2.1. Españoles e indios.
A partir del concepto de
las Indias como continente, los
nativos americanos son designados con el nombre indios.
Raramente el término tiene un
simple valor de gentilicio, como
en la frase: "gente española e
indios carios" , donde indios puede oponerse a españoles, ya que el sustantivo gente
se solía aplicar también a los
indios; la frase les da un tratamiento de igualdad, justificable porque los carios eran
"indios amigos".
Pero el término no es meramente gentilicio,
porque lo común es encontrarlo
con otro valor, en frases como la
siguiente, que se repiten una
y otra vez en las Cartas como
verdaderas fórmulas del lenguaje social: "hacer una guerra de
trescientos hombres y más de
quinientos indios amigos".
Es fácil ver ahí que indios no se opone, como deberíamos esperar, a otro gentilicio,
sino al sustantivo hombres. ¿A
quiénes llamaban hombres?
Es el término constante
de autorreferencia, y de su uso
podemos inferir el desconocimiento implícito de la condición humana de los conquistados. Hombres eran los conquistadores.
El sustantivo denota
evidencia de género masculino,
a veces sin distinción de jerarquías, como en
la Carta de Isabel de Guevara:
"vinieron los
hombres en tanta flaqueza que
todos los trabajos cargaban de
las pobres mujeres"
En la
descripción de
la población de
Buenos Aires
hacia 1540 se
habla de "350
hombres, contando en ellos los
religiosos, viejos y enfermos"
Sin embargo en otros pasajes se diferencia: "escaparon
todos en cueros y se ahogaron
tres o cuatro hombres y un
fraile franciscano" ,
porque
las más de las veces el sustantivo connota rasgos evaluativos
y aún axiológicos, como 'fuerza, adultez, valentía, destreza en la
guerra, honor, etc., condiciones
habitualmente relacionadas con
la virilidad, que hacen al sustantivo sinónimo muchas veces
de soldado o militar.
En la carta
arríba citada leemos: "Como la
Armada Ilegase al puerto de
Buenos Aires con mil quinientos hombres y les faltase el
bastimento...", o más adelante:
"[las mujeres] poniendo por
delante a los soldados
que no se desanimasen,
que para los hornbres
eran los trabajos"
Pero la referencia
como vimos al principio
es siempre etnocéntrica.
Pedro de Mendoza relata
que "de la guerra de los
indios y de los pocos
mantenimientos murieron más de mil hombres'': cuenta los soldados
españoles muertos, no los
guerreros indios; lo mismo que Luis de Miranda
en su Romance.
Sin embargo, la polisemia del
signo hace previsible que a veces aparezca el sustantivo referido a los indios, aunque en
esos casos el relator lo usa para
indicar sexo: "antes que yo fuese había hecho matar más de
300 hombres de los indios agaces sin [contar] muchas mujeres y niños".
Una sola vez aparece el término hombres para
designar a los indios varones,
sin aclarar: "había hasta trece o
catorce hombres y algunas
mujeres y que decían que eIlos
estaban allí mucho tiempo había, sin osar ir ni a una banda ni
a otra por temor de los esclavos"; también en este fragmento: "en ciertos lugares
donde Ilegaron por no se los
querer dar [los bastimentos]
vinieron en rompimiento y se
les hizo la guerra, en la cual los
dichos indios carios han habido
y tomado entre hombres, mujeres y niños, cantidad de cuatrocientas personas".
En la cita, significa tanto género como adultez (a diferencia de niño o viejo), o que
se trata de guerreros, pero nunca el término globaliza a la
fuerza heterogénea (españoles,
portugueses, franceses, alemanes, ingleses, y también guaraníes, carios, etc.) que invadía
los pueblos.
Véase por ejemplo cómo describe al ejército Felipe
de Cáceres: "yendo 300 hombres bien armados y aderezados
[...] y así mismo Ilevando para
servicio de todos repartidas 350
o 400 indias que son necesarias
para Ilevar las cargas y comida,
municiones [¡el sexo débil!].
[...] y así mismo 200 indios de
esta generación, todos hombres
valientes y dispuestos y sin que
intervenga en ellos chusma de
muchachos y gente inútil".
En el fragmento aparece explicita Ia connotación de
hombres, como una predicación de los indios que intervenían directamente en la guerra,
a diferencia del servicio
(mujeres).
Es interesante comparar
el texto anterior con otro donde
se refiere al mismo hecho, pero
en una forma elíptica muy significativa. Pedro Dorantes lo
comunica así: "un capitán con
150 o 200 hombres con servicio
e indios y caballos [...]".
Analicemos la equivalencia. Donde dice: servicio,
debe entenderse 'mujeres'.
Luego, la construccion
descuidada produce una frase
ambigua en la que son elementos de un mismo conjunto indios y caballos.
La ubicación de todos
modes pone en primer lugar el
sustantivo hombres que refiere
a los soldados españoles, que
no abarca a los similares de orígen americano.
Claro que se podría decir constantemente hombres a
indios no obedece tanto a determinada posición ideológica
sino a una razón práctica: diferenciar contingentes de características distintas, sobre todo en
armas y estrategias.
Esto abonaría la idea de que el sentido
así construido funciona como
un sistema operativo, en una
relación dinámica, circular, con
la acción: sustenta una praxis,
un modus operandi, que realimenta el sistema semántico. De
todos modos, no puede desconocerse la existencia de una
discriminación implícita que
subyace a la oposición de los
términos.
Si en la primera etapa
hombre es el conquistador, el
soldado, en la segunda etapa,
hacia 1556, es el encomendadero, el amo: "repartí la tierra
en 320 o más hombres para que
les ayudasen a sobrellevar sus
trabajos y todos los dichos indios que así se repartieron serían hasta veinte mil [...]" es
decir, los hombres recibieron
la tierra, sustantivo que significa 'el territorio más 20.000
indios que lo habitaban'.
Es tan
fuerte el sentido de pertenencia del sustantivo para los españoles que no se dice mis hombres, construcción que indicaría el tener presente la existencia del indio como el otro.
No es de extrañar que
no haya paralelismo en el uso
del sustantivo aparentemente
opuesto: mujer.
No se lo usa
mucho, las mujeres en los relatos como en la vida se tapaban,
salvo en el relato de Isabel de
Guevara:
"A esta provincia del Río de la Plata, con el primer
gobernador de ella, Don Pedro
de Mendoza, habemos venido
ciertas mujeres [...]"
En ese interesante episodio en que los españoles son
sorprendidos por los indios,
fuera de los barcos, en las costas del río, y son acorralados en
las barrancas que finalmente se
desmoronan sobre una embarcación, se ahogan varias mujeres ["de este desastre salimos
con once hombres v tres mujeres menos...]
En ambos casos se refiere a mujeres españolas. Pero también dice Ayolas "la mujer que me
trajeron", sin necesidad de
aclarar que se trataba de una
india.
Otras veces el
origen está expreso: "tomaron
las mujeres y las hijas a los indios"
"Domingo de Irala
tenía muchas mujeres de la dicha generacion [=raza, nación],
hermanas y primas hermanas y
otras parientas, teniendo acceso
carnal con ellas, celándolas como si fuesen sus mujeres legítimas [...]
No hay problema en
asígnar el mismo sustantivo a
las de sexo femenino, fuesen
blancas o cobnzas, ya que indistintamente la función de
unas y otras era servir; así lo
dice Pedro de Mendoza.
Por
eso se puede leer, en el relato
de cómo atacan a un conquistador: "le abrazaron tres indios y
una mujer" [léase: india].
Por supuesto es esperable que en los relatos de religiosos, como en el arriba citado, aparezca un claro discernimiento entre "mujeres legítimas o propias" y "concubinas
indias". Es también en estos
donde aparece la simbología de
América como una mujer.
Tomamos como eje un texto no
espontáneo: el Romance de
Luis de Miranda.
La metáfora de América
como la "manceba" -subjetivema negativo- es más que un
uso tradicional: el conquistador
la penetra [realiza "entradas"],
la domina, pero ella es tan mala, traidora, da la muerte a sus
hombres , relato que revela una
misoginia culposa.
El más importante
término de autoreferencia es
cristianos, con un valor que
puede registrarse todavía.
Es la
marca, el componente semántico más importante del conquistador. Abarca no sólo religión
sino también nacionalidad, lenegua, vestimenta, rol, en fin, todo lo cultural que lo distingue.
Aunque los indios fueron bautizados y así integrados al cristianismo, la persistencia en
distinguir sólo a los conquistadores como cristianos le otorga
a este sustantivo la denotación
similar a raza, casta, la indudable superioridad del cristiano
viejo, el que tiene sangre cristiana.
La oposición aparece en
la frase "así los cristianos como
los naturales", que apunta
claramente a una diferenciación
sobre todo cultural. También
es común que encotremos la
oposición "cristianos e indios",
y que a éstos se les aplique
también los términos paganos
e infieles.
La superioridad cultural
connotada está implicita por la
negativa en la siguiente comparación, hecha por un religioso: "habemos de ser peores los
cristianos que los infieles que
ahora lo somos".
Se juega
allí con la intercambiabilidad
de los términos, tomados en sus
sentidos denotativo y connotativo.
Por eso Francisco de Andrada, otro religioso, pregunta
"si los casaremos a los indios,
pues que ya son cristianos" y cuenta del indio Pedro de
Mendoza que "él era cristiano y
que quería vivir como cristiano".
Esta consideración no
es la de los soldados, para
quienes el término sigue siendo como todavía al menos en
zonas rurales, sinónimo de
"Civilizado"
Además es importante
que, usado con referencia al
indio, el término casi siempre
es adjetivo, como que apunta a
una cualidad y no a la esencia:
"un indio cristiano", "treinta indios cristianos, hijos
y parientes de indios principales de esta tierra"; se critica que
se vendan "indias libres siendo
cristianas vasallas de S.M."
(Id.)
Es significativo que la
única vez que se lo usa como
sustantivo es para designar a los
dos indios que habían sido esclavos de García y que, una vez
reintegrados a su grupo de origen, son Ilamados cristianos
por los propios indios; Ios españoles simplemente repiten el
mote distinguidor, que tal vez
los sobrevalora o los estigmatiza
frente a los coterráneos.
El término más amplio
de gente. Aparece mucho en
expresiones como "le gente de
dicho puerto" "la gente de esta provincia", abarcando al conjunto sin distinciones jerárquicas. A veces, en cambio, se
diferencia a los que mandan ,y
en este caso el sustantivo refiere al conjunto de simples pobladores: "la dicha gente y sus
capitanes".
Sin atributo
debe entenderse como autoreferencia: "la gran necesidad y
pérdidas y menoscabo de gentes que de cada dia tenemos, y
asímismo de harina y municiones y vestido''. A partir de
este valor, aparece como opuesta a indios: "toda la gente e
indios e indias y esclavos",
"hizo muchos agravios a la gente y a los naturales".
Sin embargo su indefinición permite que se lo use
también para significar 'indios',
por lo cual se hace necesario
usarlo seguido de complemento. No basta para mencionar a
los españoles, es necesario aclarar: "toda la gente cristiana y
española súbditos de S.M.",
"la gente cristiana e indios
vasallos de S.M.".
También se siente la necesidad de
aclarar en este caso: "estoy determinado a partir de esta ciudad con cierta gente de pie y a
caballo". Véase en la siguiente frase, la doble aplicación, a españoles e indios, de lo
que resulta esta imprecisión
propia del registro oral: "salió
en acompañamiento de la dicha
gente de Armada grande gente
de indios guaraníes de guerra
en canoas.
El sentido más abarcativo aparece en frases como: "la
gente toda, así; cristianos como
indios carios quienes, recordamos, eran amigos".
El siguiente ejemplo es confuso:
"hay mucha gente de indios
gandules que viven de caza y
pesquería [...], gente suelta y
belicosa y no sirve para nada";
no está claro si se lo usa
para designar a grupos por determinados rasgos de conducta,
o pensada la conducta como
atributo racial, aunque el pasaje
de uno a otro significado es
inevitable y está marcando el
origen de prejuicios sobre la
indolencia de los indios.
De la misma raíz, pero
usado sólo para los indios, es el
sustantivo generación. Actualmente usado para diferenciar
grupos humanos a partir de criterios de campo, acá se usaría
para señalar a los que se diferencian por espacios o
por rasgos visibles de herencia biológica, de ahí
su uso sólo para los indios. Pero también debemos tener en cuenta
que, mientras que los españoles eran grupos de
soldados, los indios estaban agrupados en grandes familia o tribus vinculadas con lazos de sangre, utilizándose a veces
el sustantivo pata denominar a los grupos humanos: "llegamos a una generación de indios que se Ilamaban timbúes", señores de mucho pescado", cuenta Isabel de
Guevara. También "generación
que se dicen los tayocies".
La referencia a grupos familiares parece más en el texro siguiente: "de estos indios amigos naturales de este puerto
voy informado que estarán diez
lugares de indios a cuatro leguas de él que son diez generaciones" Ilegando a tener
un sentido totalmente concreto,
equivalente a caserío, lugar
poblado, como en:
"Se volvió hasta una
generación en veinte días por
tierra despoblada y sin camino,
en esta generación que Ilegaron
esos seis hombres vieron en
una casa que Ilegaron ciertas
planchas y barrotes de oro".
Caben todos los sentidos en
frases como: hay
muchas generaciones entre
las sierras, pero, repitamos,
siempre referido a
indios, como que
lo racial o biológico es pertinente
sólo a ellos.
Tal
vez por lo mismo
se los Ilame naturales, aunque aquí
habría que pensar en la referencia al lugar de origen, pero
sin embargo a los españoles o
mestizos, nacidos en América
nunca se Ies va a aplicar el
término, que manifiesta a una
cierta connotación negativa: si
bien más adelante aparecerá la
noción del 'buen salvaje',
piénsese en la diferenciación
que obraba hasta hace poco,
incluso jundícamente, entre
hijos legítimos y naturales.
Referido a los indios, se lo usa
tanto como adjetivo: "muchos
indios naturales de esta tierra",
"los hijos naturales de la
tierra" o simplemente
como sustantivo: "los naturales".
En esta línea se los denomina bárbaros, ambos términos opuestos a la idea de
'civilizados'; la relativización de
términos, a partir de sus connotaciones, aparecen señaladas en
los discursos admonitorios de
los religiosos: "los indios con
toda su barbaridad sabrían y
juzganrían mejor su justicia que
los jueces de esta tierra [...],
cuando esta gente no era mandada de estos mal intencionados hombres se conservaban
mejor siendo bárbaros".
2.2. Los indios amigos
En este intento de
aproximación al sentido de los
hechos para los actores de la
conquista, hemos tratado de
ver, a través de la terminología
aplicada, cómo sentían al indio,
señalado las más de las veces
con este no tan inocente gentilicio.
Pero a veces ni se les
nombra: es frecuente la referencia al indio escondida en el
sustantivo pieza, es decir, como
objeto intercambiable, como
valor de cambio (señalado por
Rodríguez Molas, 75).
Encontramos también que en estos
discursos epistolares, en algunos pocos casos pero que no
por eso dejan de ser significativos, el indio se queda en el referente o en el contexto, no
Ilega a aparecer a nivel significante, como cuando nada menos que el Conquistador por
antonomasía, Irala, relata que repartió "la tierra", y poco más
bajo como al descuido habla de
los veinte mil indios repartidos
dentro de la tierra.
En ese
mismo sentido, leemos:
"le salieron de unas lenguas
ciertas canoas y le dijeron
[...]", donde es improbable que
se trate de confusión entre canoas e indios, ya que canoa es
uno de los primeros términos
conocidos, muy difundido en
su uso, que dificilmente se
confundiría con el nombre de
tribus indígenas del Paraguay;
es más bien el retato descuidado, impresionista, en el que se
omite el sujeto "indios", lo que
queda claro además por el genero femenino de canoas.
Estos
Iapsus o actos fallidos evidencian un cierto concepto, el
mismo que está implícito en Ia
frase comúnmente usada para
'guerra de conquista' era hacer
entrada, como si se tratara de
un continente vacío, que los estaba esperando; es más que un
eufemismo como lo quiere entender Todorov, implica un
concepto ante la realidad ya señalado por Rodríguez Molas, de
la existencia de un continente
"en blanco" a la espera del
conquistador cspañol, con derechos divinos.
Así, cuando se
habla de la búsqueda de la "tierra poblada" se sobreentiende: poblada por indios labradores, que era la condición necesaria para hacer asentamientos y contar con
quienes les proveyesen de alimentos.
El término indios se da
en oposición como hemos visto
a hombres y cristianos, pero
en sí es un término de significado muy difuso que engloba
distintas razas y poblaciones de
América.
En una primera
aproximación lo que establece
diferencias dentro de este modo es el lenguaje: "Muchos
indios de diversos lenguajes,
belicosos e indómitos, capitales
enemigos de estos indios carios
con los cuales se tiene contratación y amistad".
Se establece allí otra diferenciación, que es en realidad
la que más Ies interesa, pues
será causa y efecto de cómo
funcionarán los grupos: indios
amigos e indios enemigos.
¿Quiénes eran los indios amigos?
En general,
aquellos con quienes establecían cierto tipo de alianzas, o
aún de lazos sanguíneos, de estabilidad cambiante.
Con quienes más estrecharon fue con los indios carios
o guaraníes, de quienes por lo
tanto se tienen conceptos más
favotables: son "gente de más
policía porque cada uno vivía
por sí en su casa"; cuenta
Irala sobre Asunción, en una
especie de texto de propaganda
turística: "la tierra es rica y muy
fértil poblada de gente no muy
belicosa, no tienen armas ofensivas, buenos trabajadores y labradores, gentes que quieren
ser sojuzgadas, son domésticos".
La amistad consistía
que se establecían ciertas
"alianzas": los indios
"participaban" -aunque la participación se Iee no tan voluntaria- de las "entradas", y a su
vez recibían cierta asistencia militar en la lucha contra pueblos vecinos. Se hace explícita
cierta Iógica militar, en que los
españoles argumentan que se
Ies ha pedido "ayuda", intervención, en las guerras entre
pueblos.
La amistad también
consistía en que los españoles
eran "huéspedes" -no importa
si invitados o no al festín- y
por lo tanto los aborígenes debían atenderlos, proveerlos de
comida.
Claro que los indios
para esto serían bastante duros
de entendederas, como se
queja un colono, en un texto
diferente al de Irala: "que la
tierra es esteríl o que elIos son
tanta gente que todas las cosas
que dicen que tienen no basta
para que les sobre nada, y hasta
que entiendan que tienen
huéspedes [a quienes] les han
dado de ayudar a comer es menester que nos ayudemos de
nuestra industria y trabajo".
Es decir, va surgiendo para
entonces (hacia 1550) la idea de
la necesidad de trabajar, en
sustitucion de la quimera de la
conquista; es interesante recordar acá la distinta actitud de las
mujeres, en el relato de Isabel,
cuando hacia 1536 Ilegan los
conquistadores a Asunción:
"Así Ilegaron a esta ciudad de Asunción, que aunque
ahora está muy fértil de bastimentos entonces estaba de
ellos muy necesitada, que fue
necesario que las mujeres volviesen de nuevo a sus trabajos,
haciendo rozas con sus propias
manos, rozando y carpiendo y
sembrando y recogiendo el
bastimento, sin ayuda de nadie,
hasta tanto que los soldados
guarecieron de sus flaquezas y
comenzaron a señorear la tierra
y adquirir indios e indias de su
servicio, hasta ponerse en el estado en que ahora está la tierra".·
Es decir, el concepto de
indios amigos es el de una
amistad sui generis, que consiste en haber sido convertidos en
vasallos de S.M., en haber sido
convertidos al cristianismo, en
no estar enfrentados en guerra; pero el concepto sobre
ellos es negativo: "son gente
sin orden, peligrosos, lastimados moralmente", "dicen pocas
veces verdad", "lo que para los
indios es mucho alimento y les
basta para nosotros es poco",
"todas las veces que Ilegamos a
tener una conversación con indios luego los hartamos y procuran matarnos o huyen de nosotros", descripciones que
tienen mucho de evaluativas y
axiológicas.
Además, tampoco
es muy de fiar eso de 'amigos':
por eso se advierte de "el peligro de los indios, así amigos
como enemigos", y se
aconseja: "a los indios en lo
que hace contra nosotros se les
debe de creer muy de veras, y
lo que hace a nuestro caso
[beneficio] no creerlo, porque
de cualquier suerte que suceda
nos hallemos apercibidos";
en fin, "amigos" de los que
más vale deseonfiar y estar precavidos.
2.3. Los esclavos
A los indios enemigos
frecuentemente se los presenta
como enemigos de los amigos
(es decir, de otros indios). Se
oponen aquellos con los que
establecieron ciertas alianzas o
vasallaje: los indómitos, los que
huían a internarse en la selva
los que muchas veces los atacaban, como los que mataron a
Ayolas y a Don Carlos Guevara,
Luján y Mendoza y tantos
otros.
Lo curioso, y que al
principio despista, es que es
común que se Ilame a los indios no-amigos con el término
de esclavos. No se trata de esclavos de orígen africano, de raza negra. Hay referencias aisladas, en algunos textos, como el
juicio a León Pancaldo o el testamento de Mendoza, a negros
esclavos en Buenos Aires, pero
en general el término aparece
aplicado a determinados indios.
La explicación es la siguiente:
los españoles acordaban alianzas con ciertos indios, luego
cristianizados, como los carios, a
quienes esta situación los convertía en "amigos"; con estos
realizaban incursiones o
"entradas" a otros pueblos
enemigos de los carios o de los
amigos de turno, a quienes como prebenda se les permitía,
según sus costumbres, tomar
esclavos de los pueblos vencidos; éstos lo eran de los indios
amigos, y por propiedad transitiva de los españoles. Así se
generalizó el sentido de esclavo como 'indio no-amigo',
'indio no cristiano', 'indio a
quien se puede someter, atacar', v viceversa, al indio no amigo se lo denomina esclavo.
Las relaciones tanto de amigo
como de esclavo eran cambiantes, los mismos pueblos podían
alternativamente ser unos u
otros. Los chanés eran escIavos
de los carios; Curubaym
indio cario de veinticinco años,
es esclavo de los guajarapos,
quienes lo habían prendido
mozo de poca edad; pero a
su vez "los guajarapos, indios
esclavos enemigos nuestros".
Se aclara que Ilama
indios a los amigos, y que se
vieron cercados de indios esclavos: "vinieron por tierra hasta veinticinco o treinta esclavos
llamados guatos y guajaratos", etc.
La aplicación del
término es por lo tanto en función de la relación presente, pero también importa en cuanto a qué actitud tenían derecho
a tomar los conquistadores.
Así,
la muerte de Juan Ayolas es
porque había entrado "río arriba [...], que estaba poblado de
muchas naciones de esclavería"; y los que se supone que
tienen el tan ansiado metal, el
oro, nunca son los amigos sino
los esclavos: "preguntado si sabe [...] que algunos esclavos de
este río tienen el dicho metal
dijo que a oído decir a estos
guajarapos que los dichos turubones tienen algunas planchas".
Un relato muy elocuente es donde se cuenta
que a cicrto grupo de indios,
que habían amenazado y matado a los españoles, el Gobernador "Los pronunció por esclavos y que se les hiciese la guerra, y los que fuesen tomados
fuesen esclavos", donde aparece el término en sus dos acepciones,
pero además esta la importancia
del acto de nombrar; claramente pragmático, transforma la
realidad.
Estos usos son propios
de textos de soldados. En el
fragmento siguiente, ejemplo
claro por otra parte de la expresión elíptica y descuidada
propia de la oralidad, es interesante notar la equivalencia de
dos términos aparentemente
contradictorios, esclavos y señores, en acepciones comunes
en ese momento: "los esclavos
vecinos señores de las canoas
ligeras que nos llevaron los días
pasados cinco cristianos y otros
cuñados indios".
No está claro si los referentes de cristianos son indios,
aunque habitualmente no se
daba, pero aparece la oposición
entre cristianos y esclavos.
J.G. Lezcano aconseja no penetrar de golpe sino hacer paulatinos asentamientos y entradas,
porque si no "pondría espanto
a la esclavería, pensando que
manaba cristianos por la tierra",
donde no queda duda sobre cuál es el concepto de conquista para el emisor y sus receptores. La oposición cristianos esclavos apunta a relaciones no religiosas o culturales
sino de poder.
A diferencia de
estos textos, cuando aparece la
palabra esclavos, sino con valores más gobales, en comparaciones como "habemos de ser
más esclavos nosotros que los negros de Guinea".
2.4. Los mestizos
En el grupo de Cartas
que estamos tratando empieza
ya a surgir un nuevo grupo
humano: los mestizos. La problemática en realidad recién se
inicia.
Son el resultado de los
lazos estrechados entre los conquistadores y sobre todo las
mujeres guaraníes, la que los
acompañaban como 'servicio', y
ya en la cultura aborigen eran
las encargadas de tareas de
siembra y cultivo del suelo.
Los mestizos son la
prueba manifiesta de la conquista, sentida doblemente
como derecho y como
pecado; es como si la posesión de las indias -las
mujeres, la tierra- fuera
un derecho y una violación. Podemos tomar la
imagen que nos ofrece el
primer y único poema de
esta época, el Romance
de Luis Miranda, como símbolo de la relación:
allí la tierra es vista como
una mujer bravía, una
manceba -es decir, concubina, prostituta, que
mata a sus maridos- la ley, el orden.
Se produce
un intercambio de roles:
la tierra violada pasa a ser
traidora, es ella, a través
del hambre, la guerra, el
espacio distinto, quien
mata a los hombres, a los
cristianos. Hay un sentimiento de culpa del que no se
hace cargo el soldado, sino que
lo pasa a la víctima, y además el
símbolo usado para expresarlo
revela una actitud de misoginia.
Nada menos que el
fruto de ese conflicto, el mestizo, es visto desde el comienzo,
como fruto maligno, condenado. Y así constata su surgimiento: "Hay en este pueblo más de seiscientas criaturas que los
cristianos tienen por suyas"; no son hijos, son criaturas, término que las asimila a lo
que no es del todo humano. "[Las indias] traídas a sus
poderes de los cristianos han
habido de ellas hijos en tanta
cantidad que hay en esta ciudad quinientas criaturas o más,
hijos de cristianos y de indias
cristianas naturales de esta tierra".
Pero en realidad, prescindiendo de ese explícito
sentimiento de culpa que aparece en algunos textos, el solo
surgimiento de este nuevo grupo plantea una situación desestabilizante, que exige una reacomodación de la estructura
social.
No hay lugar para ellos.
Na pueden ser sometidos como
los indios ni confinados en los
"pueblos" indios, pero tampoco
son españoles totalmente. Los
rasgos externos se prestan a una
discriminación que favorece a
los sectores de poder. Ponen en
peligro el sistema, al surgir como nuevo factor que amenaza
la estabilidad.
Por eso desde el primer
momento se los describe como
a los 'malos' de la sociedad: "los
delitos que hacen muchos de
estos mestizos son tantos y tan
feos que tengo vergüenza describirlos: [...] roban a quienes
quieren y disfaman a quien
quieren y criando acaece que
prenden a uno por una puerta
en la cárcel y por otra le sueltan, sacan las doncellas de casas
de sus padres y Ilévanlas por
los campos a desflorarlas y
deshonrándolas y a cabo de tres
días las vuelven en casa de sus
padres, amenazándolos que no
las castiguen por ello v afrentando las mujeres casadas con
hombres muy honrados y
deshonrando sus hijas [...]''
Será tal vez que se ve al
mestizo como la manifestación
externa, del 'pecado', en una
cultura sexofóbica, represiva
del cuerpo, que entroniza la
virginidad de la Madre de Dios,
fecundada no por el hombre sino por el Espíritu, y cuyo fruto
será puro, sin mezcla inclusive
en el sentido biológico.
La metáfora de 'pureza' no peligra
cuando los progenitores pertenecen a una misma raza pero se
pierde en la mezcla, y aparece
la otra metáfora, la de la
'impureza', que actúa desde los
grupes de poder pero también
desde adentro, ya que el mestizo no deja de Ilevar la impronta
de su hibridez.
Es el orígen de
la tristeza del mestizo, la que
acompañará a Blas de Acuña
durante toda su vida en la novela de L. Demitrópulos, la
que le hará amar sin consuelo a
una blanca, desconociendo su
amor por la propia mujer, otra
mestiza.
A pesar de que la indudable subjetividad de estos
conceptos, y pensada la pureza
como pertenencia a una cultura
más que como raza biológica, el
nuevo grupo que surge del cruce representa, para los indios,
algo no distinto del dominio de
los blancos; para los blancos, el
surgimiento de un grupo que
podrá amenazar su continuidad
en el poder; para Ios mestizos
mismos, una situación obligada
de lucha, a partir de la concentración de derechos que provienen de dos direcciones: la
nativa y la del conquistador,
por recuperar privilegios dados
y negados desde el origen.
Esta
situación dialéctica los transformaba en quebrantadores del
sistema, transgresores, subversivos, y de ahí lo "horrendo" y
bárbaro de sus crímenes. Así comienza nuestra América
mestiza.