Terrorismo
El terrorismo estadounidense

Por: Faisal Bodi
Publicado por: El Mundo
13 de septiembre del 2001
Mientras los estadounidenses se van despertando de la pesadilla de los brutales ataques de ayer a unos edificios que juegan un papel clave desde los puntos de vista comercial y político, lo más probable es que dos preguntas asomen a sus labios: quién y por qué.
La de quién es la más sencilla. Sólo una organización con una adecuada financiación, con una perfecta preparación y con gran sofisticación en el terreno militar sería capaz de llevar cabo tan audaz asalto a una superpotencia mundial. Todos los dedos apuntan a una única dirección, a las montañas de Afganistán en las que tiene su guarida Osama bin Laden, el multimillonario y jefe del Ejército musulmán internacional que se hace llamar al-Qaeda.

La pregunta más compleja es la de por qué. ¿Por qué EEUU sigue siendo objetivo de los ataques de los islamistas? ¿Qué es lo que pasa con EEUU que le convierte en un imán de los militantes musulmanes?
El presidente Bush y el secretario de Estado Powell dieron ayer su versión. Acusaron a los extremistas de empeñarse en destrozar la democracia y la civilización occidental. Lo más preocupante es que, con toda probabilidad, sus opiniones van a calar en una audiencia cuya comprensión de las cuestiones internacionales es tan simplista que le impide distinguir entre la realidad y la imagen que se le da.

Desde 1991, la política de sanciones a Irak capitaneada por los estadounidenses y los efectos del uranio empobrecido han provocado la muerte de un millón de niños. Quién sabe si los autores de los ataques de ayer tenían la intención de que llegaran a paralizarse todos los vuelos en el interior de Estados Unidos y, al menos por un día, consiguieron invertir las tornas por lo que se refiere a la zona de exclusión de vuelos impuesta sobre Irak. Desde que empezó la sublevación palestina en septiembre pasado, helicópteros Apache, bombarderos F-16 y fusiles M-16 de procedencia estadounidense han sido responsables del asesinato de 700 palestinos y de haber causado otros 25.000 heridos.

Estos no son nada más que los ejemplos más evidentes de la desconsideración que EEUU aplica a los territorios musulmanes. Mientras ondea con una mano la bandera de la democracia, Washington vierte generosamente miles de millones de dólares en el sostenimiento de regímenes totalitarios en Egipto, Jordania, Arabia Saudí y Argelia, por citar algunos, para garantizarse que a sus pueblos se les impida el ejercicio de su voluntad colectiva.

No es probable que ocurra pero, si los siniestros nubarrones del terrorismo musulmán abrieran un resquicio de esperanza, uno rogaría que ese resquicio consistiera en una reconsideración interna de la política exterior de EEUU, especialmente por lo que se refiere a Israel. Los ataques de ayer suponen un intento de intimidar a Washington por la insensibilidad con que menosprecia los derechos humanos de los demás, una política de la que ahora se están viendo sus funestas consecuencias. Aunque dentro del Islam es minoritaria la posición de quienes aprueban los ataques de represalia contra civiles, es esa actitud lo que EEUU está fomentando. El terrorismo llama al terrorismo. Lo cual no ha de interpretarse como una excusa de sus ejecutores, sino como el ofrecimiento de una salida a esta espiral de hacer pagar el terror con la misma moneda.
(Faisal Bodi es escritor, experto en temas musulmanes)