Aproximación teórica
Desde la perspectiva del trabajo social,
hablar del fenómeno urbano y de diferentes formas de aproximación
a éste aparece como relevante
ya que muchas veces los trabajadores sociales se ven vinculados a movimientos populares o a gestiones profesionales
relacionados con los espacios
urbanos con diferentes ejes de
intervención:
La tenencia de
tierras, el saneamiento urbano, la extensión de servicios,
apoyo a autoconstructores, etc..
Para hablar del tema de
los espacios urbanos, es necesaria una somera revisión sobre
el tema del poder y sobre los
discursos de la sociedad tal como son entendidos desde el
punto de vista de Michel Foucault. El poder como red que
produce y se reproduce.
Se afirma así que la sociedad es hablante y que habla,
transmite sus discursos, en diferentes manifestaciones. Una
de esas manífestaciones es la
arquitectura y el urbanismo. La
regulación del habitat condiciona los espacios y disciplina
la vida.
Las grandes construcciones vinculadas a lo público,
a la vida política, a la religión o
al conocimiento -monumentos,
centros de convenciones, catedrales e iglesias, universidades,
etc.- constituyen una demostración de poder y disciplinan
la circulación ordenando la vida
cotidiaria, haciendo especial referencia aquí al ordenamiento,
en la circulación y los espacios.
Foucault afirma que el
poder es un ejercicio, "un
conjunto de acciones sobre
otras acciones" (Foucault, M.:
1990, 103).
En este sentido, las
construcciones, la distribución
espacial de una ciudad ejerce
una acción sobre la vida de sus
pobladores condicionándola e
instalando en la esfera del sentido común una idea del espacio cargada de sentido.
Por otro lado, también
Foucault afirmó que hay poder
cuando hay posibilidad de resistencia. Los ciudadanos re formulan cotidiariamente las
ciudades: autoconstruyen, circulan, pintan graffittis, cercan
barrios buscando segundad,
nombran espacios. La ciudad es
un paisaje vivo.
La ciudad constituye
un espacio en recreación
permanente. No es un escenario estático sino contruido y
marcado por sus mismos actores, entendiendo los escenarios
urbanos como "lugares de construcción de lo simbólico y
puesta en escena de la ritualidad ciudadana, producción y
recreación de una cultura en la
que participan los grupos y los
individuos mediante su actividad de selección y reconocimiento" (Silva, A.: 1992, 26).
La construcción del territorio, del escenario en el
que se desarrolla la vida diaria,
significa la apropiación del
mismo por el uso, por el ejercicio cotidiano donde los pobladores se reconocen a través
de códigos comunes. El territorio es el espacio vivido y marcado. En un barrio, en una viIla, en una fábrica o una ciudad
chica, el extranjero se delata
por desconocer codigos de autoreconocimiento.
Se define territorio en
este caso, con una connotación
semejante a Iugar antropológico, definido como espacio
con tres rasgos comunes: identificatorios, relacionales e históricos. Son los lugares propios,
los lugares con pasado. "El lugar antropológico es al mismo
tiempo principio de sentido para aquellos que lo habitan y
principio de inteligibilidad para
aquel que lo observa" (Augé, M.. 1993: 58).
Las tesis de los autores
que trabajan espacios urbanos,
pasan en general por
plantear el repensar la
ciudad desde la circuIación y la construcción
simbólica.
Armando Silva
habla de revisar "el uso
e interiorización de los
espacios y sus respectivas vivencias, por parte
de los ciudadanos dentro de su intercomunicación social" (Silva, A.:
1992,15); Martín Barbero propone "pensar la ciudad y sus culturas desde la comunicación, entendida como nuevos
modos de 'estar juntos'" (Barbero, M.: 1994:35).
Marc Augé, desde los rituales y
los «no lugares", entendidos
éstos como espacios del anonimato, sin pasado y sin interacción entre los actores (Augé,
M.: 1994: entrevista Página 12,
25/09), la antítesis del lugar antropológico.
Sus ejemplos son los aeropuertos, las estaciones de subte, los supermercados donde se
puede pasar horas sin hablar
con nadie. La comunicación se
da por imágenes: información
en carteles o a través de los envases en el caso de los supermercados. Desaparece aquí otro
tipo de vínculo que es el de
vendedor-comprador, que sí es
típico de almacenes o tiendas
pequeñas.
En general, el eje pasa por
revisar Ia ciudad
como espacio de
comunicación
entre pobladores,
dando esa interacción comunicacional un sentido a los espacios
urbanos, aunque
la cuestión sea,
como plantea Augé, la "anticomunicación" en
la interacción.
Tratar de definir una
unidad o eje de análisis para
investigar lo urbano aparece
como necesidad metodológica.
Las teorías "generalistas" que
hacen eje en la planificación
urbana no dan cuenta de un
fenómeno tan amplio justamente por tener las ciudades
una dinámica que trasciende la
planificación y lo urbano en
tanto fenómeno matenal, entrando a jugar contenidos simbólicos, representaciones y usos
del espacio qne tienen que ver
con la apropiación que del
mismo hacen quienes la habitan y construyen.
La cuestión en América Latina ha pasado por la instauracion de un modelo urbano
decidido y planificado a partir
del orden moderno: una ciudad
con una plaza como símbolo y
residencia del poder político y
económico asentado a su alrededor, situada en el centro de
la ciudad, con fábricas como
sede del trabajo; y en sucesivos
círculos concéntricos, unos consumidores de clase media, unos
barrios populares y un círculo
más externo de "marginalidad
aceptable" que se incorporará a
medida que el progreso permita el asalaramiento masivo de la
mano de obra.
En definitiva, "la metrópolis clásica
era aquella con
centralidad en la
producción y en
]a fábrica, y por
lo tanto en el
trabajo y las clases" ( Lienur, P.:
1991, 106).
En Ias
grandes metrópolis, este esquema se ha
quebrado. Ha
variado la estrategia del capital,
prima el consumo y han perdido vigencia las
formas políticas históricas.
Heterogeneidad cultural producto de migraciones
del campo a la ciudad (Lima,
Bogotá), o por migraciones internacionales (Nueva York es
la ciudad donde más dominicanos viven luego de Santo
Domingo), la ciudad se vuelve caótica. Los desempleados
Ilegan al centro a vender mercancías variadas, la clase alta
primero y ahora la clase media
pone cercas en sus barrios y
complejos habitacionales en
busca de seguridad, el centro
de consumo ya no es el
centro de la ciudad sino los grandes shoppings, escenarios preparados para cumplir el
ritual del consumo.
La idea de ciudad blanca, la ciudad
moderna donde existían guetos de pobreza
en un todo limpio y regulado, ha variado su
constitución hacia la situación contraria: en
un mar de pobreza
que constituyen los
centros y amplios sectores de las grandes
capitales (Tegucigalpa, Managua, Quito) se
enclavan los guetos de
la riqueza. Edificios
de blindex, hoteles y urbanizaciones cercados y con vigilancia
(Lienur, P.: 1991,
109).
Esto atiende también
al fenómeno de fragmentación
social que Maffesoli señala
como un cambio estructural
que va de la sociedad de masas a la sociedad de tribus
(citado por Barbero, M.: 1994,
38).
Plantean estos autores
que: "la crisis de las instituciones que confrguraron la ligazón de Ia sociedad -tanto en
la producción como en la representación- hace emerger
un nuevo tipo de tejido social
cuyos aglutinantes no son ni
un territorio fijo ni un consenso racional y duradero. Lo
que convoca a las tribus urbanas es más del orden del género y Ia edad, de los repertorios estéticos y los gustos
sexuales, de los estilos de vida y las vivencias religiosas.
(...) Creadoras de sus propias
matrices comunicacionales,
las tribus urbanas marcan de
forma identitaria tanto las
temporalidades (sus ritmos de
agregación, sus cadencias de
encuentro) como los trayectos
que demarcan sus espacios"
(op. cit.).
Pensando en Tandil
En una ciudad como
Tandil, prevalece el esquema
de la ciudad moderna, v sobre
él se asientan los espacios de
circulación y se marcan los territorios.
Se tomará aquí como
central la recreación del esquema moderno y las construcciones simbólicas en base a
éste, siendoTandil un claro
ejemplo de reproducción de estas metrópolis modernas de orígen europeo que conserva aún
este orden.
La plaza central, la
Municipalidad, la Escuela Nro. 1, el Consejo Escolar, la Iglesia
Matriz, la Universidad, los bancos y los hoteles. Un bar, el
Ideal, históricarnente sede de
transacciones con fuerte circulación de capital, actualmente
un poco desplazado hacia otro
bar (el Golden), siempre en el
centro) y muy cerca de los bancos.
En la periferia, las fábricas y los barrios obreros, en
algunos de los cuales se repite
este esquema de centralidad.
El esquema de círculos
concéntricos se mantiene en la
extensión de los servicios y en
el precio de la tierra.
En este marco material
se desarrolla la vida diaria y se
marcan los terriorios propios,
grupales y sectoriales. Se establecen Iímites y bordes a través
del uso social de los espacios.
El territorio se marca
a través del rito. En sociedades primitivas, el rito permitía
darle un tratamiento particular
a la alteridad, al contacto de
unos con otros con un sentido
particular, y en eso reside la sacralidad del rito. Marc Augé
señala que el hombre contemporáneo realiza rituales de sentido débil, sólo poseen regularidad, pero están desprovistos
de sacralidad.
Sin embargo, la
repetición del encuentro en
una esquina, un baldío o una
discoteca, reviste a la comunión
cotidiana de una cierta sacralidad identificatoria.
"Hay una parte importante de la humanidad que tiene en los calendarios deportivos, en sus temporadas, tiempos rituales" señala Augé en
una entrevista de Página 12.
En
Tandil, el campeonato de fútbol urbano no parece significativo, o en todo caso lo es para la
tribu conformada por hinchas
de los diferentes clubes; pero
el calendario de la Liga Agraria
de Fútbol tiene la trascendencia del rito sacralizado.
Es un
lugar común de encuentro entre los equipos y las barras de
las diferentes estaciones del
campo (La Pastora, De la Canal, El Solcito, localizadas a 30,
40 km de la ciudad), así como
de la gente que viviendo en los
barrios periféricos de la ciudad,
habiéndose urbanizado, conserva a través de estos encuentros su vínculo con sus orígenes
del campo (pobladores de los
barrios Villa Gaucho, Villa Aguirre y El Tropezón especialmente).
El encuentro trasciende
lo deportivo y en las fiestas
posteriores a los encuentros se
comparten problemas, se conoce a nuevos vecinos, se cumplen rituales de seducción.
Muchas veces estos encuentros
son realizados en las canchas de
las escuelas de campo, organizando la cooperadora de la institución el encuentro posterior,
las "kermeses", con el objetivo
de recaudar fondos.
La circulación y marca
del territorio ha variado en
Tandil de unos años a ahora.
No hace demasiado tiempo, toda la población circulaba por el
centro. Actualmente hay diferentes circuitos que ratifican la
demarcación clasista.
La clase media y alta
sigue mazclándose en el centro,
particularmente los días dedicados al consumo: sábados en la
mañana. La clase baja/sectores
obreros cumplen sus rituales de
consumo en Villa Italia, en sus
propios barrios (por la reactualización de las cuentas en las
despensas de barrio "con la libreta") o con un circuito marcado (determinados mercados
donde obtener mejor precio en
las compras grandes).
El paradigma de la ciudad parece haber variado del
espacio de encuentro, al paradigma del flujo, La ciudad es
circulación y en ella "las gentes
también trazan sus circuitos,
que atraviesan la ciudad sólo
obligados por las rutas del tráfico, y la bordean cuando pueden también en un uso funcional" (Barbero, M: 1994, 38).
Así, en Tandil todos los colectivos urbanos pasan por el centro, pero los pobladores de los
barrios pocas veces hacen uso
del espacio del centro.
Más
bien se trasladan de un barrio a
otro, permaneciendo en lo que
sí son sus territorios marcados,
territorio con pasado y constructor de la propia identidad.
No obstante la centralidad política y administrativa
obliga a "ir al centro": los reclamos en la Municipalidad o
en Bienestar Social hacen que
los pobladores de los barrios
mas pobres deban Ilegar periódicamente al centro institucional.
Los rituales de seducción en nuestra ciudad tienen
las características antes mencionadas: un circuito, una temporalidad y un reconocerse como sector.
Como desde hace generaciones, este ritual se practica
en Tandil con un sesgo de clase. Los jóvenes adolescentes
de clase alta, media y media alta lo cumplen en el centro,
particularmente los domingos
luego de la misa de las 19:00.
Se concurre a misa y luego se
circula por el centro, reuniéndose en un café, a veces en las
esquinas. Es en el centro, especialmente los domingos y entre jóvenes de clase media/media alta.
Los jóvenes de los barrios populares circulan por
Quintana, la calle principal de
Villa Italia los sábados, antes
del baile del Club Unión y Progreso. Otro sector -de mayor
edad- se encuentra en los bailes de Moreno y Arena o concurre a la plaza del centro desde donde parten colectivos gratuitos hacia los bailes de campo.
También típico de
Tandil, una particularidad de
sus flujos de circulación, es la
"vuelta al Dique". Los domingos en la tarde, siempre en auto
y algunos realizando caminatas,
la gente concurre al circuito
que bordea el Lago del Fuerte.
Se instala a tomar mate dentro
de los autos estacionados al
borde del camino y en una
práctica bastante peculiar, "se
ve pasar a sí misma".
La intención parece ser, justamente,
que la gente vea circular a la
gente.
El crecimienco poblacional de Tandil no se ha correspondido en la extensión del
centro. "El centro" sigue siendo el sector de Ias calles Rodríguez, Pinto, 9 de Julio y San
Martín (la vuelta del perro),
eventualmente extendida a la
calle Mitre. El embotellamiento que esto produce en el tránsito ha hecho que la Municipalidad intente una especie de
descentralización impidiendo
girar a la izquierda en el microcentro, con resultados relativos
en cuanto al ordenamiento de
la circulación automotor.
El concepto de tribu
urbana hace pensar en esta
ciudad en los grupos de jóvenes, especialmente adolescentes de las diferentes escuelas y
colegios secundarios, si bien no
es privativo de ellos. Podemos
encontrar varias tribus, pero se
tomará coma ejemplo aquí a los
jóvenes que forman agrupaciones con diferentes nombres
y se comunican a través de los
graffiti.
Así "Los Calenchu" amenazan a "Los Nuñez",
los seguidores de Los Redonditos de Ricota insultan a Fito
Páez y los Grasas de la ENET Nro 1 se identifican y enorguIlecen con el nombre que en
principio los desprestigiaba,
dejándose mensajes en las paredes de la ciudad. Esto comenzó hace años con los bailes
de los egresados de 5to. año de
la escuela secundaria, tomando
ahora una mayor trascendencia
dado que los jóvenes mantienen su identidad grupal durante mucho tiempo, es decir,
trasciende la cuestión del egreso de la secundaria.
También son reconocibles las tribus agrupadas por
afinidades estéticas, como el
cine club o los numerosos grupos de teatro independiente.
Otras miradas
La necesidad de repensar la ciudad desde un plano
más amplio, que trascienda la
idea de la planificación incorporando otros componentes,
aparece indispensable para las
ciencias sociales en general y
para el Trabajo Social en particular dada su intervención cotidiana en el escenario urbano.
Algunas variables tratadas por diversos autores contribuyen a la ampliación de los
ejes tradicionales de investigación.
Para Lucio Kowarick, la
vivienda resultaría un eje fundamental por sus componentes
materiales y simbólicos. La vivienda propia implica un imaginario social determinado de
autorrealización, de reafirmación social, de sueño concretado; y es a la vez el espacio básico de la reproducción.
En términos económicos, la mercancía habitacion, "hecha por el tortuoso y sacrificado proceso autoconstructivo,
es el unico bien material cuyo
precio aumenta a medida que
es consumido: ya sea a través
del trabajo realizado en las
constantes ampliaciones y mejorías, o sea por la vía de las
bienhechurías urbanas que,
bien o mal, con el tiempo, acaban alcanzando este o aquel
nucleamiento" (Kowarick, L.:
1991, 89 ).
Los paisajes urbanos
se transforman constantemente
por la acción de los autoconstructores.
Teolinda Bolívar, investigadora venezolana, toma y
amplía el mismo eje de investigación: el proceso de producción del medio ambiente
construído urbano, la morfología del hábitat donde se involucra lo material y lo simbólico,
las historias familiares y los
medios económicos.
La familia "transforma,
en el tiempo y en el espacio,
una vivienda precaria en una
casa, de acuerdo a las oportunidades, astucias, aspiraciones,
representaciones, símbolos" (Bolívar, T.: 1989, 191).
Buscando recursos circula por
diferentes espacios y hasta recicla deshechos de otras zonas
de la ciudad.
La propuesta de centrar
la investigación en la vivienda y su proceso de producción
es aún mas interesante en tanto se la vincule con lo comunitario: la vivienda-comunidad.
La gestión particular se entrecruza con la gestión general de
la ciudad.
El producido vivienda
es gestión urbana en tanto se
requieren servicios urbanos, o
lo que Henri Coing Ilama
"medios de consumo colectivos" (Coing H:1989, 221). Rastreando, analizando, sistematizando la historia de la gestión
de los servicios urbanos y la
desigualdad en el acceso a
ellos, se arriba al análisis de una
gran variedad de procesos y de
reIaciones sociales.
A partir de estos ejes,
teniendo en cuenta las cargas
de sentido antes expuestas, con
una mirada dinámica, es posible construir una forma de
aproximación sistemática al fenómeno de lo urbano.
Todas estas son posibilidades de estudio y de recreación de lo conceptual a
partir de nuevas miradas sobre
la ciudad que se habita y donde
se realizan diferentes prácticas
sociales.
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