por afirmar que las
categorías básicas de la Economía son: el
actor individual , la
conducta del actor, un marco institucional y el
equilibrio. Sin embargo, en la siguiente página dice
que: aunque acepta que existen muchos datos que refutan
su modelo , esto no importa ,
ya que la conducta del individuo no tiene ninguna
importancia.
A pesar de ello,
mas adelante, sobre la conducta del individuo dice que es
[fundamentalmente] la de un maximizador.
Sin embargo, unas líneas mas abajo, afirma que: el
modelo no presupone que el actor maximice ninguna función de
utilidad.
No obstante,
asevera que sí presupone
que los consumidores actúan como sí
lo hicieran. Todas esta argumentación, no tiene,
evidentemente, nada de científica. A pesar de esos tremendos
errores, el libro de Kreps ha alcanzado varias ediciones y es
utilizado como texto y Biblia por miles de estudiosos.
La Teoría
Matemática del Equilibrio General: pseudo ciencia e ideología
En
las ciencias físico-químicas es conveniente asociar a
cada teoría un modelo matemático. El modelo matemático
de una teoría, es una representación simbólica
de las cosas de que trata la teoría. Cuando esta bien
elaborado, un modelo matemático es de gran ayuda, ya que con
èl se consigue englobar los aspectos esenciales de la teoría
en un sistema compacto de ecuaciones que en una forma económica
y elegante representa los aspectos más importantes (nunca
todos) de la realidad.
Los teóricos de la economía neoliberal gustan de
presentar sus modelos como ejemplos de cientificidad. De allí
pasan a suponer que tienen todo en común con las más
avanzadas teorías de la física. De hecho, consideran
sus teorías como una especie de Física Económica
y con el fin de resaltar esta supuesta calidad, hasta han acuñado
el sugestivo nombre de Económica, que suena a
física, es cierto, pero, como veremos en realidad tiene poco a
nada de ella.
El modelo matemático que sintetiza la concepción
neoliberal de la economía (de la Económica) se llama:
la Teoría del Equilibrio General y no es otra cosa
que un sistema de ecuaciones algebraicas. Aquí (en la
pretensión de representar a la economía mediante un
sistema de ecuaciones algebraica s)
ya se encuentra una grave anomalìa: consiste en creer que los
fenómenos econòmicos son sòlo estados, algo
estàtico, situacional y no procesos dinamicos.
Ahora bien, a diferencia de los estados, los procesos, es decir los
fenomenos que varian con el tiempo, necesitan, para ser
representados, de sistemas ecuaciones diferenciales ,
no de ecuaciones algebraicas. El hecho es que, en los centros de
poder económico, este sistema de ecuaciones algebraicas es
usado para hacer simulaciones por computador de la economía de
los países y la del mundo. De estos juegos virtuales, los
teóricos de la economía pura extraen conclusiones y
toman decisiones que, con la ayuda del Banco Mundial, FMI y los
militares, aplican a los países del Tercer Mundo. Los altos
funcionarios(como Stiglitz) de estas instituciones, tienen una total
confianza en sus modelos matemáticos y, por lo visto, la
institución que otorga los Nóbel de Economía
también.
Sin embargo, Israel 6 ha demostrado que el sistema de
ecuaciones de la Teoría del Equilibrio General, no
admite solución alguna. Esta
falencia de la teoría neoliberal dice muy mal sus autores,
pero, si, ademàs, recordamos que con la ayuda de esas teorías
se pretende describir la economía del mundo
y sobre esta base se toman decisiones que afectan la vida de millones
de personas, el asunto es moralmente inaceptable.
Ahora bien, dado que un modelo matemático es, como dijimos,
un sistema de ecuaciones estructurado y diseñado para
representar simbólicamente por lo menos parte
de , o alguna,
realidad (en el caso que discutimos
nada menos que el comportamiento de la economía mundial), si
queremos que el modelo sea correcto, deberemos empezar por aceptar
que la realidad que pretendemos describir existe .
En otras palabras, lo mínimo que se debe exigir a un modelo
es que sea capaz de representar por lo menos algunos
caracteres de tal realidad .
Consecuentemente, un modelo matemático que no admite solución
alguna, aparte de ser inservible, puede decirse que representa sólo
la nada. Pero, esto es lo mismo que decir que lo que el modelo indica
es que no existe realidad alguna ;
lo cual es absurdo, puesto que, por definición, la realidad
existe aun en ausencia de modelo.
A fin de salvar su teoría, (y seguir ganando Premios Nobel)
sus proponentes le han añadido un enjambre de hipótesis
ad hoc; esto es, hipótesis a medida o improvisadas.
Popper 7, critica duramente ese proceder, ya que se trata
de una argucia inaceptable mediante la cual se puede demostrar
cualquier teoría y su contraria. A pesar de eso, los
neoliberales siguieron adelante con su formulación, pero con
tanta mala suerte que con las hipótesis ad hoc,
su modelo pasa, de no tener solución alguna, a permitir un
numero infinito de ellas . Es
decir, se vuelve i ndeterminado ,
lo que lo hace, una vez más, inservible.
Desde el punto de vista estrictamente científico, tales
resultados dicen muy mal de los autores de esos modelos, pero,
además, constituyen un fuerte argumento en contra de las
conjeturas subyacentes.
Desde la Filosofía de la Ciencia, se pueden hacer muchas
más criticas a los postulados de la teoría económica
neoliberal. Por ejemplo, Bunge 8 ha hecho notar un error
importantísimo que ha pasado desapercibido. En casi todos los
libros de economía pura se la divide en dos grandes áreas:
la Microeconomía y la Macroeconomía. La primera
trataría del comportamiento de los individuos
racionales, sería pues
una teoría psicológica de estos individuos, cosa que no
es cierta. Pero, de tratar sólo con individuos, los
economistas puros pasan directamente a la Macroeconomía; es
decir, saltan a describir el comportamiento de poblaciones, agregados
de individuos, firmas e inclusive países enteros. Empero,
según lo demuestran Elster 9 y Arrow 10
(otro Nobel de Economía), este salto no es posible. En otras
palabras, los hallazgos de estos investigadores contradicen
los postulados básicos de la economía pura .
No hay, por tanto, correlación directa entre micro y
macroeconomía, o, lo que es lo mismo, no se puede decir nada
del comportamiento de la economía global a partir del
comportamiento de los individuos que la componen y que forman las
poblaciones.A esto, se añade la aleatoriedad y el
comportamiento caotico, caracteristicos de los sistemas complejos.
Por tanto, las recetas globales del Banco Mundial y del FMI, basadas
en teorías de la microeconomía, carecen de soporte
científico.
Una prueba concreta de esta incoherencia entre micro y macroeconomía
ha sido dada, sin querer ,
por otro Premio Nobel: Paul Samuelson 11 , en su famoso
texto de economía, uno de los libros de teoría
económica mas leídos y traducido a 20 lenguas. En
efecto, en el Prologo del Autor , Samuelson afirma que
su libro se puede estudiar igualmente bien
empezando por la Microeconomía
y terminando por la Macroeconomía o viceversa.
Ahora bien, esto solo puede ser posible si no existe
correlación alguna entre una y otra. Si
una persona dijera que es capaz de hacer operaciones del cerebro
sin ser médico y sin haber estudiado previamente y en detalle
su anatomía y fisiologías, sería recluido como
loco; a Samuelson, en cambio, le premiaron con el Nobel.
En este contexto, vale la pena discutir brevemente y analizar, para
rechazarla, otra de las hipótesis centrales de la economía
neoliberal que es falsa: la creencia de que los paises y el mundo
pueden crecer económicamente sin limites. El asunto es de suma
importancia para los países subdesarrollados, porqué,
desde Breton Woods y el Consenso de Washington, el Banco
Mundial y el FMI han asimilado, confundido y, finalmente, tomado como
idénticos, los conceptos de: desarrollo a largo plazo
y crecimiento económico sin limites.
Una consecuencia practica inmediata de esta confusión, ha sido
la aparición de la llamada Teoría del Goteo;
según la cual, a partir del crecimiento económico (sin
limites), se instauraría automáticamente el progreso
social. Para los habitantes de Latinoamérica y en especial
los de Argentina, esta creencia ha resultado completamente falsa,
cosa que se podía haber previsto desde un principio ya que
carece de todo fundamento teórico y se la puede refutar
ampliamente.
En efecto, en primer lugar, la hipótesis del crecimiento sin
limites choca frontalmente con otro de los conceptos que constituyen
la base misma del pensamiento económico: el concepto,
verdadero e indiscutible, de que los recursos son siempre
escasos.
Justamente por eso la
economía política es indispensable, debido a que
vivimos en un mundo en el cual los recursos son limitados. Resulta,
pues, incomprensible cómo se puede postular que se puede
crecer ilimitadamente en un mundo en el cual hay limitaciones
materiales absolutas.
Finalmente, a partir de los años 70, ha aparecido y se ha
hecho cada vez mas fuerte otro argumento en contra de la teoría
del crecimiento sin límites: el ecológico. Se lo llama
ecológico, a pesar de que no esta asentado en la ecología
sino en la Física, mas específicamente en la Segunda
Ley de la Termodinámica, la llamada Ley de Hierro de la
Física porque no admite excepciones.
El argumento
utiliza un lenguaje técnico, motivo por el cual no es posible
desarrollarlo en detalle aquí; pero se basa en el análisis
de la entropía y en el carácter irreversible de las
relaciones entre los consumos de materia y energía, ambas
esenciales para que cualquier actividad económica tenga
lugar.
Evidentemente, es una ley física empíricamente
corroborada que, sea cual fuere la actividad económica que
consideremos, terminamos, inevitablemente, degradando la energía
y la materia utilizadas. Este proceso se manifiesta cómo una
degradación de la fuente energética y la generación
de desechos consistentes en material de inferior calidad, o sea,
contaminantes. A consecuencia de estos hechos, es imposible pensar
siquiera en que el crecimiento económico fomentado por los
neoliberales pueda continuar indefinidamente. La hipótesis de
crecimiento ilimitado es irreal e insostenible.
Así pues, la Academia Sueca de Ciencias le esta entregando
el Premio Nóbel de Economía a pseudo científicos
cuyas teorías, no solo no son razonables, sino que se
contradicen entre sí. Al premiar a falsos intelectuales que
diseñan sus modelos con el fin de favorecer la dominación
de la mayoría de los hombres del mundo por las grandes
compañías que medran en los países industriales,
la Academia Sueca de Ciencias ha contribuido a devaluar la condición
humana. Se ha hecho, pues, cómplice del holocausto de
proporciones bíblicas provocado por los fundamentalistas
económicos a los cuales, muy generosamente, a premiado.
La practica de la investigación científica exige la
adhesión a una combinación de lo mejor del pensamiento
científico, moral y legal juntos. Por tanto, cualquier
institución que se precie de científica, debe negarse a
recorrer caminos que conduzcan a poner en riesgo la moral y los
derechos de personas o países. Asimismo, debido a que los
intelectuales tienen una especial responsabilidad con respecto a
cualquier agresión contra la condición humana, tienen
la obligación ineludible de asumir sus obligaciones morales.
Cabe, por tanto, preguntarse ¿Por qué toleramos que
el pueblo sueco, 8 millones de habitantes, que representa una ínfima
parte de la especie humana, decida que es lo bueno y que es lo malo
para el resto?
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