Este
trabajo surge cómo respuesta a las reuniones de grupo con el
equipo de psicólogos del BAP. Allí, se planteó
el poder escribir respecto a las cuestiones referidas a las
hipótesis del trabajo en la calle, resignificando la teoría
en función de nuestra experiencia y práctica en la
calle durante la noche de los fines de semana y feriados.; las
estrategias y técnicas de abordaje, así cómo la
denominación de los Sin Techo en general.
No resulto fácil escribir estas cuestiones, evitando y
repudiando lo que puede ser una elaboración o producción
teórica de una realidad que pertenece a un otro que está
en situación de calle, inmerso en ella, vive y se encuentra
(a sí) en la calle...
Intentaremos
entonces no pormenorizar datos que hagan de esa realidad una fábula,
una ficción, intentando lo que desde la experiencia pudimos
aprender de la denominada población Sin Techo,
y desde ahí reflexionar para las pautas propuestas.
Desde
nuestra formación estamos preparados a desarrollar la
escucha y al acercarnos a un Sin Techo se nos impone la imagen,
entonces, solo la escucha? No, la mirada a esa imagen de desamparo,
abandono, miseria y exclusión. Escenas que nos remiten a
seres solitarios, nómades actuales, aunque compartan un
espacio con otro que se ubica en sus mismas condiciones. Los
encontramos durmiendo en las plazas, veredas, refugiados en guardias
de hospitales, estaciones de ferrocarriles ....
Otros se hallan en sus
precarias viviendas de cartones y diarios. Estas escenas, aunque
repetidas nos provocan asombro, compasión, malestar y varios
interrogantes. Su aspecto , vestimenta, harapos , algo del orden
primitivo ( escaras o suciedad = deshechos) nos hablan de la
desaprensión que resulta de la precipitación de las
pérdidas que se desencadenaron: vínculos, hábitos,
afectos y pertenencias o propiedades ...
Resulta
importante crear en el contacto con esa persona un espacio donde no
se irrumpa en su realidad violentándola, sino como espacio
promotor de posibilidades truncadas.
Abordar
una persona en situación de calle no es fácil: Cómo
reaccionará? Sabrá porqué la despertamos o
sacamos de su ensimismamiento? Aquí es dónde desde
nosotros surge la empatía y el respeto para no irrumpir ,
corromper o violentar esa realidad que una demanda nos solicita
entrevistar.
En
éste punto debemos distinguir entre una demanda propia o
ajena:
En el primer caso tendríamos que considerar: Por qué
recurre a nosotros? Qué lo motivó a plantear la
demanda? Sólo un lugar para dormir o una manta para cubrirse
del frío? Solicita satisfacer esa necesidad o se desea
algo más ? En la espera o recurrencia de llamados, nos
encontramos con Juan, Mario o Zulma. Entonces el Sin Techo deja de
ser un rótulo o un N.N. para inscribirse cómo sujeto
nominado.
En
el segundo caso interviene un tercero por aquellos que "nada
piden": un vecino o transeúnte accidental que se
compadece, teme o molesta por registra ésta escena. En éste
caso nuestro acercamiento a ése Sin Techo es una intromisión
confirmada algunas veces por el rechazo , la molestia o la
negativa a conversar, dónde recurre la ausencia de demanda.
En
otros casos, nuestra intervención genera algún
registro de su situación, en dónde queda expuesta por
nuestra presencia su condición de carenciado, excluido o
marginado. La demanda ajena puede generar entonces un cuestionamiento
del que nada podía pedir. Pensamos entonces que los
Sin Techos están en un Sin Lugar, nómades
actuales y contemporáneos que viven y duermen en la calle, no
pudiendo evitar el ser registrados y demandados por otros que
cuestionan cómo se puede soportar esta realidad: dormir sin
techo, sin casa, sin lugar propio. Rotulados cómo indigentes,
carentes de recursos dónde alimentarse, vestirse o tener un
lugar dónde vivir han perdido los recursos psicológicos
adecuados para una vida social.
A veces un poco de humor o una
expresión referida a las cosas corrientes de la vida sirven
cómo estrategia para desdramatizar ésta situación
y comenzar a adentrarnos en su historia desde su presente. La
empatía, la mirada, y la escucha es lo necesario para comenzar
a poder pensar en cómo es que llegan a ésta
situación?. En algunos el desencadenante es la pérdida
de trabajo, lazo libidinal que liga al individuo en la sociedad y lo
incorpora a la realidad humana. A ésta pérdida le
suceden otras: separación de su pareja, abandono de sus hijos,
migraciones desde la Provincia a la Capital con la ilusión de
encontrar trabajo que les permita vivir en mejores condiciones.
Terminan así, distanciándose o perdiendo vínculos
familiares, afectivos y culturales.
Deterioro, abandono, expulsión
y repulsión de una institución y una sociedad .Estos
padecimientos resignifican vivencias traumáticas infantiles:
padres y/o abuelos adictos al alcohol, violentos, con trastornos
psiquiátricos dónde ya han padecido un abandono o
abuso, quedando entrampados en ésta marca identificatoria
que no cesa con su implacable repetición.
Consecuencia de esto en los adultos mayores el alcoholismo es otro
de los factores que con sus estragos físicos y psíquicos
conducen a la pendiente de la marginación y en los adultos
jóvenes la adicción a sustancias, se observa en ambos
rangos generacionales conductas autodestructivas y trasgresoras.
Desconectados de sus semejantes se retraen sobre sí mismos. El
desvalimiento, la desvalorización, la apatía en
aumento, la falta de motivación y la pérdida de un
proyecto de vida conducen a éstos sujetos a la cronicidad.
Acá es donde el sin techo debiera pensarse como un "
sin lugar" pero como un" singular": un caso diferente
a otro, no tiene techo o propiedad, pero le es propia su
historia y la realidad donde se sitúa. Sin Techo que puede
comenzar a hablar de lo que tiene o le falta.
Desde allí debemos realizar un diagnostico diferencial, ya que
no es lo mismo el que padece cronicidad , del que solicita
alojamiento para poder bañarse, afeitarse, dormir y dar una
dirección en el trabajo donde deberá presentarse.
Se trata de dos urgencias diferentes: simbólica y real. La
primera tendiente a la resocialización : salir de la calle,
volver a trabajar, volver a tener las posibilidades que perdió,
aquellos que se encuentran temporalmente en situación de
calle. Atraviesan crisis familiares y/o laborales pero no están
sumergidos en la cronicidad , pues han conservado ciertos lazos
sociales y afectivos manteniendo trabajos precarios que los sostienen
en sus necesidades mínimas. La situación de calle se
presenta egodistónicamente, hay angustia y cuestionamiento.
La segunda tiene que ver con lo real :el borde entre la vida y la
muerte. Son numerosos casos en los cuales trabajamos conjuntamente
con el SAME, abordando como primera medida la instancia
psico-física. Aquí los crónicos, empobrecidos en
sus recursos psíquicos debido a la no elaboración de
pérdidas y situaciones traumáticas padecidas, no
registran angustia ni plantean demanda asistencial alguna.
Por
su identidad, sus elecciones, su historia, intentamos desde nuestro
trabajo abordar cada caso en particular donde la irrupción
de nuestra intervención no caiga en el orden de la
corrupción : no corrompa , dañe o pervierta la
realidad que le pertenece, por eso habría que pensar que si
bien no tiene techo, algo tiene, por lo cual debemos respetarlo.
Desde
este lugar, se puede promover ( mover a favor y no en contra)
diversos recursos con la finalidad de incentivar la formación
de lazos sociales, que el encuentro le permita salir del aislamiento,
reencontrándose a sí con sus capacidades, con un poder
hacer. ...
La población Sin Techo no solo pertenece a la denominada
franja de riesgo social, sino también a la que ha sido y
presenta sus derechos vulnerados. Aquí nos detenemos en la
Declaración Universal de los Derechos Humanos pensando en un
Sin Techo, pudiendo describir como indispensable el pensar en
su realidad para que se intente respetar sus derechos ante nuestra
intervención:
Libertad,
Igualdad y Fraternidad.
Previsión
de la discriminación.
Derecho
a la vida y a la libertad.
Previsión
de la esclavitud.
Nadie
será sometido a torturas.
Reconocimiento
de Persona Jurídica.
Igualdad
ante la Ley.
Derecho
de amparo.
Nadie
podrá ser detenido, preso o desterrado arbitrariamente.
Derecho
a la Audición Legal.
Toda
persona es inocente mientras no se pruebe su culpa
Derecho
a la vida privada, honra, reputación.
Libertad
de inmigración.
Derecho
de asilo
Derecho
a una nacionalidad.
Libertad
de casamiento. Protección de la familia.
Protección
a la propiedad
Libertad
de conciencia y de religión
Libertad
de expresión
Libertad
de reunión y asociación pacifica
Derecho
al sufragio universal
Derecho
a la seguridad social
Derecho
al trabajo a un salario justo y a formar sindicatos.
Derecho
al descanso, tiempo libre y vacaciones.
Derecho
a la asistencia social
Derecho
a la educación
Libertad de vida cultural.
Derecho
a un justo orden social e internacional.
Toda
persona tiene deberes respecto a la comunidad
Nadie
podrá suprimir alguno de estos derechos.
La
indiferencia de la sociedad frente a los Sin Techo y sus derechos le
otorga un lugar de desecho y de objeto. Es aquí dónde
nuestra intervención debe operar cómo corte de la
exclusión en dónde quedaron entrampados ( que se
perpetúa en la compulsión repetitiva). El devenir en
sujetos les es posible cuando promovemos en ellos un registro de
la diferencia , ahí es dónde surge la posibilidad del
cambio.