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Edición N° 35 - primavera 2004

Violencia institucional, género y salud en el Instituto de Maternidad Nuestra Señora de las Mercedes, San Miguel de Tucumán

Por:
Patricia Arenas
Rosa Isac
Luisa Vivanco
María Eugenia Rodríguez Pontet
* (Datos sobre las autoras)


1- INTRODUCCIÓN

El propósito de esta investigación es reconstruir y analizar la vinculación violencia institucional-género-salud, hacia el interior de una institución de Salud Pública en la ciudad de San Miguel de Tucumán, Argentina, en el contexto de la implementación y consolidación de un nuevo modelo de Estado y de crisis estructural.

Así, en estos últimos 20 años, lo público (los servicios de las instituciones vinculadas al estado) ha ido mutando sus significados en el marco de las políticas de ajuste, es decir aquellas medidas que vehiculizan un recorte y/ o reasignación de los recursos estatales en el marco de las políticas neoliberales que hegemonizan los procesos de la reforma del Estado y de desregulación de la economía. Se ha ido construyendo así el derecho a la salud, no como condición universal de la ciudadanía, sino desde el reconocimiento de sujetos particulares, derivándose de ellos beneficios heterogéneos y desiguales.

Las definiciones en torno a la salud como derecho social y a los sujetos poseedores de esos derechos se resignifican con, por un lado, la migración de pacientes con obra social hacia los hospitales públicos debido al encarecimiento de las prestaciones ofrecidas y por otro, con aquellos que han perdido su cobertura en consonancia con la precarización del empleo.

El hospital público así, contradictoriamente, incorpora una clientela legítima y buscada para generar recursos localmente: “la autogestión”. Simultáneamente, su leit-motiv se sigue construyendo de manera central a partir de la definición de los carenciados como población-objetivo, mientras las medidas de ajuste que se implementan tienden a profundizar sus dificultades de acceso a la atención 1 .

2.- OBJETIVO GENERAL

Analizar los procesos de producción y reproducción de violencia institucional en la Maternidad Provincial de Tucumán “Nuestra Señora de las Mercedes”, recuperando las prácticas y los imaginarios que atraviesan tanto a los /as profesionales que allí intervienen, como a los/ las usuarios de los servicios de Obstetricia y Ginecología, desde una perspectiva de género.

3.- OBJETIVOS ESPECÍFICOS

  • Recuperar rupturas y continuidades en las trayectorias de los servicios de Obstetricia y Ginecología con relación a la problemática de género

  • Vincular las normas escritas y las prácticas cotidianas concretas respecto a la salud reproductiva.

  • Recuperar las definiciones que los/ as sujetos tienen de los/ as Otros hacia el interior de los Servicios de Obstetricia y Ginecología.

  • Indagar la idea de derechos y obligaciones de los distintos sujetos/ as que circulan hacia el interior de los servicios.

  • Indagar la mirada que los/ as usuarios tienen de los servicios de Obstetricia y Ginecología que reciben con respecto a información, calidad y acceso.

  • Indagar la mirada que los/ as profesionales tienen acerca de los servicios que brindan con respecto a información, calidad y acceso.


4.- REFERENCIAS TEORICAS

Toda indagación sobre las prácticas sociales y las representaciones están mediatizadas por la teoría social y esta a su vez, estrechamente vinculadas a las decisiones metodológicas y técnicas. Las herramientas teóricas permiten dar luz sobre los problemas construidos y la perspectiva desde la cuál se abordan.

En esta investigación es central vincular la perspectiva de género con la salud de las mujeres para hacer visible la representación social que se construyó históricamente de la mujer como cuerpo y su consecuente medicalización –obstétrica y psiquiátrica-. Los contenidos de lo femenino y lo masculino son históricos y pueden ser reconstruidos según múltiples interpretaciones posibles.

En este análisis también es importante dar cuenta del papel del disciplinamiento social del que Foucault (1992) habla y desde el cuál se ha construido la subjetividad de las mujeres.

P. Bourdieu (1995) vincula violencia simbólica con el concepto de habitus. A través de la formación de habitus las políticas hegemónicas imponen un modo de seleccionar, de clasificar y de experimentar la realidad. Es en esta estructuración de la vida donde los saberes inscriptos en el cuerpo se vuelven prácticas y donde las diversidades sociales y culturales se vuelven desigualdades, pues parecen responder a una lógica “natural” y no a una construcción social estructurada y estructurante.
Pero como aclara Bourdieu (op.cit.): “el habitus no es el destino que algunas veces se ha creído ver en él. Siendo producto de la historia, es un sistema abierto de disposiciones, enfrentado de continuo a experiencias nuevas y, en consecuencia, afectado sin cesar por ellas (...) Es menester concebirlo como una especie de resorte en espera de ser soltado y, según los estímulos y la estructura de campo, el mismo habitus puede generar prácticas deferentes e incluso opuestas” (op.cit.).

Las mujeres son víctimas de la violencia tanto en los ámbitos públicos como privados. Cotidianamente sufren abuso psíquico, físico, sexual y económico, por parte de sus parejas, cónyuges, integrantes de su grupo familiar y también, por parte del estado que las excluye y subalternizan.

Esta violencia se manifiesta de distintas formas: la violencia emocional o psicológica se define por la constante e intensa degradación y humillación, acciones que traen aparejadas situaciones de miedo, inseguridad, intenciones de suicidio y trastornos psicofísicos. La violencia física, por su lado, comprende todas las formas de coerción en las que se usa violencia física sobre las mujeres, la violencia sexual es una forma de esta violencia. La violencia económica desplaza o excluye a las mujeres en la toma de decisiones de los gastos cotidianos, lo que las relega a una situación de subordinación en la administración de los recursos materiales familiares. Impide que mantengan sus empleos, crea dependencia económica. Esto también provoca malestar psicofísico, miedo, inseguridad y es considerado como una manifestación del maltrato emocional.

5.- ESTRATEGIAS TEÓRICO-METODOLÓGICAS

El espacio social escogido, en tanto que representa un lugar que entrecruza grupos humanos heterogéneos que portan saberes e historias personales y sociales diferentes, es una (mega) institución de salud pública, que atiende a mujeres de la provincia de Tucumán y zonas aledañas y en el que se realizan alrededor de 14.000 partos anuales, según su director. Con los/las sujetos en el campo definido, se interpretarán las significaciones que otorgan a las prácticas al interior del mismo.

El recorte de nuestro trabajo pasa por, desde la perspectiva de los/ as sujetos involucrados, valorar la calidad del servicio, la información y las posibilidades de acceso a los mismos, y hacia adentro de la institución, analizar las situaciones consideradas objetiva y subjetivamente como “violentas”.

Para el estudio de la percepción de esta problemática, utilizaremos la metodología de Grupos Focales, constituidos por mujeres asistidas en la Maternidad, en distintosmomentos de los últimos años , con el fin de explorar cualitativamente sobre satisfacción, utilización y expectativas con los mismos. Hay muchas definiciones en la literatura especializada, sin embargo las principales están asociadas a la idea de grupos de discusión organizados alrededor de una temática.

El principal propósito de la técnica de Grupos Focales en esta investigación social es lograr una información asociada a conocimientos, actitudes, sentimientos, creencias y experiencias que no serian posibles de obtener, con suficiente profundidad, mediante otras técnicas tradicionales.

Las entrevistas fueron realizadas en los lugares de trabajo y en bares de alrededor de la Maternidad y los entrevistados fueron elegidos al azar dentro de los/las trabajadores/as del área de salud.

La muestra no pretende ser “representativa” sino “significativa”, por cuanto que este trabajo es de enfoque cualitativo. La saturación de la información y la reiteración del contenido de los discursos recogidos en las entrevistas y grupos focales hacen que se decida no realizar más grupos ni entrevistas 2 .

6.- GRUPOS FOCALES REALIZADOS

En esta etapa del trabajo se han realizado cuatro grupos focales en la que han participado 70 mujeres. Estaba prevista una segunda etapa con grupos focales integrados por el personal, pero en función de las exigencias de tiempo, decidimos reemplazarlos por entrevistas, grupales e individuales, al personal que trabaja en la institución, con la condición de que fueran referentes significativos de los distintos sectores.

Grupos focales realizados:

Madres Usuarias del Servicio de la Maternidad:

G1.- La Rinconada, Yerba Buena

G2.- Los Plátanos, Gran San Miguel de Tucumán

G3.- Los Plátanos, Gran San Miguel de Tucumán

G4.- Barrio Alberdi. San Miguel de Tucumán Entrevistas Grupales
EG1
Se realizó dentro de la Maternidad en dependencias del Área de Prevención. Participaron 3 psicólogas profesionales residentes y 4 estudiantes practicantes. Se incorporó al grupo también la Jefa del Servicio. En el servicio se realizan tareas en los consultorios externos y en las salas de internación. Brindan información sobre planificación familiar y salud reproductiva.

EG2

Se realizó en el Servicio Social de la Maternidad. Participaron 4 trabajadoras sociales, la totalidad de la planta permanente de la institución.

Grupo 1: (G1)

El grupo focal se realizó en la localidad de La Rinconada (Yerba Buena). Se trabajó con 15 mujeres entre 18 y 50 años. Todas han parido en la Maternidad. Solo dos mujeres trabajan fuera de la casa como domésticas. Se realizó en una casa particular y la convocatoria fue realizada por una agente sanitaria del barrio.
Grupo 2 y 3: G2 y G3

Estos grupos se realizaron en la localidad de Los Plátanos, en el Gran Tucumán, en el centro comunitario “Unidos para Triunfar” ex Sindicato del Vestido. En el G2 participaron 15 mujeres y en el G3 16. Se trata de mujeres de sectores populares con mas de tres partos cada una. La convocatoria fue realizada por un trabajador social que desarrolla actividades en el centro comunitario.

Grupo 4: G4

Este grupo estuvo integrado por 15 mujeres de entre 20 y 60 años. Se trata de un grupo de Madres Cuidadoras, pertenecientes a un Programa Nacional. El barrio se denomina Alberdi y está cercano a uno considerado en San Miguel, como el “más peligroso de la ciudad”. Este grupo se realizó en una casa particular donde funciona un centro de Madres Cuidadoras.

4.2.- ENTREVISTAS EN PROFUNDIDAD

En esta etapa de la investigación se han realizado las siguientes entrevistas en profundidad:

1.- Neonatólogo jubilado de la Maternidad. E1

2.- Pediatra jubilado de la Maternidad. E2

3.- Director de la Maternidad. E3

4.- Directora de la Maternidad. E4

5.- Neonatóloga de la Maternidad. E5

6.- Psicóloga del Servicio de Prevención. E6

7.- Psicóloga del Servicio de Salud Mental de la Maternidad. E7

8.- Una usuaria que se desinternó. E8

9.- Psicóloga, Jefa de Prevención, Salud Reproductiva y Planificación Familiar. E9.

10.- Psicóloga de Salud Mental. E10

11.- Médica del Servicio de Obstetricia y Ginecología. E11

12.- Neonatóloga y Psicóloga social. E12

13.- Ginecólogo Jefe de Sala de Partos y Emergencia. E13

14.- Obstétrica con 30 años en la Institución. E14

15.- Obstétrica recién nombrada en la Institución. E15

La muestra en, el espacio de esta investigación, es representativa en la medida que permite reconstruir los objetivos arriba planteados. Su representatividad se define por las posibilidades de recuperar las voces de las/los actores. Entonces, una/un actor no tiene un valor numérico sino representa un mundo de significados. Su representatividad está relacionada con la potencialidad de hacer visible los procesos que se analizan en este trabajo.

CAPITULO 1

LA MATERNIDAD: RUPTURAS Y CONTINUIDADES EN EL RESPETO A LOS DERECHOS SEXUALES Y REPRODUCTIVOS

  1. EL MODELO DE MATERNIDAD EN LA LÓGICA NEOLIBERAL

Pensar el Instituto de Maternidad y Ginecología Nuestra Señora de las Mercedes enclavado en el corazón de la capital de Tucumán, implica ligarlo a las transformaciones políticas, sociales, económicas que en América Latina se inician en los ´80. La caída del Estado de Bienestar y la vuelta al liberalismo con promesas de mayor libertad de mercado que replicarían en mayores niveles de equidad y libertad, son el marco de este proceso de cambios en el campo de lo social, educativo como también en el campo de la salud pública.

El Estado, otrora constructor de la sociedad, árbitro de los conflictos sociales, pierde estos atributos conformándose en un Estado mínimo, que deja en manos del mercado funciones básicas que antes atendía.

Carballeda (2002) plantea que “(..) el mercado no garantiza la igualdad, entonces surgen restricciones en la ciudadanía; y el acceso a los recursos básicos de bienestar que antes eran provistos por el Estado, o mínimamente asegurados por éste, dependerá de la inserción de cada persona al mercado”. Asimismo afirma que: ”(...) Así la salud, la educación, la vivienda se mercantilizan y pierden el sentido social (...)” 3

Desde la lógica de mercado la salud pública cobra otros sentidos:

  • Del modelo de planificación estatal centralizada se pasa a un modelo de descentralización en la inversión, planificación y ejecución de las políticas de salud concretado en la transferencia de hospitales a la provincia. Así los ministerios provinciales asumen la responsabilidad en la administración de los establecimientos públicos y programas de salud en su territorio, el Estado asume sólo funciones de orientación política y asistencia técnica;

  • La autogestión como modelo plantea asistencia gratuita sólo a los pacientes carentes de recursos y el arancelamiento de los servicios para aquellos con capacidad de pago o terceros pagadores que cubran las prestaciones del usuario;

  • La incorporación de nuevas tecnologías fundamentalmente sistemas de información e informática médica y la importancia creciente de la capacitación del recurso humano hospitalario como parte del modelo de eficiencia planteado;

  • La terciarización de los servicios expresada en los beneficios logrados por los sectores privados de salud que al haber incorporado tecnología son prestadores de servicio al hospital público por cada prestación que se le brinda a un beneficiario carente de recursos.

  • El concepto de salud queda librado al juego de la oferta y la demanda, posibilitando la concentración de grupos empresarios que comercializan los servicios que brindan, quedando las prestaciones estatales en los niveles asistencialistas, precarios para aquellos sectores que han ingresado a engrosar el círculo de pobreza. Redefine la relación público-privado.

Así, en estos últimos 20 años, lo público (los servicios de las instituciones vinculadas al estado) ha ido mutando sus significados en el marco de estas políticas de ajuste, es decir aquellas medidas que vehiculizan un recorte y/ o reasignación de los recursos estatales en el marco de las políticas neoliberales que hegemonizan los procesos de la reforma del Estado y de desregulación de la economía. Se ha ido construyendo así el derecho a la salud, no como condición universal de la ciudadanía, sino desde el reconocimiento de sujetos particulares, derivándose de ellos beneficios heterogéneos y desiguales.

Las definiciones en torno a la salud como derecho social y a los sujetos poseedores de esos derechos se resignifican con, por un lado, la migración de pacientes con obra social hacia los hospitales públicos debido al encarecimiento de las prestaciones ofrecidas y por otro, con aquellos que han perdido su cobertura en consonancia con la precarización del empleo.

El hospital público así, contradictoriamente, incorpora una clientela legítima y buscada para generar recursos localmente: “la autogestión”. Simultáneamente, su leit-motiv se sigue construyendo de manera central a partir de la definición de los carenciados como población-objetivo, mientras las medidas de ajuste que se implementan tienden a profundizar sus dificultades de acceso a la atención 4 .

Ello se profundiza si damos cuenta que los trabajadores de la salud, otros sujetos involucrados y víctimas en esta nueva lógica, han planteado y trazado una lucha contradictoria y confusa, en defensa del hospital público.

Así, el abandono del rol regulador/ proveedor del Estado y su delegación al “mercado”, se expresa dentro de los hospitales, en mecanismos de selectividad y exclusión que dificultan la accesibilidad a la atención.

Un documento presentado por Organizaciones Civiles en la Argentina ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos 5, a partir del relevamiento de información efectuado, da cuenta del grave deterioro que atraviesa a los hospitales públicos hoy:

  • Aumento notable de la demanda, producto del incremento de los índices de pobreza e indigencia, que no fue correspondida con la adopción de las medidas necesarias para hacerle frente.

  • La reducción o suspensión de ciertas prácticas básicas como el uso de radiografías, las prácticas de laboratorio, tomografías computadas, estudios radiológicos contrastados, etc.

  • Falta de disponibilidad de insumos básicos, como jeringas, guantes, gasas, etc.

  • Falta de disponibilidad de drogas básicas. En el caso de algunas drogas, su falta es absoluta (antituberculosas, antirretrovirales, etc.).

  • Retrasos o suspensión de cirugías de mediana o alta complejidad que en algunos casos ha provocado la muerte de pacientes.

  • Cierre de áreas por falta de insumos, como neonatología, sector de quirófanos o terapia intensiva.

  • Derivación de pacientes que usualmente se hubiera tratado en la institución por carencia de insumos o imposibilidad de realizar prácticas de diagnóstico o cirugías que antes llevaban a cabo.

  • Disminución de la alimentación brindada a los pacientes internados en cantidad o calidad. Las deficiencias han provenido de la interrupción de la cadena financiera o por problemas de provisión con el servicio terciarizado 6 .

  • Condiciones de higiene y salubridad inadecuadas.

  • Falta de mantenimiento de las instalaciones hospitalarias.

Tucumán, al igual que muchas provincias del interior sufren las consecuencias de la lógica de este modelo. Algunos datos dan cuenta de ello:

  • Ubicada en el noroeste del país y a unos 1.500 kilómetros de distancia de Buenos Aires.

  • Las últimas estadísticas indican sobre una población de 1.336.664 personas, Tucumán tenía en abril del 2002, unos 257. 000 indigentes (19,4 %) y 763. 000 (57,6 %) pobres 7 .

  • Del millón de personas económicamente activas, la mitad se encuentra sin trabajo o subocupada. En mayo del 2002, la desocupación registrada en la provincia alcanzó la marca histórica del 23 %, y la subocupación llegó al 19,5 %. Unas 62.000 familias dependen para subsistir de planes sociales de aproximadamente $ 150 mensuales.

  • La población total de la provincia para 1995 era de 1.216.623 habitantes, con una tasa de crecimiento anual promedio estimada de 1.22% para el período 1995/2000, levemente inferior a la media nacional de 1.26%. El 50.7% de la población está compuesto por mujeres. Se trata de una población relativamente joven, el 43% de la población tiene hasta 19 años, y el 10.1% tiene más de 65 años. Los hogares con necesidades básicas insatisfechas alcanzan el 24.6%, muy superior al 16.5% de hogares para el total del país.

  • El nivel de educación de la población de la provincia es levemente inferior al promedio nacional. La tasa de analfabetismo es del 5%. El índice de cobertura neto para el nivel primario (población matriculada entre 6 y 12 años sobre población total de esa edad neta de los que ya finalizaron el ciclo) es del 96.3%, aunque esta relación para el nivel secundario (población matriculada entre 13 y 18 años sobre población total de esa edad neta de los que ya finalizaron el ciclo) cae al 50.2%.

  • De la población adulta (mayor de 15 años), tiene nivel primario completo el 31.3%, mientras que no lo completó el 22.9%, el 9.9% completó el nivel secundario, y el 14.5% tiene nivel universitario/ terciario completo o incompleto. Entre los migrantes típicos, población entre 20 y 44 años, el 32.7% tiene nivel primario, mientras que no completó este nivel el 17.3%% y el 2.4% no asistió a un establecimiento educativo: más del 52% tiene un bajo nivel de instrucción.

  • El ingreso medio de la población ocupada es de $478 para la ocupación principal. En el sector publico, los salarios son inferiores a los pagados por la Nación. Así, los escalafones de seguridad y administración pública son 6% y 8% más bajos, mientras que en el poder judicial y el sector docente, la diferencia salarial es aún mayor: 28% y 38%, respectivamente.

  • Según el Sistema Provincial de Salud (SIPROSA) unos 12.000 niños de Tucumán están desnutridos; de ellos, al menos 120 serían de grado 3, o sea el más grave.

  • La tasa de mortalidad infantil en Tucumán fue en 2001 del 22,6 por mil, casi 8 puntos por encima del total del país. Un 70% de esas muertes corresponden al componente neonatal, esto es, los bebés de hasta 27 días.

"Esas muertes son evitables entre un 60% y un 70%, dice la Dra. Chapman, - Directora de Medicina Social del Sistema Provincial de Salud (SI.PRO.SA.)- y dependen de los controles durante el embarazo y de la atención en el parto".

Entre los niños controlados dentro del Programa Materno Infantil, en el área Centro -una de las cuatro de la provincia y que concentra a más de la mitad de la población- la desnutrición (sin distinguir entre crónica y aguda) es del 5% en menores de un año, del 15% en niños de 1 a 2 años, y del 25% en los de 2 a 5 8 .

De acuerdo con cifras de la Universidad de Tucumán, el 24% de los chicos que habitan los barrios periféricos de la capital provincial están desnutridos. “El sistema público de salud está colapsado y entre 5 y 6 pacientes internados padecen desnutrición extrema”, señaló el director del Hospital Infantil Provincial Lorenzo Marcos.

Según las autoridades sanitarias, la desnutrición en Tucumán era una dolencia crónica y de difícil resolución, pero en el transcurso de sólo cinco años se transformó en aguda y disminuyeron todavía más las posibilidades de encontrarle remedio: 1 de cada 4 chicos menores de 6 años sufre algún grado de desnutrición. Las consecuencias de este desastre serán, por lo menos, devastadoras: muertes, insuficiencias neuronales y un promedio de altura cada vez menor entre la población. Francisco Donofrio, presidente de la Asociación Tucumana de Nutrición, no ahorra énfasis para describir este delito perpetrado contra miles de niños: “Los años ‘70 le costaron al país una generación de desaparecidos; si no cambian las cosas, en los próximos años tendremos otra”. En Tucumán mueren al año por desnutrición 25 de cada 1.000 niños y niñas, una proporción que es nueve veces superior al promedio nacional. Es que 80 % de los menores de 14 años que residen en la capital de esa provincia y en sus alrededores, son pobres.

La Maternidad Nuestra Señora de las Mercedes, ubicada en la capital tucumana y el centro de mayor complejidad en el área tocoginecológica y neonatal del Sistema Provincial de Salud (SIPROSA) del noroeste y de América Latina, asiste a pacientes derivadas de toda la provincia y de provincias limítrofes. La población que allí concurre es de clase media o baja, incluyendo a un 20 % de pacientes con cobertura social. El 60 % de la población atendida a través del sistema estatal concurre a esta institución. Cuenta con salas de partos, quirófano, internación, neonatología, terapia intensiva obstétrica, terapia intermedia de neonatología, laboratorio de análisis clínicos, imagenología, consultorios externos perinatales de bajo y alto riesgo. Además, allí funciona una residencia de tocoginecología, cátedras de ginecología y de obstetricia de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Tucumán. Es una institución que en promedio, atiende 12.000 partos anuales con escasa estructura edilicia como de recursos humanos y técnicos. Tiene serios problemas con los abortos: se dan de 2 a 3 abortos sépticos semanales. De 14 muertes, 8 son por problemas de asepsia. Atiende 40 partos diarios; entre 15 a 18 cirugías; el 60% de los partos de la población de Tucumán El 70% de la población que se atiende en la Maternidad no se hace control prenatal 9 .

Tiene un presupuesto de $ 90.000 por mes de funcionamiento, con lo que debe cubrir gastos de insumos, medicamentos. Lo recaudado a través del “bono” (BAC Bonos de Ayuda Comunitaria) se utiliza para abonar los servicios del personal contratado 10 . Como los bonos los pagan los usuarias/os de la Maternidad, está claro que recae en la población de bajos recursos, que paga como puede la contribución, el financiar parte de la planta del hospital, lo cual se torna racional sólo en la lógica del mercado y de un estado que se retira de sus obligaciones con los sectores excluidos.

Estos pocos datos dan cuenta de una institución saturada, superada por las demandas heterogéneas y crecientes de un grupo heterogéneo social y culturalmente.

Pero la institución del capitalismo modifica profundamente sus articulaciones, su sitio en las nuevas relaciones sociales, su equilibrio y su poder. Lo que se instituye, a través de estos reacondicionamientos y también esas producciones de instituciones nuevas es "una nueva definición de la realidad, inscripta no en los libros sino en el actuar de los hombres, sus relaciones, su organización" (Lapassade 1973:200).

Con la desaparición del estado de bienestar, al deslegitimarse su función convirtiéndose en mediador, se pierde la red de servicios en salud, educación y seguridad que ofrecía a los sectores desposeídos, los cuales no pueden obtener estos servicios en forma individual. Ello convierte a las instituciones en espacios de intereses contradictorios y de duros enfrentamientos entre sistemas de valores y formas de trabajo. Un campo de lucha que trasciende los marcos de las instituciones u organizaciones y remodela toda la estructura económica, social, cultural del mundo actual 11 .

El director de la Maternidad hace alusión a la violencia institucional:

Si le podemos llamar violencia, es que los profesionales están saturados mentalmente y profesionalmente, tienen 40 partos diarios y 18 cirugías como promedio. El profesional que atiende en sala de parto está muy estresado, lo ideal sería poder brindar atención personalizada, que las pacientes pudieran estar con un familiar. Aquí se atiende el 60 % de los partos de la población de Tucumán. Esto tiene que ver con la atención en la sala de parto. Además el 70 % no hace control prenatal, entonces vienen a una situación en donde no saben qué les va a pasar, no conocen al médico, se sienten disminuidos, esto provoca angustia en el paciente y angustias en el médico. El paciente viene angustiado y el médico está angustiado, son problemas del sistema (...)” E3.

La descentralización no ha generado los efectos esperados, las CAPS (Centros de Atención Primaria de la Salud) deberían estar articuladas al Sistema Provincial de Salud pero funcionan mal o precariamente por falta de recursos humanos, tecnológicos, farmacológicos, etc. Dicho por el Director: “(...) las CAPS no funcionan, no se coordina, no hay ginecólogos, son insuficientes (...)” E3.

La autogestión implica por un lado, la utilización de los BAC con los cuales se cubre el sueldo del personal contratado y, por otro, el cobro a terceros de los servicios prestados a población con cobertura social, pero no alcanza a cubrir las necesidades reales que la institución tiene y desvirtúa lo que como propuesta la autogestión plantea: asistencia gratuita sólo a los pacientes carentes de recursos (previa comprobación vía Servicio Social de su situación de pobreza) y el arancelamiento de los servicios para aquellos con capacidad de pago o terceros pagadores que cubran las prestaciones del usuario. El director expresa: “(...) 90 personas profesionales están pagadas por el BAC (...)” E3.

La terciarización está definida en esta Maternidad en función de las necesidades y de la falta de tecnología necesaria pero también responde a las necesidades y a los efectos del modelo: provincias ricas, hospitales ricos; provincias pobres, hospitales pobres. En apariencias, el sector privado de salud aporta y colabora con la Maternidad, pero es la Maternidad, en y por la nueva estructura planteada, que aporta divisas al sector privado.

“(...)Estamos trabajando con terciarización por la emergencia sanitaria. Por la emergencia los sanatorios tienen obligación de recibir. Nosotros tenemos para 65 internados y tenemos que atender a más de 100 y algo, con personal insuficiente. Tenemos una enfermera por cada 15 niños en la guardia. Por este estado de emergencia las instituciones privadas tienen que recibir las derivaciones, que el SIPROSA les paga enseguida (...)” E3.

Se sabe que 'Productividad' y 'Competitividad' son los conceptos claves en esta nueva mentalidad mercantilista. Se considera que la productividad está sumamente relacionada a la innovación tecnológica y la capacitación. En tanto la competitividad se relaciona a la flexibilidad y adaptabilidad tanto en términos de producción (poder de adaptación y reconversión) como de circulación de los productos. Estos conceptos atraviesan contradictoria y negativamente la lógica de los hospitales públicos sin haberse resuelto las contradicciones estructurales que implica la necesidad (y la decisión política) de recursos materiales, humanos infraestructurales, financieros para la incorporación de tecnología y de competitividad por un lado sin mercantilizar la salud.

Desde la dirección de Medicina Social, la Dra. Chapman dice:

"Creo que entre las regiones debemos apoyarnos porque Nación dejó de ser el ente que rige y creo que lo bueno de este proceso es buscar y tratar de coordinar todos los esfuerzos para que se haga de manera conjunta. Por ejemplo, nosotros recibimos mucha ayuda de Neuquen para capacitarnos en este programa. También gente del Chaco venir a Tucumán en septiembre para capacitarnos. Desde el sector salud es poco lo que se puede hacer porque la problemática va mucho mas allá. Por eso nos apoyamos en las ONGs para solicitar ayuda" 12 .

El punto central y que enmarca la crisis del sistema de salud se refiere a la igualdad sustancial y la plena realización de los derechos sociales. Para ser viable y de alta intensidad, la democracia necesita reconstruir una base de igualdad sustancial y recuperar la calidad de los derechos sociales.
La crisis que afecta al país muestra su terrible rostro en las maternidades públicas y los hospitales para niños. La Maternidad no está ajena a este proceso sino que es atravesada totalmente.

Una mujer asistida que se desinternó plantea: “(...) era como un lugar que no había nadie y si te duele algo tenés que decirle al enfermero y tampoco te hacen nada y si jodés mucho ya te retan... los médicos se naturalizan también, todos los días tienen que atender, se deshumanizan (... ) esa parte yo lo entiendo... cuando no hay recursos mínimos, no tienen nada en los hospitales (...)” E8.

La Maternidad al igual que todos los hospitales públicos hoy están en una encrucijada: se encuentran en situación de precariedad extrema atendiendo (desatendiendo) a demandas diferenciadas. Agravado por un discurso médico vigente que niega la posibilidad de recuperar las diferencias (perspectivas) étnicas, genéricas, etáreas, sociales y culturales para pensar los procesos de salud-enfermedad. En este contexto los derechos sociales en general y los derechos particulares de las mujeres no son respetados.

Las instituciones muchas veces intentan sostener la ilusión de la coincidencia hasta que alguna irrupción viene a desarmar ese supuesto consenso, mostrando las lógicas diferentes que allí se juegan. Cuando la institución puede albergar esas heterogeneidades, esas diversidades, se puede desplegar su función metafórica.

Siguiendo este análisis, ¿cómo reestablecer la capacidad de repensarse de la Maternidad donde se impone una lógica única? En esta situación será difícil encontrarnos con un sujeto productor y producido, sino más bien estamos en presencia de un o vari@s sujetos sometidos a otros 13 . Cada muerte materna está precedida por una serie de omisiones y acciones que dan como resultado un daño expresado en la pérdida de una vida. Todos los derechos están eslabonados, el derecho a la maternidad segura con el derecho a la salud, con el derecho a vivir libre de violencia, con el derecho a tener una familia y decidir la cantidad de hijos que esa familia va a tener.
Las ciudadanías están en extinción en la medida en que, como plantea Castoriadis (1980), no podría hablarse de un sujeto más que cuando los individuos pueden reflexionar sobre sí y su sociedad, cuando tienen un "nosotros", e instituyen -con conocimiento- un campo de significaciones imaginarias sociales (es decir, tienen una relación lúcida con estas, se conocen como creadores de las mismas, “(...) por lo cual no es apropiado hablar de sujeto en la actualidad: la subjetividad tiende a desvanecerse en el capitalismo actual, el sujeto, no tiene lugar, la heteronomía se ha hecho prevaleciente” (op.cit.).

Es pensar a la ciudadanía como construcción lo que nos permite proyectar, a partir del ejercicio que las mujeres hagan de su potencialidad de autonomía. Al poder reflexionar sobre el origen, sentido y finalidad de las leyes que gobiernan a su sociedad, este Estado puede revertirse, cuestión poco probable (así lo muestra la historia), pero posible. Las sociedades occidentales siempre están en cambio, por la presión de la imaginación radical y el accionar del colectivo anónimo en la creación de nuevas significaciones imaginarias. La diferencia es si este es un proceso lúcido -con conocimiento- o no (que es lo más frecuente) 14 .

  1. EL PROYECTO SHULCA COMO MODELO ALTERNATIVO DE HOSPITAL: SALUD Y GÉNERO

Desde una perspectiva histórica, el objetivo es avanzar en la reconstrucción de la lógica institucional buscando dar cuenta de rupturas y continuidades con respecto a la perspectiva de género y salud-enfermedad a través del análisis del Proyecto Shulca que se puso en marcha en la década de los 80.

EL Shulca (“el más chico de los chicos” en quechua) es un proyecto de humanización de la atención perinatal pensado a partir de un diagnóstico realizado desde la Maternidad y de una concepción social de la medicina. Se puso en marcha oficialmente en abril de 1990 pero se gestó y ensayó desde el 1984 en adelante.

La justificación del Proyecto se cimentó en:

  • La gravísima situación económico-social por lo que la provincia atravesaba

  • La migración campo-ciudad debido al cierre paulatino de los ingenios azucareros que constituían la base económica.

  • La conformación de un cinturón de miseria en torno a las principales ciudades de la provincia y particularmente de su cuidad capital.

  • Los niveles de analfabetismo que alcanzó el 35%

  • 25 % de la población residió en villas de emergencia es decir, en condiciones de precariedad, sin luz eléctrica, agua potable, servicios cloacales.

La lógica que atraviesa el Proyecto está expresada en la su integralidad en el área de la salud perinatal y en el concepto de hospital que impulsaba:

(...) una cruzada que se inició en el ‘84. Pertrechamos un Servicio Nuevo, queríamos romper con el militarismo (...) creamos un Servicio de Prevención y Sociabilización de la Salud junto a otras doctoras (...) trabajamos con diferentes grupos, enfermeras, médicos... aparecen quejas al Director, a la administración. Cuando el Programa estaba aceitado, cuando era el motor, lo echan (al Director) en un operativo realizado por Bussi (...). Con el Director, cae el Programa (...) entonces sale un decreto que con 30 años de Servicio y 25 años de aporte uno se podía ir y nos retiramos” (E1).

La concepción de hospital que circulaba en la lógica (de mercado) del estado era diferente a la que ellos pensaban:

En el 83, la dictadura todavía estaba en la Maternidad, había policías que no te dejaban pasar, las madres que no les dejaban ver a sus chicos, aparece un artículo periodístico que daba cuenta del maltrato en la Maternidad, de los espacios superados (refiriéndose a la infraestructura) (...) que no se podía informar sobre el tema’, eran las respuestas” (E2).

La propuesta incluía acciones participativas que den lugar a una capacitación de los agentes sociales que desempeñaban su labor en comunidades en las que el riesgo perinatal era alto.

Si bien el objetivo general del Proyecto oficializado en 1990 es claro y definido: “Promover la salud perinatal en comunidades que se encuentran en situación de riesgo dentro del área comprendida por el Gran San Miguel de Tucumán: capital y asentamientos periféricos.”, en los antecedentes del mismo expresados en un documento denominado –“Humanización de la Atención Perinatal – Experiencia en el Instituto de Maternidad de Tucumán” (1990) 15 - dan cuenta de la inclusión de otros aspectos no recuperados en el Proyecto oficializado:

  • rutina asistencial se daba en forma aislada entre colegas y con la población que asistían;

  • factores socio-económicos y culturales no tenían incidencia en los registros, diagnósticos no tratamientos de las patologías;

  • Los conceptos de prevención y promoción de la salud no están incluidos en el desempeño institucional, teniendo sólo relevancia la tarea asistencial;

  • La importancia de los contenidos educativos para revertir situaciones de riesgo;

  • La institución parecía desconocer la importancia del vínculo madre-hijo y desalentaba la lactancia materna, en una sociedad donde la desnutrición hace estragos.

  • Los registros no estaban normatizados, eran insuficientes y por lo tanto era imposible una evaluación estadística que les permitiese operar sobre la realidad (op. cit.)


Hay una posición estratégica en la implementación de estas ideas y proceso hecho, previo a la oficialización del Proyecto Shulca. En esa línea se crea un Departamento de Prevención y Promoción de la Salud, idea concretada en 1986, pero por cuestiones internas esta experiencia es interrumpida. Elaboran entonces otras líneas de acción:
  • Plan de modificación de registros

  • Implementación de carnet de salud del niño

  • Historia clínica perinatal

Las mismas cimentaron la posibilidad de modificar la estructura del Servicio de Neonatología desde la perspectiva de humanización de la atención. (op. cit.)

(...) nuestra propuesta era trabajar con la sala de parto y con el trato (...) nuestro primer trabajo fue “Humanización de la atención perinatal”, el niño antes era separado de la madre y nosotros pensamos que era un paso innecesario, bueno (...) eso se rompió (...) los niños apenas nacían debían estar con sus madres... esto también porque yo cuando vuelvo del exilio vuelvo sin creer en el hospital, había que salir del hospital, hacia la gente, hacia la comunidad (...)“ (E2).

La búsqueda de humanización en este Proyecto, plantea un tratamiento para las situaciones de violencia que no sólo estaba entendida desde lo personal, particular sino que se la concebía para la estructura misma del sistema hospitalario:

Les metimos una psicóloga, voluntariados, para registrar esos sucesos (...) en caso de aborto encubierto las mujeres eran tratadas como criminal; había maltrato en la sala de parto: ‘abrí las piernas, carajo’ les decían; se hacían abortos sin anestesia (...), otra cosa, había dos y tres chicos por incubadora, ante la falta de ellas, ‘era como trabajar en la guerra’, en los pasillos filas de chicos muertos (...) este cuadro tratamos de cambiar (...) tratamos de que cuando nazcan los chicos estén con las madres... las madres eran separadas de sus niños, no podían entrar, nosotros hicimos entrada libre de las madres las 24 hs., el pecho era importante, inventamos ‘salas incubadoras’ donde estaban madres e hijos; se consiguieron más incubadoras (...)” E2.

En la argumentación de esta propuesta los saberes de la madre no se confrontan con los saberes de los médicos sino que se recuperan. La mirada de la madre–mujer, tanto como la familia aparece recuperada. De alguna manera se pone en tela de juicio el saber médico, como saber hegemónico.

cuando comenzamos con el Proyecto Shulca, había el mayor índice de niños nacidos prematuros y el mayor índice de niños nacidos muertos en el parto, nosotros los enviábamos a la casa y se le instruía a la madre en la casa para que lleve a su hijo, se le enseñaba a adecuarles el ambiente (...)“ E1.

Hay un concepto de lo que implicaba un buen hospital en los cimientos de este proyecto:

además la maternidad no estaba hecha para Maternidad sino que era un edificio de oficinas públicas. Era creencia del gobierno radical (...) no sabían nada de salud y hace la Maternidad ahí. La primer cargada, seis pisos, tenías que subir al sexto (...) Este concepto de hospital había desaparecido y aquí se hacía así. El ascensor nunca funcionaba, ‘prohibida la visita’ porque no había ascensor. Además, cada piso tenía un jefe, había competencias entre pisos, médicos y docentes que a su vez eran dueños o trabajaban en institutos privados. Además las enfermeras eran cooptadas y compradas.
Les decían ‘si trabajas bien te conseguimos trabajo en mi clínica’ (...) hemos querido romper con toda esas estructuras violentas. No había estadística clara, entonces empezamos a mejorar la estadística y ahí comienzan a aparecer los muertos. Otra cosa, la historia clínica, la cambiamos porque debía ser una estructura que nos permita recuperación de información, era importante para dar cuenta de la realidad, así aparece que el 70% de las madres solteras no tenían control, mamás de 12 años no tenían control (...) se nos pusieron en contra los obstetras porque los hacíamos laburar (...) otra cosa, las guardias de 24 horas las cambiamos a 12 horas, igual para las enfermeras, para humanizar el trabajo (...) cuando el director se enteró nos destruyó (...) propusimos una entrevista clínica única sistematizada; carnet de salud del niño; peleamos por una computadora; hicimos el libro foliado (...)“

La lógica que se deslizaba en este Proyecto es opuesta a la lógica del Modelo Médico: el argumento de la asepsia sostenida por el discurso médico hegemónico ha planteado una puja de poder entre lo instituido como jerarquizado y como desvalorizado. Una falsa dicotomía entre la cultura oral y la letrada; los conocimientos heredados y los aprehendidos; el saber de la vida y el de los libros; la memoria emotiva y la racional; lo popular y lo científico, el cuerpo y el alma, el campo y el laboratorio: lo local y lo global.

Para enunciar los postulados instituidos que querían mudar, ellos explican:

(...) había la asepsia como concepción, el contacto era visto como ‘contaminación’ por eso la separación de contacto de la madre en el momento del amamantamiento (...) había una ‘sala de niños abandonados’ fomentado por la misma institución, ‘la separación’, había gente que laburaba el mate, había tráfico de niños, venta y la Maternidad era el punto de canje, cambio de niños.
En las salas pusimos una identificadora, una voluntaria o
marido de la mujer para dar ‘contención’, ello atemperaba el maltrato, mejoraba el control. Hoy este esfuerzo en parte está perdido .todo esto creó enemistad, lucha de poder con médicos dueños de clínicas privadas (...) en los últimos años trabajamos el vínculo madre – hijo también con el tema de la voz, el canto para trabajar ‘el contacto’ a raíz de la propuesta de la materia de Psicología Evolutiva de la carrera de Teatro de la Facultad de Artes, de realizar pasantías. Los alumnos comenzaron a asistir a los partos. Ellos asistían durante 15 días a la sala de prematuros y de niños abandonados y observaban la relación médico- padres; madre-niños; enfermeras-chicos; enfermeras-madres (...) luego pidieron cantarles, acompañando el trabajo del voluntariado. El resultado de esta experiencia es que los médicos de cabecera pudieron comprobar que los niños que habían sido estimulados habían aumentado de peso. También se hicieron talleres con madres para darles clases de estimulación. Esta experiencia se sistematiza, hay un libro publicado (...) pero siempre hubo resistencia, la táctica era dividir para reinar (...)” E2.

Las ideas que aspiraron imponer tenía que ver con otra concepción de médico:

(...) mostrar dolor es debilidad, están formados para ser fuertes, si no son burlados (...) un día estaba con un padre notificándole la muerte de su hijo, nos abrazamos, un colega pasó y me dijo ¡qué buen actor que sos!. Nosotros en Neonatología trabajamos para modificar los baños. Había vestuarios para médicos y enfermeras. Dividimos y se hacen vestuarios y baños para madres que cuidaban a sus hijos (...) las enfermeras daban clases de higiene a las mamás (...) a las voluntarias las corrieron, no quieren tener más testigos (...)” E2.

Una Maternidad digna de ser buena no puede pasar de 3000 partos al año y ahora van por los 12.000 por año, es una aberración (...) una neonatología con capacidad para 50 niños además de todos los internados nos ponía en la situación de decidir de quién vive y quién muere (...)” E2.

“Lo público” aparece en escena en esta línea argumentativa desde una posición de rescate, de derecho y defensa de lo público en relación a lo privado. Lo que se puso en juego fue una lucha entre el servicio público y privado de salud

(...) menos tiempo en incubadora de los chicos, ‘planteo peligroso’ para las empresas de salud (...) se rompían los aparatos para traficar con la salud, había un corporativismo para ‘tapar’ lo que sucedía (...) era una mafia (...) ‘imposible no subirte a los dos caballos’ (...) era una minoría de médicos que queríamos ruptura, los demás ‘saltaban’, las lealtades se fragmentaban por el contexto del mercado laboral (...)” E2.

Sobre el concepto de institución hay distintas perspectivas que plantean diferentes aproximaciones. Así, encontramos desde la perspectiva del orden, la función y la adaptación al sistema social, un concepto de institución como lo establecido o instituido, más próximo a un lugar físico y las normas que lo regulan. Las instituciones son concebidas como receptáculos de la racionalidad y del consenso y como estructuras invariantes. Se refuerza la necesidad de interiorización de las normas institucionales por los individuos y no puede visualizarse la capacidad instituyente de estos mismos. Hay una supremacía del nivel de análisis sincrónico que privilegia los conceptos de estructura y función sobre un nivel de análisis histórico.

Justamente desde otra perspectiva, se plantea que "(...) Una sociedad dada, en un "modo de producción" instituye un conjunto organizado de relaciones sociales mediante un "hacer instituyente" que se apoya en "una situación dada", en "creaciones del pasado aún vivas", en el hecho de que ya existe una sociedad instituida cuando el nuevo hacer instituyente la transforma. No todas las instituciones son nuevas cuando la nueva sociedad se construye: la iglesia, el ejército, la familia, el estado no son instituciones que aparecen con el capitalismo” (op.cit.). Además el capitalismo modifica profundamente las articulaciones, se reposiciona en las nuevas relaciones sociales para mantener su equilibrio y su poder y así “lo que se instituye, a través de estos reacondicionamientos y también esas producciones de instituciones nuevas es "una nueva definición de la realidad, inscripta no en los libros sino en el actuar de los hombres, sus relaciones, su organización" (Lapassade 1973: 200).

En esta cita de Lapassade (1973) se expresa claramente el dinamismo del concepto de 'institución' ampliando la dimensión a 'lo instituyente' más que a 'lo instituido'. Institución, en este caso, se percibe más que como un establecimiento físico o un conjunto de normas que lo regulan, como el producto de interacciones sociales que nunca son definitivas sino que por el contrario se transforman.

En este juego de instituido-instituyente, el Proyecto Shulca buscó imponer, y en alguna medida lo logró, una mirada rupturista acerca de la perspectiva del embarazo-parto-puerperio, aunque no consigue incorporar un enfoque de género en la misma. Sigue como sombra apareciendo la mujer como objeto: la salud de la mujer, sigue siendo analizada desde la díada materno-infantil. En sus límites, se recupera la fundación de nuevas formas de manejar la información,y la humanización de la atención.

Podemos sintetizar en los siguientes puntos, los reclamos fundamentales del proyecto, muchos de los cuales aún continúan sin respuestas adecuadas:

  • mamá cuidada –cuidadora

  • lugar digno

  • trato digno

  • apoyo en la crianza del bebé

  • contención psicológica en sala de parto

  • aceptación de un@ acompañante en el parto (ver anexo, sobre proyecto de Humanización del Parto, del Poder Ejecutivo de la Nación)

  • respeto por su cuerpo y su pudor

  • sistema identificatorio

  • replanificación de las guardias de los profesionales

  • estadísticas como un punto de partida para visibilizar los muertos y las muertes evitables.

  • presupuesto de autoevaluación institucional

  • evaluación de los equipos médicos

  • humanización de la salud

1.3.- LA PERSPECTIVA DE GÉNERO EN LOS PROYECTOS SOBRE DERECHOS REPRODUCTIVOS Y SEXUALES EN LA MATERNIDAD.

El tema de la salud reproductiva no es tratado desde la perspectiva de género en ninguno de los casos que analizamos en la investigación: ni en el Programa del Hospital Amigo de la Madre y el Niño (Plan de Lactancia Materna) ni en la gestión de Prevención y Salud Reproductiva que se desarrolla en la Maternidad, ni está presente en la entrevistas realizadas a nivel de dirección. En casi todos los casos se visualiza una posición naturalizada con respecto a la perspectiva de género, se habla de derechos humanos de las mujeres pero desde una perspectiva que las considera “objeto” y no sujeto de derecho a la salud.

Más allá de recuperar la perspectiva de género, el “consultorio 16” y “la neo” (Servicio de Neonatología) aparecen como los espacios reconocidos por las mujeres desde donde se construyen relaciones diferentes: información y respeto en la atención.
1.3.1.- Iniciativa Hospital Amigo de la Madre y el Niño
16

El objetivo de esta política institucional es promover, proteger y apoyar la lactancia materna, siguiendo como referencia la declaración conjunta de la OMS y UNICEF acerca de la importancia del rol que los servicios de salud materno infantiles cumplen en la práctica de la lactancia materna. Está aprobado y en vigencia desde diciembre de 2001y es llevado a cabo por un Comité Lactancia Materna 17 .

Bajo la idea de que la lactancia materna es el elemento básico para asegurar el vínculo madre-hijo en el desarrollo de su salud integral desde el primer contacto de la embarazada con la Institución hasta el alta, se definen líneas concretas de trabajo:

  • Capacitación del personal de Planta Permanente; renovable; en formación pre y post grado; personal de otras instituciones que colaboran con el hospital. Ello con el fin de unificar lenguaje y prácticas.

  • Apoyo a la lactancia materna y control prenatal en instancias de: a) primer contacto de la embarazada con la institución; b) en Sala de Partos; c) en las Unidades de Neonatología; d) función del lactario de leche humana en el apoyo a la lactancia materna; e) Investigación.

En principio, para analizar lo instituido, este programa recupera lo social como elemento emergente desde dónde pensar las soluciones pero sigue mirando a la mujer como sujeto biológico. El uso de la categoría de género modificaría sustancialmente el tipo de propuestas y reflexiones que se vienen haciendo en el campo de la salud, la antropología y el psicoanálisis. De hecho permite el develamiento del pensamiento biologicista (patriarcal) respecto del origen de la opresión femenina, ubicándola en el registro del pensamiento simbólico, contribuyendo a analizar los contextos sociales desde los cuales se procede a denunciar las estructuras de la desigualdad (Lamas, 1998).

La discontinuidad política plantea rupturas en los proyectos institucionales, pues cada dirección se siente con la necesidad de pensar estrategias desde el principio, sin retomar experiencias pasadas, lo que cercena la posibilidad de deconstruir lo instituido.

En la actualidad desde la Dirección de Medicina Social se afirma: "Una de las cosas más importantes que se lograron es la aprobación por parte del SIPROSA de la Comisión Provincial de Vigilancia de Mortalidad Materno Infantil, lo que es muy importante porque es dejar de hacer un análisis cuantitativo y solo contar las muertes, para comenzar también con un análisis cualitativo. No hay legislación para procreación responsable pero se están haciendo algunas acciones aisladas en toda la provincia focalizada a la anticoncepción. El objetivo es integrar a todos estos focos en un programa de información sobre los derechos de las personas a elegir cuando quieren tener a sus hijos y el derecho a planificar la familia, pues "(...) la salud reproductiva es un tema que también hay que tomarlo con mucha fuerza, porque siempre hay tira y aflojes con la iglesia y el sector privado, el público y sociedad. En nuestra provincia hay tres anteproyectos de ley que no creo que se los trate este año, pero que son proyectos muy buenos trabajándolo como salud sexual y reproductiva” 18

1.3.2.- El Taller de Capacitación sobre perspectiva de género en salud

Esta experiencia puede ilustrar de manera gráfica el estado de conocimiento sobre la perspectiva de género en el campo científico, en la ciudad de Tucumán, en la actualidad 19 .

Al comenzar el primer Taller quedó manifestado el error conceptual que se tiene respecto de lo que es el feminismo y sus luchas, lo que originó un fuerte rechazo. A pesar de aclarar reiteradas veces que es una falacia igualar el concepto de género sólo con las mujeres, se escuchaban diversas opiniones refiriéndose al tema: “(...) decir feminista es igual que decir machista” (... ); “(…) pero no nos hagamos las víctimas, las mujeres también dominaron y abusaron de su poder”

En otro momento del taller surgieron sentimientos extremos por parte de las mujeres al pensar en la subordinación a la que están sometidas dentro de la sociedad machista en la que viven: “(...) la mujer domina, y creo que la mujer es superior”; “(...) creo no (…) es superior!”; “(...) la mujer domina más territorio que el varón”.

En la última actividad del taller, las participantes (ya que en esa instancia los varones dejaron de concurrir) debían pensar cómo incorporar la perspectiva de género en su ámbito laboral. Las siguientes son algunas de las ideas propuestas:

  • Revisar los estereotipos genéricos”;

  • Investigar la perspectiva de género y los efectos que produce en la conceptualización de la salud mental de las mujeres y las prácticas de atención que generan en el ámbito de la salud mental del SIPROSA”;

  • Hacer hincapié en la relación madre – hijo varón, madre- hija mujer”;

  • Incorporar la perspectiva de género primero a nivel personal, revisando los paradigmas y reflexionando sobre el tema.

  • Tratar de producir cambio de posicionamiento a nivel individual”.

Tres de las participantes del taller son psicólogas que trabajan en el sector de salud mental de la Maternidad “Nuestra Señora de las Mercedes”; y a pesar de que su participación no fue activa, una de ellas fue entrevistada por el equipo de investigación y reflexionó sobre la ausencia de la perspectiva de género en la institución. Al respecto comentó: “no se tiene en cuenta ni la perspectiva de género, ni a la paciente como sujeto de derecho” y agregó “Pensé como alternativa generar un espacio en la Institución en donde hombres y mujeres puedan hablar, conocer e informarse sobre sus derechos y métodos anticonceptivos. Un espacio donde circule la palabra y se puedan desmitificar creencias alienantes”E7.

Esta capacitación estuvo pensada en forma de cuatro Talleres. En la evaluación se aseguró que se esperaba un abordaje más teórico de la perspectiva de género. Esta demanda vino de mujeres de formación académica y biologicista que se permearon a entender que se trataba de una reflexión desde sus propias prácticas, estrategia que este equipo de investigación considera como el primer paso a la revisión de los habitus 20

CAPITULO 2
LA MIRADA DE LAS USUARIAS DE LO QUE "HACEN CON ELLAS Y SUS CUERPOS"

En los Grupos Focales participaron alrededor de 70 mujeres de barrios populares tanto de San Miguel de Tucumán como del Gran San Miguel 21 . Fueron reunidas por trabajadores sociales, activistas barriales y otros referentes sociales. Las mujeres mostraron una gran necesidad de hablar y ser escuchadas y tuvieron una muy buena predisposición para colaborar, tal es así que demandaron charlas e información sobre temas vinculados con la sexualidad y “métodos anticonceptivos”.

2.1. EL PASO POR LA MATERNIDAD

Hay un acuerdo general entre los científicos sociales que las prácticas vinculadas al área de salud son un camino efectivo para la transmisión de concepciones ideológicas (saberes, prácticas, normas, valores, etc.) correspondientes a un particular modelo de género y de salud, en el que se propone un determinado discurso y prácticas sobre el cuerpo femenino, la capacidad reproductiva y sus características psíquicas 22 .

En el modelo médico tradicional los médic@s son reconocidos como la única fuente de saber - poder y conocimientos y los que imponen a las mujeres el diagnóstico. El paso por la Maternidad de las mujeres que han participado en los Grupos Focales ha sido caracterizado como “traumático”. En sus testimonios, reflexiones y significaciones aparecen el mal trato, la incomunicación, la violencia física y simbólica y el temor “(...) me han tratado como a una vaca (…)”, dijo una mujer de un barrio tucumano.

Los médic@s por el manejo técnico que poseen tienen la oportunidad de arrebatar el poder de su lugar tradicional en el contexto de un grupo familiar y establecer su dominio 23 .

La Maternidad puede ser considerada como un espacio social en la que los actores negocian, a partir de sus prácticas, espacios de poder que les permiten llevar adelante sus estrategias laborales haciendo un despliegue de prácticas materiales y simbólicas que se encuentran en constante redefinición. Si se considera a la Maternidad desde esta perspectiva, puede ser pensada como un espacio social y por lo tanto un espacio de poder, lo que impide considerar el mundo social desde el punto de vista sustancialista 24 .

En este espacio social –la Maternidad- la comunicación interpares y entre equipo médico y usuarias se ve dificultada por varios motivos. Uno de los señalamientos que hacen las mujeres es que no conocen ni saben cómo se llama el médic@ que las atienden, ni que tipo de personal de la salud son 25 . Esto coloca a los profesionales en una situación de anónim@s, lo que se percibe como abuso de poder sobre el cuerpo de las mujeres, una relación que limita el accionar de las mujeres mismas frente a las posibles soluciones sobre su salud. Dice L. Irigaray (2000) que hay que “disponer de un lenguaje, tener ocasión de expresarlo como otros tantos silencios que hacen posible la explotación”.

Cuando a una usuaria del servicio de la Maternidad se le pregunta qué médic@ la atendió, no sabe contestar. Dicen las mujeres que el médico: “no me mira”, “no me escucha”, “no me explica” (G3 y G4).

El modelo médico opera desvinculado del contexto en que viven las mujeres atendidas en la Maternidad desconociendo las trayectorias personales. Es posible que el equipo de Servicio Social pueda recuperar una historia personal, pero en “los pisos”, donde estas mujeres son atendidas, se impone la dinámica de la atención médica que descontextualiza las situaciones de las mujeres, adscribiéndolas a los aspectos médicos biológicos exclusivamente. “Acá se las trata como un número” (G2), dijo una asistente social 26 .

Este tema ha sido revertido en uno de los servicios en donde se identifica a las mujeres que se atienden por su nombre. Se trata de la estrategia de “un servicio” y no de una política consensuada en la institución, ni de una necesidad de los Equipos de Salud. Esta comunicación asimétrica ha sido responsable de la transmisión y reproducción de los valores de género convencionales que limitan el accionar de las mujeres al ámbito privado, espacio específico de la “maternidad.

“Ellos piden /los familiares/ y nadie les da respuesta (...)” (G4) “Ellos /los profesionales/ te dicen que no hay novedad o espere un momento (...) se van al fondo y no tienen vuelta y capaz que la persona ya tiene el bebe en los brazos (...)” (G4).

Uno de los argumentos sostenidos por un servicio respecto de la falta de comunicación es que en la Maternidad “no se maltrata a las mujeres sino que éstas vienen asustadas de sus casas por situaciones violentas” (EG2), por ese motivo entrarían con miedo y no preguntan: “no se pregunta y los médicos no informan (...)” (G1,G2,G3). Este argumento explicativo no permite pensar a la institución como responsable por la falta de comunicación entre los profesionales de la salud y las mujeres. Además, se basa en un prejuicio, que aparece en el discurso de los profesionales, respecto la caracterización que hacen de los sectores populares: “viven promiscuamente y acá quieren que se les trate como reinas” (EG2); o afirmaciones tales como que las mujeres son “exageradas”, “mentirosas”, “promiscuas”, negritas de mierda” (EG1 y EG2).

Los prejuicios, como los señalados en el párrafo anterior son producto de las construcciones identitarias que realizan los profesionales de la salud respecto a las mujeres de los sectores populares, y por lo tanto sostén ideológico de las prácticas discriminatorias y el mal trato.

En una institución que puede hablar así de sus usuarias nos preguntamos, cómo pueden las mujeres transformarse en sujetos de derecho?, no es esta una manera de sacar hacia fuera de la Maternidad la problemática y estigmatizarlas por su condición de mujeres empobrecidas?

El manejo de los espacios en la Maternidad es crítico. La superpoblación hospitalaria atenta contra las prácticas médicas y también entorpece la vida cotidiana en la institución:

para llegar al baño es un tirón larguísimo, te levantan a las cinco de la mañana para higienizarte (.. ) vos estás débil y tenés que ir hasta ahí (...) para llegar tenés que pasar por una sala, un pasillo, otro pasillo, la enfermería y recién ahí llegás al baño” (G4).

una vez yo me levanté al baño y cuando volví la cama se la habían dado a otra señora (...)” (G2).

Dónde es (...) el consultorio de ( ..)?; “(...) busco a la Dra (...) dónde la puedo encontrar (...)?”. Constantemente se ve a las mujeres deambular por los pasillos buscando algún médic@ o servicios. La cartelería de señalización es confusa y heterogénea. Muchas de las mujeres usuarias son analfabetas o analfabetas funcionales.

2.2. LA DIVERSIDAD COMO UN DATO NEGADO

En el caso de la comunicación entre equipo médico y usuarias entran en contacto dos lógicas, por un lado prácticas, sentires y saberes sobre el cuerpo de las propias mujeres, por el otro, el ordenamiento social y las relaciones de poder, como el saber médico que tiene un lugar de privilegio y establece relaciones asimétricas. En este caso, el saber de las mujeres sobre su propio cuerpo queda anulado frente al saber médico tradicional.

Cambiar las conductas de los profesionales en relación a la comunicación es difícil aún cuando exista una buena base científica que avale las recomendaciones. Hay que apuntar a intervenciones que busquen cambiar el sistema de atención por uno basado en equipos obstétricos que indaguen componentes de motivaciones y responsabilidades y que los/las profesionales respeten en primer lugar las necesidades y opiniones de las mujeres ante sus propios intereses.

Por ello las mujeres dicen:
Con uno de mis hijos tuve desprendimiento de placenta (...) y se desprendió con la criatura (...) tenía infección (...) y la doctora me decía que estaba bien (...) pero tenía hemorragias, estaba muy mal (...)” (G4).

Por qué me van a poner suero si ya nace (...) y me lo puso (...) lo tuve y me lo saqué (..) parece que tenía que practicar poner suero (...)” (G4).

A mí me viene como un calor que me baja por las piernas y ahí se que voy a tener (...)” , “(...) yo se cuando lo tengo que parir” (G3).

En el modelo de atención que analizamos, las mujeres están subordinadas al saber institucional en el seno de una relación asimétrica que no les permite actuar por sí mismas como promotoras de su propia salud, porque la solución de los problemas de salud están exclusivamente en manos de los médic@s y los saberes de las mujeres sobre su propio cuerpo están silenciados.

Son los saberes médicos los que enmarcan el debate. El juicio médico entrenado debe triunfar sobre sentimientos y prejuicios de otras personas. En ningún caso parece haber un espacio para que las mujeres ejerzan el derecho de decidir sobre su propio cuerpo, por temor a imponer a los médicos prácticas que no consideren oportunas, porque el modelo médico dicta otras estrategias 27 .

Las mujeres generan conocimientos innovadores que deberían ser incorporados en el diseño de políticas hacia dentro de la Maternidad. Ellas saben y conocen sus cuerpos, “saben cuando van a tener (...)” (G1), “(...) piden que no le hagan cesáreas (...) que ya viene (...)” (G3); “no quieren acostarse en la cama dura” (G2) antes de tiempo para sufrir. La ”cama dura” es la canilla de la sala de parto. No deja de remitirnos al mandato “parirás con dolor”.

Relató una mujer en un grupo:

yo estaba por tener y la enfermera me dijo: espere estoy merendando, bueno yo espero (...) al rato iba y le decía -espere que va tener a las doce. Yo estaba enojada porque yo se cuando lo tengo que parir. Lo tuve sola. No tuve ayuda de nadie, en la cama lo tuve, hasta que llegó la enfermera y me higienizó. Cuando volvió la primer enfermera, que esta sentada por los pasillos, me dijo: - pero (...) vos tenés que avisar, vos que te pensás? (...) cómo vas a ensuciar la cama así (...)” (G4).

Otra comentó:

(...) al menos te atienden cuando gritás (...)” (G2).

La medicalización es un fenómeno de la modernidad vinculado estrechamente con la medicina científica y con el poder social que este desarrolló, en cuanto puede operar sobre procesos corporales fisiológicos y patológicos con creciente eficacia (Rosemberg y Checa 1996).

Como señalábamos más arriba, la relación entre las mujeres y el aparato médico se caracteriza por la falta de diálogo, por la asimetría y por el reforzamiento del poder médico. Estos vínculos no dan lugar a la retroalimentación, ni a un reconocimiento de las necesidades cotidianas que tienen las mujeres. Una asistente social de la maternidad aseguró que “el único saber que pueden tener las mujeres sobre su propio cuerpo es sobre el parir, porque se trata de algo natural, fijado por el instinto” (G 6), adscribiendo el proceso de embarazo-parto-puerperio al orden de la naturaleza y a este evento femenino, como una hecho biológico.

En este sentido un cartel reafirma la percepción institucional de la mujer como sujeto biológico:
A cada cual le toca su TE-TI
La vaca alimenta al ternero
La Yegua al potrillo
Y la mujer al bebé 28

Otro señala:
De la fábrica (…) al consumidor 29

En este texto, hay una imagen de una mamá que representa la “fábrica” de lácteos y un “bebé” en posición de consumidor. Las mujeres aparecen, otra vez, en el contexto de una concepción de género convencional, que se limita a los aspectos biológicos sin reconocerla como un sujeto en el cuidado de la salud. Es objeto de la medicina de corte biologicista.

2.3.- TRATOS Y MALTRATOS

Las relaciones de subordinación a las que son sometidas las mujeres, no sólo desde el punto de vista del género sino de la clase, -pertenecen a sectores populares pauperizados de la provincia- las subalternizan de tal manera que se silencian sus saberes, como dice la antropóloga indú G. Spivak “los subaltern@s no hablan, pues la condición de la subalternidad es el silencio30 .

Las mujeres se quejan de “no existir para los médicos” (G2). El acto médico se transforma en unilateral y autoritario y la calidad de la atención niega a las mujeres como sujetos de derecho.

La violencia constituye una manifestación de relaciones de fuerza, que con fines de dominación, explotación y opresión se efectiviza en medio de relaciones sociales, asimétricas, dimensionadas en el ámbito de las clases y de las relaciones interpersonales. Procesos de desigualdad, discriminación, explotación, exclusión, descalificación y desvalorizaciones diversas, se encuentran invisibilizados y naturalizados, es decir son atribuidos a la “naturaleza” y no a las experiencias culturales.

Uno de los sistemas de relaciones inequitativas en las que se expresa la violencia es entre los géneros. Esto es el conjunto de prácticas, normas y valores que cada sociedad construye para moldear la identidad de hombres y mujeres. La violencia de género implica el uso de la fuerza o la coerción para perpetuar o promover las relaciones jerárquicas de género. Es lícito preguntarse qué sentimientos van surgiendo en las mujeres en respuesta a las violencias cotidianas y no visibles.
Las violencias tanto física, como sexual, emocional o económica somete a las mujeres y marca sus prácticas. Las formas en que éstas resisten a esta violencia son varias: descalificar la autoridad, usar del silencio como estrategia, o quejarse. Todas estas pueden tenerse como formas de contraviolencia. La naturalización de los roles asignados culturalmente a las mujeres, hace invisible la violencia simbólica que, a su vez, no es identificable porque está legitimada desde el poder.

Los modelos de género tradicionales relegan a la mujer al ámbito doméstico de lo privado y al varón al espacio público de la cultura 31 . Las mujeres suelen ser víctimas de maltrato mientras están embarazadas y tienen en sus cuerpos las marcas del maltrato que denuncian, sea esta violencia institucional, verbal, psicofísica o de género.

Las mujeres también aparecen violentadas cuando los médicos y médicas de la Maternidad se quejan de que las embarazadas no van a hacerse los controles. Se refieren así al tema:

  • “ por dejadez”

  • “por cuestiones económicas”

  • “ por falta de información” (esta enunciada como “ignorancia”)

  • “ por la calidad de los servicios”

  • “porque no están informadas de las ventajas de los controles”

Las causas de por qué las mujeres no asisten al control prenatal son complejas y sus motivaciones están ocultas. Es posible pensar que no quieren exponerse al maltrato de los agentes de salud, y como dice Galimberti (2002) las mujeres que son víctimas de violencia intrafamiliar no quieren que las toquen: “che (...) esta es una loca, no se deja examinar (...). Esto hace que en la consulta sean reacias a ser examinadas, mal interpretadas por los médicos/as y rememoren experiencias pasadas (op.cit). Además la idea de ir al ginecólogo/a no es un problema solamente de los sectores populares. La resistencia a someterse a cuidados médicos y ocuparse de la propia salud atraviesa todos los sectores sociales.

Las condiciones materiales de la Maternidad son consideradas, tanto por usuarias como por profesionales, como una forma de violencia: “en este lugar está todo roto y sucio (...) da miedo (...)” (G1, G2); “las embarazadas suben y bajan haciendo trámites por la escalera 32 (G3); “a los médicos no les importa que las mujeres deambulen horas por la Maternidad una hora buscando un consultorio”(G2).

La entrada a la Maternidad también es vivida como una experiencia traumática:

llegas a la mesa de entradas, a la guardia, te dan la ficha (...) te preguntan para qué (...) a veces te dan el turno, a veces el de guardia está en el bar o durmiendo y tenés que esperar (...) a veces te vas sin tu ficha a la sala de parto y la partera la encontrás con todo su día (...) con toda su idiotez, y te hace bajar para que la busques (...) tenés que bajar la escalara con el trabajo de parto que no aguantas más (...)” (G4).

Las mujeres que se han atendido han tenido miedo, el estar solas las coloca en situaciones de vulnerabilidad psicológica: “yo me imaginaba que iba a estar sola (...) que me iban a maltratar (...) yo quería tenerlo en la casa con mis seres queridos (...)” (G4), “tenía miedo que en la Maternidad me hagan sufrir” (G4), “iba a la Maternidad con susto por todo lo que me decían (...)” (G4).

De todas maneras es claro que parir en la Maternidad, es por otro lado una matriz muy instalada en las familias de los sectores populares. Por lo menos dos generaciones en la línea ascendente, según nuestras entrevistadas, han parido en esta Institución. Este habitus, es decir estas disposiciones generan expectativas en las mujeres que allí se internan y se sienten con derecho a la queja y a la crítica. Ello no justifica las situaciones objetivas de maltrato recibidas.

Otro hecho considerado violento es el de “compartir la cama”, ya que es posible que alguna de ellas haya tenido ya a su bebe:

Una noche entró de urgencia una chica, la pusieron en mi cama (...) era de Amaicha, volaba de fiebre, me enojé mucho porque tenía fiebre(...) yo llamaba a la enfermera, me cansé de llamarla, pero no venía (...) por conciencia y por humanidad le di mi cama. Esa noche no pude dormir, me la pasé sentada. Nadie podía dormir de costado en las camas rechiquitas (...)” (E 8).

La “soledad” aparece como un tema angustiante. Otra usuaria relato que:

(...) Lo feo es sentirse sola, eso es muy feo, ¡uno necesita del otro, de la familia!, es verdad que sería un descontrol que entre mucha gente, pero el horario de visita es muy reducido. Hay mamás que tienen normal pero hay otras que no pueden ver a los bebés porque algunas no se pueden mover. Eso lo conversé con muchas mamás que se sienten solas. ¡Se siente angustia de no tener a nadie!. El papá lo tiene que conocer al otro día o la enfermera, si quiere, se lo lleva a mostrar, o la otra es que la mamá se sienta bien para bajar. Mi marido lo vio enseguida porque trabaja ahí y estaba a la salida de la sala de parto. ¡Uno siente abandono!. Estuve internada 25 días en el tercer piso, por la angustia que tenía, tenía ganas de tirarme por la ventana, era la angustia que yo tenía. Y eso que mi marido venía un ratito todas las mañanas y un ratito a la tarde.
Yo tenía problemas de presión, ‘me dopaban’, yo soy hiperactiva y ya me quería ir. Hay mamás que porque tienen sus bebés en neonatología o por problemas de placenta se quedan tres o cuatro meses solas, a mí me marcó mucho. En mi tiempo libre me iba a la sala de parto y yo les informaba a los maridos porque justo tenía dos vecinas, bajaba y daba información. Ellos piden y nadie les da respuesta (...) ”
(G2).

Otra usuaria entrevistada que se desinternó dice: “es como un lugar donde no hay nadie” (refiriéndose a la Maternidad) 33 . Esto es muy significativo porque, desde el punto de vista objetivo, lo que hay es mucha gente, ya sea en los pisos, en las salas de la planta baja, en el ascensor atiborrado y en los alrededores de la Maternidad – Parque Avellaneda- en donde las familias arman verdaderos campamentos de espera.

Desde el punto de vista institucional, cuál es la calidad de atención en una Maternidad en la que no se puede ofrecer una cama a la parturienta, esto no es un derecho? “Una maternidad sin riesgos es un derecho humano. Toda mujer tiene derecho a recibir el cuidado que necesita para mantenerse segura y saludable durante su embarazo y parto” 34 . Cómo es que se consagra un derecho y se obstaculiza su ejercicio? 35 .

La violencia verbal está presente en las relaciones entre las mujeres usuarias y todos los actores sociales del equipo médico. Señalan las mujeres constantemente que los varones médicos tienen mejor trato que las médicas mujeres (G2, G2, G4) 36 .

También señalan que la violencia verbal se ejerce especialmente con madres-niñas y jóvenes y con mujeres de edad adulta. Cuando se les pide en los Grupos que den cuenta de por qué sucede esto, afirman que es una forma de castigo: “parir niñas y viejas no es lo normal (...)” (G3). La sanción recae con todo su peso sobre los comportamientos sexuales: “(...) abrí las piernas y callate (...) bien que te gustó (...)” o bien “(... ) lo hubieras pensado antes (...)”, “Eh, sucia, anda a bañarte que tenés olor (...)” (G4, G2, G3). La reflexividad (en tanto capacidad de los individuos de llevar a cabo su comportamiento según expectativas, motivos, propósitos) del equipo de salud atraviesa toda la relación con las mujeres. Estos prejuicios que se conforman en discursos moralizadores en el sentido de lo moralmente correcto, marcan la mirada sobre las prácticas sexuales .de las mujeres de los sectores populares que se atienden allí desde un punto de vista ingenuo, superficial, prejuicioso y con componentes racistas (ver más adelante).

En el imaginario de la institución está instalada la idea de que “parir bien” es “parir con parto normal”, por eso hay un juego entre parir normal- buena madre y parir por cesárea: “(...) se es más madre cuando se tiene por normal, no por cesárea, vos que te pensás (...)” (G4).

El maltrato también se da entre médicos, enfermeras y obstétricas. El doble sentido y los chistes sexuales son moneda corriente entre el personal de todos los niveles. Hay una absoluta negación de que estos juegos trasmiten imágenes vinculadas a los géneros y que reafirman una visión tradicional de género y consolida prácticas discriminatorias también con las usuarias.

Una obstrética relata que el abuso físico también pasa por el “manoseo”, sobretodo a usuarias jóvenes (Ver capítulo 3 de este mismo trabajo).

Otro hecho considerado como violento es el régimen de visitas, acompañamiento y aislamiento en la Maternidad. El horario de visita es de 11 a 15 hs. Durante estas horas las mujeres están acompañadas por sus familias pero, fuera de este horario, están solas. Es decir que, si una mamá se interna a las 16 hs. de un día, sus familiares podrán conocer sobre su estado de salud y o si se ha producido el parto, recién al otro día a las 11hs. Esto aparece como un hecho de violencia denunciado tanto por mujeres usuarias, “lo feo es sentirse sola, es muy feo, uno necesita del otro, de la familia...” (G4). “Se siente angustia de no tener a nadie (...) uno se siente abandonado (...)” (G4), ”por la angustia que tenía quería tirarme por la ventana (...)” (G4). Esta situación es percibida como de extrema violencia también por algunos médicos/as de la institución (E5, E1, E2, E13).

Dijo una de ellas: “(...) yo iba con miedo, era primeriza, me pusieron en una cama con goteo, todas las mujeres que iban llegando iban pariendo, yo veía todo. Los médicos y practicantes paseaban y enfrente mío (.. ) delante de mí (...) .uno le cacheteó la pierna a una mujer y le metió la mano entera (...) no grites (...) y le cacheteaba la pierna. Yo estaba muda, no me movía, quietita (... )“ (G4).

La violencia verbal irrumpe en forma de sanción moral y esto es fuertemente percibido: “Yo era madre soltera, era un embarazo no deseado, no sabía que hacer, estaba sola, preocupada, y las enfermeras te machacaban y si te ha gustao no te vengas a quejar (...) Yo me imaginaba que iba a estar sola, que me iban a maltratar (...)” (G3).

2.4.- LA MATERNIDAD Y SUS PRÁCTICAS EN EL IMAGINARIO SOCIAL

En los Grupos focales aparecieron algunos temas que denominamos “los fantasmas de la Maternidad”. Uno de ellos es el robo de bebés.

Las usuarias señalaron en varias oportunidades sus temores a los robos de bebes. “Yo ni loca lo dejo solo (...)”. Este fantasma fue en la Maternidad un hecho probado. Ahora, con las técnicas de identificación y con la conciencia que se ha tomado de este grave problema, es muy difícil que esto ocurra. De todas maneras el temor está y no es infundado.

El tema que está dando vuelta también es el de las adopciones paralelas a la justicia, tema que en sí amerita una investigación. Pero la idea de que el robo sucede y de que es posible obtener un bebe, está instalado, por eso los temores.

Otro fantasma vinculado al anterior es el tema de la muerte de bebes. Hay mamás que aseguran que les han avisado que sus bebes habían muerto, pero que no se los mostraron (G2 y G3). En los Grupos se discutieron si debían verlos o no. En general, por la situación de dolor por la pérdida, las mujeres no quieren ver los bebés, pero todas están de acuerdo que alguien de la familia debe verlo. Algunos médic@s tienen como práctica mostrar los bebés muertos a las familias, pero esto no debe ser un hecho aislado, sino una política de la institución.

Después de idas y vueltas, no me dejaban pasar, recién al otro día me dijeron que mi bebé estaba muerto (...) no lo ví (...) ellos dijeron que lo enterraban (...) que ellos se hacían cargo (...) yo les decía que lo quería ver (...) y me decían que no y me mandaban a hablar con uno y con otro (...) me decían que me iba a hacer mal (...)” (G4)

Una entrevistada que se desinternó dijo:

(...) una compañera de la facultad me contó que se le murió el bebé, se le subió la presión, le pedía cesárea y no le quisieron hacer y el bebé cuando se la hicieron ya estaba muerto (...)” y agregó “(...) ¡imaginate!, que en la sala de partos tenés que estar sola (..). ahí mueren muchos bebés sanos porque ellos quieren que tengas normal y no se puede (...) te dilatan, te dilatan y el bebé nace muerto (...) aparte se que también siguen usando fórceps y es ilegal, estaba prohibido” (E8).

Estas subjetividades respecto de las muertes de bebés se construyen por no comprender, las estrategias médicas que no aparecen claras a la vista de las mujeres asistidas y por las mismas lógicas, que no permiten recuperar los procesos que atraviesan a las mujeres y sus familias en una situación de pérdida.

Otro fantasma es el tema de los abortos y especialmente los abortos sin anestesia. Las usuarias dicen no haber recurrido en “ningún caso”, pero que “saben” que ahí se hacen abortos sin anestesia 37 .

El derrotero de una mujer que se hace un aborto es penoso y traumático. Cuando una mujer ingresa con amenaza o en proceso de aborto espontáneo o inducido recibe un tratamiento diferenciado. Debe pasar por un minucioso “interrogatorio” realizado por el médic@, donde se busca especificar clínicamente la situación de la paciente previo a su ingreso en la institución.

Las mujeres desarrollan algunas estrategias para poder transitar esta experiencia sin ser penalizadas y salir de la situación crítica que implica hacerse cargo de la decisión de abortar, por ejemplo hacer pasar un aborto autoinducido por un aborto espontáneo:

ninguna te va a decir que se lo ha provocado, niegan por temor a ir presas (...) es verdad que hay algunas que no se han hecho nada, hay casos que si se meten cosas, en esos casos se hacen los interrogatorios, sino se hecha culpa de mala praxis” (E14).

Algunas vienen con tallos de perejil, agujas y nosotras les decimos: señora diga la verdad que corre riesgo usted, ¡tiene hijos!. Hay algunas que lo niegan hasta lo último. Si la paciente tiene temperatura, está dolorida, ahí le hacemos los análisis. El médico se cubre con el interrogatorio. El informe queda en carpeta, no hacemos denuncia. Pero si la paciente muere con el informe el médico queda cubierto” (E14 ) 38 .

La atención posaborto debería estar reglamentada. Lo está solamente para facilitarle al médico/a no ser denunciado por mala praxis, pero no para dar contención emocional y legal a las mujeres 39 .

Las mujeres recurren a la Maternidad cuando sufren alguna complicación por un aborto mal hecho. Casi siempre llegan graves y muchas de ellas mueren. Son los casos de muerte femenina más comunes. Las mujeres aseguran que los legrados posaborto “(...) se hacen sin anestesia (...)” (G4, G5). Consultado el tema en la Maternidad dicen que se trata de casos aislados y que ha habido denuncias en el Tribunal de Ética de la Maternidad. Las mujeres interpretan la falta de anestesia para un legrado como un castigo, mientras dicen: “(...) si se lo hizo que sufra (...) si fue espontáneo no (...)” (G3).

En ninguno de los Grupos Focales realizados pudo discutirse el tema. Al contrario, aparecieron comentarios como “yo no soy asesina (...)” (G2 y G3); “(...) las mujeres que lo hacen deben ir presas (...)” (G2 y G3). Las mujeres en general apoyaron estos comentarios.

La ilegalidad de la interrupción voluntaria de un embarazo hace que el equipo de salud tema derivaciones penales por certificar esas muertes, otras veces consignan las causas erróneamente para que no recaiga una sanción .

La magnitud de la práctica del aborto es un indicador de las dificultades que enfrentan las mujeres para evitar un embarazo no deseado, como así también la inadecuada protección social de la mujer que decide llevar adelante su embarazo

La condición social de las mujeres hacen que se den diferentes estrategias femeninas 40 para regular la maternidad, la anticoncepción y el aborto. La mujeres de los sectores populares, como son las mujeres que se atienden en la Maternidad, recurren al hospital público pos facto de un aborto autoprovocado, donde se exponen a un marco jurídico normativo que las criminaliza.

En cambio, las mujeres que acceden al sector privado, tienen una mayor posibilidad de una maternidad -o interrupción de su embarazo no deseado- con bajo riesgo. Además, las estrategias femeninas que se dan los sectores medios y medios altos, garantizan anonimato y por lo tanto impunidad.

En la Maternidad se hace la denuncia policial y se hace la derivación al Juzgado (no hay relatos que indiquen que se pasa a instancias mayores). Las mujeres muchas veces son estigmatizadas con custodia policial. En la Maternidad del Hospital Avellaneda, de esta misma ciudad, también hay denuncias sobre el mismo accionar. No parece por ahora haber un espacio social donde pueda instalarse el problema, como un tema de la agenda provincial.

Las mujeres se quejan porque a veces vienen con problemas pos parto pero no siempre son producto de un aborto y son tratadas en forma discriminatoria, se quejan de que no se les “cree”. Esto es percibido como un mal trato. Relató una mujer:

Yo no tuve en la Maternidad, a mi no me gustaba el trato que daban por malas experiencias que tuve. Mi mamá fue con hemorragia y le decían que era un aborto y no la trataban bien. Le hicieron un raspaje y vieron que no tenía nada. Quedó internada con suero, a nosotros no nos habían dicho nada, cuando fuimos a verla no estaba en la cama, la buscábamos en el horario de visitas y no la encontrábamos. La habían dejado en una salita.
Yo del cuarto mes al octavo mes me hice el control en la maternidad por falta de plata. Veía re mal tratos, las enfermeras les decían a las mujeres: -¡porqué no se levantan temprano! ¡no te vengas a quejar! ¡te haces la mimosa! ¡te ha gustado abrir las piernas, ahora abrí!. En vez de que vos le tomes amor y cariño a tu embarazo, te machacan. Yo era madre soltera, era un embarazo no deseado, no sabía que hacer con el bebé, estaba preocupada y las enfermeras te machacaban: -¡Y, si te ha gustao!. Ellas no saben tu historia de vida. Yo me imaginaba que iba a estar sola, que me iban a maltratar, yo quería tenerlo en la casa, con mis seres queridos. En el Avellaneda y la Clínica te preguntan si querés presenciar el parto. Sería bueno que en la otra Maternidad lo hicieran. Una persona que no tiene plata, no tiene esa posibilidad, yo digo que dejen entrar una multitud, a una persona ¿porqué no dejan? Que le pongan una bata a las otras mamás”
(G4).

CAPITULO 3

LOS PROFESIONALES DE LA SALUD: VICTIMARIOS Y VÍCTIMAS DEL MODELO INSTITUCIONAL

en el lenguaje, ninguna inocencia, ninguna ingenuidad (...)”
Roland Barthés

3.1.- VIOLENCIA: DE ESO NO SE HABLA
El trabajo con los profesionales médicos/as en la institución permitió ver por lo menos dos miradas sobre las prácticas en la Maternidad. Por un lado, profesionales conscientes de la violencia institucional que se sienten impotentes frente a la realidad de las condiciones de trabajo y por el otro, quienes por sus habitus no tienen la capacidad de reflexionar sobre sus propias prácticas y sus efectos.

Hablar de violencia, de cualquier tipo que se trate es problemático. Nadie quiere hacerse cargo de su circulación social. Acostumbrados a percibirla como violencia física, se escapan al análisis las otras formas de violencia, las sutiles y a veces invisibles. Nadie quiere hacerse cargo de “ser violento/a” y menos una institución como la Maternidad, que por ser el lugar donde las mamás empiezan a maternar, debería ser un espacio no-violento. Sin embargo, los profesionales perciben la violencia institucional como ejercida de afuera hacia adentro, es decir es un problema de los “otros” producido por agentes externos, sin entender que la violencia es un problema de salud comunitaria.

Si le podemos llamar violencia, es que los profesionales están saturados mentalmente y profesionalmente, tienen 40 partos diarios y 18 cirugías como promedio. El profesional que atiende en sala de parto está muy estresado, lo ideal sería poder brindar atención personalizada, que las pacientes pudieran estar con un familiar. Aquí se atiende el 60 % de los partos de la población de Tucumán. Esto tiene que ver con la atención en la sala de parto. Además el 70 % no hace control prenatal, entonces vienen a una situación en donde no saben qué les va a pasar, no conocen al médico, se sienten disminuidos, esto provoca angustia en el paciente y angustias en el médico. El paciente viene angustiado y el médico está angustiado, son problemas del sistema (...)” E3.

El análisis se hace más complejo en el momento que hay que incorporar a la problemática de la violencia que ejercen las políticas económicas y sociales que desde el estado hacen de los trabajadores de la salud víctimas del sistema.

Para l@s profesionales entrevistados la violencia se construye y percibe como:

a.- Violencia Institucional

  • Condiciones de trabajo: el ritmo de trabajo de las guardias

  • Falta de personal: parteras que hacen trabajo en Admisión

  • Mal uso de las potencialidades profesionales

  • Conflictos por falta de apoyo institucional

  • Incumplimiento por los reglamentos escritos de los servicios

  • Nombramientos por redes políticas

  • Instalación de la “cultura de la queja”

  • Falta de coordinación en las tareas realizadas en la institución que hacen que haya “dos hospitales” ( el de partos y el de los pisos)

  • El trabajo a desgano

  • Falta de cuidado de las instalaciones y materiales

  • Fracaso de los proyectos por competencias profesionales

  • La estructura clientelar de la institución

  • Falta de circulación de la información en todos los sentidos

  • Cobro de un arancel encubierto

  • Condiciones objetivas y subjetivas de trabajo

b.- Violencia interpares

  • La actitud de los/ las profesionales para con sus pares

  • El desconocimiento de las incumbencias de los títulos profesionales

  • Forma de acceso a los puestos laborales

c.- Violencia de los usuari@s

Según las entrevistas, los/as profesionales están borrados como sujetos productores de violencia y se colocan en posición de “víctimas” del sistema. La percepción de esta problemática, que ellos mismos caracterizan como necesaria de ser revisada, marca las prácticas institucionales y dan forma a las intervenciones médicas.

La formas en que una institución se organiza para lograr sus metas tiene sus peculiaridades. Sus modos de acción colectivos no son circunstancias “naturales” que pudieran surgir espontáneamente y cuya existencia cae por su propio peso. No son tampoco el resultado automático del desarrollo de las interacciones humanas ni una consecuencia lógica y predeterminada de la estructura objetiva de los problemas que deberán resolver, se trata en cambio, de soluciones específicas que han creado inventado o instituido actores relativamente autónomos con sus recursos y capacidades particulares.

La Maternidad, como institución, está atravesada por saberes y poderes que circulan en forma desigual en este campo de relaciones sociales que se han construido históricamente, en el contexto de las dinámicas que le impusieron las políticas nacionales neoliberales y los procesos político-sociales locales.

Las luchas por legitimar los discursos -imponer competencia diría Bourdieu- hace que un grupo considere a otro como su enemigo potencial y que se generen alianzas a partir de los distintos intereses. Esto aumenta la hostilidad y disminuye la posibilidad de negociación en el campo. De hecho se habla de deslegitimación entre las profesiones lo que hace imposible sostener o formar equipos interdisciplinarios y transversales y la relación interpares se torna compleja y vivida “como violencia”.

Muchas veces las psicólogas 41 se hacen cargo de alguna situación de incomunicación entre los médic@s cuando alguna mujer “no se deja hacer”: “(...) no grites, no te puede doler, esto no duele (...)”. Se quejan constantemente que “acá hay falta de respeto entre compañeros, como mujeres, como personas”(E10) y agregan “yo me pregunto ¿dónde dejan su educación?, porque en la casa se educa, en la universidad te dan conocimiento científico” (E12). “Acá no te saludan, vos saludas y te dan vuelta la cara” (E10).

Los recién llegados pagan por se los “nuevos”. Lo que está en juego es la capacidad del que se incorpora al juego de desplegar su capital social y científico para posicionarse. En este caso es la disputa entre una obstétrica recién llegada y un ginecólogo: “Yo entré a trabajar en marzo, y el primer día un médico me dijo: vos no entras, vos no vas a estar porque no te conozco (...) te vas de acá no te quiero ver”. Para mí eso fue (...) ( y se persigna) así de una me dijo” (E15).

Esta posición en el campo pone a la profesional en situación de vulnerabilidad: “A partir de eso todos los sábados a la noche que entraba a la guardia tenía una cosa en el estómago (...) encima es ginecólogo, los jefes son médicos. Siempre me trataba mal, por lo menos ahora me saluda” (E15). Acá habría dos subordinaciones, la profesional entre médico ginecólogo y obstetrica y entre hombre y mujer (González 1991) 42 .

El tema del género aparece formulado así: las mujeres son más maltratadoras que los médicos, “las mujeres jóvenes si tienen más onda para trabajar en grupo, los varones no, además las mujeres también son fuertes porque malas experiencias te van formando” (E15).

Las psicólogas visualizan su lugar de trabajo como “por el costado de los médicos”. Los médicos ven a las mujeres, según estas profesionales entrevistadas, como “un útero”, “una vagina” y la tarea sería “unir esas partes (...) nosotros vemos la parte humana (EG1).. Dicen que su trabajo va a contramano de lo que dicen los médic@s, por eso son “resistidas”.

El trabajo de l@s psicólog@s no se registra en la historia clínica que es percibida como “propiedad de los médic@s”(EG1) y su trabajo no es reconocido por lo que se sienten muy desvalorizadas frente al resto de los trabajadores de la salud: “a las psicólogas se las tiene como vagas (...)” dijo una trabajadora social. Cuando realizan su trabajo y requieren información del médico, son percibidas como “molestas” “(...) ahí viene la ansiosa de salud mental (...)” (EG1).

La violencia interpares también se manifiesta en la división espacial y política de la Maternidad. Por un lado está el piso donde está la “Sala de Partos”, en el otro están “las Cátedras”, en otro internación y adolescentes. En un mismo piso también hay diferenciaciones espaciales: “terapia intensiva está dividida en dos: por un lado los mejores profesionales y las mejores enfermeras y por el otro, los profesionales mediocres y las enfermeras mediocres”(E5). Las normativas institucionales están basadas en la personalidad de los Jefes “tenés suerte depende de la Guardia que te toque” (E5). Aparece la Maternidad como una institución feudalizada, en el sentido que cada servicio, piso y sector tiene la impronta que le da la jefatura del área.

La Maternidad no sólo es una institución prestadora de servicios sino también productora y legitimadora de saberes. Por ello hay en el discurso de los profesionales una marca que distingue a las Cátedras Universitarias que allí funcionan de los sectores de servicios. La “Cátedra” es un lugar privilegiado dentro dela institución.

Las trabajadoras sociales por su lado, ven a los médicos como “autosuficientes” pero, afirman, les falta algo “(...) saben todo pero no consideran la parte social (...)”(EG2).. Estas trabajadoras se encuentran enfrentadas con el modelo médico y pelean espacios en un campo adverso que se niega a considerar lo social en los diagnósticos sobre salud-enfermedad.

Se señala que no todos los médic@s realizan las derivaciones a Salud Mental ni a las asistentes sociales porque no consideran la necesidad de estos servicios (EG1 y EG2) y cuando lo hacen confunden los roles entre asistentes sociales y psicólogas.

La “bronca” contra los médic@s de las “asistentes sociales” está basada en la caracterización de las prácticas de aquellos como:

  • siempre andan mirando el reloj para atender a sus pacientes privadas”

  • utilizan un lenguaje incomprensible y autoritario “cultura autoritaria del médico”

  • se dejan sobornar por los laboratorios”

  • no les interesa la parte social”

  • no saben trabajar con psicólog@s en su equipo”

  • no reconocen el trabajo de las Trabajadoras Sociales”

  • dan órdenes, son tajantes (...)”

  • son autosuficientes (...)”

  • no les interesa la calidad de la internación de las mujeres”

  • es violencia andar pidiendo por favor que laburen”

Dice una psicóloga “si no puedes ser otra cosa, se obstetra u oculista” y agrega “los más sensibles son los pediatras (...) los obstetras son duros y reacios, son difíciles de reunir” (E9).

En una encuesta realizada por una médica de la institución a los estudiantes rotantes del año 2003, se refleja la experiencia de su paso por el hospital. Se trata de estudiantes que hacen sus prácticas cinco semanas en la Maternidad y cinco semanas en el Hospital Avellaneda. Allí aparecen las siguientes afirmaciones:

“Es sucia. Me dejó la imagen de lo que no hay que hacer”
El ambiente es hostil (...)”
La actividad que realizamos es buena pero se maltrata mucho a las pacientes (...)”
El maltrato que se brinda a las pacientes es injustificable”
La sobresaturación de la sala de partos hace que la atención no sea adecuada (...)”
Aprendí mucho en Obstetricia pero me dolió ver como los médicos insultan, gritan y se burlan de las pacientes, nadie controlan porque no los filman...”
Deben humanizar a los residentes en el trato a las parturientas, ya que en la mayoría de los casos fue muy malo, llegando a tal punto que deben plantearse si realmente alguna vez atenderían así a algún familiar suyo (...)”.
Aquí se hace mala praxis, nos enseñaron lo que no hay que hacer (...)” 43 .

Estas afirmaciones por parte de los estudiantes muestran la cara oculta que la Maternidad no quiere mostrar y que hace que “tenga mala fama”, cosa que indigna a los médic@s . Las mujeres constantemente se quejan del trato por medio de cartas a la dirección de la Maternidad, pero no está claro el tipo de sanción que cae sobre los denunciad@s : “Los médicos no están acostumbrados que la gente se queje” (E9).

La queja es una práctica ciudadana. Muchas mujeres resisten de otra manera y la queja escrita o verbal no está en los códigos culturales de la mayoría de las usuarias y sus familiares. Las relaciones asimétricas establecidas hacia adentro de la institución entre médicos/as y usuarias no facilitan la comunicación.

El discurso médico es cerrado, tienen asimilado lo instituido y no se pueden correr” (E10). El lenguaje médico está tan instituido que cualquier otro saber entra en crisis frente al modelo médico. La psicología es un saber descalificado, no así la psiquiatría que, como denuncia (Foucault 1992) estuvo aliado siempre con el poder y con el peligro del peso de la herencia manicomial.

3.2.- JUICIOS Y PREJUICIOS
“Viven en la promiscuidad y quieren que
aquí las traten como reinas (...)”
(escuchado en la Maternidad de boca de una profesional)

Las mismas trabajadoras sociales tiene naturalizadas algunas estrategias femeninas como dar a los bebes en adopción. Dijo una trabajadora social : “Las madres dejan a sus niños en adopción y aparecen a los tres días a buscarlo (...) no saben lo que quieren, tal vez vienen porque han conseguido ayuda”. Esta afirmación –hecha por una trabajadora social- no tiene en cuenta el drama que vive una mujer que se encuentra en esa situación y se la visualiza como “que no sabe lo que quiere”.

Las mujeres que entregan a sus hijos en adopción están sujetas a violencia invisible derivada de la interpretación que distintos sectores sociales hacen de su estilo de vida. En todos los casos los abandonos están señalados por la violencia de todo tipo, especialmente las violencias sociales, aquellas que hacen referencia a la exclusión social y la ausencia de medidas destinadas a la educación sexual y a las prácticas anticonceptivas. Estas mujeres también están sometidas a la violencia psicológica, aquella que aparece en las mujeres al enterarse de los embarazos no deseados, indiferencia y abandono de los compañeros –hay una constante omisión de la figura masculina responsable de la procreación- así como la oposición familiar y también su deseo de abortar y la imposibilidad de recurrir a ese procedimiento por falta de capital económico y cultural (Giberti, Chavanneau de Gore y Taborda 1992:52).

Las mujeres aparecen como las únicas responsables de la “imprudencia” de colocarse en la situación de abandonar a un niño/a. Estas mujeres de los sectores populares, sus hábitos contribuirían a la “caída moral”, según el decir de los sectores sociales que se consideran por encima de los estratos populares. A este sector pertenecen los médic@s y los profesionales que se dedican a la adopción. Las cuestiones vinculadas a la adopción no están atravesadas por la categoría de género. La ausencia de un varón corresponsable o coprocreador está naturalizada y la mujer es la que atenta contra “el interés superior del niño”.

Las mujeres de los sectores populares son caracterizadas prejuiciosamente, recaen sobre ellas el estigma. Estas mujeres son:

  • “exageradas”: cuando reclaman atención y que les calmen el dolor

  • “mentirosas”: porque, por ejemplo, cuando vienen a la Maternidad con un problema de posaborto no quieren denunciar su autoprescripto;

  • “promiscuas”: cuando tienen muchos hijos “una chica de 18 años, con promiscuidad, viene con cuatro hijos (..).”. En este caso, no es que como mujer joven tiene una vida sexual activa y como no utiliza anticonceptivos de ningún tipo se queda embarazada, sino su sexualidad aparece como “promiscua”.

  • ignorantes”: porque no están escolarizadas o son analfabetas funcionales

  • “estas negritas de mierda”: afirmación racista dicha por un médico

  • estas mujeres son grandes culeadoras” –esto dicho por un médico-

  • Están acostumbradas a que se les de, se les, se les de (...)”. En esta afirmación subyace que sus reclamos no están basados en necesidades concretas que tienen los sectores populares sino que están acostumbradas a que el Estado –o los políticos de turno- se hagan cargo “(...) se piensan que somos Papá Noel” (G 5).

Por otro lado, una médica con muchos años en la institución y que tiene pensada su praxis desde otro lugar afirmó: “Y puede ser que sea burra, analfabeta, que no coma, que viva en una villa pero cuando llegó al sistema (de salud) la responsabilidad es nuestra y cuando la tenemos adentro no podemos perder las oportunidades de hacer acciones que le puedan salvar la vida a esa mujer y a ese chico (...)” (E 5).

3.3.- LA SALA DE PARTOS COMO UN ESPACIO CRÍTICO Y GENERADOR DE VIOLENCIA

La sala de partos es un espacio calificado dentro de la Maternidad, tanto para las mujeres que allí van a parir como para los/as profesionales. Convergen en ella obstetras, obstétricas, anestesistas, enfermeras/os, practicantes, residentes, camilleros, mucamas, parturientas y familiares, etc. y las estrategias profesionales de cada uno de los actores involucrados.

Se considera que el embarazo, parto y puerperio es un hecho social donde se establecen vínculos más o menos adecuados para satisfacer las necesidades en la atención desde el punto de vista técnico y humano, respetando al paciente como participante activo. La importancia de la contención afectiva ha sido estudiada por distintos abordajes, clínicos, terapéuticos. La mayoría de los varones, un 58%, no puede acompañar a su pareja, y el número es mayor en el sector de la Salud Pública, a pesar de que el 68% de las mujeres prefieren estar acompañadas 44 .

Las condiciones de trabajo en la sala de parto aparecen como factor desencadenante de violencia: “(...) ¿qué se vive o que no se vive? Vos tenés que confrontarlo como podes, a veces por miedo no permiten que las trates bien (hablando de las mujeres que asisten en la maternidad), tenés que agotar al margen la paciencia (...)” (E15).

Todo el personal de la Maternidad ve el maltrato, lo vive y lo registra, pero no se plantea la necesidad de reflexionar para cambiar las cosas: “Por lo general es verbal, nunca vi físico. En mi guardia vi maltrato verbal (...) Cuando no se dejan revisar empiezan ¡¡¡¡abrí las piernas!!!! (E14).

A pesar de ser testigos de abuso sexual: “No sé si es violencia o no (...) pero yo no estoy de acuerdo con que los camilleros y los ascensoristas sean varones. Ellos las visten a las mujeres imagínate, jóvenes, bonitas que están en su estado no del todo ubicadas (...) Les dicen “ay ... bueno mamita” (y hacía señas de manoseo) y empieza el toqueteo, lo ví y no me gustó, me dijeron que si lo veía otra vez lo diga (...)” (E15), la denuncia está diferida hacia delante.

Respecto de la intimidad de las mujeres, se enfrentan distintas prácticas y no se resuelve el problema: usuarias- enfermeras- practicantes; camilleros-ascensoristas-pacientes; parteras- familiares. . Agrega una partera: “Otra cosa es que si la mujer esta abierta de piernas.¡¡no te metas así!! Esta bien que quieras aprender pero no te metas así!!” (E15) advierte gritando para que los practicantes cambien de actitud. .

Las exposición pública y la falta de privacidad es un nudo no resuelto de la violencia, que enfrenta médicos- estudiantes-pacientes- personal de salud. Cuál es la percepción del cuerpo para exponer a las mujeres a rituales públicos en donde quedan totalmente expuestas y desprotegidas?

Están los practicantes que por lo general son uno por paciente, pero cuando están en el parto se amontonan mucho ahí, en la cama dura (...) para ver como es (...) y ese es el momento máximo de la mujer (...) Yo estuve de paciente y tuve aquí. El trato de los médicos era bueno, más de los varones, de las mujeres no tanto (...)” (E15).

Al entrevistar a una partera en la Maternidad y comentarle la descripción que nos daban las mujeres sobre la sala de dilatante y el pudor que les daba estar desnudas pasando por el lugar varias personas, la partera nos lleva al pasillo donde se podía ver la sala e insistía, “¡esta forrada con papeles! (...) les ponen camisón, atrás está el quirófano. Además yo les digo ¡pero tapate! (...)” (E14). Es decir, las mujeres son unas exageradas.

El poder es la resultante del juego de relaciones sociales dinámicas y no igualitarias. En términos de las relaciones es la resultante del equilibrio/desequilibrio de la relación entre las personas ubicadas en el campo social en cuestión. El poder es una estrategia, no solo se impone a unos otros/as sino que produce habitus, es decir ciertas maneras de ver el mundo, una mentalidad en las que se reproducen relaciones de poder.

Dentro de la sala de parto los médic@s se encuentran empotrados en un paradigma médico de las masculinidad frente al personal subordinado, las pacientes y los familiares. Desde esta posición se hace difícil que las mujeres pueden transformarse en capaces de controlar su vida sexual y reproductiva, es decir empoderarse.

Las mujeres asistidas en la Maternidad demandan estar acompañadas por sus familiares o sus parejas en el momento del parto, pero las directivas institucionales, las excusas de las normativas de la Dirección y la imposibilidad de contar con personal suficiente para estar con presencia activa en las salas de parto no permiten la presencia de “extraños” en la sala. Se nos dijo que “ellos no quieren testigos de lo que hacen (...)” (E1).

Según los especialistas, el proceso a partir del cual se estimula a la gente para que alcance determinadas metas son las motivaciones: “(...) acá hay que motivar a la gente (...)”; “(...) lo que falta es una fuerte motivación para que las cosas cambien (...)” (E12, E14, E7). Es un reclamo de todos los sectores la falta de reconocimiento por el trabajo que hacen.

El cuerpo femenino aparece en las prácticas hospitalarias de la Maternidad sostenido por un discurso biologicista que lo reconoce solamente desde el punto de vista biológico. Al no ser las mujeres consideradas sujetos de deseo y de derecho, el parir siempre está signado por su aspecto médico.

Dice una asistente social: “tienen a los hijos así –señas de así de fácil- no les hace falta ni ver a la enfermera (...) si no fueran por este hecho, las enfermeras no darían a vasto” (G5).

La idea que acá subyace es que un parto es un problema médico-biológico, que en caso de no complicarse, es del orden de lo natural, pues una vez que se ha parido sin complicaciones, la mujeres y su hij@ puede retirarse de la institución sin ser atendida en ningún otro aspecto de su persona.

3.4.- POLÍTICAS DE GÉNERO Y SALUD REPRODUCTIVA

El caso de las disputas en el seno de la sociedad tucumana por el control del cuerpo femenino se visualiza como un campo de poder en el que se enfrentan la iglesia y militantes de ONG conservadoras con las políticas de adherir de la ley que lleva a cabo el SIPROSA.

El personal de la Maternidad no ha incorporado en su formación la perspectiva de género (...) “las mujeres copian el modelo médico de los varones” (E8). Esto tiene relación con la historia de la Maternidad, pues los únicos obstetras, durante mucho tiempo, eran varones, en cambio las obstétricas eran mujeres. Acá hay una doble subordinación, de la mujer obstétrica en tanto mujer y en tanto su profesión es considerada, en la práctica, una profesión paramédica (González, 1991).

La perspectiva de género no existe en la Maternidad. Nunca escuché hablar a ninguna médica y menos a los médicos (EG1). La cuestión del género aparece recurrentemente como un tema femenino.

Las usuarias prefieren ser atendidas por varones que por mujeres” (E7) porque esto está sostenida por la idea de que la capacidad profesional de los varones es superior a la de las mujeres, por un problema de género en el sentido de la atribución generalizada de una mayor capacidad intelectual algunas profesiones. También es cierto que hay más trabajadores de la salud mujeres que hombres. Una “asistente social” dijo: “es cierto que reciben maltrato mas de las mujeres que de los hombres (...) va (...) no se si mal trato (....) yo no vi (...)” (EG2).

Cuando se indaga sobre el asesoramiento sobre temas de anticoncepción una enfermera afirmó:”Nosotras las mandamos al consultorio 16 (se ocupa de prevención), les decimos “¿mamá no te acercaste?”, “no, pero quiero!”, y ahí termina el aconsejamiento (ver este punto desarrollado en el Capítulo 2 de este mismo trabajo).

CAPÍTULO 4

LAS SALIDAS” SEGÚN LA MIRADA DE LAS MUJERES USUARIAS, DE LOS PROFESIONALES DE LA SALUD Y DE LAS INVESTIGADORAS

4.1 PROPUESTAS

Trazar proyectos de intervención implica recuperar todos los elementos que se juegan en este campo (maternidad): condiciones sociales, económicos y culturales del

momento histórico; prácticas sociales instituidas e instituyentes. Tener acceso a las singularidades del papel de los sujetos y del escenario es un paso ineludible para recuperar lo polifónico, lo heterogéneo con vistas a construir esta herramienta de intervención.

A lo largo de la investigación se analizaron las relaciones establecidas en el campo buscando indagar los procesos de producción y reproducción de violencia institucional en la Maternidad Provincial de Tucumán, recuperando las prácticas y los imaginarios que atraviesan tanto a los /as profesionales que allí intervienen, como a los/ las usuarios de los servicios de Obstetricia y Ginecología, desde una perspectiva de género. Se recuperaron tanto las miradas de las mujeres asistidas como de los profesionales, con respecto a las salidas posibles.

Las mujeres asistidas plantearon:

  • mejoramiento del vínculo institución - parturienta-familiares;

  • establecimiento de una relación más personalizada;

  • consentimiento informado para realizar intervenciones sobre el cuerpo de las mujeres y los bebes;

  • información e insumos para planificación familiar;

  • des-arancelamiento (no pago del bono);

  • fortalecimiento de la atención en los CAPS;

  • humanización de la atención: permitir a las parturientas estar acompañadas en las salas de pre-parto;

  • reconocimiento del otro como sujeto de derecho de la salud;

  • privacidad;

Los profesionales también delinearon propuestas recuperando su lugar de víctimas de un modelo:

  • mejoramiento salarial;

  • descentralización de la Maternidad;

  • cursos de capacitación;

  • planificación con los CAPS para hacer los controles del embarazo en forma descentralizada;

Para trazar una propuesta de intervención, es central vincular la perspectiva de género con la salud de las mujeres para hacer visible las representaciones sociales que se construyeron históricamente de la mujer, como cuerpo y su consecuente medicalización –obstétrica y psiquiátrica-. Los contenidos de lo femenino y lo masculino son históricos y pueden ser reconstruidos según múltiples interpretaciones posibles y tienen posibilidades de ser modificados.

Lo social se construye en forma discursiva y extradiscursiva (Carballeda (2002), lo cual produce como resultados imaginarios sociales. En consecuencia, creemos que el dispositivo de intervención que se construya debe poder acceder a modificar habitus institucionales, a partir de acompañar procesos de descentramiento con una mirada reflexiva sobre sus propias prácticas.

P. Bourdieu (1995) vincula violencia simbólica con el concepto de habitus. A través de la formación de habitus las políticas hegemónicas imponen un modo de seleccionar, de clasificar y de experimentar la realidad. Es en esta estructuración de la vida donde los saberes inscriptos en el cuerpo se vuelven prácticas y donde las diversidades sociales y culturales se vuelven desigualdades, pues parecen responder a una lógica “natural” y no a una construcción social estructurada y estructurante. Pero como aclara Bourdieu (op.cit.): “(...) el habitus no es el destino que algunas veces se ha creído ver en él. Siendo producto de la historia, es un sistema abierto de disposiciones, enfrentado de continuo a experiencias nuevas y, en consecuencia, afectado sin cesar por ellas (...) Es menester concebirlo como una especie de resorte en espera de ser soltado y, según los estímulos y la estructura de campo, el mismo habitus puede generar prácticas deferentes e incluso opuestas”.

Pensar entonces en propuestas significativas tiene que ver con poder hacer un ejercicio de extrañamiento con las propias prácticas cotidianas para poder reconocerlas y resignificarlas en función de lo posible, recuperando todos los elementos que atraviesan el campo social de intervención:

  • instancias de diagnóstico institucionales.

  • proyectos de intervención que incluyan capacitaciones que apunten a resignificar habitus institucionales y que recuperen las voces de todos los sujetos involucrados: médicos/ as, profesionales de la salud, administrativos, mujeres asistidas, etc.

    • propiciar espacios de reflexión y crítica sobre el Modelo Médico Hegemónico para repensar y desestructurar habitus.

    • trabajar sobre la violencia y su doble aspecto: víctima – victimario.

    • recuperar saberes de las mujeres usuarias de los servicios para pensar alternativas de capacitación e intervención.

  • Proyectos dirigidos a planear cambios respecto de la calidad de atención suponiendo que la relación entre proveedores de servicios de salud y personas que recurren a los mismos deben ser evaluada más allá de lo técnico para abarcar un contexto de encuentro de roles y relaciones de poder, en un entorno de múltiples condicionantes genéricas, institucionales y políticas. Para ello es necesario pensar en derechos y responsabilidades de proveedores de servicios y de las personas usuarias de los servicios, pero no sin asumir que el entorno de servicios de salud es autocontenido, sino moldeado por los condiciones sociales, económicos y culturales del momento histórico.

    • Articulación de lo macro y lo micro en el juego de la definición de procesos de violencia para pensar las capacitaciones tanto de profesionales como de mujeres asistidas.

    • Realización de Talleres de sensibilización y formación en temas de género y violencia de todo tipo.

    • Rediseño de los recursos humanos en el marco de un paradigma médico basado en humanización de los servicios.

    • Rediseño de las formas de comunicación hacia el interior de la Maternidad.

    • Rediseño de la infraestructura edilicia

    • Descentralización

    • Construcción de nuevos hospitales distribuidos estratégicamente

  • Proyecto con las mujeres asistidas y sus parejas que abarquen todas las instancias de la promoción de los derechos a la salud sexual y reproductiva.

      • espacios de capacitación

      • espacios de elaboración recuperando sus saberes, sus miradas.

Sólo una reflexión institucional, colectiva y controlada podrá destrabar el silencio sobre la violencia.


CAPITULO 5
ANEXO

5.1.- Artículo Página/12 del 22 de diciembre de 2003

5.2.- Selección de artículos de la prensa local Diciembre 2003

5.3.- Presentación de Proyecto de Ley de Parto Humanizado

5.4.- Artículo de la Constitución Provincial que hay que cambiar en la próxima Constituyente


5.1.- Artículo Página/12. 22 de diciembre de 2003

Esta nota salió en los medios nacionales y provoco reacciones muy diversas. El contenido de la nota ha respetado el texto del trabajo pero en ningún momento se habla de “parir en el infierno”. Este título fue puesto por el diario y es parte de la forma de tratamiento de estos temas en la prensa porteña. Tal vez habría que entender la oportunidad de la nota en el contexto de la relación entre el gobierno nacional y la provincia.

Los funcionarios, por un lado, de la nueva gestión de gobierno que dicen que algo se ha hecho en 4 meses. Están aquellos que invalidan la metodología: cuántos entrevistaron? Otros ven una arremetida de Buenos Aires sobre Tucumán, poniendo en la misma línea de análisis las denuncias sobre desnutrición.

Para los que desacreditan la metodología podríamos, además de discutir un poco de metodología cualitativa, preguntarle qué hacemos con lo que escuchamos y vimos. Así hubiera sucedido sólo en “60 casos”, que análisis se puede hacer del tema?

21 de Diciembre de 2003

Sociedad

UN INFORME REVELA LA VIOLENCIA QUE SUFREN LAS MUJERES EN LA MATERNIDAD DE TUCUMAN, LA MAS GRANDE DEL PAÍS
Parir en el infierno


Les gritan, las humillan y hasta las manosean, relatan pacientes y estudiantes que allí hacen prácticas. A veces, las parturientas tienen que compartir la cama. Las tratan, literalmente, como un número. En ese contexto, nacen por día 40 chicos de sectores populares de Tucumán y provincias aledañas, según un impactante estudio al que tuvo acceso exclusivo Página/12.

Por Mariana Carvajal

  La Maternidad Nuestra Señora de las Mercedes, de la ciudad de Tucumán, la más grande del país por cantidad de partos, donde nacen 40 chicos por día de todo el noroeste argentino, esconde una cara siniestra: violencia física, verbal y simbólica hacia las parturientas; una superpoblación que lleva a que, en ocasiones, dos mujeres tengan que compartir una cama; una estructura edilicia de 6 pisos sin señalización clara, que obliga a las pacientes a deambular, subiendo y bajando escaleras, con la panza a punto de estallar; y un régimen deshumanizado que prohíbe a las mujeres parir acompañadas por un familiar y llega a tal extremo que las trata literalmente como un número: sólo en un servicio se atiende a las pacientes por su nombre.
Además, está superpoblada y tiene apenas una enfermera por cada 15 niños internados en la guardia. La descripción surge de una impactante investigación, financiada por el Consejo Nacional de la Mujer, a la que tuvo acceso Página/12, sobre una Maternidad que es sede de cátedras universitarias y a la vez, el centro de mayor complejidad en el área tocoginecológica y neonatal del NOA y de América latina. “Me trataron como a una vaca”, sintetizó una mujer de un barrio tucumano su experiencia en la Maternidad. “Una vez me levanté al baño y cuando volví la cama se la habían dado a otra señora (...)”, contó otra a las investigadoras.
Las parturientas no son las únicas que reflejan la violencia institucional. La misma visión dieron estudiantes de Medicina que hicieron allí sus prácticas en el último año: “El maltrato que se brinda a las pacientes es injustificable”, afirmó uno de los jóvenes. “Aprendí mucho en Obstetricia pero me dolió ver cómo los médicos insultan, gritan y se burlan de las pacientes ...”, denunció otro y un tercero, concluyó: “Aquí se hace mala praxis, nos enseñaron lo que no hay que hacer”. En este contexto inician su vida la mayoría de los chicos tucumanos. El futuro que les depara no será mucho mejor: uno de cada 4 menores de 6 años hoy sufre algún grado de desnutrición.
Una mujer que fue paciente de la institución dio su testimonio para la investigación y contó:

–Yo estaba por tener y la enfermera me dijo: ‘espere estoy merendando’, bueno yo espero (...) al rato iba y me decía: ‘espere, que va a tener a las 12’. Yo estaba enojada porque yo sé cuándo lo tengo que parir. Lo tuve sola. No tuve ayuda de nadie, en la cama lo tuve, hasta que llegó otra enfermera y me higienizó. Cuando volvió la primera enfermera, que estaba sentada por los pasillos, me dijo: ‘pero (...) vos tenés que avisar, ¿vos qué pensás? ¿cómo vas a ensuciar la cama así?’”.

Otra usuaria de la institución señaló:

–Al menos te atienden cuando gritas...
Saturada

La investigación tuvo como propósito analizar los procesos de producción y reproducción de la violencia institucional en la Maternidad más grande del país: allí se practican anualmente alrededor de 14.000 partos, “con escasa estructura edilicia como de recursos humanos y técnicos”, según concluye el informe. La cantidad de partos duplica el número de la Maternidad Sardá, la más concurrida de la ciudad de Buenos Aires, donde diariamente un promedio de veinte parturientas dan a luz.

El flujo de pacientes supera ampliamente la capacidad de la Maternidad tucumana. “Tres mil partos al año sería lo ideal.

Con 4000 ya está excedida. Es una institución saturada. La superpoblación, sin dudas, atenta contra las prácticas médicas y también entorpece la vida cotidiana en la institución”, señaló a Página/12 la antropóloga Patricia Arenas, de la Universidad Nacional de Tucumán (UNT). La Maternidad es, por otra parte, sede de una residencia de tocoginecología, y de cátedras de ginecología y de obstetricia de la Facultad de Medicina de la UNT.

El estudio fue realizado por un equipo encabezado por Arenas y Rosa Isac, trabajadora social de la Universidad Nacional de Santiago del Estero, desde la ONG Nueva Ciudadanía, que preside Virginia Franganillo, en el marco de un proyecto del Consejo Nacional de la Mujer, financiado por el Banco Mundial. También trabajaron la psicóloga social Luisa Vivanco y María Eugenia Rodríguez. Del estudio surge que “los derechos sociales en general y los derechos particulares de las mujeres no son respetados en la Maternidad”, advirtió Franganillo en diálogo con Página/12.

“En ningún caso parece haber un espacio para que las mujeres ejerzan el derecho de decidir sobre su propio cuerpo”, puntualizó Arenas, quien es, además, coordinadora del Grupo Interdisciplinario de Arqueología y Antropología que colabora con la Justicia en la búsqueda de restos de desaparecidos en Tucumán.

Una internación traumática

Franganillo explicó que se trata de una investigación “cualitativa” basada en testimonios de usuarias, profesionales y autoridades de la Maternidad recabados durante este año. Las investigadoras realizaron grupos focales con unas 60 mujeres de 18 a 50 años de barrios populares de la ciudad de Tucumán y el Gran Tucumán que dieron a luz allí. También con psicólogas residentes del Servicio de Prevención del Embarazo, con trabajadoras sociales y con médicos de distintos servicios. Además, hicieron entrevistas en profundidad a 15 profesionales de distintas áreas, desde el director y la directora de la Maternidad, Manuel Pérez Gorena y Rosana Chala, hasta jefes de Salas de Partos, neonatólogos y obstetras.

Los testimonios de las mujeres que fueron pacientes de la Maternidad son coincidentes: describen su paso por la institución como “traumático”. En sus reflexiones y significaciones aparecen el maltrato, la incomunicación entre los médicos y ellas, la violencia física y simbólica que sufren y el temor de estar internadas allí.

Una mujer que tomó la decisión de desinternarse, describió:

–Era como un lugar (en el) que no había nadie y si te duele algo tenés que decirle al enfermero y tampoco te hacen nada y si jodés mucho ya te retan.

Otra mujer contó:

–Para llegar al baño es un tirón larguísimo, te levantan a las cinco de la mañana para higienizarte ... vos estás débil y tenés que ir hasta ahí... para llegar tenés que pasar por una sala, un pasillo, otro pasillo, la enfermería y recién ahí llegás al baño.

El testimonio de otra de las mujeres revela la anarquía reinante:

–Una vez yo me levanté al baño y cuando volví la cama se la habían dado a otra señora ...

En el informe final, las investigadoras describen que “constantemente” se ve a las mujeres deambular por los pasillos buscando algún médico o servicio. Esa situación se agrava si se tiene en cuenta que muchas de las mujeres son analfabetas o analfabetas funcionales a punto de parir y que la señalización es “confusa y heterogénea”, según denuncia la investigación. El edificio, ubicado en Mate de Luna y 12 de Octubre, a diez cuadras de la gobernación, tiene un solo ascensor que funciona.

Sólo un número

De acuerdo con el relato de las pacientes, el maltrato comienza apenas ingresan a la Maternidad:

–Llegás a la mesa de entrada, a la guardia, te dan la ficha... te preguntan para qué... a veces te dan el turno, a veces el de guardia está en el bar o durmiendo y tenés que esperar... a veces te vas sin tu ficha a la sala de parto y la partera la encontrás con todo su día... con toda su idiotez y te hace bajar para que la busques... tenés que bajar la escalera con el trabajo de parto que no aguantás más –relató una de las mujeres que participaron de los grupos focales.
Otro hecho considerado violento por las parturientas es el de “compartir la cama”: –Una noche entró de urgencia una chica, la pusieron en mi cama... era de Amaicha, volaba de fiebre, me enojé mucho porque tenía fiebre... yo llamaba a la enfermera, me cansé de llamarla, pero no venía... por conciencia y por humanidad le di mi cama. Esa noche no pude dormir, me la pasé sentada. Nadie podía dormir de costado en las camas rechiquitas -relató otra mujer.

La relación entre las pacientes y el personal médico se caracteriza por “la falta de diálogo, por la asimetría, por el reforzamiento del poder médico”, señala el estudio, realizado desde la ONG Nueva Ciudadanía. Estos vínculos no dan lugar a la retroalimentación, ni a un reconocimiento de las necesidades cotidianas que tienen las mujeres. Las mujeres son miradas desde una concepción de “género convencional” como meros sujetos “biológicos”, apuntan las investigadoras. Un cartel colgado en una de las paredes de la Maternidad reafirma esta concepción. “A cada cual le toca su TE-TI/ La vaca alimenta al ternero/ La yegua al potrillo/ Y la mujer al bebé”. Otro cartel señala: “De la fábrica... al consumidor”. En este texto, hay una imagen de una mamá que representa la “fábrica” de lácteos y un “bebé” en posición de consumidor.
Las investigadoras destacan que cuando se le pregunta a una usuaria de la Maternidad qué médico la atendió, no sabe contestar. “No me mira”, “no me escucha”, “no me explica”, dijeron las mujeres sobre los médicos que las atienden. “Acá se las trata como un número”, reconoció una asistente social. Esta situación fue revertida en uno de los servicios en donde se identifica a las mujeres que se atienden por su nombre, destaca el estudio, pero se trata de “la estrategia de un servicio y no de una política consensuada en la institución, ni de una necesidad de los Equipos de Salud”.

“Bien que te gustó”

La violencia verbal de parte del equipo médico no es inusual y se ejerce especialmente con madres-niñas y jóvenes y con mujeres de edad adulta, describe la investigación. Para las mujeres entrevistadas, se trata de una forma de castigo. Son corrientes frases del tipo: “abrí las piernas y callate... bien que te gustó”; “lo hubieras pensado antes”; o “eh, sucia, andá a bañarte que tenés olor...”.

Una mujer recordó:

–Yo era madre soltera, era un embarazo no deseado, no sabía qué hacer, estaba sola, preocupada, y las enfermeras te machacaban y ‘si te ha gustao no te vengas a quejar’. Yo me imaginaba que iba a estar sola, que me iban a maltratar.

Otra situación consideraba violenta por las usuarias de la Maternidad es el régimen de visitas, que es de 11 a 15.

Durante ese horario las mujeres están acompañadas por sus familias, pero, fuera de él, están solas. Es decir –dice la investigación–, si una mamá se interna a las 16 horas de un día, sus familiares podrán conocer sobre su estado de salud y/o si se ha producido el parto, recién al otro día a las 11.

–Lo feo es sentirse sola, es muy feo, uno necesita del otro, de la familia –confió una mujer.

–Se siente angustia de no tener a nadie... uno se siente abandonado -apuntó otra.

Una obstétrica admitió la existencia de abuso físico en la forma de “manoseo” sobre todo a pacientes jóvenes.
–Yo iba con miedo, era primeriza, me pusieron en una cama con goteo, todas las mujeres que iban llegando iban pariendo, yo veía todo. Los médicos y practicantes pasaban y enfrente mío, delante de mí, uno le cacheteó la pierna a una mujer y le metió la mano entera... no grites ... y le cacheteaba la pierna. Yo estaba muda, no me movía, quietita –relató una mujer en un grupo focal.

La violencia ejercida en diversas formas, descriptas por las mujeres atendidas en la Maternidad, coincide con la impresión que se llevaron estudiantes de Medicina que hicieron sus prácticas en 2003. Una médica de la institución los encuestó y entre sus respuestas aparecen las siguientes afirmaciones:

u “Es sucia. Me dejó la imagen de lo que no hay que hacer”.
u “El ambiente es hostil”.

u “La actividad que realizamos es buena pero maltrata mucho a las pacientes”.

u El maltrato que se brinda a las pacientes es injustificable”.
u La sobresaturación de la sala de partos hace que la atención no sea adecuada”.

u “Aprendí mucho en Obstetricia, pero me dolió ver cómo los médicos insultan, gritan y se burlan de las pacientes porque no los filman, nadie los controla”.

u “Deben humanizar a los residentes en el trato a las parturientas, ya que en la mayoría de los casos fue muy malo, llegando a tal punto que deben plantearse si realmente alguna vez atenderían así a algún familiar suyo”.

u “Aquí se hace mala praxis, nos enseñaron lo que no hay que hacer”.

Pagina 12
23-12-03
POLEMICA POR UN INFORME DE LA MATERNIDAD TUCUMANA
“Desnuda una cruda realidad”

Por Mariana Carbajal

El informe que reveló la violencia que padecen las mujeres en la maternidad tucumana Nuestra Señora de las Mercedes, la mayor del país, publicado en exclusiva por Página/12, cayó como una bomba en el gobierno de José Alperovich. Tanto el gobernador de Tucumán como el ministro de Salud provincial pretendieron descalificar el estudio. Sin embargo, Evelina Champan, directora de Medicina Social de Tucumán, les salió al cruce: “No es mentira lo que dice la investigación. El trabajo fue presentado a mitad de año en un ateneo en la misma institución ante directivos, médicos, psicólogos y estudiantes: un grupo lo recibió con mucha bronca, porque desnuda una cruda realidad, pero las tres cuartas partes de los presentes reconocieron la violencia allí denunciada.
Es necesario revisar las prácticas médicas para revertir esta situación”, señaló Chapman en diálogo con este diario. “No digan que todos los empleados del Estado son malos”, se quejó el gobernador Alperovich cuando medios locales lo consultaron sobre la investigación publicada en este diario el domingo. Alperovich pidió que se identifique a quienes habrían maltratado a las pacientes porque, enfatizó, los profesionales de ese centro “se desviven trabajando”. El relevamiento también fue descalificado por el ministro de Salud Pública, Juan Luis Manzur, quien se sumó al reclamo de Alperovich de que se identifique a los médicos o enfermeros que atendieron mal a las parturientas porque, indicó, “no se puede meter a todo el personal en la misma bolsa”. Sin embargo, el ministro admitió que la Maternidad está “saturada y sobreexigida” de pacientes y anunció que se realizarán obras para remodelar el viejo edificio donde se atienden más de doce mil partos al año y unos dos mil casos de aborto.
La directora de Medicina Social, en cambio, destacó la importancia del estudio. “Los testimonios de las pacientes son reales, están grabados. Esta Maternidad está en la misma situación de hacinamiento desde hace 20 años y quien vive en una situación así genera violencia. Pero esto no la justifica. Es fundamental revisar el camino que hace una mujer en la maternidad, desde que ingresa, hasta que sale, para ver en qué puntos de esa cadena no se respetan sus derechos”, consideró la funcionaria provincial. “Esta investigación es un aporte para cambiar esa situación. Esta institución tiene la segunda mortalidad neonatal más alta del país. No es una casualidad.
Es importante reconocer la realidad”, indicó Chapman. La Maternidad Nuestra Señora de las Mercedes, de la ciudad de Tucumán, es la más grande del país por cantidad de partos: allí nacen unos 40 chicos por día de todo el noroeste argentino. Es, además, sede de cátedras universitarias y el centro de mayor complejidad en el área tocoginecológica y neonatal del NOA y de América latina. El polémico estudio reveló, entre otros aspectos, que las pacientes sufren violencia física, verbal y simbólica de parte de médicos y enfermeros. El trabajo fue realizado desde la ONG Nueva Ciudadanía por investigadoras de las universidades nacionales de Tucumán y Santiago del Estero, en el marco de un proyecto del Consejo Nacional de la Mujer, a partir de entrevistas a pacientes y a profesionales.

5.2.- Presentación de Proyecto de Ley de Parto Humanizado
09/03/04
Noticias

Proyecto de ley "Parto Humanizado"
En el Día Internacional de la Mujer, el presidente Néstor Kirchner firmo el proyecto por el cual se consagra el derecho a la futura madre pueda estar acompañada por la persona que ella designe.

El presidente de la Nación, Néstor Carlos Kirchner, firmó esta mañana el proyecto de ley denominado "Parto Humanizado", por el cual se consagra el derecho a que la futura madre pueda estar acompañada por la persona que ella designe durante su internación como en el trabajo de parto y nacimiento, que será remitido al Parlamento para su aprobación.

Así lo anunció el ministro de Salud, Ginés González García, en la Sala de Conferencias de Casa de Gobierno, quién junto a la titular de Desarrollo Social, Alicia Kirchner, mantuvieron una audiencia con el primer mandatario.

El proyecto también promueve la inclusión del varón en todo proceso de trabajo de parto y nacimiento, pues en los fundamentos se establece que "no puede ser cosa de mujeres en una sociedad que reconoce las responsabilidades compartidas". La iniciativa contempla que el personal de los establecimientos médicos asistenciales deben informar a la embarazada del derecho que le asiste y que todos los centros nacionales públicos, como así también las obras sociales y los privados, deberán implementar las medidas necesarias para capacitar al personal para cumplir con esta disposición.

El ministro de Salud expresó que con esta iniciativa "les informamos a las embarazadas que tienen derecho a estar acompañadas desde el principio en los controles prenatales, en el parto, y por supuesto, durante toda la internación".

Mas adelante, el funcionario dijo que el Gobierno quiere "lograr la igualdad en el acceso a la información y, en el caso, de las que no tengan dinero, el acceso a los bienes que le permitan tener las conductas que ellas elijan".

Ginés González García recordó también que anualmente se atienden unos 680 mil partos, de los cuales, dos tercios se realizan en los establecimientos públicos y el restante en las clínicas privadas. "Lo que queremos propiciar es que sea obligatorio en los establecimientos nacionales, que es nuestro ámbito de acción", para luego extenderlo a los centros provinciales, municipales, obras sociales y al sector privado.

De la audiencia previa con el jefe de Estado también tomaron parte la titular del Consejo Nacional de la Mujer, María Lucila Colombo; y las responsables del Programa Materno Infantil (PROMIN), Nora Rébora, Mariela Rossen y Diana Galimberti.

09-03-2004

5.3.- Constitución Provincial sancionada el durante el gobierno democrático del General (R) Genocida Antonio Domingo Bussi en 1994 (negrita en nuestra)

En su artículo 35, inciso 3 aporta a una visión de género tradicional que no con condice con la realidad de la familia tucumana, sobre todas aquellas familias monoparentales de jefatura femenina.

Constitución Provincial de Tucumán

Art.35. Dentro de la esfera de sus atribuciones, la Provincia procurará especialmente que las personas gocen de los siguientes derechos:
1°. A una existencia digna desde la concepción con la debida protección del Estado a su integridad psico física con la posibilidad de disponer de una igualdad en las oportunidades.

2°. A la constitución de una familia, como célula primaria de la sociedad, con la protección del Estado para su desarrollo.

3°. A una adecuada protección de la maternidad, favoreciendo la participación laboral de la madre sin que afecte tareas propias del hogar. La trabajadora en estado de gravidez, tendrá un tratamiento especial en el trabajo en virtud del embarazo antes y después del parto.

4°. Los niños y los jóvenes serán objeto de una protección especial del Estado en forma de favorecer su normal desenvolvimiento, su desarrollo físico y cultural, asegurándoles iguales oportunidades para su desarrollo sin discriminación de ninguna naturaleza. Los huérfanos y los niños abandonados serán debidamente protegidos mediante una legislación especial. 5°. Los discapacitados tendrán por parte del Estado la necesaria protección a fin de asegurar su rehabilitación promoviendo su incorporación a las actividades laborales en función de su capacidad, sin discriminación alguna.

6°. Las personas de la tercera edad serán protegidas adecuadamente para asegurar su permanencia en la vida social y cultural mediante el desarrollo de actividades útiles a sí mismas y a la sociedad. 7°. El hombre y la mujer tienen iguales derechos conforme con su naturaleza psicofísica y competencia, y la segunda no podrá ser objeto, en el carácter de tal, de una discriminación desfavorable en el campo del trabajo subordinado.

8°. La Provincia adecuará razonablemente la situación del empleado público para que disfrute de los mismos beneficios que los pertenecientes a la actividad privada. Gozará de estabilidad en el empleo no pudiendo ser separado del mismo sin sumario previo que se funde en una causa legal, garantizando su derecho a la defensa. Toda cesantía que contravenga ésta garantía será nula con la reparación que fuere pertinente y su incorporación al escalafón vigente.

9°. Tendrán facilitado el acceso a la justicia en forma de que esté asegurada la libre defensa de sus derechos sin que ninguna norma de carácter fiscal pudiera crear impedimento alguno.

10°. La colegiación profesional será siempre voluntaria. La ley no podrá exigir al ciudadano asesoramiento profesional obligatorio, salvo cuando razones de estricto interés público así lo justificaren. Todos los ciudadanos de la Provincia tienen el derecho de trabajar libremente sin necesidad de afiliación alguna a entidades o asociaciones sea cual fuere su finalidad.

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NOTAS

1 Ver: Piaggio (1999)

2 Las entrevistas fueron realizadas con metodología antropológica. Esta aproximación se caracteriza por la no directividad y la categorización pos facto.

3 Ver. Carballeda (2002)

4 Ver: Piaggio (1999).

5 Documento presentado por Organizaciones Sociales ante Comisión Interamericana de Derechos Humanos La Salud en la República. Octubre de 2002. Argentina.

6 Se citan casos en los que los familiares han debido proveer los alimentos a sus familiares internados a su exclusiva costa.

7 De acuerdo con los cálculos del Sistema de Información, Monitoreo y Evaluación de Programas Sociales. (Siempro) de la Presidencia de la Nación. 2002.


8 Estadísticas aportadas por la Maternidad (abril 2003).

9Datos aportados en la entrevista al Director Dr. Manuel Pérez Gorena y a la Directora Dra. Rosana Chala. Abril 2003.

10 A partir de la nueva gestión del gobierno provincial se han suprimido los BAC y se está regularizando la planta de trabajadores y trabajadoras contratadas.

11 Emanuelli, Paulina Beatriz. 2000. Sociedad Actual e Imaginarios: marco que ‘influye – construye’ las instituciones actuales. Revista Latina de Comunicación Social. Número 29, mayo de 2000. La Laguna (Tenerife) - http://www.ull.es/publicaciones/latina

12 Iribarren, María. Los índices de mortalidad materna, un indicador de desigualdad, siguen ascendiendo en todo el país. Septiembre 2001. N° 275 Informes Especiales. Consultor de Salud

13 Markwald, Diana. Sujeto – Grupo - Institución ¿una relación posible? .dianamarkwald@fullzero.com.ar

14 ver: Castoriadis 1980.

15 Alonso, Bernardo- Castagnaro, Atilio – Mirabella de Miotti, Marta – Romero de Figueroa, Teresa. 1990. “Humanización de la Atención Perinatal. Experiencia en el Instituto de Maternidad de Tucumán”. Tucumán.

16 Documento Institucional de presentación de la Iniciativa Hospital Amigo de la Madre y el Niño. Maternidad e Infancia- UNICEF. Facultad de Medicina (UNT). Tucumán, 2002.

17 Resolución Interna 26/D –01

18 Entrevista a Dra. Evelina Chapman. Marzo 2003.

19 Dentro de las actividades programadas para Tucumán desde el PROGEN se realizó una capacitación. Estuvo a cargo de la Dra. Betina Garrido de Biazzo y de la Lic. María Delia Toledo. Asistieron alrededor de veinticinco personas, tod@s profesionales de clase media alta (psicólogas, psiquiatras, sexólogas) que trabajan actualmente en el ámbito de la salud pública. Sólo dos varones asistieron al primer encuentro, y desertaron por “sentirse incómodos”. Sólo dos participantes estaban interiorizad@s en el tema y sólo una minoría conocía la problemática que plantea la categoría de género.

20 ver este tema desarrollado en el Capítulo 4.

21 Ver pág. 6 de este mismo trabajo.

22 ver: Colombo Mac Guire 2002. Un modelo alternativo de las ciencias de la salud con relación a la mujer. www.msc.es/salud/epidemiologia/Resp/revista_cdrom/vol67/67_6_447.PDF.

23 ver. González, A. 1990.

24 ver: Bourdie, P. 1999.

25 En algunos servicios los jefes piden que todo el Equipo de Salud tenga una identificación, pero no siempre se cumple.

26 Para las profesionales de la Maternidad ser asistente social o trabajadora social es sinónimo. Sin embargo esto ha sido especialmente reflexionado por la teoría social crítica y la epistemológica del trabajo social La diferencia reside en una elección paradigmática producto de una forma de ver el trabajo social y la intervención en el campo específico.

27 Ver González 1990.

28 Destacado en negrita es nuestro.

29 Destacado en negrita es nuestro

30 Carvahlo, 2000. La mirada etnográfica y la voz subalterna. Dpto. de Antropología. Universidad de Wisconsin.- Madison.

31 ver la crítica al concepto de público-privado en: Jelín 1998 y Feijoó, María del Carmen 2003.

32 Recordar que la Maternidad tiene seis pisos, dos ascensores de los que sólo uno funciona y que se mueven cientos de personas por día.

33 A. tiene a su madre desaparecida por el genocidio en Tucumán y asoció el ambiente en que ella se encontró internada con la situación de violencia física y psíquica que habría sufrido su madre (E 8)

34 Consejo Nacional de la Mujer. Salud y derechos sexuales y reproductivos. Construyendo la equidad. 2003. Buenos Aires.

35 Para la discusión de la relación entre derechos reproductivos y ciudadanía, ver: Birgin, H. 1995.

36 Los equipos de salud se quejan del maltrato sobretodo de los familiares de las mujeres asistidas. Ver capítulo 3.

37 Una médica ha reconocido que se “hacían” legrados sin anestesia en la Maternidad y que fue motivo de una denuncia y de una interpelación de un Tribunal de Ética, pero que ya” no ocurren”.

38 Negrita es nuestra

39 La discusión sobre el aborto está tan obturada en Tucumán que en una entrevista realizada a la Directora de Salud Mental del SIPROSA, nos informó que los médicos están haciendo objeción de conciencia para colocar DIU como una forma de no darse una respuesta respecto a las posiciones en contra del uso del método (julio 2003).

40 Aquí denominamos estrategias femeninas “a los medios y recursos que las mujeres implementan con el objeto de regular su natalidad – anticoncepción y aborto“. Viladrich, A. 1990. La práctica del aborto: sectores sociales y servicios de salud. Cuadernos Médicos Sociales Nº 53. Rosario. pp. 52.

41 Hay un sólo psicólogo varón en la Institución.

42 Esta profesional es además de origen boliviano.

43 Agradecemos a una profesional de la Maternidad el haber tenido acceso a este material.

44 López, C. 2003. El varón en la sala de partos. Tesis de Licenciatura. Carrera de Obstetricia. UNSE. manuscrito.



* Datos sobre las autoras:
Esta investigación fue realizada durante los meses de abril- julio de 2003 por Patricia Arenas (Antropóloga UNT); Rosa Isac (Trabajadora Social UNSE); Luisa Vivanco (Psicóloga UNT) y María Eugenia Rodríguez Pontet (estudiante de Trabajo Social UNT)

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