Al igual que todas las disciplinas que en su práctica tienen un contacto cotidiano y concreto con la realidad, el Trabajo Social se encuentra hoy en una interesante etapa de cambio y requiere una profunda revisión. No se trata de esquivar la crisis, ni de soportarla de manera adaptativa, sino de aprovecharla como posibilidad o alternativa de re-crear algo nuevo y superador.
El campo de las llamadas Ciencias Sociales en la actualidad se encuentra altamente condicionado por la violenta prevalencia de discursos hegemónicos, que hacen del pragmatismo una virtud que rápidamente culmina con la fundamentación de un nuevo saqueo a nuestro continente. Muchas de las explicaciones de esta "nueva" situación se fundamentan en la aplicación de nuevos (viejos) conceptos que plantean una novedosa conformación del orden mundial.
Para los países del Tercer Mundo poco ha cambiado desde el primer día de la conquista, de la que se cumplen en octubre 500 años. Por otra parte, pero vinculado con todo este proceso, desde hace ya muchos años asistimos al lento derrumbe y desmoronamiento de ya casi todos los mitos que occidente elaboró en forma paciente por siglos. Estos hechos tal vez nos sirvan para de una vez por todas continuar y comenzar historias donde los pueblos de América sean los verdaderos protagonistas, ahora quizás sin la tutela que el discurso eurocéntrico nos propuso.
Probablemente estemos en este momento en una situación óptima en la discusión, reformulación y análisis de los viejos paradigmas que planteaba el campo de conocimiento de lo social, pero ahora, con la oportunidad de utilizarlos y resignificarlos en función de nuestra realidad. En síntesis, se trata de crear algo nuevo, que aprenda de la historia y que atraviese lo viejo.
En este aspecto, el Trabajo Social se presenta como una actividad profesional con condiciones óptimas para este desarrollo; ya que, desde la propia historia, siempre los paradigmas se relativizaron, tal vez por el propio efecto catalizador que la realidad impone, tal vez porque desde ese contacto permanente que desde la práctica se ha tenido con los excluidos, los marginales, los diferentes, se ha transformado muchas veces el propio rol profesional en forma mucho más creativa, a través del propio caudal de saber que el pueblo tiene.
Así, el trabajo de todos los dias se transformó y se transforma en un lugar de aprendizaje. De ahí que la situación del TS hoy, a pesar de la crisis, tenga perspectivas serias de transformación tanto a nivel teórico como metodológico. Margen pretende ser un espacio donde se puedan expresar producciones que hablen de ello, tal vez empujando otras y nuevas subjetividades y motivaciones dentro del campo del Trabajo Social