A. Gramsci decía, hace medio siglo que el valor de un acto de conocimiento, no radica sólo en la trascendencia del aporte,
sino en la apropiación que los hombres hagan de él.
Por eso, y revisando la concepción individualista del trabajo
intelectual en que hemos sido formados, expreso mi reconocimiento a
numerosos interlocutores, reales e imaginarios, que con el aporte de
sus hipótesis, análisis y críticas, me
posibilitaron el ordenamiento de este trabajo
El
nacimiento del ser humano se inicia a través de la
violencia. Una violencia caracterizada por la brusca alteración
de la armonía del mundo intrauterino. Esta armonía se
restablece paulatinamente merced a los cuidados que le prodigan los
compañeros humanos. Estas secuencias, frustración -
gratificación, displacer - placer, marcarán el
desarrollo del psiquismo humano y, paradójicamente,
promoverán su estructuración.
Tanto
en la primera como en la segunda infancia, se repetirá esta
dialéctica entre los movimientos tendientes al hedonismo, a la
búsqueda del placer , y al acomodamiento de los mismos a las
normas que propone el microsistema social que configura la familia.
Asimismo,
la capacidad de discriminación o de diferenciación se
desarrolla también a partir de la incorporación de
otras experiencias vitales, tales como el ejercicio de los roles, las
diferencias sexuales y el sistema de creencias, valores e ideales que
promueve la matriz familiar.
El
niño, entonces, no sólo aprende a responder a la
actitud de sus padres, sino aprende también a utilizarlos como
modelo de la manera que se debe responder.
Es
así cómo desde el propio sistema familiar se ofrecen
los elementos para configurar diversos patrones de conducta y, por
ende la propia identidad.
La
familia es la estructura social en la que el sujeto accede como tal
al mundo del lenguaje y a las relaciones que ésta determina en
la relación con los otros. Es el espacio donde se produce la
primera interpretación de la realidad, y depende, obviamente,
de cómo es percibida - traducida e interpretada por sus
propios cuidadores.
Es
la pertenencia al único grupo social que no se elige, que está
constituido y que nos constituye como individuos, y que, en función
de la trama del cuidado biológico y la maduración, nos
permite establecer los primeros vínculos sociales.
El
sistema familiar, que ha edificado su propia característica,
por el atravesamiento de su propia historia, sus orígenes, sus
tradiciones, sus creencias y códigos, trata de perpetuar su
identidad, para seguir reconociéndose como tal.
Para
ello, apelará a diversos movimientos homeostáticos, o
conductas de reacomodamiento, a medida que van sucediéndose
los diferentes ciclos vitales, apelando a todo su potencial de
plasticidad. Al igual que los monos que se hicieron humanos, al igual
que los aristócratas del Il Gattopardo, de Lampedusa,
que querían que todo cambiara para que nada cambie, las
familias caen en un punto que es la paradoja de la evolución:
necesitan acomodarse para permanecer iguales, conservando su
identidad, y la acomodación los transforma en algo diferente.
El
hombre, entonces, paradojalmente, ha tenido que reacomodarse a través
de sucesivas crisis, para poder perpetuar su identidad. Y este
proceso funcional le ha permitido desarrollar mayor complejidad,
favoreciendo el crecimiento, el cambio y la creatividad.
Pero
solamente con la estabilidad del sistema social y la libertad de
expresar su subjetividad, es posible el crecimiento y la creatividad,
en un proceso de reacomodamiento que no vulnere la identidad.
VIOLENCIA
El
siglo XX no es tan sólo una época caracterizada por
guerras de terribles consecuencias, sino la época de
valorización y racionalización ideológica de la
violencia en gran escala (1)
La
violencia se presenta frecuentemente en nuestra sociedad como una
manifestación de la búsqueda de un cambio de
estructuras. Mientras los valores clásicos que habían
regido la conducta del hombre, quedan reformuladas de un modo
dramático, el proceso de redistribución del poder se
presenta como una necesidad impostergable.
En
su libro Eros y Civilización, Herbert Marcuse,
dice:
.La excusa de la escasez, que ha justificado la
represión institucionalizada desde su principio, se debilita
en tanto el conocimiento y el control del hombre sobre la naturaleza,
le dan los medios para satisfacer las necesidades humanas con un
mínimo de esfuerzo. La pobreza que prevalece en vastas áreas
del mundo ya no se debe principalmente a la pobreza de recursos
humanos y naturales, sino a la manera como éstos son
distribuidos y utilizados. Si la sociedad no puede usar
su creciente productividad para reducir la represión (porque
tal cosa destruiría su statu quo), la productividad
debe ser vuelta contra los individuos y llega a ser en sí
misma un instrumento de control universal.
La
pretensión, en este trabajo, es la de detenernos a pensar,
entonces , en cierto tipo de violencia.
Dice
Ives Michaud. La violencia es el homicidio, la tortura, los
golpes, y los hechos, las guerras, la opresión, la
criminalidad, el terrorismo, etc.
pero ¿Cómo
establecer a partir de estos hechos tan dispares una definición
de su naturaleza? (2) ¿ Cómo abstraer rasgos
compartidos? ¿Qué es lo que se incluye en estas
categorías? Precisamente en el proceso de inclusión- y
su reverso, la exclusión consiguiente- quedan los vestigios de
la concepción de violencia, de la predilección por el
control y la descalificación de ciertos fenómenos y
procesos sociales en detrimento de otros.
El
terror de los enfoques objetivos - dice Michaud - es el no ver que,
sin tomar en cuenta sus referencias normativas, la idea de violencia
carece de sentido..
De
hecho, reivindicar el uso de la violencia es recuperar el ejercicio
de algo que sólo es repudiado en los discursos, puesto que
todo poder requiere un cierto recurso a la violencia.
La
historia está colmada de ejemplos donde las pautas eran
establecidas por el sistema de poder. Y cómo toda divergencia
de dicha pauta era considerada como insensatez o irracionalidad,
adscribiendolo al concepto de locura o delito, y proponiendo
conductas de censura, descalificación o exclusión. (3)
En
el siglo XVII se instituye en París un reglamento, que servía
a las necesidades de tipo social y que tiene incidencias hasta fines
del siglo XVIII. : Los hijos de artesanos y otros
habitantes pobres de París, menores de 25 años, que
trataren mal a sus padres, o las muchachas que hubieren sido
seducidas, deberán ser encerrados. Los muchachos en la
Bicêtre, las jóvenes en la Salpetrière. Deberá
tomarse esta medida a petición de los padres, o si estos
hubieran muerto, de los parientes próximos o del párroco.
Los hijos rebeldes serán retenidos hasta que los Directores lo
consideren prudente
Lo
que se dio en llamar anormalidad eran, en esencia,
manifestaciones de conductas que se apartaban de la norma
pautada como adecuada o conveniente, y que eran, implícitamente
disidencias, diferencias y diferenciaciones
Lo
que en realidad se plantea es el límite de la violencia que
puede ser tolerado y admitido. Y cuánto más se abstrae
este aspecto, más se pierde el contexto en el que cualquier
ejercicio de violencia adquiere su sentido, en relación al
proyecto en que está inserto.
Es
quizás la carta que Einstein escribió convocando a
hombres de prestigio responder sobre qué podía hacerse
para evitar nuevas confrontaciones bélicas como la Primera
Guerra Mundial, la que da la pauta de una actitud nueva frente a
problemas hasta entonces reservados a estadistas y políticos.
Sigmund Freud (4)en su respuesta parece en principio entenderlo
así y se extraña de haber sido elegido como
interlocutor para este problema, pero superada esa indecisión,
se interna con decisión y pasión en la propuesta de
responder a los interrogantes que se le proponen.
Esta
contestación de Freud se constituye en cierto modo ejemplar
que anticipa la nueva clase de discursos. En primer lugar, la
pregunta acerca de qué hacer para prevenir nuevos conflictos
bélicos mundiales, se convierte en un interrogante acerca de
sus causas. En segundo lugar, las causas de la guerra se ven
desplazadas por otras más abstractas en relación a las
causas de la violencia. Es decir que estas causas aparecen como clave
de todas las manifestaciones de una supuesta violencia. Y a la vez
la agresividad, como ingrediente indispensable, deriva en estudio de
las causas de la agresividad. Y en esa tarea Freud recurre a la
biología -Darwin -, a la antropología - Frazer - , y,
por supuesto a la disciplina que él mismo fundó, el
psicoanálisis, anticipando la seudopredisposición
interdisciplinaria que se va a imponer en este tema.
Esta
seudointerdisciplina va apareciendo a través de múltiples
discursos, que son divulgados como las teorías de los
conductistas, los etólogos y de autores como Henri Laborit,
Erich Fromm, Hannah Arend, Desmond Morris, Robert Ardrey , Richard
Dawkins -,tendrán indudable repercusión en medios
científicos, intelectuales, en las políticas culturales
y por supuesto en los medios masivos de comunicación,
reproductores por excelencia de discursos hegemónicos.
Si
bien es cierto que también influyen insistentemente en el
imaginario mítico social, cabe preguntarse cuánto le
deben a su vez, y en qué medidas responden a la necesidad de
poner a la violencia fuera de lo social. Como toda reproducción
de estaseudointerdisciplinariedad, obedece a un discurso de poder que
los constituye y los soporta. (5)
Según
estadísticas brindadas por el Instituto de Investigaciones
sobre la Paz, que es la fuente independiente más reconocida en
materia de información sobre armas y desarme en el mundo,
entre 1970 y 1976 los Estados Unidos exportaron a los países
en desarrollo 12.303 millones de dólares y la URSS 11.057
millones. En tercer lugar, Reino Unido y Francia, figuraron también
como exportadores. El comercio de armas entre los países
industrializados y las naciones no desarrolladas fue denunciado
igualmente por ese Instituto, cuyo director afirmó en un
artículo publicado en 1977 en el semanario New Scientist,
que el mismo crece incesantemente, a un ritmo cada vez mayor. Señaló,
además que, de 1945 a 1976,el mundo vivió 133 guerras,
el 95% ocurrió en países del Tercer Mundo, y casi
siempre, las armas procedieron de los países industrializados.
Hay
un dato interesante sobre uno de los países exportadores de
violencia: desde 1960 a 1970 el crecimiento demográfico en
Estados Unidos fue del 13%. Mientras que la criminalidad aumentó
en 176% ; es decir que entre este índice y aquel hay una
relación de 14 a 1
Este
análisis elemental sobre la carrera armamentista, y sus
consecuencias inmediatas y futuras en el campo de la violencia., no
deja dudas que la capacitación de boinas verdes, que está
sucediendo en Colombia,- y ahora en la Prov. de Córdoba- con
la figura del narcotráfico, para ejercer cierto control social
,intenta el desdibujamiento de las fronteras, y como una nueva manera
de postergar los verdaderos conflictos (miseria, pobreza,
marginación, mortalidad infantil, vivienda, salud, educación,
etc.)
Pero
hay otra reflexión formulada en 1979,en el seno de las
Naciones Unidas, por el Papa Juan Pablo II, y que determina
fehacientemente la importancia de lo consignado anteriormente y de
las causas a erradicar: enumeró los Derechos Humanos
contenidos en la Declaración Universal que consideró
más importantes, entre ellos El derecho a la vida; a la
libertad y a la seguridad de la persona; el derecho a los alimentos;
al vestido: a la vivienda; a la salud; el derecho a la libertad de
expresión; a la educación y a la cultura; el derecho a
la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión; el
derecho a la propiedad y al trabajo, en condiciones equitativas de
trabajo y a un salario justo; el derecho de reunión y
asociación y el derecho a la libertad de movimiento, a la
nacionalidad y residencia, y a participar en la libre elección
del sistema político del pueblo a que se pertenece y
acotó: Una grave amenaza contra tales derechos es la
distribución desigual de los bienes materiales en
situaciones marcadas por la injusticia y el daño social.
Subsisten como factores de perturbación las terribles
diferencias entre los hombres y los grupos excesivamente ricos,
por una parte y por otra la mayoría numérica de los
pobres, e incluso de los miserables, privados de alimento, de
posibilidades de trabajo y de instrucción, condenados en gran
número al hambre y las enfermedades
Pero
el camino marcado dentro de la misma Iglesia, fue mas claro y
comprometido. En ocasión del sesquicentenario de la batalla de
Maipú, el Episcopado de Chile produjo una Pastoral:
..Esto no es fácil, ya que quienes poseen el poder social,
político y económico sufren de una inercia colectiva;
tienden a no entregar la participación efectiva y justa a
todos
. Habrá tanto más violencia cuanto mayor
resistencia opongan aquellos grupos privilegiados, para que
hagan comunes los beneficios que hoy día son patrimonio de
ellos, porque cada derecho usurpado es una forma de
violencia que engendrará la represalia
y finalizó
.No siempre la violencia es injusta..
Hoy, los excluidos, enfrentando aquella inercia, luchan
solidariamente a través de piquetes autogestivos ,por esos
derechos conculcados
En
síntesis, se ha configurado el Síndrome de Espartaco: Nos
rebelamos: luego existimos..
VIOLENCIA
SOCIAL
Es
importante detenernos en la definición de Violencia Social, propuesta por el Consejo de Europa, para poder resignificar el contenido de este trabajo:
Toda
acción u omisión cometida en el seno de una sociedad
que menoscaba la vida o la integridad física. Incluso, la
libertad del otro, y que causa serio daño para el desarrollo
del hombre y a su proyecto social
Si
bien el título de este trabajo se refiere a Violencia Social y
Salud Mental, debe destacarse que estos aspectos no se encuentran
limitados al abordaje exclusivamente desde el área de la Salud
Mental, Es innegable que los efectos sobre la subjetividad, son
importantes, acentuados y generadores de malestar emocional
A
partir de este concepto, entendemos que desde las instituciones a las
que pertenecemos (educación, salud, justicia, etc.),ejercemos
violencia social cuando reiteramos mecanismos de control ,censura
,exclusión ,castigo ,medicalización, etc.
Ello
nos compromete a realizar una permanente revisión crítica
de nuestras propias prácticas. Y lo que es más
importante aún, el riesgo de persistir en discursos
hegemónicos al servicio del statu quo, que posibilitan
perpetuar situaciones de Poder y Saber, que omiten, en sinceros
esfuerzos de conceptualización, a la propia realidad social.
Guthmann
(5), pag. 226) nos advierte que :
- todos los discursos sobre la violencia se insertan en políticas
de control social, lo admitan o no. Y que la teoría de la
racionalidad que ellos producen se elabora en función de
aquello que debe ser controlado, prevenido y neutralizado
- para ese diseño prevalece ampliamente la descalificación
de todo lo que altera un orden de primer nivel (en verdad,
secundario),el de la seguridad social, que puede llamarse policíaco.
La
alteración de ese orden depende y se articula con otro orden
(en realidad de primer nivel)-a menudo ocultado e ignorado - que es
un orden político de distribución de poder.
Cualquiera
sea la importancia reconocida a los problemas de orden político,
son los problemas de seguridad, paz social, y/ o consenso consentido
o impuesto, llevan a que el orden policíaco esté
subordinado. Si se pretende conservar este segundo nivel, hay que
reforzar el primero.
Lo
fundamental no es erradicar la violencia, sino encauzarla,
controlarla
El
objetivo (no explícito) es confirmar y ratificar
descalificaciones que permitan aislar, marginar las acciones y los
comportamientos, desde una perspectiva pretendidamente científica
A
partir de criterios principistas y normativos -diferencian lo normal
de lo anormal, lo civilizado de lo bárbaro, lo sano de lo
patológico, lo cuerdo de lo delirante,lo social de lo
inadaptado, lo racional de lo irracional, lo sensato de lo
irreflexivo, etc.
Al
pretender que la violencia es inherente a lo social, se intenta
naturalizarla, evitando ligarla a un social temporal, histórico,
provisional. Una vez aceptada como universal e inevitable, sólo
se trata de dominarla, discriminando cuál es aceptable y cuál
no lo es.
Todos
los discursos, no sólo los políticos, hacen esta
discriminación, pero no pretenden teorizar acerca de génesis
y causas de la violencia. El discurso científico les permite
disfrazar lo político que habitan esas teorías
Aseverar
que la violencia es inherente a lo social, o postular cualquier otra
teoría universal acerca de las causas de la violencia (como
lo hacen Bataille , Girard, los etólogos - instintivistas -
etc.)., resulta nivelador. De tal modo que nada puede ser
discriminado como intolerable, y va a requerir una teoría
ad-hoc que permita señalar lo que debe serlo.
Establecer
que la violencia es inherente a lo social no significa que todo
comportamiento esté afectado por ella, sino que su emergencia
es natural en ciertas circunstancias. No diferencian ese natural a
partir de la política, sino desde las prácticas
científicas, ignorando en qué medida esas prácticas
están también insertas en las prácticas
políticas.
Como
el interés es descalificar no las violencias, sino ciertas
violencias(que deben ser controladas),esta discriminación
debe ser legitimada por la ciencia (la que establece qué es y
qué no es natural).
Como
todos coinciden en la desacreditación de la violencia
delictiva común, y que depende del orden policíaco, se
satisface la inquietud masiva por la tranquilidad pública y
la seguridad urbana. Inquietud que, en cierto sentido, se fomenta
Aún
si en Weber la violencia está ligada al ejercicio legítimo
del poder, la violencia aparece siempre como ruptura de un
equilibrio (inestable),la paz social, como fracaso de un diálogo
(cuando mueren las palabras).. El Poder y el Estado, su instrumento,
no son cuestionados
Conservar
el orden social en beneficio de una determinada distribución
de poder, es meta de todos los discursos del Orden. Y siempre
contribuirán a establecer un control útil al control
social, a los dispositivos de represión jurídica y
policiales, basado en prácticas científicas debidamente
validadas
Los
discursos de control establecen una cierta división del
trabajo. Las opresiones económicas son asunto de la economía,
la violencia en la educación de la pedagogía; los
problemas de salud física y mental, asunto de médicos,
saniraistas o políticas de salud.
Y
de esta manera, la relación entre causas de violencia y
efectos como los referidos, apenas se plantea.
Todos estos fenómenos deben ser abordados
,analizados y ejecutados con praxis multidisciplinarias y
multisectoriales, que garanticen la transversalidad, posibilitando,
de esta manera reformular, transformar y, si fuera posible, disolver
el discurso hegemónico del control social. Pero todo esto
apunta a sostener un tono desmiticatorio, y nos compromete a una
revisión crítica de nuestras propias prácticas.
Sabemos que las normas que regulan el bienestar mental son tanto
socioculturales como político económicas.
Fundamentalmente,
la influencia del modelo sociocultural actual, un capitalismo salvaje
por su daño, por su penetración y por el debilitamiento
de las tramas sociales y solidarias, funciona como factor
predisponente de potencialidad patógena
Esta
potencialidad patógena se despliega en la dimensión
simbólica en la cual el sujeto mas que elegir, resulta elegido
y más que desear, responde a la demanda social.
La
enorme diversidad de estímulos que ofrece la cultura promueve,
paradojalmente, un sujeto pasivo, muchas veces marcado por la
soledad hecha de desamparo, desasosiego crónico, embotamiento
y hastío que contribuyen a un desinvestimiento global de la
realidad y a un sentimiento de vacío.
La
base de una construcción de una identidad personal
es su reconocimiento intersubjetivo. Este se basa en la permanencia y
la delimitación respecto del universo simbólico del
grupo social a que se pertenece, así como la posibilidad de
localización concreta en el proceso productivo. Sabemos que la
tarea productiva no sólo produce el objeto, sino que se
produce el propio trabajador ¿Cómo inciden entonces en
la imagen de sí mismo las características de la
actividad laboral que desempeña y la valoración que la
sociedad hace de ella? O lo que es más grave: ¿Cómo
incide la pérdida de este lugar?
En
estas condiciones se produce lo que podríamos denominar un
avasallamiento del Yo. Sus dispositivos de adaptación
y manejo de la realidad se verían superados, quedando la
negación y la evasión como únicos mecanismos
para sobrellevar tal situación (10)
Paulo
Freire se refiere a este fenómeno: El desprecio a sí
mismo y a los de su condición proviene de la interiorización
de la opinión que los sectores dominantes tienen sobre ellos.
Escuchan tan a menudo decir que no sirven para nada, que no pueden
cambiar, que son haraganes e improductivos, que acaban por
convencerse de su propia incapacidad" (11) Se ha gestado una
nueva patología, con estricta causalidad con el modelo
socioeconómico neoliberal.
Analicemos
algunos espacios del sistema que debemos reformular
Reforma Psiquiátrica
La
categoría de Salud Mental es aquella referida al campo
psíquico que da cuenta del registro subjetivo de la propia
existencia, que no se agota en su percepción consciente y que
la cualifica en forma singular. Integra los factores ligados a
procesos de orden bilógico, a vínculos interpersonales,
a la organización social y a los procesamientos
intrapsíquicos. Es un fenómeno complejo, producto de
una construcción bilógico - socio - histórico -
cultural
La
cuestión de las incumbencias y los límites del campo de
la Salud Mental, al igual que los factores ajenos que en ella
intervienen, no es nueva. En su Historia de la locura en la
época clásica, Michel Foucault consideró
que la psiquiatría como especialidad estudiosa de los
problemas relativos a la salud mental, en su nacimiento, no lo hacía
desde los problemas planteados por la enfermedad, sino por las
tensiones sociales que el individuo portador de patología
generaba a la sociedad, la que intentaba resolver esas tensiones a
través del encierro del paciente para desembarazarse de
todos los desviados que ofenden la moral y la razón
El
enfrentamiento entre paradigma médico y paradigma
antropológico - socio - cultural es uno de los desafíos
que hoy merecen ser resueltos en al campo de la Salud Mental (6)
Durante
años, la ley de Internación Psiquiatrica, pergeñada
en la época de la dictadura militar, trasladó el
tutelaje militar sobre los ciudadanos al tutelaje judicial.
La
mejor inspiración en el modelo Panóptico, que refería
Foucault, se encuentra ejecutada en el espíritu de estas
leyes, convalidando, a veces , la privación ilegítima
de la libertad, y el silenciamiento de la palabra a través de
una Psiquiatría represiva. (modelo que valida científicamente
cierto control social)
La
perpetuación de espacios manicomiales, fundamentalmente de
excluidos y desafiliados, sin posibilidad de reinserción
social, van engrosando las poblaciones de secuestrados
institucionales
Los
procesos de transformación en el campo de la Salud Mental, el
privilegio de la atención primaria, la prevención y la
producción de instrumentos sociales y técnicos
necesarios, que inauguren un modelo de atención en la
comunidad, y para la comunidad, obligan a pensar en redes de
atención, incluyendo las redes sociales a las redes
asistenciales, en un nuevo episteme, que implica una metodología
de convergencia y de articulación de ambas redes. Y fundada en
la ética del sujeto y el respeto de sus plenos derechos.
Los
criterios de peligrosidad siguen vigentes, sin reformulación
alguna desde la época de Pinel. El Código Civil y el
Código Penal aún esperan, casi dos siglos después,
su reformulación del criterio científico -
psiquiátrico
Las
instituciones neuropsiquiatras para pacientes inimputables, además
de no brindar la terapéutica indispensable para una
reinserción saludable, no garantizan la externación,
etiquetando cono peligroso a perpetuidad al ciudadano que enfermera y
cometiera un delito
En
los hospitales psiquiátricos y centros de salud mental, la
enorme demanda de pacientes excluidos (desafiliados, es decir con
efectos más severos que la exclusión, sin cobertura
social, con secuelas de situaciones de desamparo, etc.) genera un
fenómeno de control social desde la psiquiatría, ya que
a través de manuales diagnósticos donde sé
psicopatologizan todas las conductas, sé psiquiatriza la
demanda - en el fondo de carácter social - , y se estigmatiza
como patológica esa demanda, cuya causalidad es socioeconómica
y sé medicaliza la pobreza. Ejercicio sutil de violencia
Pero
habría que detenerse a analizar la gestación de ciertos
fenómenos patogénicos generados por la aplicación
del modelo económico neoliberal:
De
hecho, el caudal de confianza y de solidaridad, están
severamente debilitados
Pero
debemos subrayar la significación de este funcionamiento
psíquico, inserto en la estructura socioeconómica.
Dicho carácter es un producto social, que si bien
denuncia la crueldad del racionalismo capitalista, resulta, en última
instancia, funcional a él, en tanto neutraliza el potencial
transformador propio de todo ser humano y crea las condiciones
psíquicas propias para la sobreexplotación.
Un
ser desvalorizado, negado en sus derechos y necesidades, con
aspiraciones sólo inmediatas, dispuesto a hacer sin pensar,
proporcionando mano de obra barata a cambio de mera sobrevivencia,
cuyas rebeldías están condenadas a agotarse en
actuaciones impulsivas, sin poder transformador, y, lo que resulta
mas claro, condenado a no aprender de la experiencia, es decir a no
descubrir por sólo el hondo significado social que encierran
sus experiencias cotidianas. Es por eso un hombre sometido, anulado
en su capacidad de pensar, crear y transformar.
Podemos
así postular una complementariedad entre alienación
social y el empobrecimiento del funcionamiento psíquico. El
segundo surge como consecuencia del primero, pero a su vez lo
refuerza y reproduce, presentándolo como un hecho natural y
por lo tanto inmutable,
¿Cuál sería la estrategia adecuada para revertir esta realidad?"
Si
la génesis del carácter social que hemos
descripto se encuentra en las condiciones concretas de vida, trabajar
en una estrategia clínica individual, partiendo de categorías
preestablecidas, implicaría una complicidad con la
medicalización de un conflicto, cuya raíz es
socioeconómica Sólo cabe el trabajo grupal y
comunitario, para que los sujetos recuperen su capacidad de pensar la
realidad y actuar sobre ella (10)
Adolescencia
y transgresión a la ley
Internacionalmente
existe abundante material de investigación que sugiere que es
injusto y poco realista negar que los adolescentes en conflicto con
ley son producto de sus condiciones de crianza y de su entorno
social.
Las
investigaciones extranjeras demuestran que es posible lograr su
crecimiento y el abandono de comportamientos transgresores de la ley
cuando reciben la ayuda adecuada
Si
bien las aspiraciones de la sociedad parecen satisfacerse cuando se
proponen políticas duras, las medidas que tienden
exclusivamente a imponer restricciones o sanciones severas obturan la
posibilidad del cuerpo social de comprender cabalmente las
dimensiones del problema de la transgresión a la ley por los
adolescentes.
Las
decisiones que sólo limitan los derechos de los adolescentes
en conflicto ignoran las diferencias esenciales entre estos jóvenes
transgresores y los adultos e impiden trabajar en la construcción
de la responsabilidad por los propios actos en edades que aún
es posible hacerlo. El encierro, el trato carcelario abortan todas
las posibilidades de recuperación
Violencia
Social y Política
La
falta de tradición democrática, el conflicto entre
democracia y autoritarismo, y , con frecuencia el dominio de una
concepción violenta y hegemónica de la política,
instalaron formas de violencia individual y colectiva y formas
institucionales de violencia social y política, que ha tenido
en los atentados de la embajada de Israel y en la AMIA, y en los
mecanismos de impunidad y silencio, un registro grave en la sociedad
civil
El
antisemitismo y otras formas de marginación y exclusión
social son parte de nuestra historia y de la Argentina actual, que
convocan a una obstinada reflexión crítica y una fuerte
voluntad ética para remover sus causas
Violencia
Social y Educación
Durante
las dos últimas décadas en la Argentina, el discurso
estatal propició la interpretación de la realidad como
una suerte de mundialización del progreso, una realidad
globalizada que produce efectos supuestamente irreversibles en la
constitución de la sociedad y en una suerte de proceso natural
que hace abstracción de los poderes y las relaciones de fuerza
que impulsan esta nueva realidad. Mirada así, la
realidad social sólo parece posible pensarla en términos
de pequeñas modificaciones que atenúen o disminuyan los
impactos de las desigualdades y que actúen en forma paliativa
y compensatoria sobre los sectores excluidos y
marginados. De este modo, el crecimiento de la pobreza y
la desocupación han sido presentados por el discurso estatal
como un costo social no deseado de ese proceso de
globalización
Frente
a los grupos sociales sobre quienes recaen las consecuencias de la
pobreza y la desocupación, el Estado encara una doble acción
complementaria: asistencialista y represiva
Esta doble acción no está presidida por la idea de
atender las necesidades básicas insatisfechas,
sino por la preocupación por preservar el orden social frente
a la aparición de un nuevo sujeto peligroso: los
pobres desocupados
La
existencia de grupos sociales designados eufemísticamente por
ese mismo discurso estatal y algunos discursos académicos como
los que viven por debajo de la línea de pobreza,
los excluidos, los marginales, constituye una
de las condiciones de funcionamiento de las formas actuales de la
gobernabilidad.
Las
instituciones educativas y los agentes educadores no quedan al margen
de este nuevo enfoque del Estado, ya que su función básica
ha sido y es garantizar una parte de las condiciones de
gobernabilidad a través de la adecuada socialización y
adecuación de los sujetos al orden social. Esto ha implicado,
históricamente, el ejercicio de un tipo de violencia
simbólica tendiente a contradecir las tendencias y
significados que aparten a los sujetos de una definición
preestablecida de normalidad
En
la situación actual, la preocupación por un nuevo
sujeto peligroso también se manifiesta en las escuelas, en
particular en aquellas designadas como escuelas suburbanas
y marginales. Una de las preocupaciones es denominada en
forma exageradamente abarcativa -, como la violencia en las
escuelas
Frente
a esta equívoca definición del problema, existe una
gama de respuestas de explicación y acción que oscilan
entre una psicologización y una pedagogización de la
lectura del fenómeno. Lo que queda excluido aquí,
nuevamente, son las condiciones de violencia estructural que definen
las condiciones de vida de las familias de esos alumnos sometidos a
límites intolerables de pobreza, de manipulaciones y presiones
por parte de partidos y organismos oficiales en su calidad de
desocupados.
Poner
en discusión los significados asociados a la situación
de pobreza, en especial la peligrosidad y la violencia de las que
serían portadores los hijos de los pobres en las escuelas, es
indispensable para entender y reformular - la escuela y la
educación, y para repensar las relaciones con quienes - por su
misma pobreza y falta de empleo - son víctimas de la violencia
que se ejerce desde el Estado
Este
análisis me permite recordar una pintura de Goya, Saturno
alimentándose de sus propios hijos, que
precisamente, estaba expuesta en una escuela, en la sala de
Profesores
Todo
lo expuesto, nos lleva a abrir algunas reflexiones referidas a las
consecuencias del discurso del neoliberalismo (capitalismo salvaje),
matriz del discurso hegemónico basado en el Orden y también,
trasladado al sistema familiar y a las instituciones
Mercado
Común de Ideales
La
familia asume, en efecto, un papel determinante en el mantenimiento
del orden social; en la reproducción, no sólo
biológica, sino también social, es decir, de la
reproducción de la estructura del espacio y de las relaciones
sociales.
Es
el sujeto principal de las estrategias de reproducción
de la trama simbólica, para su ubicación en la otra
trama social.
Y
aquí aparecen elementos de infiltración, de
contaminación, subliminales a veces, explícitos otras
veces, destinados a debilitar la trama social y a desdibujar la
identidad, como un ejercicio de Violencia, a través de las
instituciones del Sistema
Ya no es necesario sostener la maternidad en función del
lugar del padre. No sólo éste puede sustituirse, sino
que también no es imprescindible la presencia real para dicho
sostén Puede decirse que lo que importa es la función
simbólica (el nombre del padre), pero deberíamos
atrevernos a pensar cuál es el efecto donde se carece de la
presencia, no de la Ley, de las tablas de la Ley, sino de un
personaje, al estilo de Moisés, que las exhiba y las sostenga.
Por
supuesto que este fenómeno va mas allá de la presencia
o ausencia real. El sistema de modelos identificatorios que algunas
familias promueven, es independiente de la presencia física
del padre, o del tipo de convivencia, o si se trata de familias
matrilineales.
Tiene
que ver con un déficit, y del que se apropia eficazmente el
aparato de control, proponiendo un nuevo Orden. , con nuevas matrices
identificatorias
Esta
ausencia de referencias identificatorias, con el vacío de un
deseo depositado en el futuro de los hijos, y, por lo tanto, del
estímulo para el crecimiento en función de un ideal
adulto, valorado y simultáneamente referido a otros modelos
sociales, se encuentra en severa crisis (por lo tanto, la matriz del
lazo exogámico y promotor de una individuación
socialmente consensuada, también queda afectada)
El
narcisismo de los padres queda a mitad de camino para gestar la
pretensión de emular, competir u oponerse, no se promueve, a
través del deseo, la ilusión de la completud
narcicística.
En
esta crisis, que obliga, desde la desocupación del varón,
y a la subocupación laboral de la mujer, a una reformulación
de roles.
Pero
desde lo social, se emite un nuevo discurso: La completud del ser a través de la valorización de un
poder sostenido en la posesión y en la capacidad de adquisición (Cuánto mas tengo, mas soy o más respeto genero). - o más posibilidades sociales adquiero.
El
lazo que comienza a establecerse se realiza ya no con un
ideal, con un referente, con un modelo, con un personaje, real y
familiar (o ficticio, a través de una historia o de un mito)
El
bien, el objeto, la posesión, la apropiación
y su tenencia o su consumo pasa a constituir una forma de relación
que el sistema promueve.
Ya
no importante ejercer un rol socialmente valorado. Independientemente
de ello, lo importante es triunfar: aprobar, no aprender; ganar
dinero para ser alguien: en un momento histórico de alta
desocupación, lo importante es tener el bien del trabajo, no
importa en qué. Del goce de ser alguien al goce de tener algo
(tener para ser)
El
Otro no aparece exigiendo, estimulando o prohibiendo, aunque sea en
aras de la transferencia del ideal de la completud a través de
los hijos. Aparece desdibujado, no portando las tablas de la Ley o
del deseo, sino alienando en el sostén de un bien
que garantice su reconocimiento social y su inclusión en el
sistema.
Se
promueve, entonces, un mismo significante para todos. Desaparecen los
valores que tradicionalmente han promovido la búsqueda de la
subjetividad.
Aparece Un Mercado Común de Ideales. Y aparece una ley - del
Mercado -
La
neurosis, entonces, no es la misma de hace 50 años: el llamado
conflicto subjetivo entre los ideales y las pulsiones. Ese topos
freudiano sólido, ya no nos sirve para el abordaje de ciertas
patologías (denominadas del postmodernismo, emergentes, etc.)
Nos
encontramos con un individuo habitado por la falta, a la cual no
cubren los valores, y se encuentra directamente confrontada con os
objetos susceptibles de rellenar esa falta.
Habiéndose
abortado ese camino, es lógico que la ilusión promueva
la idea que el objeto pueda ser intercambiable y pueda sustituirse,
sin mayor duelo, por otro igualmente consolidador de la estima
De
esta manera, se gesta la primera semilla para disolver la trama
social y ejercer el poder desde este nuevo mecanismo de control
social:
El
modelo de la exogámia, del intercambio para el
enriquecimiento, para la consolidación de un ideal y de un
logro, fuera de la satisfacción primaria del seno materno no
es indispensable.
Las
prohibiciones y/ prescripciones que regulan la convivencia, y el
establecimiento de nuevos lazos sociales y que vehiculizan la
relación del sujeto con el mundo social, son devaluadas.
La
familia, en crisis, incorpora valores del mundo exterior, que
van omitiendo el sistema de criterios culturales o
ideológicos, que, con su subjetividad, le confieren
identidad a la matriz familiar, y a la posibilidad de
identificarse como perteneciente a la misma.
La
ideología es monopolizada por el Gran Transmisor del Otro (TV,
diarios, propagandas, etc.) Se desdibuja la tradición y la
transmisión oral, la historia de la familia rememorada por
ciertos hechos, el reconocimiento generacional, el origen de la
familia, la experiencia vivida como grupo o de alguno que podría
ser referente.
Se
desdibuja definitivamente la posibilidad de normativizar la
experiencia y darle un sentido de realidad.
El
viejo(ése es el término), no aparece como sinónimo
de experiencia o sabiduría. La historia es tan vertiginosa que
resulta nimia su consideración. Mas bien, se transforma en un
objeto que estorba (ocupa lugar, no produce, no puede sostener los
nuevos valores.) El propio sistema propone en transformarlo en
objeto, desechable, apilable, recluíble como todo lo que
refiera a la historia y a la subjetividad
La
historia, entonces, que representa el lazo que promovía
con el pasado, la subjetividad de la familia, su identidad y su
propia historia y, del lazo social, a través de la
historia y su proyección en el futuro, son declaradas
desechables
La
violencia que se ejerce a través de este reproductor de
ideología y estrategias sociales, es la fórmula que
atenta contra la diferenciación. La confrontación
generacional que nutre a la identidad, queda aniquilada
El
futuro con Un Mercado Común de Ideales, surge como
alternativa.
Para
ello, promueve un contexto donde propone la forma de llenar el vacío
de todo esto. (pero nunca transmitido como mandato o deseo, es decir
sin dictar
El
ruido oculta la ausencia
. ¿Qué ausencia?
Las de las interrogaciones, las de las dudas, las de las
incertidumbres. La angustia del ser (o la angustia de no ser)
Copular
para relacionarse, tener para ser, para sentir que la vida está
en movimiento, buscar la respuesta más que detenerse en la
pregunta, aprobar aunque no se aprenda, trabajar en algo para no
estar fuera del circuito, ser más operativo que analítico,
ejecutar mas que programar, pasan entonces a ser valores de esta
postmodernidad, que, al ser estimulados como ideales para lo que
Filloux denominaría Personalidad Básica de esta
cultura, pasan a ser transmitidos como posibilidad aceptable de
conducta, y, por lo tanto, de lazo social deseable y exitoso
La
Tabla lo único que exhibe ahora es sólo un catálogo
de virtudes o capacidades. Catálogo de objetos, de bienes, de
posesiones
Breve,
exitoso, sin interrogaciones que remitan a la castración, a la
finitud, al vacío y a la angustia.
Entonces
el acto sustituye a la palabra, eros a tanatos, la perentoriedad a la
angustia. Y hasta se permite, desde un discurso neoliberal y
economicista pautar el tiempo, los valores y los encuadres
terapéuticos de las demandas en la atención,
globalizando, homogeinizando y desconociendo la historia individual y
la peculiaridad de cada ser (terapias breves, exitosas, sin el goce
del dolor de la historia y que acalle la verdad anulando al síntoma)
El
consumo podría ser entonces, una forma compulsiva de ser, es
la evidencia del discurso propuesto para ejercer la identidad, es la
externalización de la confusión entre el deseo y la
necesidad
Esta
es la matriz identificatoria que propone el discurso del Orden, a
través de un discurso hegemónico y con la ideología
del neoliberalismo como fuente filosófico - económica
Y
esta es la violencia social más perversa: sutilmente, se
afecta la construcción de la subjetividad, y, por lo tanto de
consenso (evitando así el disenso)
Lazo
Social
La
imposibilidad de concebir la preeminencia de lo colectivo por sobre
lo individual, promueve la desestimación de los lazos de
horizontalidad y reciprocidad, obturando así la constitución
de la matriz social: imposibilitando también la reformulación
de las propias bases: social, jurídica, laboral, familiar,
educativa, política.
Tanto
el discurso religioso como el jurídico (así como
también algunas corrientes psicoanalíticas)son los
principales sostenes de ese no cuestionamiento, funcionando como
subrogados del discurso hegemónico.
Como
sucede en la psicosis, donde cada parte es tomada como totalidad en
sí misma, impidiendo la dialectización entre fragmentos
y totalidad. El lazo social está así manejado, ya que
para obtener la seguridad de inclusión en la cultura, se paga
el precio de la renuncia a una singularidad que corre el riego de ser
censurada. En otros momentos de la humanidad, cuando la
pluralidad se manifestaba en las diferentes modalidades culturales,
era posible un fracaso, una forma fallada, ya
que la transformación se operaba mediante el intercambio de
las mismas que la diferencia garantizaba.
¿Qué
sucede con una forma que asegura su hegemonía negando esa
diferencia? Se obtura la imaginarización de lo colectivo como
manifestación de una pluralidad y la articulación entre
sus diferencias, proponiendo alguna de esas partes como modelo ideal
para la homogeneidad. Lo forcluído es entonces, el lazo social
que se traduce en relaciones de competencia y conflicto
La
funcionalidad de la forclusión
En
un texto de Foucault dice: Las relaciones de poder
penetran en los cuerpos: se explica de qué
manera las relaciones de poder pueden penetrar materialmente en el
espesor mismo de los cuerpos, sin tener que ser sustituidos por la
representación de los sujetos; es como si el poder hiciera
blanco en los cuerpos, y no porque anteriormente se haya
internalizado en la conciencia
El
efecto sobre el cuerpo no es entonces nada menos que el mecanismo
privilegiado para convertirlo en el instrumento por excelencia,
mediante el cual se ejercerá una dominación
enmascarada en discursos que no lo nombran, que lo forcluyen.
Esta
ausencia
¿no es también la evidencia de un cuerpo
social silenciado, que obtura los lazos de
reciprocidad e intercambio en aras de una incestuosa
acumulación?
Entre
cada punto del cuerpo social, en una familia, entre un maestro y su
alumno, entre el que sabe y el que no sabe, pasan relaciones de poder
que no son la proyección pura del Gran Poder sobre los
individuos; Son mas bien el suelo movedizo y concreto sobre
el que ese poder se incardina, las condiciones de posibilidad de su
funcionamiento (7)
Del
mismo modo cómo se silencia el cuerpo - el cuerpo social. El
cuerpo en la psicosis, el cuerpo en la sexualidad -, se omiten
los discursos que evidencian las relaciones de fuerza
que hacen posible esa estructura de poder. Se crea, entonces, una
imagen de imposibilidad de transformación (abstrayéndose
sus interrelaciones y formas de subversión) y que sólo
asegura la perpetuidad del sistema
Pero
a partir del siglo XIX tuvo lugar un fenómeno absolutamente
fundamental: el engranaje, la imbricación de dos grandes
tecnologías de poder: la que tejía la sexualidad y la
que marginaba la locura (7)
Somos
la única civilización que basó su superioridad
en la exclusión de la diferencia: para esto creó el
burdel y el manicomio, con la ilusión de
encerrar en uno, la mercantilización del sexo que circula en
su exterior, y la ficción de la monogamia, y en el otro, el
grito de quienes pretenden desenmascarar lo absurdo de creer en un
discurso verdadero (7)
Estas
instituciones aseguran la continuidad de las otras: No hablar del
cuerpo. No ocuparse sobre la posibilidad de articulación
de los lazos sociales. Silenciar la locura y la sexualidad,
constituye la base de la funcionalidad del sistema. Esta superioridad
se construye para justificar sus propios fantasmas
La
perversión consiste, entonces, en la denegación de que
aquello que excluyen les pertenece, es promovido y
atraviesa los cuerpos por medio de las diferentes formas de
dominación y control que ejercen
Las
enfermedades de este post - modernismo (patologías emergentes)
tienen relación estricta con lo planteado, y es
imposible funcionar sin estar sometido al cotejo de lo adecuado y
deseable
Y
este discurso del Orden, de la homogeneidad, que desestima el
disenso, ejerce, de manera cotidiana y sutil, una violencia social,
como el consabido modelo del autoritarismo, donde el que tiene
la verdad es porque tiene el poder .
En
un Mercado Común donde la flexibilidad ética transforma
en desaparecidos a los Ideales
La
verdad, es decir, qué hacer y a quien apoyar, y prestar
solidaria ayuda, no surgirá de la confrontación de
ideas o verdades, sino de una verdad política, oculta tras
esos emblemas.
Toda
verdad, incluso si es universal y también si puede ser
expresada en una fórmula abstracta de tipo matemático,
debe su eficacia al ser expresada en los lenguajes de las situaciones
concretas particulares. Si no es expresable así, es una
abstracción bizantina o escolástica, buena para el
solaz de los rumiadores de frases (9)
Surgirá
de una toma de posición en las innumerables confrontaciones
que surcan horizontal, vertical y transversalmente cada sociedad.
Como dice Marcel Detienne es posible preguntarse si la
verdad, en tanto que categoría mental, no es también
solidaria de la vida material y de la vida social(8)
Referencias
Bibliográficas
(1) Heller, Agnes:
Instintos, Agresividad y Carácter. Ed Península,
Barcelona, 1980, 2da ed, pag21
(2) Michaud, Ives, La
Violencia, Ed PUF, París, 1986, pág 3
(3) Mendes Alberto,
Violencia y Maltrato Infantojuvenil. Ed. Pensamiento Judicial, BsAs
1998
Mendes Alberto. Méndez
M, Cultura y locura, Ed Libros de la Cuadriga, BsAs, 1994
Mendes Alberto, Burone M
y otros; Fin de siglo, globalización, neoliberalismo y
violencia social,en El Impactode la violencia, Ed. Letra Viva, 1999
(4) Freud, Sigmund Obras
Completas tomo 22, Amorrortu Ed. Bs.As. 1982, pag. 183
(5)
Guthmann Gerardo Saberes de la Violencia y Violencia de los Saberes
Ed Nordan Comunidad
(6) Mendes Alberto,
Soriano R, Lazzari A. Mendez J. Propuestas en salud Mental para una
ciudad de complejidad creciente Vertex,BsAs,2000
(7) Foucault Michel :
Vigilar y castigar, Ed. siglo XXI,17a Ed. Bs.As., 1994
La vida de los hombres infames Ed. de La Piqueta, Madrid, 1990
La historia de la
locura en la época clásica,FCE,México,2ª
ed,1976
Las palabras y las
cosas, Ed. Planeta,Barcelona,1985
El discurso del
poder, Folios Edic, México, 1983
Historia de la
sexualidad Ed. Siglo XXI,13ª ed.México.1986
(8) Detienne Marcel ,Los
maestros de la verdad en la Grecia Arcaica, prefacio pag 7 Ed
Taurus, Madrid 1983
(9) Gramsci A., Cuadernos
IX, frag. 63
(10) Giorgi, Victor,
Vínculo, marginalidad, salud mental Ed. RocViva, 1990,
Uruguay
(11) Freire, Paulo ,
Concientización y Lenguaje culto y lenguaje
popular, seminario El Proceso Educativo , con Ana
Quiroga, San Pablo, Brasil, setiembre 1985, Ed. Cinco
(12) Beccaria, Luis: El
debilitamiento de los mecanismos de integración social, en Sin
Trabajo, de UNICEF/Losada, 2da Ed., 1997
(13) Sarlo B., Escenas
de la vida post - moderna, Ed. Ariel, Bs.As., 1994
(14) Lêvi Strauss,
Estructuras elementales del parentesco, Ed. Planeta,
Barcelona, 1985
(15) Guattari, Felix :
Las tres ecologías. Ed .Pre-textos, Valencia ,1996
(16) Engels, Friedrich:
El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado Ed.Planeta,Barcelona,1986
(17) Rozitchner ,León : Freud y los límites del
individualismo burgués, Ed Siglo XXI, BsAs, 1972
(18) Moffatt Alfredo :
Psicoterapia del oprimido, Ed. Alternativas, Bs.As., 1984
(19) Alberti Blas M .-
Méndez María L.: Antropología. psicología
y psicoanálisis, Ed. Tekne, Bs. As. , 1987
(20) CEPAL-UNICEF .Pobreza crítica en la niñez, Chile,1981