INTRODUCCION.
INTERVENCION, CRISIS Y VIDA COTIDIANA:
Reflexionar
a cerca de la intervención en esta época de crisis no
me es posible sin pensar en una situación social cada día
más compleja, con emergentes y acontecimientos que se
desarrollan en forma vertiginosa, con una gran mediatización
que nos informa y deforma la realidad cotidiana, magnificando y
priorizando hoy problemáticas que al día siguiente, a
las horas, son devoradas por otras (del tema de la seguridad se pasa
a los piquetes y las protestas gremiales, luego a lo económico,
el riesgo país y las negociaciones con el FMI, finalmente
todo esto es devorado por el riesgo de una tercera guerra mundial).
Pero el panorama internacional pierde instantáneamente su
primer plano ante la crisis del país, distintos presidentes
van pasando al ritmo de cacerolazos, comentaristas
televisivos de los multimedios explican y defienden
planes económicos cuya duración es efímera.
La
mediatización a su vez exhibe impúdicamente temáticas
sin analizar sus causas y correlaciones y corre tras el rating. Es
así que millones de televidentes participan en directo
de conflictivas íntimas de personas cuyas problemáticas
trascienden la privacidad para invadir los espacios públicos.
Al ritmo de los reality shows se siguen relatos, conflictos y dramas
humanos transformados en miserias humanas mientras el
psicólogo de turno mediático ofrece las
interpretaciones del caso.
Los
noticieros tienen el privilegio de transmitir las 24 horas por lo que
cada tanto en horario de almuerzo o cena podemos encontrarnos con
intentos de suicidios de gente desesperada o pedidos de socorro
de delincuentes que han visto en los medios el medio de
esquivar el gatillo fácil policial y de acceder a la
presencia de algún funcionario judicial que les
garantice sus derechos. No comparten esa suerte los condenados a
muerte del primer mundo (cuyas ejecuciones son exhibidas a todo el
planeta ) ni las víctimas del tercer mundo: mujeres adúlteras
condenadas al apedreo, civiles inocentes ejecutados en medio de las
guerras, familias de refugiados agonizando en algún barco que
ningún país acepta recibir , padecimientos éstos
que causan horror a los civilizados televidentes de las
principales cadenas mundiales.
Todo esto pone al desnudo un mundo donde la vida es poco tomada en
cuenta y otros intereses parecen siempre anteponerse a ella. Podría
decirse que son tiempos en que la muerte, la vida, la farándula,
la política, la ecología, la desocupación, las
manifestaciones, la represión, la corrupción en todos
los niveles de los sectores sociales, los piquetes,
atentados terroristas, el fundamentalismo religioso y otros dramas
cotidianos transcurren en directo en un infinito
carrusel. La escritora Viviane Forrester cuando describe esta
situación mundial señala: Esta indiferencia por
las masas de los sacrificados en vida no nos impide sentir algunos
minutos de emoción cuando la televisión difunde las
imágenes de sus desplazamientos, sus tormentos. Entonces damos
rienda suelta a nuestra magnánima indignación, a la
generosidad de nuestras emociones, al estremecimiento de nuestro
corazón, bajo el cual subyace la discreta satisfacción
de no ser sino espectadores. Somos testigos, somos gente informada.
Rostros y escenas, multitudes de hambrientos, de deportados, masacres
que llegan a nuestros cómodos sillones y sofás, a veces
en vivo y en directo, por intermedio de la pantalla, entre dos tandas
de avisos publicitarios
Alfredo Carballeda sostiene que una problemática social se
construye cuando hay preocupación en la opinión pública
por la misma, cuanto está en la agenda de las políticas
sociales y cuando es visible y palpable para la sociedad. Viviane
Forrester al hablar de la problemática del desempleo y la
exclusión afirma: El desastre ha comenzado, eso es
concreto. Su arma principal es la rapidez de su inserción, su
habilidad para no provocar inquietud, para aparecer como algo natural
que va de suyo. Para convencer a todos de que no hay alternativa.
Para no dejarse entrever sino cuando la lógica que podría
oponerse a su avance ha sido desactivada y rechazada, e incluso para
refutar esa lógica .
En
un artículo publicado en Le Monde Diplomatique, París,
titulado Oximoron en agosto de 2000, el subcomandante
Marcos compara al mundo globalizado con una gigantesca pantalla de
cine en la que se proyectan simultáneamente numerosas imágenes
que suceden en cualquier rincón del planeta, él afirma
que no todos están ahí, ni sabemos a
ciencia cierta quien hace la programación y quien maneja el
control remoto. Y no se debe a que falte espacio en la
pantalla, sino que alguien ha seleccionado esas imágenes y no
otras .
Los trabajadores sociales estamos insertos y a su vez debemos operar
sobre esta realidad. Fuimos formados universitariamente para ello.
El trabajo social no sólo trata de investigar,
comprender y explicar los fenómenos sino que interviene sobre
éstos en la búsqueda de transformaciones que plantean
direccionalidades definidas. Esta característica es la que
muestra la mayor singularidad de esta disciplina .
Son tiempos de crisis, y es inevitable que el dolor, sufrimiento y
penurias cada vez más generalizado nos atraviese desde lo
personal y trascienda las técnicas profesionales aprendidas
(como la disociación instrumental),
identificándonos cada día más con los otros
y sus problemáticas, viéndonos ya no en relaciones
asimétricas sino en espejo.
A. Carballeda afirma: Nuestra sola presencia en la institución hace visible lo
social. ¿O estamos para tapar?. Nuestras actitudes
pueden ser pasivas, continuando inercialmente intervenciones
normativas y tendientes a homogeinizar, o creativas, acordes a estos
tiempos inciertos y de singularidad. Jorge Huergo dice Asistimos
a un espectáculo. Y todo espectáculo oculta lo
inmostrable. Nuestro interés es iniciar una profanación:
mostrar lo inmostrable, des-ocultar, des-encubrir ... En este
anti-collage intentamos que entre en juego una suerte de
sensibilidad pensante que llamamos conciencia estética,
que -como dice Habermas- pone constantemente en escena un juego
dialéctico entre ocultamiento y escándalo público .
Aunque
también es digno destacar que en este caos de acontecimientos,
algunos hechos marcan el fin de determinados procesos y otros el
comienzo. En este juego de extinción-nacimiento es muy
difícil en la actualidad ubicar o definir una inserción
profesional, dado que nos ha tocado ser testigos, protagonistas,
hacedores de realidades nuevas. Las instituciones, las familias, el
estado, están sufriendo transformaciones profundas. Hoy ya
nada es lo que era, y el devenir es incierto.
La vida cotidiana de la
mayoría de las personas, sus luchas por su sobrevivencia, sus
dificultades, sus logros y sus fracasos, su visión
de la realidad, se desarrolla en forma a-sincrónica
con una realidad fabricada, virtual, mediática y
transmitida desde los discursos políticos. Ramonet afirma
algo es verdad cuando todos los medios dicen que algo es
verdad. Aunque sea mentira. Y una información verdadera puede
ser pulverizada si varios medios importantes repiten al unísono
que es falsa .
Gran
desafío para una intervención verídica:
aportar verdades, ser verídicos aún cuando esto no sea
lo que se pretenda desde las instituciones y esto nos coloca, sin
lugar a dudas en un punto de reflexión constante a cerca de la
ética de la intervención.
REFLEXIONES
A CERCA DE LAS CUESTIONES ETICAS DE LA INTERVENCION.
No es posible abordar la temática de la intervención
sin considerar el encuadre ético de la misma. Esto toma mayor
relevancia si pensamos que la mayoría de los trabajadores
sociales desempeñamos nuestras funciones en instituciones y/o
organismos públicos (nacionales, provinciales o municipales).
Nuestro empleador es el Estado, el Estado implementa las políticas
sociales y provee los recursos.
En estos tiempos de crisis y de
políticas destructoras del estado, la cuestión es qué
actitud adoptamos, con qué mirada observamos la realidad y la
institución en la que nos desempeñamos. Se supone que
el Estado debe garantizar la salud, educación, justicia,
trabajo, vivienda, es decir derechos esenciales de los ciudadanos, y
que estos derechos están amparados por la Constitución
Nacional. La realidad nos demuestra que esto es en la actualidad una
utopía, que derechos básicos y vigentes son borrados de
un plumazo por decretos y leyes de emergencia, que por lo general son
sancionados para garantizar a sectores privados la no
pérdida de sus ganancias, aún a costa de la mayoría
de los ciudadanos y del bien común.
Paulo
Freire dice hay una relación indudable entre asombro y
pregunta, riesgo y existencia. Radicalmente, la existencia humana
implica asombro, pregunta y riesgo. Y, por todo esto, implica acción
transformación. La burocratización implica la
adaptación, por lo tanto, con un mínimo de riesgo, con
ningún asombro y sin preguntas .
Creo que estos conceptos adquieren vigencia hoy día en que
sería prácticamente imposible una actitud
burocrática, la realidad, la demanda, las
instituciones están en permanente cambio que exige de parte
nuestra una movilidad y flexibilidad permanente para dar respuestas
adecuadas.
También
es importante considerar, citando a Isca Salzberger-Wittenberg lo
que necesitamos con el fin de comprender mejor a nuestros
entrevistados, no es un dispositivo mecánico que nos ayude a
observar y escuchar, sino la capacidad de captar mediante nuestra
sensibilidad qué significa ser como esa persona que tenemos
delante, esforzándonos por superar las limitaciones impuestas
por el hecho de ser distintos y estar separados de ella .
Pensar
en la ética de la intervención hace a su vez remontarme
a mis inicios en la profesión, época en que uno
vislumbraba posibilidades de progreso de una sociedad.
Lamentablemente veinte años después el panorama es
que no hubo mejoras, las brechas se agravaron, las estadísticas
señalan aumento de la pobreza, concentración de la
riqueza cada vez en menos sectores y las problemáticas
sociales que esto conlleva. Pensar en lo ético es por lo tanto
pensar que hoy, más que nunca, nuestra actitud debe ser
crítica, cuestionadora, revalorizadora de nuestros roles,
denunciante y activa en cuanto a crear nuevos espacios de
intervención.
La realidad nos marca que hemos perdido espacios
de acción sobre todos en los niveles grupales y comunitarios,
muchos de ellos fueron ocupados por un voluntariado o una militancia
política que hasta manifiesta equipararse a nuestra profesión
(es común en las manzaneras su presentación
en las instituciones a las que acuden a solucionar problemas
barriales como asistentes sociales). Espacios perdidos
incluso y ocupados por otras profesiones que intentan adueñarse
y monopolizar técnicas comunes a varias disciplinas, (por
ejemplo la mediación), supeditando la intervención del
trabajador social solamente a un rol de mero auxiliar de otras
profesiones.
Citando
nuevamente a Sonia Severini somos trabajadores sociales
(trabajadores en verdad, hoy más que nunca)
andando nosotros mismos, por la cornisa que asoma al precipicio de la
exclusión. Pero qué hacer ante la realidad
que nos sopla al oído el canto del escepticismo, de la muerte
y de la nada?. Con pertinacia, obstinadamente, desde el
compromiso que nos cabe como profesionales del trabajo social,
asistiendo y resistiendo, reconstruyendo los fragmentos de
solidaridad (que los hay), con la conciencia de que somos
responsables de nuestros actos, pero también, y
fundamentalmente, del mundo en que vivimos .
Como
diría el Zarastruta de Nietszche: allá donde
acaba el Estado, empieza el hombre que no es superfluo; allí
empieza el canto de los que son necesarios, la melodía única
e insustituible .
Siguiendo este pensamiento, allí donde la institución
no tenga respuestas, muestre su debilidad y su vacío tal vez
podamos encontrar un espacio creador por excelencia.
REFLEXIONES
SOBRE CUESTIONES METODOLOGICAS DE LA INTERVENCION PROFESIONAL.
Para
que haya intervención debe haber una demanda, es importante
considerar:
- Su origen (institucional o espontánea).
- Definirla y encuadrarla (qué se nos pide, para qué).
-
Una vez definida analizarla a la luz de las competencia e
incumbencias profesionales y también desde la perspectiva
ética.
-
Aceptar la intervención o hacer las derivaciones pertinentes
en caso de ser necesario.
Aceptada
la intervención debe planearse la estrategia del abordaje, la
planificación de la intervención, ¿qué
técnicas se usarán, cómo, en qué
tiempos?.
Definimos,
por lo tanto, la investigación como el proceso metodológico
de descubrir, describir, interpretar, explicar y valorar una realidad
prediciendo su desarrollo futuro según se intervenga o no.
La necesidad de investigar puede surgir en nosotros, de otras
personas o a pedido de una institución, por un problema dado o
como requerimiento de un programa. Es siempre indispensable conocer
los motivos de una investigación para poder precisar los
términos de la misma (¿qué se busca mediante la
investigación?, ¿cuál es el objetivo de
investigar?, ¿qué uso se darán a los datos
proporcionados por la investigación?, a fin de no hacer
preguntas inútiles a la realidad y no dejar de lado, los
postulados éticos y principios que guían el quehacer
profesional .
Margarita
Rozas Pagaza sostiene que la metodología debe ser pensada como
una estrategia flexible, crítica y dialéctica
en contraposición a los métodos clásicos que
veían la metodología como un proceso por etapas.
También sostiene denominamos proceso metodológico
a la secuencia de tres momentos: inserción, diagnóstico
y planificación, que generalmente se dan en la intervención
profesional. Esos momentos se pueden recrear en el nivel individual,
grupal y comunitario .
Alfredo
Carballeda plantea la intervención como un dispositivo
que va a articular lo real con lo subjetivo. De esa
forma, la intervención se propone como algo que no transforma
ni agrega, sino como un dispositivo que hace ver aquello
que ese otro tiene. Este accionar es planteado como una posibilidad
de construcción diferente a la que se presenta dentro del
tiempo-espacio de la intervención. No se trata entonces de una
acción de sujeción, o de control sino plantear la
posibilidad de buscar puertas de salida o de líneas de fuga en
relación a estratificaciones sociales opresivas .
Según este mismo autor es necesario tener en cuenta que la
intervención no es un episodio natural, se
desarrolla en un contexto que tiene historicidad y esa historicidad
le da significaciones propias, en definitiva la intervención
forma parte de un devenir clínico que hace actuar a ambas
partes contractuales. Clínico también porque, a partir
de una lectura, análisis o estudio de lo que surge de ella, se
pretende generar algún tipo de transformación en
relación a la situación que es presentada .
Este punto de vista me parece muy interesante ya que la intervención
planteada en estos términos, presenta el desafío de
poder lograr modificaciones de concepciones aún arraigadas en
las instituciones que intentan asignar a los trabajadores sociales
roles en cuanto a estratificar grupos familiares a fin de definir
quienes recibirán determinados recursos (en instituciones o
servicios sociales proveedores de recursos, por lo general surgidas
de políticas asistenciales fragmentadas), normativos o de
control de personas o grupos familiares de riesgo (instituciones de
abordaje jurídico), auxiliares de otras profesiones
(instituciones que cuentan con equipo interdisciplinario).
También
la intervención pensada de este modo permite mayor posibilidad
de evitar que los sujetos se estereotipen o cronifiquen en su demanda
y las instituciones se burocraticen en sus funciones.
Ahora
bien, así planteada la intervención profesional es
innegable que exige un compromiso desde lo ético y una
fundamentación desde lo teórico. A partir de lo cual
se podrá lograr que la mirada de una problemática
desde el trabajo social tenga el mismo reconocimiento que la del
médico, psicólogo, sociólogo, o cualquier otro
profesional de la institución.
Podría extenderse a mi
entender a nuestra intervención y a la de otras profesiones
los conceptos de Pierre Bourdieu respecto a la Sociología La
sociología no puede nunca ignorar que la característica
específica de su punto de vista es ser un punto de vista sobre
un punto de vista.
Ella sólo puede reproducir el punto de
vista de su objeto y constituirlo como tal, resituándolo en
el espacio social, si adopta ese punto de vista tan singular (y, en
un sentido, muy privilegiado) en el cual es necesario ubicarse para
ser capaz de tomar (en pensamiento) todos los puntos de vista
posibles .
Es nuestra tarea poder desentrañar los puntos de vista
de los sujetos ante sus problemáticas, los puntos de
vista de la institución a la que pertenecemos y
nuestros puntos de vista surgidos desde el abordaje. De
toda esta heterogeneidad de opiniones y formas de pensar pueden
surgir puntos de vistas comunes que permitan encontrar
soluciones .La resolución de problemas, afirma Rogoff,
no es una tarea cognitiva fría sino que involucra
inherentemente la emoción, las relaciones sociales y la
estructura social .
Esta
visión de la intervención, implica a su vez la
inexistencia de posibilidad de que se establezcan relaciones
asimétricas de dominio del otro. Los dominados, como
suele notar Bourdieu, están usualmente condenados a dichos
dilemas, a elegir entre dos soluciones, las cuales, cada una desde
cierta perspectiva, son igualmente malas .
En
cuanto a las técnicas de intervención, considero de
importancia vital la entrevista (domiciliaria o en sede). También
son útiles la incorporación y lectura de los
antecedentes (expedientes, historias clínicas, legajos, etc.).
En determinados casos son muy útiles también las
entrevistas con profesionales y/o instituciones que han trabajado o
intervienen en la actualidad con la problemática. El uso
de las técnicas está orientado por el objetivo de
conocer el ámbito espacial y social en el que se desarrolla la
intervención profesional. Ese conocimiento está
referido, sobre todo, al eje de la intervención formulada
como la relación sujeto-necesidad, que se llenará de
contenido a través de los datos que se obtengan de la realidad
particular y que serán luego analizados para planificar las
acciones futuras .
La
entrevista con los actores sociales nos permitirá desentrañar
la trama de la problemática que los aqueja. Su importancia
radica en que permitirá reflejar su singularidad,
cómo se define el sujeto ante la intervención, cuáles
son sus necesidades, sus deseos. Qué sentimientos emergen, qué
motivaciones guían sus acciones.
Es importante para una intervención interpretativa la
observación no sólo del discurso del otro
sino de cómo el sujeto se presenta: Probablemente no sea
un mero accidente histórico que el significado original de la
palabra persona sea máscara. Es más bien un
reconocimiento del hecho de que, más o menos conscientemente,
siempre y por doquier, cada uno de nosotros desempeña un
rol... Es en estos roles donde nos conocemos mutuamente; es en estos
roles donde nos conocemos a nosotros mismos .
Es interesante señalar que esta visión aparece en la
literatura clásica. En un texto de Shaskepeare, El
Mercader de Venecia, un personaje afirma :¡El
mundo! Yo tomo al mundo, Graciano, tal cual es, como un teatro en el
que cada uno ha de representar un papel, y el mío es estar
triste.
A.
Carballeda plantea que para el proceso de análisis de la
intervención es importante contar con elementos
interpretativos y uno de las vías de entrada para el análisis
de la vida cotidiana de los sujetos es el de la inserción
del sujeto dentro de la vida cotidiana en términos de cultura
de presentación .
CONSIDERACIONES A CERCA
DE LA ENTREVISTA DOMICILIARIA:
En
mi opinión la entrevista domiciliaria (y hago hincapié
en la palabra entrevista, dado que se trata de una
intervención profesional y es a menudo conceptualizada
institucionalmente de manera peyorativa con el concepto de visita)
es una técnica valiosa en nuestro quehacer, pero no el único
medio de intervención, pese a la identificación del
trabajo social con ésta.
Se trata de una técnica de
mucha riqueza aunque invasiva de la intimidad de las personas. Por lo
tanto, su instrumentación debe ser convenientemente evaluada y
no debería abusarse de ella. Esto puede traer inconvenientes
cuando la intervención está jurídica o
administrativamente ordenada, pero no deja de ser un tema
a reflexionar permanentemente y evitar actuar en forma automática.
Decidida
su utilización considero importante definir correctamente el
encuadre con los entrevistados. Esto implica presentación del
profesional, motivos de intervención, acreditar pertenencia a
la institución. En ocasiones es necesario trabajar ciertas
ansiedades o resistencias.
También considero importante que,
si a partir de la lectura de los antecedentes o si in situ se
constata alguna posibilidad de riesgo físico para el
profesional habrá que actuar en consecuencia .Hay un
pensamiento generalizado que la profesión en sí entraña
riesgos y el trabajador social debe tomar esto como algo inherente a
su trabajo cuando, en realidad todas las instituciones deberían
tomar los recaudos de protección necesarios. También es
importante que no caigamos en actitudes de negación
del riesgo.
En una investigación realizada por el Centro de Estudios de
la Federación Judicial Argentina, en la que se analizó
la incidencia de enfermedades nerviosas y accidentes de trabajo de
trabajadores que realizan tareas en la calle en zonas de riesgo de la
Provincia de Buenos Aires, se marca esta situación de falta de
protección desde lo institucional, pero a su vez actitudes
negadoras de los agentes Los trabajadores minimizan el peligro
de los accidentes, o de alguna manera lo consideran como parte del
trabajo...
Podemos señalar que para los Notificadores y
oficiales de Justicia hay riesgos que devienen en accidentes. Lo
mismo ocurre con la actividad desarrollada por los Asistentes
Sociales. El empeoramiento de las condiciones de vida, las altas
tasas de desocupación generan fuertes tensiones sociales y
familiares. El Asistente Social, el Notificador y el Oficial de
Justicia que hace cumplir una orden se convierten en emisarios de
malas noticias y por eso son agredidos. Se convierten ellos mismos en
víctimas, y sin quererlo en victimarios .
Ingresar
al hogar de las personas, es encontrarnos con el escenario que da
cuenta de su modo de vida, pautas, hábitos y costumbres,
algunas veces condice con su situación social y otras no. Así
como los sujetos se presentan en su vida cotidiana, su
hábitat también tiene características propias
de presentación interesantes de observar. Por
ejemplo, en los casos de patologías mentales, es frecuente
encontrar estados de gran desorden, falta de higiene, ventanas sin
reparación que dan sensación de encierro, descuido
personal y de la casa.
En intervenciones de violencia familiar, son
frecuentes las observaciones de roturas de puertas, paredes,
electrodomésticos, vidrios, ocurridos durante estos
episodios, huellas materiales importantes que dan cuenta de la
agresividad existente.
Estas observaciones son acompañadas
de relatos que explicitan o describen sus causas estas son las
marcas de los balazos en las paredes, El agujero de la
puerta lo hizo de una patada, o los muebles los rompió
a puñetazos. Muchas veces integrantes de estos grupos
familiares en la sede de la institución intentarán
sostener un relato que oculte este tipo de hechos o situaciones, que
en entrevistas domiciliaras son develados.
Citando
nuevamente a Goffman, este autor afirma que toda actuación se
realiza en un espacio delimitado, o región. El señala
la existencia de una región anterior en la que
tienen lugar actuaciones regladas por el decoro, la cortesía,
modales y una región posterior o trasfondo
escénico el que puede definirse como un lugar relativo
a una actuación determinada, en el cual la impresión
fomentada por la actuación es contradicha a sabiendas como
algo natural .
Estos conceptos son aplicables a entrevistas domiciliarias e
informes institucionales, en los que como bien describe el autor, los
actores intentan mostrar al profesional lo mejor de su
hábitat y ocultar aquello que consideran que puede ser
cuestionado por la mirada de éste.
Me
ha ocurrido que en intervenciones institucionales, por ejemplo
confeccionar un informe institucional de una clínica u
hospital psiquiátrico, mientras los funcionarios judiciales
mantienen entrevistas con médicos, director o pacientes, hay
todo un movimiento de trastienda de limpieza, cambios de
sábanas, frazadas, etc, cuando uno llega a las habitaciones
todo está demasiado limpio, ordenado y oliendo a
desinfectante.
También es habitual que grupos familiares con
experiencias de intervenciones profesionales de control o
seguimiento es decir típicamente normativas, se
esfuerzan durante las entrevistas por demostrar un estado de orden,
limpieza, cumplimiento de pautas ante el profesional, negación
de problemáticas que la familia tiene por temor a
respuestas represivas que ellos piensan que la
institución tomaría en caso que el profesional tome
conocimiento de las mismas.
Esto lleva a prestar especial atención,
a las disrupciones que describe Goffman en otras
palabras, debemos estar preparados para ver que la impresión
de realidad fomentada por una actuación es algo delicado,
frágil, que puede ser destruido por accidentes muy pequeños.
Detectar estos accidentes, plantearlos en la entrevista, pueden
centrar la misma en un marco de mayor sinceridad y veracidad.
CONSIDERACIONES
RESPECTO AL REGISTRO:
Todos
los autores coinciden en la importancia que tiene el registro. Este
tiene un aspecto formal innegable, en cuanto a que es un
requerimiento de la institución efectuar informes y
presentarlos ante el requirente.
Por lo general cada institución
tiene modalidades de registro, llamado generalmente informes
socioambientales, Historia Social, etc. Ahora bien,
más allá de las cuestiones de forma que por lo general
son bastante permanentes o estáticas hay un contenido
que el profesional maneja o debería manejar sin
interferencias. Y este contenido, basado en un accionar científico
es el que puede permitir explayarse al trabajador social sobre sus
puntos de vista, específicos y distintos a otras profesiones,
sobre las realidades que aborda.
Registrar
es el momento especial de la intervención en que , con toda
una serie de informaciones recogidas ,a veces en un estado caótico
en nuestra mente, se comienza a armar el rompecabezas,
cada pieza suelta empieza a encajar, cada dato, gestos, relatos,
actitudes, observaciones propias, antecedentes, comienzan a cobrar
sentido puediendo plasmarse todo el trabajo realizado en un informe
que da cuenta de las narraciones, análisis e interpretación,
de la realidad estudiada. Esta realidad demuestra cada día
que es necesario hacer hincapié en los datos cualitativos más
que cuantitativos del registro.
A. Carballeda sostiene: En la actualidad, las poblaciones sobre
las que se aplican las políticas sociales dejaron de ser
homogéneas, esta circunstancia muestra que por ejemplo, los
datos cuantitativos que se utilizan en las historias sociales son
cada vez menos relevantes. Se hace dificultoso comprender
o dar cuenta de los acontecimientos actuales sin incluir la
singularidad, es decir lo cualitativo. En otras palabras,
aparece como necesario aproximarse a nuevas modalidades de comprender
y explicar los hechos sociales, en cuanto a impacto de los mismos y
sus posibles vías de resolución.
Es así que este autor señala que esto implicaría
pensar lo social desde una tradición sociológica
compresivista (Weberiana), y a su vez esta visión cambiaría
la noción de riesgo por la de vulnerabilidad
CONCLUSIONES.
En
estos tiempos de individualismo, fragmentación social, de
temor ante la inseguridad, de cuestionamientos de las instituciones
en general por no dar respuestas adecuadas a las necesidades de la
gente, creo importante destacar que no podemos hablar de intervención
ideal sino posible.
Tal
vez no puedan darse las respuestas esperadas, el diagnóstico
al que arribemos en muchas ocasiones implicará el conocimiento
de una realidad con una serie de necesidades imposibles de satisfacer
sólo desde nuestra intervención. Entonces posiblemente
esa sea la esencia de la intervención en esta época de
crisis, echar luz desde nuestro accionar de esta imposibilidad de
resolución ideal de problemáticas lo que no impide
encontrar salidas alternativas o poder tener en claro el contexto que
favorece su permanencia e inserción en la sociedad y esto
hacerlo ver (mediante registros cada vez con mayor aporte de datos
cualitativos) constantemente a la Institución en la que nos
desenvolvemos.
Al
decir del profesor Carballeda, el recurso más importante del
trabajador social es él mismo, es decir que pese
a las dificultades, las instituciones atiborradas de demandas, el
crecimiento de la marginalidad, lo caótico que se presenta el
escenario social, todavía podemos centrar nuestra esperanza
en ese encuentro personal con los sujetos con los cuales trabajamos.
El trabajo social cuando aborda el tema de las necesidades como
un aspecto de su campo problemático para la intervención,
debe pensar que el objeto más elevado de la necesidad humana
es el otro hombre .
Durkheim señala la personalidad humana es algo sagrado,
no se la viola ni se infringen sus límites, mientras que, al
mismo tiempo, el mayor bien se encuentra en la comunión con
otros .
Por
lo tanto podemos creer en esta época de transición en
la utilidad de las redes solidarias, las cooperativas, el trabajo
comunitario,o intervenciones relativas a la reducción del
daño. Tal vez no podamos ayudar a resolver totalmente
situaciones pero sí a encontrar alternativas que puedan hacer
más humana la vida de personas que a lo mejor sientan que sus
vidas ya no son dignas de ser vividas. Es característico
de culturas fragmentadas o en desintegración el ya no
proporcionar satisfacción, el haber dejado de hacer la
vida llevadera.
Es
en este contexto, tan claramente descripto por V. Forrester, que
estamos situados: Sin embargo, en este sistema sobrenada una
pregunta esencial, jamás formulada: ¿es necesario
merecer el derecho de vivir? Una ínfima minoría,
provista de poderes excepcionales, propiedades y derechos
considerados naturales, posee de oficio ese derecho.
En cambio el
resto de la humanidad, para merecer el derecho de vivir,
debe demostrar que es útil para la sociedad es
decir, para aquello que la rige y la domina: la economía
confundida más que nunca con los negocios, la economía
de mercado. Para ella útil significa casi siempre
rentable, es decir que le dé ganancias a las
ganancias.
Es nuestra mirada surgida de ese encuentro con el otro la que
puede permitir ver con claridad, allí donde lo caótico,
vertiginoso u homogéneo quiera confundir o crear confusos
nuestra presencia pueda permitir fijar los
cristales del calidoscopio, cristales que están
en un continuo movimiento pero que podemos detener un instante desde
la intervención, todas las veces que sea necesario para hacer
visible sus formas, infinitas y singulares. Y esa
singularidad del otro pueda ser sentida y conocida por
ese otro, que seguramente se nos presenta en la vida cotidiana desde
la homogeneidad soy desocupado, enfermo mental,
madre abandónica, mujer golpeada,
adicto, menor en riesgo Identificado con
rótulos que los profesionales de ciencias sociales hemos
contribuido a crear. Deambulando de institución en institución
en busca de respuestas que no llegan (y tal vez no lleguen)
Instituciones en donde es diagnosticado, registrado, numerado
en las estadísticas y abordado de un modo profesional e
interdisciplinario pero tal vez no muy verídico en
estos tiempos donde su singularidad debería ser la puerta de
entrada de la intervención.
Llegó
el momento de aunar esfuerzos por poner la mirada en la lógica
que pudo haber favorecido la inserción y creación de
estas problemáticas, es la única forma de comenzar a
crear con los sujetos posibilidades de desactivación de esta
lógica. Porque hay una lógica que las ha instalado, más
allá de la voluntad o elección de las personas.
No
debemos olvidar el contexto perverso que no sólo favorece su
inserción sino que no tiene políticas para su
prevención ni para su tratamiento. Contra ello no hay
otra arma que la exatitud y la frialdad de la verificación. La
crítica es más espectacular pero menos drástica
porque entra en el juego propuesto y acepta sus reglas, les da
legitimidad incluso al oponerse a ellas. Resulta así que
desbaratar es la palabra clave.
Se trata de desbaratar la
inmensa y febril partida planetaria cuyos premios nunca se conocen,
ni la clase de espectáculo que nos brinda (o quien nos lo
brinda) y detrás de la cual se jugaría otra
Esto
es muy importante, porque actualmente desde la intervención
(no importa la institución desde donde se haga) sobrenada como
problema esencial que trasciende y traspasa todo otra problemática
la desocupación y esto hace que recobre importancia vital
esta frase : El mérito- mejor dicho, el derecho a la
vida- pasa por el deber de trabajar, de estar empleado, que a partir
de entonces se vuelve un derecho imprescriptible sin el cual el
sistema social sería una vasta empresa de asesinato
Los
trabajadores sociales estamos constantemente padeciendo esta realidad
con los sujetos que trabajamos, si bien es cierto que al abordar el
tema del registro remarqué la importancia de consignar datos
cualitativos, sin embargo hay un dato cuantitativo, que no escapa a
nuestro accionar y que son las estadísticas oficiales del
INDEC de desempleo y pobreza.
Los datos elaborados en dicho
organismo, más la información que nosotros podemos
recoger en las entrevistas, permiten hacer registros en los que se
consigne en forma certera y científica si los grupos
familiares con los que intervenimos están bajo la línea
de pobreza o de indigencia . Con lo cual podremos verificar
situaciones de vulnerabilidad o riesgo y
hacerlas visibles ante la institución.
Resulta
interesante la visión de Gattino-Aquín La tarea a
nuestro criterio, consiste en convertir ese desencanto en fructífero:
asumir nuevas identidades en los otros, implicará
más tarde o más temprano- asumir que podemos y
sabemos hacer y decir con ellos nuevas cosas sobre ellos, al mismo
tiempo que podemos lograr resignificaciones acerca de los sujetos con
los que trabajamos, en relación a sí mismos y a los
otros. Nuestro lugar podría ser un no lugar en la
intervención en la medida que no seamos capaces de articular
nuevas lógicas a las nuestras y hacer florecer desde nuevas
raíces discursos y actos diferentes .
Este
es el desafío de la intervención en épocas de
crisis, la creatividad, la incertidumbre, la conciencia de que
todo nuestro ser está atravesado también por las
contradicciones que vemos en los otros. Conciencia a su vez de
que los aspectos importantes a considerar en la intervención,
generan más preguntas que respuestas.
Desde una mirada integradora de estas preguntas, las nuestras y las
de los actores, del escenario social, las instituciones, la
incertidumbre producida por la impredecibilidad del momento actual,
tal vez puedan surgir la posibilidad del encuentro con el otro de
las líneas de fuga de la intervención
posible.
Y
en este espacio creador de la intervención podemos hacer
nuestras las palabras del escritor Mempo Giardinelli : ... a no
engañarse, aunque las autoridades y los empresarios, los
millonarios y los pragmáticos no lo sepan, o no quieran
saberlo, es tarea de los intelectuales darles dimensión humana
a nuestras sociedades. A ellos sólo les importa lo concreto;
nosotros sabemos de abstracciones.
De ellos se esperan los hechos que
prometen y no siempre producen; de nosotros sólo hay que
esperar palabras que detonen ideas, torrentes de palabras que son tan
necesarias para designar la vida, para celebrar lo que aparenta ser
impráctico pero es vital . Como las mariposas , que sólo
tienen peso y trascendencia como celebración de lo casi
inútil, pero cuya existencia es fundamental porque le ponen
contrahorror a la vida.
NOTAS