(verano de 1999) 190 años al servicio del capital * Siglo XX
Al comenzar el siglo XX, la expansión de la economía mundial convirtió a la Argentina en productora de materias primas, principalmente relacionada con la actividad agropecuaria.
En 1904 Juan Bialet Massé fue comisionado oficialmente para viajar por el país y observar el desarrollo de la vida económica. Para ello redactó y publicó un "Informe sobre el estado de las clases obreras en el Interior", que desnudó las durísimas condiciones de vida en los obrajes madereros de Chaco y Santiago del Estero, los ingenios del noroeste, los yerbatales de Misiones. Verificó la destrucción de las formas tradicionales de producción de los indígenas hasta incorporarlos -casi en un estado de esclavitud- al sistema productivo "moderno".
En muchos establecimientos -tanto en el norte como en el sur del país- se emitían bonos que únicamente servían en el "boliche o pulpería" propiedad del patrón, con productos mucho más caros y que determinaban el endeudamiento de los trabajadores aunque cada vez trabajaran más.
Para disciplinar a los trabajadores o impedir su huida, los empresarios contaban con la inestimable ayuda de la policía o de su propia fuerza de choque.
Las jornadas de trabajo eran de sol a sol. No existían leyes laborales y los cosecheros eran ayudados por mujer e hijos para poder cumplir con la tarea encomendada.
Las habitaciones -cuando las tenían- eran sórdidas y la alimentación era escasa. El alcohol, la tuberculosis y la sífilis causaban estragos entre la población obrera de estas haciendas.
Bialet Massé denunció esta situación en su Informe, pero el Estado se mostró siempre a favor de los intereses del "progreso" de las empresas. A pesar de ello, los gobiernos liberales y conservadores desarrollaron políticas de salud pública, debido a las consecuencias que podían tener ciertas enfermedades para toda la sociedad. Por esta razón se crearon dispensarios, se vacunó masivamente, aunque no se atacaron los problemas de fondo.
En muchos casos no se consideró siquiera las opiniones o gustos de los supuestos "beneficiarios" de esas campañas, como cuando actuó la Comisión Municipal de Desinfección, que ingresaba a los hogares humildes sin orden ni permiso, con trato autoritario y vejatorio.
REPRESION, SEGURA SOLUCIONEl aumento de la población -a la que se agregaron los recién venidos inmigrantes europeos- y las nuevas condiciones de producción, llevaron al Régimen a ahogar todo tipo de protestas y reclamos con el más absoluto control social. A principios de siglo comenzó a cimentarse el cuerpo de leyes e instituciones que servirían para homogeneizar a la población y mantenerla dentro del sistema imperante. El sistema de educación obligatoria, así como el servicio militar obligatorio, obedecían a esta decisión de "normatizar" y controlar a los habitantes de nuestro país. Otras leyes, como la de Residencia de 1902 -que permitía la expulsión de los extranjeros "díscolos"- asegurarían el orden interno. De manera "pacífica" o violenta, el objetivo era mantener el status político y económico, con el predominio de la oligarquía aliada a los intereses extranjeros, especialmente británicos. PRIMERA HUELGA GENERALEn noviembre de 1902 estalló la primera huelga general en Argentina. Se originó en conflictos reivindicativos de varios gremios importantes de la Capital y Rosario y evidenció el rechazo popular a la Ley de Residencia promulgada por el Gobierno de Julio A. Roca para poder expulsar a los extranjeros por razones políticas. La lucha del movimiento obrero determinó que por primera vez se estableciera en Argentina el "estado de sitio" para enfrentar una huelga. El trabajo no estaba reglamentado y las condiciones eran extremadamente duras y totalmente favorables a los empresarios. En los puertos, el trabajo de los estibadores se realizaba en condiciones de una explotación despiadada. Las bolsas de cereales eran de 100 y hasta de 120 kilos. La jornada dependía de la arbitrariedad de los capataces o de las órdenes de los capitalistas. El primer movimiento huelguista de los estibadores de Buenos Aires y Rosario exigió que se establecieran cargas de 65 a 70 kilos como máximo y que no se rebajaran los salarios por ello. A pesar de la represión policial, la Cámara de Comercio debió acceder posteriormente al pedido, concretándose un triunfo a los reclamos obreros.
En 1904, los reclamos se extendieron a otros gremios y las movilizaciones produjeron un estado de creciente efervescencia en la sociedad. Hacia fin de ese año se produjo una nueva huelga general y la represión policial concluyó con varios muertos y decenas de heridos. El gobierno nacional se daba cuenta de que la represión por sí sola no bastaba para calmar los ánimos. La situación era insostenible. Por ello, el ministro del Interior Joaquín V. González propuso la sanción de algunas leyes entre las que destacaba la Ley Nacional del Trabajo, que contemplaba -y ponía paliativos- a las situaciones más insostenibles, como la extensión de la jornada de trabajo, el descanso dominical, etc. A pesar del intento oficial, la oligarquía frenó durante varios años más las reivindicaciones sociales y laborales de los trabajadores, y continuó desarrollando su política hegemónica. 1909 VIOLENTOEl 1º de mayo de 1909, el Jefe de la Policía Coronel Ramón Falcón ordenó a sus hombres que reprimieran la marcha anarquista en honor de los muertos de Chicago en 1886 (que habían luchado por la jornada laboral de 8 horas). Falcón dijo entonces que "Hay que concluir de una vez por todas con los anarquistas de Buenos Aires". El ataque a los obreros terminó con el saldo de 12 muertos, más de 100 heridos y casi mil detenidos, según señaló la crónica del diario La Prensa del 2 de mayo de 1909. El escritor argentino Alvaro Yunque fue testigo presencial de los hechos: "Recuerdo aquel terrible 1º de mayo de 1909. Yo era un muchacho. Entonces, los 1º de mayo no eran días de fiesta. Los colegios no cerraban; las oficinas y talleres tampoco. No trabajar ese día significaba ser revolucionario. Los patronos, maestros y jefes de oficinas controlaban a quienes se atreviesen a desafiarlos. Yo me atreví. Me hice la "rata" al colegio y me largué a la calle a oir, a ver... El ambiente, como todos los 1º de mayo, era de inquietud, de incertidumbre, de temor. En el país habían ocurrido muchas cosas. Desde 1904, por ejemplo, regía la Ley de Residencia -esa ley violatoria de la constitución de 1853- obra del diputado Miguel Cané. Ya había huelgas heroicas y sangrientas. Desde 1889 la oligarquía argentina, empeñada en resolver los conflictos entre el capital y el trabajo, venía queriendo solucionar huelgas a sablazos y a tiros. Llegaba precisamente aquel 1º de mayo de 1909 una gran manifestación obrera. Lentamente, cantando con banderas rojas, llegaba por la Avenida de Mayo. ¡Un tiro! Y enseguida muchos más. Los cosacos cazaban argentino y no argentinos a mansalva. Los caballos del escuadrón, los sables revoleados sobre sus cabezas, pisoteando fugitivos... Yo vi la Avenida de Mayo teñida de rojo..." SEMANA TRAGICAEn 1919, una huelga en los Talleres Metalúrgicos Vasena (2.500 obreros) terminó con la represión y muerte de 28 personas y la movilización espontánea de miles de obreros en una huelga general y asonada en las calles (en términos modernos comparable al Cordobazo de 1969). El general Dellepiane fue convocado para dirigir la represión y produjo una famosa arenga que muy bien pudo haber contribuido como inspiración para Videla, Massera o Camps durante la década del '70: "si en el plazo de 48 horas no se restablece la normalidad y la situación se agrava, haré emplazar la artillerías en la plaza Congreso para atronar con los cañones la ciudad. Y el escarmiento será tan ejemplar que por 50 años nadie osará alzarse para perturbar la vida y la tranquilidad pública".
El conflicto se extendió por varios días y tuvo como saldo más de 100 muertos entre los obreros y un número no divulgado entre las fuerzas policiales y del ejército. El gobierno de Hipólito Irigoyen logró al fin conciliar posiciones, ordenó el retiro de las tropas, la libertad de 1.500 obreros detenidos y solicitó a Vasena la aceptación de los reclamos reivindicativos. PATAGONIA TRAGICAHacia 1921, la Patagonia estaba en manos de pocos dueños. Hacendados latifundistas como Menéndez Behety, pagaban con vales canjeables en sus propios comercios, conteniendo a los trabajadores como esclavos en sus estancias. Para esa época, la patagonia era una gran productora de lana, que servía de materia prima a la producción industrial de Inglaterra. La lana conseguía un excelente precio en Europa, pero los peones apenas ganaban miserias y vivían en total hacinamiento. La lana salía para Europa desde el Puerto de Santa Cruz y no pagaba aranceles aduaneros. Para mantener el "orden", la policía obedecía ciegamente a los hacendados o las sociedades anónimas extranjeras. En la Patagonia se inició entonces un proceso de organización obrera que fue reprimido ferozmente. Al finalizar el conflicto, los propios hacendados pasaban revista a los detenidos y determinaban quiénes debían ser fusilados. La población de la región disminuyó de 17.000 a 10.000 habitantes
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