VIERNES ¤ 2 ¤ MARZO ¤ 2001

¤ Las multinacionales están por encima del poder del voto, dijo el escritor en el Zócalo

Los humanos deben ser prioridad: Saramago

¤ Los zapatistas llevan por el país la palabra dignidad, porque creen en algo distinto, señala

MONICA MATEOS VEGA

Si un día escribiera una autobiografía, José Saramago destacaría dos fechas: 1998, cuando ganó el Premio Nobel de Literatura, y 2001, cuando habló en el Zócalo de la ciudad de México.

Eso dijo anoche ante unas 4 mil personas, jóvenes en su mayoría, en pleno corazón del Distrito Federal, en donde, más que hablar de política, o incluso de literatura, el escritor portugués llegó para explicar cuál debe ser la prioridad absoluta de gobernantes y ciudadanos: el ser humano.

Por ello, recordó que la palabra que por estos días están paseando por el país los zapatistas es "dignidad", porque ellos son "esos idealistas que se levantaron hace siete años y ahora están cruzando México, levantando por donde pasan olas de entusiasmo, de cariño, de afecto, de amor y de respeto. Entonces, siempre queda la posibilidad, gracias a personas capaces de creer en el ser humano, que éste puede ser otra cosa de lo que es. Y ellos están esperando que nosotros pongamos manos a la obra, que salgamos de la caverna".

A las 19 horas llegó el escritor portugués a la Plaza de la Constitución, en medio de vivas, aplausos y un enjambre de periodistas que le impidió recorrer la exposición de fotografías sobre el conflicto de Chiapas, que ocupaba los costados del estrado.

Después de media hora de música antigua, que interpretó el Ensamble Galileo, apareció el narrador, visto por quienes estaban sentados en las gradas como la figura pequeñita de un hombre cruzado de brazos, vestido con impecable traje azul.

Primero manifestó su temor de ser, como en los Evangelios, una voz que clama en el desierto, frente a granos de arena, que eran quienes acudieron a verlo, a escucharlo.

Pero la voz del gran orador que es retumbó en los edificios aledaños durante los 40 minutos en los que improvisó su discurso. Porque lanzó varias preguntas que abrieron más los ojos de los presentes, e incluso detuvieron el paso de los despistados: "¿por qué acepta la gente quedarse sin trabajo?, ¿se está preparando un planeta para ricos?, ¿y para qué nos sirven palabras como razón, sensibilidad, solidaridad, respeto y toda la retórica sentimentalista, y toda la retórica política?". saramago_zocalo1

Luego reclamó: "nos han dicho que nos amemos los unos a los otros, pero no lo hemos hecho nunca. No se ha podido, y no se podrá jamás. Pero si en lugar de eso nos hubieran dicho que lo esencial es que nos respetemos unos a los otros, entonces, quizá alguna cosa hubiera podido cambiar en nuestra forma de vivir".

José Saramago explicó que su nueva novela, La caverna, es una alegoría sobre "el miedo más moderno que existe: el miedo a perder el empleo, ese que paraliza, porque sabemos que estamos a merced de las decisiones arbitrarias de un poder económico ante el que no tenemos ninguna influencia.

"Cuando votamos sabemos que podemos quitar un gobierno y poner otro, pero que yo sepa, las multinacionales no se presentan, y no se han presentado nunca, a las elecciones de un país.

¿Alguna vez la Coca-Cola se presentó a elecciones en México?

En este momento, el escritor fue interrumpido por gritos afirmativos del público que decía: "¡Fox, Fox!"; Saramago bromeó: "ya lo sé, no tienen que añadir nada, esto ha sido pura coincidencia, nada más.

"Lo que quiero decirles es que tenemos el poder de quitar un gobierno y poner otro, pero el poder del voto no puede cambiar el poder de una multinacional y encuadrarla en un sistema democrático. No. Las multinacionales están por encima de eso. Y es que hablamos todos los días de democracia, pero el poder real no es democrático".

Lejos de convocar a una revolución, Saramago llamó a combatir con acciones la apatía, la indiferencia, los pequeños egoísmos, todo lo que nos paraliza, porque "la única victoria sustancial que necesitamos hoy para llegar a mañana es no resignarnos y pensar que nuestra prioridad absoluta es el ser humano".