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Edición electrónica

Edición N° 26 - invierno 2002

Repensando la identidad profesional desde la particularidad del Hospital Psiquiátrico

Por:
Lic. Virginia Olazaguirre (Instructora de Residencia)
Lic. Viviana Atencio (Jefa de Residentes)
Lic. Constanza Glaria y Lic. Silvina Giles. (Residentes de tercer año)
Lic. Eugenia Vido y Lic. Emilia Landaburu ( Residentes de segundo año)
Lic. Claudia Lopez y Lic. Ana Bisciotti (Residentes de primer año)

Residencia de Trabajo Social Hospital Alejandro Korn de Melchor Romero.


El objetivo del presente trabajo es dar cuenta del desafío que presenta el contexto actual a la intervención profesional, teniendo como referencia nuestra experiencia como residentes del Hospital Alejandro Korn.

Para ello creemos necesario explicitar la estrecha relación que existe entre el Estado y nuestra profesión. En este sentido realizamos un recorrido histórico con relación a las características que ha adquirido la misma desde el origen de nuestra disciplina.


Antecedentes históricos de la Disciplina


Los antecedentes del Trabajo Social están signados por la Sociedad de Beneficencia que surge en el momento de consolidación del Estado moderno. En este momento el Estado delega a las mujeres de la elite dominante la asistencia a los sectores más pobres, entendiendo la miseria desde una concepción moralista como potencialmente peligrosa.

Es a principios del siglo XX que se comienza a producir la institucionalización de la profesión como necesidad de sistematizar esta práctica benéfica.

La intencionalidad de la intervención se condice con la adaptación del individuo a la sociedad, considerando a ésta como un todo orgánico, bajo una perspectiva conductista.

A mediados del siglo XX, en la fase monopólica del capitalismo industrial, el Estado empieza a intervenir en la dinámica interna de la economía, garantizando la producción y acumulación del capital. Bajo estas circunstancias, debe comenzar a encargarse no sólo de la preservación de la mano de obra (eje del modelo de producción) amenazada por la superexplotación, sino del “ejercito industrial de reserva" a través del seguro social.

Así, desde la perspectiva del Estado las Políticas Sociales significaron una forma de amortiguar los conflictos sociales, mientras que desde la perspectiva de los trabajadores se constituyeron en una forma de conquistas y reivindicaciones de los Derechos Sociales.

En este sentido, el Estado necesita de técnicos que formulen e implementen esas Políticas Sociales, constituyéndose el Trabajo Social en una profesión destinada a la ejecución de las mismas.

El surgimiento del Trabajo Social como profesión tiene sus orígenes en la división social y técnica del trabajo, producto de la forma en que este Estado se enfrenta con la cuestión social.

Bajo esta perspectiva puede ubicarse al Trabajo Social en la reproducción de lo social. Entendiendo por social toda relación en donde se articulan las dimensiones económica, política e ideológica.

A fines de los años sesenta se resalta la contradicción de la sociedad capitalista “liberación o dependencia”, expresión de dos proyectos políticos antagónicos.

En este momento histórico en los países latinoamericanos, se produce un replanteo al interior de la profesión como resultado de la critica que se hace al lugar del Trabajo Social como mero administrador de recursos, llamado Movimiento de Reconceptualización, el cual apuntaba a descubrir y reivindicar la dimensión política de la disciplina. En consecuencia, se consolida un Trabajo Social Alternativo identificado con los sectores populares en contraposición al Trabajo Social Tradicional.

A mediados de los setenta este proceso finaliza como consecuencia del advenimiento de las Dictaduras Militares en Latinoamérica, con un objetivo en común, la construcción del modelo neoliberal cuya implementación no podía ser pensada sino a través del aniquilamiento de los proyectos populares mediante la persecución y las desapariciones.

Este modelo se caracterizo por la consolidación de una economía financiera y especulativa para favorecer la concentración económica en grupos minoritarios. Para ello este proyecto llevo adelante:

  • El corrimiento del Estado como garante de los derechos básicos,

  • La aplicación de Políticas Sociales focalizadas,

  • La privatización de las empresas estatales,

  • La contracción y flexibilización de las relaciones de trabajo,

  • La represión y persecución de los movimientos sociales.


Ajuste y Desbarajuste


Este modelo neoliberal se profundiza con el gobierno menemista, cuando comienzan a implementarse las políticas económicas, que tiene como objetivo el recorte definitivo de lo publico.

Esto se llevo a cabo en el marco de una grave crisis de representatividad política, expresada con los excesivos decretos de necesidad y urgencia.

En el sector salud la reforma se viabilizó a través del PRESSAL (Programa de Reforma del Sector de Salud). Los decretos fueron los siguientes:

  • Decreto 1269/92: Políticas Sustantivas, garantía de calidad.

  • Decreto 9/93: Libre elección de Obras Sociales.

  • Decreto 578/93: Hospital Público de Autogestión.


A partir de la contracción del mercado de trabajo, gran parte de la población queda sin cobertura social, ésto los convierte en nuevos usuarios del Hospital Publico. Se da una doble determinación en la cual aumenta la demanda y por otra parte se recorta el presupuesto para la atención.

El Hospital Publico se privatiza y arancela en forma encubierta los sectores más redituables. A lo que se suma la descentralización a los Estados provinciales y municipales sin su consecuente fondo de financiamiento.

Desde este posicionamiento se fijan modelos de atención selectivo, dejando a la mayoría de la población sin protección, sin acceso a la salud. La salud deja de ser un Derecho Universal para convertirse en un bien de mercado.


La Situación en el Hospital y nuestra Intervención Profesional:


Actualmente en el Hospital Alejandro Korn se encuentran internados 1400 pacientes psiquiátricos; se realizan 3149 consultas mensuales en Consultorios Externos de Psiquiatría para pacientes ambulatorios, 385 consultas mensuales en Consultorios Externos de Psiquiatría Infantil. El ingreso mensual por Guardia de Psiquiatría es de 120 personas, de las cuales 90 son hombres y 30 mujeres; mientras que las altas mensuales de pacientes psiquiátricos internados son 120.

Para referirnos a la población que llega al Hospital utilizamos el concepto de “desaparecidos sociales”, con el cual queremos dar cuenta que los mismos son los más afectados por la situación que venimos describiendo. Desempleados que no pueden satisfacer sus necesidades básicas, con graves deficiencias alimentarias, que al momento que llegan a la atención ya han tenido un proceso de deterioro tal que implica un mayor tiempo de recuperación y tratamiento.

Este tratamiento no puede sostenerse debido a dificultades para movilizarse y acceder a la medicación y lograr una plena recuperación.

Lo que ofrece el sistema de salud a esta situación es más exclusión ya que no se los integra en ninguno de los niveles del sistema de salud, ni desde la planificación de las políticas sanitarias, ni desde los proyectos de atención cotidiana.

Esto es consecuencia de un Estado que sistemáticamente ha ido quitando los Derechos Sociales a la población, delegando en ésta las responsabilidades que a él le corresponden. Paradójicamente esta población sufre una culpabilización cotidiana por no tener los medios para satisfacer sus necesidades.

Desde la Residencia de Trabajo Social entendemos la intervención profesional como un proceso continuo que comienza cuando el paciente llega al Hospital y continúa cuando el mismo es externado, siendo el objetivo principal el egreso de los pacientes dentro de un desarrollo integral que incluye prevención, tratamiento, rehabilitación y acompañamiento fuera de la institución, de tal forma que se incrementen las posibilidades de permanencia de los pacientes en la comunidad.

Por ésto se priorizan como lugares de rotación la Guardia de Psiquiatría, debido a considerarla como el dispositivo a través del cual el sujeto inicia su recorrido institucional. Los pasos siguientes de la internación son los Servicios de Atención en Crisis, de Agudos, de Subagudos y de Alcoholismo. Así, intentamos atenuar las consecuencias del proceso de institucionalización que deterioran irreversiblemente la integridad del sujeto.

Entendemos que la Salud Mental no puede pensarse por fuera del proceso salud-enfermedad-atención en general. Cada sociedad genera por sus determinaciones económicas, políticas y culturales parámetros de salud y las consecuentes respuestas o modos de enfrentarlos.

Consideramos al sujeto como histórico-social, que determinado por las condiciones de existencia según la clase social a la que pertenezca, se va a enfrentar con distintas maneras de enfermar o morir.

Sostenemos que la Salud Mental está definida por las posibilidades que cada sujeto tiene para resolver las situaciones criticas que se le presentan.

La fragmentación social, la falta de espacios de encuentro donde poder inscribirse con una identidad colectiva, afectan directamente a la subjetividad, generando un sentimiento de incertidumbre y desafiliación.

Metodológicamente fundamentamos nuestra intervención en el abordaje desde la singularidad, entendiendo por tal la recuperación de la historia de cada sujeto a partir de su palabra, con la intencionalidad de reafirmar su identidad.

En este sentido trabajamos para que el sujeto se posicione como protagonista de su recuperación, quien al reconstruir su historia pueda significar su propio padecimiento y construir nuevas respuestas alternativas ante las dificultades que lo vulnerabilizan.

Este abordaje se realiza metodológicamente en forma de caso debido a un condicionamiento institucional. No obstante, intentamos crear espacios superadores al mismo mediante el trabajo grupal. Es éste un espacio instituyente ya que fundamentalmente rompe con las estructuras institucionales del aislamiento, la rutina y la despersonalización.

Lo grupal no es el momento donde las singularidades quedan subsumidas en una totalidad sino por el contrario, es la instancia en la cual las singularidades conforman una particularidad específica. Es entonces un lugar de identificación de un saber específico, donde uno se identifica con el otro, se tienen en cuenta los distintos saberes, deseos, la similitud y las diferencias de cada historia de vida.

Esta modalidad de trabajo se lleva adelante en el Servicio de Alcoholismo, en el Servicio de Subagudos y en el taller radial “El Encendedor”.


Diferentes saberes acerca de la Salud Mental:


Desde el sujeto que esta internado y sus vínculos de referencia existen diferentes representaciones acerca de la enfermedad (locura) que han sido construidas desde su identidad cultural y su visión del mundo (ideología).

Estas perspectivas se ponen en tensión al entrar en contacto con los saberes hegemónicos de las instituciones. Así, se produce una disputa ideológica con una clara desigualdad de poderes que descalifica por la diferencia todo el saber de la familia y el paciente.

Es un desafío en nuestra intervención que se reconozca la legitimidad de los saberes populares para que sean tenidos en cuenta en el tratamiento de la persona internada, para que se logre un intercambio donde no se privilegie el saber médico por sobre la construcción social e histórica de un padecimiento mental.


Una propuesta de externación en una institución total:


El Hospital de Romero se ubica dentro de la categoría de institución total, caracterizada por la lógica del encierro-custodia donde se produce una cotidianidad particular signada por el disciplinamiento. Esto trae consigo un efecto imaginario donde depositar la locura para cuidar a la sociedad del peligro que ella genera. Este modelo que se afianzó en el SXIX y entro en crisis en el SXX tiene aún vigencia y se agudiza su dimensión asilar por las condiciones sociales imperantes.

Actualmente no existen instituciones públicas asistenciales que contengan a una cantidad importante de población (ancianos, patologías de retrasos mentales, drogadicción, jóvenes que cumplen la mayoría de edad y estaban institucionalizados) cuyas problemáticas son básicamente socioeconómicas y no se corresponden con cuadros psicopatológicos.

Así, la institución manicomial se convierte muchas veces en el único “lugar posible” donde estas personas tienen garantizada su subsistencia.

El fuerte condicionamiento socioeconómico le da una característica especial al proceso de externación que es donde nosotros queremos reforzar nuestra intervención.

Las instituciones de referencia como Centros de Salud, instituciones intermedias, comedores, iglesias, están colapsadas por la excesiva demanda y falta de recursos. Por otra parte, los beneficios asistenciales (pensiones por incapacidad, subsidios por externación, pases libres de transporte) están siendo limitados y hasta suspendidos. Es por ésto que resulta muy dificultoso crear una red de contención que le permita al paciente sostenerse en su comunidad.

Existen otras alternativas a este modelo coercitivo, que apuntan al tratamiento y acompañamiento para no desvincular a la persona de su grupo y comunidad.

Desde nuestra intervención construimos redes apelando a la informalidad y solidaridad, sin un respaldo institucional. Esto implica un trabajo comunitario que refuerza el sostenimiento de la persona externada, teniendo en cuenta las condiciones reales de existencia de los sujetos, sus lazos afectivos, su pertenencia e historia en el barrio, la desmitificación del lugar de enfermo que se construye en la comunidad y en las familias.

A pesar de los condicionamientos socioeconómicos y las características manicomiales de la institución es que creemos y apostamos a un modelo de atención alternativo en Salud Mental. En estos términos, nuestra estrategia principal es poder construir proyectos que nos sostengan dentro y fuera de la institución, realizando una negociación permanente con la diversidad de actores implicados en el ámbito de la salud. Es imprescindible para ello apelar a la creatividad no solo en un intento de trascender las normas instituidas sino también y fundamentalmente para resistir activamente y no caer en la impotencia y la frustración.

Bibliografia:

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  • Iamamotto, Marilda. Servixcio Social y división del Trabajo. Cortez Editora.

  • Laurell, A. "Las políticas sociales del neoliberalismo". En: Revista de asociación Latinoamericana de Medicina Social. Bs.A.s. 1996.

  • Laurell, Cristina. "La salud - enfermedad como proceso social".

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  • Moffat, Alfredo. "Los desaparecidos sociales". En: Diario Página 12. 26 de Noviembre de 1999.

  • Stolkiner, Alicia. " Políticas en Salud Mental". Lugar Editorial.

  • Tenti Fanfani, Emilio. Estrategias típicas de intervención.



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