El abecedario del pueblo no tiene letras, sino apenas
movimientos, gestos.
Y no es que el pueblo sea analfabeto, sino que quiere
decir cosas que nosotros ya no decimos.
Rodolfo Kush (filósofo argentino)
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La injusticia social continúa multiplicándose en una civilización que cambió lo diferente por lo desigual.
Se inventan guerras y enemigos con el mezquino objetivo de arrebatar recursos. La concentración de la riqueza cada año se distribuye en menos manos, mientras regiones y continentes van lentamente muriendo de hambre o de sed.
Así se producen movimientos poblacionales desesperados , personas, seres humanos que arriesgan su vida encerrados en containers solo con la perspectiva mínima de sobrevivir, llegar, pasar la frontera y luego comer de la basura de quienes viven en una opulencia falsa, que solo es producto de estrategias de mercado o del saqueo directo de los recursos que se generan o no se dejan generar paradojalmente en esos países desde donde se migra al llamado primer mundo.
La era de la desigualdad ya es el nombre que posee hasta ahora este siglo recientemente iniciado.
Una era donde el mercado -como un Dios- ya no sólo domina la economía y determina quienes van a morir de hambre, sino que distorsiona a la propia naturaleza. En pocas palabras, el mercado se entrometió en la propia evolución de nuestra especie. Ni Malthus hubiera soñado esta victoria tan rotunda de los liberales civilizados y occidentales.
Mientras tanto, en nuestra práctica cotidiana como trabajadores sociales, muchas veces intentamos recuperar ciudadanías, aunque sea en forma efímera, reconstituir aquello que ya parece un sueño perdido en las tinieblas del pasado cuando los derechos sociales eran algo mas que un enunciado.
Así, la Intervención en lo Social es interpelada desde diferentes esferas, desde ¿qué hacer con aquello que la era de la desigualdad ya dañó?, ¿cómo recuperar las potencialidades y talentos de nuestra América?, ¿ cuántos potenciales físicos, biólogos, cientistas sociales, músicos, artistas, deportistas, escritores, estamos perdiendo cada día simplemente como producto de la desigualdad y del hambre?
Allí estamos interviniendo en lo social en la arena del padecimiento, en la arena de la lucha.
De ahí que si la cuestión social se vincula con la problemática de la integración, tal vez nuestros pueblos de América nos enseñen desde la historia y desde el presente que la integración se construye diariamente desde la resistencia, tratando de escuchar aquello que muchas veces no decimos o dejamos de decir.
