Introducción
Dentro del programa terapéutico de Proyecto Hombre la fase de reinserción es la tercera y última del proceso de rehabilitación.
En ella, y de una manera paulatina, la persona va enfrentándose a las situaciones propias de una vida normalizada. Poniendo en practica los aprendizajes adquiridos y con las decisiones que personalmente asume va diseñando las circunstancias y condiciones en las que se desenvolver en su futuro inmediato. Si algún aspecto se muestra como relevante en este contexto es la gran cantidad de cambios a los que la persona se debe enfrentar.
Partiendo del concepto del estrés psicológico como el resultado de una relación particular entre el sujeto y el entorno, que se produce cuando este es evaluado por la persona como amenazante o desbordante de sus recursos y que por ello pone en peligro su bienestar (Lazarus y Folkman, 1986), es fácil suponer que los individuos en proceso de reinserción social encontrarán un gran número de eventos que pueden percibir como estresantes. Es necesario tener en cuenta en este caso la relación indirecta que distintos autores han encontrado entre estrés y salud, a través de la elicitacion de conductas no saludables, como el consumo de Drogas, (SandIn 1995. Al margen de los posibles factores individuales que pudiesen contribuir a la evaluación de las situaciones como estresantes consideramos que existen determinadas circunstancias comunes intrínsecas al desarrollo del proceso terapéutico que pueden incrementar esta posibilidad y que a modo de ejemplo podríamos citar:
- El ir abandonando un ambiente que aporta apoyo emocional, tanto de los compañeros como de los profesionales.
- El enfrentarse a la búsqueda de un trabajo, tras una vida inactiva de al menos 18 meses.
- En muchos casos el asumir responsabilidades familiares abandonadas con anterioridad
- El realizar actividades de tiempo libre sin relación con él consumo de drogas
- El asumir una progresiva responsabilidad económica.
- El establecer relaciones que cubran sus necesidades afectivas.
- El insertarse en la red social normalizada.
- El poner en práctica una serie de valores que le ayuden a intentar configurar su propio estilo de vida.
Al igual que afirma Labrador 1993, creemos que el estrés es un aspecto inevitable de la vida. A veces, incluso, contribuye a la adquisición de nuevas estrategias o la puesta en marcha de recursos personales excepcionales, ello permitirá su utilización en situaciones futuras y contribuirá a mejorar las creencias sobre la propia valía y el sentido de auto eficacia.
Los trastornos psicofisiológicos y las alteraciones asociadas sólo se presentarán ante una determinada frecuencia, intensidad o duración de la respuesta de estrés, es decir, cuando el exceso de activación fisiológica no pueda ser canalizado en un comportamiento útil.
En gran medida la diferencia entre individuos en cuanto a funcionamiento ante las situaciones de estrés se produce en las distintas formas en que cada uno les hace frente. El proceso de afrontamiento no es siempre constructivo o destructivo en sus consecuencias, si no que sus costos y sus beneficios dependen de la persona; su momento y el contexto de estrés (Rodríguez Marín 1996).
Es más, las consecuencias serán diferentes si las valoramos desde el aspecto fisiológico, psicológico o social. Por tanto cuando hablamos de afrontamiento hacemos referencia a los esfuerzos tanto cognitivos. como conductuales que realiza la persona para manejar el estrés psicológico, independientemente de sus resultados. Según Lazarus y Folkman 1986, cubre dos tipos de objetivos, alterar la fuente provocadora de estrés modificando la situación o cambiar la manera en que ésta es tratada para reducir así el estado emocional negativo. Estas dos funciones pueden complementarse a la hora de contribuir al funcionamiento global del individuo o pueden interferirse.
El afrontamiento juega un papel mediador entre las circunstancias estresantes y la salud, las estrategias focalizadas en el problema se relacionan con resultados más positivos, mientras las centradas en la emoción parecen relacionarse con la ansiedad y la depresión. La evitaciòn se asocia negativamente con las formas de afrontamiento centradas en el problema.
La confrontación y el distanciamiento en general parecen llevar a peores resultados, mientras el autocontrol y la búsqueda de apoyo social son menos discriminativos.
Si bien asumimos que las personas alcanzarán un mejor funcionamiento con una utilización flexible de las estrategias, es decir según los requisitos situacionales que prevalezcan en cada momento, en este trabajo hemos optado por considerarlas transituacionalmente, como disposiciones generales, tendencias que llevan a la persona a pensar y a actuar de forma más o menos
estable.
Nuestro propósito es estudiar como esas preferencias individuales pueden incidir en el proceso de reinserción social de individuos que han consumido drogas de manera habitual.
Por ello, en los primeros meses de este año nos propusimos comprobar, si las personas que se encontraban en fase de reinserción percibían un gran numero de situaciones estresantes, en que arreas eran más habituales y sobre todo, de qué formas respondían ante ellas. Los objetivos a los que nos gustaría aproximarnos a partir de esta información podrían ser:
- Describir al grupo en cuanto a cantidad de situaciones estresantes percibidas.
- Concretar las arreas en las que seria necesario una mayor Intervención terapéutica.
- Definir qué estrategias de afrontamiento del estrés son las más y las menos utilizadas.
- Describir las implicaciones que poseen el uso de las distintas estrategias de afrontamiento.
- Plantear Posibles relaciones entre estrategias de afrontamiento, reacciones emocionales y conductas de consumo de drogas.
- Comprobar si existen diferencias entre dos tipos de usuarios del programa que parecen diferenciarse y qué implicarían esas distinciones en cuanto al proceso terapéutico.
- Realizar, estudios de seguimiento de altas, trabajando sobre la hipótesis entre las dificultades estratégicas y la posibilidad de recaídas.
Metodología
El grupo estudiado está formado por 24 personas, que se encontraban en la fase de reinserción de Proyecto Hombre de Cantabria. 18 eran hombres y 6 mujeres, sus edades oscilaban entre 21 y 36 años, con una media de 29,50. Se compara con un grupo control formado por 24 personas, 17 hombres y 7 mujeres, con edades entre 23 y 38 años y una media de 30,58.
Adicionalmente distinguimos dos subgrupos dentro del grupo experimental. El primero cuenta con 7 personas de entre 21 y 24 años. El segundo está formado por 17 de entre 28 y 36 años. Aquí .Este segundo grupo tiene como diferencias apreciables respecto al primero :
- mayor consumo en años.
- mayor deterioro físico( con enfermedades crónicas hepatitis VIH)
- situación legal, especial, de varios de sus miembros : cumplimientos de penas en PH, experiencias de cárcel, pendientes de juicios, aparición de causas anteriores a su entrada al PH..
- una mayor desestructuración social, respecto a las redes de apoyo.
- también se aprecian distintos estilos en los hábitos de consumo, tanto en el tipo de droga como en la vía de consumo, siendo la vía predominante de consumo en el segundo grupo la parenteral.
Los sujetos evaluaron las situaciones estresantes vividas en los dos años anteriores (periodo coincidente con el programa terapéutico en las personas del grupo experimental) con el CSV, Cuestionario de Sucesos Vitales (Chorot y Sandin, 1991), compuesto por 12 subescalas con distinto número de items:
- Trabajo, 7 item
- Salud, 7 item
- Amor, 5 item
- Matrimonio/pareja, 7 item
- familia, 6 item
- Hijos, 6 item
- Social, 6 item
- Legal, 6 item
- Finanzas, 4 item
- Residencia, 4 item
- Académico, 4 item
- Miscelánea, 3 item
Las estrategias de afrontamiento utilizadas ante las situaciones estresantes fueron valoradas a través del EEC-R, Escala de Estrategias de Coping, (Sandin y chorot, 1991). Este cuestionario está formado por 9 subescalas, de 6 items cada una. Cada item debe ser puntuado, según haya sido usada la estrategia por el sujeto en una escala de 1 a 5 puntos. Las subescalas quedan definidas como:
- Focalizado en la situación o problema (FSP).
- Auto-Focalización+,negativa (AFN).
- Autocontrol (ACT).
- Reestructuración cognitiva (REC).
- Expresión Emocional Abierta (EEA).
- Evitación (EVT).
- Búsqueda de Apoyo Social (BAS).
- Religión (RLG).
- Búsqueda de apoyo profesional (BAP).
Además nos resultó interesante evaluar la autoestima, factor personal que juega un papel relevante en la percepción e interpretación de los acontecimientos por parte del sujeto y por tanto determinar en gran medida la manera de afrontarlos. Para ello utilizamos el SES de Rosenman, (J. A. Navas, 1996).
Al trabajar con una muestra clínica su tamaño es pequeño. Por ello hemos optado por la utilización de una prueba no paramétrica a la hora de comparar los datos de los grupos experimental y control y de los dos subgrupos diseñados dentro del sometido a estudio. El estadístico de contraste tomado para realizar las afirmaciones sobre la significación estadística de las diferencias es la U de Mann-Witney. Por tanto nuestras conclusiones apuntarán tendencias, direcciones hacia donde podremos dirigirnos para seguir profundizando sobre las implicaciones del estrés y su afrontamiento en el proceso de reinserción, más que resultados concluyentes o afirmaciones incuestionables.
Resultados
Los resultados ponen de manifiesto que los sujetos del grupo experimental perciben las situaciones como más estresantes. Mientras la suma de las medias en las doce áreas que componen el CSV alcanza en este grupo un total de 35.82, en el control sólo llega al 19.84. Comparando los resultados en cada área se observa que el grupo control es ligeramente superior en la de finanzas, académico y residencia, mientras los sujetos en proceso de rehabilitación tienen puntuaciones más elevadas y con mayores diferencias respecto a las del otro grupo en las restantes:
trabajo, familia, social, legal, amor, salud, matrimonio e hijos, si bien sólo alcanzan una diferencia estadística con un nivel de significación del 0.05 en los apartados de familia y legal.
En cuanto a la autoestima la puntuación media del grupo formado por los que se encuentran en proceso de reinserción es de 27.88 con una desviación típica de 3.55, frente al 29.67 con una desviación de 4.64 del control. La escasa diferencia referida, si bien no podría considerarse relevante para incidir de forma importante en la percepción del número y grado de estrés manifestado por los sujetos, es necesario tenerla en cuenta por sus implicaciones en un análisis más detallado.
En las puntuaciones de las estrategias de afrontamiento que las personas del estudio han obtenido no se han encontrado grandes diferencias.
La única que permite distinguir claramente entre los dos grupos es la búsqueda de apoyo profesional, con un nivel de significación del 0.001. focalizado en la situación o problema, la reestructuración cognitiva y el autocontrol, son las mas usadas por los dos grupos, aunque en todas, ellas su valor ,es superior en el grupo control. Mientras la religión y la evitación como formas de afrontar las situaciones estresantes son las menos utilizadas por las personas del grupo experimental, en el otro son la religión y la búsqueda de apoyo profesional. La evitación, la auto-focalización negativa y la búsqueda de apoyo social, aparecen con una puntuación superior en el grupo experimental.
Las diferencias en las puntuaciones de los dos subgrupos son muy escasas. únicamente con un nivel de significación del 0.05 se encuentran las situaciones relacionadas con los hijos, que las valoran como mas estresantes los sujetos de mayor edad. Sin embargo no queremos dejar de exponer determinadas diferencias que si bien no son relevantes estadìsticamente, quiza por el reducido tamaño de las muestras, parecen apuntar a la confirmación de los dos perfiles de,usuarios que referíamos más arriba.
El subgrupo de personas mas jóvenes puntúan las situaciones relacionadas con lo legal y lo social como más estresantes que lo valorado por el otro subgrupo, mientras las personas de mayor edad perciben como más distorsionantes las relacionadas con matrimonio/pareja y amor. En cuanto a las diferencias en las estrategias de afrontamiento, los de mayor edad superan a los otros en el uso de las de expresión emocional abierta, mientras los más jóvenes los superan en evitación, focalizado en la situación o problema y búsqueda de apoyo social.
Conclusiones
Con los resultados obtenidos podemos afirmar que los sujetos del estudio, que en ese momento se encontraban en fase de reinserción social, no se diferencian de una manera significativa en cuanto a la utilización de estrategias de afrontamiento al estrés de otro grupo control, igualado en sexo y edad, que no han sido consumidores habituales de. drogas y que por tanto no siguen ningún programa de rehabilitación. Hay que hacer la excepción de la estrategia búsqueda de apoyo profesional que lógicamente ha sido mas utilizada en las personas que se encontraban en el programa terapéutico.
Nos preguntamos, no obstante, si las diferencias apuntadas por los datos y que no son estadísticamente significativas, se confirmarían con una muestra mayor. en este sentido el grupo experimental se caracteriza por un uso menor de las estrategias que persiguen cambiar la situación para poder así reducir el estres y que distintos autores han relacionado con mejores resultados en cuanto a un funcionamiento en general más saludable.
Sin embargo utilizan en mayor medida, comparando con el grupo control, la evitación que se relaciona negativamente con las estrategias anteriores, y la auto-focalización negativa, más centrada en cambiar el estado emocional. Ambas formas de afrontamiento podrían cumplir una función similar a la conducta del consumo de drogas. El apoyo social necesitaría una valoración más detallada pues depende como sea utilizado puede resultar favorecedor de la resolución de problemas o facilitador del consumo de drogas.
Sería necesario pues un estudio más específico de las situaciones estresantes, extremo que este estudio de limitado alcance no puede abarcar. Es imprescindible conocer ante que circunstancia concreta es utilizada cada estrategia, permitiéndonos comprender así las repercusiones que tendrá para el sujeto en los distintos aspectos: psicológico, social, etc.
De manera tentativa, con la información recogida y la experiencia acumulada en el trabajo diario de Proyecto Hombre nos gustaría acabar esbozando conclusiones para mejorar el proceso terapéutico de los usuarios de este programa.
Puesto que las relaciones interpersonales en general, y las del área familiar muy en particular, son las que producen un mayor número de situaciones estresantes, sería conveniente distinguir hasta donde estos sucesos son afrontados por los sujetos, convirtiéndose así en fuente de bienestar y fomento de recursos personales nuevos. Por el contrario, en qué casos quedan como conflictos sin resolver, impidiéndoles avanzar en otras áreas.
Según lo visto más arriba, las personas en proceso de reinserción social, requerirían mayores habilidades en la resolución de problemas. Además de poder reducir los efectos que una baja autoestima y una tendencia a la auto-focalización negativa, pensamientos de autorreproches y conductas de indefensión, probablemente estén interfiriendo en un funcionamiento global más eficaz, en parte a través de evaluaciones e interpretaciones
distorsionadas de las situaciones. También sería interesante reflexionar sobre la manera en que estas personas sustituirán en su futuro inmediato el gran papel jugado por el apoyo profesional en el afrontamiento de situaciones problemáticas.
Para finalizar una referencia a los dos subgrupos que diferenciamos dentro del grupo experimental. Es difícil valorar si las diferencias encontradas únicamente se deben a la edad o a otras variables tipológicas. Se puede afirmar que los más jóvenes están mas preocupados por situaciones de interacción social mientras, los otros se sienten más afectados por las relaciones más próximas y de pareja. Comparándolos en sus diferencias mientras los mayores superan a los jóvenes en las estrategias centradas en la emoción, los otros buscan más el apoyo social, la evitación y la focalización en la situación para afrontar el estrés. Esta contribución puede ser considerada en la discusión sobre la necesidad o no de introducir cambios en el programa terapéutico ante los nuevos usuarios.
Referencias bibliográficas
- Chorot, P. y Sandin, B. (1991). Cuestionario de Sucesos vitales. Revision III Congreso de Evaluación Psicológica, Barcelona.
- Labrador, J. (1993). El estrés, nuevas tcnicas para su control. Madrid: Temas de hoy.
- Lazarus, R. S. y Folkman, S. (1986). Estrs y procesos cognitivos. Barcelona: Martinez Roca.
- Rodriguez Marin. (1996). Psicologia social de la salud. ,MADRID . Editorial Síntesis.
- Rosenman. (1996). Escala de autoestima. Revisión española de J. A. Navas.
- Sandin, B. (1995). El estrés. En A. Belloch. (EDS). Manual de psicopatología, vol. 2. Madrid: Mc-Graw-Hill.
- Sandin, B. y Chorot, P. (1991). Escala de estrategias de coping. Revisión III Congreso de evaluación psicológica, Barcelona.