(para el hemisferio sur) Discapacidad y Trabajo Social Trabajo premiado en el Area de A.P.S. y Políticas de Salud Mental, en las V Jornadas de Residentes de Salud Mental del Area Metropolitana. Diciembre de 1998. Por:
El programa de "Discapacitados -Del ocultamiento a la integración-" inicia
su trabajo a fines del año 1995 y principios de 1996, a raíz de las
inquietudes de los profesionales del CESAC 18 de Villa 20 (Lugano) por la
escasa atención demandada de parte de la población potencialmente
discapacitada al equipo de salud. A través de contactos con distintas
personas claves en la comunidad (gente de la parroquia, delegados de
manzana, responsables de comedores comunitarios) detectaron la existencia
de personas discapacitadas, iniciando su atención en el CESAC.
El objetivo del proyecto es "Lograr la integración de las personas
discapacitadas detectadas, que habitan el área de Villa 20, a través de
acciones de prevención, asistencia y rehabilitación psicofísica con base
comunitaria".
La Villa 20 se encuentra ubicada en la zona sur de la ciudad de Buenos
Aires, está delimitada por el F.C.G.B., las calles Barros Pazos, Escalada,
Chilavert, Larrázabal, Pola y Battle y Ordoñez. Se encuentra detrás del
cementerio de autos de la Policía Federal. Las construcciones son de
materiales diversos, las hay de ladrillo y loza, de chapa, de madera, de
cartón, es muy común ver combinaciones de todas éstas. Los pisos en general
son de cemento o de tierra. Los principales problemas que afectan a la
población de villa 20 son: desocupación y subocupación, problemas de
documentación, violencia familiar y vecinal, abuso y maltrato infantil,
problemas con las viviendas, hacinamiento.
El proyecto -redactado por el Equipo de Salud- plantea 7 etapas para la
ejecución o puesta en marcha del mismo (estas etapas son parte de un
proceso, algunas de ellas pueden manifestarse simultaneámente) a saber:
En un primer momento y hasta la fecha, el equipo de profesionales lo
conformaron: 2 pediatras, un kinesiólogo, un psicólogo y una trabajadora
social.
El presente trabajo da cuenta de los dos años de funcionamiento del programa,
si bien, dada nuestra condición de residentes, participamos del mismo desde
setiembre de 1997 hasta mayo de 1998, como parte de las rotaciones de
residentes por el CESAC.
Las actividades desarrolladas por el equipo de profesionales consisten en:
Día de Atención Integral al discapacitado (3º martes de cada mes). Desde la realización del primer encuentro con discapacitados y/o familiares
la dinámica de trabajo del equipo de profesionales ha pasado por distintas
etapas.
La institución y la interdisciplinaEl equipo expresa saber cuál es o debería ser la función de cada profesional según su disciplina y éstas son definidas en forma similar por cada uno de ellos (Pediatría: atención y medicación. Kinesiología: ttos. de rehabilitación. Trabajo Social: contención familiar, orientación para recursos). En cuanto a los encuentros del Grupo Esperanza el equipo efectúa miradas diferentes. Para algunos, la coordinación de estos encuentros no está a cargo de una persona sino que va rotando, otros opinan que la misma recae siempre en uno de los profesionales del equipo (T.S.), a la que se suma el aporte de otros para favorecer o no la misma, según las circunstancias. En relación a la Atención Integral al Discapacitado, esta surgió con la idea de analizar cuáles son las necesidades y las demandas y qué es lo que como CESAC se puede hacer, en qué aspectos ayudar o reforzar a la familia y al grupo, y es realizada por un representante de cada disciplina. Para Ulloa, la institución representa un objeto real con normas formales y espontáneas para la utilización del espacio, del tiempo y de las responsabilidades, se presenta como un objeto con el cual mantiene una relación explícita de naturaleza racional, a través del desempeño de su rol, y a la vez como objeto interno, con una vinculación implícita de naturaleza fantástica. Hay pertenencia cuando la persona se siente incluída en la institución y siente que ésta le pertenece de alguna forma, aunque no siempre sea explícita. Los profesionales del programa "Discapacitados", mantienen diferentes relaciones de pertenencia con la institución y con el programa. La pertenencia e identificación en este programa se plantea, a nuestro entender, desde los objetivos profesionales (y personales) que cada miembro de este equipo se propone para el trabajo. Por ejemplo, para Kinesiología, concentrar a la población discapacitada en un grupo, es una actividad cuya concreción se extiende a toda su práctica profesional, ya que el conocer estas situaciones le permite realizar un diagnóstico específico desde su especialidad para programar su trabajo en el CESAC Nº 18 (rehabilitación individual y colectiva, acciones preventivas, medicación, equipos, prótesis necesarias). Para Psicología es un desafío profesional, por la posiblidad de trabajar interdisciplinariamente y de apuntar a una propuesta de psicología comunitaria. Desde lo médico se plantea como fundamental la necesidad de definir el perfil epidemiológico, esto es detección de pacientes, historia clínica y social, si tiene médico de cabecera, controles, vacunas, estado nutricional, diagnóstico. A continuación analizaremos el rol del Trabajador Social.
Para analizar el rol del Trabajador Social en este programa nos parece necesario definir que: la discapacidad es un problema social en tanto es una condición que afecta a un número importante de personas (condición de desventaja y de capacidades potenciales personales y sociales), de modo inconveniente y que puede corregirse mediante la acción colectiva. (Liliana Pantano) Tenemos así los tres elementos fundamentales para analizar la intervención profesional, un grupo de personas que tienen un problema social -la discapacidad-, en un espacio -CESAC Nº 18 y alrededores-, y en un tiempo -1996/1998. Coincidimos con María Dal Pra Ponticelli en que el Trabajador Social parte del presupuesto de que el usuario está en condiciones de desarrollar potencialidades y autonomía y que éstas pueden ser estimuladas por una relación diferente con su entorno. Así, el trabajo con las personas, los grupos y las familias podría presentarse en tres fases:
Desde Trabajo Social, falta sistematizar las gestiones realizadas para la obtención de pensiones a lo largo de estos dos años, cómo, cuándo y donde se tramitaron, la cantidad total de gestiones iniciadas y las pensiones otorgadas. Por la falta de estos registros, no se puede evaluar si el trabajo familiar por el que algunos miembros del grupo mejoraron su situación, tuvo que ver con la intervención del T.S. en instancias individuales o grupales. Hay reconocimiento de los miembros del grupo al T.S. como "asesor" de lo que se puede hacer. Los profesionales entrevistados manifestaron como objetivo futuro la propuesta de Rehabilitación con Base Comunitaria. El trabajador social no coincide con el resto de sus compañeros de equipo, en que la propuesta de R.B.C. sea el objetivo futuro. Considera que es necesario definir nuevamente los objetivos profesionales y del equipo antes de iniciar un trabajo de ese tipo. Nuestro interrogante, aún sin respuesta, es desde qué lugar puede y desea
aportar Trabajo Social a una propuesta de R.B.C. ¿Desde el trabajo personal
y familiar, desde lo grupal, o desde lo comunitario? Sería interesante que
se planteara la posibilidad de optar en trabajar de una u otra forma, ya
que en muchas oportunidades los equipos de salud descuentan que el
trabajador social "va a terreno" y no se clarifican los objetivos
profesionales de estas salidas.
Para aproximarnos a la vivencia y definición de la discapacidad desde quienes están en permanente relación con ella, por protagonizarla o por tener familiares directos que la sufren, realizamos tres entrevistas a miembros del programa. En las tres entrevistas se presentó como común el hecho de que la discapacidad no fue determinada al nacer, sino producto de diferentes enfermedades, una al primer año de vida y las otras dos en la adolescencia. Esta situación nos parece relevante porque nos encontramos ante personas que eran "normales" y que, por una situación que se presenta como inexplicable, se encuentran discapacitadas, necesitando largos tratamientos médicos y rehabilitación permanente. Las actitudes ante la noticia de la enfermedad que dió origen a la discapacidad fueron diferentes en cada caso, están teñidas en los tres de cierta desconfianza, sentimiento de culpa y de tratar de encontrar "un responsable" de la enfermedad. El cómo se comunica el diagnóstico y pronóstico médicos tiene una influencia fundamental en cómo el discapacitado y su familia comenzarán a elaborar la nueva situación en la que se encuentran. En muchas ocasiones, los profesionales no tienen en cuenta la importancia de cómo se comunica esta noticia, no se respeta un encuadre especial, la noticia es transmitida en forma rápida y por cualquier profesional de la sala, se hacen derivaciones a los servicios sociales o de atención psicológica, porque se supone que va a necesitar "mucha" ayuda. Los profesionales tratan de no hablar en profundidad con los familiares; a veces, como un mecanismo de defensa, de disociación para poder seguir con el trabajo; otras, por desconocer los múltiples aspectos que se movilizan en los pacientes y familiares ante la discapacidad. En el caso de C. (24 años, el diagnóstico clínico es paraparesia), nadie le explicó el tipo de operación que se le realizaría ni sus secuelas; él aún opina que "yo estaba bien hasta que me hicieron la punsión" y que no se animaba a preguntar nada a los médicos porque confiaba en que se iba a curar. Dice que los médicos evitaban hablar con él, y recuerda con resentimiento al hospital y a los profesionales que realizaron la operación y determinaron su discapacidad. A. comenta que cuando le dijeron lo que le pasaba a su hija ella lo tomó muy mal, sintió que no iba a poder superarlo, la actitud de su marido fue diferente a la suya, él dijo que igual era su hija y que él la quería (La niña tiene 4 años, el diagnóstico clínico es parálisis cerebral). En el hospital le sugirieron iniciar un tratamiento psicológico, ella concurría a las entrevistas, pero comenta que nunca le dijo la verdad a la psicóloga, no quería decirle que se sentía mal y que tenía bronca, por temor a que le dijeran que estaba mal pensar así. Las familias presentan distintas actitudes con respecto a la discapacidad, en algunos casos el discapacitado es aislado dentro del grupo familiar, o toda la familia se aisla, persistiendo entre ellos una comunicación endogámica. En otros grupos familiares, la discapacidad es tomada como un infortunio personal y es enarbolada como carta de presentación para abrirse en el mundo. Aparece como sentimiento de injusticia y afán de venganza. La situación de A. se encuentra en este segundo grupo. A. expresa sentimientos de impotencia, de bronca y de angustia tratando de justificar el no pensar "lo moralmente correcto". "Yo me siento mala madre..., pienso que no la cuide para que no se enfermara..., tengo culpa porque mis otros hijos tienen que hacer cosas en la casa que debería hacer yo..." "Yo la llevo a donde me digan, hacemos todo los tratamientos que indiquen, pero a veces me canso, me da bronca y le digo por qué tuvo que enfermarse... mi marido me dice que no haga eso, que ella no tiene la culpa, que nadie tiene la culpa... después me pongo a rezar y pido perdón a Dios". En el primer grupo, de familias que se aíslan -endogámicas-, se encuentra T., quien manifiesta que no sabía que había personas discapacitadas en el barrio. Dice no conocer mucha gente de la villa porque trabaja. Expresa que, desde el alta, a su hija (de 19 años, cuyo diagnóstico clínico es paraparesia) no le gusta salir de la casa, tampoco quería venir de visita los fines de semana cuando estuvo internada en ALPI, no le gusta hablar con nadie de lo que le pasó. "Yo veo que cada vez hay más chicos discapacitados, antes no había tantos". En las entrevistas manifiestan que la familia cercana, algunos vecinos y amigos, tienen actitudes de colaboración permanente. Si bien en villa 20 la población migra permanentemente desde y hacia sus lugares de origen (Litoral y NOA. -noroeste argentino-, Bolivia y Paraguay) lo que provoca que los vecinos no se conozcan entre sí, las relaciones de "ayuda mutua" se refuerzan ante las situaciones de enfermedad y discapacidad. A. cuenta que familiares suyos, de parentezco directo, no se acercaron nunca a visitar a su hija en la internación y que no la visitan en su casa; manifiesta su resentimiento porque la "dejaron sola" y comenta que los vecinos la ayudaron y la ayudan mucho, aún aquellos que apenas la conocen. C. comenta que fueron su primo y hermano -asesorados por el kinesiólogo del CESAC- los que armaron las paralelas y equipamiento necesario para su tratamiento de rehabilitación. La entrevista fue realizada en casa de su primo, mientras su prima política organizaba la casa, lavaba la ropa y agregaba comentarios al relato de C. (ella lo cuidó durante las internaciones). En cuanto a lo que el grupo les aportó a cada uno, las vivencias son
diferentes. Para A. significó recuperar la alegría, no sentirse tan sola y
conocer gente en su situación. Para T. implicó analizar que su hija no es
la única discapacitada de la villa, comprender que hay otros tipos de
discapacidades, conocer vecinos cercanos a ella con hijos o familiares
discapacitados. Para C. el grupo no cambia mucho en su vivencia cotidiana,
porque sus impedimentos físicos y los problemas de accesibilidad de los
pasillos y calles de la villa dificultan su llegada a las reuniones y ha
concurrido a pocas.
Tomando en cuenta que el programa de Discapacitados se desarrolla desde un CESAC que tiene como objetivo principal la Atención Primaria en Salud, creemos necesario en este apartado hacer un análisis de algunos puntos de esta estrategia. Según la definición de Atención Primaria en Salud la misma debe estar dirigida hacia la resolución de las necesidades y los problemas de salud concretos de cada comunidad, que deben ser abordados a partir de actividades coordinadas de promoción, prevención, tratamiento y rehabilitación, potenciando la autorresponsabilidad y participación comunitaria. En el análisis de los términos deficiencia, discapacidad y minusvalía se presentan las medidas de prevención primaria, secundaria y terciaria. La prevención primaria comprende las medidas para prevenir enfermedades y traumatismos (inmunización, asistencia prenatal, nutrición adecuada), la secundaria trata enfermedades y traumatismos con el objetivo de prevenir deficiencias ulteriores (tratamientos médicos y kinesiológicos), la terciaria está constituída por las medidas tendentes a eliminar o reducir las deficiencias o discapacidades (rehabilitación). Como las minusvalías son fruto de la interacción entre las personas con discapacidades y la sociedad en que viven, es necesario un cambio social para reducir o eliminar las minusvalías. En el CESAC Nº 18, los profesionales del programa de discapacitados consideran que no están haciendo Atención Primaria en Salud en tanto estrategia global y filosofía, ya que esto implicaría un sistema organizado de atención "para todos", basado en la prevención y no sólo en el tratamiento de la enfermedad, que definiera a la salud como derecho universal e inalienable. En la medida en que se cobran "bonos" y se organizan los "hospitales autogestionarios" esta estrategia y filosofía no son asumidas por las instancias superiores de organización (Hospital - Secretaría de Salud). Asimismo, no hay una relación de referencia y contrareferencia con el hospital base, como se manifiesta en el decreto de creación de las Areas Programáticas. Esta referencia y contrareferencia se mantiene por las relaciones informales que se pueden establecer a través de las rotaciones de residentes y los contactos personales de los profesionales con el personal de planta del hospital. En cuanto a la atención que se brinda en el CESAC, si podemos decir que se presentan los 3 niveles de prevención específicos dentro del análisis de las discapacidades. En el marco del programa de Discapacitados se trabaja básicamente sobre el tercer nivel de prevención, las medidas necesarias para reducir las deficiencias evitando enfermedades colaterales que impliquen deficiencias mayores. El objetivo de "desocultar para integrar" se relaciona claramente con el trabajo comunitario necesario para que la comunidad asuma y muestre la discapacidad, reduciendo las minusvalías. Este trabajo nos permitió analizar el funcionamiento del programa, realizando lecturas del mismo desde distintos lugares, institución, grupo operativo, equipo de trabajo, intervención profesional. El hecho de estar actualmente en un hospital psiquiátrico nos lleva a incorporar otro interrogante, la incorporación de personas con discapacidades psicopatológicas. Consideramos que esto favorecería la intervención profesional, desde la prevención y la contención ante situaciones personales y/o familiares conflictivas. Octubre de 1998 BIBLIOGRAFIA- A. Martín Zurro y J.F. Cano Pérez. Manual de Atención Primaria en Salud. Cáp. 1 y 4. - Ana Goerdt. Artículo "Prevención de discapacidades y rehabilitación". Revista Salud Mundial - OPS - 1990. - Jorge G. Cantis. Artículo "El discapacitado y su familia: aportes teórico clínicos". Revista "Actualidad Psicológica". Junio 1993. - Liliana Pantano. La discapacidad como problema social. Cáp. II y IV. Edit. Eudeba. Argentina, 1993. - Introducción a la temática de la discapacidad. Unidad I y II. Instituto Nacional de la Administración Pública. Rep. Argentina. Junio 1997. - Elisa Bianchi (compiladora). El servicio social como proceso de ayuda. Cáp. I y II. Edit. Paidós. 1º edición en español, 1994. 1º edición, Italia, 1993. - Fernando Ulloa. Psicología de las instituciones. Ficha UBA. Cátedra Ferraro Distéfanos. - Ana P. de Quiroga. La psicología social como crítica de la vida cotidiana. Edit. Cinco. Argentina, 1988. * Datos sobre las autoras: * Licenciada Alejandra Gómez y Licenciada Erica Foti Licenciadas en Trabajo Social. Residentes de 3° año en el hospital Alvear de la ciudad de Buenos Aires, República Argentina. Volver al inicio de la Nota |
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