VIERNES ¤ 9 ¤ MARZO ¤ 2001 ¤
¤ Hay consenso nacional de que los indígenas no pueden seguir como están: Marcos
Pasado y presente se encuentran en Anenecuilco
¤ En la cuna de Zapata, simbólica unión entre el Plan de Ayala y los acuerdos de San Andrés
JESUS RAMIREZ CUEVAS Y RAMON VERA HERRERA ENVIADOS
Tlaltizapan, Morelos, 8 de marzo. En la cuna del zapatismo histórico, al oriente del estado, la Caravana por la Dignidad Indígena tuvo una jornada cargada de simbolismo. Al finalizar su visita por este estado y cumplir 13 días de gira, el EZLN cerró el círculo sobre la capital y se enfiló hacia la la ciudad de México.
En Anenecuilco, la delegación del EZLN fue recibida por hijos y nietos del general del Ejército Libertador del Sur. Ahí se anunció la unión del viejo y el nuevo zapatismo. En Chinameca, donde fue asesinado el Caudillo del sur el 10 de abril de 1919, los zapatistas entregaron una ofrenda floral y le rindieron homenaje. En Tlaltizapán, los indígenas chiapanecos ratificaron el Plan de Ayala.
En este último lugar, el subcomandante Marcos recordó que en su recorrido por 12 estados los zapatistas han encontrado muchos carteles a favor y algunos en contra, pero "no hemos encontrado uno solo que diga que los indígenas deben seguir viviendo como hasta ahora. Estamos seguros que hay un consenso nacional abrumador de que no pueden seguir como están".
En Cuautla, por la mañana, estaba programada una parada breve en el parque central ante el monumento a Zapata. El acto se suspendió y la caravana zapatista se trasladó hacia Anenecuilco.
Marcos y Zapata, los mismos ideales
En la placita del pueblo donde nació Emiliano Zapata, su hijo Diego y otros familiares del Caudillo del sur esperaban a los rebeldes chiapanecos. Los acompañaban decenas de campesinos de la zona. Entrevistado la víspera, don Diego, un viejo de aspecto campesino, con un bigote tan grande como su padre, afirmó: "lo único que le pediré a Marcos es que cuide la República.
"A Marcos y sus compañeros -continuó- los recibo amistosamente. Mi padre luchó para proteger al país, para acabar con la pobreza de los mexicanos, sobre todo de los campesinos e indígenas que viven en los ejidos y las comunidades. Ahora veo que la gente de Marcos quiere el bien de los mexicanos más pobres, es una lucha por los mismos ideales".
Sobre la iniciativa de ley indígena que se discute estos días, don Diego emplazó a los legisladores: "creo que el Congreso de la Unión debe aprobar la ley de derechos indígenas para sacar a los pueblos de su marginación. Quienes se oponen a que se reconozcan los derechos de los naturales de México no conocen a los indígenas ni a los campesinos. Esas personas son las mismas contra quienes luchó mi padre".
Dentro del grupo familiar destacaba Ana María Zapata, una de las hijas del general, quien dijo: "es una cosa maravillosa desde que salieron de Chiapas con un esfuerzo enorme. Ojalá que con este esfuerzo logren el apoyo a las comunidades indígenas como lo están pidiendo. Marcos tiene ángel como mi general Zapata, es una cosa bonita".
La hija del caudillo del agrarismo mexicano dijo que "Marcos está luchando por los derechos indígenas. Hay muchas cosas que puede hacer, usar la ley a favor de los indígenas y campesinos, que les devuelvan sus tierras, les den hospitales, escuelas, trabajo".
La mujer no contuvo la emoción cuando, mirando el monumento a su padre, aseveró: "Zapata sólo hay uno, pero Marcos tiene los mismos ideales, todos los mexicanos debemos apoyarlos. Si mi padre viviera, sería fantástico que supiera que su lucha sigue. Qué bueno que Marcos levanta su bandera".
El subcomandante Marcos respondió al recibimiento: "venimos hasta acá no para llevarnos el nombre de Zapata lejos de donde nació y siempre vivirá; llegamos hasta acá no para usurpar una historia que es de todos. De por sí es como está aquí, él va adelante y nosotros vamos atrás", dijo mirando el monumento. "Llegamos a rendir honores, como es ley que los hijos y nietos rindan honores a sus mayores cuando son como Emiliano Zapata, es decir, honestos y consecuentes", agregó.
En su breve intervención Marcos señaló que "nuestro general Emiliano Zapata nos enseñó a no luchar por el poder, porque el poder pudre la sangre y oscurece el pensamiento. Nunca llegaremos a ser como Emiliano Zapata, pero siempre lucharemos por lograrlo. Llegamos hasta acá para pedirles a los habitantes de Anenecuilco para que nos den fuerza y nuestro paso no fallezca, venimos a pedir perdón por no ser mejores y a prometer seguir tratando de ser los mejores".
Al llegar la caravana, la familia Zapata les dio la bienvenida a los delegados del EZLN. Don Diego abrazó a Marcos y le obsequió una camiseta con la imagen de su padre. Este encuentro fue para los zapatistas chiapanecos un acto de legitimación como herederos de la lucha del general agrarista. Aquí se selló la unión del nuevo y del viejo zapatismo. Como diría la maestra de ceremonias: "éste es un acto que une dos grandes ideales plasmados, uno en el Plan de Ayala y otro en los acuerdos de San Andrés".
El mitin se efectuó alrededor del kiosco del pueblo. Ahí llegó gente de Cuautla, Villa de Ayala, Anenecuilco y Chinameca, en total un millar de personas que escucharon atentas. Un Zapata de pie con su fusil en la mano fue testigo mudo del acto.
A nombre de los campesinos de la región, zapatistas como sus visitantes, Bernardo Trejo habló de la tradición histórica de lucha en estas tierras. Con una ceremonia tradicional, un grupo de mujeres entregaron flores blancas, símbolo de la paz, a los delegados del EZLN. Luego les dieron el bastón de mando a las comandantas zapatistas.
Gulfrango Aguilar Flores mencionó los sueños y las profecías de los ancianos guardianes de la tradición: "Aquí se unen dos ríos, el del viejo agrarismo y el de los indios chiapanecos". Como ofrenda entregó a la delegación un libro de historia, y tierra de la casa donde nació Zapata, que entregó al comandante Tacho "para que cuando el pueblo de Guadalupe Tepeyac (exiliado desde hace seis años por la ocupación militar) regrese a su casa, se levante un jacalito y se coloque la tierra en homenaje a la hermandad zapatista". También entregaron a Marcos una bandera nacional a nombre de los ejidos del oriente del estado.
El comandante Moisés habló de la visión indígena de la tierra y de los derechos que derivan de ella. "Queremos que se nos respete como indígenas, nuestros derechos y nuestra cultura. Somos parte de la naturaleza y respetamos lo visible y lo invisible, respetamos la tierra porque es nuestra madre, los que la venden es que no tienen madre. Nosotros sabemos que la tierra no nos pertenece, sino que somos de ella, así lo entendemos nosotros, todo ese derecho nos quieren desaparecer".
En su turno, el comandante Isaías explicó que "desde el primero de enero de 1994 salimos desde las montañas para decirle al gobierno 'aquí estamos'. Desde entonces, el gobierno empezó su bombardeo político diciendo que éramos delincuentes, transgresores de la ley. Dijo un montón de mentiras, hasta nos traicionó porque no cumplió su palabra. Es por eso que al gobierno actual no le creemos nada".
Antes de hablar, el subcomandante Marcos dio un saludo militar a todas las mujeres presentes y las felicitó en su día.
Los días previos al mitin, el alcalde de Anenecuilco, el médico militar Miguel Octavio Sánchez, transmitió mensajes por radio y dijo en las escuelas que nadie se acercara al acto, que los zapatistas venían a robar y a usurpar el nombre de Zapata. Los caciques se movieron para intimidar a la gente, denunció María Cristina Balderas. A pesar de ello, muchas personas dieron la bienvenida a la caravana.
Más adhesiones a la caravana
El monumento a Emiliano Zapata en Chinameca lo muestra montado en su corcel, El as de oros. Emiliano tiene su rifle en la mano derecha y con la izquierda sostiene la brida. El drama que el bronce conserva para los ojos atrapa un instante, ocurrido el 10 de abril de 1919: ¿sigue vivo en ese instante Zapata o la muerte lo está congelando para siempre? En ese momento perpetuado está el dilema que el subcomandante vino a plantear en esta población.
Marcos fue enfático al advertir: "queremos aprovechar que estamos aquí, en Chinameca, porque a mi general Zapata le pasó lo mismo. El tiene que decidir si va a estar ahí, en el museo, o en la calle y el campo. De él no depende, el poderoso quiere dejarlo en el museo -un lugar para llevarle flores, un nombre en un libro de historia, nada que pueda pasar o pueda hacerle daño o afecte su poder-. El problema es si este Emiliano Zapata pasa a ser lo que son ustedes en sus respectivos lugares para transformar lo que muchos estamos viendo ya, que es una situación que no se puede tolerar, una situación de injusticia que hay que cambiar.
"Zapata no murió el 10 de abril, cambió de rostro y ahorita está en disputa si el rostro que tiene es el del museo que no habla, que no siente nada, o el rostro es el de ustedes, de los habitantes de Chinameca, de Morelos. Finalmente, pensamos que son ustedes, porque lo que podamos lograr será gracias a ustedes y no gracias a nuestro prestigio o capacidad". El vocero del EZLN rechazó que la coyuntura actual sea un duelo de personalidades entre Marcos y Fox. Dijo que no cuentan con dinero para pagar un spot de televisión ni asesores de imagen y reconoció el trabajo de los periodistas: "si ustedes y mucha gente de México y el mundo nos ven y nos escuchan es porque tenemos imagen y palabra gracias a los trabajadores de los medios de comunicación. Ellos, que de una u otra forma han tenido roces y problemas con los equipos de seguridad, están trabajando, así se ganan la vida y gracias a ellos, como lo he dicho antes, se pudo detener la guerra en 1994 y está donde estamos ahora".
Al comenzar la tarde la caravana llegó a Tlaltizapán. Ahí los comandantes y el sub hicieron una escala en el museo que otrora fue el cuartel general de Emiliano Zapata. En la plaza, unos 2 mil morelenses los recibieron entusiastas.
La bienvenida corrió a cargo de los indígenas de Xoxocotla, quienes subieron al escenario con estandartes de flores y humo de copal. Primero en náhuatl y luego en español, un representante de ese combativo pueblo se comprometió a "caminar juntos con nuestros hermanos zapatistas del sur". Ahí se dio a conocer una proclama de la sociedad civil morelense. Entre otras cosas, decenas de organizaciones sociales y civiles, así como ciudadanos, demandaron al gobierno de Fox el cumplimiento de las tres señales exigidas por el EZLN para reanudar el diálogo, y al Congreso la aprobación de la iniciativa de ley elaborada por la Cocopa sobre derechos y cultura indígenas.