Por más esfuerzo y gastos que le demanden, el "Sistema hegemónico" no logra frenar el empecinamiento de millones de personas que continúan buscando formas de romper el aislamiento y generar mejores condiciones de vida. Protestas y luchas en muchos lugares. Movimientos cooperativos de producción y desarrollo económico en otros. Microemprendimientos, trabajo artesanal y economías alternativas como el "Trueque" se generan diariamente en la clandestinidad en nuestra América despojada.
El sistema hegemónico trata -cada vez más infructuosamente- de localizarlas, captarlas, integrarlas y por fin devorarlas para que su feroz "intestino" absorba los jugos vitales y eyecte a los seres humanos como excrementos.
Vemos el fenómeno de la participación como una posibilidad cierta de romper las estructuras del Poder.
Para los defensores de los Derechos Humanos y los trabajadores de las Ciencias Sociales, la tarea del momento es más que acompañar los procesos de participación comunitaria, social, gremial o económica. El compromiso es formar parte de este proceso; que en definitiva es el compromiso con la vida.
Rescatamos en este número de Margen el ejemplo de Monseñor Oscar Arnulfo Romero, asesinado en El Salvador en marzo de 1980: "El mundo de los pobres nos enseña que la liberación llegará no sólo cuando los pobres sean puros destinatarios de los beneficios de gobiernos o de la misma Iglesia, sino actores y protagonistas ellos mismos de su lucha y de su liberación desenmascarando así la raíz última de falsos paternalismos aun eclesiales..."