JustificaciónPodemos
situar el punto de partida de esta experiencia a mediados del año
2000, en Villaverde, un distrito del sur de Madrid que se encuentra
entre los más desfavorecidos de los que alberga esta ciudad.
En él se ha desarrollado un fuerte tejido asociativo,
implicado en la mejora de las condiciones de vida de sus vecinos.
Así, las iniciativas llevadas a cabo por muchas de estas
entidades se han encarnado en una serie de Proyectos que encontraron
ubicación en el seno del Ingreso Madrileño de
Integración.
En
este contexto, Servicios Sociales Municipales de Villaverde convoca
una serie de mesas de trabajo con todas las entidades que gestionan
Proyectos IMI en el distrito. Estas reuniones buscan ser un espacio
común donde compartir experiencias, impresiones,
conocimientos, y, sobre todo, donde detectar las principales
dificultades existentes en su desarrollo y funcionamiento. Un primer
diagnóstico es la falta de adecuación entre los
perfiles de los usuarios y el contenido de los Proyectos, ya que, por
las razones que fueren, en algunos de éstos quedan plazas sin
ocupar.
De
esta forma, se llega a la conclusión de que una de las causas
de que en muchos casos no se llegue a la población de
potenciales usuarios realmente existente, radica en la ausencia de
estudios previos a la hora de diseñar los Proyectos. Es
precisamente a partir de esta carencia desde donde surge la idea de
hacer una investigación sociológica al respecto. Así,
este estudio tiene como cometido principal, optimizar la adaptación
de la futura oferta posible de Proyectos a las demandas de los
beneficiarios IMI del distrito madrileño de Villaverde. Con
ello, se procurará un mayor rigor en el diseño de
dichos Proyectos, que redunde en un mejor funcionamiento y en una
optimización de los resultados de los que se presentarán
en futuras campañas.
Acorde
con el marco del trabajo en red del que surge, y teniendo
presente la vocación pragmática y local de la
iniciativa, el estudio estará caracterizado por dos máximas:
-
Las entidades que lo encargan y los Servicios Sociales municipales
participarán activamente en su puesta en marcha, proceso e
informe final (por ejemplo, se puso especial énfasis a la hora
de participar en la elaboración de unas recomendaciones de
actuación de acuerdo a futuras campañas). Sus
aportaciones a este respecto, fundamentadas en el buen hacer de
muchos años de experiencia, han sido de gran ayuda para el
equipo investigador.
-
Pero, sobre todo, será crucial contar con el testimonio de los
verdaderos protagonistas. Los usuarios han de ser los beneficiarios
principales de las medidas a adoptar, por lo que atender en este
sentido a sus razonamientos e inquietudes en torno a los Proyectos y
su contexto, se convertirá en uno de los puntos axiales de
nuestra exposición.
Coincidiendo
con el final de la realización del presente estudio, comienza
a perfilarse un nuevo Plan contra la Exclusión de la
Comunidad de Madrid, y el cambio del Ingreso Madrileño
de Integración (IMI) por la Renta Mínima de
Inserción (RMI).
El
sentido de este trabajo también encuentra aquí una
justificación no forzada. Precisamente al hilo de lo
anteriormente apuntado, en el primero de los borradores de dicho Plan
se destaca la adecuación desde lo local,
proponiendo la realización de una programación de
recursos profesionales adaptada al estudio exhaustivo de indicadores
de diagnóstico de la exclusión y de la demanda de
inserción de cada zona. En esta línea, se
valorará el adecuar los procesos de acompañamiento
social a las peculiaridades y a las necesidades de colectivos
específicos en situación de exclusión social de
cada zona: se trata de diseñar las acciones de incorporación
social en cada zona a partir de los casos conocidos y atendidos.
Adecuar los recursos formativos, laborales y sociales a la demanda
específica y del territorio en que se actúa. Ello
requiere no solo conocer en profundidad los casos y perfilar
situaciones tipo y sus necesidades particulares sino también
las capacidades de incorporación que presenta el entorno:
oportunidades laborales, proyectos, recursos formativos. En concreto
será necesario estudiar la forma de adaptar los itinerarios de
incorporación a las necesidades y características de
los colectivos específicos (Comunidad de Madrid.
Septiembre de 2001., pp. 72-73).
Del
mismo modo, como complemento a todo lo anterior, en el capítulo
concerniente a temas tan destacados como la sensibilización
social y el seguimiento, se señala la
necesidad de que el propio Plan prevea la articulación
de mecanismos y órganos de seguimiento, con la participación
de los agentes sociales, como base para potenciar la discusión
pública sobre los problemas de exclusión y para
potenciar la corresponsabilidad de la sociedad civil. (
) En
este sentido se fomentará la publicación de
investigaciones, foros y jornadas de debate sobre inserción
social y población excluida (p.106). Es precisamente en
este contexto en el que se ubica una de las utilidades primordiales
de nuestro estudio, pues trataremos de allanar en lo posible el
camino de la adaptación desde los Proyectos IMI hasta los que
próximamente se prevé entrarán en funcionamiento
con la implantación de la RMI y el nuevo Plan contra la
Exclusión.
ObjetivosLa
confección de los objetivos que han guiado la presente
investigación, parte de la demanda explícita formulada
por varias de las asociaciones ubicadas en la zona de
Villaverde-Usera, así como de los Servicios Sociales
Municipales del distrito de Villaverde.
Dicha
demanda fue concretada básicamente del siguiente modo:
En
este sentido, el marco (u objetivo general perseguido
por las entidades de la Red) en que insertamos la presente
investigación, pretende optimizar la adaptación de la
futura oferta posible de Proyectos, a las demandas de la población
IMI:Así,
y en estrecha consonancia con el marco apuntado, pasemos a
concretar los objetivos de la presente investigación,
derivados de tal demanda:
OBJETIVO
BÁSICO de la investigación:Pondrá
el acento en la segunda parte de lo que anteriormente calificábamos
como marco, es decir, pretende, en resumen, dar
cuenta de las demandas, expectativas, obstáculos,
motivaciones... de la población IMI en lo que respecta a su
participación en los Proyectos.
Por
tanto, la primera parte de ese objetivo general, la
cuestión de la oferta posible de Proyectos,
no formará parte de nuestro objetivo básico. Aun con
esto, dicha cuestión no ha sido perdida de vista, pues es la
que permitirá más tarde conectar de forma coherente los
resultados que pretende la presente investigación, con ese
objetivo general a que venimos haciendo referencia.
Para
lograr la optimización real en la adecuación de oferta
de Proyectos y su posterior acogida (demanda), es fundamental
conocer, no sólo lo que los usuarios quieren o esperan, sino
también (teniendo en cuenta una serie de criterios
establecidos por la Administración, los fondos con que
contamos,...), lo que seremos capaces de ofrecer en realidad. En este
sentido, la presente investigación no entrará a valorar
cuestiones de suma importancia al respecto, como la pertinencia o no
de los criterios de dicha Administración a la hora
de dar vía libre a los Proyectos, el empleo que se hace de los
(limitados) recursos existentes, etcétera. Así, la
posterior tarea de las partes implicadas en la puesta en marcha y
mejora de los Proyectos IMI, será la de lograr, a la vista de
los resultados que obtendremos en esta investigación sobre las
demandas de los usuarios, una mejor adecuación de la oferta de
Proyectos para próximas campañas.Una
vez delimitado el campo de actuación en el que nos moveremos,
queda explicitar con mayor claridad el objetivo básico de la
investigación, así como su desarrollo:
El
presente estudio ha tratado de arrojar luz sobre los perfiles
de la población IMI (entendiendo dentro de dicho concepto,
aspectos complejos e interrelacionados, tanto de naturaleza
estructural como cultural) en lo que respecta a su interacción
en el contexto de los Proyectos en que han de participar .
O dicho de otro modo, se pretende conseguir una mejor comprensión
de las acciones y expectativas de la población IMI con
respecto al tema de los Proyectos, teniendo en cuenta su situación
tanto estructural (económica,...) como cultural.
Así,
desarrollaremos éste, nuestro objetivo básico,
en los siguientes objetivos específicos:
-
Determinar situación actual de los usuarios, en relación
con los Proyectos:
Información
sobre los Proyectos (exploración de la capacidad de decisión
-limita-da- por parte del usuario: momentos en que recibe la
información, fuentes,...). Distinguiremos, para su posterior
comparación, entre la información
Dada
al usuario.
Recibida
por el usuario.
Trataremos
de registrar las posibles inadecuaciones en lo que el usuario
(receptor) capta, con respecto de la información que acerca de
los Proyectos le dan los Servicios Sociales o cualesquiera otras
fuentes (emisor).
Distorsiones
en la adaptabilidad: es decir, la detección de los obstáculos
que dificultan el acercamiento deseable a los Proyectos.
En
relación con los contenidos del Proyecto
Con
independencia de los contenidos del Proyecto
Tratar
de ver en los usuarios el interés real (o ausencia del mismo)
-que se está dando de hecho con la situación actual- en
cuanto a su participación en los Proyectos. Y en conexión
con todo esto la posición que ocupan los Proyectos
en la vida de los usuarios.
-
Determinar expectativas los usuarios en relación con los
Proyectos:
Percepción
de la realidad social por parte del usuario:
Contrastación:
Situación
objetiva (y, en consonancia, correspondencia con
Proyectos de Nivel 1, 2 ó 3 ).
Situación
subjetiva -autopercepción- (y, en consonancia,
correspondencia con Proyectos de Nivel 1, 2 ó 3).
Se
procurará rescatar el autoposicionamiento de los usuarios en
cuanto clase social, posibilidades de empleo,... Aspectos que muchas
veces entran en contradicción tanto en el seno de su propio
discurso, como con respecto a la realidad objetiva -en
virtud de la cual son asignados a determinados Proyectos por parte de
los trabajadores sociales-.
Expectativas
del usuario con respecto a futuros proyectos:
Capacidad
de decisión en la elección de Proyectos.
Proyectos
apetecibles
Exploración
de nuevas demandas por parte de los usuarios. Contemplaremos, desde
una perspectiva abierta, las múltiples propuestas que surjan;
siempre buscando las conexiones que los perceptores puedan hacer
entre éstas y las nociones de utilidad,
autonomía, negociación... (en
definitiva, de motivación a participar en los Proyectos si se
les propusiesen esas pautas o contenidos apetecidos).
Tratar
de ver el interés real de la participación en el caso
de atender a las demandas que proponen los propios perceptores.
Posición que pasarían a ocupar los
Proyectos en la vida cotidiana en el caso de atender a las
propuestas esgrimidas.
Para
finalizar el presente apartado, sólo resta apuntar la
reorientación que tomó nuestro estudio con la
previsible entrada de la RMI. En este sentido, el carácter
abierto, modificable y flexible
de este trabajo, hizo posible una rápida actualización,
en contestación a los acontecimientos que día a día
se iban sucediendo. De este modo, hemos procurado que la nuestra sea
una investigación viva y participativa,
y en íntima conexión con la realidad que le rodea, pues
sólo así conseguiremos que sirva como un instrumento de
trabajo directamente aplicable y útil a los objetivos
prácticos a los que pretende dar respuesta.
Los
Proyectos del Programa IMI y su futuro próximoHemos
visto cómo los Proyectos IMI juegan un papel central en
nuestra investigación, siendo su estudio, en pro de una
optimización de sus resultados, uno de los pilares
fundamentales de la iniciativa que nos ocupa. Nuestra aportación
concreta se ceñirá a un diagnóstico a nivel
local, a partir del cual diseñar estrategias de futuro. Así,
nuestra vocación en este sentido será eminentemente
pragmática, más aún si tenemos en cuenta el
carácter participativo de esta investigación, donde son
las propias entidades y los Servicios Sociales municipales los que se
implican activamente en dicho diagnóstico y en las
susceptibles mejoras en los Proyectos de próximas campañas.
Con
el fin de trazar un breve marco contextual que nos ayude a situarnos,
acudiremos en primer lugar a uno de los artífices
centrales del nacimiento, desarrollo y supervisión de los
Proyectos IMI: la Consejería de Servicios Sociales de la
Comunidad de Madrid. Así, a modo de introducción, nos
valdremos de algunas de las pinceladas obtenidas a partir la
entrevista que, con motivo del presente estudio, tuvo a bien
concedernos Dña. Nieves Alonso Ortíz, Jefa del Servicio
de Programación y Seguimiento de la Inserción de la
Comunidad de Madrid, la cual forma parte del equipo planificador del
Programa IMI desde sus orígenes.
Como
sabemos, los Proyectos de Integración, definidos por el
Manual de Procedimiento de la gestión del Programa IMI
como un conjunto de actividades organizadas, orientadas a la
promoción personal y social por medio de la formación y
las actividades ocupacionales con seguimiento y apoyo social
(CAM. 1997), nacen con un doble objetivo:
Los
Proyectos vienen gestionándose a partir de una serie de
convocatorias anuales de subvenciones (a primeros de año), a
la que aspiran entidades sociales sin ánimo de lucro y
entidades públicas. De esta forma, serán Proyectos que
respondan a las necesidades de inserción del territorio donde
se van a aplicar, o del colectivo al que se dirigen, los concurrentes
a dichas convocatorias. Para ello, es fundamental que los Proyectos
partan de una planificación conjunta entre la iniciativa
social y los Centros de Servicios Sociales, lo que permite el diseño
de Proyectos a la carta. Según el Manual de
Procedimiento anteriormente citado, este proceso resulta
de especial interés para los Servicios Sociales, ya que pueden
optar por movilizar y motivar a asociaciones sin ánimo de
lucro en función de los Proyectos que consideren necesarios a
presentarse a la convocatoria de Proyectos IMI, y
ayudarles a planificar las actuaciones que se van a desarrollar y que
van a contar en todo momento con el seguimiento y la evaluación
de estos Servicios Sociales.Esta
metodología requiere de mecanismos de gestión y de
estrategias de toma de decisiones que faciliten dicha tarea; así,
la Consejería de Servicios Sociales, para tal fin, elabora, a
partir de las hojas de seguimiento que semestralmente
envían los Servicios Sociales municipales, distintas
explotaciones de datos sobre características sociodemográficas
y desarrollo de los procesos de inserción. En este sentido,
debemos destacar que dicha Consejería cuenta a su vez con una
serie de departamentos especializados en diferentes áreas
(mujer, inmigración, discapacidad
), a los cuales son presentados los diferentes Proyectos, al
tiempo que se les solicita un informe de los mismos. Para completar
este proceso integral, se mantienen reuniones periódicas con
los responsables de Servicios Sociales de los distintos distritos
para obtener un contraste cualitativo directo y definitivo sobre la
idoneidad de los Proyectos; de este modo, también se intenta
reorientar las actuaciones desde una posición privilegiada
(por la información global con que se cuenta), y equiparar el
tratamiento de todos los distritos. El proceso termina cuando la
Consejería resuelve, emitiendo una valoración y unas
propuestas de resolución, las cuales pasan por una Comisión
de Valoración Técnica con representantes de empleo,
inserción, juventud, mujer,
junto con los de los distintos departamentos de la Consejería.
De hecho, aun sin exigirlo la ley, se dan a conocer los resultados
con prioridad a la Comisión de Seguimiento formada por agentes
sociales, el Ayuntamiento, la Federación Madrileña de
Municipios, la CEIM y un representante de la iniciativa social.
En
este sentido se hacen esfuerzos por trabajar con un tejido asociativo
diverso (asociaciones religiosas, laicas, de mujeres, juveniles, de
vecinos, sindicatos
) y complementario, que se procura compartan
metodologías y formas de hacer. La realización de foros
de trabajo, y la coordinación con los Servicios Sociales
municipales y la Consejería de Servicios Sociales, es un punto
muy valorado por esta última. Todo ello estará
presidido por una serie de objetivos globales de cohesión
social en zonas de desarrollo comunitario y local; así, en
este sentido, la apuesta por las entidades con el fin de dinamizar el
tejido social de Madrid, se convierte en algo prioritario.
Por
otro lado, aún pendientes de la aprobación definitiva
de la Ley de Rentas Mínimas en la Asamblea de la Comunidad de
Madrid, los Proyectos de Integración parecen conservar de cara
al futuro próximo un papel primordial. Como se señala
en el primer borrador del nuevo Plan contra la Exclusión
de la Comunidad de Madrid, en el actual escenario de transición
del Ingreso Madrileño de Integración a la Renta Mínima
de Inserción es necesario intensificar las labores de
acompañamiento social para favorecer la integración
social de aquellos hogares incorporados al Programa, lo cual, entre
otras cosas, requiere potenciar la capacidad de poner en marcha
Proyectos integrales que engloben las distintas acciones
de incorporación paralelamente a la percepción de la
ayuda económica: apoyo social, promoción de la
educación y la salud, empleo y recursos formativos, etc.
De
otro lado, se establecerá el Programa Individual de
Inserción como herramienta en dichos procesos de
acompañamiento. Los contenidos de estos programas recogerán
una intervención integral tanto por parte de los Servicios
Sociales como por parte de los Proyectos.
Así,
como medida fundamental en materia de acompañamiento
social se establece el hecho de favorecer el desarrollo
de la Inserción Social que se realiza a través de
Proyectos de Integración. Para ello se proponen una
serie de actuaciones específicas:
Se
aumentará, previsiblemente, la estabilidad y la duración
de los Proyectos a través del establecimiento de convenios
plurianuales para favorecer la consecución de sus objetivos,
y tenderá a la flexibilización de los plazos de
financiación en los casos en que se considere necesario.
Finalmente,
tal y como ya se viene haciendo en distritos como el de Villaverde,
se promoverá el refuerzo de la coordinación entre los
Centros de Servicios Sociales municipales y las asociaciones
encargadas de poner en marcha los Proyectos.
Metodología
La
presente investigación ha partido de un diseño
abierto, modificable y flexible,
el cual ha permitido una mejor adaptación ante varias
contingencias o nuevos temas que han ido surgiendo a lo largo del
proceso.Así,
se procuró que dicho diseño estuviese presidido por una
coherencia interna en estrecha consonancia con el esquema de
objetivos que habría de guiarnos. De este modo, las técnicas
a emplear respondieron únicamente a los objetivos de la
investigación, es decir, sólo se utilizaron aquellos
dispositivos metodológicos (cuantitativos y cualitativos) que,
de acuerdo con esto, consideramos, resultaban pertinentes.
En
esta ocasión, en la presente recensión únicamente
nos centraremos en el que fue el segundo y principal gran bloque
metodológico, es decir, el referido a los dispositivos
cualitativos empleados, pues es sobre todo aquí donde recae el
peso de la investigación.
Así,
básicamente fueron los siguientes:
Entrevista
a la Jefa del Servicio de Programación y Seguimiento de la
Inserción de la Consejería de Servicios Sociales de la
Comunidad de Madrid.
Entrevista
a responsables de los Servicios Sociales Municipales del distrito de
Villaverde (Ayuntamiento de Madrid).
Entrevista
grupal a trabajadores sociales de los Servicios Sociales Municipales
del distrito de Villaverde (Ayuntamiento de Madrid).
Entrevista
grupal a responsables de asociaciones encargadas de poner en marcha
Proyectos a los que asiste la población IMI
residente en Villaverde.
Entrevistas
abiertas (18 en total) a personas pertenecientes a hogares de
Villaverde que están dentro del Programa IMI. Así, se
elaboró el diseño de un muestreo estructural
que respondiese, no tanto a criterios de representatividad
estadística, como a criterios de significatividad. Dicha
muestra hubo que modificarla levemente por las propias
dificultades de contactación de una población,
en ocasiones, poco accesible- y ampliarla por la
incorporación de nuevos perfiles que
considerábamos de interés para nuestro estudio- en el
transcurso de la investigación.
Para
intentar controlar la subjetividad a lo largo de las interpretaciones
llevadas a cabo, hemos seguido un doble proceso:
En
primer lugar, han sido los investigadores directamente implicados en
la realización de la investigación, los que, a través
del intercambio continuo de impresiones, ejercieron mutuamente dicho
control.
En
segundo lugar, se han presentado y discutido las diferentes
interpretaciones del estudio en mesas integradas por el propio
equipo investigador, y por responsables de entidades locales
relacionadas con el tema (asociaciones de la zona de
Villaverde-Usera, con Proyectos IMI en funcionamiento, y
de Servicios Sociales Municipales del distrito de Villaverde).
Limitaciones
de las fuentes empleadas.En
cuanto a la información recogida a través de las
entrevistas realizadas a personas pertenecientes a hogares
IMI, nos encontramos con dos limitaciones palpables:
Por
un lado, debido a las dificultades en la contactación,
en algunos casos encontramos ciertas inadecuaciones (en el
cumplimiento exacto de los requisitos) entre los perfiles
previstos para nuestra muestra estructural, y los que
efectivamente llegaron.
Por
otro, las propias contactaciones realizadas por miembros de las
entidades (a menudo valiéndose del conocimiento personal de
las personas usuarias), y los locales en que se celebraron estas
entrevistas pueden haber mermado en parte el rigor metodológico.
Si a esto le sumamos la reactividad que los propios
entrevistadores pueden haber ocasionado en un marco tan sensible
como el que nos ocupa, es preciso que en la lectura de nuestras
interpretaciones seamos conscientes y cuidadosos en lo que respecta
a su alcance.
Estudio
de los Proyectos en el marco de transición hacia la RMI
1- 'AUTOPERCEPCIONES'
DE LAS PERSONAS USUARIAS DEL PROGRAMA.
A
partir de una serie de entrevistas abiertas, varias de las cuales
eran grupales, hemos tratado de rescatar algunos de los
posicionamientos de ciertos perfiles típicos de usuarios
IMI con respecto a este Programa y su contexto. Así
pues, nos interesa lo que dicen estas personas, no tanto porque pueda
ser representativo del total de la población IMI, como por su
significatividad. Mediante estos intercambios comunicativos, hemos
ido documentando una serie de interpretaciones acerca del sentido que
los usuarios dan tanto a los Proyectos IMI como a su propia inserción
en éstos dentro de un marco tan general y complejo como la
propia sociedad en que se inscriben. Todas estas interpretaciones,
las cuales no pretenden ser modelos explicativos absolutos y
suficientes, sino más bien una fuente de apertura hacia una
mejor comprensión de las personas con las que estamos
trabajando, son las que irán dando cuerpo a éste y
otros apartados de nuestro estudio.Partiendo
de la base de que todo posicionarse ante el mundo, es un
posicionarse (en un contexto concreto y ante unos
determinados interlocutores), no ajeno a las intenciones de quien
habla, debemos ser siempre conscientes de que todas y cada una de las
afirmaciones expresadas por los usuarios en las entrevistas estaban
destinadas a presentar una determinada visión del tema que nos
ocupa, ante un entrevistador y una investigación que, sin
duda, influyen en la naturaleza de las respuestas, sean las que
fueren. Es decir, el modo en que se expresan y los argumentos que
utilizan intencionalmente los entrevistados, están
radicalmente determinados por el tema, el contexto, el interlocutor,
; de forma que, es precisamente así como debemos interpretar
sus afirmaciones. El hecho de posicionarse en una determinada
realidad siempre es un intento de modificarla en uno u otro sentido;
y una persona matizará sus argumentaciones dependiendo del
papel que, supone, juega el que, directa (el entrevistador) o
indirectamente (los que han encargado el estudio,
), le escucha.
Una
vez dicho esto, será mucho más fácil comprender
cómo las identidades, basadas en la propia autopercepción,
que en cada momento presentan, en este caso los usuarios, no son
inamovibles, sino que dependerán de sus propósitos en
el contexto de conflictos determinado en que las exhiben. De esta
forma y no de otra debemos entender las argumentaciones que veremos a
continuación.
Así,
nos interesará captar a través de estas identidades
expresadas por una serie de perfiles típicos o
tipos ideales (construidos en base a unas variables que
hemos considerado relevantes, y encarnados por los usuarios
entrevistados), sus posicionamientos a la hora de insertarse en lo
social. De este modo, no debemos entender las interpretaciones
sobre lo que los usuarios dicen a partir de nuestros propios
criterios de valoración moral, sino que, por el contrario,
intentaremos ceñirnos a sus palabras en lo posible, para
tratar de comprender todo aquello que dicen en el marco concreto que
nos ocupa.
Por
una parte, hemos considerado de gran importancia comenzar por el
grupo de las mujeres con hijos y sin pareja. Como ya
vimos, éste es un perfil ampliamente extendido entre la
población IMI; y, aunque comparten toda una serie de puntos de
vista, formas de actuar ante situaciones similares, etc., no debemos
considerarlo en modo alguno exento de diferencias internas.
Mujeres
de cultura mayoritaria participantes y no participantes en proyectos:Comienzan
presentándose a sí mismas como madres con hijos a
su cargo. Así, desde un primer momento se sitúan
desde una posición de gran vulnerabilidad, pues deben sacar
adelante a sus hijos a pesar de sus tremendas dificultades económicas
(pide el IMI porque lo necesita) y personales (arrastra
grandes problemas desde atrás).
En
conexión con esto último, en muchos casos son personas
marcadas por situaciones traumáticas pasadas que son
relativamente recientes (malos tratos por parte de su pareja)
...
es que a mí, mi marido me, me agredió, ¿no?
Entonces como me estaba divorciando y eso pues
me enteré por... por una psicóloga y gente así
que me dijeron que lo daban
(E.9).
o
se remontan incluso a su infancia (provienen de familias ya
desestructuradas y con graves problemas de convivencia).
problemas
en casa......diez hermanos, luego tenía dos hermanos
toxicómanos... al final murieron los dos. Y luego mis padres
separados, se han separado... (E.1).
Éstas
y otras vicisitudes propician el hecho de que su autoestima sea
realmente muy baja tanto de cara al mercado laboral como ante la
propia vida. En muchos casos sienten, a pesar de la joven edad que
presentan gran parte de ellas, que han perdido el tren
del futuro deseado (se ven sin salida), y que éste
queda, como única esperanza que resta, para sus hijos.
es
que no tengo futuro en la vida yo, ya no es pa mí sino pa mis
hijos, a mí me da igual
(E.15).Esta
falta de autoestima las hace posicionarse en el lugar del no
saber (no valor), y manifiestan abiertamente su
inseguridad y miedo a la hora de enfrentarse a nuevos retos o
responsabilidades.
a
lo mejor es que me para el miedo a no saber hacerlo bien. Y yo creo
que ahora ya estoy mejor, estoy más mentalizada espero que
ahora...
-:
uhum
-:
que quieras o no, que lo tengo que hacer.
-:
uhum.
-:
alguna vez tendré que empezar. Si lo hago mal, pues bueno
(E.9).Esto
propicia que, en ocasiones, tiendan a permanecer en el Programa ante
los cambios inciertos.
A
pesar de todo, teniendo en cuenta el marco de obligatoriedad que
perciben a la hora de asistir a los Proyectos y de urgencia en
encontrar fuentes de ingresos alternativas, en algunos casos se
presentan a sí mismas como sobradamente preparadas (formadas)
para valerse en empleos que requieran poca cualificación como
prioridad a corto plazo-. Lo único que necesitan es tener la
posibilidad de que alguien de suficiente confianza- cuide bien
de sus hijos.
En
este sentido observamos dos posturas bastante diferenciadas, las
cuales vendrán marcadas, no tanto por los niveles económicos,
como por otra serie de factores de exclusión como la
educación, o la interiorización de lo
societario.
Así,
encontramos por una parte mujeres con hijos pequeños muy
desintegradas, a las cuales las cuesta mucho salir de lo
comunitario, del círculo próximo de protección
que han generado a su alrededor redes informales como la familia;
estas mujeres muestran una especial fobia e inseguridad ante las
instituciones y entidades con las que han de relacionarse en un
programa como el IMI, y ante la sociedad en su conjunto (frente a la
que se posicionan, no sintiéndose a sí mismas como
parte de ella). Así, es desde las redes familiares, las cuales
se convierten en un apoyo esencial para estas mujeres, a través
del prisma que interpretan el mundo que les rodea; poniendo al tiempo
gran resistencia a otras posibles interpretaciones procedentes de
ámbitos no tan próximos. De esta forma, como veremos,
la comunicación entre las entidades que trabajan desde lo
asistencial y lo promocional, y estas mujeres, queda seriamente
perjudicada. En gran medida es su falta de destreza a la hora de
comprender y expresar los mensajes en contextos en los que no se
mueven habitualmente, la que condiciona principalmente la
unidireccionalidad de su atención; el hecho de mantener una
conversación a un nivel que podríamos calificar como
medio, a pesar de lo que pudiera parecer, se convierte
para ellas en un ejercicio muy trabajoso.En
esta línea, aunque todas las mujeres entrevistadas parecen
asumir con normalidad que el lugar de sus hijos cuando alcanzan una
determinada edad está en la escuela, pues además así
las dejan a ellas más libres para trabajar, sin embargo, son
las que están más próximas al extremo de la
desestructuración social las que muestran mayores
reticencias a escolarizar a sus hijos a una edad temprana, pues
consideran que éstos aún no están preparados
para salir de la protección que da el círculo próximo.
Extender estas redes comunitarias dentro de estas entidades sociales
que consideran ajenas, lo ven como un mecanismo que facilita su
inserción y la de los suyos en estos incómodos lugares
(por ejemplo, procuran llevar a sus hijos a centros donde asistan
otros familiares o vecinos, para que así no se sientan
tan solos).
el
niño es mu... Si yo no le metí en el colegio de aquí...
pero estuve... le metí hasta que fui a por él, y el
morro así hinchao, llorando. Y ya dije, mira, yo el año
que viene tengo a mi sobrino, se va con su primo y ya con él
es diferente, ya son los dos, mi hermana lo recoge, y mejor, porque
yo le veía llorar y sufro mucho, y los morros ahí
hinchados, de llorar los ojos ya, aunque no paraba de llorar y me da
pena
(E.1).
Así
pues, la edad de los hijos parece condicionar la participación
de estas mujeres, sin embargo, algunas que ya han dejado a sus hijos
en colegios, guarderías o ludotecas próximas al lugar
donde asisten a los Proyectos, han perdido el miedo a que éstos
estén a disgusto en dichos espacios.
Por
otra parte, dentro de este colectivo de mujeres con hijos,
encontramos algunas más estructuradas, las cuales
suelen proceder de familias modestas, pero menos aisladas
socialmente. Su situación de necesidad no suele estar tan
determinada por una coyuntura heredada, como en el perfil
anterior, sino que en muchos casos han caído en lo asistencial
a partir de rupturas con su pareja de la que dependían
económicamente-, o causas similares. Aunque carecen de
formación específica para desempeñar
determinados puestos de trabajo (pues en gran parte de los casos
siguieron el itinerario típico del ama de casa,
que abandona desde joven sus inquietudes laborales para hacerse cargo
de los hijos y el hogar), son capaces de manejarse con cierta soltura
en ámbitos que no se ciñen estrictamente a lo
comunitario. Así, su posicionamiento no es frente a,
sino desde dentro de la sociedad en que se inscriben.
También
se apoyan cuanto pueden en las redes familiares para que las ayuden,
pues se encuentran muy saturadas de tareas. Y es que, para estas
mujeres con cargas, a pesar de que no trabajan
remuneradamente, en muchos casos el solo hecho de llevar la casa,
cuidar de los hijos y cubrir todos los requisitos que demanda el IMI
papeleos, asistencia a Servicios Sociales, cursos, etc.- para
poder permanecer en él, las mantienen muy ocupadas.
Así
pues, a caballo entre estas dos posiciones, encontramos gran parte de
las mujeres solas con cargas que encabezan los hogares
IMI del distrito. Ahora bien, la participación en Proyectos de
integración se presenta como artífice de una nueva
identidad que media entre lo comunitario y lo societario.
Tanto
las mujeres que en un principio no salían de un marco muy
restringido, como las que sí lo hacían, encuentran en
el resto de participantes un grupo nuevo con el que identificarse
positivamente. Manifiestan su sentimiento de pertenencia con agrado.
Se establecen vínculos de solidaridad y apego hacia las otras
mujeres iguales con las que comparten experiencias y
problemas. Este nuevo círculo les anima en muchos casos a
salir de sus nichos en busca del arropamiento
del grupo en que se insertan.Somos
gente que nos encontramos todas muy bien, somos muchas mujeres, y
estamos muy cómodas y tranquilas, luego te apoyan mucho, por
ejemplo, las compañeras que estamos aquí
(E.8).
Otro
aspecto que sin duda determina la puesta en escena de los argumentos
-intencionales- de estas mujeres son sus expectativas. Como sabemos,
dichas expectativas están en dialéctica continua con
las propias condiciones socioestructurales de la realidad cotidiana
que rodea a las personas. Es decir, la propia percepción de
uno mismo frente a las debilidades, fortalezas, amenazas y
oportunidades que acaban por perfilar las condiciones objetivas,
ayuda a los sujetos a definir de forma más realista su
posición actual y futura.
En
este sentido, el tema del empleo es el que presentan con mayor
insistencia y preocupación. La falta de recursos económicos
convierte a éste en un asunto de crucial importancia frente al
porvenir. Sin embargo, las dificultades que encuentran para
incorporarse al mercado laboral con ciertas garantías
(tengamos en cuenta que son hogares con niños, y que, por
tanto, necesitan de cierta seguridad si deciden abandonar el IMI),
las hace albergar escasas esperanzas.Ellas
mismas se autoperciben como un colectivo especialmente vulnerable
ante las duras condiciones que les impone el mercado; y en algunos
casos, si encuentran trabajo, éste está en el ámbito
de la economía sumergida (y es a través de redes
informales), por lo que piden una mayor comprensión por parte
de la Administración. Además su desventaja ante los
hombres a la hora de acceder a puestos mejores, les pone en una
situación de desigualdad frente a la que no pueden luchar si
no es con ayuda de los poderes públicos.
es
que, yo creo que el hombre tampoco tiene que demostrar tanto como una
mujer. Una mujer tiene que demostrar más
(E.2).
Así,
sin embargo, a pesar de que suelen mostrar el trabajo en
el lugar de la solución a todos sus problemas económicos
e incluso psicológicos,
si
tienes algún día un trabajo, pues se soluciona un
problema, un trabajito que saques todos tus meses un dinerito y ahí
y que nadie te mueve, coges a la persona te distraes, todo, te
relacionas con otras personas, sales, entras, no te comes el coco
tanto, es diferente
(E.15).
admiten
su tremenda inseguridad y miedo al no saber hacer en el
caso de que se presente la oportunidad que andan buscando, y es que,
en muchos casos, no han trabajado nunca fuera del hogar o lo hicieron
hace demasiados años.
De
esta forma se produce en ellas un cúmulo de pensamientos
enfrentados que por un lado las anima a salir decididamente en busca
de empleo, a pesar de que reconocen su baja cualificación
reflexión que en muchos casos se produce tras haber
participado en alguno de los proyectos formativos de integración-,
pero, por otro, las mantiene ocupadas dejando que pase el
tiempo (en estos casos no muestran un sentimiento de urgencia por
salir de esta situación, o, por el hecho de que, conforme
pasen los años, la edad puede convertirse en un factor en su
contra a la hora buscar empleo, sino más bien, se percibe una
cierta acomodación, difícil pero segura, en el día
a día).
En
cualquier caso, como veníamos apuntando, observan que su
principal baza en el momento actual está del lado de lo
asistencial; esgrimen en muchos casos un tono lastimero a la vez que
reivindicativo, solicitando alguna medida de discriminación
positiva en su favor. Incluso, en algún momento, ante el
reparto de recursos escasos por parte de la Administración,
aparece en tono moderado un discurso con ciertos tintes racistas y
xenófobos.
o
sea que antes son los extranjeros que nosotros. Para todo. La mejor
ayuda, el mejor piso, es que lo tengo visto
(E.15).Sólo
un trabajo con ciertas garantías de estabilidad animaría
a estas mujeres a dar un salto decidido hacia el empleo. Saben
de la tardanza en volver a cobrar el IMI después de terminar
un contrato temporal, con lo cual prefieren recibir mensualmente una
cantidad de dinero escasa pero segura que arriesgarse a estar varios
meses sin recibir ayuda económica alguna, y es que, los
sueldos de los empleos a los que normalmente pueden acceder son tan
bajos que no permiten ahorrar.
Mujeres
de etnia gitana participantes en proyectos:Su
presentación no dista mucho de la que hicieron las mujeres no
pertenecientes a dicha etnia. Al igual que estas últimas, se
perciben a sí mismas como mujeres bastante ocupadas que deben
sacar a sus hijos adelante. Las redes familiares siguen siendo de
vital importancia para ayudarlas a cuidarlos, etc., pero no son ni
mucho menos suficientes.
La
primera diferencia más notable con respecto a las mujeres
anteriores, es que éstas, sitúan uno de sus principales
argumentos de peso a la hora de explicar su desventajosa realidad
ante el empleo, del lado de su etnia y el racismo en su
contra.
lo
que pasa es que en todos los lados nos rechazan, como somos de la
manera que somos. Yo fui a una entrevista de trabajo y me dijeron no
té cojo porque los gitanos dice me caéis muy mal; y me
lo dijo en mi cara
(E.8).
dice
<<yo en mi empresa no admito ningún gitano>>, y te
lo dicen así, y les da igual. Y tú, te vas con el alma
en los pies
(E.8).
Es
decir, aunque dicen sentirse orgullosas de pertenecer al colectivo
gitano,
yo
no tengo por qué negar mi raza. Si me quieren coger me cogen;
si no, yo no voy a renegar de lo que soy
(E.8).
perciben
que ello es un obstáculo serio a la hora de encontrar trabajo
e integrarse sin problemas entre los compañeros.
siempre
hay alguien que te mira mal y te dice palabras malas; y eso te
duele
(E.8).En
este sentido, todas viven con resignación dicha situación,
y sólo alguna de ellas intenta superarla activamente, con
criterio y valor, tratando de razonar con el empleador. Afirman tener
miedo a buscar trabajo y se sienten desvalidas (aunque, como veremos,
para algunas de ellas, la participación en cursos ha supuesto
una nueva toma de conciencia sobre su situación, y un
importante soplo de confianza), tanto por propia falta de autoestima
como por el entorno hostil al que se enfrentan.
A
nosotros nos da miedo, porque si aquí pasa algo las culpas, si
son todas payas, y yo soy la única gitana, la culpa va ir para
mí. Tienes miedo a buscar trabajo porque te rechazan por este
motivo... (E.8).
Una
parte de estas mujeres llevan muchos años en el programa IMI o
en el terreno de lo asistencial. Y, al igual que las mujeres no
pertenecientes a la etnia gitana, no parecen percibir que el tiempo
corra en su contra (o, al menos no lo manifiestan con agobio), y
sencillamente se van preparando poco a poco para dar el salto al
mercado laboral. Su quehacer diario (cumplir los requisitos del
Programa, ocuparse de los hijos, asistir a los cursos,
)
les mantiene 'muy ocupadas', y no parecen experimentar un sentimiento
serio de urgencia por acceder a un empleo.
En
ocasiones, su, para ellas aproblemática, dilatada permanencia
en el IMI, más bien podría hacernos pensar que muchas
de éstas han estabilizado su situación en el Programa,
en el cual llegan a sentirse seguras, pues, además de una
prestación económica periódica muy escasa -pero
gracias a la cual se mantienen-, han encontrado apoyo humano (las
compañeras y profesionales que trabajan con ellas en los
proyectos) en el marco de un entretenimiento útil (los
cursos).
Sin
embargo, dentro de estas mujeres podemos apreciar un grupo más
activo y estructurado (más informado sobre lo social, que se
esfuerza por integrar a sus hijos a través de la escuela
no
mando a los niños al colegio por el IMI, les mando porque a mí
me da la gana y quiero que aprendan y sean algo en la vida, quiero
que mis hijos vayan al colegio me des el IMI o no me lo des
(E.8).
valoran la educación tanto para ellos como para sí
mismas-), que se sitúan frente a sus compañeras en una
posición de posesión de un valor añadido
tras haber pasado por los cursos. Hay un antes y un después.
Este valor añadido se traduce en un saber defenderse
frente al mundo laboral (y la sociedad) no sólo valoran
la formación, sino también el mercado laboral reglado y
sus mecanismos de protección-.
De
esta forma observamos un proceso de contagio motivacional
dentro del grupo de mujeres, pues aunque todas parten de una
situación parecida de desestructuración se
consideran iguales entre sí-, las que están
a la cabeza en el proceso de inserción son un incentivo y
referente para las que tienden normalmente a ponerse en retirada (el
proceso de integración supone para estas personas una posición
no cómoda y un serio esfuerzo de atención y aprendizaje
de nuevas habilidades sociales, etc., que en ocasiones, como vimos en
el caso de las mujeres no gitanas menos integradas, condicionan
unilateralmente sus marcos de referencia).Mostrada
la eficacia que todos éstos intercambios de información
suponen en los grupos de mujeres, debemos saber aprovechar esta
dinámica que se produce en los grupos: por un lado
procuraremos la cohesión interna, pero, por otro, debemos
potenciar el efecto positivo de arrastre que generan algunas de las
componentes más a la vanguardia (motivación), pero sin
permitir que ninguna de ellas quede descolgada (reforzando cuanto
podamos sus conocimientos y nivel de comprensión del lenguaje,
y mostrando reflexivamente su utilidad).
Mujer
inmigrante extranjera (mujer sola con cargas):Esgrime
una identidad más directamente relacionada con el empeño
por trabajar en cuanto sea posible. Al igual que en los anteriores
perfiles, los hijos marcan mucho las posibilidades de movilidad y
acceso al empleo cuando son demasiado pequeños para asistir al
colegio. Sin embargo, a diferencia de las mujeres encerradas en lo
comunitario, expresa su deseo de incorporar cuanto antes a su hijo al
sistema educativo, para así recobrar la libertad para trabajar
y salir del programa IMI.
El
apoyo en redes informales se convierte para ella en algo fundamental,
y expresa su deseo, por un lado, de reforzarlas cuanto sea posible
(quiere traer a España a familiares próximos), y de no
alejarse de ellas a la hora de buscar empleo. Son estas redes las que
muchas veces se ocupan del sostenimiento de sus miembros más
vulnerables, o proporcionan contactos para futuros empleos.
yo
lo que quisiera es tener un trabajo y por lo menos estabilizarme y
conseguir algo para yo traer a mi madre y yo por lo menos, trabajar
alguna jornada y hacer algún curso que ya mi madre me pueda
atender a la niña
(E.3).
A
diferencia de las anteriores mujeres, ésta percibe su
situación como meramente coyuntural. Tiene establecido un plan
de vida con objetivos que pretenden ser realistas y alcanzables
procura imitar experiencias de compatriotas asentados en España
con anterioridad-. Asume que, en un primer momento, sólo podrá
acceder a trabajos duros de baja cualificación y precarios;
sin embargo, sus expectativas contemplan una mejora a medio plazo,
incluso a través del autoempleo.
Sí,
aquí, lo que yo me gustaría, yo he pensado que en
cuanto yo pueda trabajar, yo con mi dinero y poner un, por ejemplo,
un productos secos ¿no?, un frutos secos
-:
Frutos secos
-
:Sí, aunque sea pequeñito ¿no ves?, pero por lo
menos para como, una chica que vive en Campamento, puso uno, una
dominicana, y sí que la ayudaron, y puso uno, y le va bien
(E.3).
Sólo
una vez estabilice su situación atenderá a las
carencias formativas que reconoce tener.
Para
seguir estudiando, pero lo que me gustaría es conseguir un
trabajo, por lo menos ubicarme ¿tú ves? económicamente
y ya yo decir bueno ya yo puedo por lo menos trabajar tres horas o
cuatro horas, pues ya tengo algo ahorrado y entonces esto lo cojo
para estudiar y después que salga del estudio recoger a la
niña
(E.3).
Hombres
cultura mayoritaria de edad media avanzada:Predomina,
salvo en los perfiles más desestructurados (a los cuales nos
referiremos próximamente), la identidad de trabajador en
paro. Ésta es una identidad respaldada, en la mayoría
de los casos, por su propia trayectoria vital (recordemos que son
hombres de cierta edad), y que, a diferencia de lo que ocurría
con las mujeres, les da pie a hablar desde el valor del saber
hacer (defenderse ante el empleo, una vez dentro de un puesto
de trabajo).
En
razón de todo esto, se esfuerzan en demostrar su normalidad
a la vez que marcan distancias frente a otros grupos sociales
marginales (inmigrantes, alcohólicos,
drogadictos, mendigos,
.), pues,
implícita o explícitamente, todos ellos conocen los
crueles mecanismos de la exclusión social. Lo único que
les faltaría para alcanzar la plena integración, según
ellos, es un trabajo sustento económico-. De este modo,
se contemplan formando parte de, y no frente a,
la sociedad mayoritaria. El IMI (asociado a colectivos marginales),
de acuerdo a sus palabras, no es su lugar natural, sino
que han caído en este programa coyunturalmente de hecho
se consideran a sí mismos como casos aislados-.
no,
no, es que como mi caso hay muy pocos
(E.5).
se
supone que yo soy un caso normal, pero dentro del IMI hay personas
trastornadas, personas alcohólicas, personas toxicómanas,
y tal, entonces yo pertenezco, se supone que pertenezco a la rama de
los paraos, de los paraos normales, eso de
entrada... (E.17).
Así,
frente al IMI, en ciertos casos reclaman su derecho a retornar al
INEM lo antes posible (es decir, quieren salir de un programa
marcado socialmente, pero sin dejar de percibir el
sustento económico que necesitan para vivir).
el
INEM es tu postura social; tú perteneces a un mundo laboral, y
se supone que esa oficina del INEM es la tuya, la del trabajador (
)
la Oficina de Empleo es la oficina del trabajador, de la clase
trabajadora. El IMI no es clase trabajadora, es
clase marginal, ¿entiendes?
(E.17).
En
un panorama de recursos escasos como en el que nos estamos moviendo
(tanto en el plano del empleo con garantías como en el de las
ayudas asistenciales, etc.), no es del todo sorprendente que sea en
este grupo, más que en ningún otro (entre otras cosas
por su tendencia a interpretar los acontecimientos que les rodean
desde un punto de vista marcadamente político-económico),
donde afloren con más fuerza ideas de corte racista y
xenófobo. Se consideran como españoles, y
se sitúan claramente frente a los inmigrantes con los que
rivalizan, según ellos, por determinados puestos de trabajo;
sin olvidar, por otro lado, que tocarían a un trozo de tarta
mayor en lo que respecta a las ayudas asistenciales, si hubiese menos
cabezas entre las que repartir.
Así,
recordemos que no debemos interpretar todas estas argumentaciones al
margen del acuciante problema del empleo. Afirman ser conscientes de
que la situación es radicalmente injusta en base a una serie
de factores estructurales que escapan al control de los trabajadores
de a pie. Es decir, serían los que poseen el capital y las
empresas, los que, con el beneplácito del gobierno, se
estarían realmente beneficiando de esta coyuntura.
Pero,
aunque a la postre, ven que los inmigrantes están siendo
tratados como mano de obra barata, exponen el razonamiento siguiente:
si no hubiese inmigrantes, el empresario no podría disponer de
esta mano de obra barata que, por un lado, precariza el empleo, y,
por otro, hace más dura la competencia. Es decir, intentan
atajar el problema pragmáticamente por el lado más
débil. Si en definitiva, en un marco de creciente
desprotección del trabajador, lo que tratan es de inclinar la
balanza a su favor en la medida de lo posible, la única forma
de hacerlo es ganando terreno al actor que consideran menos fuerte.
En este sentido, intentan amarrar posiciones frente a lo que
consideran una creciente amenaza; y lo hacen mediante argumentos
racistas y xenófobos que a la postre muestran su carácter
utilitarista.
Eso
está fatal. Que a un preso, que a un extranjero, que a un ese,
le den facilidades y ayudas, lo veo cojonudo porque yo no soy
racista, lo veo cojonudo. Todo el mundo tenemos derecho a comer, pero
que miren primero lo de su país, miren primero lo que tienen
dentro, y luego lo de fuera (
) un gitano, también tiene
derecho a comer, pero que trabaje; no ha trabajado en su vida y tiene
más ayuda que cualquiera otra gente
(E.5).
muchísima gente tenemos la impresión, y no estamos en
contra ni mucho menos, de que vemos que ahora por ejemplo, todo lo
que viene de inmigración se le está tratando mejor que
a personas españolas
(E.11).
Pero
lo que parece una postura unánime ante el empleo (dicen que
aceptarían cualquier puesto de trabajo, sin embargo, también
explican algunas de las condiciones no serían válidas,
pues conocen sus derechos como trabajadores, y los límites de
los mecanismos de protección), en realidad, deja entrever dos
posiciones matizables en función de las bondades del puesto
que encuentren (seguro, dignamente remunerado,
):
estoy
como loco pateando por ahí, a ver si antes de que me tengan
que avisar pues he encontrado trabajo, porque con eso no puedo
vivir
(E.11).
no
sé cómo pueden obligar a mi mujer a que venga a hacer
cursos
, su casa medio abandonada, el niño en el colegio
que voy yo a recogerle como puedo
(E.5).
y
en los parientes cercanos-; y, mientras no encuentre un trabajo
bastante cómodo y seguro, decide aguantar al amparo de
políticas asistenciales, sean del signo que sean.
Una
vez dejan clara su identidad armónica con el sistema
dominante, se posicionan desde la necesidad y su incapacidad para
competir en igualdad de condiciones por un empleo. Unos esgrimen como
argumento su invalidez física o psíquica, y otros su
elevada edad o sus cargas familiares;
todos éstos, se presentan como condicionantes ajenos a su
voluntad y frente a los que no pueden hacer nada.Y,
precisamente a partir de estas posiciones de normalidad e
integración, y desde su españolidad, es
desde donde legitiman sus demandas. Principalmente solicitan a la
Administración una serie de medidas de discriminación
positiva, encaminadas todas ellas a su inserción en el mercado
laboral.
Para
ello se valen de distintas estrategias retóricas: desde la
queja continua, pasando por la reivindicación (a través
de argumentaciones más o menos sólidas; e incluso
empleando términos cultos), y terminando en algún
caso puntual en la agresividad (verbal) y el menosprecio. Pero el
denominador común es sin duda el sentimiento de impotencia que
dicen experimentar ante unas condiciones (estructurales) que les
desbordan. La única salida es seguir manteniéndose
activos (sin rendirse como actitud
positiva-).
si
no te mueves, el trabajo no va a venir a tu casa. Porque hay que
moverse
pero mucho
(E.12).
estamos
en una edad muy mala. No estamos ni pa jubilarnos, ni estamos para
seguir tanta tontería, joé,
entonces, joé.
Y, como persona, hay que moverse, hay que estar activo. Entonces no
te vas a apoltronar (
) hay que moverse, estar activo
(E.17).
Los
perfiles más desestructurados, los cuales no se corresponden
invariable y exclusivamente con población de etnia gitana,
también comparten toda una serie de recursos retóricos
y argumentaciones como los que acabamos de ver, pues, no en balde,
los límites que separan a unos y otros son sumamente difusos,
y, en ocasiones, no van más allá de meras diferencias
de matiz.Dentro
de éstos, los hombres cabeza de familia nuclear,
puesto que han tenido una trayectoria vital no tan marcada por el
trabajo reglado como los anteriores, se presentan más como
padres de familia que han de sacar a sus hijos adelante,
en un panorama de seria precariedad económica.
Si
nos centramos en algunos de los hombres de etnia gitana que ocupan
esta misma posición de cabeza de familia nuclear,
aparecen una serie de elementos de gran interés. Obviamente,
al igual que todos los anteriormente caracterizados, éste no
es un grupo internamente homogéneo, pues hay niveles muy
diferentes de integración económica y cultural; pero,
siguiendo la estela que venimos trazando, en este caso nos
centraremos en posiciones que consideramos típicas
(ideales) dentro de este colectivo. Concretamente
atenderemos a un perfil de hombre joven de etnia gitana
manifiestamente presente en la población IMI de Villaverde.La
identificación con su etnia y lo comunitario siguen marcando
notablemente la puesta en escena de estas personas ante el resto de
la sociedad. Las redes familiares al tiempo que las religiosas
(pues en muchos casos las fronteras son tremendamente difusas) siguen
siendo un prisma privilegiado de cara a la interpretación que
de la realidad hacen. Sin embargo, pese a no renunciar en modo alguno
a lo que consideran su esencia, sí se aprecia el
afloramiento de una nueva postura por parte de las personas de etnia
gitana más jóvenes.
En
las nuevas generaciones, hay una autopercepción de cambio por
su parte, que viene de lado, tanto de la mujer y su mayor
libertad (a pesar de que los propios hombres que esgrimen este
discurso siguen mostrando ciertas resistencias),
La
mujer gitana ha cambiao un montón, ha cambiao
radical. Un
montón. El pueblo gitano ha cambiado un montón en el
sentido ese de ser machista, de ser gitano
(E.4).
como
de la aceptación de la incorporación, por parte de los
miembros de su comunidad, a la educación reglada (y
reconocida por un mercado laboral del que cada vez
dependen más). Esta identidad de gitano nuevo se
posiciona a caballo entre la tradición y la incorporación
(al menos discursiva) de elementos acordes con la sociedad
mayoritaria; es decir, adaptaría (actualizaría) los
valores esenciales de su etnia al
mundo de hoy, pero sin despedazarlos.
luego
también, lo de los trabajos, como son tan
tan así;
te ven gitano, te ven así
Se creen que
como
tenemos
yo que sé, ¿qué fama tenemos?.
¡Ala! robagallinas
Eso era antiguamente.
Ahora ya está más civilizao. Con esto del
culto ha cambiao un montón ¿sabes?
(E.4).
Por
otra parte, aparece la idea, nada nueva, de la discriminación
racial que sufren tanto en su vida cotidiana como a la hora de buscar
empleo. Pues, aunque reconocen su falta de formación,
observan, muchas veces con impotencia (como vimos en el caso de las
mujeres), el rechazo sistemático que sufren por parte de
algunos sectores de la sociedad; y, es que, el etiquetamiento
del que pretenden desprenderse, sigue muy activo.Sin
embargo, simultáneamente, incluso sin haberlo terminado de
asimilar perfectamente, comienzan a adoptar, en algunos casos, el
discurso con tintes racistas y xenófobos contra la inmigración
que veíamos en los hombres de cultura mayoritaria de edad
media tardía. Esta paradoja, se comprende de nuevo a partir
del panorama de recursos escasos y precariedad en el empleo que cada
vez sufren en mayor medida.
los
inmigrantes lo pasan mal, digo yo. Pero digo yo que, también
que pá ellos, mejor a nosotros, que somos de aquí
-:
que somos de aquí
, ¿de ...?
-:
¡De España! Como gitanos y payos, ¿sabes?
¡Españoles! Made in Spain. Da lo mismo, payos, gitanos,
chinos, moros, negros. De todo lo que sea, pero que seamos españoles,
¿sabes? Hombre, esto de las, esas comunitarias y eso, pues yo
lo veo muy bien, pero cada uno en su sitio, ¿no? (E.4).Tanto
la idea del gitano nuevo como la de la españolidad,
dialécticamente empleadas, son dirigidas a demostrar a la
sociedad mayoritaria u orden establecido (que es desde donde, en
definitiva, parten las ayudas económicas o los puestos de
trabajo), la normalidad en que ellos también se
sitúan, frente a otros grupos (de inferior nivel legitimado a
la hora de demandar) mayoritariamente excluidos.
Hombres
solos de mediana edad de la llamada generación maldita.
Es
una generación marcada por la heroína,
cuyos miembros sienten haber perdido el tren en muchos de
los aspectos cruciales de su vida. Sus trayectorias vitales vienen
dadas por una incorporación rápida al trabajo en un
primer momento, pero también están salpicadas por
delitos relacionados con drogas (han tenido o siguen teniendo
problemas con la justicia), que les han acabado sumiendo en un
círculo de aislamiento personal.
porque
ahora ya los amigos y las amigas ya no existen (
) que ya
últimamente nada, porque los pierdes. La puta droga, ¿me
entiendes?
que es lo que nos pasa a todos
(E.10).
Debido a estas circunstancias, carecen de una red informal que les
proteja (y si la tienen, es muy débil), con lo que su
principal baza para sobrevivir actualmente viene del lado de lo
asistencial.
Se
sienten como jóvenes resabiados, pues, por un
lado, tienen bastantes experiencias en la calle y en el
trabajo, pero por otro no parecen percibir que su edad
sea lo suficientemente elevada, ni para cambiar sus hábitos,
ni para que suponga una dificultad añadida de cara al empleo.En
este sentido, se consideran lo suficientemente experimentados (se
sitúan en el lugar del saber hacer práctico-,
y además conocen sus derechos como trabajadores) como para
acceder a muchos empleos, o para buscarse la vida por su cuenta una
vez salgan del bache económico en que se encuentran (perciben
la suya como una situación coyuntural). Así pues, la
solución vendría del lado de los recursos monetarios
más que de ningún otro sitio.
Al
igual que en los perfiles anteriormente vistos, se esfuerzan por
demostrar normalidad; sin embargo, también
utilizan como estrategia para ser escuchados la amenaza de caer de
nuevo en la delincuencia (su propia trayectoria les hace ver lo
ilegal desde otra perspectiva).
yo
por ejemplo, a mí si no me ayudan, por ejemplo, ellos, yo no
tengo ningún apoyo; me hacen dilinquir. ¿Quiero
comer? Tengo que dilinquir... si no, no como, porque yo
no valgo para ir pidiendo
(E.10).
tengo
la vida en albergues
(silencio)
eeeeh
hurtar en los
supermercados
, de coger y decir
eh
¡pum!, y
salir; y así
, sinceramente, osea que no me importa que
se ponga eso, porque es así
, y porque tengo que comer
(E.6).
Hombre
inmigrante extranjero (cabeza de familia nuclear).Se
autopercibe como una persona que ha venido a España a
trabajar, e intenta paliar los estereotipos que le perjudican
mediante el razonamiento: por un lado, se basa en la idea de que
inmigración no quiere decir pobreza
(ha sabido captar parte de los discursos que giran en su contra, y
trata de contrarrestarlos de algún modo), y por otro, expone
los beneficios que él y su familia pueden aportar a España
(por ejemplo, la idea de la familia como institución
a salvaguardar). Sabe de las duras condiciones que ha de soportar en
un primer momento (trayectoria típica de pluriempleo: vendedor
ambulante, construcción,
); pero tiene confianza en el
futuro que le aguarda en España a medio plazo tanto a él
como, sobre todo, a sus hijos.
mi
hijo, un hijo de inmigrante
a lo mejor dentro de dos
generaciones lo llaman hijo de inmigrante, pero son
españoles, ¿sabes lo que te quiero decir?
Un inmigrante de hoy, es un ciudadano de mañana
(E.14).
Percibe
la explotación del trabajador inmigrante, pero también
del trabajador autóctono (conoce y valora la protección
legal del trabajador, pues lleva bastante tiempo viviendo en España).
Aun así, prefiere ser optimista frente al empleo pese a su
condición de extranjero, y del racismo que percibe incluso,
piensa que las personas de etnia gitana están en peor
situación en este sentido-.
No
tiene redes sólidas y es consciente de ello. Su conexión
con lo asistencial y otros apoyos sociales se establecen a través
de su mujer.
Su
objetivo prioritario es encontrar empleo para salir cuanto antes del
IMI (prefiere verse independiente); una vez consiga sustento
económico, confía en la formación para progresar
y asentarse con prosperidad.Como
hemos podido comprobar, en definitiva, todos los perfiles masculinos
que hemos visto, se consideran suficientemente preparados para entrar
a trabajar cuanto antes (hablan desde una posición próxima
al saber hacer), pero al tiempo, en parte por los
múltiples requisitos de permanencia en el IMI, dicen sentirse
muy ocupados en su quehacer diario.
No,
no, es que cuando estoy cobrando el IMI resulta que como tengo que ir
a tantos sitios, que si el paro, que si vete a... a un sitio a
apuntarte, a hacer un cursillo, a hacer una cosa de... autoempleo.
No tienes tiempo para trabajar ¿entiendes?... (E.6).
Jóvenes
adolescentes con fracaso escolar y participantes en Proyectos:Comienzan
situándose en una posición típicamente
adolescente. Se consideran aún demasiado jóvenes de
cara al mercado laboral (y las responsabilidades que a éste
aparejan), sin embargo, están aprendiendo un oficio con vistas
a una pronta incorporación.
Precisamente
encuentran su sitio en lo que aún es la etapa de aprendizaje y
formación. Pero se sitúan a sí mismos en un
espacio alternativo al de la mayoría de jóvenes de su
edad: los cursos en asociaciones.
Éste
es un espacio útil, que, por un lado enfrentan al del
colegio, y por otro a la no actividad. Así
supone una nueva oportunidad válida ante el fracaso escolar,
que recibe el beneplácito de sus familias, y les permite
mantener las puertas abiertas de cara al futuro.
Aprendes
un oficio, y no estás en casa de brazos cruzaos.
-:
Y, aparte, que, yo que sé
, te lo pasas mejor
, es
diferente que en el colegio
(E.13).Debido
a un cúmulo de circunstancias, son jóvenes que en
muchos casos terminaron por identificarse, en sus respectivas
escuelas o institutos, con una postura contraria al querer
estudiar (propiciada, la mayoría de las veces, por un no
poder previo). El hecho de encontrar una nueva oportunidad más
asequible para reconciliarse con una actitud constructiva y valorada,
y que al tiempo no les suponga una quiebra radical y contradictoria a
todas luces con la postura anteriormente esgrimida, parece
satisfacerles.
Sin
embargo, se percibe en ellos cierto sentimiento de inferioridad y
baja autoestima ante aquellos jóvenes de su edad que
permanecen en la vía tradicional de la educación
reglada. Quizá por este motivo se esfuerzan en demostrar
continuamente el valor añadido que conlleva la
opción que han tomado, frente al resto posibilidades a su
alcance. En este sentido, aprecian francamente cualquier refuerzo
positivo y apoyo que les aporte seguridad y confianza en el mundo que
les rodea.
A
pesar de pertenecer a hogares realmente necesitados (muchos de estos
jóvenes pertenecían a familias IMI, o con
muy pocos recursos económicos), no expresan abiertamente esta
dificultad añadida de cara al futuro próximo en
comparación con otros jóvenes, bien porque no la tienen
muy en cuenta o bien porque prefieren ocultarla. Sólo cuando
se saca el tema a relucir, parecen sentirse identificados
descubiertos- (y atacados, pues muestran cierta vergüenza),
y optan por devolver una respuesta un tanto a la defensiva
hacia los que no consideran de su propio estatus social.
2.- RELACIÓN DE
LAS PERSONAS USUARIAS CON LOS 'PROYECTOS IMI' Y SU CONTEXTO.
2.1.- Información
sobre los Proyectos recibida, y percepciones en la capacidad de
elección de los mismos
En
la primera parte de nuestro capítulo nos ocuparemos de la
información que, sobre el IMI en su conjunto y sobre los
Proyectos en particular, decide destacar el usuario. Por tanto,
recordemos que debemos ser conscientes de que toda persona cuando
habla, lo hace atendiendo a una serie propósitos y puntos de
vista que modifica en función del interlocutor al que se
dirige.Comencemos
desde lo más general, el Programa IMI, para poder así
enmarcar adecuadamente el objeto central de nuestro análisis:
los Proyectos IMI.
En
una primera aproximación destaca la unanimidad entre los
usuarios entrevistados a la hora de definir el IMI.
Básicamente, se trataría de una ayuda
(económica) -marcada socialmente- que otorga la
Administración, a cambio de cumplir una serie de
contraprestaciones obligatorias, y estar sujeto, al mismo tiempo, a
un férreo control por parte de Servicios Sociales.
Como
vemos, intencionalmente se presentan varios elementos en juego,
mientras que, por el contrario, no ocurre lo mismo con otros que
hubiesen sido susceptibles de aparecer igualmente (bien porque
realmente no se asocian al concepto, o bien, porque no interese
asociarlos).
Por
un lado, se destaca casi exclusivamente el factor económico.
La ayuda que dicen recibir por parte del IMI se ciñe
exclusivamente a una escasa cantidad de dinero que les permite
mantenerse (y no, salir de la situación)
mes a mes.
A
cambio de dicha ayuda, se les exige, según sus palabras, el
cumplimiento de una serie de requisitos ('caprichosos') y la
realización de varias tareas ('inútiles para mejorar
realmente su situación'), que les hacen perder demasiado
tiempo (se encuentran muy ocupados).Todo
el proceso es cuidadosamente supervisado por la figura de la
asistenta, la cual encarna el panóptico
discrecional del Programa.
Luego te ponen una cámara en casa (risas)
(E.8).
El
carácter arbitrario de la vigilancia llevada a
cabo por Servicios Sociales
es un punto ampliamente destacado por gran parte de los
entrevistados.
Eso
es lo que yo no veo bien. Hay algunas (asistentas) que lo comprenden,
pero hay algunas que te machacan
(E.8).Incluso
los más jóvenes, adolescentes poco informados que no
han tenido experiencia directa del IMI, contemplan el control
ejercido desde una posición de fuerza sobre sus padres, como
una carga injusta y despótica que no les deja tranquilidad.
Si
a todo ello le sumamos posturas más radicales que se encargan
de identificar a las trabajadoras sociales con personal del
funcionariado de la Administración con una nula
implicación en su trabajo, e incluso, observan el IMI como un
sistema de autosostenimiento del empleo a fuerza de mantener
cronificado en el Programa un contingente importante de excluidos,
comprenderemos más fácilmente que el lugar que ocupan
los Servicios Sociales no sea muy bien visto entre algunos de los
usuarios IMI.
Las
conclusiones que saco yo muchas veces cuando me cabreo con el IMI...
pues es que el IMI es un organismo de trabajo de servicios auxiliares
que está mantenido por ramas marginales. Es fuerte, pero es
cierto
(E.17).Pero
no todas estas ideas y argumentos esgrimidos por los usuarios, van en
la misma dirección. Sobre una postura de fondo compartida (la
de control y obligación en mayor o
menor grado), los actores utilizan estrategias dialécticas muy
diferentes con el fin de alcanzar un aprovechamiento óptimo de
su situación en cada momento. Acabamos de ver las que muestran
mayor grado de rebeldía y reivindicación; sin embargo,
hay otras que tratan de establecer una mayor empatía con los
trabajadores sociales (a través de la justificación e
incuestionabilidad de las medidas que éstos adoptan), y se
esfuerzan por demostrarles su total disponibilidad (postura sumisa).
En muchos casos, estas últimas, pueden entenderse como
tácticas encaminadas a conseguir una permanencia menos
problemática en el IMI.
Pero
vamos, que yo soy una persona que voy a todo; si tengo que ir, voy.
No soy de estas personas que
(E.15).En
cuanto a las fuentes de información sobre el tema del IMI (y
los Proyectos) a las que acuden en un primer momento los usuarios,
observamos dos básicas. Su localización estará
determinada por los tipos de interlocutores que entran en juego en el
proceso comunicativo.
De
esta forma, podemos distinguir entre:
Las
primeras, entran en funcionamiento en el marco de redes informales
con cierta experiencia en el tratamiento con los Servicios Sociales y
con otras instituciones administradoras de servicios asistenciales.
Son contextos donde unos y otros conviven cotidianamente con esta
realidad.
Así,
participan de una misma cultura IMI; esto es, fabrican
interpretaciones colectivas sobre el Programa, y comparten acerbos de
conocimiento válidos para permanecer con eficacia en él.
De esta forma se comprende mejor el origen de ciertos miedos
irracionales entre perfiles poco informados (jóvenes
adolescentes o nuevos usuarios), o tácticas que los propios
sujetos utilizan como recetas (por ejemplo, muchos de
ellos saben que trabajar y cobrar el IMI a un tiempo es incompatible,
sin embargo, o procuran ocultarlo siempre que pueden cuando lo hacen,
o les supone una desincentivación añadida hacia el
empleo, pues la aceptación de trabajos con pocas garantías
de permanencia en el tiempo,
significaría para ellos, tras su finalización, una
espera demasiado larga hasta volver a recibir algún dinero
desde el IMI).Pues
todo el mundo lo sabe lo del IMI
-:
¿Todo el mundo conoce el IMI?
-:
Sí, yo creo que es la ayuda más famosa que hay.
(E.13).
mi madre también lo ha cobrado y me dijo: pues hija,
mientras tú encuentras un trabajo, pues agárrate a la
pensión ésta que te dan
(E.1).
sí,
los principios de IMI y no sabíamos nada (
) Claro, ahora
ya lo conoce todo el mundo; eso ya es popular
(E.8).
Las
segundas fuentes parten de relaciones formales que se establecen en
lo social entre el usuario y los Servicios Sociales (principalmente).
Al contrario que en el caso anterior, son personas cuyas redes
sociales están al margen de lo asistencial, o son inexistentes
(personas solas, bastante aisladas socialmente). No participan de la
cultura IMI, lo cual no quiere decir que dejen de
utilizar aquellos recursos que piensen, les van a dar mejor
resultado. Parecen ver menos resquicios que les permitan burlar en un
momento dado el control de los Servicios Sociales; sin embargo, una
vez entran en contacto a través de los cursos con grupos de
usuarios partícipes de dicha cultura IMI, no
dudarán en adoptar para sí alguna de
las recetas e informaciones que les sea de utilidad
(obsérvense al respecto los grupos de mujeres participantes en
Proyectos).
es
que, yo, jamás en la vida sabía que había esto.
Yo, hasta que me pasó
(E.9).
Todo
este marco general nos ayudará a comprender mejor con qué
faceta de los Proyectos engarzan los usuarios el Programa IMI.
Como
hemos adelantado, en los Proyectos coexisten dos caras de una misma
moneda. Por una parte, éstos son percibidos en su relación
con el IMI como contraprestaciones de obligado cumplimiento para
permanecer en el Programa. En este sentido la ausencia de motivación
es patente, y la táctica más usual es la del
ocultamiento (confían en pasar desapercibidos para
no ser llamados a participar; y envidian a aquellos que lo
consiguen).
yo,
por ejemplo, hay gente que conozco que habla del IMI, y la verdad es
que no les han hecho ir a cursos, ni nada
(E.9).
Pero
por otra parte, algunos de los usuarios que ya han pasado por
Proyectos, sacan a relucir una nueva faceta de éstos que va
más allá de la anterior. De esta forma, establecen la
separación radical entre dos espacios que consideran
contrapuestos: por un lado sitúan a Servicios Sociales en el
lugar que anteriormente veíamos (de control
obsesivo y obligación arbitraria), y por otro,
frente al anterior sitúan a las entidades donde se imparten
los Proyectos (perciben mayor implicación y colaboración
por su parte). Así, en el primero de los espacios,
identificado con el IMI, van a perder el tiempo
inútilmente, mientras que en el segundo, identificado con
cursos o proyectos de inserción, encuentran un espacio útil
de cara al mundo laboral (e, incluso, al desarrollo personal sobre
todo lo valoran así jóvenes adolescentes y mujeres-).
De
este modo, no podemos dejar de apuntar que la inminente entrada de la
RMI, puede ser una gran oportunidad para trabajar la motivación
y la negociación, frente a la idea de obligación
de los Proyectos, pues desaparece la ligazón desde donde esta
última se anclaba: 'el IMI'.
Tal
y como muestran los más jóvenes, la búsqueda
activa de alternativas válidas no viene tanto del lado de la
obligación como de lo atractiva y útil que
pueda llegar a ser la oferta puesta a su disposición. En este
sentido, habrá que poner el acento y, consecuentemente,
un gran esfuerzo coordinado-, no sólo en la elaboración
de proyectos apetecibles, sino también en su publicidad
eficiente.
Es
aquí donde se localiza una de las carencias que consideramos
básicas de cara al futuro. Algunos de los usuarios
entrevistados afirman haber recibido la información sobre los
proyectos por una u otra de las fuentes anteriormente mencionadas,
pero de forma asistemática e insuficiente.
Mecanismos
ya utilizados, como la presentación de los Proyectos por parte
de participantes de campañas pasadas que han conseguido algún
éxito, han demostrado ser de gran eficacia (o al
menos así lo expresa alguna de las mujeres entrevistadas); en
definitiva, de lo que se trataría es, no sólo de tener
un buen producto, sino además, de saber venderlo.En
íntima conexión con todo lo anteriormente expuesto, nos
ocuparemos en lo que resta del capítulo de las percepciones
que los usuarios muestran en cuanto a su capacidad de elección
a participar en determinados Proyectos.
La
primera y más destacada de estas percepciones sigue una de las
líneas predominantes que veníamos apuntando. El
sentimiento de obligación a participar en cursos o Proyectos
relacionados con el IMI condiciona radicalmente cualquier intento de
ir más allá en la capacidad de elección. Así,
en muchos de los casos, asumen con resignación, como si de una
rutina más en su relación con el IMI se tratase (aunque
algunos de los usuarios se muestran rebeldes, la mayoría de
ellos acaban actuando sumisamente, por miedo a represalias si se
pronuncian en contra de cualquier razonamiento o mandato proviniente
de Servicios Sociales; y, es que, lo que se juegan es mucho), el
hecho de tener que participar en Proyectos ante los que la motivación
es nula.
Nosotros
colaboramos, si nos manda a un cursillo de otro sitio, pues no
tenemos más remedio que apencar ahí, porque nada más
que sepan que no vas, te hacen así, y te cortan por lo sano, y
ya te quedas a tres velas... (E.8).De
esta forma, no se molestan es buscar espacios de elección (no
demandan información alguna). Sin embargo, una vez que se les
muestra dichos espacios, resulta más fácil
incorporarles a ellos cuando encuentran algo de utilidad que les
atrae.
Hombre,
yo pienso que ya que vienes por Servicios Sociales, podría
darte a elegir algo que te gustara realmente, ¿no?; que te
motivara. No por miedo, ¿me entiendes?
(E.2).
Una
vez hemos observado una de las argumentaciones más
generalizada entre los usuarios IMI participantes y no participantes
en Proyectos, nos centramos en los primeros de ellos para seguir
indagando en alguno de sus razonamientos.
Por
una parte, ciertos usuarios consideran que la falta de
información se presenta como el mayor obstáculo a
la hora de poder elegir con libertad en qué cursos o Proyectos
participar. Así, en general observamos que aquellos que se
consideran como mejor informados, son los que manifiestan sentirse
con mayor autonomía a la hora de elegir cursos, y viceversa.
Sin
embargo, el siguiente freno a la capacidad de elección dentro
del IMI reside en lo limitado de la oferta apetecible-
que se pone a su alcance. En este sentido contemplan que algunos de
los cursos no les serán de utilidad pues no les proporcionan,
por uno u otro motivo, alternativas reales de cara al mundo laboral
(por ejemplo, aquellos dirigidos al trabajo por cuenta propia).
Como veremos más adelante, la ligazón palpable entre un
curso y su aplicación realista en el mercado de trabajo es uno
de los requisitos que estos usuarios consideran como fundamentales.En
consonancia con la idea de oferta limitada, algunos de
los usuarios se muestran frustrados al no haber sido seleccionados en
los cursos que deseaban. Así, una de las posibles líneas
de actuación a seguir en el futuro podría ir encaminada
a reforzar el número de plazas en aquellos cursos con mayor
demanda, y habilitar un sistema de lista de espera para las sucesivas
campañas, para no cortar de raíz los escasos resquicios
de motivación que se dan en ciertos usuarios.
Otros
colectivos más acostumbrados a asistir a cursos al margen del
ámbito de programas como el IMI (como el grupo de jóvenes
adolescentes o algunos inmigrantes extranjeros), sienten menos
obligación y más motivación
a participar. La información se sitúa de nuevo como la
base para poder elegir; pero , en este caso, los que afirman estar
más informados, observan que la oferta formativa en general
(no sólo contemplan el ámbito IMI) es bastante amplia.
El límite más importante (aparte del propio tiempo)
sería, según el punto de vista de una de los usuarios
inmigrantes extranjeros entrevistados, el coste de los cursos (y, es
que, el hecho de éstos sean gratuitos a pasado a ser un factor
desapercibido y, por tanto no valorado- para la
mayoría de los usuarios).En
otro orden de cosas, el factor de ubicación espacial de los
cursos, también es percibido como importante en la capacidad
de elección, en una doble vertiente. Por un lado, algunos de
los usuarios se sienten atados al barrio a la hora de elegir
Proyectos (solicitan poder asistir a cursos más allá de
las fronteras del distrito -siempre y cuando exista un incentivo más
fuerte, como el hecho de que el curso sea remunerado, que
considere sus contenidos especialmente interesantes,
-); sin
embargo, otros muchos, con menor capacidad de movilidad, agradecen
poder elegir proyectos que estén cerca de sus lugares de
residencia. Como vemos no se trata mas que de una cuestión de
grado, que en modo alguno hace que uno y otro punto sean
incompatibles.
Finalmente,
haremos una breve referencia a una cuestión que, consideramos,
entronca con el tema que venimos tratando, y que afecta
principalmente a algunas de las mujeres participantes en Proyectos.
Como
sabemos, el proceso de integración es un proceso de suma
complejidad (por la gran cantidad de factores implicados e
interrelacionados que en él se inscriben), no sólo para
las personas encargadas de encauzarlo, sino, sobre todo, para los
propios sujetos que se disponen a emprenderlo.
En
este sentido, encontramos mujeres que tienden a asentarse en una
misma asociación (o grupo) donde, transcurrido un tiempo,
consiguen sentirse cómodas (y seguras). Esto por un lado es un
buen síntoma, pues significa que han encontrado un espacio
intermedio de cara a su inserción en lo social. Sin embargo,
por otro lado, podría darse la paradoja de que dicho espacio,
tras una larga estancia, se convierta en un nuevo nicho
en el que refugiarse, del que no se atreven a salir. Es decir, a
pesar de que ya han sido formadas suficientemente en esa
entidad, por un lado, se encuentran demasiado ocupadas (han
incorporado el lugar a su quehacer diario), y, por otro, siguen
sintiéndose demasiado inseguras, como para emprender de forma
decidida una nueva etapa. Si a ello le añadimos la
desincentivación ante el empleo (por la precariedad de los
trabajos a los que normalmente pueden acceder en primera instancia, y
la tardanza en volver a cobrar el IMI una vez acaban sus contratos),
nos será más fácil comprender la mecánica
de un proceso que puede tender hacia la cronicidad en lo
asistencial. En definitiva, lo que en parte las está ayudando
decisivamente a integrarse, puede constituir un freno a la hora de
dar el paso final cuando las condiciones no son seguras y esto
último es así la mayoría de las veces-). Además,
al ceñirse a una sola entidad, la oferta de Proyectos a los
que pueden acceder es mucho más restringida.
Por
tanto, habrá que ser cuidadoso a la hora de proporcionar a las
usuarias un espacio estable de arropamiento, pero a la
vez con cierta dinámica interna que, a partir del trabajo de
la autoestima, la formación, etc., tienda a animarlas a
buscar activamente el paso definitivo hacia la inserción
laboral.
2.2.- Distorsiones en
la adaptabilidad
A
la hora de poner en marcha nuestros Proyectos, sabemos que existen
una serie de factores, relacionados o no con lo que son propiamente
los contenidos de éstos, que condicionan su buena
adaptabilidad en el momento de entrar en contacto directo con la
población a la que se dirigen. Desde el principio, nos será
fácil comprobar cómo muchos de los puntos que
trataremos a continuación, engarzan perfectamente con algunas
de las ideas anteriormente expuestas, por lo que redundará en
una mejor comprensión global de la situación.Si
bien es cierto que dichos factores podemos estudiarlos analíticamente
en función de su dependencia o independencia con los
contenidos de los cursos o Proyectos puestos en marcha desde el
programa IMI, no lo es menos, que estas fronteras analíticas
se convierten, en la realidad concreta, en sumamente borrosas. Así
pues, una vez establecidos los parámetros en que nos
moveremos, podemos comenzar.
Distorsiones
en la adaptabilidad con independencia de los contenidos.Comenzaremos
aludiendo a tres de los puntos que hemos considerado básicos
en la interpretación de las distorsiones en la adaptabilidad
al margen de los contenidos de los Proyectos (y cursos):
ausencia
de conexión real entre formación (como tal) y
empleo,
ominipresencia
del sentimiento de obligación a participar en los
Proyectos, y
desinformación.
Así,
partiendo de la premisa común de que la integración
propia, en opinión de muchas de estas personas, empieza y,
prácticamente, acaba (en la mayoría de los casos), en
la integración económica, no ha de
sorprendernos que contemplen como prioritario en sus vidas el hecho
de encontrar, por su cuenta o con ayuda de otros organismos, un
empleo que les permita dicha integración. Incluso algunos de
los usuarios que más confianza depositan en la formación,
como es el caso de algunos pertenecientes a otras nacionalidades,
comparten sin discusión esta idea: sitúan el empleo
en el lugar de la solución a todos sus problemas.El
primero de los pilares básicos está íntimamente
relacionado con esto último. Uno de los factores cruciales a
la hora de ver las distorsiones en la adaptabilidad, lo constituye el
hecho de que muchos de los usuarios no perciben conexión real
entre la formación (a través de los cursos) y el
mercado laboral. Esta variable, presente también en todo lo
referido a la dependencia de los contenidos, proporciona diferentes
categorías o matices de grado, en función del perfil de
usuario desde donde se contempla.
Así,
en torno a esta idea de desconfianza en la formación en cuanto
conectora directa con el empleo, encontramos, desde posturas bastante
radicales (que rechazan de plano cualquier participación, y,
muchas veces, se refugian en lo asistencial cronicidad-;
también son éstos los que suelen señalar que los
títulos o instituciones relacionados con el IMI están
marcados socialmente en sentido negativo), pasando por
algunas más moderadas (no ven conexión directa entre
los cursos y el mercado laboral, pero, aun así, en algunos
casos, tienen cierta confianza en que exista un vínculo
privilegiado discriminación positiva para los que se
esfuerzan en cumplir ese requisito-), hasta terminar, no sin
matizaciones, por las menos pesimistas en este aspecto (colectivos de
jóvenes adolescentes, de inmigrantes extranjeros y de
personas de etnia gitana los que denominábamos gitanos
nuevos- que, quizá, han tenido menos experiencia del
mercado laboral normalizado).El
segundo de los pilares básicos es la omnipresencia
del sentimiento de obligación (y control)
ligado al IMI. Expresan, en general (salvo casos muy puntuales como
los de usuarios inmigrantes) que su participación está
más sustentada en el miedo que en la motivación.
Esto es así, sobre todo en un primer momento; pero aunque
algunos reconocen, una vez han realizado el curso, que
poco a poco este sentimiento se atenúa, lo cierto es que no
beneficia en nada de cara a su correcto aprovechamiento contemplar la
formación como un requisito molesto a cumplir. Incluso los más
jóvenes de nuestros entrevistados (el grupo de adolescentes
pertenecientes a hogares IMI, y no obligados a participar), aunque no
tienen contacto directo con el IMI, han interiorizado esta idea, y
contemplan con desprecio cursos del IMI que consideran diametralmente
opuestos a aquellos a los que ellos mismos asisten con agrado y
motivación.
El
tercero de los pilares más generalizados en torno a los cuales
sería conveniente estudiar las distorsiones en la
adaptabilidad, está muy relacionado con uno de los temas
tratados en páginas anteriores. La desinformación,
el hecho de no conocer lo que realmente hay detrás de la
palabra curso, crea desinterés. Para algunos esta
ausencia de información en los distintos estadios del proceso
(oferta, contenidos, fechas, horarios, lo que consideran demoras
injustificadas tras la solicitud, y un largo etcétera) es un
factor radicalmente desincentivador.
Ligado
a esto, y al tema que acabamos de ver sobre la falta de conexión
entre formación y empleo, destaca la cuestión
fundamental de la adireccionalidad inscrita a lo largo y
ancho del proceso de integración. Los usuarios no ven una
orientación palpable con metas acotadas y bien definidas, que
ellos mismos han ayudado a establecer. No se sienten partícipes
de las decisiones cruciales que atañen a estos procesos en que
se ven inmersos, sino que, muy al contrario, observan desanimados
cómo han empeñado las iniciativas de muchos aspectos de
su vida a cambio de una ayuda económica mensual. Así,
optan por retirarse definitivamente de la pugna por el control, lo
cual mina su responsabilidad, y quedan sumidos en
actitudes pasivas y de desmotivación; el resultado, en
ocasiones, socava aún más la propia autoestima. De esta
forma, ante este proceso perverso debemos tomar medidas que fomenten
la reflexividad y responsabilidad de los usuarios, haciéndoles
activamente partícipes de las metas y logros a alcanzar. Para
ello será de gran utilidad atender a objetivos y resultados a
corto y medio plazo (y siempre asimilables por el propio usuario).
Una
vez establecidos estos parámetros más generales,
atenderemos a otras cuestiones sobre las que no existe un consenso
tan ampliamente establecido.En
primer lugar, nos ocuparemos de las distorsiones en relación
con los desplazamientos que han de hacer los usuarios para acudir a
los Proyectos. Así aparecen dos posiciones diferentes.
Por
un lado, encontramos a usuarios acostumbrados a utilizar el
transporte público o moverse sin demasiada dificultad por la
ciudad, y que no perciben la distancia a los Proyectos como un
problema a la hora de participar (la única dificultad sería
el coste económico añadido que les supone pagar el
transporte; pero este problema se solventa en Proyectos que asumen
dicho gasto). Incluso, las mujeres gitanas participantes residentes
en el Salobral, afirman no encontrar muchas dificultades en este
sentido (perciben que los Proyectos no están a más
distancia que otros lugares a los que se desplazan sin dificultad; en
cualquier caso, recordemos que estamos refiriéndonos a un
grupo puntual de mujeres sí participantes).Pero,
por otro lado, existen otros perfiles más desestructurados
y no participantes, para los que las distancias son un
problema añadido. Son personas que se sienten muy incómodas
fuera del marco comunitario, y a las que cuesta mucho acostumbrarse a
desplazamientos para los que necesitarían algún medio
de transporte. En este sentido, la salida más frecuente, a
pesar del gasto que ello supone (lo que, por otra parte, tratan de
justificar), es intentar conseguir un coche propio lo antes posible
(como recurso capaz de darles autonomía de cara a esta
necesidad de desplazamiento), en lugar de utilizar un transporte
público al que asocian connotaciones negativas infundadas. Sin
embargo, el coste que supone moverse en coche propio, puede acabar
incidiendo negativamente en la decisión de participar en
ciertos Proyectos.
Yo,
en mi caso, porque no tenía dinero ni pa gasolina. E irme
hasta allí, a lo mejor lloviendo, y pa estar tres horas,
cuatro, cinco o diez, o las que sean, dices, ¿Cómo voy?
Si es que no tengo dinero
(E.4).
Un
último factor distorsionador independiente de los contenidos
impartidos en los cursos, y que, en este caso, afecta (casi)
exclusivamente a las mujeres, es el cuidado diario de los hijos. De
nuevo aquí encontramos dos posiciones bien diferenciadas.
Por
una parte, el grupo de mujeres participantes más
estructuradas no parece tener grandes problemas a la hora
de organizar su tiempo (aunque sí se perciben a sí
mismas como muy ocupadas). Delegan sin dificultad el cuidado de los
niños a la hora de participar en los Proyectos, en los
colegios, los servicios de guardería o las ludotecas. Ésta
facilidad, y la flexibilidad de horarios, les parece solución
suficiente al problema.
..Yo
en este cursillo que hemos estado haciendo ahora, en los seis meses
ha habido guardería, si te quieres traer a los niños
hay una guardería abajo, cuando salías del cursillo te
los llevas a casa, o sea que nos dan facilidades... (E.8).
sí,
lo dejas cuando entras, y cuando sales pues lo recoges; es como una
guardería. Aquí, yo creo que quien ponga el pego de los
niños, pues no cuaja
(E.2).
Sin
embargo, otras mujeres más desestructuradas (entre
ellas alguna no participante), se sienten menos capaces
que las anteriores a la hora de conciliar las múltiples
ocupaciones, como el cuidado de los hijos, la casa,
, con la
asistencia a los Proyectos. También se sienten muy ocupadas,
incluso para buscar empleo por otro lado, y dicen tener más
problemas para organizar los horarios de los niños y todas las
demás actividades.
Distorsiones
en la adaptabilidad con dependencia de los contenidos.
En
esta ocasión los principales puntos a tratar serán los
siguientes:
ausencia
de conexión real entre formación (atendiendo a
los contenidos de la oferta concreta) y empleo,
actitud
pasiva frente al aprendizaje, y
equipamiento
educativo.
Para
ligar el presente apartado con el anterior, comenzaremos haciendo
referencia a un tema que, como ya expusimos, ha de ser una pieza
clave a tener en cuenta. Las ausencias de conexión real entre
formación y empleo, y de orientación clara en base a
objetivos o itinerarios, también aquí se convierten en
factores cruciales para los usuarios.Entre
algunos de éstos circula la impresión de que no existen
(o por lo menos ellos dicen no conocerlos) cursos que preparen
profesionalmente de acuerdo a unas salidas laborales
reales.
No
hay salidas en el IMI. No hay cursos realmente serios, de la verdad,
de lo que necesitas
(E.4).
Aunque
pueden llegar a confiar entre la conexión entre formación
y empleo, no ven que la presente oferta sea eficaz a la hora de
encauzar a los participantes en empleos acordes, de una forma
factible. Por ejemplo, alguno de los entrevistados llega a reclamar
que la oferta de cursos no sea tan orientada al autoempleo, pues para
trabajar como autónomo previamente necesitarían de un
dinero del que carecen -de forma que la salida al mercado laboral no
llega a producirse-. También ciertas mujeres muestran su
incertidumbre ante ocupaciones mixtas en las que, a la
hora de la verdad, cuando salgan al mercado laboral, encontrarán
una competencia en los hombres que, debido al machismo
reinante, no se sienten capaces de superar.
Por
otro lado, se observa una actitud pasiva frente al
aprendizaje bastante generalizada. Salvo en algún caso
puntual, perciben éste como un proceso donde la actividad está
del lado del que enseña. Aunque de hecho participen con
interés, se tiende a dejar al profesor o la profesora la tarea
de ir construyendo el conocimiento en cada uno de los alumnos. Sin
embargo, promover una actitud más activa entre los
participantes redundará en una mayor reflexividad y
responsabilidad en todas las fases del proceso de inserción.
Aun
así, debemos ser conscientes de que en muchos casos estamos
trabajando con unas personas a las que les cuesta mantener la
atención y la concentración (necesitarán ir
practicando esta disciplina a través de actividades variadas,
donde vean algún tipo de resultado o avance a corto plazo).El
equipamiento educativo con que cuentan unos y otros
usuarios puede llegar a ser muy distinto. Esto dará lugar a
que muchas veces trabajemos con personas que adolecen de serias
dificultades de comprensión (autopercibidas o no), y que
suelen tener niveles muy bajos de lectura y escritura (cuando no son
analfabetos). Dichas personas necesitan, y, lo que es más
importante, en ocasiones, reclaman una mayor duración de los
cursos, de forma que les permita así adquirir adecuadamente
los conocimientos impartidos (sienten que no les da tiempo a aprender
con suficientes garantías un oficio que, se supone, habrán
de desempeñar). Indudablemente, cuando esto no ocurre, les
supone un añadido de inseguridad y desmotivación a la
hora de buscar empleo (baja su autoestima y son incapaces de situarse
en el lugar del saber hacer).
Veo
lo de los cursos y, sinceramente, lo de los cursos te dicen: "venga
un curso tantos días, tantas horas", pero te lo hacen
tan... A lo mejor en dos meses tienes ya que aprender pues, (
)
No puedes aprender, no puedes aprender. La verdad es que no aprendes.
Porque ahora, yo cuando quise soldar el tubo ya se había casi
acabao (E.4).
De
este modo, habremos de adaptar conscientemente nuestros Proyectos
para poder hacer frente al problema que acarrean los usuarios más
desestructurados, focalizando nuestros objetivos, como
primera medida ineludible, no tanto en pro de la eficacia
cuantitativa de la empleabilidad a corto plazo (pues sólo
salen adelante los mejor preparados), como en la progresiva
integración de los perfiles más desfavorecidos (aunque
nuestros resultados numéricos de personas incorporadas al
mercado laboral no sean tan llamativos).
En
el extremo opuesto a esta situación parecen situarse los
hombres que han tenido una, más o menos, dilatada experiencia
laboral. Éstos sí, en distinta medida dentro del
colectivo, se sitúan generalmente en el lugar del saber
hacer. En este sentido opinan que no les queda nada útil
por aprender, pues se sienten suficientemente formados para trabajar.
Así, buscan empleos en los que piensan no se pide mayor
cualificación de la que ya tienen.
porque
yo el oficio de hostelería lo sé, de pe a pa,
cómo va ¿me entiendes? Porque a mí no me van a
enseñar cómo va la hostelería
(E.10).
ya
ves desde los 13 años que estoy trabajando
me van a
enseñar a pedir trabajo con una carta; sí, es lo único
que pueden enseñar, a escribir una carta muy bonita muy bien
presentado, pero yo para venir a pedirle trabajo a usted no necesito
cartas (
) no necesitamos nada de eso
(E.5).
Yo
estoy preparao para trabajar en muchos sitios, aunque no tengo
títulos y eso... bueno, algún título tengo,(
)
yo valgo para muchas cosas
(E.6).
De
todo ello se derivan una serie de consecuencias en su relación
con los Proyectos. Por un lado aparece pronto una desmotivación
generalizada (les da lo mismo un Proyecto que otro; aunque muestran
mayor aceptación por los de tipo laboral), pues su objetivo
básico es el empleo. Y, por otro, en relación con este
mismo objetivo, aunque puede que en ciertos casos no consideren la
edad como un obstáculo para adaptarse a los cursos
(otros, normalmente, se consideran demasiado mayores para aprender un
nuevo oficio), en cambio sí lo es para encontrar un empleo
para el que la formación no supone un remedio eficaz.
3.-
PARTICIPACIÓN EN 'PROYECTOS IMI'. PROYECTOS APETECIBLES E
INTERÉS REAL.
Una
vez llegados a este punto, creemos necesario tratar de identificar, a
partir de las entrevistas realizadas, algunos de los rasgos generales
y específicos que con más aceptabilidad fueron
señalados por las usuarias y usuarios.
Podríamos
indicar algunos de los cursos concretos que unas y otros
solicitaron (por ejemplo, algunos hombres se decantaron por el de
mantenimiento de edificios o de mecánica
este último, sobre todo los de etnia gitana-, mientras
que ciertas mujeres lo hicieron por cursos relacionados con la
hostelería, corte y confección,
limpieza de edificios e, incluso, secretariado
o profesiones de más alta cualificación); sin embargo,
consideramos que esta mera enumeración, no ya sólo
estaría exenta de toda representatividad estadística
(al igual que todas las interpretaciones basadas en los análisis
cualitativos que venimos realizando), sino que además, y esto
es lo fundamental, presumiblemente, de acuerdo a lo observado, su
significatividad sería mucho más limitada que la de los
elementos que propondremos a continuación.
Dichos
elementos apetecibles aparecen claramente inscritos en
algunos de nuestros Proyectos, bien sea en relación directa
con sus contenidos, bien con independencia de los mismos. Así,
partiendo de esta distinción analítica (y, en muchos
casos, estrictamente poco aplicable en el terreno empírico),
no queda más que señalar algunos de los más
destacados por nuestros entrevistados. Comencemos por los segundos.
Con independencia
de los contenidos:
Como
bien sabemos, los Proyectos no son sólo sus contenidos, sino
que son algo más. Perder de vista el contexto en que se
inscriben y algunas de las circunstancias que les rodean,
significaría no atender a una información esencial de
cara a nuestro análisis.Contacto
humano.
Si
existe un factor importante que juegue en favor de la aceptabilidad y
permanencia en los Proyectos, es éste. A pesar de ser muchas
veces relegado a lo implícito, sin duda es considerado como
esencial por gran parte de los usuarios. Entre los participantes en
Proyectos, el trato personal es muy destacado sobre todo por las
mujeres y los adolescentes, y, aunque algo menos de acuerdo a sus
palabras, también por los hombres (solicitan en algunos casos
un trato más personalizado de acompañamiento guiado en
el proceso de inserción hacia el empleo; e incluso, ciertos
inmigrantes extranjeros manifiestan encontrar en los cursos un lugar
de reposo y terapia ante los problemas).
Sin
embargo, no ocurre en igual medida entre los usuarios no
participantes en Proyectos, pues no parecen hacerse una idea clara al
respecto (lo imaginan desde otros puntos de vista).
Pero
es, sin lugar a dudas, en las personas más desintegradas o en
las que tienen más baja autoestima o inseguridad personal
donde este factor se convierte en determinante. De hecho parece
esencial para la permanencia (la atracción
en primera instancia hacia el Proyecto estaría más
ligada a los contenidos que ofrece el curso): encuentran un espacio
agradable y de entretenimiento (sobre todo las mujeres cuando forman
grupos), donde compartir experiencias. Aquí los usuarios se
sienten apoyados y trabajan el refuerzo de su autoestima.
Relacionándolo
con todo esto, en muchos casos son los propios sujetos los que
solicitan una exigencia moderada por parte de los profesores. Así,
ésta atendería más al esfuerzo que a resultados
de evaluaciones puntuales, es decir, prefieren una evaluación
continua flexible.
Valoran
mucho el refuerzo positivo (alimenta su autoestima) y el diálogo
como escucha activa- (sobre todo remarcan esta
circunstancia los jóvenes adolescentes). También, son
estos últimos los que aplauden la capacidad de elección
y la autonomía con apoyo (pero guiada); prefieren sentirse
partícipes de las decisiones (responsabilidad) y no obligados.
De esta forma, todo ello redunda en un incremento de su motivación.Titulaciones.
Pero
no todo se basa en el nivel de la relación personal, también,
en consonancia con aspectos mucho más pragmáticos, los
usuarios valoran los certificados y títulos oficiales
a la hora de incluirlos en el currículum (como herramienta
útil en la búsqueda de empleo).
Son
sobre todo ciertos hombres con más formación y
experiencia en el mercado laboral los que reclaman expresamente que
los títulos tengan un valor realmente reconocido en el mercado
laboral, es decir, que por una parte no estén marcados
socialmente (etiquetados en sentido negativo), y que, por
otra, sean bien vistos.
tú
no puedes ir con un certificado de un Pograma ISLA; tienes que coger
el certificado y guardártelo
(E.17).
Y
a mí ya que hago un curso me gustaría que me dieran un
diploma, ya que estás haciendo una cosa, por ejemplo que
saques algo de provecho ¿me entiendes? Luego que te valga por
lo menos para algo ¿me entiendes? Porque te pones a hacer un
cursillo y luego no vas a sacar nada en provecho
(E.10).
En
este sentido, algunos de éstos, llegan a proponer la
realización de campañas de sensibilización hacia
el posible empleador, coordinadas desde la Administración,
mostrándole las garantías que respaldan esos títulos
piden, en definitiva, una mediación de la Administración
de cara a su incorporación al mercado laboral, es decir,
medidas de discriminación positiva hacia el
empleo-.
De
acuerdo a lo dicho por nuestros entrevistados, son, con independencia
de su contenido, los cursos más valorados por los usuarios.
Parecen haberse constituido como un recurso escaso muy
demandado entre los participantes, cuyo principal valor
añadido' reside en el factor económico.
A
la hora de participar parece ser un requerimiento mucho más
destacado entre los hombres que entre las mujeres. Sin embargo, estas
últimas, quizá si no lo reclaman más es porque
no contemplan esa opción; aunque, de hecho, las que la conocen
parecen aceptarla de muy buen grado.
pero
como digo yo, los cursos deberían ser, por lo menos pagados,
ya que te dan tan poquita ayuda
(E.15).Estos
cursos son contemplados como pseudo-empleos (incluso
proponen que la jornada sea de ocho horas, como en los trabajos
normales) que sustituyen la consecución del objetivo de fondo:
la incorporación al mercado laboral real. Ante las
dificultades para encontrar empleo, se presentan como una especie de
sustitutivo válido (asumen multitud de
semejanzas).
Por
contra, salvo los usuarios extranjeros, en general se asume como
normal entre la población IMI el hecho de que los
cursos sean gratuitos; es decir, no se les atribuye valor
(económico), sino que éste pasa del todo desapercibido
-lo cual puede redundar en que no se los vea como un recurso
escaso-.
Puesto
que con la entrada en funcionamiento de la R.M.I., la tendencia
parece ir encaminada a una menor obligatoriedad a participar por
parte de algunas de las personas de familias inscritas en el
Programa,
todo hace pensar que, cada vez más, serán nuestras
asociaciones las responsables de hacer atractivos los
Proyectos de cara a la participación de dichos usuarios. En
este sentido, podría ser un elemento a estudiar, siempre con
sumo detenimiento en todas sus fases (pues puede tener consecuencias
perversas o efectos no deseados), el hecho de hacer patente la
incorporación de un valor explícito a
nuestros Proyectos. Se trataría, en definitiva, de que los
cursos siguiesen siendo gratuitos en la práctica,
pero, al tiempo, se presentasen como un recurso escaso,
con valor (ya sea monetario, de utilidad para el empleo
herramienta eficiente-,
), al que tienen la oportunidad de
acceder sin coste alguno por su parte. Sería, a la postre, una
medida más de las encaminadas a conseguir publicitar nuestros
Proyectos de forma que se inscriban en un nuevo lugar, distinto al
que ahora tienen. En cualquier caso, éste es un tema sumamente
complejo sobre el que, de una u otra forma, volveremos.
Pero
toquemos otros temas no menos importantes en la práctica a la
hora de mejorar nuestra oferta. La duración de los
proyectos, los horarios que presentan o la propia ubicación de
los mismos juegan en el día a día un papel que, en
ocasiones, pueden suponer la diferencia entre la participación
y la abstención.
Algunos
de los usuarios entrevistados coinciden en señalar que los
cursos en que participaron fueron demasiado cortos. Los
motivos de estas afirmación pueden ser muy variopintos: desde
las mujeres que han encontrado en los cursos un espacio agradable que
no quieren que toque a su fin, hasta aquellos usuarios que, por sus
limitaciones psíquicas o formativas, necesitan de más
horas de formación para asimilar los contenidos impartidos.
Pero
lo veo que son muy cortos los cursos. Que no tienes la experiencia de
decir, bueno, es que sé, me se rompe una cosa y lo hago. Sabes
un poquito pero no. Porque te lo meten tan deprisa que no...
(E.4).
Precisamente
la R.M.I. parece haberse hecho eco de estas circunstancias que suelen
encarnase en los perfiles más desestructurados, y
previsiblemente contemplará la posibilidad de que ciertos
Proyectos que así lo soliciten puedan durar más de lo
que lo hacían hasta la fecha, en pro de una mayor eficiencia
en el difícil trabajo de inserción que desempeñan.
En
cuanto a las cuestiones relacionadas con las preferencias de horario,
huelga decir que existen tantas posibilidades ideales como personas
participantes. Aun así, es preciso señalar algunos de
los razonamientos más recurrentes elaborados por nuestros
entrevistados.
Dichos
razonamientos se comprenderán mejor a la luz de ciertas
circunstancias típicas consustanciales a los perfiles
establecidos.
Dejando
por un momento al margen a aquellas mujeres que no manifiestan
preferencia alguna en torno al tema, bien porque no les interesa en
absoluto, o bien porque se valen del apoyo que las proporcionan sus
redes familiares o tienen hijos demasiado pequeños como para
escolarizarlos (cuya atención ha de ser más continuada
a lo largo del día), nos centraremos en aquellas otras
participantes que sí se decantaron por una opción
determinada. Debido al cuidado de sus hijos, en este caso en edad
escolar, dichas mujeres prefieren que los horarios de los cursos sean
coincidentes con aquellos en que éstos asisten a la escuela.
En este mismo sentido, agradecen que dichos horarios sean lo
suficientemente flexibles como para permitirles una acomodación
factible.
Si
bien las mujeres tenían en cuenta principalmente el cuidado de
sus hijos a la hora de optar por unos u otros horarios, en este caso
el factor que marca las preferencias es generalmente el empleo. Así,
ciertos usuarios se plantean la posibilidad de hacer cursos con un
horario adaptado para aquellos que trabajen (o busquen empleo
algunos parecen preferir la mañana para realizar dichas
búsqueda con mayor éxito-), o que estén sujetos
a horarios como los de los comedores públicos; así, en
ambos casos, los cursos tendrían que ser por la tarde.
Sin
embargo, por otra parte, circula la idea generalizada, sobre todo
entre usuarios de edad media avanzada, que los cursos han de tener un
horario de mañana, pues es el adecuado para trabajar (es el
que asocian naturalmente a toda actividad relacionada con
lo laboral).
ya que puedo elegir, elegiría la mañana siempre (
)
Por las mañanas te da tiempo a hacer muchas cosas (
) Las
cosas que haya que hacer por las mañanas se hacen mejor que
por la tarde
(E.7).
si
madrugas conservas el planteamiento laboral ¿entiendes? Si una
persona hace un curso por la tarde no tiene que madrugar, entonces
bueno, si tú todavía crees que puedes volver al mundo
laboral pues es lógico que madrugues, te levantas por la
mañana, te vuelves otra vez a acostumbrar al madrugueo, a
coger tus autobuses en las horas punta y bueno te vas otra vez
acoplando con el curso ¿entiendes? entonces es preferible
hacerlo por la mañana... (E.17).
En
cualquier caso, cuando los cursos son remunerados (sustitutivos de
empleo), no parece importarles el horario en igual medida.
De
nuevo las propias circunstancias y la educación aparecen de
fondo en las preferencias manifestadas por las personas. Para
aquellos que no asisten al instituto o la escuela, prefieren que los
horarios sean coincidentes con los de éstos (implícitamente
el horario de mañana aparece siempre más asociado a la
actividad); sin embargo, para los que sí asisten a dichos
centros, la preferencia, obviamente, es la de que no sean
coincidentes.
Como
ya vimos, no supone un serio problema para la mayoría de los
entrevistados (recordemos que, salvo excepciones, en general no
manifiestan que la ubicación de los Proyectos sea
especialmente problemática, sobre todo, si les pagan el
transporte). Sin embargo hay peculiaridades a destacar:
Las
mujeres con hijos prefieren que los cursos estén cerca de los
colegios o guarderías a los que llevan a sus hijos.
Para
los más pequeños, valoran muy positivamente la
existencia de guarderías (y las ayudas que dan para pagarlas)
y ludotecas en alguno de los centros a los que asisten o su
proximidad, donde cuiden a sus hijos mientras ellas están en
los cursos. Incluso llegan a afirmar que estas facilidades dejan sin
argumentos a las madres que no quieren acudir escudándose en
que tienen que atenderlos.Al
margen de esto, una propuesta a destacar es la de la creación
de un espacio donde se centralicen los cursos (de formación
más específicos); esta idea la comparten sobre todo las
personas que están más acostumbradas a asistir a
centros de este tipo más integradas y sin problemas de
desplazamiento-. Apuntan que un lugar bueno de ubicación,
sería en la zona de Puente Alcocer, junto a Servicios Sociales
y la Junta Municipal (concretamente hay quien señala la nueva
biblioteca como un espacio idóneo para dedicar parte de sus
instalaciones a estos menesteres).
Con dependencia de
los contenidos (y criterios metodológicos):
En
el presente apartado hablaremos de algunas de las cuestiones que,
consideramos, más influyen en la aceptabilidad de los
Proyectos y sus contenidos. Al igual que ocurría en el bloque
anterior, esta otra cara complementaria no está exenta de los
condicionantes contextuales en que se inscriben el Programa y los
usuarios; así, el mercado laboral, la formación de los
sujetos o la propia percepción social con respecto a
determinados temas
atraviesan y se hacen patentes en los
razonamientos expuestos por nuestros entrevistados.
El
contenido de los Proyectos se presenta en multitud de
ocasiones como primera fuente de enganche en la
participación. Así, muchas veces, sobre todo los menos
acostumbrados a moverse en el terreno formativo, los cuales muestran
una falta palpable de imaginación a la hora de proponer más
cursos aparte de los ya existentes, necesitan agarrarse a la oferta
concreta para poder decidirse.
Sin
embargo, su desconocimiento no les anima en absoluto a participar.
Como vimos en páginas anteriores, la falta de información
se convertía así en uno de los principales escollos
percibidos por los usuarios. En este sentido, y en la línea de
las nuevas responsabilidades que la R.M.I. parece que otorgará
a las entidades encargadas de poner en marcha los Proyectos (que
pasarán a ser de libre asistencia para gran parte de los
usuarios), sería deseable que el tema de la información
y la publicidad no fuese en modo alguno descuidado. De hecho, algunos
de los usuarios entrevistados más reticentes a participar,
cuando encuentran algo que les atrae, por considerarlo de utilidad o
cualesquiera otras razones, sí se agarran a ello con mayor
convencimiento.
Al
hilo de lo anterior, algunos de los usuarios expresan esta necesidad
de motivación (sea cual sea el origen de la misma). Desean que
lo que se les ofrezca, les guste.Precisamente
en este sentido, reclaman una variación amplia de actividades
a realizar en el seno de cada Proyecto, lo cual no quiere decir que
cada jornada tenga un mayor número de horas, sino que el
programa sea lo suficientemente diversificado como para mantener su
atención. Así, en consonancia con ello, la consecución
de pequeños objetivos a corto plazo, sobre todo, visibles por
las propias personas participantes, haría más ameno y
satisfactorio el transcurrir del curso. Se trataría de
indicarles dónde está lo importante, pues
educar su mirada redundará en una valoración reflexiva
de ciertos aspectos de su formación y un mayor interés
por su parte.
Pero
no siempre la motivación a participar proviene de la misma
fuente. Como ya vimos, en algunas ocasiones, mujeres que normalmente
ya han participado en anteriores campañas, no acuden a cursos
movidos por los contenidos, sino que más bien son el grupo en
que se insertan, o la asociación que ya conocen, los factores
decisivos que decantan su asistencia a un determinado Proyecto.
Sin
embargo, todos ellos, además esperan que sean cursos con
salida en el mercado laboral (que exista alguna
posibilidad de demanda). De esta forma afirman que, sobre todo, les
anima y motiva mucho el comprobar que hay gente que ha conseguido
empleo a raíz del curso o Proyecto (y esto lo ven más
palpable en aquellos donde la presentación la realizan
personas participantes en ediciones anteriores, que cuentan su
experiencia pues se produce una identificación mucho más
directa-).
Los
perfiles menos acostumbrados a la educación reglada, de algún
modo, observan el aprendizaje como proceso en el que la actividad
está básicamente del lado del profesor; es decir,
aunque participan con interés, pasivamente van más a
que les enseñen que a aprender.
En
cierta conexión con esta línea, los usuarios más
desestructurados, o con menos experiencia en el campo
laboral o formativo, no exigen una orientación clara, pues lo
ven más como un proceso acumulativo asistemático.Sin
embargo, son muchos los que manifiestan abiertamente su deseo de que
se dé una orientación clara entre el contenido del
curso y un empleo en la misma rama. Incluso, sin llegar tan lejos,
para aquellos que ya tienen experiencia laboral o formación en
algún sector determinado, piden que exista la posibilidad de
continuar por ese mismo itinerario (especialización) y no
estar continuamente saltando de una ocupación a otra. Esta
orientación se convierte así en un punto fundamental
que puede ayudar a los usuarios a focalizar mejor sus objetivos y
comportamientos en una determinada dirección.
tú,
para llegar, tienes que poner un punto: tengo que llegar a
esto
¿sabes? No empezar una cosa
, dejarla
y cambiar
(E.14).
tiene
cuatro cursos, entonces no te pueden dar a elegir... eh... a lo mejor
de lo que tú estás preparao no tienen, entonces bueno
pues te han preparao durante un año para una cosa ¿no?
y luego... oye, que para tu cosa no hay... tenemos estas tres cosas,
tienes que elegir una de las tres a ver cuál te gusta, resulta
que te han preparao durante un año y luego te meten de
pescadero, y terminas con una paraguaya que al final, a los cinco
años, ni eres electricista, ni eres pescadero ni eres ná...
(E.17).
Como
sabemos, éste es un tipo de conocimiento muy
valorado en los últimos años, por sus connotaciones de
apego real o conexión directa con el mundo laboral. Así,
en consonancia con este contexto valorativo, varias de las personas
entrevistadas muestran ser partícipes de toda esta serie de
premisas, en pleno auge en el momento actual.Aparte
de la idea de que sólo la práctica es lo
que da el conocimiento real, el conocimiento útil
y valioso,
la
práctica es lo que más vale
(E.10).
además
parecen identificarse con este último frente al teórico,
con un segundo fin:
Por
una parte, tras esta denominación, se pueden permitir obviar
los incómodos contenidos teóricos de los que carecen en
la mayoría de los casos (incluso las personas con varios años
de experiencia). Recordemos que los niveles educativos entre la
población IMI son realmente muy bajos, de forma que para
muchos de ellos el déficit en formación básica
(como la alfabetización) se convierte en ocasiones en un
obstáculo de muy difícil superación. El solo
hecho de leer o escribir les supone un gran esfuerzo de
concentración, con lo que intentar adquirir conocimientos a
partir de una herramienta que no dominan, se les hace verdaderamente
tedioso.
Bueno,
las cosas de prácticas, pues sí, ¿no?
pues te apañas. (
) Pero las prácticas si me
fijo... Es mejor fijarme como se lo curra uno a escribirlo, a
anotarlo y tó eso, ¿sabes lo que quiero decir? (
)
en las prácticas está muy bien, to lo ves
(E.4).Y,
por otra parte, es una forma de posicionarse, ahora en posesión
de valor, frente a sus rivales titulados en
el campo laboral. Aun así, no olvidemos que hay algunos
usuarios más formados, que no rechazan en un plano secundario
los contenidos teóricos complementarios.
En
muchos casos, sobre todo entre los usuarios con menos experiencia
laboral que no se sitúan tan claramente en el lugar del
saber hacer como los que sí tienen una trayectoria
más dilatada en el mundo del trabajo-, se valora muy
positivamente, y de hecho se utilizan, el aprendizaje de herramientas
para la búsqueda de empleo.
Recordemos
que dicha búsqueda es un objetivo de primer orden para estas
personas. Así, afirman que todas estas herramientas son un
conocimiento muy útil que les aporta seguridad y les permite
saber moverse en el difícil mundo en que tratan de insertarse
con éxito.
Antes
de pasar a hablar del que hemos denominado interés real
de los usuarios, solo resta señalar alguno de los elementos
más destacados por éstos.
Es
el recurso más directamente asociado al trabajo. Ocupa para
muchos la posición más cercana a la incorporación
al mundo laboral, de ahí que, sobre todo los hombres con
experiencia, lo conciban como el recurso más útil de
los que pone el IMI a su alcance.
Algunas
de las mujeres participantes reclaman cursos relacionados con
ocupaciones típicamente copadas por ellas. Dejando al margen
las preferencias basadas en lo estrictamente vocacional, lo cierto es
que de fondo aparece una argumentación mucho más
relacionada con la oferta laboral. Sabedoras de la discriminación
de la mujer en el mundo del trabajo frente a los hombres, prefieren
esquivar en la medida de lo posible dicha desventaja acudiendo a
sectores donde este problema no se hace tan acuciante.Sin
embargo, dentro de los trabajos que, por regla general, escapan a
este problema de segregación por género, sitúan
algunos de los que consideran menos deseables, tanto por cuestiones
de responsabilidad, como por cuestiones de escrupulosidad (por
ejemplo, alguna de estas mujeres llega a manifestar que rechazaría
empleos como el de cuidado de ancianos,
).
sí,
pero personas mayores la verdad que no, muy cansao
-:
¿muy cansao?
-:
muy cansao, o sea, me da igual pero que, muy
, que si cógela
para ir a bañarla, se te pueden caer o algo, y yo no me
arriesgo
(E.1).
he
tenido posibilidad de trabajar en eso, y yo no vuelvo, la verdad, es
superior a mí esas cosas.
-:
uhum.
-:
hay gente que sí, que no tiene ascos, pero yo... no sé
(E.9).
Si
hay un curso demandado por ciertos perfiles típicos de los que
hemos estudiado, es éste. Sobre todo aquellas personas que
buscan autonomía para encontrar empleo por su cuenta, o tienen
más arraigada la idea de esta necesidad destacan en
este sentido algunos de los usuarios y usuarias de etnia gitana-,
plantean con gran interés su participación activa si
llegasen a tener la posibilidad de encontrar algún curso de
este tipo.
Otro
de los cursos paradigmáticos más claramente situados
por los usuarios es el de informática. Le atribuyen el lugar
de lo novedoso y, en cierto modo, exótico.
No se identifican normalmente con este tipo de contenidos, aunque no
los rechazan (pues ven que podría ser un campo con salidas).
Así, de alguna forma, asocian esta herramienta, que consideran
fundamental para el futuro, principalmente del lado de los más
jóvenes (sus hijos, hermanos pequeños, etc.).
Yo
de verdad he estao buscando un trabajo y, pues no se encuentra. Y si
se encuentra se necesita información de w.com de
ese... de ordenadores... (E.4).
Algunos
parecen tener miedo a abrirse a este aprendizaje (lo ven como algo
raro y lioso, o que ya no están en
edad de aprender,
), sin embargo, hay otros usuarios a los que
no les importaría experimentar el conocimiento de
esta nueva herramienta a un nivel básico. Ahora bien, a la
hora de aludir a la ocupación asociada a este curso, no
parecen diferenciarla en el fondo mas que en el terreno del esfuerzo
físico -que presumiblemente supone-, y en el prestigio de unas
ocupaciones y otras (y su distinta remuneración); el
aprendizaje no sería más problemático que en el
resto de Proyectos.
vamos,
no es igual estar tecleando que estar de jardinera, ahí, con
la manguera; son dos cosas diferentes
(E.1).
Finalmente,
hablemos brevemente de un curso no poco controvertido en cuanto a su
interés y posible implementación. Siguiendo la línea
de nuestras interpretaciones, una vez más atenderemos a los
razonamientos que nuestros entrevistados elaboraron al respecto.
Los grupos con menor nivel educativo, que son en definitiva los
potenciales usuarios de Proyectos de esta naturaleza, no parecen
despreciar los cursos que permiten la obtención del Graduado
Escolar; eso sí, siempre y cuando no les suponga un elevado
número de horas. Sin embargo, no olvidemos el contexto en que
nos movemos, pues aunque consideran que éste es un requisito
que solicitan en muchos puestos de trabajo, lo cierto es que su
interés hacia estos cursos es secundario. Como veremos, su
objetivo principal es encontrar empleo, y, por tanto, los cursos más
directamente aplicables en este sentido serán los más
apetecibles.
Hemos
dejado para la última parte de nuestra exposición uno
de los puntos más comprometidos de los que alberga nuestro
estudio. Partiendo de la base de que el interés real
de los usuarios es algo imposible de medir en la práctica,
pues dependerá, más que ninguna otra cosa, de cada
persona concreta, a pesar de ello, sí hemos podido advertir
ciertas ideas comunes entre nuestros entrevistados, que trataremos de
rescatar a partir de sus argumentaciones.
El
primer objetivo: el trabajo/la permanencia.La
afirmación de la que, a excepción de los adolescentes,
todos los entrevistados parten, podríamos sintetizarla del
siguiente modo: lo primero es encontrar algún empleo que les
proporcione ingresos, indican algunos de ellos. Sitúan el
empleo en el lugar de la solución a sus problemas. Buscan una
salida que no encuentran y que tampoco el IMI les
proporciona. Así, en ciertos ámbitos, circula la idea
de que dicho Programa no es sino un mantenimiento estable en una
situación muy precaria.
Una
vez planteadas las bases, como es de suponer, encontramos diversas
posturas y matices encarnadas en los diferentes perfiles, que son las
que, a la postre, darán riqueza a nuestra interpretación.
A
estas alturas de la exposición, creemos ha quedado palpable la
tremenda complejidad del tema que nos ocupa. Así, uno de los
recursos que nos será una vez más de gran ayuda a la
hora de comprender y explicar un asunto tan recurrente como es el de
los intereses de estos actores, será el consistente en trazar
nuestras interpretaciones a partir de las posiciones que ocupan
determinados tipos ideales.
Atendamos
en primer lugar a uno de los típicamente más
vulnerables de los que encontramos con asiduidad en el Programa: las
mujeres solas con hijos a su cargo.No
escasean las veces en que hablando con estas mujeres, se percibe en
ellas un sentimiento de derrota. Sostienen, en muchas ocasiones,
haber perdido el tren; el futuro es de sus hijos, y en el
momento presente la protección social es la principal y única
baza para sacarlos adelante (la permanencia en el IMI se hace así
más sólida que nunca).
De
este modo, la propia búsqueda de empleo no sólo es un
intento por lograr por fin encontrar una salida, sino que
es además una forma de demostrar su actividad;
pues ésta se convierte en un requisito para permanecer en el
IMI. Sin embargo, dichas mujeres no parecen tener la intención
de abandonar el Programa, en tanto en cuanto no aparezca una oferta
de trabajo digno que garantice un mínimo de estabilidad, y, es
que, son y se sienten responsables de procurar un día a día
razonablemente decoroso a sus hijos. En este sentido, como ya
apuntábamos páginas atrás, la tardanza en volver
a recibir el IMI una vez han finalizado contratos de corta duración,
junto a las múltiples ocupaciones y dificultades con que se
encuentran a diario, desincentiva su salida al mercado laboral.
Algo
muy similar ocurre, más en concreto, con aquellas
pertenecientes a la etnia gitana. En general, no se percibe un
sentimiento de urgencia por salir de la situación de
sostenimiento en que están. Incluso, alguna de ellas, se
muestra cómoda haciendo cursos lo asumen como una
actividad diaria más-. Parecería como si no tuviesen
problema en continuar su periodo de formación indefinidamente,
siempre y cuando se mantenga la protección dineraria que,
desde el IMI, reciben.
Sin
embargo, nos hemos detenido concretamente en este colectivo dentro de
las mujeres solas con hijos, con el fin de mostrar su
heterogeneidad interna. Así, podemos establecer una distinción
entre dos posiciones diferentes en su seno, que en algo recuerda a
aquella que hacíamos capítulos atrás entre la
posición de la tradición que aquí
se correspondería con la b)-, y la emergencia de
otra que denominábamos como de nuevo gitano que
llamaremos a)-:
Estas
mujeres se muestran a sí mismas en la posición del
saber, frente a otras mujeres también
participantes. Albergan interés por los mecanismos de la
sociedad (más cerca de la integración), incluido el
mercado laboral reglado y sus medios de protección. En
definitiva, presentan un discurso de interés y apertura y
de dependencia al mismo tiempo- hacia lo que les rodea.
No saben nada. Yo por lo menos sé que de este curso cuando
venía le comentaba a mi compañera, mira este curso es
muy completo, es muy completo porque te enseñan a defenderte
de todas las maneras
(E.8).
Sin
embargo, la segunda es una posición aislada y acomodada
en la desintegración social. Se sitúan en el lugar del
no saber.
Yo,
como no sé ni lo que es, no digo nada
(E.8).
yo
voy, y no sé nada. Me dicen lo del currículum, y no sé
nada
(E.8).
Viven
la participación en los Proyectos más como un salir
de la rutina, un entretenimiento, un espacio de relación
con otras mujeres iguales que ellas, y no tanto como una apuesta de
futuro.
Es una experiencia más. Salimos un poquito de la rutina del
barrio. Conocemos otro ambiente, otra gente,
(E.8).
Buscan
salida, pero no la encuentran. Las condiciones que el
IMI impone no dejan espacio para aprovechar las oportunidades
pequeñas y escasas que se presentan. El IMI no incentiva la
salida, no anima a dar el salto, pues en ese momento crucial no
supone una ventaja positiva (no se pueden permitir estar unos meses
de espera sin recurso alguno, pues recordemos que son mujeres con
cargas).
no
te dan esa oportunidad, porque al otro mes no te dan el IMI. Trabajas
dos meses, de acuerdo, pero te quitan dos meses el IMI (
) Te
dejan entre la espada y la pared; te dejan exactamente igual que
cuando has empezado
(E.8).
Discurso
de retirada ante el panorama de una sociedad frente a la que se
sitúan, y que las desborda. Parecen preferir la seguridad de
lo que conocen (aislamiento frente a la sociedad prefiere lo
comunitario, donde se sienten más seguras-). No rechaza de
plano la modernidad, pero la temen. Sin embargo, al
entablar conversación con mujeres participantes más
aperturistas, se contagian de ganas por conocer ese valor
añadido del que hablan sus compañeras, y que,
aunque quizá no entendido de igual manera, les permitirá
también saber defenderse.
Yo
pienso que estas ayudas que tienen ellas, también las teníamos
que tener todas; porque también nos gustaría saber
defendernos
(E.8).
En
el caso de los hombres, son las propias peculiaridades de núcleo
de convivencia con respecto al colectivo anterior, las que comienzan
marcando algunas de las diferencias más significativas.
Al
igual que ocurría con el conjunto de mujeres, el de los
hombres tampoco se puede considerar como un grupo internamente
homogéneo. Así, por ejemplo, de acuerdo a su edad,
observamos posturas bien distintas.Dentro
de los hombres de edad media avanzada domina una perspectiva
marcadamente inmersa en parámetros políticos; así,
su interpretación de la realidad pasa por el prisma de estas
categorías. Tienden a formular un ideal un de estado
protector, al que reclaman medidas de discriminación positiva
en dirección al empleo.
Sin
embargo, las posiciones ante el mercado laboral son algo distintas.
Por un lado, alguna de estas personas se escuda en la posición
del no puedo (= no quiero). Niegan utilidad
alguna a los Proyectos, y afirman que éstos no pueden
enseñarles nada nuevo a su edad. Frente a su participación,
no ya sólo en los Proyectos, sino en el mundo del trabajo, en
realidad, parecería como si pretendiesen permanecer en el IMI
entre tanto no encuentre un trabajo seguro (muy protegido) y cómodo.
Por
otro lado, frente a esta posición extrema, observamos otra más
participativa. Su prioridad es encontrar empleo (algunos muestran su
intención por salir cuanto antes del IMI, y expresan que
aceptarían trabajo de lo que sea). Se sienten
suficientemente formados, por lo que su interés por los cursos
se establece a partir, no tanto de lo que allí les puedan
enseñar, como de una posible vía de entrada al mercado
laboral (mediante bolsas de empleo o cierta discriminación
positiva hacia aquellos que muestren un mayor interés por
participar su esfuerzo-).
La
situación es algo distinta en el caso de los hombres con menos
edad. Tanto los jóvenes como los de edad media, al igual que
otros colectivos anteriormente tratados, señalan como su
primer objetivo la entrada en el mercado laboral (para conseguir más
recursos). Pero, a diferencia de lo visto hasta ahora, algunos de
éstos no desdeñan en modo alguno la autonomía en
el empleo (no descartan buscar trabajo como autónomo si
tuviesen dinero). Su permanencia en el IMI viene dada por la
prestación económica (y, en todo caso, por conseguir
algún pseudo-empleo mediante los cursos
remunerados).
Algunos
de ellos parecen estar bien en lo asistencial permanencia-; no
muestran sentimiento de urgencia por salir, pues han encontrado, en
cierto modo, una nueva situación de estabilidad.En
este sentido, parecen ser los usuarios inmigrantes extranjeros los
que mayor predisposición muestran a salir cuanto antes del
círculo de lo asistencial. Perciben, al igual que muchos otros
entrevistados, que el IMI lo que hace es mantener, pero
realmente no ayuda a salir. Su principal objetivo a corto
plazo es encontrar un empleo, aunque no esté bien remunerado,
y contemplan su propio sufrimiento como una inversión
para las futuras generaciones (sus hijos). Sin embargo, la formación,
a pesar de no estar en un plano tan a corto plazo, sí es
valorada como una fuente de promoción.
Un
caso bien distinto es el de los jóvenes adolescentes
participantes en Proyectos. Éstos muestran verdadero interés
por acudir a los cursos, pues es su principal baza de cara al futuro.
Es una nueva oportunidad que no entra en contradicción con su
postura de retirada frente a la escuela (fracaso escolar). Aquí,
afirman, todo es diferente.Discriminación
positiva.
Como
vimos, tanto las mujeres solas con hijos a su cargo como
los hombres de edad media avanzada, se autoperciben y
presentan como colectivos de gran vulnerabilidad de cara al empleo.
Así, reivindican a la Administración algún tipo
de medida de discriminación positiva que les
permita incorporarse al mercado laboral -No olvidemos que las
dificultades a las que muchas veces se enfrentan estas personas a la
hora de encontrar empleo, son, hoy por hoy, prácticamente
insalvables. Así, muchas veces, se sienten especialmente
vulnerables ante un mercado laboral cada vez más excluyente y
competitivo.
Sin
embargo, son los segundos, los que con más insistencia
reclaman una salida a través de estos mecanismos.
Vuelven recurrentemente a la idea del estado protector
(en cierto modo, mezclada en este caso con tintes de aquella
concepción paternalista más en boga años atrás),
y basan su legitimidad para demandar una mediación
facilitadora frente al mercado protección, en
definitiva-, en su calidad de trabajadores colectivo
que sostiene típicamente el sistema de protección- en
paro.
Conexión
entre formación y mercado laboral.Pero
he aquí, uno de los elementos que, de forma más
visible, muestra el interés real de los usuarios
con respecto a los Proyectos.
Tanto
las mujeres como los hombres entrevistados (no extranjeros), parecen
de acuerdo en señalar la patente inexistencia actual de una
conexión real entre formación y empleo. Según
sus palabras, los cursos no garantizan salidas en el
momento presente.
Sin
embargo, dentro de este colectivo hay diferencias de matiz. Pues
mientras las personas con mayor experiencia en el mercado laboral, no
ven futuro alguno en la formación, aquellos con menos contacto
con el empleo formal sí tienen ciertas esperanzas en que, con
modificaciones, sirva de algo (ya que, por el momento, cuando
finalizan los cursos, afirman sentirse desvalidos frente al mercado
laboral).
Los
sectores con una visión más esperanzada en la
existencia actual de una conexión más real entre empleo
y formación, son las personas inmigrantes extranjeras y los
jóvenes adolescentes. Los primeros, sobre la base de un empleo
previo, se muestran interesados por la formación incluso a
pesar del IMI, pues la ven como una vía de escape para mejorar
su situación presente; mientras que para los segundos, es su
principal baza de futuro.
Obligación
y control. Los cursos como requisito de permanencia.Es,
sin lugar a dudas, el segundo de los temas más recurrentes en
la línea que venimos trazando.
De
nuevo, salvo en el caso de los usuarios inmigrantes extranjeros,
aparece de fondo una idea ampliamente extendida en torno a los
Proyectos IMI incluso entre los jóvenes adolescentes que
suponen un contacto indirecto con los mismos. Como vimos, todas estas
personas afirman necesitar el dinero que da el IMI para poder seguir
adelante (predomina el factor económico). En este sentido, los
cursos son, sobre todo, cuando se los relaciona
explícitamente con el Programa, un requisito de obligado
cumplimiento (y sujeto a control) para poder permanecer en el IMI.
Todos
ellos, en un primer momento, asumen con resignación su posible
participación. Y, aunque ciertos usuarios, una vez han
asistido más asiduamente a los Proyectos, llegan al
acostumbramiento, la obligación a participar está
presente de fondo siempre que aparecen como ligados al IMI (y, es
que, cuando no es explícito este nexo de unión entre
'ayuda económica' IMI- y cursos
-Proyec-tos-, la separación entre ambos es radical).
empecé a hacer el cursillo éste por lo del IMI. Hombre,
de primero vienes un poco obligada a hacerlo (
) Nada, pero al
final está muy bien
(E.2).
En
el mismo sentido que veníamos comentando, no sólo
señalan la molesta la obligación a
participar, sino, sobre todo, el control cuasi
enfermizo que desde Servicios Sociales se lleva a cabo
(dicen sentirse con una total falta de intimidad y autonomía a
cambio de una exigua, pero imprescindible, ayuda económica).
Algunas posturas (estratégicamente) más sumisas,
reclaman que sea recompensado su buen comportamiento, lo cual, añade
un nuevo matiz en la percepción de los Servicios Sociales como
un ente arbitrario (son principalmente, aunque no exclusivamente,
algunos de los hombres entrevistados los que señalan
indignados el papel injusto que muchas veces parecen encarnar las
trabajadoras sociales o asistentas, pues son ellas las
que presumiblemente tienen en definitiva el poder de dar
o quitar). Precisamente, la R.M.I. parece que tratará
de paliar en parte esta imagen negativa de los Servicios Sociales,
disminuyendo en la medida de lo posible la contradictoria tarea de
ayuda y control a que se ven abocados.Pero
veamos cómo se traduce todo esto en las dos posiciones
diferentes que pudimos observar dentro del colectivo de mujeres
gitanas con hijos a su cargo:
Por
un lado, la postura más aperturista sitúa a las
asociaciones como entidades que prestan su colaboración, y
una ayuda útil para aprender a moverse en el mercado laboral
al que desean entrar. Sin embargo, por el contrario, el papel de los
Servicios Sociales estaría en el lugar del control
persecutorio, obsesivo y arbitrario. Como vemos, una vez más
se hace aquí palpable la radical separación entre IMI
(del lado de los Servicios Sociales) y Proyectos (del lado de las
asociaciones).
La
postura más reaccionaria, sólo tiende a unirse al
discurso de protesta generalizada contra el IMI. Parece ser gente
acomodada en lo asistencial, y sin inquietud por salir de la
presente situación (suelen mostrarse bastante conformistas en
cuanto a la oferta de cursos, pues no ven horizonte alguno que las
anime).
Utilidad.Una
vez establecida la frontera entre los recursos económicos y
los formativos, resulta más fácil interpretar la otra
cara de los Proyectos percibida por algunos de los usuarios. Ésta
aparece mucho más imbricada en la cuestión
anteriormente vista sobre las conexiones in/existentes entre
formación y mercado laboral.
De
esta forma, aquellos usuarios menos experimentados en el mercado
laboral pero con interés por incorporarse a él, afirman
encontrar gran utilidad en las herramientas de búsqueda de
empleo (y, de hecho, las utilizan), y reconocen el posible valor
añadido que pueden suponer los cursos a la
hora de buscar un trabajo.
Para
aquellos que se sienten más duchos en este mercado, o que
piensan que la formación no puede luchar contra el factor
edad, la utilidad concedida a los Proyectos es mucho más
restringida. Ahora bien, lo que sí comparten con el resto de
los usuarios entrevistados es la percepción de valor
contenida en los títulos acreditativos (de la formación
recibida en los Proyectos, en este caso). Así, valoran los
títulos (siempre y cuando no estén marcados,
afirmarían algunos), pues les dan cierta seguridad a la hora
de buscar trabajo (por el saber hacer que implican).Para
los más jóvenes, la percepción de utilidad de
los cursos (al margen del IMI pues recordemos
que, también para ellos, tiene las mismas connotaciones
negativas que para el resto de usuarios-) se hace más palpable
que en ningún otro colectivo de los estudiados. Dichos
cursos son, en resumidas cuentas, un punto de partida
ante la incertidumbre creciente que experimentan.
Pero
no todos los elementos de utilidad que los usuarios asocian a los
Proyectos están directa y exclusivamente relacionados con el
empleo. Para no pocas mujeres, por ejemplo, el curso vale
como distracción (evadirse en compañía de otras
mujeres) mientras encuentran un empleo, al tiempo que sienten el
apoyo y abrigo de sus iguales y de las personas de las entidades
encargadas de trabajar con ellas.
En
cualquier caso, la dura situación en que están
inmersas la mayoría de estas personas, expuestas, no sólo
a una evidente desintegración de tipo socioestructural, sino a
periódicos desequilibrios emocionales, encuentra en muchos
casos consuelo y enriquecimiento personal en unos espacios que, por
un momento, les sirven para alejarse de la desbordante realidad que
en el día a día les aguarda.
Propuestas
a modo de conclusiónAntes
de comenzar el último de los bloques de nuestra exposición,
huelga decir que éste, en modo alguno será un mero
resumen de todo lo anteriormente apuntado. Es más,
precisamente las bases de lo que a continuación veremos
radican en aquello, de forma que no es recomendable aislar, sin más,
este apartado final, del conjunto del estudio. Por otra parte,
obviamente perderíamos de vista matices, justificaciones y
recomendaciones que ya encontraron su lugar, y que no serán de
nuevo reiterados.
Tal
y como hemos argüido una y otra vez, el tema que nos ocupa de
ninguna forma se extingue al tiempo que el marco formal en que se
venía insertando, sino que, por contra, éste aparece
revitalizado con el paso del IMI a la RMI y el nuevo Plan
contra la Exclusión de la Comunidad de Madrid, que, es
previsible, comiencen a entrar en funcionamiento próximamente.
Así, en el texto articulado del Anteproyecto,
desde la Comunidad de Madrid, se presentan los Proyectos de
Integración como actividades organizadas,
dirigidas a la promoción personal y social de un grupo de
personas que se encuentran en situación o riesgo de exclusión,
y promovidas por entidades de iniciativa social sin ánimo de
lucro. Los proyectos podrán incluir actividades de
acompañamiento social, formación ocupacional, acceso al
empleo y cualesquiera otras que favorezcan la inserción social
o la prevención de la exclusión de las personas que
participen en él.Una
vez contrastada la tremenda actualidad del asunto a tratar, partamos
de un diagnóstico de situación compartido por los tres
actores implicados en el trabajo de inserción con los usuarios
IMI: Servicios Sociales de la Comunidad de Madrid, Servicios Sociales
municipales y asociaciones. Éstos, observan que el perfil
de usuario ha cambiado en los últimos años; ahora
debemos trabajar con un tipo de perceptor más
desestructurado, y con mayores dificultades de inserción
que el anterior. Así, la incorporación en el mundo
laboral no se hace posible de forma inmediata, y las herramientas que
venían utilizándose para dicha integración
parecen haber quedado obsoletas.
En
este contexto de cambio, aparecen varios peligros en el
terreno de la desinformación:
Por
otro, la fijación en ciertos perfiles típicos
que, por sus peculiaridades, llaman más la atención de
estos actores, de forma que aquellos otros que pasan más
desapercibidos, dejan de ser objetivo de nuestras actuaciones.
Finalmente,
pueden asumirse erróneamente como representativos
del conjunto de la población IMI, aquellos perfiles
que, efectivamente, nos llegan, haciéndonos así una
composición distorsionada del panorama real.
De
este modo, la primera de las necesidades más acuciantes es la
de delimitar con precisión las características de la
población IMI del distrito de Villaverde, pues sólo
partiendo de esta base podremos atender a sus demandas de forma
coordinada. Concretamente ha sido en las páginas precedentes
donde hemos tratado de acotar el terreno en que nos moveremos en este
sentido.
Sin
embargo, obviamente, esta población es radicalmente dinámica,
de forma que su composición, en dialéctica constante
con la sociedad en que se inscribe, no es homogénea ni de
evolución uniforme. Así, debemos vigilar continuamente
los cambios que se producen en su seno, para conseguir de este modo,
tanto desde las asociaciones como desde la Administración, una
correcta adecuación de nuestra oferta a las necesidades que
surjan. Por ejemplo, en una población de estructura tan joven
y con un número tan elevado de madres solas con cargas,
¿acaso queda alguna duda sobre la acuciante necesidad de más
centros de educación infantil -preparados para la
diversidad-, guarderías o ludotecas, en el
distrito?
Por
otro lado, más concretamente en el tema central que estamos
tratando, también evitaremos la proliferación de
Proyectos cajón desastre, donde, por dificultades
a la hora de derivar (encajar) a ciertos usuarios a (en)
la oferta existente, aparecen una serie de perfiles cuya
única característica común es su inadecuación
con aquellos solicitados específicamente por el resto de
Proyectos de la zona.En
definitiva, necesitamos instrumentos y datos que nos ayuden a
precisar nuestros objetivos de una forma más acorde y realista
con respecto a los usuarios con que trabajamos.
Pero
antes de entrar en el tema objetivos no podemos dejar de
mencionar la idea de obligación asociada a
Servicios Sociales municipales al hablar del Programa IMI. Como
vimos, éste era un factor de enjundia en lo que respecta a los
Proyectos, en tanto en cuanto constituye un obstáculo en la
comunicación con los perceptores y su motivación.
Así
pues, en consonancia con esto, la entrada de la RMI parece ir
encaminada a tomar una serie de medidas al respecto. El acceso a la
prestación económica -y el control del fraude- y la
incorporación social, responden a lógicas tan
diferentes que conviene separarlas con claridad (
). Se
desvinculará la comprobación y tratamiento de los casos
de fraude de los lugares en los que se informa y facilita el acceso a
la prestación (
). La motivación para participar
en acciones de incorporación social y laboral tiene, en el
modelo de renta mínima un carácter muy diferente del de
un programa de inserción. La exclusión de una renta
mínima debe limitarse a los casos de fraude o de actitudes
extremadamente inaceptables (
). Ello y, esto es lo más
importante- requiere diseñar un sistema de incentivos
positivos para el acceso a procesos de formación o al empleo
(Comunidad de Madrid. Septiembre de 2001., pp.64-65).De
esta forma, el paso hacia la RMI parece será una oportunidad
muy a tener en cuenta, que los Servicios Sociales municipales han de
aprovechar para fabricar una nueva imagen más cercana al
usuario. Procuraremos que el mensaje deje así de ser
contradictorio (ayuda al tiempo que control y
obligación), para convertirse en claro
y unidireccional. Precisamente es la necesidad de apoyo y
de incentivos positivos, la que favorecerá que dicha imagen
sea, previsiblemente, ampliamente aceptada por la actual población
IMI. Pero para conseguir transmitirla adecuadamente, debemos hacerlo
de forma coherente y bien coordinada desde un primer momento, en este
sentido, como veremos, la información y la publicidad pueden
jugar un papel crucial (y, es que, la cultura IMI está
muy arraigada entre ciertos colectivos de usuarios).
Por
otra parte, recordemos por un instante la posición que ocupaba
el empleo entre los usuarios IMI. Éste, a pesar de
la desincentivación proviniente de la precariedad del mercado
laboral y las bajas rentas de estas personas, era un objetivo de
primer orden, el cual situaban en el lugar de la solución
a todos sus problemas.Pero
ésta posición privilegiada parecen compartirla también,
aunque no exactamente en los mismos términos, algunos de los
actores implicados en el trabajo de inserción. El empleo
se presenta así como un mecanismo principal para el logro de
este proceso tanto para los Servicios Sociales de la Comunidad de
Madrid como para las asociaciones que presentan los Proyectos.
Si
bien es cierto que poner el acento en este aspecto atiende a factores
esenciales de tipo estructural, no lo es menos, que, como vimos, los
perfiles más desestructurados no
pueden acceder directamente a este nivel de integración, pues
necesitan previamente centrarse en el aprendizaje de elementos más
básicos (lo que algunos denominan, lo pre-laboral).
Precisamente en este sentido, varias de las asociaciones
entrevistadas muestran su desazón ante la falta de orientación
a la hora de conciliar los objetivos previos a los que tratan de
ceñirse con el nuevo perfil del que hablábamos
anteriormente.
Partiendo
de unos Proyectos cuyos objetivos valorados se centran
muy especialmente en la inserción laboral, estas asociaciones,
en el momento de la implementación de dichos Proyectos, se ven
obligadas desde el principio a flexibilizar (rebajar)
dichos objetivos en razón de los nuevos perfiles
que acuden. Así, nos encontramos con una cierta inadecuación
entre unos objetivos diseñados a priori -en función
de los que se evaluarán los Proyectos-, y unos usuarios cuyas
características hacen muy complicada su consecución. De
este modo, lo pre-laboral se convierte de hecho, en
ciertos casos, en un punto intermedio entre la población que
realmente encontramos, y unos objetivos no específicamente
diseñados para ésta, que intentaremos cubrir en la
medida de lo posible a lo largo de varios meses, pues es de éstos
de los que, a la postre, hemos de responder.
La
imposibilidad de alcanzar la meta prefijada, y la situación a
caballo entre ésta y las necesidades de los usuarios a
las que tratamos de atender, hacen más comprensible la
desorientación que, en algunos casos, muestran los
responsables de ciertas asociaciones. Las duras condiciones del
mercado laboral, articuladas por multitud de factores que escapan
absolutamente al control de estos profesionales, hacen de la suya una
tarea desalentadora. Es necesario tener una meta que nos marque la
orientación a seguir, pero no es práctico evaluar desde
el punto de vista de un objetivo marcado de acuerdo a una situación
hipotética que no se corresponde en modo alguno con la
realidad de la población a la que nos enfrentamos ni con
indicadores que responden a factores radicalmente incontrolables-. A
la postre, todo ello conduce a no trabajar totalmente de acuerdo ni a
la situación hipotética establecida a priori
(objetivo), ni a la situación real (actuaciones necesarias).
El
diseño de unos objetivos basados, no tanto en la consecución
de la inserción laboral, como en el conocimiento previo de la
población con la que trataremos -atendiendo siempre a su
inserción-, permitirá que éstos sean más
precisos, adecuados y realistas. Ahora bien, la incertidumbre que
provoca nadar entre dos aguas, es decir atender a los
indicadores que suponemos más valorados, al tiempo
que a algunos de los que consideramos no tan evaluables,
pero sí necesarios, debemos resolverla de algún
modo. Es decir, puesto que nuestras actuaciones estarán
sujetas a revisión, aconsejamos, de forma consensuada y
coordinada, la elaboración de nuevos indicadores (como
instrumentos que permitan la evaluabilidad) que atiendan
lo más fielmente posible a unas actuaciones tan básicas
como lo será el propio empleo en un nivel
ulterior. En definitiva, se trataría de dar un valor
a esta necesidad palpable de trabajar habilidades que se situarían
en un primer estadio de inserción, sin necesidad de
justificación a través de criterios ajenosAl
hilo del diagnóstico presentado, parece necesario la
unificación de criterios, así como la coordinación
y planificación conjunta de nuevas líneas de actuación
que, al tiempo que enlazan con la situación anterior, sean
capaces de dar respuesta al nuevo panorama que se avecina. Todo ello
es presentado por los actores implicados en el trabajo con la
población IMI, como una necesidad a la que se debe
dar una pronta respuesta; y la forma práctica de hacerlo
estaría encarnada en la figura de la red local
Sobre
todo en los últimos años, se han destacado mucho
algunas de las ventajas del trabajo en red, tanto en el
interior de las organizaciones como entre ellas. Las potencialidades
que alberga esta forma (o estructura) son muchas y de gran
profundidad; pero para que todo ello no quede más que en una
serie de medidas informes e incontrolables, que sólo atiendan
nominativamente a lo que se pretende, necesitamos de un trabajo
previo intensivo y extensivo
El
consenso de objetivos (generales y específicos) comunes,
basado en un estudio pormenorizado de situación y la
experiencia con que contamos, ha de ser el punto axial que guiará
nuestros ulteriores pasos. Es decir, como sabemos, la consecución
de la red local en ningún caso es un objetivo
(fin) en sí mismo, sino que es un instrumento útil
(medio para conseguir dicho fin) sólo en la medida que sea
capaz de maximizar nuestra eficiencia.
Así,
una vez establecido este consenso fundamental, podremos comenzar a
planificar nuestras medidas de actuación. Distingamos
analíticamente en este sentido dos tipos de medidas,
plenamente interrelacionadas en la práctica, que nos
permitirán ver facetas distintas del funcionamiento en
red. Así, por un lado, habremos de tener en cuenta el
diseño de aquellos elementos que se refieren más
específicamente a la propia coordinación interna de las
partes, y, por otro, al que estaría más directamente
relacionado con la respuesta práctica, igualmente coordinada,
a las demandas del usuario.Recordemos
que uno de los objetivos generales más importantes para la
presente campaña, será el de dar respuesta a un nuevo
perfil más desestructurado que el de años
anteriores. Por las dificultades añadidas que entraña
la inserción de este tipo de población, a propuesta de
las propias entidades locales, la Comunidad de Madrid, con la entrada
del nuevo Plan contra la Exclusión contempla la
posibilidad de conceder Proyectos de más larga duración.
Con ello se pretende dar más tiempo y continuidad al trabajo
con estas personas para que puedan alcanzar, con mayor probabilidad
de éxito, su inserción, en definitiva, en el mercado
laboral (recordemos que para la Consejería de Servicios
Sociales el empleo sigue ocupando un papel central en
este sentido). Así, la planificación adecuada y
justificada de plazos realistas es un punto de gran importancia.
Pero, además, sería deseable en los casos que así
lo requieran, garantizar una cierta continuidad en el difícil
proceso de inserción precisamente la implementación
de una red compuesta de entidades capaces de complementarse también
en el tiempo, es una de las ventajas que consideramos más a
tener en cuenta, pues significa dotar a nuestro trabajo de una
flexibilidad que hasta ahora recaía casi exclusivamente en los
propios objetivos-.
Ahora bien, para que dicha continuidad tenga una utilidad real
(sentido), debemos dotarla de una orientación práctica
clara (tanto para nosotros, como para el propio usuario pues,
como veremos, es esencial, en pro de su motivación e
implicación, que comprenda y se sienta partícipe de
unos fines comunes-). Dicha orientación asequible y no
contradictoria estará guiada en todo momento por una serie
objetivos progresivos que, recordemos, deben ser trazados
previamente. Los propios usuarios entrevistados, reclamaban en
algunos casos esa participación consciente y reflexiva en base
a una orientación deseada. Precisamente es aquí donde,
consideramos, adquiere sentido pleno el proceso de acompañamiento,
el cual se convertirá, previsiblemente, en un punto muy a
tener en cuenta con la entrada de la RMI. Así, los
itinerarios personalizados (individuales y grupales) con
distintos niveles, parecen ser los marcos donde podremos traducir
esta serie de premisas.
Dicho
esto, retomemos una idea que ya fue tratada en páginas
anteriores, y que nos parece de vital importancia en lo tocante al
futuro próximo de los Proyectos. Como sabemos, nos encontramos
en un punto de inflexión en el cual la obligación
a participar desaparecerá en la mayoría de los casos.
Esto significa que muchos de los usuarios que antes acudían a
los Proyectos por miedo, ahora pueden dejar de asistir a
los mismos. Sin embargo, desde nuestro punto de vista, el
aprovechamiento y la motivación de una persona en la que
perdure un sentimiento de obligación y rencor, no tienen punto
de comparación con los mostrados por aquellos participantes
que acceden y permanecen en los Proyectos voluntariamente.Así,
se abre un panorama, que deja del lado de las entidades implicadas en
el proceso de inserción a través de actuaciones de esta
naturaleza, una tremenda responsabilidad. Conseguir que los usuarios
acudan, no por miedo a perder la prestación
económica, sino por iniciativa propia, es un reto
ineludible para el que debemos estar bien preparados antes de la
puesta en marcha de la RMI. Este punto de inflexión,
al tiempo, debe ser para nosotros de partida, pues
comenzamos una andadura no exenta de dificultades, en la que
trataremos de incentivar la participación desde una
perspectiva que, procuraremos, sea percibida de forma nueva y
distinta.
Para
conseguir llevar a buen término nuestro propósito, y
esto es esencial, necesitamos preparar adecuadamente el terreno. Es
decir, el diseño conjunto de un plan estratégico
previo, cuidado y sopesado, redundará en una más fácil
y menos problemática puesta en marcha. El trabajo en red
requiere de una coordinación ágil y de un intercambio
de información fluido, que sólo conseguiremos
habiéndolo dispuesto con anterioridad.
De
cara a la población a la que pretendemos atender, será
necesario hacerle llegar un mensaje compartido, claro y preciso.
Cuanto más sencillo sea éste, menor será el
efecto distorsionador que sin duda se produce en un fenómeno
tan poco controlable como es el de la transmisión oral entre
los usuarios. Recordemos que es, precisamente en los perfiles
con mayor grado de desestructuración, donde las
interpretaciones manejadas en el seno del grupo funcionan de una
forma más monopolística. En este sentido,
el potente fenómeno del contagio motivacional que
se produce en el seno de ciertos colectivos bien definidos, debemos
saberlo encauzar adecuadamente en los itinerarios grupales.
La presentación (publicidad) de los Proyectos por
parte de un igual participante en campañas
anteriores, o, incluso, a través de la mediación de
personas clave (recordemos que algunas de estas personas
muestran especial respeto por ciertas figuras ajenas al
ámbito que nos ocupa), pueden ser medidas a tener en cuenta en
esta línea.Pero
para que este mensaje, basado en incentivos positivos,
sea eficiente, debemos atender a dos pilares que han de sostenerlo.
Por una parte hablaremos de su adecuada difusión, pero por
otra, no descuidaremos en modo alguno el contenido de lo
que ofrecemos.
Sólo
a través de una cuidada y continua campaña de
publicidad y, sobre todo, de información, conseguiremos
transmitir a los potenciales usuarios de los Proyectos la utilidad de
los mismos para su proyecto de vida. El diseño de
dicha campaña deberá atender siempre a los objetivos de
fondo, y a la oferta real (no engañosa)
que pondremos a disposición de todo aquel que participe. En
este sentido, lo deseable es que ésta sea lo suficientemente
abierta y flexible como para incorporar nuevos elementos que puedan
ir surgiendo a lo largo de la misma, que favorezcan la imagen
que pretenderemos difundir.
Precisamente,
la ruptura con la idea de IMI-obligación,
requerirá de la utilización por nuestra parte de nuevos
conceptos no fácilmente interpretables, en lo posible, desde
la óptica anterior. Es decir, lo que trataríamos es de
utilizar el menor número de elementos comunes que sirviesen de
nexo entre la idea de IMI y los nuevos Proyectos de
inserción. Lo cual, no quita en absoluto, para que sigamos
empleando de fondo algunos de los contenidos que, como vimos, mejor
valoraban los usuarios.
La
transmisión de la información, no sólo de forma
adaptada y asequible a los distintos perfiles, sino
además claramente respetuosa con las inquietudes del
perceptor, no es contradictoria con un uso lícito de la
retórica. Persuadir a los usuarios de los pasos
que, consideramos, sería adecuado siguiesen, con el fin de
lograr conjuntamente los objetivos de fondo, ha de ser una
herramienta no desdeñable desde el punto de vista del trabajo
hacia la inserción. Sin embargo, reiteramos que dicha
herramienta deberá utilizarse de forma responsable y
respetuosa (recordemos que estamos acompañando al
usuario hacia su autonomía), con el solo propósito
de mostrar nuevos horizontes o puntos guía hacia los que
encaminarse. (
) Se trata de tomar decisiones de forma
participada acerca de los diferentes pasos que se deben ir dando,
tratando de que el usuario perciba que se el apoya en todo momento y
respeta su voluntad (Comunidad de Madrid. Septiembre de 2001.,
p.74).
Por
otro lado, en un frente distinto de la campaña de publicidad e
información propuesta, sería deseable atender en lo
posible, y en coordinación con otras entidades, a la
sensibilización de ciertos sectores de población
plenamente integrados, pues son éstos los que, en definitiva,
constituyen una de las barreras más decisivas en el proceso de
inserción. El trabajo de imagen e incentivos
positivos que, de cara al empleador, habría que
emprender, aunque presumiblemente excedería las competencias y
posibilidades de nuestras entidades locales, en modo alguno es ajeno
a nuestros intereses. Así, toda medida que pudiera tomarse en
este sentido, debe ser aprovechada al máximo por nuestra red.
Pero,
como ya advertimos, no sólo se trata de saber vender
el producto, sino que, además, éste debe responder
adecuadamente a lo que se ofrece, pues, en principio, pretendemos que
la nuestra sea una imagen sólida y sostenible.
Para lograr una adaptación más precisa de los Proyectos
al colectivo al que nos dirigimos, fueron presentados en páginas
anteriores un buen número de elementos que, en modo alguno,
trataremos de repetir aquí de forma sistemática y
pormenorizada. Sin embargo, dichos elementos habrán de ser
tenidos en cuenta a la hora de dar cuerpo a unos Proyectos que, desde
la Consejería, se valorará sean a la carta.Proponemos
así, atender desde un primer momento a uno de los factores de
más amplia aceptación entre los usuarios participantes.
El apoyo y el refuerzo positivo, los cuales alimentan la autoestima y
la confianza al tiempo que la motivación son, como vimos,
piezas clave en el difícil proceso de inserción, pero
típicamente relegadas a lo implícito. Trabajarlas
explícitamente en el diseño de nuestros Proyectos, a la
par que la reflexividad de los perceptores, añadirá un
valor que será básico para ir cimentando
sobre él. Este contacto personal irá desde el
apoyo emocional, la escucha, la intervención socioeducativa
personal o familiar, cambio de hábitos, actitudes, superación
de problemas, desmotivación y otros (Comunidad de
Madrid. Septiembre de 2001., p.74).
Por
otro lado, consideramos interesante la posibilidad de elaborar
Proyectos amplios que comprendan en su seno varios niveles,
integrados bajo una misma perspectiva. Con ello nos será más
fácil conseguir, a través de unos contenidos
completos, una orientación que procuraremos sea
en todo momento clara y palpable (sobre todo para el participante).
Además, al tiempo, intentaremos dotarlos de una dinámica
interna hacia el empleo mediante conexiones con:
el
empleo social: (
) si se desea aumentar el
contacto de los colectivos excluidos con el mercado de trabajo y
mejorar su cualificación, debería hacerse un esfuerzo
por potenciar el empleo social como una vía de aunar
integración, empleo y cualificación (Comunidad
de Madrid. Septiembre de 2001., p.21).
En
cualquier caso, explícitamente,
siempre dejaremos abierta la puerta de acceso al mercado de trabajo,
siendo conscientes de las propias limitaciones que implican los
diferentes niveles en que, a nuestro entender, se encuentran los
usuarios. En definitiva, nuestra labor se centraría en
acompañarles y apoyarles en el difícil
camino de su inserción laboral y social.Para
finalizar, sólo resta expresar nuestra voluntad de apertura
hacia ulteriores actualizaciones de esta serie de propuestas, en base
a la respuesta dada por los actores inmediatamente implicados en la
red local que se encargará de poner en marcha los
Proyectos de la próxima campaña. Así,
procuraremos que este proceso de comunicación y dialéctica
continua forme parte consustancial de ésta, nuestra red.
AnexoEntrevistas
abiertas realizadas:
E.1.-
Entrevista: Mujer. Familia monoparental. Soltera. Joven. Con hijos
pequeños. Sin experiencia laboral reconocida. Sin estudios. No
perteneciente a etnia gitana. No asistente a Proyectos.
E.2.-
Entrevista: Mujer. Familia monoparental. Viuda. Edad media. Con hijos
pequeños. Sin estudios. Sí asistente a Proyectos.
E.3.-
Entrevista: Mujer. Inmigrante extranjera (dominicana). Familia
monoparental. Con hijos pequeños. Con experiencia laboral
(trabajo doméstico). Sin estudios. Vivienda alquilada. No
asistente a Proyectos.
E.4.-
Entrevista: Hombre. Familia nuclear. Con hijos pequeños. Etnia
gitana. Tiene un hijo pequeño con problemas de salud. Joven.
Con poca experiencia laboral reconocida. Sin formación. Sí
asistente a Proyectos.
E.5.-
Entrevista: Hombre. Familia nuclear. Con hijos pequeños. No
perteneciente a etnia gitana. Problemas de salud físicos
(invalidez parcial). Edad media tardía. Con poca experiencia
laboral reconocida. No asistente a Proyectos.
E.6.-
Entrevista: Hombre. Hogar unipersonal o de convivencia con la madre.
No perteneciente a etnia gitana. Problemas con la justicia y deudas.
Separado. Poca experiencia laboral reconocida. Graduado escolar. Edad
media. Sí asistente a Proyectos. Actualmente fuera del IMI.
E.7.-
Entrevista: Hombre. Hogar unipersonal. No perteneciente a etnia
gitana. Soltero. Experiencia laboral reconocida. Edad media tardía.
Sí asistente a Proyectos.
E.8.-
Entrevista (grupal): Mujeres. Familia monoparental. Jóvenes y
de edad media. Con hijos pequeños y medianos. Sin estudios o
con graduado escolar. Con muy poca o ninguna experiencia laboral
reconocida o muy poca. Etnia gitana. Sí asistente a Proyectos.
E.9.-
Entrevista: Mujer. Familia monoparental. Divorciada. Edad media. Con
hijos pequeños y medianos. Con formación. Problemas
psicológicos (recibió malos tratos en el pasado), y con
una niña enferma. Sí asistente a Proyectos.
E.10.-
Entrevista: Hombre. Hogar unipersonal. Media edad. Con experiencia
laboral reconocida. Problemas con la droga, con la justicia y de
salud (físicos). No asistente a Proyectos.
E.11.-
Entrevista: Hombre. Familia nuclear. Casado. Con hijos medianos no
perteneciente a etnia gitana. Edad media tardía. Con
experiencia laboral reconocida. Con formación. Sí
asistente a Proyectos.
E.12.-
Entrevista: Hombre. Familia nuclear. Con hijos pequeños. No
perteneciente a etnia gitana. Problemas de salud psíquicos.
Edad media tardía. Sí asistente a Proyectos.
E.13.-
Entrevista (grupal): Jóvenes adolescentes de ambos sexos.
Pertenecientes y no pertenecientes a etnia gitana. Pertenecientes, la
mayoría de ellos, a familias que actualmente se encuentran en
el Programa IMI.
E.14.-
Entrevista: Hombre. Inmigrante extranjero (marroquí). No
regularizado (era su mujer la que figuraba como titular IMI). Cabeza
de familia nuclear. Casado. Con hijos pequeños. Edad media.
Con experiencia laboral reconocida. Con formación. Vivienda
alquilada. Sí asistente a Proyectos.
E.15.-
Entrevista: Mujer. Familia monoparental extensa (vive con sus hijos y
su madre). Soltera. Edad media. Con hijos pequeños y medianos.
Con formación. Problemas psicológicos (recibió
malos tratos en el pasado), y con una niña enferma. Sí
asistente a Proyectos.
E.16.-
Entrevista: Hombre. Hogar unipersonal. No perteneciente a etnia
gitana. Soltero. Experiencia laboral reconocida. Edad media tardía.
Sí asistente a Proyectos.
E.17.-
Entrevista: Hombre. Hogar unipersonal. No perteneciente a etnia
gitana. Problemas con el alcohol y deudas. Separado. Experiencia
laboral reconocida. Con formación. Edad media tardía.
Sí asistente a Proyectos.
E.18.-
Entrevista: Hombre. Familia nuclear. Con hijos pequeños. Etnia
gitana. Edad media. Sin experiencia laboral reconocida. Sí
asistente a Proyectos. Actualmente fuera del IMI.
Bibliografía
de apoyo
CAM.
El Ingreso Madrileño de Integración / 6. Primera
Evaluación. Comunidad de Madrid. Conserjería de
Integración Social. 1993. Madrid.
CAM.
El Ingreso Madrileño de Integración / 7. Los
Proyectos. Comunidad de Madrid. Conserjería de
Integración Social. 1993. Madrid.
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Los Proyectos IMI, Comentarios teóricos y resultados
prácticos. Comunidad de Madrid. Conserjería de
Integración Social. 1994. Madrid.
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Manual de procedimiento de la gestión del programa
"Ingreso Madrileño de Integración".
Comunidad de Madrid. 1997. Madrid.
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Plan contra la Exclusión de la Comunidad de Madrid.
Diagnóstico y Medidas de actuación. Primer borrador.
Comunidad de Madrid. Septiembre de 2001. Madrid.
CÁRITAS.
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Cáritas. Documento de Trabajo. Cáritas Española
Editores. Junio de 2001. Madrid.
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Comunidad de Madrid y Asociación Proyecto San Fermín.
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Madrileño de Integración en perspectiva comparada.
Colección igualdad. Volumen XII. Fundación
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Madrileño de Integración (I.M.I), en OFRIM
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