¤ Convertir la enorme desconfianza
en esperanza, reto primordial, expresa
La Jornada, México, 10 de enero de 2000
El rector rechaza el uso de la fuerza para dar fin al paro en
la UNAM
¤ Refleja una gran flexibilidad la
propuesta aprobada por el Consejo Universitario, asevera
Elena Gallegos /I ¤ El rector Juan Ramón de la Fuente desestima las versiones que se han
hecho circular en torno a que se pretende hacer uso de la fuerza pública como
medio para acabar con el conflicto que mantiene paralizada la UNAM desde abril
pasado. "La fuerza en la que creo es la de la democracia", acota, y luego
conviene en que en esta difícil circunstancia "el reto primordial radica en
convertir en esperanza, sobre todo para los jóvenes, la enorme desconfianza que
se percibe".
Después argumenta a favor del plebiscito que se efectuará el
próximo día 20 y que busca abrir las puertas para que la comunidad, toda,
participe en la toma de la que será una decisión crucial en el futuro de la
Universidad Nacional: delinear los caminos por los que deberán transitar los
universitarios para alcanzar su reconciliación y transformar la
institución.
Este fin de semana, en medio de una intensa actividad, el doctor
De la Fuente se da tiempo para hacer una minuciosa reflexión sobre la caótica
coyuntura que enfrenta la UNAM y sus costos. Desmenuza también la propuesta que
el jueves pasado llevó al seno del Consejo Universitario para encontrar los
instrumentos que lleven a la solución de este conflicto que, por momentos,
pareciera no tener salida.
Margen de la propuesta
La propuesta que aprobó el jueves el Consejo Universitario
deja sin efecto las reformas al Reglamento General de Pagos, suspende la
relación con el Ceneval, traslada al congreso la discusión sobre las reformas
del 97 y ofrece que no habrá sanciones a paristas, entre otros puntos,
¿puede o no ser modificada en un proceso de diálogo y negociación? ¿Cuál es el
margen?
Eso tendrá que definirlo la comunidad, y precisamente para
eso vamos a realizar el plebiscito.
¿Se debió o no haber votado antes de presentarla a la otra
parte (el CGH)?
Hay que ser muy claros en dos cosas: primero, el diálogo
con el CGH entró en receso desde el 22 de diciembre por su exigencia de que
reconociéramos al CLETA y a la Preparatoria Popular Tacuba, pese a que
reiteradamente les dijimos que eso no lo podíamos aceptar porque se transgredía
el marco jurídico y acuerdos específicos del Consejo Universitario.
"Los llamamos a que
actuaran con toda responsabilidad. Ellos sabían que al mantener esa exigencia,
la comisión de rectoría estaba imposibilitada para seguir adelante. Sin embargo,
la mantuvieron, por lo que no hubo posibilidad real de que el diálogo continuara
esos días. Aquí es muy importante tener en cuenta los tiempos; la exigencia se
retiró sólo hasta que se emitió la convocatoria al Consejo Universitario del
jueves.
"Por otro lado, tal y como lo expuse al consejo, la propuesta en
sí tiene elementos que modifican de manera sustancial decisiones previas de ese
órgano. Además, no era posible presentarla como de consenso, si no llevaba el
aval de ese cuerpo colegiado. Entonces, una razón de carácter político y otra de
carácter legal terminaron definiendo la manera en que se dieron los
tiempos."
¿Lo cual no la vuelve rígida o inamovible?
Una propuesta que surgió de más de 80 reuniones con
universitarios y del trabajo de varias comisiones del consejo de Encuentro,
de Contacto y para el Diálogo y el Consenso tiene todo menos rigidez, y sí
revisa cada uno de los seis puntos planteados por los estudiantes, en los
términos en los que está formulada, lo que refleja es una gran
flexibilidad.
En el consejo se externaron muchos temores los
llamaron el síndrome del 7 de junio acerca de si no se estaban repitiendo
esquemas del pasado (antes de la caída del rector Francisco Barnés). ¿Cree que a
este intento le suceda lo que les pasó a anteriores iniciativas?
Fui muy claro tanto en el Consejo Universitario como en el
Colegio de Directores. Yo no pedí un voto de confianza. Les hice una propuesta y
les dije que aquellos que estuvieran de acuerdo y pudieran asumir los
compromisos que ésta implicaba, así lo hicieran. El resultado de la votación
112 a favor, cinco en contra y seis abstenciones habla por sí solo y
es sin duda diferente, en términos no sólo cuantitativos, sino cualitativos, a
las que se habían dado en el pasado. Ciertamente, la discusión que la antecedió
puso de manifiesto las percepciones y las dudas que tiene una parte importante
de la comunidad ahí representada.
La demanda del CGH es abrogación y la propuesta es
suspensión, ¿por qué...?
Perdón que interrumpa. La propuesta es
¡de-jar-sin-e-fec-to! aquí remarca cada una de las sílabas las
reformas hechas al Reglamento General de Pagos. Muchas veces, con o sin
justificación, las cosas se pretenden detener por vocablos, por palabras que a
veces no se entienden. ¿Qué significa realmente abrogación?
"Se tenía un gran temor al diálogo público por lo que implicaba.
Desde que llegué a la universidad hace siete semanas empecé a dialogar
en público y el fantasma se esfumó. La posibilidad de un congreso resolutivo
también generaba miedo. Cuando empecé a plantear que si íbamos a organizar un
congreso era precisamente para hacer cambios y no para simular, pues se acabó el
temor.
"¿Nos vamos a detener por una palabra o vamos a tratar de seguir
avanzando en la construcción de una solución, entendiendo claramente en qué
consiste realmente la propuesta? En su formulación precisa, se
cuidaron mucho los términos precisamente para superar este tipo de trabas. Si
esos asuntos nos detienen, pues sería tanto como regresar al inicio de un
conflicto que ya ha sido muy largo y muy costoso."
¿Por qué no, y en aras de conciliar como lo dijo el
consejero Bolaños, se dejaron también sin efecto las reformas del 97
(reglamentos generales de Inscripción y de Exámenes)?
En las reuniones públicas que sostuve con la comunidad y
que están perfectamente documentadas, por lo que podrá constatar lo que le digo,
fue evidente que sobre ese tema polémico, controvertido y que tiene
implicaciones académicas, no hay una tendencia clara en un sentido o en otro.
Por eso, lo vamos a llevar al congreso. He señalado además que tenemos dos
límites para hacer reformas en la universidad: el marco jurídico y los aspectos
académicos. Eso explica por qué la propuesta se formuló así.
¿Y que lo llevó a suspender las relaciones con el
Ceneval?
En las reuniones que, le repito, sostuve con la comunidad,
más allá de las frases descalificadoras o los argumentos demagógicos, sí hubo
planteamientos de peso que hicieron muchos universitarios y que nos obligan a
que este asunto se analice y decida en el marco del congreso.
¿Cree que en este conflicto se estén cobrando facturas que
quedaron pendientes en el del 87 que culminó con el congreso de 1990?
No he percibido que haya cobro de viejas facturas; lo que
sí percibí desde que llegué a la universidad es que hay una comunidad muy
dividida, muy agraviada y, en algunos casos, alarmantemente pulverizada,
atomizada. Hubo encuentros en los que académicos y alumnos me dijeron: 'rector:
qué bueno que nos podemos reunir con usted'. Sobre todo porque es la primera vez
en ocho meses que nos reunimos nosotros.
"Esto muestra el grado de deterioro que hay del tejido
comunitario. Ahí está uno de los costos más altos que ha tenido esta huelga. Por
eso creo que un congreso para el cambio, lejos de acentuar esos enconos y esas
divisiones, puede ser un mecanismo que vuelva a restructurar, a unificar a la
comunidad en torno a un proyecto que sí es un clamor generalizado: la reforma de
la UNAM.
"El punto quiere ser muy enfático convoca, une, y
puede contribuir a restaurar todo ese tejido social tan afectado."
Lo que ha permeado en un segmento del sector estudiantil es
que en 1990 no se permitieron cambios en los asuntos de fondo estructuras
de gobierno, elección de autoridades, etcétera y que los acuerdos que se
lograron se incumplieron. ¿Comparte que aquel congreso fue un fracaso? ¿Cómo
hacer que la comunidad confíe en que sí se quiere ir a fondo?
No creo que el congreso del 90 haya sido un fracaso. Fue,
sí, un ejercicio inédito. Se tuvieron muchos problemas de organización y
ejecución. No se alcanzaron todas las metas, pero no puedo considerarlo un
fracaso absoluto. Estamos haciendo un recuento pormenorizado de qué fue lo que
pasó entonces, cuáles fueron los acuerdos que se implementaron y cuáles no.
Pronto lo daremos a conocer para que se tengan todos los elementos y no se
especule al respecto.
"Este año, el congreso nos tiene que salir mejor. Tomaremos en
cuenta aquella experiencia y trabajaremos para hacer un congreso que nos permita
llegar más a fondo y atender de manera más eficiente lo que no se pudo atender
en 1990, por eso sigue en la agenda diez años después.
"¿Hay desconfianza? Pues sí. Hay desconfianza en la comunidad.
Esto sólo lo podemos contrarrestar con hechos congruentes y en la medida que
demostremos sistemáticamente que hay voluntad clara de hacer reformas. Para ello
necesariamente pasará algún tiempo, pero siento que en estas últimas semanas
también en eso hemos avanzado. Hay más confianza y un ánimo diferente, si no en
todas, por lo menos en algunas comunidades."
Necesario, un nuevo pacto
En aquella ocasión y por una señal de última hora no se
aprobó la declaración de principios que elaboró un grupo de prestigiados
académicos de diversas corrientes José Laguna, Raymundo Ramos, Luis Javier
Garrido y Adolfo Gilly, entre otros y que constituía la base para un nuevo
pacto entre los universitarios. ¿Hace falta éste?
Sí admite sin dudarlo, se necesita un nuevo pacto
universitario para dejar atrás intereses circunscritos a personas o pequeños
grupos y para anteponer el interés de la universidad toda. Justamente, parte del
problema que tenemos es que todavía en algunos sectores no se asimila con toda
claridad que la universidad está en una situación delicada... grave.
"Desde el principio he hablado del consenso para la
reconciliación. Esto tiene que formar parte de ese nuevo pacto. Por lo pronto,
en los hechos, se expresa en la respuesta que dimos al sexto punto del pliego
petitorio del CGH y que tiene que ver con las actas y las sanciones."
¿Habrá temas vedados en el congreso?
¡Absolutamente nada! En la propuesta sí se señalan
directrices que no son de forma, sino de fondo: el reiterado compromiso de que
el congreso lo haremos sólo entre nosotros y esta es una defensa contundente de
la autonomía; no estará tampoco a discusión el carácter público de la
institución, porque no la vamos a privatizar, y no se debatirá su carácter
nacional ni su desmembramiento o desintegración.
"Esos son principios en los que creemos y no habremos de
exponerlos. Por eso vienen en la propuesta. Tenemos también que respetar el
marco jurídico el cual podremos modificar si así lo acordamos, incluso
para que los cambios puedan implementarse. No hay otras limitaciones.
"En lo que sí debemos poner énfasis es en lo académico.
Necesitamos cuidarlo mucho. Ahí está la fortaleza de la universidad. Si perdemos
lo académico perdemos todo: prestigio, autoridad, capacidad para responder a las
necesidades sociales y posibilidades reales de exigir mayores recursos. En esto
hay una convergencia importante tanto entre los académicos como entre los
alumnos con quienes he estado en contacto."
Sobre los porcentajes de delegados que se ofrece a cada
sector, ¿se está o no calcando el esquema del 90? ¿Son inamovibles?
¡Eso no es cierto! En la propuesta que el consejo aprobó el
jueves, los estudiantes tienen mayor representatividad, pero sobre todo los que
ganaron son los investigadores. Ese fue un reclamo que se registró desde la
composición del congreso pasado. ¿A costa de quién crecieron los investigadores,
los estudiantes y los mismos profesores? Pues a costa de las autoridades y los
trabajadores, cuyo porcentaje ahora es relativamente bajo.
"Los investigadores me lo dijeron abiertamente: 'congreso sí,
siempre y cuando estemos debidamente representados. En el congreso del 90 no lo
sentimos así. Nosotros vivimos de y para la universidad. Este es nuestro
proyecto. Somos personal de tiempo completo...' Sus argumentos son válidos. Por
eso, en este nuevo esquema, su representación aumenta en cinco puntos
porcentuales (de 11 por ciento de 1990 a 16).
"La pregunta es: ¿podemos discutir los porcentajes? No sólo
podemos, quiero que lo hagamos. Lo que no puede ser es que detengamos la
solución del conflicto por medio punto porcentual. Por eso estamos propiciando
que se dé una expresión mayoritaria y democrática de la comunidad, para ver si
está o no de acuerdo con que tengamos un congreso con la representación en los
términos que estamos comentando."
Prisa sin precipitación
Hay muchos escépticos que consideran que ustedes ahora sí
tienen mucha prisa de hacer un congreso porque saben que la correlación de
fuerzas les favorece y así legitimarían su proyecto de universidad.
¡Por supuesto que tenemos prisa en que esto se resuelva! No
hay nada más costoso para la universidad y para la sociedad que cada día que
pasa sin que la huelga se solucione; de manera que sí hay prisa, pero no
entendida como una precipitación, sino como la conciencia clara de que no
podemos seguir alargando el conflicto por falta de voluntad y decisión.
¿Se va a legitimar o no en el congreso un proyecto
preconcebido?
¿Cuál es ese proyecto? devuelve de inmediato.
Entiendo que haya temores al respecto, pero también quiero pedir a los
universitarios que consideren que el planteamiento que les he hecho es uno y
contundente: el modelo de universidad lo vamos a construir sólo
nosotros".
¿Y en un año electoral se puede efectuar un congreso en la
UNAM, con todo lo que ello implica?
No tenemos honradamente muchas opciones. Detener esto más
tiempo sería, a mi juicio, imposible. La comunidad está deseosa de hacer el
congreso y de regresar a sus instalaciones. Necesitamos hacer un gran esfuerzo
para que no se contamine un proceso con el otro. Son agendas paralelas.
Ciertamente, hay riesgos. Pienso que los principales actores de la contienda
electoral nacional sabrán ser respetuosos de la autonomía universitaria y de
nuestros procesos internos. Será inédito que ambas cosas la circunstancia
político-electoral y la reforma universitaria sean simultáneas.
Y si por ahí le dicen que no mezcle una cosa con
otra...
¿Por ahí? ¿Por dónde?
Por Bucareli, por...
El congreso lo vamos a hacer y conducir los universitarios
de la manera en que nosotros acordemos sea la más adecuada. Tenemos claras las
premisas y los tiempos para explicar cabalmente, si se requiere, que los dos
procesos son independientes y que el nuestro atiende a la dinámica interna de la
institución.
Con el plebisicto, ¿busca usted sólo que la comunidad se
exprese o construir su propia mayoría para que quede en evidencia el peso que
realmente tiene cada actor del conflicto?
Busco el consenso. En las reuniones con la comunidad
encontré que el común denominador, sobre todo en el caso de los académicos, y
también de muchísimos alumnos, es que se han sentido excluidos. Entonces, y
dadas las condiciones en las que está la universidad, el instrumento idóneo para
legitimar los consensos es el plebiscito. Además, y por primera vez en la
historia de la universidad, una decisión del Consejo Universitario se someterá
claramente a la consideración de la comunidad.
"El plebiscito tendrá que ser un proceso ejemplar porque
permitirá dar una salida democrática a un conflicto que ha generado todos los
que costos que éste ha generado. Creo también que en México, como en muchos
países, lo que ya no puede tener regreso son, precisamente, los procesos
democráticos."
Supongamos que la mayoría de los universitarios se expresan
a favor de su propuesta y aún así no se devuelven las instalaciones. ¿Cuáles
vías se seguirán para su recuperación?
La única que yo tengo en mente es la de la expresión
democrática de la comunidad. Dependerá en buena medida del resultado del
plebiscito como se definan las cosas.
¿Está de vuelta la amenaza del uso de la fuerza pública o
cómo van a recuperar las instalaciones?
Hay que esperar el resultado del plebiscito. Este tiene que
ver con aspectos cuantitativos y cualitativos. ¿Cuántos universitarios se van a
expresar?, y, ¿en qué dirección lo harán? De antemano le digo que acataré esos
resultados.
Considerando que a lo largo de la huelga, en diferentes
momentos, se ha hablado de la necesidad de usar la fuerza pública, le insisto:
¿qué harán para el regreso de las instalaciones? ¿Cree que se requerirá de la
fuerza?
En la fuerza en la que yo creo es en la fuerza de la
democracia ataja.
¤ Lo fundamental ahora es el
plebiscito, subrayan
"Poco probable", reanudar el diálogo con paristas:
autoridades
Karina Avilés ¤ Miembros de la comisión del rector Juan Ramón de la Fuente informaron que
es poco probable que asista hoy esa instancia al Palacio de Minería para
reanudar las conversaciones con el CGH.
Más allá del diálogo que podrían sostener las autoridades con el
CGH, después de que el movimiento estudiantil decidió eliminar las trabas para
reiniciar las conversaciones, a la rectoría de acuerdo con las fuentes
universitarias le interesa más por el momento la organización del
plebiscito, en el que someterán la propuesta de Juan Ramón de la Fuente a la
consideración de la comunidad.
Para algunos de los integrantes de la comisión de De la Fuente
no tendría caso regresar a la discusión del formato de diálogo, como lo pretende
el CGH, puesto que ya existe una propuesta de "la comunidad" a los seis puntos
del pliego petitorio. "Si el CGH tuviera realmente una respuesta a la iniciativa
que presentó De la Fuente ante el Consejo Universitario (CU)", entonces sí sería
viable discutir con la contraparte.
Por lo pronto, las autoridades se preparan para convocar a los
universitarios al plebiscito que será coordinado por el ex subsecretario de
Salud José Narro, según fuentes universitarias.
Dicha consulta pretende captar el voto de 100 mil integrantes de
la comunidad, pues si registra un número menor significaría un "fracaso"
importante para el rector, comentaron las fuentes. Mientras que miembros de la
comunidad se preguntaron: "y después del plebiscito qué sigue".
¤ Su congreso pretende quedarse
con la UNAM
Bomba de tiempo, la propuesta del rector: Magna
Asamblea
No quiere interferir con las elecciones
presidenciales, considera
Karina Avilés
El congreso propuesto por Juan Ramón de la Fuente está
organizado por "la estructura de poder" de la UNAM que pretende "quedarse" con
la institución de acuerdo con sus intereses políticos, afirmó la Magna Asamblea
Académica, luego de denunciar que el rector busca alargar el conflicto porque no
quiere que el congreso interfiera con las elecciones presidenciales, debido a
que si se discute la universidad, se discute el país.
Al expresar que el Consejo General de Huelga (CGH) debe ser
incluido en la organización de dicho espacio, la agrupación consideró que la
propuesta del rector "es una verdadera bomba de tiempo" debido a que "era
perfectamente predecible que el consejo estudiantil la iba a rechazar".
Asimismo, apuntó que la iniciativa rompe con "la bilateralidad
establecida con el CGH y establece una contradicción, toda vez que rectoría
había reconocido al CGH como único interlocutor y ahora hasta amenaza con
realizar unilateralmente un plebiscito en caso de que los alumnos (del CGH) no
aprueben su propuesta. El problema no es de procedimiento, puesto que amenaza
con no resolver el conflicto".
Evita acuerdos con el CGH
También alertó que la rectoría utiliza una serie de mecanismos
para evitar acuerdos con el CGH. Por lo tanto, sostuvo, es necesario que los
resolutivos se obtengan de una discusión bilateral.
Por otra parte, exigió al rector presentar su plan de trabajo a
la brevedad posible y cumplir con las obligaciones que le da su investidura,
pues hasta el momento, consideró, "solamente ha ocupado su tiempo como
apagafuegos zedillista".
Humberto Vega Villicaña, profesor de la Facultad de Ciencias
Políticas y Sociales, aseguró que el congreso que "fabrican" las autoridades
tiene detrás "una estrategia de asepsia. En la comisión del plebiscito
están Argelia Quintana, ligada al ex rector Jorge Carpizo; Gloria Soberón, hija
del ex rector Guillermo Soberón; también en la comisión del rector De la Fuente
está Alberto Pérez Blas, comisionado del Instituto Nacional de Migración con
Carpizo, así como José Narro, el mayor de los mapaches".
Lo anterior, manifestó, significa que las autoridades preparan
un congreso que pretende "quedarse con la universidad", de acuerdo con su propia
"estructura de poder", además de que ello implica aislar a las corrientes
críticas de la institución.
Y remató: "No creemos que el congreso que buscan las autoridades
se realice en el curso de la campaña política presidencial porque si se discute
la universidad, se discute el país. El rector Juan Ramón de la Fuente busca
alargar el conflicto porque no quiere que se cruce el congreso con las
elecciones".
De llegarse a realizar un congreso con las características que
proponen las autoridades, añadió el profesor de la FES-Zaragoza Arturo Lomas, la
universidad acabará "desmembrada", puesto que se "continuará" con el proyecto de
los ex rectores Francisco Barnés de Castro, José Sarukhán y Jorge
Carpizo.
Por último, la organización convocó al personal académico para
sostener una reunión el 12 de enero a las 10 horas en la Facultad de Filosofía y
Letras, con el propósito de difundir y enriquecer el pliego petitorio que le
entregará a De la Fuente y que considera, entre otras demandas, exigir un
aumento salarial de 80 por ciento e integrar estímulos al salario.
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