Permitió
revisar la idea de violencia, rompiendo ésta idea de que la
violencia es algo privado , y se reconoció el
problema de la violencia de género como un atentado a los
derechos humanos.
La
Violencia de Género, (y nosotros agregamos que también
la violencia producto de situaciones ligadas a la edad como la de
niños y viejos) podemos decir que tiene relación con
diversas cuestiones :
Con
la salud de las mujeres, niños y ancianos, (y de
cualquier ser humano sin importar género, clase, étnia,
etc.).
Con
las condiciones de Igualdad y el desarrollo social.
Y
con la posibilidad de la paz en el mundo.
La
denuncia de Género y sus relaciones fue uno de los temas
tratados en la Conferencia de la Mujer en Pekín (1995). Por
esto es que hoy podemos decir que la VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES
ES UNA VIOLACIÓN A LOS DERECHOS HUMANOS INTERNACIONALES DE LAS
MUJERES Y QUE AL MENOS EN PALABRA TODOS LOS PAÍSES ESTÁN
OBLIGADOS A RECONOCERLA Y PREVENIRLA.
Por otra parte contamos
con herramientas muy concretas como son:
- La CONVENCION
INTERAMERICANA PARA PREVENIR, SANCIONAR Y ERRADICAR LA VIOLENCIA
CONTRA LA MUJER BELEM DO PARA suscripta el
9/6/1994 en Brasil en una Asamblea de la Organización de
Estados Americanos. Ratificada con fuerza de ley en nuestro país,
el 5/7/1996. La Convención definen expresamente la
responsabilidad de los estados en cuanto a adoptar acciones
específicas (oficiales y privadas) para eliminar la violencia.
Y alude tanto a reformas legales como sociales, económicas y
culturales.
Urge
además a prestar atención especial a mujeres que son
especialmente vulnerables por su raza, condición étnica,
por embarazo, por ser niñas, por ser ancianas, por su
condición de pobreza, y otras. (Art. 9)
Nuestro
enfoque sobre la violencia de género y la violencia en
general, es significativo para abordar la salud de las mujeres y de
otras personas. La violencia en sí misma es una epidemia (si
hablamos desde la salud) y es una de las principales causas de la
mala salud y de la muerte de muchas mujeres. La violencia también
es además el obstáculo principal para el logro de los
derechos sexuales y reproductivos y PARA la salud en sí.
Obviamente también es aun obstáculo para otros
derechos, el derecho a la identidad, a la integridad, libertad,
igualdad, etc. Por ello es que planteamos que:
EL PROBLEMA DE LA
VIOLENCIA ES UN PROBLEMA DE SALUD PUBLICA . |
Esto
hace que toda acción de prevención de la violencia
cobre fundamental importancia, por ello SEAP impulsa el proyecto de
Formación de educadoras de salud integral.
Ocuparse
de la violencia, y en particular de la violencia familiar, es
atribuirle la importancia pública que el problema merece.
Durante siglos ha sido una problemática oculta. Autorizada por
costumbres, por leyes, o por secretos de familia, la violencia está
instalada en las familias, y en las sociedades. Por esto es que es
fundamental romper con la idea de lo privado y hacer público
un problema que afecta la salud de las personas.
Abordarla
en espacios colectivos implica hacerla pública, y tratar de
que ingrese a las agendas de debate de la cuestión social.
En
diversos casos podemos aludir a los impactos en la salud en relación
a la violencia. Este planteo hace que nuestra propuesta incluya
analizar, estudiar, capacitarnos en el tema y buscar soluciones.
INVOLUCRARNOS EN LA
CUESTION PARA PODER HACER DE LA VIOLENCIA UNA CUESTION
DE SALUD.
Trabajar
éstas temáticas, sin duda nos moviliza a todas y tods,
pero particularmente a las mujeres. Todas hemos tenido en nuestra
historia momentos donde nos hemos sentido violentadas...humilladas,
agredidas. Hemos tenidos miedos, incertidumbres ante castigos
familiares, inseguridades, recuperar éstos sentimientos y
párrafos de nuestra historia, nos ayudará también
a entender.
Al
respecto plantea Graciela Ferreira :
Cuando nos internamos en el campo de la violencia familiar,
podemos hacerlo de manera distante, como si fuera un tema ajeno a
nosotros. Necesitamos volver a repasar nuestra historia personal y
reconocer las heridas emocionales que nos dejaron muchas situaciones.
Esto nos va a ayudar a superar y mejorar algunos aspectos de nuestra
vida y comprender mejor a quienes están viviendo algún
cuadro de violencia familiar. Podemos aprovechar nuestro propio
caudal de vida y tener presentes emociones que surgieron frente a las
experiencias negativas en relación con la intolerancia, la
discriminación, la arbitrariedad, la humillación, la
manipulación, la culpabilización, el abuso de poder,
etc. Para poder solidarizarnos en lugar de rechazar o juzgar a quien
padece situaciones de violencia.
b)
Una estrategia de formación socio educativa.
Aludir
a la construcción de estrategias en Trabajo Social nos remite
a una construcción, histórico social, que
vertebra en su propio desarrollo un objeto de intervención
como la expresión real de los actores, mediados por una
metodología y categorías de análisis que
posibilitan su elaboración intelectual como objeto pensado.
Para
elaborar la estrategia una primera cuestión en el caso de
proyecto implicó realizar una lectura de los sujetos, sus
intereses, necesidades, aptitudes, comportamientos, esperando
desarrollar procesos, e incorporando contenidos útiles para la
acción. En definitiva partir en primera instancia de la
construcción de una estrategia partiendo de la realidad y
perfil de un sujeto , en realidad una sujetas, ya conocida y que
plantea determinados rasgos propios fundamentales de ser considerados
en la formulación de la propuesta:
El
sujeto /a que plantea la intervención desde un inicio ha sido
la mujer popular. Una mujer que plantea experiencias previas en
relación a la institución (SEAP) en un 50 %
aproximadamente y experiencias en diversas formas de acción
comunitaria como un rasgo propio (en un 40 % aproximadamente). Mujer
que participa en organizaciones de base, y que en los caso que no
participa está dispuesta a realizar su primera experiencia.
Por
otra parte un rasgo central es la relación de ésta
mujer y su interés por la educación en general, la
educación no formal, y en particular y la búsqueda de
espacios de capacitación.
Es
una mujer que se ve afectada por la problemática de la
violencia, en algún punto, ya sea por propia experiencia o
por experiencias cercanas. Es decir que está sensibilizada
por la temática.
En
cuanto a su problemática social podemos aludir a una mujer
que pertenece a sectores de pobreza urbana, fundamentalmente de
sectores urbano marginales.
El
término urbano marginal hace referencia a los pobres
históricos. Quienes viven situaciones de exclusión en
el acceso a diferentes bienes y servicios necesarios para la vida en
sociedad. En Córdoba, aproximadamente el 46% de ésta
población es menor de 18 años. En cuanto a los sectores
barriales en situación de pobreza de la ciudad de Córdoba,
existen en la ciudad, 50 barrios con más de 1000 personas que
viven debajo de la línea de la pobreza. De ese total, 17
barrios superan los dos mil vecinos que integran hogares cuyos
recursos económicos mensuales no alcanzan a cubrir el costo de
la canasta básica. Un primer aspecto central para analizar la
pobreza en Córdoba en los sectores mencionados lo constituye
el fenómeno denominado "Feminización de la
pobreza".
El
análisis de las condiciones de vida de la mujer, cobra
especial importancia en el marco de un proyecto donde, además,
apuntamos a ella como uno de los sujetos principales. Las familias de
estas zonas (pobres estructurales) cuentan con un promedio de
miembros por familia de 5,29 miembros. Estas familias tienen diversas
características, completas, incompletas, familias con mujeres
jefas de hogar, aproximadamente en el 35 % según datos de una
investigación local
y familias ensambladas. En el caso de los barrios, son familias que
se encuentran empobrecidas fundamentalmente desde la última
década, y que han caído debajo de la Línea de
Pobreza rápidamente.
En
cuanto a la situación laboral de las mujeres, encontramos
diferentes situaciones según se trate de barrios y de villas.
Las mujeres que trabajan son constituyen el 46,43 % en las villas;
mientras que en los barrios son el 34,7 %. Esta diferencia, de casi
un 13 % superior en los sectores más pobres se diluye a la
hora de analizar el tiempo que hace que trabajan ambos grupos de
mujeres. La coincidencia apunta a señalar la última
década, como la fase de inicio de trabajo de los diversos
grupos. En el caso de los barrios este punto es contundente, ya que
el 95 % de las mujeres que trabajan lo hacen desde la última
década.
Un
rasgo fuertemente compartido por las mujeres, es la vulnerabilidad
laboral, que se refleja en indicadores tales como la continuidad
/discontinuidad en el trabajo, ausencia de obra social y de
jubilación; de horarios fijos, etc. La precariedad del trabajo
se plantea junto con la baja calificación, dejando expuesta a
estas mujeres a la condición de ser mutuas competidoras entre
sí.
Son
sin duda las mujeres las que mayoritariamente se hacen cargo del
cuidado de la salud de todos los miembros de la unidad
doméstica, respondiendo a necesidades y demandas de
alimentación, cuidado y atención de enfermos,
discapacitados y niños postergando siempre el cuidado de su
propia salud. El cuidado de la salud se toma como un aspecto de la
vida al cual se tiene que atender, cuando se esta enfermo, es decir
se atiende, cuando se lo hace, ante la enfermedad y no se tiene
incorporado el cuidado de la salud en tanto prevenir enfermedades o
estar atenta a factores sociales, ambientales y económicos que
atentan a la salud de las mujeres. La salud se instituye desde una
mirada parcelada y biologisista, reduciendo a las personas a
pacientes o enfermos ,como usuarios de
servicios, a un síntomas , un diagnóstico o un número
de historia clínica. Convengamos que esta situación no
favorece el cuidado de nuestra salud
En
cuanto a la cobertura de salud: tanto las mujeres como sus niños,
podemos mencionar que cuentan con una cobertura social sumamente
endeble. En el caso de las villas el 49,28 % se atiende en
dispensario, el 44,9 % en hospital y solo 3,62 en médico o
clínica privada. Cabe destacar que solo el 5% de ellas plantea
contar con mutual u obra social.
Respecto
de donde se atienden los problemas de salud en las mujeres barriales
el 57% lo hace en dispensario, el 55% en hospital público y el
34% en médico o clínica privada.
En
las mujeres de villas el 49,28 % se atiende en dispensario, el 44,9 %
en hospital y solo 3,62 en médico o clínica privada.
Cabe destacar que solo el 5% de ellas plantea contar con mutual u
obra social. Esto indica sin dudas una deficiente cobertura sanitaria
para ellas y sus familias (los porcentajes son casi idénticos
para el grupo corresidentes) llevándolas necesariamente a
consultar en un hospital o servicio público.
Las
mujeres que habitan barrios, las empobrecidas, tienen por un lado
mayor manejo en tanto conocimiento y acceso a los recursos
institucionales de salud y por otro mayores posibilidades de
cobertura social en el sistema de salud, a través de la
medicina pre paga y/o mutual (a pesar de las semejanzas con las
mujeres villeras en lo que hace a la inestabilidad laboral), que ante
el grave deterioro de la cobertura de salud en hospitales públicos
este recurso, termina definiendo las posibilidades de resolución
de los problemas ligados a la salud de las mujeres y los demás
miembros de la familia
En
cuanto a la salud sexual y reproductiva podemos menciona que
usan anticonceptivos, en un 46% por las mujeres villeras, sobre un 52
% que no lo usan. En el caso de las mujeres que habitan los barrios
lo utilizan en un 57,10 %, sobre un 42,90 % de mujeres que no usan
ningún método.
Cuando
mencionan las razones por las que usan algún método
anticonceptivo, todas las mujeres de villas y de barrios en un 42 %
se refieren a que no quieren tener más hijos, en menor
proporción por que les gusta cuidarse o por que con el marido
o pareja lo han decidido aunque en un porcentaje menor (3% en las
mujeres de los barrios y 10 % en las villas).
Respecto
de las razones por la que no usan M.A.C las mujeres villeras nos
dicen en un 21 % por miedo o prejuicio, el 15 % por que no le gusta,
el 13 % por que no sabía, y el 10 % por que al marido o pareja
no le gusta. Si sumamos los miedos y prejuicios, más el
desconocimiento más el que a mi marido no le gusta nos da que
trabajando con información, reflexión sobre la
particular situación de las mujeres y el autoestima e
identidad, el porcentaje de por que no usan disminuirían
significativamente
Además
de la realidad de los sujetos, otro elemento significativo de la
estrategia se vincula a la modalidad de acción que
define el proyecto teniendo en cuenta experiencias previas de
capacitación de diverso tipo en SEAP.
Es
así que la propuesta que nos ocupa implica:
Cumplimiento
de ciertas pautas de formalidad en torno a la tarea que
garanticen la continuidad y la calidad en la tarea: asistencia en un
80%, realización de actividades prácticas y teóricas,
compromiso de las mujeres a realizar transferencias comunitarias;
realización de trabajos colectivos, certificación. Es
decir que se define un encuadre y se establece un acuerdo con las
mujeres.
Un
desarrollo de la acción que plantea un requisito:
constituirse en una acción que necesariamente es
reflexionada.
La
inclusión en la tarea de dos criterios: ética
(ligada fundamentalmente al enfoque y respeto en el tratamiento de
cada temática y experiencia que se vierta en el colectivo por
parte de cada una de las participantes) y estética (a
través de la inclusión de elementos que vinculen al
arte, y fundamentalmente a la poesía) y que permitan pensar
la posibilidad de una vida sin violencia, un horizonte, una utopía.
Desarrollo
de un programa temático que se conoce y define en el
acuerdo, y que plantea una gradualidad y un nivel de complejidad en
crecimiento a lo largo de cada año.
Un
compromiso de seguimiento comunitario
de la institución, que permite acompañar en sus
propios lugares a quienes participan en el proyecto. Y que aporta
fundamentalmente en la implementación de propuestas de
sensibilización y acción comunitaria.
Un
proceso de apropiación gradual de las mujeres de
espacios públicos ligados a la resolución de la
problemática.
Un
proceso de conocimiento y apropiación de herramientas
sociales y legales para la resolución del problema.
Una
articulación de la temática con un calendario de
fechas claves que nos remita y ubique a lo largo de todo el año
en un marco mayor, las luchas del movimiento de mujeres.
Un
proceso de articulación con referentes comunitarios
(dirigentes de organizaciones, trabjadores sociales de dispensarios
de cada zona, docentes o directivos de escuelas, etc.) que apoyen
los procesos de legitimación de las educadoras en sus
respectivas zonas.
Un
rol dinámico que admita intervenir en las diversas aristas
del objeto de intervención: necesidades, relaciones y
saberes.
Y
un tercer elemento ligado a la formación de educadoras está
vinculado a la perspectiva respecto de la salud integral.
La
noción de salud integral plantea para nosotros algunos
elementos que si bien no desarrollaremos (por razones de espacio)
queremos al menos dejar enunciados a los fines de nuestro encuadre.
Se trata de ubicarnos en una perspectiva de la salud desde la
perspectiva de género. Donde es un imperativo repensar la
noción de formación o capacitación en torno a la
salud y las mujeres, deconstruyendo el mandato que plantea hacerse
cargo al servicio de los otros, donde la maternidad es el pilar
básico en torno al cual se plantean las políticas,
propuestas, y construcción de la identidad femenina.
Implica
abordar aquellas prácticas sociales que inciden en la salud
de las mujeres, en sus malestares, y fundamentalmente en sus
condiciones de vida, desde una noción donde la salud no
implica la mera ausencia de enfermedad sino el bienestar que integra
la mirada de la salud como una construcción social, histórica
y con múltiples dimensiones. Donde se incluyen desde la
perspectiva de género la nociones de salud sexual y
reproductiva y de lucha contra la violencia de género como
elementos básicos a abordar en nuestra región,
fundamentalmente en los sectores de pobreza.
3
Obstáculos , facilitadores y hallazgos...
Analizar
una experiencia, sin duda requiere recortes, y referencias a la
totalidad de la acción, nos centraremos entonces en aquellos
aspectos que dan marco a la propuesta, y que señalamos en el
párrafo anterior.
Sin
duda construir modelos de capacitación implica un ejercicio de
permanente revisión colectiva, en torno a nuestras prácticas
y a los impactos que ellas generan. No consideramos que en éste
caso los aspectos referidos al encuadre, sean elementos
generalizables, pero si podemos aludir a un marco sumamente eficaz
a la hora de plantear el desafío de sostener un grupo en un
programa como el planteado. Tal vez la relación entre la
situación educativa de las mujeres y su interés en
torno al fortalecimiento de sus potenciales en éste aspectos
hayan sido un elemento que movilizó fuertemente a éstas
mujeres. Proponer una instancia formalizada, donde se exigían
pautas de cumplimiento y acciones de respaldo a lo que se trabaja es
un elemento que consolidó sin duda a un grupo , que se
constituye en núcleo duro del proceso.
Corrernos
de un rol permisivo y dejar escasas cuestiones sin planear consolidó
sin duda un compromiso mutuo entre quienes coordinamos la tarea y las
mujeres participantes. Un encuadre con escasasconcesiones
fue la constante.
Este
planteo sin embargo, nos interpeló a lo largo de todo el
programa e inclusive nuestro perfil profesional. Se trata de
conducir y no dejar librada la acción ni a azar ni
tampoco solamente al tiempo grupal.
Incentivación
y exigencia se plantean como un par inseparable que permitió
dar saltos cualitativos sumamente significativos en la acción
colectiva. (Avances en contenidos, en la búsqueda de nuevos
conocimientos, en jornadas de estudio, de preguntas, de búsquedas
sobre el tema, de indagación en periódicos,
bibliotecas, etc). Y en éste sentido tratándose de un
proceso de formación vemos la importancia de dejar instaladas
estrategias de búsqueda, habilidades para la indagación,
así como hábitos de análisis y estudio en un
sector donde las escasas posibilidades educativas han sido una
constante.
A
modo de desafío éste tipo de acción requirió
y requiere una vigilancia epistemológica permanente para poder
sostener el encuadre sin caer en polos demasiado directivos.
La
idea de acción pensada, hace alusión a nuestra
acción profesional y a las acciones de las participantes. Se
trata de que la reflexión se concrete en los diversos ámbitos
y espacios de trabajo y encuentro. Se confronte y colectivice. Es así
que cada temática desarrollada en el programa plantea
contenidos a debatir , pero también a reflexionar en relación
a las propias experiencias, y vivencias. Una idea de conocimiento
que involucra contenidos pero también emoción y acción.
Contenido que interpela siempre desde algún costado personal y
social a cada participante del proceso. Y que sigue un diálogo
interno pero también un diálogo colectivo. Esta forma
de entender la puesta del contenido en el grupo define también
un lugar en la acción para nuestra disciplina y para las
participantes... nadie saca los pies del plato, es decir
nadie puede quedar indiferente ante la temática...en suma ...
todos somos sujetos, o sujetas...Todas apostamos al la construcción
de ciudadanía.
Esta
situación plantea obstáculos visibles porque conlleva
un posicionamiento a sostener en todo el proceso. No hablamos solo de
procesos diseñados técnicamente... sino también
acordados teórica y políticamente, un compromiso con la
acción más allá del programa...y una disposición
a someter a revisión el propio proceso ante la problemática
de que se trata...
Este
planteo se articula con una idea básica en torno a la lectura
del problema que se trata... nadie puede decir que en éste
contexto, en éste país y en ésta realidad no ha
sufrido violencia alguna vez. El enfoque requiere entonces una
posición ética clara y visible. Y un planteo
estético que por momentos acerque el problema de manera
velada, sutil, alejándonos de sus aristas de mayor
crueldad....recuperar
la posibilidad de expresión de cada participante, son aspectos
que se suman ampliando la visión. Obviamente si caer en
superficialidades o en sensibilizaciones extremas.
El
Programa temático desagregado involucra la siguiente
una secuencia donde se planta un eje transversal cual es la violencia
de género y un tratamiento por módulos que permiten
desarrollar a lo largo de un mes y en diferentes instancias de
trabajo: talleres presenciales, prácticos grupales, y acción
comunitaria, una temática compleja.
Durante el Año
1999 se trabajó en torno a:
Módulo
1: Acercamiento a las causas de la violencia, explicando el problema.
Módulo
2: Violencia, sus diversas expresiones. Pobreza y Violencia.
Módulo 3: La
Violencia Doméstica y la complicidad del silencio. Género
y Edad como variables de vulnerabilidad.
Módulo 4: Salud
Integral: un objetivo. Estrategias de detección
y resolución. Límites de la
problemática a través de la acción colectiva
Módulo 5: Salud
Integral. Salud reproductiva. Salud y Pobreza.
Módulo 6: Salud de
las Mujeres. La violencia del sida.
Módulo 7:
Controles génito mamarios. Violencia institucional y derechos.
Módulo 8:
Educación y Prevención de la Salud. Estrategias familiares y
Comunitarios.
Año:
2000.
Módulo 1: El
derecho a vivir sin violencia: una cuestión de salud. Violencia en mujeres,
niños/as y ancianos.
Módulo 2: Educar
para la no violencia. Niñas y niños para una vida sin violencia. Estrategias comunitarias
y herramientas.
Módulo 3: Maltrato
emocional. Maltrato en mujeres, y estrategias familiares y comunitarias.
Módulo 4: Infancia
y Violencia. La pobreza como agravante.
Módulo 5: Vejéz
y Violencia. Recursos locales ante la violencia.
Módulo 6, Módulo
7 y Módulo 8: Salud Integral: un
objetivo. Estrategias de detección y resolución. Límites de la
problemática a través de la acción colectiva
Estas
temáticas a su vez se encuentran vinculadas a un calendario
de fechas que son centrales en las prácticas de éstas
mujeres. (8 de marzo, Día de la Mujer , 28 de mayo Jornada
de lucha por la salud de la mujeres, 21 de junio Jornada de lucha por
la educación no sexista, etc...). Esta articulación a
temáticas de acción colectiva sin duda optimiza el
tratamiento y el intercambio con otros actores sociales. A su vez
facilitan la posibilidad de replicar acciones en las comunidades. Y
fundamentalmente involucra la acción social con otras acciones
sociales y políticas.
Acción
y seguimiento comunitario: la articulación de la propuesta
de formación conlleva un elemento clave y una intencionalidad
:potenciar la acción comunitaria de las educadoras para
ejercer una acción mutiplicadora desarrollando una
práctica preventivo /educativa.
Instalar
prácticas comunitarias, implica potenciar a quienes son
referentes en sus escenarios poblacionales e incentivar a
quienes aun no lo hacen, con acciones graduales que aporten a
consolidar procesos de legitimación de las educadoras como
actoras comunitarias.
Obviamente
éstas acciones requieren acción en terreno,
planeación conjunta de cada grupo de educadoras en cada
escenario (de acuerdo a los rasgos propios de la zona rasgos
materiales y simbólicos y a las problemáticas posibles
de abordar con cada grupo de educadoras) desarrollo de acciones y
evaluación de la acción colectiva en un ámbito
donde es posible confrontarla cual es el ámbito de formación.
La
tarea comunitaria, requiere formulaciones desde cada escenario
poblacional, y una lectura desde los espacios comunitarios como
escenarios públicos. El espacio comunitario en tanto espacio
social, o en tanto trama de relaciones sociales es una producción
cultural, histórica, e imprime huellas a las acciones que allí
se desarrollan. Así el territorio es construido, apropiado y
reapropiado simbólicamente.
La
idea de circulación por éstos espacios, permite
analizar las prácticas que allí transcurren y
constituirlas en asuntos públicos ampliando la idea de lo
público, e introduciendo en ésta ámbito otras
problemáticas que han estado recluidas a lo privado desde el
discurso liberal. Estos escenarios públicos, objetivados
pueden producir decisiones y políticas públicas con un
grado mayor de democracia.
La
lectura de la realidad de cada zona demandan que tanto las educadoras
en formación como el equipo de la institución
desarrollen propuestas de conocimiento de las necesidades de los
sujetos, estrategias de sensibilización y acción
comunitaria concreta y compartida. Decimos esto porque los espacios
comunitarios en sí mismos cuentan con un potencial específico,
permiten desarrollar procesos de apropiación gradual de
las mujeres de los espacios públicos (empezando por aquellos
de mayor cercanía geográfica).
Por
otra parte éstas instancias permiten desarrollar la
apropiación de herramientas para la acción
social que podrán ser utilizadas por las educadoras en su
acción social. Y además plantean un proceso de
articulación con referentes comunitarios (dirigentes de
organizaciones, trabajadores sociales de dispensarios de cada zona,
docentes o directivos de escuelas, etc.) que apoyen los procesos
de legitimación de las educadoras en sus respectivas
zonas.
4-
Al cierre.
Sin
duda todo recorte sobre un proceso de intervención plantea los
riesgos de parcialidad inevitables.
La
idea de poner en debate la propia práctica y el desarrollo de
una estrategia institucional, conlleva no solo la expectativa de
recibir aportes y confrontar la acción. Sino también la
expectativa de poder exponer / debatir y acordar aspectos sobre
problemáticas en las cuales es sumamente complejo plantear
respuestas desde la disciplina de manera puntal.
Donde
es central debatir no solo aquellos elementos metodológicos,
sino la perspectiva con la cual se lleva adelante una estrategia
teórico metodológica, que la involucra como una
construcción, histórico social, que vertebra en
su propio desarrollo un objeto de intervención como la
expresión real de los actores, mediados por una metodología
y categorías de análisis que posibilitan su elaboración
intelectual como objeto pensado.
Hemos
intentado comunicar los diversos elementos presentes en la
estrategia, que se plantea a su vez en el marco de una institución
y su proyecto institucional, esto porque es fundamental para nosotros
confrontar el planteo con otras experiencias y concretar un aporte en
una temática donde nuestra intervención sin duda es
sumamente compleja y desafiante.
NOTAS