Introducción
¿Qué
motivos nos mueven para hablar de la Fundación Eva Perón?
¿Qué razón encontramos para evocar una
institución a casi 50 años de su extinción?
Podemos arriesgar: evocamos las prácticas asistenciales de la
Fundación Eva Perón porque ellas nos interpelan como
Trabajadores Sociales, es decir, son ellas las que interpelan nuestra
práctica cotidiana y, al mismo tiempo, nos invitan a conjurar
este presente.
Con
la irrupción de la Modernidad, todo el pensamiento
filosófico-político será reformulado. Las
sociedades modernas estarán obligadas a pensar el Estado.
Desde entonces, pensar el Estado significará pensar la
sociedad como tal, es decir, pensar la construcción del
vínculo social como elemento de cohesión. Al mismo
tiempo, pensar las disfuncionalidades de la sociedad como tal,
significará pensar la cuestión social, es decir, un
ejercicio fundamental por el cual toda sociedad se interroga sobre
sus mecanismos de cohesión social en tanto productores de
solidaridad, e intenta prevenir su potencial fractura.
En
este marco, las categorías usadas para pensar el Estado de
Bienestar se apoyarán fundamentalmente en la metáfora
de la sociedad como comunidad y la cuestión social en términos
de integración social y marginalidad. Esta
concepción, que expresará la posibilidad de un Estado
Nación como proyecto de la comunidad, hará posible
concebir a la relación entre el Estado y la vida social
desde la idea de garantía, es decir, la concreción
real de la vida social. La relación entre el Estado y la vida
social tendrá, a aquel como garante de esta, aún desde
la tensión existente entre el control y la garantía o,
dicho en otras palabras, la garantía -algunas veces- al precio
del control.
Sin
embargo, en los actuales tiempos neoliberales, la relación
entre el Estado y la vida social se concebirá desde la lógica
del mercado. En estos términos, la vida quedará
subordinada a parámetros del mercado como la eficiencia o la
optimización de recursos mediante la reducción del
gasto público. El Estado se desatenderá como garante de
la vida social, pero no se desatenderá de la vida como
productora del conflicto social. El mercado se encargará de la
vida y el Estado del orden, de lo punitivo, o dicho de otra manera,
se encargará de ordenar las vidas conflictivas.
Cabe
preguntarse, si el Estado pierde su capacidad como herramienta de
integración social, ¿quién se encargará
de resolver esta cuestión?. O, mejor dicho, ¿quién
gestionará la intervención en la cuestión
social?.
Una
respuesta posible: las imperfecciones del mercado harán que la
vida social sea atendida administrativa y exclusivamente desde el
tercer sector. Asistimos -en tanto la proclamación del tercer
sector como único elemento capaz de gestionar lo social- al
surgimiento de una neo-filantropía. Dicho de otra
forma, al surgimiento de una estrategia estatal-privada que,
despolitizando, individualizando y privatizando la intervención
en lo social, conjurará todo tipo de discurso que promueva al
Estado como garante y responsable de la cuestión social o
promulgue ideas vinculadas al tratamiento de la cuestión
social desde la lógica de los derechos sociales.
Conjuntamente,
los organismos internacionales de crédito acompañarán
sus políticas de ajuste y su propuesta de dolarizar la
economía con un discurso a favor de la democratización
y el combate de la pobreza en tanto la pauperización creciente
no es el resultado de la nueva dinámica económica, sino
de las distorsiones propias del sistema político e
institucional de cada país. Así, las políticas
focalizadas deberán ser ejecutadas por las ONG, las cuales son
concebidas como las entidades no contaminadas de corrupción
estatal y dotadas de conocimientos técnicos y capacidad
organizativa para solucionar problemáticas sociales
específicas. Las ONG deberán ser la voz y los
ojos de los pobres nos advierten los organismos
internacionales de crédito. Es decir, tomando como fundamento
la crisis de representación que atraviesa la instancia
estatal, las ONG deberán reemplazar a las tradicionales
mediaciones de representación que generó el movimiento
social.
De
esta manera, los dispositivos de acción social del Estado
quedan subordinados al ajuste presupuestario, procurando adaptarse a
la situación. Las instituciones públicas típicas
del Estado de Bienestar que antes expresaban la institucionalización
de lo social, empiezan a experimentar grandes dificultades de
financiación y, por consiguiente, de funcionamiento. Las
prestaciones y servicios son cada vez menores.
Así,
la administración de la vida social como práctica
profesional interpela a disciplinas como el Trabajo Social que se
constituyó, institucionalizó e identificó con
las garantías que proponía el Estado de Bienestar como
instrumento constructor de solidaridad social. El ajuste
presupuestario obliga a que los trabajadores sociales no puedan
ofrecer los servicios requeridos. La práctica social es cada
día más una práctica para la obtención de
recursos. Por otro lado, las demandas son cada día más
grandes y cada vez menos resueltas. Tensión esta, que marca al
Trabajo social como disciplina, al estar sus profesionales muchas
veces obligados a administrar pobrezas desde el mismo Estado que
antes se presentaba como garante de la vida.
Por
estas sobradas razones, la intención de este escrito que
ha sido dividido en tres partes: sacrilegio, transformación y
evocación- es la de traer a la memoria a las prácticas
asistenciales de la Fundación Eva Perón como aporte
para discutir la intervención en lo social de nuestros días.
Principalmente, evocando a las prácticas de la Fundación
en dos niveles:
Uno,
como expresión de un proyecto político inclusivo, o
sea, como expresión de una institucionalización de lo
social que, siendo producto de la aparición de una inédita
voluntad colectiva en la escena política de nuestro país
que fundará una nueva trama social, permitirá el acceso
masivo de un sector tradicionalmente marginado a los servicios
básicos.
El
otro, como quiebre de las tradiciones privatizadoras de lo social, o
sea, como una práctica asistencial ligada al discurso de los
derechos sociales que romperá tanto con la lógica que
hasta ese entonces gobernaba a la Sociedad de Beneficencia la
asistencia como una dádiva, como deber moral del que da y no
como derecho del que recibe-, como con la lógica de los
filántropos y médicos higienistas de principios de
siglo XX la asistencia como disciplinamiento y control sobre
los cuerpos, no como derecho-.
Por
último, se hace necesario prevenir a los posibles lectores de
este trabajo de que la redacción del mismo no estuvo exenta de
la intervención de los sentimientos. Por esta razón,
siéntase advertido quien lo lea, de que este escrito tiene la
certidumbre de saberse arbitrario y parcial a la hora de dialogar y
discutir con las pasiones políticas argentinas.
UNO
SACRILEGIO
El
nacimiento de una voluntad colectiva: el peronismo
Era
el subsuelo de la patria sublevado. Era el cimiento básico de
la nación que asomaba, como asoman las épocas
pretéritas de la tierra en la conmoción del terremoto.
Era el sustrato de nuestra idiosincrasia y de nuestras posibilidades
colectivas allí presentes en su primordialidad sin recatos ni
disimulos. Era el de nadie y el sin nada en una multiplicidad casi
infinita de gamas y matices humanos, aglutinados por una misma verdad
que una sola palabra traducía: Perón. Pero
la multitud tiene un cuerpo y un ademán de siglos. Éramos
briznas de multitud y el alma de todos nos redimía. Presentía
que la historia estaba pasando junto a nosotros y nos acariciaba
suavemente como la brisa fresca del río...
Scalabrini Ortiz |
El
golpe militar de 1943, irrumpe en la escena política argentina
dándole fin a una década signada por el fraude
electoral, la corrupción política, la inestabilidad
económica, la pobreza, la desocupación, y el desencanto
y descreimiento de la mayor parte de la población. A su vez,
inagura un nuevo período en la historia de nuestro país
a partir de la incorporación de nuevos actores en la vida
política-pública argentina.
Una
fracción del ejercito cumplirá un significativo papel
en el desarrollo posterior de los sucesos: el Grupo Obra de
Unificación. Más conocido como GOU, el mismo era una
típica logia castrense que había iniciado sus
actividades a fines del año 1942.
De composición
ideológica heterogénea, estaba compuesto en su
totalidad por oficiales del segundo escalafón del ejercito,
más precisamente, coroneles y tenientes coroneles, la mayoría
de ellos sin mando de tropa, que cumplían funciones
burocráticas dentro de la institución militar. La
preocupación principal de este grupo de oficiales, que sirvió
como convocatoria, pasaba por las elecciones que se llevarían
a cabo en 1943. Así, para los miembros del GOU, la futura
Revolución de Junio aparecía como una oportunidad
inmejorable para reorganizar las bases de todo el régimen
institucional a fin de ponerlo al abrigo de la corrupción de
los políticos civiles y de la amenaza del comunismo. Por un
lado, un proceso democrático equivalía a la victoria de
la Unión Cívica Radical y la posibilidad de un Frente
Popular al estilo del conformado en Chile en torno a la figura de
Pedro Aguirre Cerdá; y por el otro, el fraude significaba el
continuismo de la política en los términos anteriores
encarnados en la figura del caudillo conservador Robustiano Patrón
Costas, candidato del presidente Castillo. En este contexto, el golpe
era visto como la única salida posible... y así fue.
A
pesar de no haber sido el protagonista más activo en los
preparativos y en la ejecución del golpe, el GOU logró
rápidamente cincelar el contenido político del mismo.
En primera instancia, los oficiales de la logia debieron ceder la
iniciativa a la jerarquía del ejército y a los jefes de
las unidades, muchos de los cuales eran partidarios de la vuelta al
orden civil en corto plazo. Sin embargo, pudieron reservarse para sí
posiciones estratégicas en la burocracia estatal y militar del
nuevo poder lo que permitiría, con el correr de los días,
direccionar la nueva política estatal.
Uno
de estos puestos en la burocracia estatal será ocupado por una
figura que rápidamente comenzará a tomar protagonismo y
diferenciarse de la oficialidad del GOU: el Coronel Juan Domingo
Perón. En un primer momento, Perón será
designado Director del Departamento Nacional del Trabajo, una
dependencia estatal marginal dependiente del Ministerio del Interior
y con escasa intervención en el ámbito social. Un mes
después, creará la Secretaría de Trabajo y
Previsión Social dependiente de la Presidencia de la
República. En su primer discurso al frente de esta nueva
entidad, el flamante Secretario se dirigirá al pueblo en estos
términos: El Estado Argentino intensifica el
cumplimiento de su deber social. Así concreto mi juicio sobre
la trascendencia de la creación de la Secretaría de
Trabajo y Previsión (...) Por encima de preceptos casuísticos,
que la misma realidad puede tornar caducos el día de mañana,
está la declaración de los altísimos principios
de colaboración social, con el objeto de robustecer los
vínculos de solidaridad humana, incrementar el progreso de la
economía nacional, fomentar el acceso a la propiedad privada,
acrecer la producción en todas sus manifestaciones y defender
al trabajador, mejorando sus condiciones de trabajo y de vida.
Desde
la actividad de la Secretaría de Trabajo y Previsión
Social, el Estado comenzará a adquirir un protagonismo
diferente, a partir de una intervención más sistemática
ante la cuestión social. A partir de aquí, y en función
de la relación encarada por dicha secretaría con el
movimiento obrero, los nuevos tiempos estarán marcados por la
promulgación de leyes y decretos que modificaron la
legislación laboral, la realización de numerosos
convenios colectivos que regulaban la relación entre el
capital y el trabajo, como los salarios, las vacaciones y la duración
y condiciones de trabajo. Se creó el fuero laboral, los
regímenes jubilatorios, el estatuto del peón, la ley de
asociaciones profesionales, etc.
Perón
entendía la lógica del nuevo momento histórico y
buscaba ampliar la base social para legitimar su proyecto político.
Lo que diferenció al coronel Perón de sus camaradas de
la logia, es que estos estaban entregados a un encendido
romance con la siderurgia, la producción de armamentos, de
algunos productos importados y la explotación de minerales,
pero no contemplaban, en ninguna instancia, la posibilidad de un
proyecto político que contenga al pueblo como sujeto. De esta
forma, la contradicción presente entre los hombres de armas
muestra la inviabilidad de la política del GOU. Perón
representaba el programa social democrático del golpe,
reflejando, a la vez, los nuevos tiempos y una nueva política
para los nuevos tiempos.
Lógicamente,
la protesta patronal contra la política social de la
Secretaría de Trabajo y Previsión Social, protesta
realizada en complicidad con el Departamento de Estado
norteamericano, no se hizo esperar y se materializó en tres
sucesos significativos. Uno de ellos fue la publicación del
Manifiesto de la Industria y del Comercio, en el cual las
más de 300 entidades firmantes se despachaban contra la
política de la Secretaría. Otro, fue la declaración
de la Sociedad Rural contra el Estatuto del Peón. Y por
último, la marcha por la Constitución y la
Libertad en la que radicales, socialistas, comunistas, sectores
patronales y miembros de la Embajada norteamericana, confluyeron
reclamando la entrega inmediata del gobierno a la Corte Suprema.
Estos
acontecimientos no hicieron más que profundizar las
contradicciones entre las Fuerzas Armadas -la Marina defendía
la tesis de la oposición- y en el mismo seno del arma
gobernante. El residuo político de las actividades de la
oposición fue el levantamiento de Campo de Mayo encabezado por
el general Eduardo Avalos, quien, con la excusa de un incidente
burocrático, exigía la renuncia a todos sus cargos del
coronel Perón que para ese momento se desempañaba
también como ministro de Guerra y vice-presidente- y el
llamado a elecciones en la brevedad. A pesar de haber realizado
negociaciones con la intención de dilatar la situación,
el presidente Edelmiro Farrell se vió obligado a ceder ante
las exigencias de la guarnición militar y negociar la renuncia
de Perón, quien inmediatamente fue detenido y trasladado a la
Isla Martín García.
Sin
embargo ya era tarde, ya que un nuevo actor había entrado en
el escenario político argentino e intervendría
fervientemente para decidir sobre su propio destino, la clase
trabajadora. Tanto las agrupaciones sindicales como los trabajadores
poco politizados y no encuadrados se movilizaron en defensa de las
conquistas sociales obtenidas. Movilización que se tradujo en
una sola consigna: la libertad del coronel Perón. Así,
el 17 de octubre será una movilización
pacífica de masas obreras que violenta el fiel de la balanza
donde discurre la política burguesa. La clase obrera tomó
partido en la disputa y su partido se denominó peronismo.
No obstante, y a pesar de la liberación de Perón y el
restablecimiento en sus cargos, la maniobra de la clase trabajadora
no significó una victoria inmediata sino más bien una
prorroga. La movilización de los trabajadores consiguió
prorrogar la política de la Secretaría de Trabajo y
Previsión hasta las elecciones. Esta fecha será
decisiva, ya que cada sector social tendrá que demostrar que
adherencia ha conseguido entre la población de nuestro país.
Las elecciones, programadas para febrero de 1946, revelarían
...que sector se haría cargo de la implantación
de un programa económico esencialmente idéntico y un
programa social antagónico. Es decir, se votaba que relaciones
tendría la clase obrera con la burguesía, de un lado de
la barricada se proponía parlamentarizar el conflicto, y del
otro imponer, conservar, la represión directa como elemento
central de la política burguesa. Por eso toda la clase obrera,
tanto los urbanos como los campesinos, tanto los nuevos como los
viejos, votaron al peronismo.
Identificar
al peronismo con la industrialización y el proteccionismo y a
sus adversarios con una argentina agropecuaria y librecambista no nos
sitúa en el mejor marco de análisis. Lo que realmente
estaba en juego por esos días, no era industrialización
versus desarrollo agrario, más bien se trataba de una disputa
por el significado del futuro proceso de industrialización.
El
plan que impulsaba la producción sustitutiva vía
desarrollo industrial pensado por Pinedo en 1940, demuestra que ya
existía entre las clases dominantes un consenso bastante
generalizado en torno a la necesidad de la industrialización.
Lo que se ponía en juego era el lugar de la clase trabajadora
en la industrialización, es decir, la trama de relaciones
sociales en una potencial argentina burguesa. Por un lado, el
peronismo establecía como premisa central del desarrollo
industrial la plena participación de la clase trabajadora en
la vida pública, la distribución equitativa de la
riqueza y la justicia social. Por el otro, los representantes de la
argentina agroexportadora concebían el desarrollo industrial
bajo la contuinidad de lógica de la estancia en la
vida pública y política.
Así,
el 24 de febrero de 1946, en una primera elección limpia y
altamente masiva después de más de una década de
fraude, y a pesar de la campaña del Departamento de Estado
norteamericano en contra del peronismo, la formula Perón-Quijano
obtiene el triunfo en las urnas por sobre la fórmula
Tamborini-Mosca, candidatos de la Unión Democrática.
Termina de nacer, así, una nueva voluntad colectiva que
despertará pasiones irreconciliables. El peronismo.
El peronismo como nueva trama social, como sacrilegio
Por
qué a Plaza de Mayo? Porque en la medida en que los obreros
llegaban al centro, ocupaban una ciudad que no les pertenecía.
Ir a la plaza de Mayo fue una consigna revolucionaria porque un
obrero nunca iba allí, al lugar donde se decidía: al
lugar del patrón, pues también el derecho a decidir era
patrimonio de los patrones. Ir a la Plaza de Mayo, entonces, cruzar
puentes y llegar al centro, era entrar en casa del patrón.
Entrada que por más pacífica que fuera, era ya un acto
de agresiva irrespetuosidad: un acto subversivo.
José Pablo Feinmann
|
El
origen del peronismo no puede, solamente, rastrearse en la
movilización de la clase trabajadora en defensa de la política
social ejecutada por el secretario de Trabajo y Previsión,
sino que debe buscárselo en la construcción de una
nueva trama social nacional. Lejos de ser una movilización
para definir una interna palaciega entre militares, el 17 de Octubre
puede ser visto como el momento cumbre de la crisis del orden
oligárquico liberal argentino. La irrupción del
peronismo en la escena política argentina puso en cuestión
mucho más que la autoridad política e institucional de
la elite conservadora.
El peronismo, a su vez, puso en cuestión
toda una suma de supuestos liberales concernientes a las relaciones y
jerarquías sociales, el orden natural de las cosas, la
participación del Estado, el papel de las fuerzas sociales en
la construcción de decisiones y los límites acerca de
lo que se podía o no se podía discutir y expresar
legítimamente.
Por
un lado, el peronismo fue sacrílego en tanto, al constituirse
como representación particular si se quiere- de la
clase trabajadora, invadió un terreno sagrado para los
principios liberales: el Estado. El peronismo negó la
separación hecha por los liberales entre Estado y Política
por un lado, y Sociedad Civil por el otro.
El liberalismo argentino
no concebía que identidades constituidas en el calor de la
sociedad civil se constituyan como tales en las entrañas del
Estado. Si reconocía a los trabajadores lo hacía en
tanto individuos sujetos a derechos políticos que sólo
podían ser representados a través de la mediación
de los partidos políticos que, además de licuar las
diferencias existentes, influenciarían al Estado. Los
liberales jamás reconocerían la presencia de los
trabajadores como cuerpo estatal.
Allí reside el sacrilegio
del peronismo, en la invasión del Estado por parte de la clase
trabajadora, invasión perpetrada a través de la
institucionalización de los sindicatos. Institucionalización
esta, que implicaba el reconocimiento de los trabajadores como
fuerza social y a las entidades gremiales como interlocutores
legítimos en la gestión de la cuestión pública
y la cuestión social.
Por
otro lado, el peronismo fue sacrílego porque redefinió
la noción de ciudadanía ...dentro de un
contexto más amplio, esencialmente social. La cuestión
de la ciudadanía en sí misma, y la del acceso a la
plenitud de los derechos políticos, fue un aspecto poderoso
del discurso peronista (...) La ciudadanía ya no debía
ser definida más simplemente en función de derechos
individuales y relaciones dentro de la sociedad política, sino
redefinida en función de la esfera económica y social
de la sociedad civil. Al subrayar la dimensión social de la
ciudadanía, Perón desafiaba en forma explícita
la validez de un concepto de democracia que la limitaba al goce de
derechos políticos formales, y a la vez, ampliaba ese concepto
hasta hacerlo incluir en la participación en la vida social y
económica de la nación.
En
pocas palabras, el peronismo fue sacrílego porque fundó
una nueva trama de relaciones sociales en nuestro país.
Utopía
y subversión desde el sentido común
La
credibilidad de la visión política de Perón, la
practibilidad de la esperanza que ofrecía, eran afrimadas a
diario por las acciones que él ejecutaba desde el plano del
Estado. La confirmación de las soluciones que ofrecía
no dependía de algún futuro apocalipsis, sino que se la
podía verificar bastante directamente a la luz de la actividad
y experiencia políticas de cada día. En 1945 ya había
empezado a circular entre los trabajadores la consigna que había
de simbolizar esa credibilidad: ¡Perón cumple!
Daniel James
|
Hablar
de la potencia del discurso político peronista nos obliga a
pensar, inmediatamente, en sus características sencillas y
concretas, pero al mismo tiempo, en sus aspectos convocantes y
atrapantes. Como práctica política, uno de los quiebres
que generó el peronismo en relación a la tradición
política argentina, es la idea de la inmediatez, es decir, de
la posibilidad concreta de un cambio en el corto plazo.
El
nuevo sujeto colectivo era interpelado de una manera novedosa. Ya no
se lo hacía desde una evocación al sacrificio para la
obtención de resultados a largo plazo, sino desde la
posibilidad inmediata de la realización individual y
colectiva.
El discurso peronista,
entonces, convocaba al sujeto colectivo desde una práctica
concreta que invitaba a sus participantes a vivenciar la
transformación de manera inmediata. Una práctica que
permitía que la vida del sujeto colectivo encontrara en
un tiempo y un espacio específicos- un nuevo sentido que lo
emancipaba y satisfacía, al existir la posibilidad de ser como
se deseaba.
Así, la realización de una nueva
sociedad, una sociedad basada en la distribución equitativa de
la riqueza y la justicia social, no estaba subordinada a la
realización previa de ciertos objetivos a largo plazo
concepción arraigada en el discurso de la izquierda
tradicional argentina- como las transformaciones estructurales o la
adquisición de conciencia en la clase trabajadora.
Por
otra parte, si en la desarticulación de los vínculos
sociales era donde residía la potencia del poder en la década
pasada, en la reconstrucción del entramado social se
recostaba la posibilidad de transformación y la concreción
del proyecto político. Reconstrucción esta, que
implicaba la reconstrucción de la confianza en el otro y de un
lugar en un potencial nosotros. De esta manera, para el discurso
político peronista, el espacio popular se convertirá en
el lugar de las primeras solidaridades y la vida cotidiana en
práctica fundante de una nueva subjetividad, un nuevo sentido.
Por ello, el discurso político del peronismo no impugnó
al sentido común, sino todo lo contrario, ya que tomó a
la conciencia, las representaciones y los valores de la clases
populares tal cual existían, afirmando su validez y
legitimidad. Glorificaba lo cotidiano y lo común como
base suficiente para la rápida consecución de una
sociedad justa, con tal que se alcanzaran ciertas metas fáciles
de lograr y evidentes por sí mismas.
El discurso peronista supo reconocer la necesidad empezar a
cambiar las palabras para empezar a cambiar el país, pero lo
hizo desde un lugar que resignificó el contenido de las
consignas políticas. Construyó un nuevo lenguaje
político que le permitió elaborar consignas desde la
práctica y la posibilidad de la misma, situación que
permitía la apropiación de las consignas de manera
diferente, sin vaciarlas de contenido, sin convertirlas en una
abstracción desmovilizadora.
Este realismo y pragmatismo, a
pesar de implicar un sentido político de la inmediatez y el
éxito, no suponía la ausencia de imágenes
movilizadoras relacionadas con la utopía. La dimensión
trascendental estuvo presente a lo largo de toda la historia del
peronismo, sólo que, a diferencia de otras prácticas
políticas, lograba que esas imágenes movilizadoras
como la justicia social o el fin de la explotación-
resultaran más factibles y, por ende, más creíbles.
Seguramente, la practicabilidad de la esperanza
puede ser una de las puntas del ovillo que nos permita comprender, en
gran parte, el fénomeno peronista.
DOS
TRANSFORMACIÓN
Hacia
una nueva institucionalización de lo social
La
nueva institucionalidad de un Estado de Bienestar con características
particulares instauró la necesidad de ampliar su base social y
política con aquellas multitudes que aparecieron
en el escenario social y con la presencia de una clase obrera
organizada, cuyo papel fue central para la definición de la
agenda pública del Estado...
Margarita Rozas Pagaza |
El
surgimiento del peronismo se expresó como quiebre en la vida
nacional, en tanto fundación de una nueva trama social y
política. Así, la redefinición del concepto de
ciudadanía tanto como la participación activa de los
trabajadores en la vida política, social y económica
del país, anteriormente mencionadas, implicaron la
redefinición de la configuración del Estado y, por
consiguiente, de la cuestión social.
O
sea: si pensar el Estado significa pensar la sociedad como tal, es
decir, pensar la construcción del vínculo social como
elemento de cohesión; pensar la cuestión social
significa pensar las disfuncionalidades de la sociedad como tal, es
decir, un ejercicio fundamental por el cual toda sociedad se
interroga sobre sus mecanismos de cohesión social en tanto
productores de solidaridad, e intenta conjurar el riesgo de su
posible fractura.
Si
las categorías anteriormente usadas para pensar el Estado se
apoyaban fundamentalmente en la metáfora de la sociedad
como cuerpo y la cuestión social como enfermedad; ahora
reposarán sobre la imagen de la sociedad como comunidad y
la cuestión social en términos de integración
social y marginalidad.
La antigua concepción en torno al Estado se cristalizaba a
partir de una búsqueda intelectual de la corporación
médico policial positivista que concebía la relación
entre el Estado y la vida social como la intervención desde el
tratamiento sobre los cuerpos, lo que implicaba la necesidad del
control y el tratamiento del Estado sobre la locura, las perversiones
o la simulación y sus vinculaciones con la delincuencia como
base para la construcción de la nación.
No obstante, el
quiebre que inagura esta concepción, expresado en la
posibilidad de un Estado Nación como proyecto de la comunidad,
hacía posible concebir otras formas de vida social. La nueva
forma de pensar la relación entre el Estado y la vida,
impugnaba esa relación atroz pensada por el positivismo y lo
hacía desde una concepción garantista, es decir, de
hacer real la garantía de la vida social. La nueva relación
entre el Estado y la vida social tendría, entonces, a aquel
como garante de esta, aún desde la tensión existente
entre el control y la garantía la garantía muchas
veces al precio del control- aunque esta última tendría
mayor énfasis.
De
esta manera, el Estado fue constituyendo una nueva institucionalidad
social que definiría el marco formal y no formal- sobre
el cual se desenvolvería la cuestión social.
Entendiendo a esta institucionalidad como una forma del Estado de
asumir la cuestión social, en tanto ...estructuración
de dispositivos, reglas de juego y decisiones y relaciones entre los
actores que define la función social del Estado y,
consecuencia, orienta las respuestas a dicha cuestión social,
clasificándolos como problemas sociales ,
y jerarquizando su importancia, en el contexto de las luchas
sociales.
Configuración institucional esta, que siendo producto de
un nuevo entramado político y social, se expresará en
la constitución de un nuevo tipo de Estado que será más
comúnmente conocido como Estado de Bienestar.
La aparición
de los Estados de Bienestar
El
Estado providencia progresó a saltos, muy particularmente en
oportunidad de las crisis y las guerras: estos períodos
constituyen tiempos de prueba a favor de los cuales hay una
reformulación más o menos explícita del contrato
social. Al amenazar con devolver a los hombres al estado de
naturaleza, la guerra los invita así a una experiencia de
refundación social.
Pierre Rosanvallón
|
La
aparición de los Estados de Bienestar se remonta, en Europa,
a la crisis de fines del siglo XIX. La crisis económica de ese
fin de siglo -con una fuerte incidencia en el sistema capitalista
mundial- fue, al mismo tiempo, una crisis política en tanto
crisis de sentido que impugnaba el orden hegemónico de ese
entonces. Por un lado, el orden cuestionado era el orden de la libre
empresa con la idea del mercado autoregulado como herramienta
constituyente del vínculo social. Por el otro, la crisis era
la ...ruptura de un orden y equilibrio, con la consecuente
situación de incertidumbre e imprevisibilidad, acompañada
de pérdida de referencias y orientaciones. En definitiva la
crisis puede ser entendida como la pérdida de las imágenes
totalizadoras, y con fuerte impacto en las formas de integración
social.
Así, la
crisis de fines del siglo XIX fue una crisis que siendo
expresión del fin de un período de certidumbre y el
inicio de otro de incertidumbre- ofertaba preguntas y,
simultáneamente, demandaba respuestas con urgencia. Desde
múltiples disciplinas e ideologías, una de las posibles
respuestas en tanto posibilidad de resolución de esta crisis
fue proyectada precariamente todavía- en la figura del
Estado, más precisamente en la redefinición de sus
funciones y en su reconfiguración institucional. La
centralidad del Estado en la vida política y pública de
las naciones será vista, entonces, como una posibilidad de
recomposición de la totalidad, de ordenamiento del sentido
perdido.
De
esta manera, el preámbulo del intervencionismo estatal tiene
origen por esos días. Este será, entonces, el marco
donde se desenvolverán las primeras experiencias de sociedades
aseguradoras, principalmente en Alemania.
El Estado Social
bismarckiano (1880) será una experiencia de seguros sociales
constituida para los trabajadores, cuyas cotizaciones daban derecho a
prestaciones sociales. Apoyada en el mecanismo del seguro social como
instrumento de protección de los trabajadores asalariados de
la industria, las prestaciones serán la contrapartida de los
aportes y contribuciones del capital y el trabajo.
Sin embargo, la
intervención del Estado, en este período, no se dará
desde la perspectiva aún no desarrollada de lo que más
tarde va a ser el Estado de Bienestar, sino en relación a la
búsqueda de protección de los intereses de las
burguesías locales, ante la amenaza de la revolución.
En
definitiva, las primeras intervenciones del Estado dentro de la
economía, van a conformar los esbozos iniciales de lo que más
adelante se denominó "Estado de Bienestar".
Configuración de una nueva trama social, que se consolidará
luego de la segunda post guerra mundial.
Al
Estado de Bienestar podemos caracterizarlo, siguiendo a
Ernesto Isuani, como el conjunto de instituciones públicas
supuestamente destinadas a elevar la calidad de vida de la fuerza de
trabajo en su conjunto y a reducir las diferencias sociales
ocasionadas por el funcionamiento del mercado. Ellas operan en el
terreno de la distribución secundaria del ingreso mediante
transferencias monetarias directas (pensiones, prestaciones por
desempleo o asignaciones familiares) o indirectas (subsidios a
productos de consumo básico), provisión de bienes
(programas de complementación alimentaria) y prestación
de servicios (educación, salud). El establecimiento de
regulación protectora de las condiciones de las condiciones de
trabajo (higiene en fábricas), del medio ambiente o de la
calidad de bienes, es finalmente otro instrumento del estado de
Bienestar.
Todo
Estado de Bienestar se sustenta conceptualmente en dos pilares: uno
económico y el otro social. Por un lado, en la concepción
keynesiana que, desnaturalizando el proceso económico,
legitima la capacidad del gobierno para controlar la demanda en una
economía de mercado a través de la intervención
en la inversión y la producción. Por el otro lado, en
la concepción beveridgeriana de Seguridad Social, vista ésta
como la seguridad organizada desde el Estado para todos los
individuos, frente a los riesgos a los que estos seguirán
expuestos cuando la situación de la sociedad sea la mejor
posible.
Por
consiguiente, La Seguridad Social -financiada por los impuestos-
garantiza la protección social global a todos los miembros de
la comunidad independientemente del lugar que ocupen en la
estratificación social, a través de prestaciones
uniformes a todos los miembros de la colectividad. Presenta cuatro
características principales:
Es
un sistema generalizado que cubra al conjunto de la población
cualquiera sea su empleo y su ingreso;
Es
un sistema unificado y simple: una sola cotización cubre al
conjunto de riesgo;
Es
un sistema uniforme: las prestaciones son iguales cualquiera sean
los ingresos;
Es
un sistema centralizado: preconiza una reforma administrativa y la
creación de un servicio público único.
Por
último, uno de los quiebres más importantes que
introdujo la institución de los Estados de Bienestar en la
lógica de intervención sobre la cuestión social
fue el de la introducción del seguro como dispositivo en la
gestión de lo social.
La introducción de la lógica aseguradora en la gestión
de lo social rompería con una tradición ligada a una
visión puramente individualista de la sociedad, el pasaje
desde la asistencia como derecho límite hacia el seguro social
puede ser visto como el pasaje de una racionalidad liberal fundada
sobre el principio de responsabilidad individual, a una racionalidad
solidaria fundada en la socialización de los riesgos de la
vida en sociedad, convirtiendo la indemnización de cada
perjudicado en un asunto de toda la sociedad.
Desde
sus orígenes el problema fundacional que afrontó el
liberalismo a la hora de pensar la naturaleza o las causas de la
pobreza y su relación con los miembros de la sociedad, era el
de hacer conjugar el principio de solidaridad por el que la
sociedad tiene una deuda para con sus miembros- con el principio de
responsabilidad individual por el que cada individuo es dueño
de su existencia y debe hacerse cargo de sí mismo-.
Así,
la dificultad de articular un derecho con un comportamiento convertía
a la asistencia en un derecho límite, residual, de carácter
temporario que discriminaba a aquellos individuos que habían
resultado víctimas de alguna desgracia los buenos
indigentes- de aquellos individuos perezosos o ávidos de sacar
provecho de la asistencia los pobres profesionales-.
Sin
embargo, el desarrollo de los acontecimientos iría a demostrar
la complejidad de vincular a la asistencia con el principio de
responsabilidad individual. Un suceso social pondrá en jaque e
interpelará a todo el andamiaje de concepciones liberales: la
propagación de los menesterosos, es decir, el pauperismo. De
esta forma, la evolución de la economía industrial y la
simultánea evolución de la indigencia expresarán
las limitaciones de un sistema de regulación social de
solidaridad social- únicamente gobernado por las igualdades
virtuales de los contractualistas y los principios de la
responsabilidad individual.
En este marco, se tornará
imposible distinguir las responsabilidades que se le podían
atribuir a los individuos de aquellas que podían atribuírsele
al medio social. La distinción entre buenos indigentes y
pobres profesionales ya no daba cuenta del pauperismo como realidad
social: ...si el indigente era un individuo, el pauperismo
era un hecho social masivo.
Así,
la técnica del seguro como herramienta de cohesión
social conjuraba el problema al permitir el paso de una concepción
de comportamiento y responsabilidad individual hacia la concepción
objetiva de riesgo. La noción de riesgo, concepto central de
la lógica aseguradora, al ser una dimensión
probabilística y estadística de lo social invalidaba
la discusión del origen de la pobreza en términos de la
moralidad de los individuos.
Tiempo
después, el seguro social, al ser universalizado y utilizado
con lógicas de redistribución vertical entre
clases- se convertirá en la herramienta principal de la
Seguridad Social. A partir de entonces, la transferencia propia del
seguro no podrá ser vista como una ayuda discrecional del
Estado a los individuos moralmente sanos, sino que se convertirá
en un derecho social. El seguro social no es como la
asistencia, un socorro consentido; representa la ejecución de
un contrato en el cual el Estado y los ciudadanos están
igualmente implicados. La prestación se debe, no es una
liberalidad.
La imposible
cristalización del movimiento : el Estado de Bienestar en
Argentina.
El
particular impacto de las Políticas Sociales en nuestro país
puede relacionarse con la forma en que éstas atravesaron a
todo el entramado social no solamente en términos de
eficiencia, sino en la generación de nuevos sentidos, tanto en
las propias instituciones, como en aquellos que eran cubiertos por
éstas. La aparición de nuevas formas de promoción
social, junto a nuevas modalidades organizativas, o el resurgimiento
de otras (sindicatos, cooperativas etc.) va a ir transformando la
trama social argentina.
Alfredo Carballeda
|
La
aparición y configuración institucional del Estado de
Bienestar en Argentina en el período sobre el que nos interesa
reflexionar (1943-1955), está signada por el desarrollo de la
dinámica particular de nuestro país. Es decir, en la
conjunción de la disputa política por direccionar el
cambio del modelo productivo (hacia la industrialización para
la sustitución de importaciones) con un nuevo entramado social
caracterizado por la ampliación del terreno de participación
política, la redefinición de la ciudadanía, y la
lucha de las organizaciones sindicales y su presencia como fuerza
principal para la definición de la agenda pública del
Estado.
Por
estas razones, el Estado de Bienestar Argentino, no tuvo, ni
podría haber tenido, la configuración institucional del
Estado de Bienestar de los países desarrollados. Así,
la constitución del Estado de Bienestar Argentino fue una
expresión particular producto de la dinámica económica,
social y política acontecida en nuestro país y no un
reflejo de los Estados de los países centrales. El Estado de
Bienestar Argentino fue el movimiento de su propio proceso de
construcción permanente, con sus contradicciones y tensiones.
En
el plano económico, junto a la nacionalización de los
ferrocarriles, los servicios públicos y los recursos
naturales; la política estatal estuvo centrada en dos
intervenciones. Una de ellas fue la nacionalización del
comercio exterior a través de la creación del IAPI
(Instituto Argentino de Promoción del Intercambio).
La función
de este organismo era la de monopolizar la gestión de las
exportaciones en manos del Estado eliminando, de esta forma, la
intermediación privada.
El excedente surgido de las
transacciones -producto de la colocación de los productos
agropecuarios en el mercado mundial- permitirá que el Estado
disponga de un caudal financiero significativo con el que se llevará
a cabo la promoción de la industria. De esta manera, la
profundización del proceso de industrialización se
llevará a cabo a través de una transferencia de
ingresos de la renta agropecuaria hacia el sector industrial. La otra
intervención importante fue la nacionalización del
sistema financiero por intermedio de la nacionalización del
Banco Central y de los depósitos bancarios, que expresaba la
voluntad del gobierno de orientar el crédito hacia los
intereses nacionales.
La nacionalización de las finanzas
permitió que el capital financiero ya no estuviese al servicio
de la especulación sino que estuviese al servicio de las
inversiones productivas.
En
el plano social, el Estado de Bienestar se constituyó en tanto
que la concepción universalista de las políticas
sociales estuvo asociada a la concepción de derechos sociales,
de manera que ...el principio de universalidad se alcanzó
en el momento en que toda la población estuvo jurídicamente
amparada en los dos subsistemas de seguridad social: la asistencia
social y el régimen de seguros sociales. Este punto
culminante corresponde al período comprendido entre 1950 y
1956, en el que el seguro social en su expresión previsional
y en la cobertura de salud, se completan con la provisión de
asistencia social y de la salud atendida en hospitales públicos.
La educación gratuita brindada en los establecimientos
estatales en los niveles primario, medio y superior, la expansión
del salario familiar y las aproximaciones al pleno empleo implicaban
una seguridad social integral respecto al ingreso, la salud y la
educación.
De
tal forma, el sistema de Seguridad Social argentino garantizó
el cumplimiento de los derechos sociales jurídica y
materialmente a través del desarrollo de políticas
sociales particulares dirigidas tanto a los asalariados como para
los que no lo eran.
Por
un lado, la herramienta principal de la política dirigida a
los asalariados fue la política de ingresos junto con el
régimen previsional y la labor de los sindicatos a través
de la prestación de bienes y servicios ligados a las
categorías ocupacionales particulares. Este tipo particular de
protección social se pensaba como una sumatoria de cuerpos
autónomos de seguros sociales identificados con cada grupo
laboral. Así, los sindicatos se convirtieron responsables de
la protección social de los asalariados, consolidando el
sistema de obras sociales y ampliando los beneficios laborales como
las vacaciones pagas, la indemnización por despido e
invalidez, las asignaciones familiares y el sueldo anual
complementario.
Por
otro lado, frente a las políticas para el sector laboral, se
desarrollaron políticas de asistencia para los no asalariados
a través de la Fundación Eva Perón. Dichas
intervenciones estaban dirigidas a quienes -por cualquier motivo-
estuviesen excluidos de los beneficios de la seguridad laboral y
fueron pensadas como satisfactoras de derechos sociales, aunque en el
marco de solidaridad de aquellos que trabajaban para los que no lo
hacían.
Complementando
estos dos subsistemas de la Seguridad Social, se desarrollaron
políticas públicas tanto de salud como de educación,
las cuales estuvieron en el marco del desarrollo de políticas
universalistas.
La
Secretaría de Salud Pública con rango de Ministerio a
cargo del Dr. Ramón Carrillo, desarrolló una política
de Salud Pública que combinó un plan de inversiones que
permitió el crecimiento acelerado de establecimientos
hospitalarios y centro médicos ambulatorios, con un sistema
universalista concebido bajo la idea de derecho y salud social que
permitió el acceso masivo de la población a los
servicios públicos de salud y una distribución de
bienes y servicios.
Por
otra parte, el sistema de Educación Pública se expresó
en el acceso irrestricto y gratuito de toda la población a la
educación primaria, secundaria y terciaria en los
establecimientos del estado.
La Constitución de 1949
Si
el Estado peronista había surgido como negación del
Estado liberal histórico, la Constitución del 49 debía
significar la expresión formal de esa realidad...
José Pablo Feinmann
|
Si
toda institucionalización social tiene como consecuencia la
institución de un vínculo de derecho positivo que se
establece entre el ciudadano y el Estado configurando, así,
los derechos sociales propios de cada nación; en nuestro país,
la Constitución de 1949 será la expresión
jurídica de la nueva realidad social inagurada por el golpe
militar de 1943 y consolidada en las jornadas de octubre.
Este
nuevo precepto constitucional reemplazaba los principios de la
Constitución existente desde 1853 de tinte liberal-
principalmente en lo relacionado a la economía autoregulada
por el mercado, el papel neutral del Estado en lo económico y
lo social, la supuesta igualdad de todos los contratantes y el
respeto ilimitado por la propiedad privada.
Este
texto, derogado tras el golpe de estado de 1955, esencialmente
sancionó los derechos sociales con carácter universal
teniendo al Estado como garante y encargado de su cumplimiento. Junto
al Voto Femenino y los Derechos del Trabajador
(el derecho a trabajar, a una justa remuneración, a las
condiciones dignas de trabajo, a la seguridad social, a la protección
de la familia), se consagraron la función social de la
propiedad privada (la propiedad no es inviolable, sino que es
respetable a condición de que sea útil no solamente al
propietario sino a la colectividad), la capacidad del Estado para
intervenir en la economía y monopolizar alguna actividad, el
capital al servicio de la economía nacional (teniendo como
principal objeto el bienestar social), los recursos naturales como
propiedades imprescriptibles e inalienables de la Nación, y
los servicios públicos como propiedad del Estado (la
imposibilidad de su enajenación o concesión para su
explotación).
TRES
EVOCACIÓN
El
encuentro con el peronismo.
...Eva
debía hacer algo más que ayudar a la gente de San Juan:
debía trabajar por los desheredados argentinos porque en aquel
tiempo, en el campo social, la mayoría de los argentinos
podía equipararse a los sin techo de la cuidad sacudida por el
terremoto. (...)Al principio aquella frágil mujer rubia no
quería hablar de sí misma. Me seguía como una
sombra, me escuchaba atentamente, asimilaba mis ideas, las elaboraba
en su cerebro ardiente y agitado, y seguía mis directivas con
una precisión excepcional. En dos o tres meses Eva Duarte
había sido capaz de transformarse en una colaboradora
indispensable
Juan Perón
|
Por
los años 30, la ciudad de Buenos Aires comenzaba a ser la
ciudad de las posibilidades. Miles de personas del interior llegaban
de sus ciudades en busca de trabajo y de la posibilidad de realizarse
profesionalmente: Eva Duarte era una de ellas. Nacida en Los Toldos,
un modesto pueblo de la Provincia de Buenos Aires, desde pequeña
se había empecinado en ser actriz y el viaje a Buenos Aires
significaba la posibilidad de concretarlo. Es así, que a los
quince años, sola y con la intención de lograr su
cometido, arribara a la ciudad.
En un primer momento, golpeará
-sin demasiado éxito- puertas y puertas en busca de algún
papel para representar. No obstante, con el correr del tiempo,
encontrará en algunas compañías teatrales
papeles menores que le permitirán sobrevivir y empezar a
insertarse en el medio artístico. Son conocidos los
inconvenientes que tuvo que atravesar en Buenos Aires, lugar en donde
no sobraba el trabajo. Entre papel y papel pasaba tiempo desempleada,
sorteando los mismos obstáculos que la mayoría de los
sectores populares radicados en la ciudad. A pesar de todo, después
de un duro comienzo, su carrera comenzará a mejorar y su
figura empezará a adquirir cierta fama, situación que
le permitirá mejorar su economía personal y ayudar a su
familia. En septiembre de 1943 firmará un contrato con Radio
Belgrano la emisora más prestigiosa y escuchada por ese
entonces- donde iniciaría un ciclo diario de radioteatro
dedicado a las biografías de mujeres ilustres en el que
participaban artistas consagrados.
Sin
embargo, el año 1944 le tendrá reservado un
acontecimiento singular que cambiará, al mismo tiempo, su
biografía y la historia de su país: el encuentro con
Juan Domingo Perón.
Con
motivo del trágico terremoto sucedido en San Juan el 15 de
enero de 1944, cuyo saldo serán aproximadamente 7500 muertos y
12.000 heridos, el presidente Ramirez ordenará la constitución
de una comisión encargada de tomar todas las medidas
necesarias para mitigar la situación, comisión entre
cuyos integrantes se encontraba el por entonces Secretario de Trabajo
y Previsión, Coronel Juan D. Perón. De esta forma, en
todo el país se organizarán colectas, miles de
voluntarios participarán en las obras solidarias y en la tarea
de recolección de cosas útiles. Evita será una
de ellos.
Pese
a esto, no será hasta una semana más tarde que se
producirá el encuentro, más precisamente, la noche del
22 de enero en el Estadio Luna Park, en el marco del Festival
de la Solidaridad. Festival artístico este, a beneficio
de los damnificados por la tragedia, que será el escenario del
primer encuentro entre el secretario de gobierno y la joven actriz.
Al
poco tiempo de conocerse iniciarán una relación
sentimental, se mudarán juntos y tiempo después se
casarán. Eva comenzará, de esta manera, a introducirse
en el mundo de la política de la mano de Perón. Así,
una mujer se encontraba con el peronismo. Con el paso del tiempo todo
el país la conocerá como Evita.
Un viaje a Europa.
...salvo algunas excepciones, en aquellas visitas de
aprendizaje conocí todo lo que no debía hacer en
nuestra tierra una obra de ayuda social. (...) Las obras sociales de
Europa son, en su mayoría frías y pobres. Muchas obras
han sido construidas con criterios de ricos y el rico cuando piensa
para el pobre, piensa en pobre"
Eva Perón |
Luego
de las elecciones de 1946, Eva recibía en la residencia
presidencial muchísimas cartas y pedidos personales con
solicitudes de todo tipo. El gérmen de su actividad en lo
social que hasta la formalización de la Fundación
será conocida como Cruzada de Ayuda Social-
comenzará a rodar cuando se dio cuenta que las
esperanzas del pueblo se concretaban en peticiones lo más
variadas, desde una obra de gobierno extraordinaria que solicitaba un
aciudad hasta la pelota de football que quería un changuito
del norte o la muñeca que deseaba una coyita
Así,
y sin una estrategia predefinida, comenzará su labor de acción
social en una pequeña oficina gubernamental cedida por
Nicolini, funcionario del gobierno al frente de la Administración
de Correos y Telecomunicaciones.
En la misma, tendrá un
contacto diario con la gente que requería su ayuda, escuchará
y ayudará personalmente a los enfermos, a los indigentes, a
los que no tienen trabajo, a los que no tienen vivienda, a los
ancianos, a los excluidos de los beneficios laborales. Ante la gran
cantidad de pedidos de ropa y comida, recurrirá a los
sindicatos reclamándoles donaciones que permitan hacer frente
a semejante tarea. En un garage abandonado de la residencia
presidencial irá acumulando la mercadería y la ropa
recolectada, con las cuales se harían paquetes que luego se
distribuirían en todo el país. Con el desarrollo de las
actividades, la pequeña oficina en Correo y Telecomunicaciones
comenzará a quedar chica para la gran cantidad de personas que
se acercaban diariamente. Por esta razón, se mudará
-aceptando el ofrecimiento de Perón- al lugar en donde él
trabajaba anteriormente: el despacho en la Secretaría de
Trabajo y Previsión, ahora Ministerio.
Sin
embargo, los esfuerzos desorganizados y espontáneos de esta
campaña social, exigirán una estructura y personal
capacitado. La idea de constituir formalmente la Fundación ya
rondaba la cabeza de Eva. El viaje a Europa terminará de
convencerla.
En
el año 1947, Eva decidirá viajar a Europa durante más
de dos meses, con la intención de conocer las experiencias de
Asistencia Social que se llevaban a cabo en el Viejo Continente. Por
ese entonces la Fundación no había sido creada, por
eso, la recorrida por los organismos asistenciales de España,
Francia, Italia y Portugal serviría como aprendizaje para su
constitución. Ya en Europa, vivenciará personalmente
las secuelas de la segunda guerra mundial. Recorrerá barrios
humildes fuera del itinerario oficial, visitará cuanta obra de
acción social le fuese posible, escuchará los relatos
de aquellos que vivían ahora en el marco de miseria, el
desempleo y la destrucción de las ciudades de los países
que participaron en la contienda.
Aún
así, la vuelta a la Argentina la encontrará con dos
certezas: ya no podría seguir haciendo las cosas en los
términos en los que las estaba haciendo, pero, a su vez,
tendría que imprimirles un carácter particular.
Tiempos
de ayuda social. La Fundación Eva Perón.
"...Pero
me causa gracia la discusión, cuando no se ponen de acuerdo ni
siquiera en el trabajo que yo hago. No es filantropía, ni es
caridad, ni es limosna, ni es solidaridad social, ni es beneficencia.
Ni siquiera es ayuda social, aunque por darle un nombre aproximado yo
le he puesto ese..."
Eva Perón |
El
6 de Septiembre de 1946 por el decreto 9.414 del gobierno peronista
se intervendrá la Sociedad de Beneficencia, institución
privada encargada de la asistencia social desde el año 1823.
La intervención de la misma se originó en el Senado de
la Nación por iniciativa de Diego Molinari. En su discurso, el
senador peronista justificará el pedido de intervención
argumentando que ...la dirección de la Sociedad de
Beneficencia se reduce a un estrecho círculo de damas que se
consideran de alcurnia. Con exclusión total del coeficiente
democrático en todo lo que se refiere a su gobierno y
administración.
El pedido de intervención no encontrará oposición
alguna en el Senado y será trasladado al Poder Ejecutivo, que
redactará el decreto anteriormente mencionado y nombrará
a un interventor.
Así,
la intervención de la Sociedad de Beneficencia se enmarcará
dentro de la tendencia del gobierno surgido el 4 de junio de 1943, de
fundar una nueva racionalidad institucional que modernizara, ampliara
y modificara la estructura del cuerpo estatal y su modalidad de
funcionamiento. La creación de la Dirección de Salud
Pública y Asistencia Social en 1943, puede ser vista como un
primer paso hacia una concepción de la asistencia pública
en tanto lógica que, impugnando la privatización de la
gestión de lo social, se expresa como intervención
sistemática, centralizada y unificada del Estado en la
cuestión social. La presencia central del Estado tanto en el
diseño como en la ejecución de las políticas
sociales marcará un quiebre con la intervención en lo
social ejecutada hasta ese entonces.
Sin
embargo, no será hasta el mes de septiembre del año
1948, que se conformará a través de la ley
13.341- un subsistema de Asistencia Social en el marco del sistema de
Seguridad Social a través de la creación de la
Dirección Nacional de Asistencia Social dependiente de la
Secretaría de Trabajo y Previsión elevada a
Ministerio al año siguiente-. Absorviendo a la antigua
Dirección de Salud Pública y Asistencia Social y a
todas las entidades benéficas o filantrópicas del país,
la voluntad de este organismo será la de constituirse como una
estrategia estatal que, a partir de ...la unificación
de la asistencia y su descentralización, principalmente en la
atención de menores, mujeres desamparadas y vejez inválida
,
pudiera brindar una provisión masiva y el acceso a bienes y
servicios temporales o permanentes que garanticen el desarrollo digno
de la vida en toda la población, más allá del
lugar que ocupasen en la estratificación social. De esta
forma, las acciones principales de la Dirección Nacional de
Asistencia Social serán ...la reorganización
de las instituciones de menores, generando regímenes abiertos;
la reorganización de los hospitales y campañas
preventivas, la organización de hogares para madres
desamparadas, subsidios para la vejez, asistencia jurídica
gratuita, integración y consolidación del núcleo
familiar...
Pocos
meses antes, más precisamente el 19 de junio de 1948, mediante
el decreto 20.564 se concederá la personería jurídica
a la Fundación Ayuda Social María Eva Duarte de
Perón, como un organismo privado con carácter
público. En el año 1950, serán modificados sus
estatutos y pasará a ser denominada Fundación Eva
Perón. Los mismos establecían:
Prestar
ayuda pecuniaria o en especies, facilitar elementos de trabajo,
otorgar becas para estudios universitarios y especializados, a toda
persona carente de recursos que así lo solicite y que a
juicio de la Fundación merezcan ser otorgados.
Construir
viviendas para su adjudicación a familias indigentes.
Crear
y/o construir establecimientos educacionales, hospitalarios,
recreativos y de descanso, y/o cualquiera otros que permitan una
mayor satisfacción a los elevados fines que persigue la
institución.
Construir
establecimientos benéficos de cualquier índole las que
podrán ser transferidas con o sin cargo, al Estado nacional,
provincial o municipal.
Propender,
contribuir o colaborar por todos los medios a su alcance a la
realización de obras de interés general y que tienden
a satisfacer las necesidades para una vida digna de las clases
sociales menos favorecidas.
Los
primeros colaboradores serán los que ya trabajaban con Eva en
la denominada Cruzada de Ayuda Social: el contador
público Alfredo Alonso, el ministro de Hacienda doctor Ramón
Cereijo, Armando Mendez San Martín ex director nacional
de asistencia social-, el doctor Ricardo Finochietto -director de uno
de los policlínicos de la Fundación y asesor en el
programa hospitalario-, el padre Hernán Benitez padre
espiritual de la institución-, Atilio Renzi encargado
del área de ayuda social directa-, y Teresa Adelina Fiora
flamante directora de la Escuela de Enfermería-.
Rápidamente,
la Fundación monopolizará la directriz de la acción
asistencial del Estado en detrimento de la Dirección
Nacional. Una de las razones del protagonismo adquirido por la
Fundación será el fracaso de los intentos de Perón
y Carrillo Ministro de Salud- para generar un único
seguro universal, tanto del sistema de previsión social como
del sanitario, abortados por la resistencia de los sindicatos y la
carencia de fondos. La necesidad y la urgencia, como podemos ver,
contribuirá a que la Fundación pasara a desempeñar
la función mencionada con anterioridad. Eva, al referirse a
la creación de este organismo hacía hincapié en
que el mismo fue creado para cubrir lagunas en la
organización nacional, porque en todo el país donde se
realiza una obra, siempre hay lagunas que cubrir, y para ello se debe
estar pronto para realizar una acción rápida, directa y
eficaz.
Es decir, complementar a la política social del gobierno en
aquellos lugares donde esta se hace necesaria en mayor proporción
o en donde menos penetra, o sea, en los niños, las mujeres
desamparadas y los ancianos. Sectores marginales estos, en tanto no
podían beneficiarse directamente de toda la legislación
social vigente para los a obreros, empleados y peones de campo .
Durante
su actividad, la Fundación Eva Perón
movilizará una significativa cantidad de recursos. En un
principio, los fondos utilizados serán casi la mitad de las
erogaciones en asistencia realizadas por el Estado nacional. En 1953,
cerca de la finalización de su obra, los mismos sobrepasarán
en un 123% a los recursos disponibles en el presupuesto de la
Dirección Nacional.
La
procedencia de los mismos era de origen diverso. Hasta 1950, la
totalidad de recursos disponibles provenían de las donaciones
de la Confederación General del Trabajo (CGT) y de empresarios
nacionales. Fue a partir de ese año, que mediante
algunas disposiciones legales- se verá beneficiada a partir de
la institucionalización de aportes de origen laboral y
estatal.
En
cuanto a los aportes de origen laboral, la Fundación comenzará
a percibir por ley el 3% de los aguinaldos (2% de empleados y obreros
y 1% de los empleadores), los que se constituirán
posteriormente en el 70% de los recursos de la Fundación.
Por otra parte, un convenio con la CGT establecerá que la
Fundación percibiría un porcentaje de todo aumento
ganado por los trabajadores.
En
cuanto a los aportes de origen estatal, se encontrarán aportes
directos como la cesión de propiedades fiscales, y aportes
indirectos, derivados de impuestos al juego controlado por el Estado
la lotería, los casinos y las carreras de caballos-.
Asimismo,
la Fundación seguiría recibiendo donaciones tanto de la
CGT aportes extras o un porcentaje de los salarios producto de
una retención voluntaria de los trabajadores en actividad -,
como de empresarios e industriales en efectivo y en especies-.
Los
aportes laborales y las donaciones, sin embargo, irán
menguando con el correr del tiempo en una relación
inversamente proporcional al aumento de los recursos provenientes
desde el Estado.
En
cuanto a lo vinculado con la intervención social,
la Fundación Eva Perón desplegará
sus actividades, principalmente, en dos niveles.
Por un lado, a través de la ayuda social prestada bajo la
forma de la atención integral en grandes establecimientos de
internación, como hospitales regionales, hogares de ancianos,
hogares escuela, hogares transitorios o centros turísticos.
Por el otro, mediante la distribución de subsidios y bienes
materiales como ropa, calzado, libros, muebles, dinero en efectivo,
becas o pensiones a la vejez.
De
esta manera, las actividades se concentrarán en 4 áreas:
salud, educación, social y ayuda social directa.
En
el área de salud, se construirán una serie de
hospitales y policlínicos por todo el país. Cuatro de
estos policlínicos -con capacidad de 5000 camas cada uno y
asistencia gratuita- se levantarán en el Gran Buenos Aires,
además de los que se construirán en Salta, Mendoza,
Jujuy, Santiago del Estero, Catamarca, Corrientes, Entre Ríos
y Rosario. Complementariamente, la fundación mantendrá
una clínica de recuperación infantil en Terma de Reyes
(Jujuy) y otra para niños enfermos del pulmón en Ramos
Mejía (Bs.As.).
Cabe mencionar también que se
absorverán todas las escuelas de enfermería
dependientes de la Sociedad de Beneficencia, y se unificarán
bajo el nombre de Escuela de Enfermería María Eva
Duarte de Perón. Asimismo, en 1951, un tren sanitario
-sofisticadamente equipado- recorrerá todo el país
durante 4 meses ofreciendo asistencia médica gratuita para
toda la población. Por otro lado, en alguna eventualidad o
emergencia, la Fundación otorgaba ayuda directa mediante el
envío de ropa, enfermeras, ambulancias, comida o medicamentos.
En
el área de educación, se inagurarán 1000
escuelas en todo el país, 18 hogares escuela en el interior
del país donde unos 3000 niños de 4 a 10 años de
padres sin recursos, estudiaban ya fuera como internos o externos
según sus necesidades. Se construyó en Capital Federal
la Ciudad infantil Amada Cullen para niños en edad
pre-escolar y la Ciudad Estudiantil que albergaba a
muchachos del interior que venían a estudiar a Buenos Aires.
También Mendoza y Córdoba también contaban con
una ciudad estudiantil.
En
el área social, la Fundación mantendrá 3
Hogares de tránsito con una capacidad para
aproximadamente 1000 personas. En ellas, madres solteras o
abandonadas y mujeres que venían del interior a buscar
trabajo, encontraban refugio y asistencia mientras se les buscaba
empleo y vivienda. Asimismo, las mujeres solteras que trabajaban en
Capital Federal y no tenían lugar de residencia fijo, podían
hacerlo en el Hogar de la empleada.
También se
mantendrán 4 Hogares de ancianos que facilitaba
casa, comida, y recreo a unos 200 ancianos no beneficiados por el
sistema previsional. Por otro lado, se ejecutaban programas de
viviendas baratas la construcción de barrios obreros- ,
se fomentaba el turismo social mediante la subvención de
vacaciones en sus hoteles y colonias. Se abrieron proveedurías
con productos de la canasta básica a precios más bajos,
se organizaron campeonatos deportivos infantiles donde se sometía
a los niños a exámenes médicos, etc.
Por
último, el área de ayuda social directa, será
la encargada de solucionar aquellos problemas de la población
que demandaban asistencia inmediata. Funcionaba en el Ministerio de
Trabajo y Previsión o en la residencia presidencial, que eran
los lugares donde Eva recibía personalmente a los necesitados
y escuchaba sus demandas, que eran -en su mayoría-
solucionadas en la inmediatez. Una cama en un hospital, un trabajo,
la vivienda propia o los materiales para levantarla, una máquina
de coser, medicamentos, becas, subsidios o dinero en efectivo eran
las peticiones más frecuentes.
La ayuda social como derecho social
"...Para
mí es estrictamente justicia. Lo que más me indignaba
al principio de la ayuda social, era que me lo calificasen de limosna
o de beneficencia. Porque la limosna para mí fue siempre un
placer de los ricos: el placer desalmado de excitar el deseo de los
pobres sin dejarlos nunca satisfecho. Y para eso, para que la limosna
fuese aún más miserable y más cruel, inventaron
la beneficencia y así añadieron al placer perverso de
la limosna el placer de divertirse alegremente con el pretexto del
hambre de los pobres. La limosna y la beneficencia son para mí
ostentación de riqueza y de poder para humillar a los
humildes".
Eva Perón |
La
Fundación Eva Perón marcará un
quiebre sustancial con las formas asistenciales tradicionales de
intervenir en la cuestión social al convertir las concepciones
de caridad o filantropía en concepciones basadas en la
dignidad, los derechos sociales y la ayuda social. Si
anteriormente la intervención en lo social de la Sociedad de
Beneficencia o los filántropos de principios de siglo se
apoyaba en la idea del "deber moral" de los pudientes hacia
los necesitados o en la de Defensa Social; ahora, los fundamentos de
la obra de ayuda social de la Fundación Eva Perón
se ubicarán en el terreno de la satisfacción de
derechos y por ende en el campo de la justicia social.
La
modalidad de intervención impugnada y destituida por la
Fundación Eva Perón estaba basada en una
combinación particular de caridad y filantropía,
constitución particular esta, producto de la dinámica
política y social de nuestro país. La tradicional obra
social de la Iglesia fue conjugándose con la progresiva
secularización de la sociedad, las ideas liberales y el auge
del positivismo como marco de interpretación y construcción
de la nación. Así, la organización de las obras
de ayuda al necesitado dejará de ser una tarea solo privativa
de la iglesia y comenzará una intervención cada vez
mayor de la iniciativa privada acorde con el papel de control y
disciplinamiento que se atribuía al Estado. De estas forma, el
modelo en el cual donde convivían rasgos caritativos y
filantrópicos se convertirá -por mucho tiempo- en el
modelo de intervención sobre la cuestión social
predominante en nuestro país.
Esta
forma particular de acción social se asemejará a la
filantropía en tanto estará concebida, por un lado,
como una estrategia que permitiría resolver el problema de la
pobreza y de la indigencia conjurando el peligro que representan los
discursos que hacen del aumento de la intervención del Estado
en la cuestión social el único medio de lograrlo. Por
el otro, al estar concebida como una estrategia que permitiría
asegurar el desarrollo de las prácticas de conservación
y de formación de los sectores populares desligándolas
de cualquier asignación directamente política, pero
lastrándolas, sin embargo, con una misión de
dominación, de pacificación e integración
social.
Por esta razón, entender a la filantropía
implica entenderla ya no como una fórmula ingenuamente
apolítica de intervención privada en la esfera de los
problemas sociales, sino como una estrategia que ocupando un lugar
intermedio entre el Estado y el sector privado, despolitiza el
establecimiento de dispositivos coercitivos y niega todo discurso que
tenga al Estado como garante y responsable del cumplimiento efectivo
de los derechos sociales.
Sin
embargo, encontraremos particularidades en la constitución del
modelo asistencial en nuestro país. Encontraremos a aquellos
que apoyados en la definición liberal del Estado-
enviarán hacia la esfera privada cualquier demanda que sea
formulada en términos de derecho a la asistencia.
Encontraremos a aquellos que utilizarán al Estado como medio
formal para introducir un número de consejos y preceptos de
comportamiento en la población, para convertir una cuestión
de derecho político en una cuestión de moralidad. Es
decir, más que el derecho a una asistencia del Estado, cuyo
papel así acrecentado vendría a perturbar el juego de
esta sociedad liberada de las trabas de las que él era la
pieza clave, se ofrecerán los medios para ser autónomos,
enseñando las virtudes morales, las del trabajo, las del
ahorro, etc.
Por último, encontraremos a aquellos que,
promoverán la intervención estatal pero como medio para
conjurar el peligro de la destrucción de la sociedad por el
debilitamiento físico y moral de la población. Las
intervenciones estatales allí, y solamente allí, donde
la liberalización de la sociedad económica corre el
riesgo de convertirse en su contrario. Proporcionar ayuda material,
pero siempre para servirse de ellas como vector de su influencia
moral legítima. Puesto que se trata de dar consejos, de no dar
ayudas más que cuando permitan la penetración de éstos,
Así,
impugnando esta relación horrenda entre necesidad y
asistencia, propia del modelo caritativo-filantrópico, la
Fundación Eva Perón acompañará
sus acciones asistenciales con un discurso que las definirá
como la realización de un derecho y ya no como una estrategia
de control, velada en el deber de los miembros más
privilegiados de la sociedad hacia los más necesitados.
A
partir de ese momento, la cuestión social será una
cuestión de Estado, siendo el mismo el único garante y
responsable del interés general de la población. En
este marco, se distinguirán las acciones asistenciales de
ayuda social de la política global para el establecimiento de
la Justicia Social, siendo aquella concebida como complemento de
esta. Así, la ayuda social será definida como ..la
exteriorización del deber colectivo de los que trabajan...,
sean estos de cualquier procedencia o clase social con respecto a los
que no pueden hacerlo. Por ello, estará pensada con un
carácter transitorio, solo justificado hasta la realización
de la Justicia social, en donde todos los integrantes de la sociedad
estarán cubiertos por las redes formales del sistema de
Seguridad Social.
Esta
nueva concepción de la asistencia social implicará, al
mismo tiempo, una redefinición tanto de la lectura de los
orígenes o causas de los problemas sociales y la pobreza; como
de la población sujeto de la política social.
Por
un lado, si los preceptos del liberalismo consideraban a la pobreza y
la indigencia como una fatalidad inevitable fruto de los necesarios
reajustes del sistema, consecuencia del libre funcionamiento del
mercado, en donde cada individuo se desenvolvía de acuerdo a
sus capacidades; la nueva institucionalización de lo social
encarnada en la constitución de la Fundación, será
la expresión de una visión antagónica. Ahora, la
pobreza y la indigencia estarán relacionadas con los
condicionamientos del medio social y no con las capacidades
individuales.
Por
el otro, si el modelo tradicional de intervención
caracterizaba a la población sujeto de las políticas
sociales más que nada como objetos de misericordia, enfermos
sociales o potenciales delincuentes; la misma será
caracterizada ahora como una población sujeta derecho, a los
derechos sociales. Desde ese momento, la asistencia otorgada por el
Estado ya no será el resultado de la bondad de algunas almas
sensibles, sino que será simplemente una cobertura que el
Estado estará obligado a otorgar por derecho constitucional.
Subjetividad
y política
Eva
Perón no tardo en engendrar un amor religioso y perdurable
entre los pobres, y un odio igualmente intenso entre los exponentes
sociales, políticos y militares del ancíen régime..
(...) ...por extracción social, por temperamento y por
vocación fue tendiendo a sintonizar, reproducir y amplificar
las esperanzas y el rencor histórico de los humillados y
ofendidos, en un grado insoportable para los factores de poder..
Miguel Bonasso |
La
nueva institucionalización de lo social, vinculada al
desarrollo del Estado de Bienestar argentino, se expresaba en la
constitución de nuevas prácticas políticas de
intervención en lo social que contextualizadas en un
período de importante participación política,
sirvieron para generar nuevos espacios de poder; para inaugurarlos;
para abrir nuevas expresiones de litigio, de confrontación. A
su vez, el Estado queda ligado a la nación, dentro de un
proyecto concreto que le hace retomar sentido o refundarlo, ahora
desde una nueva construcción, donde las instituciones
comienzan a cargarse de proyectos, comienzan a hablar un nuevo
lenguaje que las articula en forma diferente con toda la
sociedad(...)Nuevas significaciones, nuevos espacios de poder, nuevas
formas de lucha, conllevan a una nueva subjetividad.
Así,
la intervención social de la Fundación a través
de sus prácticas asistenciales irá, al mismo tiempo que
mejorará la situación concreta de gran parte de la
población, transformando los espacios de la vida cotidiana.
Las ideas de Justicia y ayuda social no solo serán ideas sobre
las que descansará la posibilidad del cumplimiento efectivo de
los derechos sociales, sino que irán construyendo una nueva
subjetividad en la población. Esta nueva relación de la
sociedad con el Estado, donde una necesidad se transforma en un
derecho social no cumplido, se materializará en una novedosa
práctica colectiva que se organizará y movilizará
por la defensa de sus intereses- y en una fidelidad incondicional
hacia quienes hicieron posible esta transformación
El
ocaso de una vida apasionada
...es
que cuando falleció Evita, no sólo murió con
ella el alma de la Fundación, sino también la única
persona con suficiente autoridad, como para hacerla funcionar como lo
había hecho hasta 1952.
Marysa Navarro |
El
26 de julio de 1952, Eva Perón morirá a los 33
años- después de una larga enfermedad. Desde ese
entonces, la Fundación pasará a estar presidida por
Perón y a ser dirigida por un consejo integrado por cuatro
miembros de la CGT y cuatro miembros nombrados por el Ministerio de
Trabajo y Previsión Social. Sin la misma energía que le
imprimía Eva, la Fundación seguirá funcionando
hasta poco después del golpe militar de 1955, momento en el
que será disuelta por el gobierno militar, el cual alegaba
entre otras cosas que: "la atención de los menores era
múltiple y casi suntuosa. Puede decirse incluso que era
excesiva y nada ajustada a las normas de la sobriedad republicana que
convenía, precisamente para la formación austera de los
niños. Aves y pescados se incluían en los variados
menús diarios. Y en cuanto a vestuario, los equipos mudables
renovados cada seis meses se destruían".
Inmediatamente, las actividades de la Fundación serán
detenidas y sus bienes confiscados.
Quizás
sean dos los motivos que permitan comprender el aplacamiento casi
instantáneo- de las actividades asistenciales de la Fundación
Eva Perón. Motivos estos, que sirven para comprender, al
mismo tiempo, su potencia como práctica política
relacionada con la cuestión social. Uno de estos motivos será
el excesivo personalismo con que Eva manejará a la Fundación,
situación que -a pesar de permitirle imprimir su voluntad y
energía al trabajo cotidiano de la Fundación y así
potencializarla-, la convertiría en irremplazable.
El otro
motivo, estará ligado a una de las características que
más asemejaba a la Fundación con la Sociedad de
Beneficencia: ser formalmente un organismo privado que intervendría
sobre la cuestión pública. Si bien estar integrada
informalmente a la estructura de poder le otorgaba cierta autonomía
con respecto a otros organismos estatales; esa situación
también facilitó su destitución inmediata como
organismo social después del golpe militar de 1955.
Aún
así, en la memoria colectiva de los sectores populares
permanecerán todavía con vida imágenes de
aquellos días de la Fundación. Imágenes que
pueden ser traducidas a una sola palabra: Evita.
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NOTAS