Las profundas transformaciones culturales y sociales de este fin de siglo han ido modelando nuevos sujetos sociales y re-definiendo viejos sujetos constituidos por la modernidad: es el caso de la niñez. Conforme a los procesos globales, en ciertos sentidos se observa una tendencia de medievalización de la niñez, que a modo de espiral dialéctica retorna a algunas de sus formas
culturales, resignificadas en el contexto de la cultura mediática y la incertidumbre ante la perdida de utopías.
Las prácticas culturales actuales de los niños, en particular de los niños latinoamericanos, evidencian un quiebre con las prácticas sociales asignadas a la infancia en el proyecto moderno, el cual consideramos está provocado fundamentalmente por la cultura mediática y por las condiciones de vida.
A lo largo del siglo las condiciones de vida de los niños latinoamericanos han evidenciado un deterioro creciente, modificándose el papel de éstos en la economía familiar, puesto que ha aumentando el porcentaje de familias que procuran su supervivencia mediante diversas formas de trabajo infantil.
Infancia como identidad moderna
Entre las identidades constituidas en la modernidad, sin lugar a duda una de las más significativas es la definición del estatuto de la infancia, y su consolidación a través de la familia y la escolarización, uno de los núcleos organizacionales del proyecto moderno, que conectará una infancia deseada con una sociedad deseada.
La escuela se erigió como el principal escenario cotidiano de interacción que la modernidad le ha asignado a
la infancia, el lugar donde se espera ser adulto y se aprende a «ser
alguien» (Kusch,1962), los pedagogos foucaultianos J. Varela y
F.Alvarez Uría la definen como el lugar de encierro y secuestro de la niñez: una cuarentena que delimita un lugar de aislamiento separando a las generaciones jóvenes del mundo y sus placeres. (Varela- Alvarez Uría, 1991)
La delimitación de la infancia
como etapa de la vida es caracterizada con ciertos rasgos como son:
maleabilidad, por tanto con capacidad para ser modelada; debilidad, por tanto con
necesidad de tutela; rudeza, que precisa civilización; y flaqueza de juicio,
que requiere desarrollo de la razón, es decir naturaleza que debe ser encauzada y disciplinada.
Esta nueva configuración de infancia alejará a los niños de los espacios públicos reservados para los adultos, creando una distancia social generadora de prácticas cotidianas diferenciadas, manifiesta en los juegos, los espacios culturales legitimados, el tono y las expresiones hacia los niños. Los rituales que instituirá la escolarización, definirán formas de socialización marcadas fundamentalmente en la relación docente-alumno, que anularán la participación de los niños y adolescentes en aquel lugar creado para ellos; establecerán gestos, tonos de voz que impostarán superioridad. Surgen entonces los especialistas, apóstoles de la ilustración, el maestre.
En el caso de la educación de niños de primera infancia, los gestos, los tonos, idiotizarán, pondrán limites, crearán una realidad ficticia sin conflictos, un cuento de hadas para una edad de fantasía, reforzándose las imágenes de inocencia y la
sin razón acuñadas por Rousseau en el Emilio. (Fernández,1997).
Se produce un consenso acerca de la infancia como una etapa de la vida incompleta, deberá recorrer una larga experiencia para constituirse como sujeto completo de pleno derecho, mientras tanto las instituciones
decidirán por él. Se presentarán modelos diferenciados para la infancia pobre (ruda) y la noble (infante).
El modelo del nuevo espacio social es diferenciador de acuerdo a las clases sociales; distinto es el colegio de los jesuitas de las escuelas de recogida de niños pobres. En todos casos se apunta a la familia, a través de los niños llegarán a ellas las categorías de progreso y bienestar.
Las figuras de infancia de la
modernidad en Latinoamérica más destacadas serán la del escolar para ciertos sectores sociales, para otros sectores que no se ajustaron a las normas y que el Estado asumió su tutela, la de menores, los niños pobres que necesitaban ser encauzados. En referencia a estas dos infancias modernas, Gomes Da Costa, consultor de UNICEF para la región, señala un episodio que patentiza esta situación. Se refiere al titular de un periódico en Brasil que daba cuenta de un incidente de violencia a la salida de una escuela:
"Menor ataca a niño"
(Gomes da Costa,1995).
El término menor posee una connotación no sólo edad cronológica, sino de disminución de capacidad, es un sub-ciudadano, en vez el niño es ciudadano de plenos derechos. Para el menor, que ha quedado fuera del espacio socializador legitimado que es la escuela, su lugar social es la calle, el espacio público.
Acción y construcción de sentidos
Para abordar la construcción
de identidades y sujetos consideramos oportuno incluir algunas
consideraciones acerca de la socialización en
cuanto proceso de conocimiento e internalización de la realidad. Tal proceso ha sido objeto de estudio de la sociología del conocimiento, cuyo
campo disciplinar se ocupa de todo lo que se considere conocimiento en la
sociedad, vale decir todo cuanto la gente conoce como realidad en la vida
cotidiana. Precisamente este «conocimiento» constituye el edificio de significados sin el cual ninguna sociedad
podría existir. En este campo son significativos los aportes por un lado, de Berger y Luckman cuya tesis central es que la realidad se construye socialmente y por lo tanto la sociología del conocimiento debe analizar los procesos por los cuales se produce, y por otro los de Pierre Bourdieu quien sostiene que la teoría de la práctica social en tanto que práctica recuerda, en contra del materialismo positivista, que los objetos de conocimiento son construidos y no pasivamente registrados y contra
el idealismo intelectualista, que el principio de esta construcción es el sistema de disposiciones estructuradas y estructurantes constituido en la práctica y orientado hacia funciones prácticas.(Bourdieu,1991:pp91)
El cúmulo social de conocimiento aporta los esquemas necesarios para las rutinas de la vida cotidianas lo que Pierre Bourdieu definirá como habitus
«Sistemas de disposiciones adquiridas por medio del aprendizaje implícito
o explícito que funciona como un sistema de esquemas generadores. y que
genera estrategias oportunas». (Bourdieu,1991: pp141), que se comparte con otros en las rutinas normales que se van estructurando en el tiempo y se sustenta en el lenguaje y el cuerpo.
La escuela resulta, como todo espacio habitado, un campo social destacado para la objetivación de los «principios generadores». Es
el escenario donde se despliega toda una danza corporal, movimientos,
miradas, gestos, discursos donde se conforman esos habitus. El cuerpo está
notablemente «implicado». Hace una «puesta» (enjeu) que muestra esa «implicación» (investissement), en el doble sentido de inversión del cuerpo en la «puesta» y de inmersión en el juego institucional.(Bourdieu,1991) conformando una» postura social «(Giddens,1991).
En ese sentido, toda actividad humana está sujeta a la habituación. Todo acto que se repite con
frecuencia crea una pauta que luego puede reproducirse con economía de
esfuerzos y que es aprehendida como pauta para quien la ejecuta. Las
acciones habitualizadas retienen su carácter
significativo para el individuo, aunque los significados, que entrañan, llegan a incrustarse como rutinas en el depósito general del conocimiento. La habituación antecede a la institucionalización. (Berger y Luckman,1993:pp74ss) y define las formas de identidad colectiva
reconocidas como resultado de una larga y lenta elaboración colectiva .
Los autores señalan dos
instancias en el proceso de conocimiento de la realidad: la sedimentación y
legitimación. A través de la sedimentación la conciencia retiene alguna experiencias y permanecen como entidades reconocibles. Por la legitimación se
explica el orden institucional e indica porque las cosas «son lo que son». A
la vez distinguen cuatro niveles de legitimaciones como son:
-Un primer nivel denominado
como legitimación incipiente : todas las
afirmaciones tradicionales sencillas que se le dan a un niño en sus primeros
años de vida.
- Un segundo nivel correspondiente a legitimación de proposiciones teóricas rudimentarias (esquemas
pragmáticos, proverbios, máximas morales, sentencias, cuentos y leyendas populares).
- El tercer nivel de
legitimación contiene teorías explícitas por las
que un sector institucional se legitima en términos de un conocimiento
diferenciado. En razón de su complejidad suelen encomendarse a personal especializado que los trasmite mediante procedimientos formalizados de iniciación.
- Un cuarto nivel lo constituyen los universos simbólicos: Los procesos simbólicos son procesos de
significación que se refieren a realidades que no son las de la experiencia cotidiana. El universo simbólico se concibe como la matriz de todos los significados objetivados socialmente y subjetivamente reales.
La socialización se realiza
cuando la comprensión de los procesos subjetivos del otro, de su mundo se
vuelven propios, cuando se produce una apropiación de los contenidos sociales.
Se pueden diferenciar la
socialización primaria que se realiza en la primera infancia de la socialización
secundaria en la que se aprehende el contexto institucional y da respuestas a las exigencias especificas del contexto a lo largo de toda la historia personal. El niño acepta los roles y actitudes de los otros significantes como el mundo único posible, aprende a
sus otros significantes como mediadores, mediatizando el mundo para el niño, seleccionando aspectos del mundo según el lugar que ocupan en el.
Pierre Bourdieu planteará que las funciones sociales son ficciones sociales y
los ritos de institución hacen que aquel que instituyen como (rey, caballero, sacerdote o profesor), forjando su imagen social, moldeando la representación que puede y debe dar como persona, al definirlo, lo instituye así empieza a ser lo que es. Le ordenan que llene su función y entre en el juego, y que juegue el juego.
El proceso de socialización,
en particular la primaria, se caracteriza por un fuerte componente
afectivo, por la masividad y verosimilitud, a la vez que posee un sentido
de inevitabilidad e impropiedad. Al nacer el individuo da con una cultura,
una ley, un juego que le es ajeno y que lo define, un ejemplo de ello es la
asignación del nombre que constituye la primera significación simbólica. El nombre pronunciado por «otro», le da
identidad, se lo reconoce a través del deseo del otro. Estudios etnográficos
con niños de entre 2 y 5 años nos permiten destacar la significación que tiene el nombre, en función de la significación para sus padres. Los niños cambian su identidad por sus figuras identificatorias,
constituidas mayoritariamente por los héroes de la TV. Su identidad dada por medio del nombre, es producto de ella y sin nombre no podría ser reconocido ni identificado, como tampoco podría el mismo autoidentificarse o auto-reconocerse como parte de la sociedad.
De este modo el proceso de socialización opera en la construcción de sentidos de un sujeto en una existencia particular.
Otras formas de socialización
A través de primeras formas organizadas de lo que será la Escuela obligatoria Moderna se instaura una nueva socialización que rompe la relación existente, hasta entonces,
entre formación y aprendizaje.
La educación medieval estaba centrada en las prácticas de la vida cotidiana Se aprendía a través del trabajo de la participación en los espacios sociales, en el taller.
La infancia legítimamente posible quedará cercada por sus muros, para quienes no lo comprendan se consolidó como dispositivo las instituciones tutelares, reformatorios, hoy «centros de rehabilitación intensiva». Desde entonces la memoria de los pueblos, los saberes adquiridos en el trabajo, sus producciones culturales, sus luchas, estarán marcadas con el estigma del error, y desterradas
del campo de la cultura; la única legítima, está legitimada por el mito de la «neutralidad» y de la «objetividad» de la ciencia. (Varela-Alvarez Uria,1991:pp. 43).
El saber será propiedad del
maestro, un saber que es neutro e inmaterial, separado de la vida cotidiana, de sus aspectos sociales y políticos, que define como «no saber» a los conocimientos vulgares, a la vez que mediante diversos dispositivos como «exclusión, censura, ritualización y canalización»; diferenciarán entre «verdad y error», a la vez que establecerán la ruptura entre «el trabajo manual» del «trabajo intelectual». Este criterio
será el origen del conflicto entre saber académico-saber experiencial, y generador de estrategias de destrucción de otras formas de socialización fuera dela escuela.
La escuela no es sólo el lugar
de aislamiento en que se va a experimentar, sobre una gran parte de la población infantil, (...) es también una institución social que emerge
enfrentándose a otras formas de socialización
y de transmisión de saberes que se verán relegadas y descalificadas por
su puesta en marcha.» (Varela-Alvarez Uria, 1991 :pp. 38)
Respecto al saber, la escuela
se convierte en un lugar en el que se enseñan y aprenden un cúmulo
de banalidades desconexionadas de la práctica, el trabajo escolar precede y
sustituye al trabajo productivo. Esto impondrá una actitud de postergación
de la intervención hata la adultez.
Por otra parte,sobre la base de la concepción de la infancia como
pura e inocente, los programas curriculares eliminan de los contenidos
académicos los conflictos, el aprendizaje de
las ciencias sociales en la escuela presenta un mundo articulado, sin
conflictos entre sectores, como un todo armonioso.Ya serán grandes para
conocer los problemas dirán muchos docentes, cuando en realidad los
estilos de vida actual los encuentra inmersos y partícipes de dichos
conflictos. (Batallán,1987)
Esta fisura se potencia
con la irrupción de los Medios en particular la TV en la década del 50-60. Comienza un ciclo que inaugura nuevos espacios de constitución de identidades, más allá de la escuela y la familia, no fiscalizados por éstas, como son el cine, la radio, las revistas, la vereda, el potrero. Muchos de estos productos serán calificados como «prohibidos para menores».
En ese contexto la escuela intentará aggionarse ante dichas transformaciones incorporando estrategias tecnológicas audiovisuales, lo cual no fue suficiente para provocar un encuentro discursivo, en sentido amplio, con las nuevas generaciones.(Carli,1996)
En este siglo, llamado por muchos «el siglo de la niñez», se produjeron aportes teóricos fundamentales que modificaron el modo de comprender la infancia, los modos de crianza y educación, como lo fueron las corrientes psicoanáliticas y piagetianas, que impactarán a partir de la decada de los '50 en las prácticas culturales en un proceso de progresiva subjetivación del niño, conjuntamente con la perspectivas pedagógicas desarrolladas por el Movimiento de la Escuela Nueva, las que centran sus propuestas en el sujeto-niño recuperando el aprendizaje experiencial y el hacer.
Las décadas del 60'-70'constituyeron en toda Latinoamérica un marco político cultural que generó el
desarrollo de estrategias de educación popular con distintos alcances,
desde aquellas orientadas a en la lucha por el poder político, como las dirigidas a
la liberación cultural de los pueblos latinoamericanos mediante
alfabetización, reforma agraria y proyectos de
extensión hasta aquellas de perfil compensatoria-asistencial. Estos
procesos dieron lugar a un marcado proceso de subjetivación,
posteriormente interrumpido por los regímenes
autoritarios de los ochenta. Durante los '80 en muchos casos dichas prácticas
encontraron como lugar de refugio y resistencia los movimientos sociales
sectoriales, así se desarrollaron en toda Latinoamérica iniciativas de lucha
por los derechos de la infancia, la tenencia de la tierra, de género,
movimientos indigenistas, ecológicos,etc.
Estos se encontraron en los noventa conformando una red social de
envergadura que a la vez será soporte para el despliegue de las políticas sociales compensatorias encarada a través
de gobiernos-ONGs internacionales.
En el caso de los movimientos
de infancia, desplegaron con sus prácticas los principios de la concepción
integral del niño y del adolescente, siendo el piso donde se sustentó el
marco jurídico de la Convención Internacional de los Derechos del Niño
(Nueva York,1990) que remplazará a la «doctrina del menor irregular»
Este acontecimiento marcará
un salto en cuanto a las implicancias políticas del mismo, por cuanto los
estados partes se comprometen a respetar sus postulados y a desarrollar
políticas publicas que las garanticen(1), superando la anterior Declaración de los Derechos del Niño emanada de la ONU, que tuvo un alcance de declaración de principios.
Un cambio profundo en la concepción de infancia que definitivamente devendrá en crisis y
transformaciones en la forma de pensar la escuela y los escenarios culturales de la infancia de fin de siglo.
Las condiciones de vida de la infancia
El actual contexto de
exclusión social ubica al Sujeto infancia en
una crisis no solo presente sino, en cuanto a situación de incertidumbre, un
futuro (exitoso) imprevisible o "poco previsible". Ha sido considerado desde
la modernidad como incapaz de decidir "no decide", lo hacen por él su
familia; la escuela; el Estado-Nación. Aquellos niños que optaron romper con
aquellas instituciones, empujados por la realidad, como son la franja de
niños y adolescentes en la calle, se encuentran en estado de libertad
condicionada por la ausencia de un futuro.
Uno de los rasgos que caracteriza las prácticas sociales de éstos es
el vivir un «presente contínuo».
Las instituciones que
"forjaban un futuro» a los niños, quienes
decidían por él están en crisis, la
promesa de ascenso social que prometía la
educación se ve contundentemente desmentida. Investigaciones
recientes (Gallart,1993) han comparado los clasificados de los diarios de pedidos
de trabajo de hace veinte años y en los de la actualidad, analizando entre
los requisitos solicitados la certificación de estudios, comprobando (algo que
el sentido común ya sabía) que hace
veinte años había un número significativo
de pedidos de trabajo cuyo requisito era el título secundario y en la
actualidad aparece como requisito necesario pero no suficiente. Esta investigadora
analizó por otro lado cómo en los años
'80 marcó el momento de acceso de los sectores populares a la escuela
media, momento en que ésta pierde validez para acceder a un trabajo.
María A.Gallart plantea por
otro lado que el acceso al mercado de trabajo tiene mucho más que ver con
la red de contactos sociales, propia del grupo social al que se pertenezca
(idea de "capital cultural "de Bordieu-Passeron), que con la certificación
de estudios alcanzada.
Por otro lado investigaciones ya tradicionales como
las de Francisco Gutiérrez o Cecilia Braslavsky han marcado la
existencia de circuitos diferenciados, quebrando el mito de igualdad de
oportunidades, que en investigaciones más
recientes se han descripto con detalle (Tenti Fanfani-Isuani,1989).
Para señalar algun elemento
de esta segmentación, son significativos los trabajos sobre localización de
las instituciones educativas en relación
con el barrio,factor que obstaculizará el ingreso de los pre-adolescentes a la escuela secundaria, arrojándolos a un ocio forzado. Si esta distancia implica uno o dos boletos de transporte para llegar a la escuela, y se agrega el impacto de lo desconocido de otro barrio y lo desconocido que significa para los padres con estudios primarios la escuela secundaria.
Analizando la familia en relación a las condiciones de vida, se evidencia que el conglomerado humano que llamamos familia es claramente diferente en los sectores populares, que el que se ha conocido como familia
"normal". Esta se puede caracterizar por tres rasgos, definitorios a las
condiciones de desarrollo y crecimiento de los niños:)
1) La primera es la aguda lucha por la sobrevivencia. Todos los miembros tratan de aportar al sueldo mínimo del hombre, si es que lo tiene, si es que hay hombre en el grupo familiar, la mujer trabajando en
servicio doméstico y asumiendo las tareas
de crianza y cuidado de la casa, a la vez que vinculada con alguna
forma asistencial, los niños ingresarán a
la economía informal; aportando a la manutención de su grupo .
La reducción de la actividad
económica de la coyuntura, afecta con disminución de changas y
empleos temporarios, lo que lleva a estrategias de sobrevivencia. Este sector social
es el principal destinatario de las políticas sociales focalizadas de
tipo asistencialista. Esto genera una fuerte relación de clientelismo con el
Estado y sus funcionarios.
En ese sentido, el desempleo parece afectar más directamente a
los hombres, lo que determina que permanezcan en los barrios y hogares
en un marco de cuestionamiento de su imagen y rol tradicional.
2) La segunda característica, es el fuerte condicionamiento de esta
preocupación neurotizante en las relaciones intra familiares. Son comunes
el alcoholismo, la violencia. Esto favorece el aumento de la anomia, las
familias uniparentales y la
"feminización" de la pobreza (algunos autores
hablan de infantilización de la pobreza).
Los efectos devastadores de la desocupación emergen en este cuadro de
situación como uno de los aspectos que
más inciden en los hogares de los sectores populares no sólo en la medida en
que produce una ruptura sobre un eje fundante de la vida diaria, sino que
a su vez cuestiona roles y modifica situaciones de poder tanto en el nivel
de lo doméstico como de lo extradoméstico.
Así el espacio barrial y las
relaciones sociales dentro del mismo son directamente afectados por el
crecimiento y la extensión de la pobreza.
El rol del niño proveedor define un conflicto con el adulto, el cual es
desplazado como referente, en un debilitamiento de las redes vinculares de
protección que tradicionalmente implicó
la familia para el desarrollo del niño.
3) La tercera característica
destacada es que la familia es muy dinámica. Cae su estabilidad y ella se
hace muy móvil. Los cambios en su estructura son constantes. Se cambia
de compañero/a sin el formalismo contractual del divorcio. Altos
porcentajes de familias son monoparentales, matriarcales, con compañeros
visitantes, cabiendo la responsabilidad mayor a la mujer.
4) La cuarta característica es
que la familia asume un papel de estrategia de sobrevivencia, sobrepasa su
carácter nuclear y se vuelve más clánica.
A la vez, se nota un mayor protagonismo de la mujer en las
organizaciones de base y en su incorporación al mercado de trabajo. Las
organizaciones populares de base neocomunitarias están
principalmente conformadas por mujeres, lo cual
tiene un impacto significativo en las reivindicaciones de género en la vida
cotidiana y en temas como salud reproductiva, sexualidad, violencia
familiar, que salen de lo privado y pasan al nuevo espacio público.
Se describe una familia con muy poco poder, con pocas posibilidades de ser «artífices de su propio destino», puesto que no es por una cuestión de predisposición que se pueda acceder al mercado de trabajo, puesto que las redes estatales no le pueden garantizar vivienda, agua potable, alimentos. Un Informe reciente sobre Desarrollo Humano (índice IDH) en la
Provincia de Buenos Aires (la de mayor concentración poblacional y extensión de la Argentina) de 1996, realizado por la Comisión de Ecología y Desarrollo
Humano del Honorable Senado de la Nación plantea:
"Promediando las tasas de mortalidad infantil entre 1990 y 1994, resultan preocupantes los valores alcanzados en ciertos partidos de la provincia de Bs.As. como: Pilar (28 por mil), Escobar (27,5 por mil), Zárate (27 por mil) y Florencio Varela (27
por mil). Cabe destacar la alta incidencia de muertes evitables. Entre las causas más comunes de mortalidad infantil, la información estadística oficial permite estimar que son la desnutrición, la diarrea y las infecciones respiratorias."
Si uno tomara como caso testigo el Partido de Florencio Varela (que ocupa el último lugar en el IDH en el ranking de los 127 partidos de la provincia de Buenos Aires) el indicador Población sin agua corriente es de 780,9; cada mil habitantes, relacionados con diarreas y desnutrición.
Altos porcentajes de desnutrición, riesgo y retraso son la consecuencia del impacto de la pobreza sobre el crecimiento y desarrollo psicológico de los niños. Más de la mitad de los niños que han tenido carencias nutricionales presentan una reducción inmediata de peso o estatura, significativamente disminuida para la edad.
Teniendo en cuenta que la
desnutrición y el retraso aparecen generalmente en el segundo semestre de
vida, si no se revierte la situación de
pobreza que la origina, el futuro de aquellos niños está seriamente
comprometido.
Considerando un análisis economicista de los niños, que los
ha clasificado como «bienes de producción» para las familias rurales,
«bienes de inversión» para las familias
burguesas del siglo pasado y «bienes de consumo» para la clase media
actual, ¿que tipos de bienes son los niños
de los grupos pobres de las grandes ciudades cuya probabilidad de muerte
es mayor que la de supervivencia (Rodrigues Breitman,M.,1994)
Este panorama que correlaciona con otros países latinoamericanos es concordante con el relevamiento que realizó UNICEF sobre la región afirmando que «en Latinoamérica la
mayoría de los niños son pobres y la mayoría de los pobres son
niños».
A esto se agrega la deserción
del Estado como garante de las condiciones mínimas de existencia, en una
relación inversamente proporcional: a mayores deterioros de condiciones
de vida, menor asistencia del Estado.
En nuestro país estamos
asistiendo a una profunda transformación en el modelo de Estado que ha sido
denominada de diferentes maneras: pos social, neoliberal; se trata de un Estado que abandona su papel interventor
en la economía para pasar a cumplir un rol de garante de las reglas de juego, privatizando sus empresas y transfiriendo al mercado la capacidad de conducir el modelo de desarrollo y de distribución de bienes.
Fija como uno de sus objetivos principales el equilibrio fiscal
reduciendo el gasto público y aumentando su
capacidad de recaudación impositiva.
Este Estado sobredeterminado internacionalmente, pierde soberanía, por sí solo no puede imponer
condiciones.
En un artículo reciente (Tello, Ángel 1996) se cita a Stanley
Hoffman, director del Instituto de Europa de la Universidad de Harvard, quien
describe la conformación de las nuevas "reglas de juego" a la que se ven sometidos los Estados nacionales: La nueva economía mundial está formada
por corporaciones nacionales y multinacionales operando a través de millones
de tenedores individuales de bonos, accionistas y poseedores de cuentas
de ahorro, en busca de beneficios máximos y rápidos por encima de las
fronteras nacionales.
Esto tiene dos efectos, y ambos contribuyen a la prevalencia del caos: a) La creación de una enorme zona
de irresponsabilidad: la economía global esta literalmente fuera de control,
no sujeta a reglas de responsabilidad y los principios de legitimidad que
se aplican a las relaciones entre los individuos y el Estado. Los Estados
titubean en imponer sus propias reglas unilateralmente por temor a
ser ineficientes y dañar sus propios intereses. Así, el liberalismo exitoso
en reducir el poder del Estado ha creado un nuevo poder que es anónimo pero formidable.
Este poder afecta a los Estados y a los individuos, pero es tratado como si fuera meramente una extensión de la esfera protegida de las libertades individuales.
b) el otro efecto es una frecuente reacción interna contra las restricciones impuestas por la interdependencia en general, una reacción a la sensación de que el destino de los individuos, aún en el marco de sistemas políticos liberales, no está ya
bajo su control o el de sus representantes.
En el caso de la Argentina se observa cómo el rol fundamental del Estado se ha limitado a garantizar el "equilibrio macroeconómico" pero a la vez se compromete a orientarse por el "paradigma del desarrollo humano" (García Delgado,1996).
Es la niñez la que padece
los efectos más graves de esta transformación.
Por otra parte si nos referimos
a los niños de otro sector social, como son las clases medias pauperizadas,
los cuales manifiestan a partir de los cambios de la familia condiciones de
vida de mayor autovalimiento, injerencia en los problemas familiares de índole
económico, a la vez que experimentar la caída de seguridades hasta hace
no poco tiempo incuestionadas, como son vivienda, ingreso, acceso a bienes
de consumo, tiempo libre etc.
Los modelos que implicaban la bondad y ejemplaridad de los adultos, que debían ser respetados por los niños, han perdido buena parte de su vigencia.
El tiempo que los niños comparten con sus padres es significativamente menor.
Sin lugar a dudas que este lugar que asumen los niños en la cotidianidad está modelando un sujeto con una
intervención sin decisión, que a reingresado al mundo del adulto, que se encuentra inmerso en la realidad, quedando poco de la inocencia y la fantasía.
La cultura mediática
Los medios masivos instalados
en nuestra cotidianeidad están erosionando la hegemonía racional escritural y
normativa e instalando nuevas lógicas comprendidas en lo que se define
como alfabetizaciones posmodernas.
Esta categoría trabajada
desde la perspectiva pedagógica denota los procesos de "alfabetización
múltiple" producido a partir de los medios masivos y las nuevas tecnologías. Los nuevos modos de comunicación provocan nuevas formas de aprendizaje y de conocimiento, a manera de pedagogía perpetua o organizada ni
controlada por la institución escolar, produciendo fenómenos sociales y culturales novedosos.
Por cultura mediática
entendemos a la capacidad modeladora del conjunto de prácticas sociales que
tienen en la actualidad los Medios masivos y las nuevas tecnologías, indicando un proceso de transformación en la producción de significados.
En este sentido y retomando lo referido acerca de la socialización,como proceso de conformación de sujetos
y de habitus especificos, podemos afirmar que la televisión reúne las
características de otro significante de la socialización primaria: lo emocional,
la masividad por cuanto implican a todo el sujeto y el carácter de
verosimilitud.
En referencia a los contenidos
de socialización, la modificación más significativa es el acceso a la información, develando los secretos del mundo de los adultos. Juan Carlos Tedesco cita la obra de Neil Postman, en la que éste afirma la desaparición de la niñez por la massmediatización, sostiene que ha develado los secretos que se
refieren a sexualidad, la violencia y la competencia del adulto para dirigir el
mundo.
Se crea una estructura de comunicación que suprime barreras cronológicas y de habilidades
especificas. (Tedesco,1997)
La televisión se encuentra en
el nivel de legitimación de universos simbólicos que no son de la
cotidianeidad experiencial pero que se objetivan como tal por la alta implicancia del sujeto.
Por otra parte implica una
transformación del uso del lenguaje, los niños no hablan de modo
demasiado diferenciado de los jóvenes, el universo vocabular rompe los limites de edad, aunque en la escuela le siguen hablando en términos infantilizados. El criterio de conocimiento secuencial que planteó la lógica escolarizada se
quiebra por un criterio de acceso a la totalidad.
Las competencias mediáticas
desarrolladas por los niños en relación a otros lenguajes que le ofrecen las comunicaciones, video-juegos, teléfonía, etc., señalan lo definido como
alfabetizaciones posmodernas, las cuales aún en sectores de extrema pobreza como son los chicos de la calle, cuyas prácticas cotidianas los vincula a los
video-juegos, nos dicen que aún no siendo alfabetizados por la escuela,
poseen competencias desde el uso de esta nueva tecnologías.
El conocimiento de la realidad
y su crisis evidencia una perdida del temor o la inhibición que las
instituciones implicaban.
En talleres de recepción
televisiva realizados en escuelas, hemos constatado que ante la pregunta acerca
de cuáles son programas para niños y cuáles
para adultos, los niños responden con una lógica distinta a la de
organización de la programación y eligen mayoritariamente programas con temáticas de actualidad, dirigidas a los mas grandes, justamente aquellos contenidos silenciados en la escuela, los del mundo real.
Diversas figuras de infancia
que como imágenes superpuestas van adquiriendo relevancia, el niño
trabajador, el niño mediático, el niño escolar, el niño delincuente, el niño consumidor, el infante, el menor.
Estas aproximaciones de
análisis dan cuenta de algunos cruces que están operando en la definición del nuevo sentido de la niñez, y abren lineas de indagación acerca de sus prácticas sociales y su futuro, que como hemos planteado están más cerca de ciertas prácticas medievales que de las utopías modernas de la infancia.
Abre a la vez el desafío que
plantearán las alfabetizaciones posmodernas críticas, que implican reconocer a este nuevo-viejo sujeto y re pensar las instituciones desde él, reconociendo
múltiples escenarios de identidad para los niños.
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