Periódico de Trabajo Social y Ciencias Sociales
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Algunas notas sobre la Salud Mental, los Lazos Sociales y otras Yerbas .
Por:
Muchas
de las prácticas actuales se encuentran marcadas por la
historia y el desarrollo anterior de la psiquiatría. La
reclusión de las personas que "sufren enfermedades
mentales" sigue siendo un importante hilo conductor que llega
hasta la actualidad. Desde los Griegos hasta hoy, pasando por
diferentes matices y modalidades las personas con las llamadas
enfermedades mentales han sido siempre tratadas de ser mantenidas
fuera de la "corriente principal de la sociedad", que marca
y determina qué es bueno y qué es malo, qué es
normal y qué no lo es. Siguiendo a Foucault1
"el poder está íntimamente unido al saber.
Es el poder de las élites el que produce las certezas, porque
en definitiva dice quién tiene razón".
Si
uno lee detenidamente, puede encontrar cientos de detalles que
vuelven una y otra vez a repetirse en la historia, disfrazados de
modernidad y de nuevos avances y descubrimientos. Si bien no se
vuelve a afirmar abiertamente como Hipócrates que las
enfermedades se producían por un desbalance en los humores
esenciales, con gran sorpresa he leído "nuevas
investigaciones" que sostienen que "los problemas de
conducta antisocial resultantes del abuso en la infancia, sería
aparentemente causado por la sobre excitación del sistema
límbico, la región de la neurona media primitiva que
regula la memoria y la emoción"2
La clasificación de las enfermedades también se originó en Grecia, siguiendo un largo camino en la historia, hasta llegar hoy a la clasificación internacional del llamado DSM IV. Galeno
por su parte mencionó la influencia del clima en las
características psicológicas. Hoy, cuando leo la
clasificación del DSM IV sobre la depresión o los
trastornos bi-polares debido al "patrón estacional"
me pregunto si todavía seguimos usando el mismo razonamiento.
Todavía me sigo preguntando qué es lo significativo de
tener más energía cuando sale el sol y uno puede estar
afuera todo el día y no estar con tanta energía cuando
durante el día hace 20 grados bajo cero y oscurece a las 4 de
la tarde. ¿Es eso un signo de enfermedad mental? ¿Cómo
pueden clasificarse en el mismo sistema de códigos la falta de
orgasmo, la demencia y los problemas de aprendizaje?
También
es importante mencionar la influencia causada por Césare
Lombroso a través de su clasificación del delicuente
basado en la fisonomía. Ha sido y aún es una gran
influencia (negativa) en el avance del entendimiento de la Violencia
Familiar y el abuso sexual.
Creo
que la valoración en cada sociedad (y en realidad dentro de
esa sociedad, en cada uno de nosotros), hace que pensemos "la
enfermedad mental" de acuerdo a lo que es aceptable dentro de
nuestro marco referencial. La homosexualidad, que para nuestros
padres fue un degeneramiento o con "mayor benevolencia" una
enfermedad, para nosotros fue o todavía es una elección
que "alguna gente" hace. Quizás para nuestros hijos
sea una gran incógnita "¿cómo podía
ser que en el tiempo de antes una sólo podía casarse
con hombres?!"
De a cuerdo a lo sostenido por J. Carballeda 3 "las concepciones actuales acerca de la Salud Mental pueden ubicarse junto con el orígen de la modernidad", es decir bajo la nueva concepción que ubica al hombre como sujeto del conocimiento, reemplazando a Dios como centro. Es así que, en relación a la locura, pasa a ser la figura del médico quien posee la verdad, el saber y por ende el poder. Clasificación en primer lugar y luego transformación de la práctica (intervención) serán los dos elementos claves de esta etapa. Es importante reconocer el valor de la incorporación de lo social dentro del panorama general de la salud mental. Pero este análisis de lo social aparece recortado y restringido al medio inmediato en el que el hombre se desarrolla dejando de lado el análisis estructural de las condiciones que lo crean. Es una forma más de culpabilizar a la persona que padece una problemática y a su entorno inmediato, perdiendo de vista el modelo que genera y perpetúa ésto que supuestamente "trata de corregir" a través del tratamiento. Es interesante ver cómo esto último sigue vigente en la actualidad porque sigue estando al servicio de los que detentan el poder.
Para analizar algunos puntos sobre la relación de la Salud Mental y Lo Social es necesario remarcar la dificultad de definir el concepto de salud mental, sea por la gran carga valorativa que este tipo de concepto tiene, sea por los diferentes modelos explicativos utilizados, sea por los criterios utilizados para su definición o por la confusión reinante entre la definición de la salud y de la enfermedad como categorías definibles una por la ausencia de la otra4. La Salud Mental es una construcción social ya que es la sociedad la que marcará qué es salud y qué no lo es. Eso no significa la aceptación pasiva de parámetros impuestos por un orden social que decide qué es y qué no es. No sólo lo que la corriente dominante considera salud y enfermedad. Como dice Foucault en su libro "Los Hilos Sociales del poder", el poder puede ser visto como pequeños vasos capilares distribuídos en toda la sociedad. Si tomamos el pensamiento de E. Pichón Rivière5 la salud mental puede ser considerada como una adaptación activa a la realidad; relación dialéctica y mutuamente modificante entre el sujeto y el contexto social. Todo lo contrario a una adaptación pasiva de normas y valores estereotipados mantenidos en la sociedad. Salud mental en relación a la posibilidad de aprendizaje, del proceso creador, de la conciencia crítica para el descubrimiento de las propias necesidades así como también de las formas de resolver esas necesidades. ¿Cómo
separar la salud mental de esta realidad en la que estamos inmersos?
¿Cómo hacer para que esta realidad no nos paralice y
nos haga sentir a su merced ?
La
crisis económica recrudecida en la actualidad, la impotencia
de una sociedad a la que se le niegan sus derechos de decidir qué
hacer con su dinero, con su vida; la resignación de los que
están "un poquito mejor" porque todavía
tienen trabajo; la falta de credibilidad en un proyecto a nivel país
o de un futuro creíble que lleva a la desolación de
pensar que ésto no se arregla más. La necesidad de
largas jornadas laborales (2 ó 3 trabajos) para poder
sobrevivir a la crisis; la falta de tiempo para recreación o
tiempo libre, etc.
En medio de la crisis del estado de bienestar, resumida como la desaparición del estado como garante y regulador del amparo de los más desprotegidos, y de la crisis de la cultura del trabajo, entendida como la sensación de incertidumbre y desamparo dada la inestabilidad laboral (flexibilización laboral, desempleo, subempleo, etc), la crisis del sujeto se presentará como un punto de encuentro de estas dos crisis. Las dimensiones económicas y la política de la crisis afectará a los imaginarios sociales creando nuevos significados para legitimar estas nuevas formas de desigualdad creadas. La vulnerabilidad social y la subjetiva dan lugar al proceso de marginación social y también al del padecimiento subjetivo que conllevaría a la enfermedad mental. La sensación de "vivir al día" y de no poder planear para el futuro (ahorrar plata para que te confisquen los ahorros en el banco!) hace que las estrategias de supervivencia utilizadas por los sectores populares, se hayan extendido al resto de la sociedad guardando distintas modalidades de acuerdo a la realidad que la atraviesa. La
falta de sensación de futuro, de posibilidad de pensar en un
proyecto desemboca en nuevas problemáticas relacionadas con la
salud mental: stress, adicción, falta de deseo, bulimia,
anorexia.
En
este contexto social la salud mental necesita imperiosamente no ser
pensada en forma aislada como algo disociado de esta realidad sino
como una construcción dentro de esta misma realidad que la
condiciona y la define. La posibilidad de crear nuevas formas de
respuesta a estas situaciones se convierte en el desafío de
quienes (vaya a saber por qué) elegimos esta profesión.
Quizás el ponernos en contacto con ese "por qué"
nos ayude a cuestionarnos realmente acerca de nuestra práctica
cotidiana.
Sobre
los Lazos Sociales
.
Desde
hace ya muchos años se ha venido dando un proceso de
fragmentación social en nuestro país. Desde la
dictadura militar se llevo a cabo una política de desvastación
de la sociedad terminando con los derechos gremiales obtenidos
anteriormente por los trabajadores, destruyendo el aparato
productivo, la educación y las expresiones culturales. Todas
las formas organizativas sociales pre-existentes fueron desvastadas,
toda participación social, desarticulada. Esta política
apuntaba a la alienación del individuo (y aun sigue
haciéndolo, ya que esta política sigue conviviendo
entre nosotros, quizás disfrazada de otra cosa pero con los
mismos propósitos).
Esta
destrucción y alienación del individuo se constituye
así como lo opuesto al objetivo sustentado por la Salud
Mental.
En
un momento donde cuestionar, reflexionar y oponerse generando
conflicto está prohibido, la capacidad del ser humano para
desarrollar una vida más creativa y libre se vió/ve
cercenada. La vida cotidiana de la gente se vió/ve inundada de
silencio, individualidad, miedo. Luego con la democracia se fue
recuperando la idea de que volvía la posibilidad de tomar
decisiones. Esta ilusión duró poco tiempo, dado que la
realidad muestra que la vulnerabilidad, el manejo, la coersión,
y el abuso hacia la gente siguen vigentes. Con otras formas, sí,
pero siguen. La hiperinflación, la reforma del Estado, la
flexibilización laboral, la globalización, son procesos
económico-sociales que van dejando una gran huella/herida en
la población. La marginación social ya existente se
vió agravada con todas estas medidas de capitalismo a
ultranza. La falta de seguridad laboral al igual que la falta de
trabajo han abierto la puerta a nuevas consultas en el campo de la
salud mental. El stress, la sensación de no servir, la
des-esperanza/des-esperación, hace que la calidad de la vida
cotidiana de la población haya ido en detrimento.
Los lazos sociales han quedado desdibujados. Pero ante lo que hasta ayer se consideraba "inacción", "falta de acción" de la gente, de nosotros, algunos autores6 plantean que en realidad habría que repensar las categorías políticas de análisis con las que hemos estado acostumbrados a interpretar estas acciones, esta resistencia.
Los piqueteros, las marchas de las Madres, de los jubilados, la carpa
docente
ahora, los cacerolazos y las asambleas, el trueque.
Pero quizás estas nuevas formas de expresión social puedan llegar a ser una forma de pensar en la construcción de nuevos lazos sociales. ¿Quién hubiera pensado algunos años antes que los piqueteros iban a ser aplaudidos en Plaza de Mayo por las asambleas barriales? (haciendo un ejercicio mental ya que las asambleas no existían).
La actualidad social y política nos encuentra en una situación diferente que en la época del proceso. Pero aún muchos resabios quedan. Impunidad. Abuso desde el gobierno de las libertades individuales. Represión ante un pueblo que se revela y expresa su indignación ante el abuso de poder, ineptitud y corrupción. Quizás
todo sea muy incipiente como para pensar movimientos más
duraderos. Pero la esperanza está encendida. Nuestra sociedad
necesita recrear lazos sociales, nuevas respuestas a nuevas
situaciones, a nuevas realidades.
"Lo que lleva al Hombre a relacionarse con el mundo externo es la necesidad"7; y hoy el pueblo tiene una necesidad imperiosa de empezar a ser respetado. Los
que trabajamos en el campo de la Salud Mental tenemos esta nueva
oportunidad de tomar una posición ética de acompañar
este proceso. No podemos mirar para otro lado. Acompañemos
este proceso creativo y liberador con nuestra propia creatividad. Con
nuestra propia liberación.
Y
otras Yerbas
(acerca de la intervención desde el Trabajo
Social y el Trabajo Interdisciplinario)
Pensando en las posibilidades y las perspectivas en Salud Mental, varias ideas vienen a mi mente en forma desordenada aunque trataré de presentarlas de la mejor manera posible. No creo que la contradicción se vaya a quedar afuera. La primera idea es mantener como dos líneas de lucha complementarias, la de la práctica cotidiana y la de la lucha más estructural. ¿Qué podemos hacer en la intervención nuestra de cada día que nutra una postura de cambio, a la vez que cambios más de fondo ayuden a nutrir nuestra práctica cotidiana? El cuestionamiento constante de nuestra propia intervención aparece en escena en el primer plano. ¿Cómo re-pensar nuestra práctica, cómo mantener esa visión autocrítica, cómo generar espacios de re-flexión/contención que nos permitan sentir no sólo que lo que hacemos vale la pena sino también que podemos enriquecernos con cada experiencia. Los Trabajadores Sociales hacemos una gran crítica de otras profesiones, de la sociedad, de la política, etc, etc, pero deberíamos poder hacer una autocrítica más seguida de nuestra siempre cambiante profesión. Nosotros como parte de esta realidad también somos parte de esta desorientación. No dejemos que esta desorientación nos lleve a prácticas del pasado. Si además de una época de excepticismo también estamos pasando por una época de cuestionamientos de las formas de "ser", familia, mujer, loco, país subordinado ¿por qué no usar esos momentos de ruptura de lo socialmente aceptado para que no sólo se modifique lo concerniente a las necesidades del sistema, sino que podamos ir incorporando las necesidades nuestras, de la población? Puede que suene muy naïve, pero aun creo en un cambio posible . El abordaje social en los hospitales de día abre en mí muchos interrogantes acerca de cuánto se puede llevar a cabo en la práctica cotidiana y cuánto se queda en buenas intenciones. Cuán importante es tener políticas que soporten estos cambios y no sólo los cambios aislados. La interconexión entre las instituciones que superponen su actividad, como por ejemplo la judicial y la de salud mental, que puedan realmente trabajar cooperativamente y no burocráticamente generando una piedra más en el ya complicado camino en la búsqueda de soluciones. "En este campo, el Trabajo Social aparece como el vector correlacionante entre el adentro-afuera institucional. Se integra en el equipo de trabajo para construir con el resto de las disciplinas el proceso dialéctico sano-enfermo que permita brindar un espacio terapéutico a la problemática de la Salud Mental. En este sentido no es una ciencia en sí, se define por su práctica y a partir de ahí se remonta teóricamente. Así el Trabajo Social construye su objeto de intervención, es decir, no lo extrae mecánicamente de la realidad, lo hace en base a sucesivas aproximaciones a ella que le permitan ir gradualmente precisándolo, delimitándolo, particularizándolo"8. Después de 10 años de práctica profesional y habiendo sido éste tema de sistematización de mi práctica pre-profesional, me resulta muy interesante sentarme a re-pensar la Interdisciplina. Recuerdo que durante las prácticas no hacíamos más que criticar la falta de colaboración con los profesionales (poniendo mucho más énfasis en la culpabilización de los médicos que en nuestras intervenciones). Pero no voy a olvidar nuestras caras cuando estabamos sistematizando los casos en los que había habido trabajo conjunto con otras disciplinas y los comparamos con los que habíamos intervenido sólo desde el trabajo social. No sólo la cantidad era mayoritaria de los de intervención interdisciplinaria sino que los resultados de dicha intervención habían sido cualitativamente más positiva. Toda nuestra idea pre-concebida de lo que estabamos por analizar dio un vuelco bastante importante. Después de 10 años de defender el trabajo interdisciplinario como una forma sumamente más eficiente y eficáz en los resultados, todavía sigo sintiendo cuán difícil a veces se torna esta defensa en ciertos ambientes y más aún contando con una formación profesional tan compartimentarizada. Uno de los puntos que me ha intrigado en los distintos Equipos de los que he formado parte, es la dificultad de confrontar distintas posiciones. Y siempre lo he tomado como una increíble paradoja. Nosotros, que nos dedicamos a tratar de que la gente pueda enfrentar sus problemas, tenemos dificultades para hacerlo como equipo. Muchas veces me pregunto si los equipos de trabajo no recrean de alguna forma las situaciones con las que trabajan de acuerdo a los distintos campos También recuerdo buenas experiencias, pero el miedo a confrontar, a discutir no nos permite incorporar nuevas ideas o perspectivas. Y cuanto más tiempo pasa sin "practicar este ejercicio" uno se va acostumbrando más a que nadie le cuestione nada Mencioné al principio que mis ideas no sólo serían desordenadas, sino también probablemente contradictorias. Y así creo que lo fueron; posibilidades y horizontes en la intervención en salud mental. Tanto por hacer, tanto por crecer a la vez que el horizonte corre delante nuestro (¿o será que nosotros estamos corriendo en la dirección equivocada?)
1 Citado por A. Carballeda en "La Modernidad y las prácticas sociales". Esquema de Trabajo . ESTS Cátedra de Trabajo Social I - Universidad Nacional de la Plata.
2 Scars that won't heal: The Neurobiology of Child Abuse. By Martin H. Teicher, Scientific American, March 2002. Pagina 68 a 75. Nota extraída de la pagina 71.
3 Alfredo Juan Manuel Carballeda en "Iluminismo; Razon y locura" artículo parte de trabajos preliminares desarrollados desde la Cátedra de Trabajo Social I.
4
DICCIONARIO CRÍTICO DE CIENCIAS SOCIALES SALUD MENTAL, José
Luis Alvaro
5 Enfoques y perspectivas en psicología social. Ana P. de Quiroga. Desarrollo a partir del pensamiento de E. Pichón Rivière. Ediciones Cinco.
6 ver Ana Fernández, Jornadas de Verano - Marzo del 2000 Universidad Popular Madres de Plaza de Mayo. La locura en Argentina. Tercera clase: jueves 23 de marzo del 2000
7 Idem 5 8 Noemí Benchimol, Mónica Guarino y Juana Naguirner: " Abordaje social en hospital de día" * Datos sobre la autora: * Daniela CHirro Licenciada en Trabajo Social en la UBA; Postgrado en Psicología Social y Coordinación de Grupos. Especialista en Violencia Familiar. Actualmente se encuentra trabajando en USA con inmigrantes de la Comunidad Latina. Volver al inicio de la Nota |
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