Tomaré como punto de inflexión el 20 de marzo de 2020 como un
momento donde nuestras vidas, al menos las de la mayoría, se vieron
fuertemente sacudidas por las medidas de contención ante el brote
del Covid 19 a nivel mundial, lo cual me hace pensar, de no suceder
este acontecimiento: ¿a dónde estaríamos en este momento? ¿Qué
valor le daríamos a las cosas simples? ¿Cómo nos relacionaríamos
con los otros? ¿Reforzaríamos el autocuidado?
¿Haríamos
lo mismo pero de forma diferente? ¿Cuestionaríamos el poder
imperante y el orden establecido o seguiríamos naturalizando las
injusticias mientras no nos toquen de cerca?...nada es seguro, pero
lo que sí es probable, es que, en algún momento, ya sea por libre
albedrío o adoctrinamiento ideológico como sucede con los
terrorismos de Estado o de Mercado, nuestra concepción de la
realidad se iba a modificar y con ella, el escenario donde se
desenvuelve la vida cotidiana.
La
pandemia es eso: un despertador que nos indica
qué
tan dormidos estamos ante las desigualdades histórico-estructurales
y
al mismo tiempo, un trampolín que viene
a
profundizarlas impulsándonos a actuar de manera diferente”
(Luciano
Penón).
Ante
una realidad desafiante, una actitud que la acompañe
Nos
encontramos en el primer cuatrimestre de 2022, ya han pasado dos
años desde que la enfermedad del coronavirus llegó a nuestras
vidas, invadiendo todas las dimensiones de lo social y modificando
notoriamente gran parte de la cotidianidad, de esta forma, podemos
observar la profundización de cuatro problemáticas que he
seleccionado a modo de resumen entre tantas otras, describiendolas a
continuación:
Un
aumento en los casos de violencia doméstica hacia las mujeres en
Argentina (39% según ONU) -1- y también hacia las
personas con identidad Trans, debido a la convivencia forzada a la
que nos vimos sometidos en aquella coyuntura, teniendo en cuenta
además la característica de una sociedad que en “tiempos
normales”, es decir sin pandemia, ya se encontraba marcada
fuertemente por la problemática del acoso machista y la invisibilización del dolor
ajeno desde los medios de comunicación y diversos sectores de la
política, por no decir directamente su reproducción.
Los
casos de ciberbullying, grooming o maltrato virtual, también se
incrementaron por causa de la sobre exposición de los niños y niñas
al uso de redes y programas de comunicación en dispositivos
electrónicos, según un informe realizado por el INADI en 2020 este
tipo de discriminación proliferó en un 65% con 504 casos
denunciados y registrados -2-. La UNESCO, por su parte, señala que si bien el acoso físico disminuyó, este otro tipo de maltrato ha aumentado durante la pandemia, de hecho, para el
último tramo del año 2021 ya se registraron alrededor de 6.000
denuncias -3-.
El
cierre de las escuelas es una de las cuestiones más urgentes que
se debe abordar, ya que según un informe realizado por UNICEF -4-
sobre 14 países del mundo desde marzo de 2020 hasta febrero de 2021,
los niños y niñas más vulnerables y los que no pueden acceder a la
educación a distancia (alrededor de 888 millones de niños de todo
el mundo) tienen más probabilidades de no regresar nunca a la
escuela,e incluso de ser víctimas de la problemática del maltrato infantil o del trabajo infantil. "Cada día que pasa, los niños que no pueden
acceder a la educación presencial se van quedando cada vez más
rezagados, y los más marginados sufren las peores consecuencias”,
sostuvo Henrietta Fore, Directora Ejecutiva de UNICEF.
El
aumento de la demanda de alimentos, desde la década del 90 las
ONGs y organizaciones comunitarias funcionan como el tercer sector
que brinda apoyo, asistencia y contención a diversas cuestiones
sociales, es el caso de los comedores barriales quienes no solo deben
lidiar con la drástica disminución de sus actividades por el
distanciamiento y el recorte de sus recursos económicos, sino
además, un aumento sustancial de personas que atendían (168.000 en
2020 a 426.117 al 2021 según Banco de Alimentos) -5-,
esto se explica porque las familias han dejado de percibir el
sustento económico al no poder salir a trabajar en muchos casos, no
contar con la vianda escolar como soporte, una negativa respecto del
aumento en los planes sociales, sin mencionar la suba/abuso de
precios de las empresas privadas como los supermercadistas y
servicios de telefonía móvil, internet, luz, agua, gas y otros tan
básicos como necesarios para sobrellevar el confinamiento en el
hogar, que deberían haber sido más protegidos por el Estado en
favor de los derechos ciudadanos.
Sumado
a estos nuevos padecimientos para la comunidad, otra de las
cuestiones que me convoca a realizar este escrito es mencionar
mediante algunos ejemplos, en términos generales, qué implicó para
la disciplina de trabajo social las decisiones tomadas por el
gobierno de turno, presidido por Alberto Fernández y qué podemos
hacer al respecto: en primer lugar, como profesionales que nos
dedicamos al registro e investigación, es notoria la limitación
que sufrimos al no poder ir al territorio donde ocurría una
problemática y realizar un relevamiento, debido a las medidas
del DISPO que nos forzaban a quedarnos en nuestros domicilios, lo
cual implica adquirir una información a medias y de fuentes
secundarias o segunda mano que no son muy precisas, ya que los
portales y blogs en la web muchas veces son de dudosa procedencia y
claro que no reflejan al detalle la profundidad de los
acontecimientos en el presente como sí se podrían percibir, por ejemplo,
al entrevistar a un referente zonal o visitar a las instituciones
públicas u organizaciones de base territorial que trabajan hace
mucho tiempo y que, por lo tanto, pueden colaborar con una mirada
mucho más exhaustiva y sensible para entender cómo se compone el
escenario de la demanda y qué tan grave es la situación de cada
grupo/sector según el condicionante estructural que lo afecta.
El
aspecto colectivo o conjunción grupal también se vio dañado
por la imposibilidad de reunirse presencialmente para dialogar, es
cierto que uno podría decir: “pero si es lo mismo porque se arman
reuniones grupales”, pero desde mi entender, en el face to face se
da otro nivel de feedback, ya que la gestualidad corporal también
habla sobre nuestro clima interior y cómo nos relacionamos con el
otro, además de que hay dinámicas recreativas que podemos usar como
disparadores para iniciar una conversación, otras como reforzadores
del trabajo en grupo u otras como disipadores de tensiones entre los
participantes, pero que es difícil utilizarlas de manera exitosa a
través de una pantalla.
Los
programas con enfoque lúdico o recreativo que podemos aplicar
para vincular a la población con las instituciones barriales
asistenciales, potenciar el desarrollo de habilidades motoras o
psicosociales en niños y niñas con distintos niveles de discapacidad, la
utilización del juego en talleres como un método para transmitir
formas de cuidado sobre una enfermedad o simplemente construir lazos
de cooperación entre una comunidad azotada por el consumo
problemático de sustancias, han sufrido seriamente, ya que a pesar
de la manifestación de algunos sectores dentro del trabajo social
que exigían la continuidad de los mismos aún mientras estaba el
DISPO, no se les permitió hacerlo porque estas actividades necesitan
exclusivamente del contacto humano, lo cual, terminó afectando no
solo el proceso de intervención de los equipos técnicos, sino el
funcionamiento de algunas instituciones e impactando en la
subjetividad de las personas a quienes estaban destinadas.
Las
técnicas de indagación y de recolección de datos han sido
reemplazadas por otras versiones menos eficientes para mi gusto y más
problemáticas, un claro ejemplo de esto es el caso de las
entrevistas virtuales, es decir aquellas que se realizan a través de
dispositivos electrónicos, el principal inconveniente que tenemos es
que primero el entrevistado debe poseer recursos económicos
suficientes para contratar un servicio de conección a internet o
usar los datos del teléfono móvil y además, conocimientos sobre el uso de la tecnología que,
si bien está muy instalado en la sociedad, sobre todo en los jóvenes,
no debe generalizarse ya que hay sectores de la población que poseen
una computadora o celular (población adulta, grupos originarios o
de bajos recursos) pero no sabe cómo manejar varias de sus funciones
que posibilitan la comunicación. Por otro lado, también el
entrevistador se ve afectado ya que su nivel de registro se reduce al
testimonio de la persona en una pantalla, cuando es necesario usar
los demás sentidos para tener un panorama más completo, es decir,
observar el ambiente donde se realiza la entrevista, analizar los
gestos en el cuerpo del informate, sentir los olores, escuchar los
ruidos del entorno, etc. detalles que solo podemos percibir plenamente en la
presencialidad.
Frente
a estos acontecimientos donde se produce una relación de nuevos
padecimientos a nivel ciudadano que convive con profesionales
desestabilizados, he pensado en la posibilidad/necesidad de un cambio
dentro de la disciplina de trabajo social, con esto no me refiero a
sus fundamentos como sucedió con la Reconceptualización en 1965,
sino, más que nada, en sus herramientas y técnicas disponibles que
ayudan a la investigación, planificación e intervención
profesional. Quiero aclarar que, cuando digo “cambio” no me
refiero a una suplantación de una cosa por otra, como normalmente se
entiende, sino, y remitiéndome al significado del concepto de Evaluación como Proceso: una revisión para su mejoría. Lo que propongo no viene a
ser un evento de ruptura, más bien una sumatoria o complementación
para estar al alcance de esta realidad que se nos plantea como un
desafío por los efectos del covid en la población, a lo que hay que
agregar un fuerte movimiento de digitalización de las funciones y tareas que se viene produciendo desde hace algunos años en casi todas las dimensiones de la vida cotidiana, afectando de manera desigual a cada sector pero que, en especial, resultan un
poco controversiales para el trabajo social, ya que, como demostré
anteriormente con los ejemplos, limitan nuestro accionar porque el
mismo se asocia a lo presencial, a situarse en el territorio, a las
visitas domiciliarias, a reunirse dentro de las instituciones, al
contacto humano, etc.
Por
lo tanto, esa “actitud” o “rol” a la que me referí al
principio de este ensayo es una que permita renovar la forma de
hacer/aplicar trabajo social, para no quedarnos excluidos del
mundo digital que avanza a pasos agigantados, exista una pandemia o
no.
Sé
que esta propuesta puede sonar un tanto polémica porque no se apega
en muchos casos a la manera en la que resolvemos los problemas
habitualmente, pero en el espíritu crítico-reflexivo que me
caracteriza, insisto en que debemos incorporar nuevas técnicas,
herramientas y formas de abordaje aprovechando lo digital de una
manera correcta, justa e inclusiva, al mismo tiempo que se continúa
o convive con la intervención en campo:
“Las nuevas generaciones de trabajadores sociales tienen el desafío
de inventar su propia reconceptualización, sin vivir como un trauma
su ruptura con los modelos, ese movimiento que aún se enseña en
muchas escuelas del país, rescatando de ella su ética del
compromiso, su apertura epistemológica y teórica, su capacidad para
imaginar métodos y modelos técnicos” (Ruz, 2016:116).
Esta
fue una aproximación de mi propuesta, la cual, no desarrollaré más
por cuestiones de extensión del ensayo, pero sí pretendo darle
continuidad en un futuro al describir con más profundidad cuáles
son las metodologías de abordaje físico-presenciales que ocasionan
más dificultades para emplearse frente a la digitalización de la vida cotidiana y
principalmente, qué opciones surgen de ese proceso para poder
sobrellevarlo, de manera que la profesión de trabajo social no
pierda el componente colectivo, integrativo y transformativo que la
personifica.
Notas
-1-
ONU-Argentina contra la violencia de género. En:
https://news.un.org/es/story/2020/04/1473082
-2-
Informe INADI. En:
https://cppc.org.ar/el-ciberbullying-se-incremento-en-pandemia-dia-internacional-de-la-lucha-contra-el-bullying
-3-
Informe UNESCO. En:
https://ciudadesamigas.org/ciberacoso-ciberbullying-pandemia/
-4-
Estudio UNICEF. En:
https://www.unicef.org/es/comunicados-prensa/escuelas-168-millones-ninos-llevan-casi-ano-entero-cerradas-debido-covid19
-5-
Banco de alimentos. En:
https://www.bancodealimentos.org.ar/nosotros/la-pandemia-no-da-tregua-el-numero-de-personas-atendidas-paso-de-168-000-a-426-117-en-un-ano/
Abril de 2022