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Edición N° 28 - verano 2003

El Premio Nobel de Economía: ¿galardón a la ciencia, o a la ideología?

Por:
Armando Gamarra
*
(Datos sobre el autor)


Una vez mas la Real Academia de Ciencias de Suecia otorgó el Premio Nóbel de Economía a un gurú del neoliberalismo: El Dr. Joseph Stiglitz, ex Economista Jefe del Banco Mundial y Asesor de varios presidentes norteamericanos. Desde que fue expulsado del Banco Mundial por hablar demasiado, Stiglitz paso, de ser un ejecutivo, gran teórico e incondicional de sus políticas, a convertirse en su principal detractor; esto es, se transformo de lobo en San Francisco. El laurel es jugoso para Stiglitz; pero lo es mucho más para los neoliberales, ya que constituye un reconocimiento al supuesto carácter científico de sus teorías económicas.

Es necesario, sin embargo, recordar que esta academia ha cometido serios errores. Por ejemplo, le otorgó el Premio Nóbel de la Paz a Henry Kissinger, un hombre con pedido de captura y serios problemas legales en Chile y, junto con Hitler y Stalin, uno de los personajes más inmorales y tenebrosos de la historia. Se lo concedieron con el argumento de que había detenido la guerra de Viet Nam. “Olvidaron”, seguramente, que se trataba del mismo Kissinger que la había iniciado años antes. En el caso de Stiglitz, sus confesiones 1 sobre como operan los piratas económicos del Banco Mundial y del FMI para, primero, destrozar a los países y después quedarse con sus riquezas, justamente como lo están haciendo hoy en la Argentina, no deja duda alguna sobre su moralidad.

Aunque no conocemos los argumentos con los cuales se justificó el premio para Stiglitz, nos podemos imaginar que tendrán que ver con el supuesto valor científico de las teorías económicas que este señor predica y que, en su calidad de alto funcionario del Banco Mundial, siempre aplico rigurosamente, cuando de países débiles se trataba. Los tremendos daños a la humanidad que estos ensayos de ingeniería social en gran escala produjeron y están produciendo, no tienen, por lo visto, la menor importancia para el Comité Nobel.
Stiglitz es, cómo la mayoría de los otros premiados con esta recompensa: Friedman, von Hayek, von Mises, Arrow, Solow y Stiegler, un ferviente partidario de las teorias del capitalismo ultraliberal , aunque, ahora, en su ùltimo libro: “El Malestar en la Globalizaciòn” despotrique en su contra.

A la luz de la catástrofe humana que se està viviendo en Argentina (hasta hace poco la niña mimada y discípula ejemplar de los economistas del Banco Mundial y del FMI, engendrada en la aplicación irrestricta de decisiones económicas cimentadas en las teorías de los nobelistas de la economía) es interesante examinar los aspectos esenciales de sus modelos.
A von Hayek y a von Mises, fundamentalistas fanáticos del libre mercado, el Nobel se lo dieron por sus contribuciones a la teoría de la sobre inversión. De acuerdo a esta teoría, la inestabilidad económica sería la consecuencia lógica del aumento de la producción hasta el punto en el que se los recursos se utilizan ineficientemente. Cuando esto ocurre, siempre según estos señores, los costos aumentarìan y, si no pueden trasladarse a los consumidores??, los empresarios reducirìan la producción y despedirìan trabajadores. A Friedman, le dieron el Nobel por que habría “demostrado” que las fuerzas del mercado son, siempre, más eficientes que la intervención publica.

No sabemos si en algún país de ensueños las teorías de estos señores se cumplen; lo que sí sabemos quienes vivimos en este planeta y, mas específicamente, los que lo hacen en la Argentina, es que, aquì esas teorìas son totalmente falsas.

Ahora bien, habida cuenta que las teorías económicas que predican Stieglitz y los otros nobelistas dominan la escena económica del mundo desde los años 50 ( periodo a partir del cual en todas partes se han agravado groseramente los problemas sociales y la miseria se ha expandido a tasas exponenciales), es licito creer que las decisiones y acciones de política económica basadas en esas teorías son, en realidad, la causa de los problemas que enfrentamos. Por esa razón, hace unos años atrás, el Partido Comunista de Suecia, respetable por su anti-dogmatismo y su coherencia, solicitó al Parlamento Sueco que se elimine el Premio Nobel de Economía. Argumentaron que, de hecho, las teorías económicas neoliberales a las cuales se estaba premiando en forma preferencial, no son científicas.

Ahora, ante la evidencia fundada en los desastres financieros de los países en los cuales se implantaron estas políticas, la expansión masiva de la pobreza en todo el mundo y la destrucción del medio ambiente en todos los lugares donde se instituyeron programas neoliberales, es imposible negar que el Partido Comunista Sueco tenia razón: las teorías económicas neoliberales no tienen nada de científicas. Son pura ideología disfrazada de ciencia.

Esta proposición, que trataremos de demostrar , y que algunos pueden creer exagerada, tiene una tremenda, y descuidada, importancia. En efecto, los economistas neoliberales no sólo gustan de presentar su discurso como si fuera un ejemplo perfecto de objetividad y neutralidad científicas, lo cual es una total exageración; sino que, además, argumentan que sus teorías son las únicas posibles.

En realidad, ambas posturas son falsas y caracterizan al cientificismo extremo. El cientificismo es una doctrina ingenua de la ciencia. Se expresa a travès de ciertas consideraciones, como el fisicalismo y la hipótesis de neutralidad valorativa; cuya falsedad ha sido demostrada por la misma evolución de la ciencia. Según el fisicalismo, los métodos de la física son los únicos procedimientos validos de investigación científica. La suposición de la neutralidad valorativa de la ciencia, afirma que la ciencia verdadera debe hacer abstracción de cuestiones morales y concentrarse exclusivamente en los hechos desnudos.

En el caso particular de la economía, no es de modo alguno claro cómo procesos económicos complejos puedan reducirse a procesos físicos, o utilizar los métodos de la física para ser explicados. Los dos tipos de fenómenos pertenecen a categorías totalmente distintas, si bien (cosa que, justamente, olvidan los economistas neoliberales) es cierto que la física impone condiciones y limitaciones sustanciales a cualquier proceso económico.

En lo que respecta a la supuesta neutralidad valorativa que los neoliberales atribuyen a sus teorías, resulta paradójico que, si ellas fueran realmente científicas, no podrían estar libres de valores. En efecto, hoy en día se acepta que las representaciones científicas son construcciones sociales o tienen mucho de ello. Por tanto, estas representaciones no pueden eludir estar insertas en la visiòn de mundo de la sociedad en la cual viven sus autores. Si esto es así inclusive en el caso de las ciencias naturales, es especialmente cierto en el caso de las teorías económicas. Por otra parte, justamente, debido a su carácter de constructos sociales, es imposible evitar que las teorías económicas acaben por desempeñar una función institucional y reguladora especialmente importante. Por lo tanto, una teoría económica no puede ser valorativamente neutral en ningún sentido, ya que sus enunciados siempre tienen por objeto regular o normar el modo de percibir los fenómenos económicos asociados a la generación y distribución de la riqueza. En consecuencia, es imposible impedir que las teorías econonòmicas estén libres de valores, ni que los sugieran. Mas aún, es un hecho históricamente demostrado que los economistas, asociados a los políticos (y a los militares, cuando es necesario) siempre han terminado por imponer sus teorìas como fundamento de decisiones económicas.

En realidad, los neoliberales muestran poco interés por la calidad científica de sus modelos y menos interés aún por los aspectos morales de su aplicación. Ya lo decía von Mises: “Si la realidad no se adapta a [nuestras] las teorías, tanto peor para la realidad”. Efectivamente, a la realidad le fue muy mal en todos los países en los cuales se trató de adaptarla a los modelos neoliberales. No obstante eso, los neoliberales han logrado imponer su visión de lo económico. Lo han conseguido apelando, entre otras cosas, al recurso de bautizar a sus teorías como ejemplos de racionalidad y cientificidad, para lo cual los Premios Nóbel han sido de gran ayuda. Así, de ese modo, han acallado la crítica y han logrado hacer creer a legos y a economistas profesionales por igual que sus discursos son los únicos posibles.

En lo que sigue, trataremos de demostrar, con la ayuda de nociones elementales de la filosofía de la ciencia, que tanto el carácter científico como la objetividad de las teorías neoliberales al uso sólo son aparentes y, por lo tanto, que el Partido Comunista Sueco tenia razón. Este ensayo es parte de otro más amplio, llamado “Fundamentalismo Económico y Destrucción de la Naturaleza”

La Complejidad como Característica Esencial de la Realidad y sus Contrapartes: el Reduccionismo y el Fatalismo

Al analizar los postulados básicos de los modelos neoliberales de la economía, impresionan dos cosas: su postura reduccionista radical y su fatalismo histórico. El caso de Fukuyama y su teoría del “fin de la ideología” es representativo de estas actitudes. Antes de refutar estas creencias, conviene aclarar el significado de los términos reduccionismo y fatalismo.
Desde el punto de vista de la filosofía de la ciencia, el reduccionismo es la hipótesis según la cual siempre es posible definir o caracterizar fenómenos o procesos de cierta categoría reduciendolós a, o subsumiendolós en fenómenos de una naturaleza distinta, más simple. El fatalismo, en cambio, es una variante extrema del determinismo y se caracteriza por negar que los seres humanos tengan poder para cambiar el curso de los acontecimientos. Según los fatalistas, el futuro de la humanidad viene rígidamente fijado y ocurrirá de cierta forma no importa lo que hagamos por evitarlo. Consecuentemente, no tiene objeto que intentemos hacer nada por modificar ese futuro.

Ambas doctrinas están relacionadas con el problema de la causalidad y el de la libertad humanas, a la cual ponen en duda. En efecto, expresan, si todo lo que sucede tiene una causa, entonces vivimos en un mundo determinista, en un universo en el cual no hay lugar para la libertad humana. Sin embargo, esta filosofía choca de frente con hechos empíricos obvios: en realidad las personas son capaces de tomar precauciones y salvar con ello sus vidas. Es decir, las acciones de las personas tienen parte en los nexos causales de los acontecimientos. Por otro lado, también hay cosas que ocurren a causa de lo que las personas hacen.

Un ejemplo extremo de reduccionismo, lo constituye el programa de los físicos de partículas elementales. Estos propugnan una teoría unificada de todas las interacciones, que, medio en serio medio en broma, llaman: la “Teoría de Todo”, a causa de que subsumiría todas las leyes de la naturaleza en un modelo único. El proyecto de estos físicos es ambicioso, con su modelo aspiran a describir toda la realidad mediante un reducido numero de principios que, rigiendo todas las interacciones entre las partículas elementales, nos permitirían “ calcular” el comportamiento de átomos, estrellas y hombres.

Los filósofos y un numero creciente de científicos, no están tan seguros, empero, de que la realidad sea tan simple. Mas bien adhieren a la hipótesis opuesta: la realidad, el mundo, no tiene nada de simple, es mas bien una entidad irreductiblemente compleja. No es un sólido y homogéneo bloque de partículas elementales, sino que debe verse, de acuerdo con una alegoría imaginada por Simons 2, como un conjunto de cajas chinas: al abrir una de ellas, uno se encuentra con una colección de otras menores y así sucesivamente hasta llegar a las partículas elementales. Los niveles se dividen en subniveles y estos, a su vez, en otros de menor amplitud. Cada nivel se caracteriza por propiedades emergentes que no tienen ni significado ni referente en los niveles inferiores. Por ejemplo, la noción de forma carece de sentido en el ámbito de las partículas elementales. De esto resulta que, contrariamente al reduccionismo y al fatalismo, la complejidad es inherente a la realidad, la simplicidad en cambio no es mas que una invención de la mente humana.

Debido a la complejidad, cuando los seres vivos se vinculan en ecosistemas y en sociedades, surgen los fenómenos de la participación multitudinaria. Los procesos asociados a estos fenómenos, son característicamente asincrónicos, aleatorios y dependientes de la senda, es decir, de su historia previa. Por este motivo, los procesos colectivos dejan siempre una indeterminación infranqueable con respecto a los resultados finales de cualquier proceso histórico. Las visiones reduccionistas del hombre y las sociedades y el fatalismo, son, pues, simplificaciones extremas que no tienen soporte empírico. El mundo es irreduciblemente complejo e indeterminado y cualquier teoría que se precie debe tener en cuenta esta condición so pena de entrar, rápidamente, en bancarrota.

Las actitudes fundamentales frente a la realidad: la preeminencia de la teoría

El sistema economía- sociedad-ecología es una entidad altamente compleja, caótica e indeterminada (los procesos caóticos se caracterizan por que en ellos conviven la aleatoriedad y el orden, razòn por la cual son impredecibles). Esta no es, como vimos, la visión neoliberal, pero, tan importante como establecer esta distinción, es tener en claro que cosmovisiones distintas darán lugar a políticas y acciones dispares en relación con la economía y la sociedad. Por cosmovisión se entiende la totalidad de nuestras interpretaciones del mundo y de nuestro papel en él. Se trata de un concepto metafísico, mas, una vez que se establece, se hace fundamental, pues es ella quien acaba dirigiendo la acción.

El neoliberalismo en su versión extrema, la que se aplica a los países débiles, puede considerarse como un Fundamentalismo Económico y es una cosmovisión particular, centrada en ciertos conjeturas que se aceptan como axiomas. La principal de estas conjeturas es la que afirma que todo lo económico se origina y esta centrado en torno a las reacciones y pulsiones de un hipotético individuo cuya única motivación en la vida es la de consumir vorazmente.
Paradójicamente, a este ser hipotético con conductas patológicas, se lo define- aunque, mas correctamente debía decirse que se lo decreta - como racional; “E l consumidor racional”, mas especificamente. A partir de esta perspectiva paupérrima del hombre, los teóricos de la economía liberal de mercado han edificado una estructura teórica con pretensiones científicas.

Por los años 30, la teoría empirista lógica de la ciencia afirmaba que serian los hechos objetivos, conocidos empíricamente y en forma independiente de cualquier teoría los únicos capaces de garantizar la validez y objetividad de la ciencia. Hoy en día, estas tesis han sido abandonadas y se acepta que el conocimiento, es decir, las teorías que sustentamos y nuestras presuposiciones previa s, esto es, nuestra visión de mundo , representan un papel fundamental 3.
No debe creerse, no obstante, que hay una dicotomía entre teoría y practica; estas, en realidad, son inseparables: la teoría guía a la acción y esta, a su vez, a la teoría.

En el mundo actual, en los términos más generales, encontramos dos características sobresalientes: Una el espíritu del cálculo racional, o sea, la preeminencia de la racionalidad instrumental y otra el dominio del hombre sobre la naturaleza y las sociedades por medio de la técnica y de aquel cálculo racional. Pero, dominio de la naturaleza y técnica son competencia de la practica, dado que esta y la teoría van siempre juntas, cabe preguntarse ¿Cuál es la teoría- cosmovisión- que corresponde a esa practica?. Valke 4 la llama: “La actitud parcelaria frente a lo real”.
Es decir, la visión analítica (reduccionista) del mundo. Esta visión nació en Grecia, pero fue Descartes quien la estableció definitivamente en la forma del método analítico propio de las ciencias físico-matemáticas.

Para vincular íntimamente: Cosmovisión, técnica y dominio por medio de lo económico, basta establecer como axioma definitorio de la economía que ésta debe tener como fin único la provisión de bienes materiales. Por ejemplo, esta es la postura de Kreps 5 (y, seguro, de Stieglitz) un autor neoliberal cuyos libros son ya clásicos y se los estudia en las grandes universidades de U.S.A. Kreps afirma que la categoría básica de la economía es el individuo consumidor y maximizador de bienes materiales. (el motivo por el cual enfatizamos este término se vera mas adelante)

Para afianzar definitivamente el vinculo entre cosmovisión, la preeminencia de lo económico y dominio por medio de la tecnología, es necesario establecer dos conceptos cruciales más: el de orden económico y el de sistema económico aislado. El orden económico es un conjunto de normas y valores cuya función es la de prescribir y, así, condicionar rígidamente, las acciones de todos y dirigirlas hacia un único fin: la producción sin limites de bienes materiales (cualquier semejanza con las imposiciones del Banco Mundial y del FMI, no es casualidad). El concepto de sistema económico, consiste en una teoría económica pura, formal o positiva que es la encargada de suministrar la supuesta base científica y la (también supuesta) racionalidad, necesarias para legitimar los conceptos anteriores.

Hay que hacer notar que establecemos una clara diferencia entre teoría económica pura, formal o teórica y la Economía Política . La primera se basa en una argumentación puramente formal y tiene, según veremos mas adelante, escasa o nula relación con la realidad, motivo por el cual dudamos de su carácter científico. La Economìa Polìtica, en cambio, trata de describir los fenómenos económicos en términos de modelos basados en la realidad sociopolìtica tal como ocurre en el mundo real. Por tanto, a diferencia de la primera, la Economía Política posee un sólido sustento empírico y se la puede considerar con todo derecho como una verdadera ciencia experimental.

Una vez establecidos estos conceptos, la economìa pura solo necesita de la tecnología para cerrar el circulo de dominación y control, ya que con la tecnología podemos dominar, no sólo la naturaleza, sino también a hombres y sociedades mediante el expediente de convertirlos en objetos económicos.

De este modo, los neoliberales llegan al siguiente escenario: la vision del mundo debe necesariamente estar vinculada a la teoría económica pura, formal o teórica.
En el sentido de que esta teoría debe prescribir completamente a la visión de mundo.
Ahora, dado que una cosmovisión no es otra cosa que un conjunto de presuposiciones ultima acerca de la realidad, resulta (según esta perspectiva), que lo económico sería lo único real. Lo cual, desde luego, es falso. Sin embargo, muchos premios Nobel han sido otorgados a quienes sustentan esta postura reduccionista radical acerca del mundo y sus problemas.

Se instaura así, a través de la cosmovisión economicista, una red de lazos de retroalimentación entre : tecnología, sistema económico puro y orden económico. Esta trama constituye un sistema argumentativo circular. La argumentación circular no es lógicamente correcta, pero sí es útil para ciertos fines, ya que con su ayuda es posible justificar conceptos que se refuerzan mutuamente excluyendo a toda otra concepción de la vida y de la economía. De esta manera, del discurso neoliberal ha emergido una hegemonía intelectual global que, de hecho, constituye un totalitarismo intelectual.

En estas condiciones, el sistema: economía pura- tecnología, se convierte en un ente autónomo, anárquico y sin otra finalidad que la de reproducirse a sí mismo, una especie de cáncer en metástasis para hombres y naturaleza. El medio ambiente y las sociedades, solo entran en su consideración como “externalidades” molestas de las cuales se puede prescindir. De este modo, la naturaleza y millones de seres humanos quedan atrapados entre dos fuegos: la persecución patológica de dinero y la producción anárquica de bienes materiales, una maquina infernal que para poder subsistir requiere de mas dinero y más producción anárquica; formando un circulo vicioso. .

Vemos pues, que las raíces de los males de la postmodernidad no residen solo en las practicas, sino más bien en la teoría que las ha dado lugar. No bastara, en tal caso, con modificar las practicas, será necesario modificar la teoría en primer lugar.

Las concepciones sintéticas y analítica de la realidad

Se puede concebir la realidad, el mundo que nos rodea, sea como unidad, sea como si fuera compuesta. Estas concepciones pueden llamarse sintética o globalizante y parcelaria o analítica. Las civilizaciones orientales se dejan hipnotizar por la globalidad y ven las partes como accesorias o secundarias. Cuando, en cambio, sucumbimos a la fascinación de las partes, únicamente éstas parecerían reales y pensaremos que él todo no es mas que una simple aglomeración de partes.

El análisis es crucial para el progreso científico, sin embargo, como método, en las ciencias socio-econòmicas, es esencialmente limitado. Debido a que es mucho más fácil analizar que sintetizar, resulta inevitable una hipertrofia del espíritu analítico (la ideología neoliberal siendo un ejemplo paradigmático)y se acaba por suponer que la simplificación es siempre posible. Asì se establece el reduccionismo.

El reduccionismo consigue instalarse en la cultura occidental debido a que la ciencia analítica, a pesar de su declarada objetividad, en realidad admite la arbitrariedad y la subjetividad.
De hecho, mas que admitirlas, no puede escapar de ellas; pues ninguna construcción teórica puede hacerlo. La arbitrariedad, en efecto, aparece desde el principio: Primero cuando el científico imagina el llamado: objeto modelo, o modelo, simplemente.
El modelo es una construcción del científico y es sólo un esbozo del sistema real en estudio. A fin de resolver el problema que lo ocupa, el investigador debe retener para su modelo, sólo las partes de la realidad que a él le interesan y dejar fuera el resto de esta realidad. La arbitrariedad y la subjetividad vuelven a aparecer cuando, para interpretar la realidad, el científico le impone su propio marco conceptual ; esto es, su visión de mundo.

Cuando, como ocurre con los teóricos neoliberales, se abusa de estas libertades epistémicas, se acaba por creer que siempre es posible crear “mundos posibles”, donde todo funciona “ como sí ”. Las vergonzosas contradicciones a que conduce esta filosofía ficcionista, se pueden ilustrar leyendo el primer capitulo del famoso libro de Kreps 5: “ Curso de Teoría Económica”. Kreps empieza por afirmar que las categorías básicas de la Economía son: “el actor individual ”, “la conducta” del actor, “un marco institucional” y “el equilibrio”. Sin embargo, en la siguiente página dice que: “ aunque acepta que existen muchos datos que refutan su modelo , esto no importa , ya que “la conducta del individuo no tiene ninguna importancia”.

A pesar de ello, mas adelante, sobre la conducta del individuo dice que es [fundamentalmente] la de un “ maximizador”.
Sin embargo, unas líneas mas abajo, afirma que: “ el modelo no presupone que el actor maximice ninguna función de utilidad.
No obstante, asevera que “ sí presupone que los consumidores actúan como sí lo hicieran”. Todas esta argumentación, no tiene, evidentemente, nada de científica. A pesar de esos tremendos errores, el libro de Kreps ha alcanzado varias ediciones y es utilizado como texto y Biblia por miles de estudiosos.

La Teoría Matemática del Equilibrio General: pseudo ciencia e ideología

En las ciencias físico-químicas es conveniente asociar a cada teoría un modelo matemático. El modelo matemático de una teoría, es una representación simbólica de las cosas de que trata la teoría. Cuando esta bien elaborado, un modelo matemático es de gran ayuda, ya que con èl se consigue englobar los aspectos esenciales de la teoría en un sistema compacto de ecuaciones que en una forma económica y elegante representa los aspectos más importantes (nunca todos) de la realidad.

Los teóricos de la economía neoliberal gustan de presentar sus modelos como ejemplos de cientificidad. De allí pasan a suponer que tienen todo en común con las más avanzadas teorías de la física. De hecho, consideran sus teorías como una especie de “Física Económica” y con el fin de resaltar esta supuesta calidad, hasta han acuñado el sugestivo nombre de “Económica”, que suena a física, es cierto, pero, como veremos en realidad tiene poco a nada de ella.

El modelo matemático que sintetiza la concepción neoliberal de la economía (de la Económica) se llama: la “Teoría del Equilibrio General” y no es otra cosa que un sistema de ecuaciones algebraicas. Aquí (en la pretensión de representar a la economía mediante un sistema de ecuaciones algebraica s) ya se encuentra una grave anomalìa: consiste en creer que los fenómenos econòmicos son sòlo estados, algo estàtico, situacional y no procesos dinamicos.

Ahora bien, a diferencia de los estados, los procesos, es decir los fenomenos que varian con el tiempo, necesitan, para ser representados, de sistemas ecuaciones diferenciales , no de ecuaciones algebraicas. El hecho es que, en los centros de poder económico, este sistema de ecuaciones algebraicas es usado para hacer simulaciones por computador de la economía de los países y la del mundo. De estos juegos virtuales, los teóricos de la economía pura extraen conclusiones y toman decisiones que, con la ayuda del Banco Mundial, FMI y los militares, aplican a los países del Tercer Mundo. Los altos funcionarios(como Stiglitz) de estas instituciones, tienen una total confianza en sus modelos matemáticos y, por lo visto, la institución que otorga los Nóbel de Economía también.

Sin embargo, Israel 6 ha demostrado que el sistema de ecuaciones de la Teoría del Equilibrio General, no admite solución alguna. Esta falencia de la teoría neoliberal dice muy mal sus autores, pero, si, ademàs, recordamos que con la ayuda de esas teorías se pretende describir la economía del mundo y sobre esta base se toman decisiones que afectan la vida de millones de personas, el asunto es moralmente inaceptable.

Ahora bien, dado que un modelo matemático es, como dijimos, un sistema de ecuaciones estructurado y diseñado para representar simbólicamente por lo menos parte de , o alguna, realidad (en el caso que discutimos nada menos que el comportamiento de la economía mundial), si queremos que el modelo sea correcto, deberemos empezar por aceptar que la realidad que pretendemos describir existe .
En otras palabras, lo mínimo que se debe exigir a un modelo es que sea capaz de representar por lo menos algunos caracteres de tal realidad .

Consecuentemente, un modelo matemático que no admite solución alguna, aparte de ser inservible, puede decirse que representa sólo la nada. Pero, esto es lo mismo que decir que lo que el modelo indica es que no existe realidad alguna ; lo cual es absurdo, puesto que, por definición, la realidad existe aun en ausencia de modelo.

A fin de salvar su teoría, (y seguir ganando Premios Nobel) sus proponentes le han añadido un enjambre de hipótesis ad hoc; esto es, hipótesis a medida o improvisadas. Popper 7, critica duramente ese proceder, ya que se trata de una argucia inaceptable mediante la cual se puede demostrar cualquier teoría y su contraria. A pesar de eso, los neoliberales siguieron adelante con su formulación, pero con tanta “mala suerte” que con las hipótesis ad hoc, su modelo pasa, de no tener solución alguna, a permitir un numero infinito de ellas . Es decir, se vuelve i ndeterminado , lo que lo hace, una vez más, inservible. Desde el punto de vista estrictamente científico, tales resultados dicen muy mal de los autores de esos modelos, pero, además, constituyen un fuerte argumento en contra de las conjeturas subyacentes.

Desde la Filosofía de la Ciencia, se pueden hacer muchas más criticas a los postulados de la teoría económica neoliberal. Por ejemplo, Bunge 8 ha hecho notar un error importantísimo que ha pasado desapercibido. En casi todos los libros de economía pura se la divide en dos grandes áreas: la Microeconomía y la Macroeconomía. La primera trataría del comportamiento de “los individuos racionales”, sería pues una teoría psicológica de estos individuos, cosa que no es cierta. Pero, de tratar sólo con individuos, los economistas puros pasan directamente a la Macroeconomía; es decir, saltan a describir el comportamiento de poblaciones, agregados de individuos, firmas e inclusive países enteros. Empero, según lo demuestran Elster 9 y Arrow 10 (otro Nobel de Economía), este salto no es posible. En otras palabras, los hallazgos de estos investigadores contradicen los postulados básicos de la economía pura .

No hay, por tanto, correlación directa entre micro y macroeconomía, o, lo que es lo mismo, no se puede decir nada del comportamiento de la economía global a partir del comportamiento de los individuos que la componen y que forman las poblaciones.A esto, se añade la aleatoriedad y el comportamiento caotico, caracteristicos de los sistemas complejos. Por tanto, las recetas globales del Banco Mundial y del FMI, basadas en teorías de la microeconomía, carecen de soporte científico.

Una prueba concreta de esta incoherencia entre micro y macroeconomía ha sido dada, sin querer , por otro Premio Nobel: Paul Samuelson 11 , en su famoso texto de economía, uno de los libros de teoría económica mas leídos y traducido a 20 lenguas. En efecto, en el “Prologo del Autor” , Samuelson afirma que su libro se puede estudiar “ igualmente bien” empezando por la Microeconomía y terminando por la Macroeconomía o viceversa.
Ahora bien, esto solo puede ser posible si no existe correlación alguna entre una y otra. Si una persona dijera que es capaz de hacer operaciones del cerebro sin ser médico y sin haber estudiado previamente y en detalle su anatomía y fisiologías, sería recluido como loco; a Samuelson, en cambio, le premiaron con el Nobel.

En este contexto, vale la pena discutir brevemente y analizar, para rechazarla, otra de las hipótesis centrales de la economía neoliberal que es falsa: la creencia de que los paises y el mundo pueden crecer económicamente sin limites. El asunto es de suma importancia para los países subdesarrollados, porqué, desde Breton Woods y el “Consenso de Washington”, el Banco Mundial y el FMI han asimilado, confundido y, finalmente, tomado como idénticos, los conceptos de: “desarrollo a largo plazo” y “crecimiento económico sin limites”.
Una consecuencia practica inmediata de esta confusión, ha sido la aparición de la llamada “Teoría del Goteo”; según la cual, a partir del crecimiento económico (sin limites), se instauraría automáticamente el progreso social. Para los habitantes de Latinoamérica y en especial los de Argentina, esta creencia ha resultado completamente falsa, cosa que se podía haber previsto desde un principio ya que carece de todo fundamento teórico y se la puede refutar ampliamente.

En efecto, en primer lugar, la hipótesis del crecimiento sin limites choca frontalmente con otro de los conceptos que constituyen la base misma del pensamiento económico: el concepto, verdadero e indiscutible, de que los recursos son siempre escasos.
Justamente por eso la economía política es indispensable, debido a que vivimos en un mundo en el cual los recursos son limitados. Resulta, pues, incomprensible cómo se puede postular que se puede crecer ilimitadamente en un mundo en el cual hay limitaciones materiales absolutas.

Finalmente, a partir de los años 70, ha aparecido y se ha hecho cada vez mas fuerte otro argumento en contra de la teoría del crecimiento sin límites: el ecológico. Se lo llama ecológico, a pesar de que no esta asentado en la ecología sino en la Física, mas específicamente en la Segunda Ley de la Termodinámica, la llamada “Ley de Hierro de la Física” porque no admite excepciones.
El argumento utiliza un lenguaje técnico, motivo por el cual no es posible desarrollarlo en detalle aquí; pero se basa en el análisis de la entropía y en el carácter irreversible de las relaciones entre los consumos de materia y energía, ambas esenciales para que cualquier actividad económica tenga lugar.
Evidentemente, es una ley física empíricamente corroborada que, sea cual fuere la actividad económica que consideremos, terminamos, inevitablemente, degradando la energía y la materia utilizadas. Este proceso se manifiesta cómo una degradación de la fuente energética y la generación de desechos consistentes en material de inferior calidad, o sea, contaminantes. A consecuencia de estos hechos, es imposible pensar siquiera en que el crecimiento económico fomentado por los neoliberales pueda continuar indefinidamente. La hipótesis de crecimiento ilimitado es irreal e insostenible.

Así pues, la Academia Sueca de Ciencias le esta entregando el Premio Nóbel de Economía a pseudo científicos cuyas teorías, no solo no son razonables, sino que se contradicen entre sí. Al premiar a falsos intelectuales que diseñan sus modelos con el fin de favorecer la dominación de la mayoría de los hombres del mundo por las grandes compañías que medran en los países industriales, la Academia Sueca de Ciencias ha contribuido a devaluar la condición humana. Se ha hecho, pues, cómplice del holocausto de proporciones bíblicas provocado por los fundamentalistas económicos a los cuales, muy generosamente, a premiado.

La practica de la investigación científica exige la adhesión a una combinación de lo mejor del pensamiento científico, moral y legal juntos. Por tanto, cualquier institución que se precie de científica, debe negarse a recorrer caminos que conduzcan a poner en riesgo la moral y los derechos de personas o países. Asimismo, debido a que los intelectuales tienen una especial responsabilidad con respecto a cualquier agresión contra la condición humana, tienen la obligación ineludible de asumir sus obligaciones morales.

Cabe, por tanto, preguntarse ¿Por qué toleramos que el pueblo sueco, 8 millones de habitantes, que representa una ínfima parte de la especie humana, decida que es lo bueno y que es lo malo para el resto?

Bibliografía

  1. Entrevista a Joseph Stiglitz, por Greg Palast, en http://www.Greg.Palast.com

  2. Simons, H., The Organization of Complex Systems, en Hierachy Theory: the Chalenge of Complex Sistems,H.H. Patee, editor: G. Brazilier, New York, 1974.

  3. Brown, H. La Nueva Filosofía de la Ciencia, Tecnos, Madrid, 1985.

  4. Valke, L. El Pensamiento Occidental y el Auge Tecnológico, en Ecología Humana, Inst. de Estudios de Admin. Local, Madrid, 1976.

  5. Kreps, D. Curso de Teoría Económica, McGraw-Hill, Madrid, 1995.

  6. Israel, G., La Mathematization du Real, Le Seuill, Paris, 1996.

  7. Popper, K. La Lógica de la Investigación Científica, Tecnos, Madrid, 1977.

  8. Bunge, M., Economía y Filosofía, Tecnos, Madrid, 1985.

  9. Elster, J., La Posibilidad de una Política Racional, en: Racionalidad, Olivé, L. Editor, Siglo XXI, México, 1988.

  10. Blair, D., Pollak, R. Decisiones Racionales Colectivas, Investigación y Ciencia, vol. 35, 1995.

  11. Samuelson, P. y Nordhaus, W., Macroeconomía, 15° edición, pag. XXIX, McGraw-Hill, Madrid, 1996.



* Datos sobre el autor:
* Armando Gamarra
M.Sc. Ing. Quím - Universidad Nacional de Salta
E-mail: armandogamarra@hotmail.com

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