La
caída acelerada hacia situaciones de exclusión que está
ocurriendo actualmente, se relaciona con la falta de pertenencia a
una red relacional sólida (fragmentación de lazos
sociales, debilitamiento de las identidades colectivas), como así
también a la sub-desocupación crecientes. Estos
factores harían pensar en un virtual impacto en el
padecimiento subjetivo de la población y un posible deterioro
de las redes clásicas de contención social y
reacomodación a las nuevas condiciones.
Plantea
E. Galende: ...los problemas de la integración social,
la participación de los individuos en la vida comunitaria, y
en los intercambios económicos y simbólicos, fueron
vislumbrados como los valores determinantes en la producción
de salud mental, tanto en las personas singulares, como en los grupos
comunitarios. Hoy estamos suficientemente advertidos de que
determinadas condiciones de vida aumentan la vulnerabilidad de las
personas, tanto físicas como mentales y sociales(...) y es
sobre esas condiciones que la participación comunitaria
resulta esencial, ya que se trata en definitiva de potenciar las
capacidades de las personas para enfrentar estas condiciones y actuar
sobre ellas. 1
La pregunta que guÍa el trabajo gira en torno a cómo se
alteró la vida cotidiana a partir del impacto de la crisis,
que está pasando con los niños, con las familias en
estas condiciones?
PRIMER MOMENTO GRUPAL
Luego de una serie de
reuniones del equipo durante las cuales fue posible pensar,
hipotetizar acerca del contexto en el cual tendríamos que
intervenir, decidimos que era tiempo de aproximarnos al lugar.
El grupo está
conformado por aproximadamente catorce mujeres, algunas de las cuales
pertenecen al plan Jefes y jefas de hogar desocupados,
brindando como contraprestación al mismo su colaboración
en la preparación de la merienda.
El resto se encuentran
formando parte de un proyecto de microemprendimientos productivos
(taller de costura, confección de artículos de
limpieza). Así mismo, estas mujeres conjuntamente apuntan a
una organización grupal más sólida, bajo la
forma de Casa Social. Para ello cuentan con una
coordinación externa, la psicológa del CGP, quien nos
convoca para trabajar en este proyecto.
En un principio, la demanda de este grupo en relación a la
salud estaba orientada hacia un equipo imaginarizado por ellas como
asistencial. Pudimos escuchar y orientar en los casos en que
considerábamos necesario, (iniciación de un
tratamiento;por ej.), corriéndonos del lugar en que éramos
ubicados, aunque resultaba algo incómodo por nuestra
ignorancia respecto de qué iríamos a hacer
concretamente allí.
Un
tema de gran interés para ellas y que se repetirá en
futuras reuniones de manera insistente, es la preocupación por
los hijos adolescentes, por la falta que perciben en ellos de
intereses vocacionales, entre otras cuestiones.
Luego,
las inquietudes se fueron desplazando hacia la realización de
un grupo de autoayuda, pedido ambivalente, ya que la mayoría
prefirió reunirse para no hablar de los problemas.
Comienzan
a hablar sobre lo bien que les hace contar con el grupo de madres del
merendero y aparece como un tema que luego será uno de los
principales puntos a trabajar con ellas, el de la falta de un espacio
físico para hacer sus actividades.
En
las reuniones semanales que se vienen llevando a cabo con este grupo,
van surgiendo algunas temáticas de importancia en las cuales
es posible detenerse a reflexionar, aunque aún no haya
finalizado la tarea.
LA MATERNIDAD Y SUS
SIGNIFICACIONES:
Una
cuestión que reviste particular significatividad es la
problemática de la maternidad. En ocasión
de aplicar la técnica lúdica llamada presentación
mentirosa en la cual todos debíamos presentarnos a
partir de un personaje inventado, muchas de ellas se presentaron como
solteras, casadas sin hijos o con uno o dos hijos. Tambien se
presentan como profesionales y/o estudiantes de las carreras que les
hubiese gustado seguir.
Pensamos
en la importancia del haber instaurado este espacio de ficción
en tanto les permitió conectarse con aspectos de su
personalidad distintos a los implicados en el ser madres. Así
como a nosotros nos llevó a reflexionar acerca de las
dificultades que en su cotidianeidad les acarrea el hecho de tener
muchos hijos. Aún así, en otros momentos observamos que
el grupo reflexiona sobre la maternidad y sus significaciones,
connotándola positivamente; esto se traduce en frases como
madre no es la que pare, sino la que cria, para mí
lo principal de venir acá son mis hijos.
Encontramos
como paradojal el hecho de que en este espacio grupal constituído
en torno a la preparación de la merienda, rol definido como
típicamente femenino, surjan temáticas relacionadas con
sus deseos y expectativas como mujeres, que tuvieron que relegar por
ser madres. Cabe señalar que una de ellas se refiere al
merendero como espacio sin hijos y una de las primeras
demandas que proponen para debatir es cómo éramos
y qué deseábamos antes de ser madres.
Afirma
una participante: Extraño el merendero los fines de
semana, porque es un espacio que demuestra que podemos hace algo màs
que lavar, planchar y cocinar.
LA CUESTIÓN DE GÉNERO
A partir de
las crónicas de las reuniones pueden desprenderse otras
cuestiones susceptibles de ser analizadas teóricamente. En
primer lugar, la participación en el merendero surge como
estrategia de supervivencia para la satisfacción de las
necesidades básicas. Según Aquín y Gattino tales
estrategias se enmarcan en el fenómeno de feminización
de la pobreza, el cual pone en evidencia las
determinaciones sociales de la asimetría de género,
acarreando la percepción de que es la mujer la que más
trabaja 2.
Estas autoras sostienen que si bien sigue siendo la mujer el blanco
de las exigencias en la división sexual del trabajo en el
ámbito doméstico, la necesidad de salir al
ámbito público ha producido diversos cambios en la
dinámica familiar, devolviendo al interior del primero otra
imagen de género. Estas modificaciones van pautando nuevas
maneras de vincularse.
En
el transcurso de los encuentros se observan cuestiones relativas a la
estigmatización social que gira en torno a la concurrencia al
merendero. Podría pensarse: Qué implica para una mamá
asistir o llevar a los hijos a otro lugar, otro escenario que no es
el del propio hogar, para ir a merendar? Estas familias que en lineas
generales viven en hoteles o en recintos pequeños, que
vivencia de hogar están teniendo? Sienten que lo tienen?
¿Cuál
es la Casa de estos niños y de estas mamás? Que
representa para ellas participar en una Casa social?
¿Qué distancia
existe, qué apertura inaugura pasar de tener un lugar al cual ir a
merendar (con el marco horario que bordea a la merienda) a tener un
espacio al cual concurrir que se llame Casa Social? ¿Cómo
es visto este grupo de mujeres por los socios del club?
Las
propias mujeres perciben este hecho como vergonzozo y relacionado con
la culpa personal. Esto puede verse en frases como los
dejaba a los chicos y me iba rápido, porque me daba vergüenza
tener que venir acá por un vaso de leche que tendría
que dárselo yo y no lo puedo hacer En términos de
Aguiar la privatización de la culpa social es una de las
inducciones provenientes de los estamentos de poder para ejercer el
control social 3.
Desde el equipo de trabajo se busca
generar reuniones donde estas cuestiones puedan ser reflexionadas
grupalmente, desculpabilizando y atribuyendo a la problemática
un carácter macrosocial.
EL PROYECTO CASA
SOCIAL
Durante esta primera etapa, el eje
principal de nuestra tarea se aboca a acompañar al grupo en el
proceso de construcción material y simbólica de la Casa
Social. Proceso que las involucra y las convoca para realizar
actividades donde asumen un rol diferente con mayor protagonismo
social. Tuvo importancia en el poder apropiarse de este espacio el
percibir que sus hijos expresaban gran entusiasmo en concurrir al
merendero, en donde además de tomar la merienda pueden
participar de actividades deportivas y recreativas. Varias madres
afirman que sus hijos antes de asistir al merendero no tenían
trato con otros chicos por las características de sus
viviendas y porque muchos de ellos suelen quedarse al cuidado de
hermanos mayores (que también son niños) en horarios en
que sus mamás salen a trabajar. 4.
Por
otro lado, al empezar a reunirse ellas mismas observan significativas
modificaciones. Yo no tengo amigas y me di cuenta que para mí
también es una necesidad venir y compartir; me doy cuenta que
no es algo mío sino a todas nosotras nos están
ocurriendo cosas parecidas. Así el grupo se va
constituyendo en un espacio de socialización y reflexión
de las vivencias cotidianas.
Otro indicador de la
pertenencia grupal es que comienzan a participar en actividades de
acción social en el barrio, encargándose de organizar y
distribuir alimentos, participando en actividades en IMPA (fábrica
cerrada convertida en Cooperativa) como así también, la
discusión de cuestiones estructurales hasta el momento vividas
como individuales, son claro indicador de este proceso.
El constituirse bajo un proyecto de
Casa Social (autodenominándose Sol de
Boedo) implica una diferencia cualitativa con un
posicionamiento como grupo de madres. Supone ubicarse de manera
diferente dentro de la red social en la que se incluyen, ampliando
su campo de acción (no limitado a la maternidad).
METODOLOGÍA
DE TRABAJO-UNA POSICIÓN DIFERENTE PARA ALGUNOS:
Respecto a la metodología
de trabajo puede enfatizarse la intención en cada encuentro de
generar un espacio horizontal donde la comunicación fluya en
forma circular y no se centralice en uno de los miembros. Los
coordinadores, si bien planifican las actividades a partir de las
demandas del grupo, en las reuniones se ubican como un miembro más
participando en las dinámicas. De acuerdo con esto, una de las
demandas fue hablar acerca de cómo manejar a los hijos
adolescentes y se recurrió a un intercambio de
experiencias a fin de que sean ellas mismas quienes se escuchen sus
opiniones y discutan sobre el tema. El rol de la coordinación
fue ordenar la comunicación , sin realizar aseveraciones.
Los objetivos implícitos de las
reuniones apuntan a que puedan, a partir de compartir problemáticas
comunes, armar sus propios códigos culturales, significar
conjuntamente la percepción de sus problemas y eventuales
soluciones, sin imponer nuestros juicios valorativos.
CONFLICTO Y TRANSFORMACION:
Los
grupos no son islas, esto es, tienen siempre una inscripción
institucional, sea dicha inscripción real o imaginaria (...)
El llamado contexto, sea institucional y/o social, es en rigor, texto
del grupo. No hay una realidad externa que produce mayores o menores
efectos de influencia sobre los acontecimientos grupales, sino que
son parte del propio texto grupal. Son por ende fundante de cada
grupo 5
Consideramos
que, si bien el bufette del club es el único espacio al
momento viable para la instalación del merendero, esta
inclusión de un grupo social determinado dentro del espacio de
otra agrupación, no es sin consecuencias.
Las inferencias
acerca de los conflictos que pudieran generarse entre los dos
sectores, finalmente fueron relatados por los integrantes: malestar
en la gente del bufette por la presencia de ellas allí,
espacio de apoyo escolar para los niños amenazado dado que la
maestra es una mamá del club, que al enterarse que se
conformarán como Casa Social comienza a retirar su
colaboración.
Pensamos
que la inclusión del merendero (con todo lo que abarca:
madres, niños, adolescentes, equipo de profesionales que
trabaja con ellos) dentro de un club barrial, estaría
generando fenómenos de exclusión y rechazo por parte de
la comunidad del club, que reproduciría aunque de un modo
diferente, la ruptura de lazos sociales que se pretende recomponer.
Por lo tanto, pensamos, que, si bien esto último es uno de los
objetivos de nuestra intervención, no obstante, se presenta
como un posible y futuro quehacer, la inclusión del resto de
la población del club en nuestro trabajo. Se trataría
de darles un lugar, sondeando qué es lo que piensan ellos del
merendero (además de lo que representa para las mamás y
los niños), en qué cambia para ellos que se constituyan
como Casa Social, etc. Temas que de no tratarse hacen de este
encuentro una lucha por el territorio. Madres entrelazadas que
vuelven a soltarse del escenario social más amplio.
Tomando estas apreciaciones, cabe
destacar algunas cuestiones relativas a las disputas de poder en las
que se lleva a cabo la experiencia. Este grupo de mujeres funciona
dentro del Club Social y Deportivo (Estrella de Boedo), y
en los encuentros comienza a percibirse cierto malestar en relación
a su inclusión en este espacio, al aparecer el potencial
reivindicativo de esta organización grupal (el grupo de la
Casa Social se autodenomina, no ingenuamente como Sol de
Boedo). Este malestar se revive en cada reunión cuando
se vuelve a hacer necesario encontrar el lugar para
reunirse.
Esto fue considerado desde este
equipo como un indicador de la necesidad de trabajar en la
construcción colectiva de los lazos sociales desde una
perspectiva de poder, y no simplemente de inclusión
que resulta ficticia si no se trabaja en la legitimación y
búsqueda de un posicionamiento diferente.
EN ESTOS TIEMPOS... ALGUNA CONCLUSIÓN
¿Por
qué incluir la experiencia de un grupo de mujeres que trabaja
en un merendero en el marco de prevenciòn en salud mental?
Consideramos a la salud como un proceso històrico social en
donde juega un papel determinante la capacidad de la comunidad de
organizarse para obtener mejores niveles de calidad de vida. También
consideramos que esta organizaciòn necesariamente implica
conflicto y transformaciòn. El grupo del merendero implica un
grupo de madres que se organizan en torno a otras tareas y proyectos
tendientes a fortalecer lazos solidarios disminuyendo el padecimiento subjetivo
que el modelo acarrea y posiciona al grupo como actor social.
Para
poder comprender este proceso requerimos incluir la perspectiva de
poder y atravesamiento institucional que constituye toda experiencia
de trabajo grupal.
O sea, que pensamos que
toda experiencia grupal de prevención en salud mental implica
realizar acciones grupales que fomenten la solidaridad y
establecimiento de vínculos sociales considerando las
relaciones de poder que atraviezan a las instituciones y a la
sociedad misma.
Analizamos esta
experiencia considerándola en términos de estrategias
de construcción colectiva de nuevas formas de horizontalidad,
en un contexto de deliberado desmembramiento social.
Por lo tanto no se
tratarìa de una experiencia que busque se limite a incluir
a un grupo de excluidos. La estrategia de trabajo tiene
fundamentalmente una intencionalidad de transformación, en
estos tiempos en que lo instituyente pareciera poder estar abriéndose
un camino.
Tiempos en los que
proliferan las instituciones que agrupan a las personas con diversos
fines: brindarles alimentos, trocar bienes y servicios, iniciar
microemprendimientos, todas salidas posibles y suplentes de otro
derecho no garantizado, el derecho al trabajo. Tiempos en que las
fábricas se cierran pero tambien se toman y se transforman:
son cooperativas. Lugares a los cuales la gente del barrio acude en
busca de alimentos, ropa, a participar de un trueque, actividades
recreativas, etc.
Considerar tal inclusión
institucional implica no perder de vista la responsabilidad del
Estado como garante fundamental de los derechos humanos. En esta
situación en particular, es el CGP quien está
promoviendo la incusión de este grupo en dicha red. Surge
entonces, el interrogarnos acerca de la legitimidad de tal inclusión.
No desconocemos que toda experiencia de trabajo grupal comunitario
puede tener un doble carácter, ya sea encarada desde una
perspectiva de promoción y de reconocimiento del derecho a la
salud (desde una concepción integral), o desde otra, de mero
asistencialismo.
Retomando la Estrategia
de APS, con su promesa incumplida de Salud para todos en el
año 2000, se puede inferir que dicha estrategia no logró
sus objetivos porque no consideró a la salud como un proceso
social en el cual los actores comunitarios son protagonistas.
Quizás de esto se
trate repensar la APS: en relación a las intervenciones
comunitarias, implica estar en momentos donde no todo es enfermedad
todavía, estar en lugares en los que uno no imaginaría.
NOTAS
1
Galende, E. Citado por Moise, C. Prevención y
Psicoanálisis.
2
Aquín, N. y Gattino, S. Las familias de la nueva
pobreza.Una lectura posible desde el Trabajo Social. Ed.
Espacio.
3
Aguiar, E. La desocupación : algunas reflexiones sobres
sus repercusiones psicosociales.
4
Esto permite inferir que el merendero estaría ofertando no
solo un lugar al cual ir a alimentarse (de hecho un sujeto se
constituye en un más allá de la satisfacción de
las necesidades biológicas), sino también un escenario
de infancia, espacio en el que se merienda, se juega con otros
niños, actividades éstas por si mismas, potenciadoras
de salud.
5
Fernández, A.M. y Del Cueto, A. El Dispositivo grupal.
BIBLIOGRAFIA
CON SULTADA