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Edición N° 24 - verano 2002

Editorial

Argentina es América Latina

19 y 20 de diciembre. En numerosas ciudades de la Argentina ocurrieron explosiones populares que determinaron la renuncia del gobierno nacional, no sin que antes decretara el estado de sitio y ordenara una salvaje represión que produjo decenas de muertes.

Las causas: el empobrecimiento de millones de personas; la destrucción del aparato productivo; la falta de empleo; la subordinación a los intereses de los especuladores financieros; la imparable corrupción; la ilimitada impunidad de quienes robaron o entregaron las riquezas del país; la bancarización compulsiva con la consiguiente generación de un millonario mercado cautivo de clientes al sistema bancario; etc, etc.

Nada extraño a lo que vive toda América Latina.

Muchas voces adelantaron la explosión.
Aún así, los nuevos señores feudales fueron por más, sin ningún tipo de freno moral. El poder del Norte bendijo el ajuste, los recortes salariales, la bancarización, los despidos masivos.

La década del '90 significó la consolidación de una Deuda Externa ilegal (generada por obra de los gobiernos militares, títeres del Imperio).
Se entregaron las empresas del Estado a los pulpos multinaciones. Se destruyeron las empresas nacionales. Se concentró el poder económico en manos del poder financiero internacional.

Nada extraño a lo que sucedió en toda América Latina.

El modelo único neoliberal se consolidó merced a una clase dirigente corrupta que logró -gracias a la ayuda del poder financiero- secuestrar dos elementos básicos: la democracia y el dinero.
Coparon las cúpulas de los partidos políticos y de los sindicatos. Coparon el dinero merced a la imposición de los bancos y el sistema financiero.
La acción se completó a través de la marginación social de millones de personas, la profundización de la represión y del temor, el aumento de la inseguridad, la habilitación para el accionar de bandas parapoliciales, del uso de la violencia, la tortura y las ejecuciones a niños y jóvenes.

Nada extraño a lo que padece toda América Latina.

Millones de argentinos, los sectores más empobrecidos, desocupados y marginados; la clase media, comerciantes, estudiantes, hombres y mujeres; cada cual a su manera, retomaron por estos días la soberanía popular.

A pesar de que todos tenemos más dudas que certezas, se percibe que algo cambió.

Así lo ven también -con suma preocupación- los personeros del Sistema en toda América Latina, porque a no dudar, Argentina es América Latina.

El director



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