Introducción
Capítulo 1
1. Los procesos de medicalización en la sociedad uruguaya durante la primera
mitad del siglo XX
1.1 Los procesos de medicalización de la sociedad
1.2 El proceso socio histórico: las peculiaridades de la instalación del Primer Batllismo en Uruguay
1.2.1 El Uruguay de la primera modernización
1.2.2 El Uruguay del Batllismo temprano
1.3 Las respuestas socio políticas a los problemas sociales emergentes: la forma y el contenido de los procesos de higienización
1.3.1 El surgimiento de un espacio peculiar: la creación de la escuela que formó visitadoras sociales de higiene en el Instituto de Higiene Experimental
1.4 Las transformaciones que se producen durante el período de Terra en los procesos de medicalización en el Uruguay
1.4.1 El proceso socio histórico: Permanencias y cambios
1.4.2 La sanción del Código del Niño
1.4.3 La creación del Ministerio de Salud Pública
1.4.4 La escuela de Sanidad y Servicio Social
1.4.5 La Escuela de Servicio Social del Uruguay
Capítulo 2
2. Las transformaciones en las respuestas socio políticas a los problemas sociales emergentes: cambios en la forma y el contenido de los procesos de higienización
2.1 La transición de Baldomir, el panamericanismo y el nacimiento del neobatllismo en Uruguay
2.2 El período neobatllista
2.3 Transformaciones en el saber
2.3.1 Cómo se tradujo en Uruguay la influencia de las ideas preventivistas. Su influencia en la Facultad de Medicina
2.4 Transformaciones en la institucionalidad: la formación de nuevos agentes sanitarios. Las influencias internacionales en los modelos de gestión
2.4.1 Convenios internacionales firmados por el Uruguay en el área de la salud
2.4.2 El lugar del Servicio Social en el área de la salud
2.4.3 La Escuela de Servicio Social del Ministerio de Salud Pública fundada en 1954
Consideraciones finales
Referencias bibliográficas
Anexo metodológico
Resumen
La investigación estuvo dirigida a analizar los mecanismos institucionales
que intervinieron en la articulación de las prácticas profesionales del
Servicio Social con los procesos de medicalización de la sociedad
uruguaya durante el período neobatllista, el cual se sitúa, para los fines
de este estudio, entre 1940 y 1960.
El objetivo fue demostrar que a mediados del siglo XX se registraron
transformaciones en la sociedad uruguaya que ejercieron notable
influencia en la institucionalización del Servicio Social como profesión, y
que pueden ser clasificadas de la siguiente forma:
- transformaciones
en las respuestas sociopolíticas a los problemas sociales, lo que se
tradujo en una inflexión en las formas y contenidos del proceso de
“higienización” de la vida social;
- transformaciones del saber médico,
principalmente de los modelos etiológicos que organizaron la salud
pública desde comienzos del siglo XX, lo que se expresó en el desarrollo
de nuevas formas de conocer y actuar sobre los problemas de salud;
- transformaciones en la base institucional de la gestión de lo social en
general y del ámbito socio sanitario en particular, a través del surgimiento
de nuevos espacios organizacionales (como los centros de salud), la
formación de nuevos agentes sanitarios (como las nurses sanitaristas) y
la influencia de organismos internacionales en los modelos de gestión y
en la profesionalización de algunas ocupaciones. En particular, se analiza
el papel que dichas transformaciones ejercieron sobre la consolidación
del Servicio Social en este campo, influjo que se interpreta en este
estudio como una verdadera refundación de la profesión.
El enfoque adoptado se apoya en una perspectiva genealógica para la
recuperación de los elementos institucionales que reorganizaron el
campo profesional del Servicio Social, y se apoya en la investigación
documental y en el análisis de contenido del material de historia oral que
fue obtenido a través de testimonios de asistentes sociales que
estudiaron o que actuaron profesionalmente durante el período
comprendido en la investigación.
Introducción
El presente estudio pretende identificar y problematizar los mecanismos
institucionales que participaron en la articulación de las prácticas profesionales
del Servicio Social con los procesos de medicalización de la vida social que se
desarrollaron en el Uruguay durante el período conocido como neobatllismo.
La elección de ese período –que se ubica aproximadamente entre los
años 1940 y 1960– obedece a que en su transcurso se registra un conjunto de
transformaciones institucionales significativas para los rumbos posteriormente
adoptados por el Servicio Social como profesión. Se trata de una profunda
reorientación en la gestión de lo social que comprende:
- transformaciones en
las respuestas sociopolíticas a los problemas sociales que representan una
inflexión en las formas y contenidos del proceso de “higienización” que fuera
inaugurado en el pasaje del siglo XIX al siglo XX;
- transformaciones en los
modelos etiológicos que organizaron el saber en el campo de la salud;
- cambios en la institucionalidad, con el surgimiento de nuevos espacios
organizacionales de atención a la salud, la formación de nuevos agentes
sanitarios, bajo un fuerte influjo de organismos internacionales en la
consolidación de los modelos de gestión y en el papel de las diferentes
categorías profesionales del campo de la salud, entre las cuales se encuentra el
Servicio Social.
Las preguntas que orientan la investigación se refieren a los complejos
procesos que participaron en la institucionalización del Servicio Social durante
ese período y sus conexiones con la reorientación que experimentó la
medicalización de la vida social. De esta forma, el trabajo de investigación está
orientado a indagar cuestiones como las siguientes: ¿Por qué se
acondicionaron, en este preciso momento histórico, espacios regulados y
vigilados en nombre de la salud? ¿Por qué el ordenamiento de esos espacios
pasó a ser un problema político de primer orden en torno al cual confluían
diferentes intereses? ¿Cuáles fueron los dispositivos -1- mediante los cuales se
atribuyó un lugar específico a la profesión del Servicio Social en dicho marco
socio histórico? ¿Qué carácter tuvieron los mecanismos que se instituyeron y
adjudicaron determinadas competencias y funciones a las asistentes sociales en
el ámbito de la salud?
Para indagar la institucionalización de esas competencias profesionales
se procedió a la investigación de los espacios destinados a la formación de los
visitadores o asistentes sociales como profesionales en este período,
procurando identificar cuáles fueron los planes de estudio en los institutos
docentes, qué aspectos y áreas del saber se priorizaban, hasta qué punto se
encontraban medicalizados los contenidos de los creados durante el período
estudiado y qué tipo de proceso llevó a su inclusión en la Universidad de la
República, hacia el final del período considerado en este estudio (1957).
Se puede sostener que es precisamente en la década de 1940 cuando
se aprecia la consolidación institucional en la sociedad uruguaya de procesos de
instrumentación de políticas sociales que constituyeron el centro aglutinador del
bienestar social, una de cuyas expresiones es la instauración de un modelo de
salud pública.
Un aspecto relevante de la base institucional de dicho modelo consistió
en la creación y desarrollo de los centros de salud en el Uruguay que se
convirtieron en los nuevos depositarios institucionales de las tareas relacionadas
con la promoción y prevención de la salud en el ámbito público. La creación de
los centros de salud en Uruguay se ubica dentro de una línea de salud pública,
con una orientación que hace especial hincapié en la prevención y promoción de
la salud, implementada dentro de una estrategia panamericanista.
La investigación realizada permite sostener que los procesos históricos
comprendidos en el período del neobatllismo -2- están intrínsecamente ligados con
los que acontecieron en el período del terrismo y el posterior gobierno de
Baldomir. A su vez, como pensamiento que ha marcado todo el siglo XX
uruguayo, el estudio del primer batllismo o batllismo temprano no podía ser
soslayado, motivo por el cual se tornan necesarias algunas referencias al
respecto.
En ese sentido, se buscó reconstruir las condiciones socio políticas que
participaron en el proceso de institucionalización incipiente del Servicio Social,
por lo cual se incluyó un análisis socio histórico de las condiciones que
permitieron la instalación de un modelo higienista (desde fines del siglo XIX, con
una inflexión hacia mediados del siglo XX) en la sociedad uruguaya, en el
entendido de que el proceso que marca el surgimiento y primer desarrollo del
Servicio Social está genéticamente asociado a él.
Ese tipo de abordaje pretende precisamente ofrecer un marco para la
comprensión de las relaciones entre Servicio Social y nacimiento de una nueva
institucionalidad, ya que cualquier estudio con pretensiones explicativas sobre el
espacio profesional del Servicio Social no debe realizarse en forma aislada de la
sociedad de que forma parte y de la que constituye una expresión. -3-
En esa dirección, el trabajo se propone describir y analizar los procesos
y los mecanismos a través de los cuales se sentaron las primeras bases
institucionales del Servicio Social en el Uruguay. En términos hipotéticos se
sostiene aquí que el Servicio Social inició durante el período neobatllista un
proceso de institucionalización creciente, caracterizado por su constitución como
una profesión de mujeres, y por su inscripción jerárquica y técnicamente
subordinada a otras profesiones del campo médico-sanitario.
Pero ambos tipos
de atributos no son simplemente marcas de identificación de naturaleza
intrínseca: constituyen, en gran medida, una expresión de la consolidación del
Estado de Bienestar en general y de las políticas de salud como una de sus
manifestaciones más relevantes. Además, ese tipo de prácticas y funciones
adjudicadas, no sólo abarcó al Servicio Social en el área de la salud, sino a toda
la profesión, como línea de larga duración.
Como hipótesis fundamental se entiende que el Servicio Social nace en
Uruguay asociado a estrategias disciplinadoras que se construyeron como parte
del proceso de medicalización de la sociedad. En este sentido se puede
sostener que el espacio profesional del Servicio Social en el Uruguay estaría
genéticamente ligado al área de la salud.
Se entiende que no es una mera contingencia que en la sociedad
uruguaya de mediados del siglo XX el Servicio Social haya adquirido relevancia
en la atención de los problemas socio sanitarios de la población. El proceso de
creación de estos nuevos agentes con también nuevas funciones estuvo
fuertemente influido por el modelo de desarrollo, por las transformaciones en el
saber médico y por la injerencia internacional del movimiento de salud pública
preventivista surgido en Estados Unidos, y se vio favorecido por los convenios
internacionales firmados por Uruguay en el período en esa área. Ello se expresó
en un nuevo papel para el Servicio Social con una reorientación de las prácticas
profesionales. Se trata de un período en que se dan pasos relevantes en su
institucionalización, lo que permite pensar en un verdadero proceso de
refundación de la profesión.
En cuanto a las transformaciones experimentadas por el saber médicosanitario
durante este período, se destaca la progresiva endogenización de los
modelos etiológicos, en el sentido de una pérdida relativa de espacio de los
factores que explican los problemas de salud como producto del medio social.
De esta manera, los principios interpretativos que fundaron la salud pública y la
medicina social modernas, y que propugnaban el reconocimiento de la salud
como un problema social y político de dimensiones macroscópicas, comienzan a
perder terreno frente a interpretaciones que otorgan un alto valor etiológico al
ambiente familiar y a la responsabilidad del individuo en la gestión de ambientes
más higiénicos y saludables.
Debe destacarse que este viraje en los modelos
etiológicos ya fue documentado en diversos trabajos como parte de un
movimiento asociado al nacimiento de la epidemiología moderna, que tuvo
alcance internacional y que afectó la percepción y las respuestas sociopolítiicas
a los problemas de salud. Esta reorientación atravesó no sólo la práctica médica
sino que fue mucho más allá permeando las prácticas y discursos de las
profesiones ligadas fuertemente al campo sanitario (AYRES, 1995; MITJAVILA,
1999).
La definición del campo de competencias del Servicio Social a partir de
las décadas del 30 y del 40 revela entonces dos marcas de origen: su
construcción estrechamente ligada a la constitución del campo sanitario y una
identidad que comienza a ser construida en función de los nuevos modelos
etiológicos que afirman la importancia de los factores psicosociales para la
salud, ya que parece aquí residir uno de los fundamentos del Servicio Social
como profesión preponderantemente orientada al trabajo con individuos y
familias.
La asociación de las ideas higienistas con el surgimiento del Servicio
Social no es novedosa en la escasa historiografía de la profesión en Uruguay
(ACOSTA, L. (1997), BRALICH, J. (1993), KRUSE, H. (1987, 1994), GERPE et
al, 1980); lo que intenta ser un aporte del presente estudio es la perspectiva con
que se estudia al objeto y el período histórico considerado que, se entiende, no
ha sido abordado en profundidad.
En este sentido, la carencia de un acervo historiográfico y documental
sobre los orígenes y primeros desarrollos del Servicio Social en el Uruguay se
presentó inicialmente como una dificultad en el proceso de la investigación. La
confección de un primer inventario sobre las fuentes documentales disponibles
permitió detectar un conjunto muy reducido y fragmentado de materiales que se
limita a legislación, creación de cursos de Servicio Social y convenios
internacionales.
Debido a ello, la estrategia de investigación no se limitó al
análisis de dichos materiales sino que se orientó a la reconstrucción de los
mecanismos que intervinieron en la institucionalización de la profesión a través
de elementos de la historia oral. De esta forma, se recogieron testimonios de
profesionales (visitadoras sociales y asistentes sociales) que se formaron y
ejercieron la profesión durante el período comprendido en este estudio, así
como de otros informantes que ocuparon un lugar destacado en la formación de
asistentes sociales o en la coordinación, supervisión y dirección de los
programas, servicios y organizaciones donde desempeñaron sus actividades. -4-
Se pretende reconstruir por esta vía algunos aspectos de la institucionalización
del rol de asistente social, a través de su reconstrucción mediante el análisis de
testimonios.
Se procedió entonces al análisis de elementos discursivos de los
diferentes agentes implicados en el campo -5- a estudiar y de la producción de
significados sociales presentes en esos discursos y prácticas. El estudio abarca
también el análisis del contenido de documentos y otros materiales emanados
de las autoridades correspondientes, de programas de estudio de las instancias
formadoras de visitadoras o asistentes sociales, leyes y reglamentos,
documentos de organismos internacionales, así como entrevistas a informantes
que fueron considerados pertinentes (véase anexo).
Fue preciso, entonces, construir para esta investigación lo que suele
definirse como una perspectiva genealógica, en el mismo sentido que a la
misma le atribuyen Varela y Alvarez-Uría (1997:25). Para estos autores, los
estudios genealógicos “contemplan los objetos de conocimiento y a los propios
instrumentos de conocimiento desde una perspectiva histórica y procesual” y
tienden a visualizar las relaciones recíprocas en los entramados de poder/saber
que se construyen socialmente en torno a una institución determinada,
colocando como central en esta forma de abordaje el análisis de las relaciones
entre lenguaje, poder y conocimiento.
La desigual apropiación del capital lingüístico, económico y relacional en
la sociedad genera un cúmulo de relaciones sociales donde el asunto del
poder/saber es central. La centralidad del análisis de los discursos se produce porque ellos
“no surgen puros e incontaminados de la mente de un locutor; lo
queramos o no, los discursos están sometidos a regulaciones,
controles, formas de selección, organización y distribución. El
espectro de lo decible y lo indecible, de lo pensable y lo
impensable no es infinito en cada época histórica y en cada
sociedad” (VARELA, J., ALVAREZ URÍA, F. 1997: 44).
Desde una perspectiva genealógica, por tanto se justifican las preguntas
que se pretenden responder en el presente trabajo y que refieren al porqué del
surgimiento de categorías y representaciones en el período histórico
considerado con respecto a la consideración de los problemas sociales
emergentes y a su tratamiento, así como
“para qué sirven, y a quiénes sirven, quiénes fueron los
principales agentes de su nacimiento, cómo y por qué se produjo
su reconocimiento y difusión, qué transformaciones sufrieron, en
relación con qué procesos sociales, en fin, cuál es su significación
en el presente y cuáles son sus principales funciones sociales y
políticas (...) por ello únicamente en la historia la producción y
difusión de los conocimientos no está al margen de los intereses
y de las luchas, incluidos los intereses y las luchas que dividen a
los propios sujetos detentadores de conocimientos” (VARELA, J.,
ALVAREZ URÍA, F: 47, 48).
Así, la historia no se desarrolla como un marco externo de los procesos a
estudiar sino que a partir de los estudios genealógicos es posible reconstruir los
procesos materiales y simbólicos que atraviesan la institucionalización de
determinados saberes que no son ajenos a las cuestiones de poder/saber
presentes en el ámbito de lo social.
Siguiendo a los autores citados (Varela y Alvarez Uría, 1997: 171-72), si
conceptualizamos al Servicio Social como una institución, lo estudiaremos en
tanto que
“ámbito específico de la realidad social en el que se dan cita
creencias, hábitos, formas de conducta, agentes de la
intervención, poblaciones asistidas, así como códigos teóricos y
poderes materiales o simbólicos (entonces) podemos
preguntarnos por el conjunto de los factores que hicieron posible
el nacimiento de este ámbito institucional, así como por las
funciones sociales desempeñadas por esta profesión a lo largo de
su historia.
Deberíamos indagar también las condiciones que
hicieron posible su aparición. De hecho, el trabajo social
presupone la existencia de un espacio específico de intervención,
un espacio especialmente acondicionado para la asistencia o
tratamiento de los problemas sociales que denominamos
generalmente con el rótulo de espacio social”.
Es por ello pertinente, desde esta perspectiva, analizar las relaciones de
poder focalizando en determinadas instituciones que “constituyen un punto de
observación privilegiado, diversificado, concentrado, puesto en orden y llevado
al punto más alto de su eficacia” (FOUCAULT, 1996: 16). Existe pues una razón
teórica: el poder es la noción básica para entender la institución, ya que ella
funciona sobre la base del ejercicio del poder.
Las relaciones de poder que se establecen en la sociedad son
interpretadas por Foucault no como una globalidad homogénea sino que busca
las formas heterogéneas en constante transformación donde el poder se realiza
en cuanto una práctica social. Focaliza no el poder concentrado en el Estado,
sino las formas de poder variadas que se producen y reproducen en toda la vida
social y que no se presentan de una sola forma sino que varían
permanentemente y se articulan de manera variada. El ejercicio del poder se
realiza en los diferentes niveles de la sociedad a través de mecanismos de
control y coerción o de técnicas de vigilancia. Aquí, el principal interés analítico
consiste en resaltar que estos mecanismos y técnicas sobrepasan todas las
instituciones de la sociedad y se presentan como vasos capilares, a veces
aparentemente ínfimos, pero profundamente actuantes. Ese poder ramificado,
siempre presente en las múltiples relaciones, es dinámico y se encuentra
presente en las relaciones que establecen los hombres entre sí. (BARTHY,
1981).
En la medida que un estudio del tipo que se plantea en este trabajo
requiere la reconstrucción de los procesos sociales y los mecanismos
institucionales que favorecieron la formación de nuevos agentes ligados a ese
‘espacio social’ asociado a los procesos de medicalización en el período
histórico que transcurre entre 1940 y 1960 en el Uruguay, se justifica, pues, un
abordaje genealógico que privilegie las relaciones de poder/saber construidas
socialmente, así como las cuestiones que a su vez vinculan lenguaje, poder y
conocimiento.
En ese sentido, dado que los discursos asociados al proceso de
institucionalización del Servicio Social proceden, en el período considerado,
fundamentalmente de agentes que no pertenecen a la profesión, sino que están
asociados a las instancias decisorias (médicos y abogados en su mayoría) ha
sido necesario recurrir a la historia oral, mediante entrevistas realizadas a
asistentes sociales que hubieran estudiado o trabajado profesionalmente en ese
período con el objetivo de reconstruir la trayectoria de la profesión. -6-
La reconstrucción socio histórica de una profesión hace referencia a
cómo ella es producto y elemento co-productor de un orden social, y como ella
se construye y reconstruye al mismo tiempo que también lo hace la sociedad de
la cual forma parte (FREIDSON, 1978). En el presente estudio no se niega el
papel de la historiografía que recoge los procesos macrosociales, es más,
también se la considera como una fuente fundamental.
Al mismo tiempo, la historia oral permite no sólo reconstruir lo subjetivo
sino también lo objetivo de los procesos sociohistóricos, porque permite
recuperar fuentes que permanecieron ocultas, iconografías, generar la
identificación de nuevas fuentes documentales.
La utilización de la historia oral permitió, en el contexto de la presente
investigación, explorar cuestiones que la sociología de las profesiones coloca como relevantes para indicar el grado de institucionalización de una profesión,
en este caso el Servicio Social: el monopolio, la autonomía, la autoridad, la
articulación de las esferas académica, corporativa y técnica, entre otras.
En el presente estudio se emplea la definición de historia oral sugerida
por Verna Alberti (1990: 109, apud Pereira, 1991) quien la entiende como “un
método de pesquisa (histórica, antropológica, sociológica, etc.) que (...) produce
fuentes de consulta (las entrevistas) para otros estudios, pudiendo ser reunidas
en un acervo abierto a investigadores. Se trata de estudiar acontecimientos
históricos, instituciones, grupos sociales, categorías profesionales, movimientos,
etcétera a la luz de testimonios de personas que de ellos participaron o los
testimoniaron”. -7-
El material recogido a través de los testimonios transporta todos los
problemas típicos de la reconstrucción basada en la memoria, ya que
“la memoria es una forma de evidencia histórica que como
cualquier otra necesita ser evaluada como tal, no debemos
forzarla en un molde ni pretender que se parezca a otro tipo de
fuente, sino que debe ser tratada como lo que realmente es:
producción de significados y por lo tanto expresión cultural con
todas sus complejidades. Requiere técnicas específicas para su
análisis y entendimiento. (...) el objetivo de la historia se amplía
para incluir lo subjetivo y el rol de este aspecto en la realidad
social”. (MOSS, W, et al, 1991: 16)
Interesa en ese sentido que la presente investigación no reivindica la
fuente oral como herramienta exclusiva sino complementaria ya que en éste
como en otros casos, las entrevistas de historia oral arrojan luz sobre
acontecimientos desconocidos o sobre aspectos desconocidos de
acontecimientos conocidos. El elemento singular en las fuentes orales es la
subjetividad del hablante que se impone al historiador. Las fuentes orales nos
dicen lo que hicieron pero también lo que deseaban hacer, lo que creían estar
haciendo, y lo que ahora piensan que hicieron.
De esta forma, las fuentes orales pueden auxiliar, como ocurrió en el
presente estudio, en el proceso de encontrar un cuadro, lo más completo
posible, de una determinada institución inserta en un contexto histórico. Así, la
idea de reconstruir la historia de una institución donde archivos enteros han
desaparecido, o directamente nunca habían existido, hacía necesario procurar
el acceso a los discursos de los propios agentes que participaron del proceso y
al tipo de prácticas que esos discursos engendraron.
El presente estudio se presenta en dos secciones siguiendo un criterio cronológico. En la primera se intenta dar cuenta del entramado de procesos que permitieron el primer proceso de institucionalización del Servicio Social en el Uruguay.
NOTAS
- Se adoptará en este trabajo la significación que FOUCAULT da a este término con el que se propone
"demarcar, en primer lugar un conjunto decididamente heterogéneo que engloba discursos, instituciones,
organizaciones arquitectónicas, decisiones reglamentadoras, leyes, medidas administrativas, enunciados
científicos, proposiciones filosóficas, morales, filantrópicas. En suma, lo dicho y lo no dicho son los elementos
del dispositivo. El dispositivo es la red que se puede establecer entre estos elementos": FOUCAULT, M.
Microfísica del poder. Machado R. (org) Río de Janeiro. Graal. 1992. P 244. (FOUCAULT Apud MITJAVILA,
1999).
- Se hace referencia específicamente al período que transcurre entre los años 1946 y 1958. En las elecciones
de 1946 resulta vencedor el candidato del Partido Colorado Tomás Berreta, quien fallece en 1947, asumiendo
el vicepresidente Luis Batlle Berres (familiar directo, a su vez, de José Batlle y Ordóñez). El proceso aparece
marcado fuertemente por la instalación de un modelo de industrialización por sustitución de importaciones y
por la votación en plebiscito que permitió la instalación del Colegiado como forma de organización del Poder
Ejecutivo. La impronta del primer batllismo fue notoria en este período. Su culminación se produce en 1958
cuando el Partido Nacional resulta vencedor en las elecciones nacionales.
- Toda una crítica a la perspectiva endogenista acerca de la génesis el Servicio Social aparece en:
MONTAÑO, Carlos, La naturaleza del Servicio Social en su génesis. Editorial Cortez. San Pablo 1998.
- En 2001 se conformó un grupo de investigación, a iniciativa de la profesora Myriam Mitjavila (orientadora del
presente estudio) que integramos junto con la profesora Blanca Gabin, cuyo objetivo es la constitución de un
acervo de Historia Oral que pretende recuperar la memoria institucional del Servicio Social.
- Se adoptará en este estudio la acepción que aporta Bourdieu (1995: 65): "En términos analíticos, un campo
puede definirse como una red o configuración de relaciones objetivas entre posiciones. Estas posiciones se
definen objetivamente en su existencia y en las determinaciones que imponen a sus ocupantes, ya sean
agentes o instituciones, por su situación (situs) actual y potencial en la estructura de la distribución de las
diferentes especies de poder (o de capital) - cuya posesión implica el acceso a las ganancias específicas que
están en juego dentro del campo - y, de paso, por sus relaciones objetivas con las demás posiciones
(dominación, subordinación, homología, etc.)".
- Aunque es llamativa la ausencia de documentos, registros, hasta, incluso, las llamadas 'fichas sociales' en
los propios lugares de trabajo de las asistentes sociales en el período considerado, también lo es la escasa
bibliografía nacional que existe sobre los primeros desarrollos del Servicio Social como profesión en Uruguay
y la carencia de publicaciones propias. Un elemento del que no podemos evaluar su exacta magnitud fue la
destrucción de materiales acontecida en la EUSS durante la intervención universitaria cuando fue instaurada la
dictadura militar de 1973.
- Alberti, Verna. Historia oral: a experiencia do CPDOC. Rio de Janeiro: Fundaçao Getulio Vargas, 1990: 12.
Apud Leite Pereira, 1991: 109.