Edición N° 9 - agosto '95
Editorial
El espacio de lo social, hoy
"En síntesis, una sociedad enteramente atravesada por relaciones bélicas fue poco a poco sustituida por un Estado dotado de instituciones militares"
M Foucault
|
La crisis de los ideales de Occidente, avanza y se
consolida en cuanto a la falta de sentidos, desarticulación, violencia social y política en todo el planeta.
Mientras tanto en nuestro país, el modelo que plantea el
liberalismo tiende a proponer la búsqueda de una exclusión "eficiente", dando por sentado ya en forma explícita, que no hay lugar
para todos dentro de la sociedad. La idea de una sociedad construida a través de contratos y del modelo jurídico
de la soberanía comienza a desvanecerse, al hacerse cada
vez más crudas y evidentes las relaciones de poder,
conexiones que en definitiva signan, desde el origen,
a las vinculaciones entre los sujetos.
La gravedad de la crisis quizás nos esté mostrando con
toda su crudeza que el derecho que dio origen a lo que
Ilamamos "sociedad" está marcado por la desigualdad y el privilegio de quienes
triunfaron en la contienda que le dio origen.
El mercado, como nuevo amo absoluto , tiende no sólo a
regular la economía, sino que hace desde bastante tìempo
se ha introducido en la cotidianeidad, mercantilizando
relaciones, generando nuevas formas de vinculación, singularizando a la práctica política y atravesando, en definitiva,
a toda la comunidad.
La crisis, construye nuevas formas de sociabilidad, poniéndose en primer lugar a las estrategias de sobrevivencia.
El repliegue del Estado permite en su decadencia, por
ejemplo, que las relaciones laborales se estructuren sin otro
mediador que la voracidad para obtener ganancias y la
desesperación, por aunque sea, mantener el empleo.
Así, aquellas relaciones que antes se regulaban a través
de dispositivos de asistencia, comienzan a perder el sostén
y esa dificultad también abarca a las instituciones.
El espacio de lo social, como lugar de intervención, desde esa perspectiva, tiende a desdibujarse, a reproducir el
sin sentido de los ideales que le dieron forrna. No sólo lo
social como lugar de intervención, sino tambián las prácticas que se gestaron para mediar dentro de éste, viven ese proceso.
Pero la crisis en definitiva también abre una posibilidad,
quizá, de leer lo social desde "el otro lado", a través de
cómo éste se construye en la cotidianeidad, en las
reciprocidades que no son 'contratadas', ni implican una
responsabilidad 'escrita'. Lo social, elaborado en términos
de vida cotidiana, implica la construcción de la identidad.
Y
es en ese lugar donde las prácticas del campo de lo social
tienen una posibilidad, intentando restaurar reciprocidades,
lazos, vínculos; recuperando en definitiva aquello que la
crisis y el modelo de sociedad tienden a desarticular. Ya
fuera de lo disciplinar, de lo normativo, del espacio de esa
ley que construyó un derecho asimétrico, en función de
quiénes habían triunfado en la contienda que dio origen a la
idea jurídica de la sociedad.
Tal vez, con la idea de no agregar nada sino sólo de facilitar la visualización de lo propio.
|