Se dice que el llamado "Proceso de Reoganización Nacional", impuesto por el terror en 1976, fue la represión más sangrienta de la historia argentina. Sin embargo, varias matanzas tiene nuestra Historia en su corta vida independiente. El sistema liberal logró imponerse en 1853 declarándole la Guerra al indio y a los gauchos.
El Ejército Nacional (conformado por las propias clases populares, convocados a la fuerza por las denominadas "levas"). El indio prácticamente desapareció y los sobrevivientes del gauchaje fueron "convertidos" a peones (esclavos) de las grandes posesiones de los nuevos terratenientes.
En el colmo del pensamiento positivista, disfrazaron la matanza con el pomposo título de "Campaña del Desierto", como si los territorios patagónicos fueran un páramo. Allí habitaban millones de seres humanos, quienes fueron despojados sangrientamente de sus tierras, sus bienes y sus vidas. El General Roca comandó esta guerra de rapiña. Y los territorios anexados a la "civilización" fueron repartidos entre los vencedores.
Argentina ingresaba así al "Primer Mundo" de la economía industrializada, para facilitar a las potencias las materias primas que éstas requerían para sus producciones. A cambio, el país se abría como consumidor de productos elaborados.
La Guerra contra el Paraguay (en 1865, llamada Guerra de la Triple Alianza entre Brasil, Argentina y Uruguay contra Paraguay) y la persecución de los gauchos y los caudillos del interior terminaron de modelar al país conquistado.
No fue entonces el Ejército "popular" de la "Gesta sanmartiniana" y de la Independencia -sino otro ejército argentino- el que extinguió a indios y gauchos, el que luchó contra un pueblo hermano y el que se convirtió en el brazo armado de los intereses de una minoría privilegiada.
Las nuevas condiciones de producción alentaron la importación de mano de obra procedente de los países pobres de Europa: comenzó así a gestarse el famoso "crisol de razas" con el aporte de los inmigrantes. A éstos no les fue tan bien como se les prometía: en vez de tierras propias, debieron trabajar para los terranientes, viviendo las más de las veces en forma miserable, hasta que pudieron -sólo a costa de esfuerzo- trascender en sus hijos y nietos.
A principios del siglo XX, el sistema debió enfrentarse con obreros socialistas y anarquistas. Otra vez la lucha, la represión y más muertes (Matanza de indios y obreros en la Patagonia; masacre en Buenos Aires durante la Semana Trágica, entre otros hechos sangrientos).
El ascenso de las masas se logró al fin con luchas y movilizaciones. El viejo sistema agotado cedió en la faz política y concedió el Sufragio universal, secreto y obligatorio. Con él, accedieron al poder los representantes de esas clases sociales marginales.
A partir de allí, la Oligarquía -conformada por los terratenientes aliados a los intereses británicos- no se mostró dispuesta a permitir el ascenso de las masas y conceder el manejo de los resortes de poder, por lo que se instauraron las formas directas de acción contra los gobiernos constitucionales.
Historia de golpes y conjuras
El 6 de junio de 1930 el Ejército derrocó al gobierno radical de Hipólito Irigoyen, que había llegado al poder en 1916 merced a la reforma política del sufragio universal.
Continuó la llamada Década Infame, con proscripciones y persecuciones, corrupción y represión.
Las Fuerzas Armadas dominaron desde entonces la vida política del país, instituyendo lo que el mismo "Presidente" General Agustín P. Justo denominó el "Fraude Patriótico".
Este dominio se alargó en los sucesivos cambios sufridos en las cúpulas militares hasta el ascenso del General Perón al gobierno a través del voto popular, desde 1946 hasta 1955. Otro golpe militar destituyó a Perón y proscribió su movimiento por 18 años. Antes de permitir elecciones abiertas en 1973, en las que triunfó el peronismo, se sucedieron varios Golpes y procesos militares. Arturo Frondizi debió soportar las presiones del Ejército hasta su destitución por un golpe en 1962. Arturo Illia (U.C.R.) gobernó desde 1963 hasta un nuevo golpe, comandado por el General Juan Carlos Onganía en 1966.
Onganía (1966-1970), Levingston ('70-'71) y Lanusse ('71-'73), fueron los Generales que no pudieron perpetuarse en el poder y debieron dar una solución política a los graves problemas estructurales de la economía argentina. Lanusse quitó la proscripción al peronismo y posibilitó el triunfo en marzo de 1973 de Héctor J. Cámpora, que renunció a los tres meses y convocó a elecciones para permitir el regreso al poder de Perón, en setiembre de 1973. En julio de 1974 falleció Perón y fue sucedido por la vicepresidenta María Estela Martínez de Perón.
La primera Presidenta argentina fue derrocada en marzo de 1976, a pocos meses de las elecciones para renovar diputados.
Videla, Massera y Agosti fueron los Jefes de las tres Fuerzas Armadas que produjeron el llamado "Proceso de Reorganización Nacional".
Su acción es sólo comparable a la de los nazis durante la Segunda Guerra Mundial o los Estados Unidos en su intervención en Vietnam. Llevaron adelante una aberrante práctica de tortura, asesinatos y desapariciones físicas con el propósito de instaurar el terror y desarticular la oposición del pueblo a una política económica de entrega a los intereses extranjeros que promovió la miseria y pauperización de vastos sectores de la población.
25 años después recordamos las atrocidades; las torturas; las persecuciones; las desapariciones de familias enteras; la apropiación ilegítima de niños con la consiguiente pérdida de su identidad; la destrucción de la industria nacional; el endeudamiento ilegítimo del país y su gente ante los bancos internacionales; la destrucción de los sistemas de salud y educación... en definitiva, la falta de respeto por el valor fundamental: LA VIDA.
Voces del pueblo se levantan para decir "NUNCA MAS" a los golpes militares.
Pero también se levantan las banderas del "nunca más" para la represión policial, el "ajuste" en los sistemas de salud y educación o la falta de independencia económica y cultural de nuestro país.
La memoria se constituye en un pilar para sostener el desarrollo de nuestro futuro.
PROLEGOMENOS DEL GOLPE
El terror se palpita
Como tantas veces ha sucedido, algunos medios de comunicación en manos de grupos de poder, han mostrado el camino para la práctica de golpes militares, preparando el escenario para alentar la acción antidemocrática o bien simplemente para lograr un estado de inmovilismo entre la población.
Un año antes del Golpe del 76, la revista Redacción se adelantaba a los hechos:
"Por razones de prudencia -y hasta de buen gusto- es indispensable rehuir el patetismo en las palabras o en los pronósticos. Pero, aún al precio de la mayor objetividad, el análisis de la coyuntura política, económica y social obliga a interponer algunas advertencias. Hay una alarmante inflación en curso hasta ahora no reversible. El desabastecimiento persiste a despecho de multas y prisiones. La violencia cobra víctimas a diario. El oficialismo exhibe sus ríspidas diferencias internas. La oposición sobrenada en el desconcierto. Todo es inquietante. Y supone riesgos que de no ser conjurados a través del acierto en las medidas de Gobierno, podrán convertirse algún día -que deseamos que nunca llegue- en los prolegómenos del caos. Todo gobierno que advierta claramente esos peligros siempre está a tiempo para evitarlos; pero para ello es necesario tomar contacto directo con la realidad. No eludirla". -1-
24 de marzo de 1976:
Represión - censura - dependencia
El 24 de marzo asumió formalmente el poder la Junta Militar integrada por el General Jorge R. Videla, el Almirante Emilio Massera y el Bigadier Orlando Agosti. La Junta explicó su acción por "el tremendo vacío de poder, capaz de sumirnos en la disolución y en la anarquía; la corrupción y el flagelo subversivo, ...sólo dirigida contra quienes han delinquido o cometido abusos de poder..."
El 29 de marzo Videla se hizo cargo de la Presidencia. El 2 de abril el Ministro de Economía José Alfredo Martínez de Hoz anunció su plan económico que multiplicó varias veces la deuda externa en pocos años. El gobierno controló los medios masivos de comunicación, ya que el 24 de abril de 1976 quedó establecida la prohibición de "informar, comentar o hacer referencia" a temas relativos a hechos subversivos fuera de la información oficial.
ANTECEDENTES REPRESIVOS
Como los nazis, como en Vietnam
El Terrorismo de Estado no comenzó con el Golpe del 24 de marzo de 1976. Antes de esa fecha funcionó la A.A.A. (Triple A) un grupo paramilitar de la derecha peronista, movilizado desde el Ministerio de Acción Social bajo el dictamen de José López Rega (llamado "el Brujo").
López Rega mantuvo un entorno cerrado alrededor de la figura de Juan Perón y luego de la muerte del caudillo, siguió controlando a "Isabelita" hasta que un avance del Poder Sindical logró desplazarlo y enviarlo fuera del país como Embajador. Antes de partir en julio de 1975, López Rega había tenido tiempo para posicionar al General Jorge Rafael Videla, quien asumiría como Comandante en Jefe del Ejército en agosto de ese año.
La triple "A"
Esta fuerza desempeñó el trabajo de ser el grupo de choque contra lo que ellos denominaban "el comunismo" o la izquierda "apátrida"; pero sirvió en realidad para probar en el terreno los métodos ilegales de represión contra las expresiones populares, luego utilizados a gran escala por el gobierno del Proceso.
Otra muestra de las pruebas del terrorismo de Estado se encuentra en la intervención del Ejército en la provincia de Tucumán, mucho antes de que el gobierno constitucional autorizara legalmente -en febrero de 1975- al Ejército para que "aniquilara" a la subversión.
Alipio Paoletti describe en su libro "Como los nazis, como en Vietnam", esta intervención encubierta:
"En la provincia de Tucumán funcionaron 17 campos clandestinos de concentración de prisioneros políticos durante la Dictadura Militar. Algunos de ellos, como la Escuelita de Famaillá y los Conventillos del ex Ingenio Fronteritas son los más antiguos que se conocen en el país: fueron instalados en la primavera de 1974, en el transcurso de las primeras acciones del Ejército para reprimir a la guerrilla rural instalada en el monte. (Basado en el testimonio del Oficial inspector Rodolfo Peregrino Fernández, ante la Comisión Argentina de Derechos Humanos, presentado ante las Naciones Unidas en 1983).
La finalidad del Terrorismo de Estado no fue sólo la de aniquilar a lo que el Ejército llamaba la "Subversión", sino desarticular a las organizaciones gremiales, estudiantiles, profesionales; y a la vez allanar el camino para imponer la economía liberal del "Plan Martínez de Hoz" con la consiguiente destrucción de la industria nacional, la caída de los salarios, el crecimiento del desempleo y el aumento de la deuda externa.
La política del terror fue probada durante meses. Tal como lo señala Paoletti:
"En febrero de 1975, lanzado ya en la provincia el mal llamado Operativo Independencia, fueron creados otros campos de concentración: en una dependencia de la Jefatura Central de Policía y en la Escuela de Educación Física dependiente de la Universidad Nacional de Tucumán y, en forma precaria, en una habitación de la Compañía de Arsenales "Miguel Azcuénaga".
Estos hechos revelan -como los ocurridos en otras zonas del país- que si la finalidad aparente del Operativo Independencia fue "aniquilar la acción de la guerrilla" la específica fue ensayar en forma embrionaria, pero masiva, la base misma del terrorismo de Estado: la política de "desapariciones", concentración de prisioneros, torturas sistemáticas, operatividad clandestina".
Terrorismo financiero
Otro aspecto un tanto "descuidado" a lo largo de estos últimos años es el de los secuestros extorsivos realizados por las mismas fuerzas de Seguridad, amparadas en el sistema de células compartimentadas que funcionaban en las distintas jurisdicciones militares.
Una vez concluido el "Proceso de Reorganización Nacional", los Comandantes en Jefe de las Fuerzas Armadas que fueron juzgados, deslindaron responsabilidades aduciendo que tales actos de horror se habían producido por "excesos" de sus subordinados.
Sobre el tema de los secuestros extorsivos, podemos mencionar los casos Sivak, Naumann, o el de 30 ejecutivos del Banco de Hurlingham y de Industrias Grassi.
Los empresarios Juan Carlos y Marcelo Chavanne, propietarios del Banco Hurlingham, declararon ante la Cámara Federal en la Causa contra los Comandantes en 1985. La detención de los empresarios se realizó desde mayo hasta octubre de 1978. De acuerdo a las denuncias, participaron miembros de Gendarmería y del Ejército. También se sindicó la participación del Vicepresidente del Banco Central en ese momento, Christian Zimmermann y del Titular de la Comisión de Valores Dr Juan Alfredo Etchebarne. En la causa se expuso el interés del propio Martínez de Hoz en el control del Banco.
Los detenidos fueron "desaparecidos" en el Centro clandestino de El Campito y sometidos a torturas; mientras que un grupo empresario "fantasma" hacía ofertas para la compra del Banco. A los cuatro meses, el Banco de Hurlingham fue liquidado y los empresarios liberados.
En el libro "Nunca Más", Informe de la CONADEP, Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (1984), en página 282, se señala que: "las violaciones de derechos cometidas por los encargados de la represión no se agotaron en los ataques a la libertad e integridad física de las personas. Otros bienes jurídicos como la propiedad y la fe pública se vulneraron también, simultáneamente y casi como sistema, para facilitar el traspaso de bienes fraguando o simulando transacciones inexistentes. Falsas escrituras, falsos documentos, falsos títulos y registros de automotores, se dieron, en muchos supuestos, para perfeccionar la rapiña o el saqueo..."
En el citado libro se enumeran varios casos de desapariciones con fines económicos:
- Dr. Rafael Perrotta, director y ex propietario del diario "El Cronista Comercial". Secuestrado el 13 de junio de 1977 con un alto pedido de rescate. Varios testigos lo vieron detenido en el Centro clandestino denominado COT MARTINEZ, incluso uno de ellos detalló un asado realizado allí festejando el cobro del rescate pagado por la familia.
- Juan Carlos Rossi. Estuvo detenido desaparecido en la Escuela de Mecánica de la Armada. Fue torturado y luego de 14 días liberado. Durante su cautiverio, 18 personas de civil con dos camiones, procedieron a llevarse de su casa todo las maquinarias de imprenta que poseía.
- María Esther Ravelo. Secuestrada con su esposo en Rosario. Su comercio fue "incautado" por el Ejército.
Otros testimonios hacen referencia a desapariciones y posteriores robos o ventas fraguadas realizados por personal militar, como en los casos de: María Elena Nuñez; Conrado Gómez; Horacio Palma; Victorio Cerrutti; Omar Pincolini; Nilda Actis Goretta; Juan Mogilner; Irene Gavalda; Silvio Viotti; María Dora Turra; entre tantos otros.
COMO LOS NAZIS...
La tortura como método
En el discurso de bienvenida que el alcalde de Hamburgo pronunció en la ceremonia inaugural del Congreso Psicoanalítico Internacional realizado en esa ciudad hace algunos años, citando a Alexander y Margaret Misterlich dijo: "...ellos percibieron y describieron cómo y por qué nosotros, los alemanes, evadimos la verdad de nuestra historia, por qué tratamos de reprimirla y sin embargo nunca pudimos esquivarla. Y por qué permaneceremos prisioneros -y verdaderamente lo estamos- hasta que no nos enfrentemos con la verdad..."
La tortura, instalada como un enemigo permanente de la dignidad de los pueblos y a su vez instrumento de minorías poderosas, para imponer sus planes antinacionales y antidemocráticos con el deliberado propósito de fortalecer las estructuras de dependencia y atraso, atraviesa la historia de todos y cada unoi de los pueblos de América Latina.
Precisamente los pueblos de Chile y Argentina, unidos desde sus orígenes por necesidades y aspiraciones comunes, han compartido desde la década del '70 la sangrienta represión proyectada y articulada desde el terrorismo de Estado.
A un lado y otro de la Cordillera, las dictaduras se valieron de la tortura como uno de los medios más eficaces para someter y controlar la voluntad de los respectivos pueblos.... " -1-
Naucht und nebel
El 7 de diciembre de 1941 Hitler ordenó ejecutar gente "en la noche y en la niebla", hacer desaparecer los cadáveres y negar toda información. Así desaparecieron familias judías enteras. Algunos días después el Mariscal Wilhelm Keitel explicó que ello se hizo "para intimidar".
También el 12 de diciembre de 1941, el Mariscal Keitel (comandante de la Whermacht) entró en la historia de los campos de concentración. Ese día se publicó su orden "Noche y Niebla":
"Las personas que en los territorios ocupados cometen acciones contra el Reich y contra las fuerzas armadas deben ser transferidas al Reich para ser juzgadas por un tribunal especial. Si por cualquier razón no fuera posible procesarlas, serán enviadas a un campo de concentración con una orden de reclusión válida, en términos generales, hasta el final de la guerra.
Parientes, amigos y conocidos deben permanecer ignorantes de la suerte de los detenidos; estos últimos por consiguiente, no deben tener contacto alguno con el mundo exterior. No se les permitirá escribir ni recibir paquetes ni visitas. No deben trasmitirse a ningún organismo extranjero informaciones sobre la vida de los detenidos. En caso de muerte, no se debe informar a la familia, hasta nueva orden. Falta todavía una reglamentación definitiva de este aspecto de la cuestión.
Las anteriores disposiciones son válidas para todos los detenidos en cuyas diligencias relativas a la reclusión por razones de seguridad realizadas por la Oficina Central de Seguridad del reich figure la anotación "Naucht und Nebel".
Noche y niebla argentina
Hemos partido de este antecedente porque tal vez no haya para la memoria de la humanidad hecho más horrendo que el nazismo. Sin embargo, en Argentina se hizo más vil, cruel y cobarde y en una cantidad enorme en relación con la población. Hubo más de un "detenido-desaparecido" cada 1.000 habitantes.
La "detención-desaparición" constituye la forma más global de tortura del Estado represor: abarca el tormento y exterminio de las víctimas, la tortura permanente y de por vida de los allegados a éstas, la forma más brutal de intimidación y la coartada más cobarde que tuvieron las Fuerzas Armadas argentinas pues no podían justificar el fusilamiento de millares de personas, muchas de ellas de relevante peso intelectual, científico, artístico o social.
Represión en números
Nuestras Fuerzas Armadas dijeron que la "subversión" reclutaba 4.000 combatientes. Supongamos que así fuera. ¿Cuál fue la respuesta del terrorismo de Estado? Unos 4.000 muertos, más de 11.000 presos, por lo menos unos 30.000 "detenidos-desaparecidos", 500.000 exiliados de los cuales la mitad eran profesionales, técnicos y científicos, unos 380.000 despedidos del trabajo en las áreas oficial y privada, 10.000 niños que ignoran el destino de sus padres y -suponiendo cuatro personas afectadas por cada caso- unas 120.000 que sufren la tortura de las "detenciones-desapariciones". Vale decir, más de un millón de víctimas en diferentes grados frente a 4.000 combatientes. Esto es la prueba irrefutable del objetivo del Estado represor al servicio de intereses oligárquicos... -2-
...COMO EN VIETNAM
¿Sólo locura?
En 1968 -pleno período de intervención de Estados Unidos en Vietnam- la famosa periodista Oriana Fallaci entrevistó a Nguyen Ngoc Loan, uno de los mayores responsables de los crueles métodos represivos utilizados por las Fuerzas Armadas de Estados Unidos y Vietnam del Sur contra los soldados de Vietnam del Norte (vietcong) y toda la población. La nota aparecida en "Die Zeit" nos puede ser de utilidad para entender el sistema de pensamiento de los responsables de la represión ilegal y el terrorismo de Estado entre 1976 y 1983 en nuestro país.
"Nguyen Ngoc Loan es el hombre que durante los dos últimos años ha metido en prisión a 4.000 guerrilleros Vietcong; el hombre que destruyó las organizaciones budistas, riéndose de las autocremaciones de los budistas [bonzos] y aconsejándoles el empleo de extintores. El hombre que horrorizó a los norteamericanos cuando durante los primeros días de la ofensiva del Tet asesinó a un Vietcong en la calle, haciéndose fotografiar. Esta acción la hizo sin previo juicio, inmediatamente después de haber cogido prisionero al hombre. El mismo impartió y ejecutó la pena de muerte, levantando su elegante pistola y disparando un solo tiro.
No es ninguna casualidad que Loan sea el hombre más temido, odiado y aborrecido de Saigón, y quizá de todo el Vietnam.
Cuando entré en su despacho, se levantó con los movimientos suaves de un felino, y me saludó. Sus dedos rozaron mi mano, como si fueran de terciopelo.
El General se comporta como un caballero. Sus uñas pinchan como las espinas de una rosa, causando sólo pequeñas gotitas de sangre. Sus frases acarician el odio, como el rumor de un árbol al moverse. El ruido de la instalación climática ya las hace casi imperceptibles.
- General, ¿quién podría imaginarse que es usted tan cruel?
- ¿Cruel? ¿Ha dicho usted cruel? ¡Qué falso, qué injusto! ¿Cree usted que un hombre a quien le gustan las rosas puede ser cruel? Si en lugar de decírmelo a mí, se lo hubiera dicho a mis colaboradores, habría sido detenida por loca. Ellos siempre me dicen que soy demasiado blando, que debo ser más duro y desconsiderado. Pero yo les digo que lo primero es la amabilidad, siempre la amabilidad. Pienso que sólo se debe ser duro cuando los demás se niegan a obedecer. En nuestro trabajo nos ayuda la lógica, nunca la crueldad.
- General, ¿cree usted que las torturas son lógicas?
- A veces tenemos que ser muy rígidos. Pero sólo se debe hablar de tortura cuando se mutila a un prisionero. Los guerrilleros del Vietcong no son mutilados nunca. Algunos tienen que ser obligados a obedecer y a veces se les pega, pero eso no es una tortura. Sólo se trata de peces muy pequeños.
- General, ¿y qué ocurre con los electroshocks en los genitales? ¿Y qué ocurre con ese otro método en el que al prisionero se le ata un paño húmedo sobre la boca y sobre la nariz hasta que se ahoga? ¿Cree usted que eso no es tortura?
- Yo diría que en el hombre hay cierta capacidad para el mal. ¿Por qué pegamos a los niños? Quizá crea usted que es un error pegar a los niños, aún cuando sean maleducados. Pero a veces es necesario. Se les tiene que acostumbrar a no ser maleducados. Estos vietcongs son como niños maleducados... Bueno, así es la vida". -4-
En su libro "La nueva cara de la guerra", el corresponsal de la AP, Malcolm Browne, escribió que los soldados sudvietnamitas eran los que utilizaban los más terribles métodos de tortura, "para obtener de los prisioneros Vietcong, o de los sospechosos, las informaciones tácticas que necesitaban. Muchos vieron con sus propios ojos cómo a los prisioneros se les cortaban las manos con machetes, castrados o cegados. Más de una vez, los sospechosos de ser del Vietcong fueron atados a un carro blindado y "paseados" por un campo de arroz. La víctima siempre encontraba la muerte, dentro de los más terribles sufrimientos.
El terror
Familiares y amigos de personas desaparecidas presentaron recursos de Habeas Corpus ante la Justicia. Como para demostrar que se trataba de un sistema previamente diseñado para generar el terror entre la población, jueces y responsables de las Fuerzas Armadas respondían que no habían sido detenidos, llevando hasta las últimas consecuencias las enseñanzas de los nazis.
INFORME DE CONADEP
"...se constató que más de 1.500 desaparecidos fueron vistos en centros clandestinos al tiempo que resultaba inoperante la acción judicial promovida para determinar su paradero.
Paradójicamente, a tenor de las miles de respuestas negativas recibidas en el ámbito judicial, se podría decir que -en el clima de sospecha generalizada de subversión que se difundió sobre toda la población durante el gobierno del Proceso- los únicos ciudadanos que tuvieron acreditada su buena conducta son aquellos respecto de los cuales todos los organismos que integraron las Fuerzas Conjuntas manifestaron que carecían de interés en su detención.
Obviamente, tal hipótesis sólo es válida para ilustrar por reducción al absurdo la descontrolada arbitrariedad que presidió la política de las desapariciones masivas. Política que, con el remanido pretexto de garantizar la seguridad nacional, destruyó las bases de sustento de la convivencia civilizada en el país, pretendiéndose que era el único camino viable para restaurar el orden público.
"Este procedimiento es cruel e inhumano. Como la experiencia lo demuestra, la desaparición no sólo constituye una privación arbitraria de la libertad, sino también un gravísimo peligro para la integridad personal, la seguridad y la vida misma de la víctima. Es, por otra parte, una verdadera incertidumbre en que se encuentran sobre su suerte, y por la imposibilidad en que se hallan de darle asistencia legal, moral y material. -5-.