La cuestión social
"Cuestión social, familia y Trabajo Social"

Por: Lic. Eloísa Elena de Jong (Trabajadora Social; Profesora Titular e investigadora Fac. de TrabajoSocial Universidad Nacional de Entre Ríos)
Año 2000.
INTRODUCCION:
El presente trabajo, desde un centramiento en ideas constitutivas del surgimiento de la Cuestión Social, pretende hacer un recorrido en la construcción de la misma, especialmente en nuestro país, también en relación con el campo problemático de la familia en su proceso histórico y en como se expresa hoy la conflictividad social alrededor de su conformación, para a partir de ello y del desarrollo de la profesión del Trabajo Social, pensar posibles estrategias de intervención desde un posicionamiento teórico - epistemológico ligado indisolublemente a lo ideológico - político. Es importante decir que solo tiende a ser un trabajo teórico aproximativo sobre la conflicitividad social y la familia, emergente y producto de la tensión entre lo uno y lo múltiple, como expresión de un contexto histórico particular.

1-EL SURGIMIENTO DE LA CUESTION SOCIAL:
El inicio de la Cuestión Social se ubica en el surgimiento del capitalismo, con la configuración de un mercado único que se consolida con la revolución industrial por la desigual relación entre capital y trabajo ante un mercado autoregulado y la constitución del trabajo asalariado subordinado en esa relación donde los obreros se constituyen en una masa crítica al servicio de los poseedores de los medios de producción. Es una instancia transformadora de la vida de la sociedad en un sentido técnico instrumental, ubicando al trabajo humano en función del desarrollo tecnológico que domina la organización de los diferentes espacios societales produciendo cambios sustanciales que profundizan las desigualdades sociales históricas, que se traducen en la división entre burguesía y proletariado, entre lo público y lo privado, entre el mundo doméstico y el mundo social, con la formación de Estados al servicio de la burguesía capitalista y por lo tanto al servicio del capital y la economía "En lugar de que la economía se vea marcada por las relaciones sociales, son las relaciones sociales quienes se ven encasilladas en el interior del sistema económico"........ "no se debe permitir nada que obstaculice la formación de los mercados".

En esta nueva configuración la pobreza adquiere connotaciones diferentes que en las sociedades precapitalistas tradicionales de producción artesanal. Como expresa Margarita Rozas, tomando los desarrollos de Polanyi, las sociedades precapitalistas no es que no tenían mercado pero no era un mercado autoregulado sino múltiples mercados regulados por las relaciones sociales, funcionaba el trueque dándose tres procesos, uno de distribución equitativa de bienes y servicios, otro de almacenamiento para la distribución en momentos difíciles y por último la previsión de recursos para satisfacer necesidades elementales del ser humano. El sujeto no perdía centralidad en la vida social, las relaciones sociales no perdían centralidad por el mercado.

Cuando aparece el dinero asignándosele precios a los productos la mercancía adquiere valor, surge el interés privado por el lucro y todo se transforma en una relación de mercancía - precio : los medios de producción, la fuerza de trabajo, los productos y el mercado comienzan a autoregularse por el interés privado en el dinero generando el valor de uso para garantizar el valor de cambio, pierde centralidad el sujeto por la centralidad del mercado "todos los ingresos provienen de las ventas realizadas en el mercado y son suficientes para comprar todos los bienes producidos".

El proceso de desarrollo de esta cuestión social tiene sus orígenes en la "desvirtuación de la modernidad" como promesa emancipatoria. Si se ubica el nacimiento de la modernidad entre fines del Siglo XV y principios del XVI ésta nace como promesa de emancipación humana, como asociación de razón y liberación, como superación del conocimiento consagrado por la Iglesia, cambiando las ideas de espacio y tiempo en tanto el espacio trasciende lo conocido ante los nuevos descubrimientos y el tiempo no es el pasado sino el futuro en términos de lo descubierto y posible de descubrir, como plantea Quijano, configurándose la idea de "progreso emancipatorio" como dominación de la naturaleza por el hombre, a través del conocimiento.

Este origen se transforma por las relaciones de dominación del mercado, la dominación de la naturaleza termina en dominación del hombre que debe adecuarse al orden socio - económico para garantizar el progreso que se sustenta en el positivismo : "Un estilo de pensar lo social que tiene por límite el marco de la sociedad burguesa y que mas que una escuela sociológica es la autoexpresión ideal del ser social burgués"..... "constituye un consentimiento con lo dado en relación al orden establecido, considerando lo social como ecualizado a la naturaleza".

La Iglesia aporta a la preservación del orden social por ser su propósito central como expresa Recalde "donde la cuestión social antes de ser económica y política es una cuestión moral y religiosa" que está recorrida por la idea de que el trabajo asalariado es parte de un orden social natural en tanto "la desigualdad social es natural el inevitable", siendo una moral que a pesar de cuestionar al liberalismo termina, desde el pensamiento conservador avalando al mercado y la subordinación del trabajo asalariado por la desigualdad natural entre los hombres "Los pobres son como niños a los cuales los ricos deberán suministrar una ética"....... "Con el advenimiento de los Estados Nacionales y el despotismo ilustrado, el paternalismo deja de ser una justificación de las relaciones domésticas para convertirse en una ideología del gobierno nacional". Se asocia el liberalismo económico de mercado con el conservadurismo moral y religioso.

2- ARGENTINA Y EL MUNDO CAPITALISTA : ECONOMÍA, CULTURA Y FAMILIA.
Desde la idea de que la economía ha marcado y encasillado las relaciones sociales es significativo considerar el lugar otorgado a la familia en esas relaciones sociales, en el contexto de nuestros países periféricos, teniendo en cuenta que ésta, considerada "célula básica de la sociedad", debe facilitar la formación del mercado.
Es importante considerar como las relaciones del mundo capitalista han tenido recorridos diversos en el desarrollo diacrónico y sincrónico de nuestras sociedades, donde tiempos y espacios diferentes han dado lugar a la tensión entre homogeneidad y diversidad, entre dependencia y autonomía, mas allá de los patrones generales de comportamiento regulados y esperados socialmente desde los sectores hegemónicos al servicio del capital.

La sociedad argentina, al igual que otros países latinoamericanos, ha tenido un desarrollo particular en el contexto de la modernidad, a partir de una historia marcada por fuertes procesos de integración - desintegración en relación al desarrollo de la modernización técnico instrumental donde se entrecruzan lo tradicional y lo moderno, lo autóctono y lo occidental en términos del desarrollo capitalista, donde también la dimensión cultural ha marcado un largo proceso de entramados en el que el disciplinamiento modernizante ha implicado altos costos sociales, económicos y políticos en la ruptura entre lo material y lo simbólico, entre lo esperado hegemónicamente y lo deseado desde la sustantividad subjetiva y social, donde interjuegan permanentemente el deseo emancipatorio y el pensamiento y lugar subordinado en las relaciones de producción del mundo capitalista.

Se podría decir que desde el inicio del Estado de Bienestar hasta la década del setenta se podía asociar la integración material y simbólica desde los mitos del desarrollo modernizante, como dice Hopenhayn, en tanto bajo la idea de incorporación creciente y masiva al trabajo era posible pensar en el acceso a servicios universales como la vivienda, la salud, la educación que predominaba en este modelo de Estado. Esto permitía sustentar la idea de una integración creciente, movilidad social ascendente, mayor participación política en los destinos de la sociedad lo que traía aparejada la idea de integración de los núcleos familiares donde los hijos, en generaciones sucesivas, iban a acceder a mejores niveles de ingreso y participación en la riqueza de la sociedad y donde los grandes movimientos políticos, organizados alrededor del eje articulador del trabajo, estaban incentivados en la posibilidad de lograr la configuración de un modelo de progreso nacional y popular, en el sentido de independencia nacional y de incorporación masiva del conjunto del pueblo en las decisiones y beneficios del sistema o en la transformación del sistema hacia la construcción del socialismo.

La familia argentina no escapó a los cánones del desarrollo modernizante capitalista, en términos de la configuración de un lugar que se legitimó desde la razón de ser del sistema, siendo soporte de las relaciones de producción, de la división entre lo público y lo privado, del mundo doméstico y el mundo social, de la división sexual del trabajo según géneros, legitimándose los procesos de integración social en los que quedó casi siempre pendiente la marginación histórica, que se fue generando desde la colonización y desde un pensamiento hegemónico colonizado, a partir de incorporar una mirada etnocentrista europea en la configuración de la latinoamericanidad, que dio lugar a largos procesos de disciplinamiento social a pesar que desde sus inicios se dieron movimientos contradictorios entre las miradas dependientes precapitalistas y capitalistas, y los movimientos nacionales y populares emancipatorios desde una "matriz autónoma de pensamiento nacional" que, como expresa Alcira Argumedo, también se manifiestan en ensayos políticos, en la literatura, en el folcklore, en otras formas del arte, de expresiones culturales y políticas.
Los procesos de dominación desde el descubrimiento y colonización fueron posibles desde una mirada que suponía "una autoridad fundada en la creencia de la desigualdad natural entre los hombres" que generó la idea de los procesos civilizatorios en tanto los indígenas, los negros, los gauchos, los mestizos son considerados desde el pensamiento europeo una "raza inferior", por lo tanto pobres mas allá de lo económico : en lo cultural, en lo político y en lo social, no dándose generalmente en nuestras tierras las relaciones simétricas entre ricos y pobres en la sociedad artesanal - premoderna, salvo en aquellos casos en que se produjo una adaptación a la vida familiar y social donde el lugar era el de "criados y siervos" que servían a las familias de los señores. "La pobreza aparecía como una condición pedagógica para disciplinarlo al trabajo y como una condición política para la aceptación de la autoridad de la elite".

Mientras en Europa se producía la revolución política francesa y la revolución económica industrial en nuestras tierras recién al tiempo comenzaron los procesos de liberación de los colonizadores españoles y las luchas económico políticas por la formación del Estado - Nación, que tenían vinculación con el acontecer europeo, pero llevó medio siglo de luchas internas para su configuración, dándose un capitalismo tardío propio de las sociedades atrasadas según el pensamiento técnico instrumental dominante, sin poder comprender un espacio y tiempo diferente.

En este entrecruzamiento histórico entre colonización, sociedad artesanal y sociedad capitalista modernizadora se consolida una idea de familia desde una moralidad conservadora que garantice el orden social dominante donde la familia es el núcleo fundante que debe preservar las divisiones sociales para el progreso, centrada en un patriarcado y regulada a la vez por la división de linaje, división económica, cultural y social que pretendía impedir la mezcla de ricos y pobres, rubios y negros, europeos y autóctonos siempre ligado a una idea de pobreza "la pobreza es un status social y , como tal, un invento de la civilización", según Abram Swaan. Si bien el autor hace un desarrollo respecto de la pobreza en términos económicos de propiedad, considero que la pobreza aquí estuvo ligada a la propiedad no solo en términos económicos sino también en términos sociales y culturales desde una mirada extranjerizante. Sin embargo no hay que dejar de incorporar las diversas formas que adquirió la vida familiar en el proceso de colonización especialmente en los sectores populares menos regulados por un deber ser moral y religioso donde un "complejo y variado sistema de hábitos sociales incluyó consensualidad, ilegitimidad, exogamia, produciendo sujetos de derecho al margen de la normatividad y del discurso oficial". Al producirse la crisis del imperio español e iniciarse el proceso de liberalización de las relaciones sociales surge desde lo normativo en 1824 un "proyecto de ley sobre divorcio y separaciones voluntarias que mantenía la separación eclesiástica de la Iglesia, autorizando al poder secular ordinario para intervenir en le conciliación de los matrimonios desavenidos"

Este análisis es importante a los efectos de poder trascender la mirada homogeneizante de la familia en la trayectoria histórica sin dejar de considerar los modelos hegemónicos pero donde también se dieron "imágenes populares propias de lo familiar que constituyeron el sentido común de las clases subalternas", que hasta hoy recorren nuestra trayectoria histórica tensionando el ser (materialidad) y el deber ser (mandato simbólico) que desde un imaginario social hegemónico tiende a homogeneizar en tanto "el sentido de separación....de diferente es una experiencia extremadamente confusa".

La revolución industrial dio lugar a la configuración de un modelo nuclear de familia que posibilitara los procesos de producción para la acumulación del capital. La división social y sexual del trabajo va conformando funciones y roles en el núcleo familiar donde el hombre "debe ser" proveedor económico y la mujer "debe ser" quien garantice la reproducción biológica y social de la especie como soporte del grupo y del trabajo doméstico asentado esto en su condición de "maternidad", permitiendo al hombre participar libremente de los procesos de producción económica en el mercado, donde además los niños y los jóvenes ocupan un lugar determinado desde la educación para la reproducción del sistema. Este modelo familiar se asienta a la vez en relaciones biológicas parentales desde un matrimonio monogámico. (padre - madre - hijos).
La familia como una de las esferas privadas básicas de la sociedad desde este sistema económico "está regida de manera racional, previsible y calculable"..... "racionalmente adaptada a un fin". Sin embargo "la sociedad debe ser entendida como dependiente a la vez del sistema y del mundo de la vida, sin poder ser enteramente ni lo uno ni lo otro, según Habermas".

Desde esta mirada entran en tensión el "deber ser" esperado por el sistema y "el ser" configurado desde el mundo de la vida de los sujetos, donde opera su condición de sujeto individual, familiar y social, donde se da otra tensión entre autonomía y dependencia en relación al modelo esperado y legitimado socialmente y la configuración familiar particular de una sociedad, de un sector cultural, de un grupo étnico y la expresión singular de todo grupo pero "no hay duda sobre la cuestión de que el trabajo ocupó un lugar de relevancia en la organización de las estrategias familiares y colectivas de amplios sectores de la sociedad argentina". En la configuración de la familia argentina se produce un fuerte impacto a partir de la organización del Estado y especialmente desde la substanciación del proyecto de la Generación del 80 y desde el pensamiento de la Iglesia Católica como instituciones organizadoras de la vida de la sociedad.

A partir de la Generación del 80 se instala en la Argentina un modelo capitalista liberal en lo social y económico que tiene como marco al positivismo, que a la vez se entrecruza con los preceptos conservadores de una moral religiosa, que se da a pesar de los enfrentamientos entre liberales y clericales.
El surgimiento del liberalismo en la Argentina es producto de un largo proceso histórico donde se entrecruza un modelo hegemónico económico, político, social y cultural extranjerizante y las luchas por un proyecto nacional y popular. Desde allí se configura la división capital - trabajo a partir de la construcción de la categoría de pobres como inadaptados a un sistema de orden posibilitador del progreso, en tanto : "La generación del 80......llevaba un sello ideológico invariable : eran liberales, admiraban el pensamiento de Alberdi, aborrecían la anarquía y el despotismo, creían en las virtudes de la educación, deseaban abrir el país a los capitales, los hombres y las ideas del exterior para colocar a la Argentina en el ritmo del progreso contemporáneo", descalificando todo lo que obturara ese progreso y valorando todo lo que se hubiera hecho en función de asegurarlo, como la guerra con Paraguay, durante las presidencias de Mitre y Sarmiento (1862 - 1874), la lucha contra los caudillos y el posterior exterminio indígena en la Campaña al Desierto de Julio Roca en 1879.

El triunfo del modelo liberal tiene sus orígenes en el mismo proceso de configuración de las luchas emancipatorias, en la tensión centro - periferia, puerto - interior, donde "roto el vínculo colonial, pronto se hizo evidente que la dominación española no había creado resquicios para la formación de una clase dirigente criolla, capaz de suplantar con su liderazgo y legitimidad el control político territorial ejercido por la corona"....... "Las provincias.....son símbolos de resistencia frente a los continuados esfuerzos de Buenos Aires por concentrar y heredar el poder político del gobierno imperial" ...... "La derrota de la Confederación Argentina.....fue el hito crucial que permitió a los sectores dominantes porteños nacionalizar la llamada revolución liberal y organizar el Estado"..... "ligando el interior a la economía portuaria con un proyecto de país inspirado en la experiencia europea y norteamericana.....La Generación del 80 encontró en la Constitución de 1853 su fundamento, donde tierra, trabajo y capital pondrían en marcha esa máquina del progreso que era el Estado. Este orden excluía a los sujetos que podían obstruir el progreso lo que expresa claramente Sarmiento como Civilización o Barbarie en su libro Facundo, así se legitimaban como ciudadanos a determinados miembros de la sociedad.

A partir de este proceso Zimmermann ubica el inicio de la cuestión social entre fines del Siglo XIX y la Primera Guerra mundial. Esto da cuenta que la configuración del Estado Nación y la relación capital - trabajo como sistema liberal con una economía de mercado nos ubica como país en otro tiempo y espacio de desarrollo en relación a los procesos europeos a partir de lo explicitado anteriormente.
El enfrentamiento entre clericales y liberales en esta etapa se centraba fuertemente en quien preservaba la autoridad en relación a la configuración del orden moral a partir de la educación de los individuos. "El propósito central de la Iglesia fue la preservación del orden social"....... "La Iglesia pretende orientar la acción de los trabajadores".
La Encíclica Rerum Novarum (León XIII - 1891) "tuvo entre nosotros una gran difusión constituyendo la matriz de la acción social de los católicos argentinos", combatiendo por un lado el pensamiento de anarquistas y socialistas que surge con las grandes corrientes inmigratorias y por otro el pensamiento liberal donde las libertades básicas tuteladas por el Estado, como la libertad de culto, la libertad de pensamiento y la intervención del Estado en el terreno educativo, especialmente después de la Ley Saenz Peña, son cuestionadas por entender que la Iglesia es quien debe garantizar el orden moral, es quien debe educar en los valores siendo la educación adoctrinamiento por lo que debe estar a su cargo.

En el complejo entramado que se entreteje entre el Estado liberal, la Iglesia, el pensamiento de socialistas y anarquistas y el pensamiento nacional y popular en el marco de las relaciones entre capital y trabajo la familia argentina se ve atravesada hegemónicamente por la moral religiosa conservadora donde hasta hoy "el hombre es la autoridad del hogar, el jefe de familia y es responsable de la provisión de recursos económicos mediante el trabajo, la mujer le debe obediencia y afecto garantizando el cuidado y crianza de los hijos........" (esto fue expresado, no textualmente, en la fórmula de casamiento en Noviembre de 1999, en la Catedral de la ciudad de Paraná - Entre Ríos) donde este orden moral presupone funciones y roles al servicio de un orden social determinado, que da sustento al sistema fundado en la desigualdad social natural Sin embargo junto a este pensamiento hegemónico dentro de la Iglesia se constituyeron grupos de resistencia comprometidos con la liberación de los pobres y oprimidos, especialmente a partir del Concilio Vaticano II con el Papa Juan XXIII, como fue el gran movimiento de los Sacerdotes para el Tercer Mundo, que comprometió desde Obispos hasta laicos en una evangelización desde el profundo contenido social del Nuevo Testamento. Muchos de ellos fueron perseguidos y masacrados en la última dictadura militar. Sin embargo aún se puede visualizar a cristianos comprometidos con lo social a través de diversos grupos religiosos.

Los reclamos que la Iglesia hizo, ante la constitución del Estado por una legislación del trabajo donde se atenuara la miseria tenía como fin garantizar el orden y paz para que la familia pueda cumplir con funciones y roles asignados en cuanto a procreación y socialización de sus hijos en un orden consagrado, evitando disturbios y tensiones sociales que iban en aumento ante los masivos procesos inmigratorios, la concentración urbana, la formación de zonas de marginación por pobreza pero siempre desde el pensamiento de la Encíclica papal de 1891, ya mencionada, donde "la desigualdad social es natural e inevitable"..... "el sufrir y padecer el inherente a la condición humana"..... "las clases sociales no son enemigas sino que se requieren y necesitan"...... "no se debe perjudicar al capital"...... "es necesario poner a salvo la propiedad privada conteniendo al pueblo dentro de su deber".
Esto pone en evidencia que la disputa de poder entre la Iglesia y el Estado liberal era de carácter político, en términos de hegemonía en la configuración de la ideología dominante porque no se discute desde la Iglesia el orden capitalista que pone al trabajo al servicio de la propiedad privada del capital, donde las relaciones desiguales se trasladan al ámbito privado familiar, que se expresan en la relación hombre - mujer, en el soporte de la economía doméstica, en la distribución de roles y funciones según género, constituyendo la familia su lugar como depositaria central de la reproducción social de la vida según el orden hegemónico posibilitador del progreso. El modelo que se consolida con el capitalismo va rompiendo lazos de solidaridad comunitarios en nombre de las libertades y derechos individuales que devienen del principio de propiedad privada, y la sociedad dominante "al no tener un lugar donde depositar la responsabilidad social por las conductas individuales, concentra a ésta en la familia como instancia privilegiada".

En la sociedad capitalista liberal burguesa, occidental y cristiana, se transforma a la familia por excelencia, en el lugar de depositación de la responsabilidad social por la conducta de sus miembros, produciéndose la división entre el mundo público ligado al trabajo y el mundo privado de la familia.

Se va rompiendo la idea de familia extensa, con relaciones parentales o no y que están ligadas fundamentalmente a las formas de producción de la sociedad artesanal donde no se da la división tajante entre el mundo social y el mundo doméstico, entre lo público y lo privado.

En la materialidad del proceso en Argentina se fueron sosteniendo formas de relación que dieron lugar a variantes de la familia nuclear y extensa, relaciones familiares y comunitarias con lazos afectivos fuertes en la composición de los diversos sectores poblacionales : población urbana y rural, población inmigrante y autóctona, población marginada estructural y población incorporada al sistema productivo, población del centro de las ciudades y de la periferia o barrios, donde se entrecruzan valores culturales tradicionales y modernos resultando formas heterogéneas de configuración familiar. Sin embargo el modelo nuclear se hegemoniza a través de lo instituido socialmente desde lo jurídico normativo que se trasunta en un orden legal, educativo, médico higienista, que disciplina en el control social desde los presupuestos del liberalismo positivista civilizatorio. Esto da lugar a una "discordancia entre los órdenes imaginario, simbólico y real que produce los síntomas característicos de las patologías familiares"

En nuestra realidad argentina se ha dado permanentemente la tensión entre lo uno y lo múltiple como el modelo familiar esperado, autosuficiente, perdurable en la historia, con vínculos indisolubles, soporte del progreso social e individual, y la multiplicidad de formas que la familia ha ido adquiriendo para subsistir como tal en el pasado y en el presente, donde se entrecruzan los mandatos socio - culturales, los mandatos familiares, las formaciones y costumbres étnicas, las posibilidades de acceso a bienes y servicios, la reproducción de la relación centro - periferia con las características propias del país de los argentinos, el espacio ocupado en la división del trabajo, lo popular tradicional y lo moderno......dando lugar a una multiplicidad de formas familiares pero siempre entrecruzado con ese mandato económico, político, social y cultural hegemónico de una familia que debe ser autosustentable, instalando una idea de lo normal y lo patológico.

Sin embargo en la trayectoria histórica de la organización del Estado y del mercado las relaciones económicas, políticas, sociales y culturales fueron cambiando siendo soportes o no para la configuración de una familia capaz de cumplir con los roles y funciones impuestos socialmente.
La crisis de 1930 por la saturación de productos en el mercado va a dar lugar mas tarde a la conformación del Estado de Bienestar, que esencialmente surge para evitar el avance del socialismo. Este Estado adquirió en la Argentina entre 1943 y 1955 rasgos particulares, con la formación del movimiento peronista y el Estado Social soporte de los derechos sociales, que parte de la doctrina peronista y son elevados a rango constitucional en 1949, que busca asegurar los derechos del trabajador a través de un salario justo y políticas sociales universales a partir del desarrollo de la economía nacional en un proceso de industrialización que permita la sustitución de importaciones y el desarrollo de una política de pleno empleo.

Perón constituye un Estado fuertemente intervencionista que regule las relaciones entre capital y trabajo en función del interés de la nación, y en lo que a familia se refiere hace una fuerte crítica al Estado liberal considerándolo como suma de individuos aislados que desconoce toda comunidad intermedia entre el Estado y las personas recuperando el lugar central del sujeto trabajador, la primacía del sujeto y su integración teniendo en cuenta la diversidad del ethos cultural pero sustenta una mirada conservadora en cuanto a la familia. La reforma constitucional "tiende a la defensa de los intereses de la familia del trabajador..... y llegar a la verdadera solución que consiste en establecer para el obrero, padre de familia, las condiciones de trabajo y las retribuciones que extingan la necesidad de que la esposa y los hijos se desarraiguen del hogar o tornen difícil la atención normal del mismo y la educación de los niños", reproduciendo la división entre lo privado y lo público, entre el mundo doméstico y el mundo social, entre el trabajo doméstico y el trabajo productivo, entre el trabajo del hombre y el trabajo de la mujer.
Eva Perón sin embargo marca un hecho sin precedentes en la defensa de la participación política de la mujer en la vida de la sociedad, creando el Partido Peronista Femenino y la Rama Femenina del Partido Justicialista, dándole un lugar central en las "organizaciones libres del pueblo" y por último logrando legalmente la incorporación del voto femenino. Es el período de la historia nacional que marca fuertemente a la sociedad argentina por la defensa del trabajo como valor inalienable y posibilitador del progreso del conjunto de la sociedad adquiriendo rango constitucional el derecho a trabajar, el derecho a una retribución justa, el derecho a la capacitación, a las condiciones dignas de trabajo, a la preservación de la salud, a la protección de la familia, al bienestar, a la seguridad social, al mejoramiento económico, que genera una real integración de los trabajadores en lo material y lo simbólico, en lo social y en lo político, en la familia y en la sociedad.

Perón generó también el desarrollo de una burguesía nacional, salvaguardando el interés general pero no consideró los intereses contradictorios entre capital y trabajo donde la burguesía nacional termina aliándose a las oligarquías liberales nacionales y al capital extranjero en defensa de sus intereses de clase, sumándose a esto los sectores medios que en Argentina han tenido mucho peso en la consolidación de la ideología dominante de orden y progreso, desde una mirada capitalista burguesa y descalificatoria de las trayectorias históricas de los sectores populares por retardatarios y haraganes, sectores medios que caracteriza muy bien Arturo Jauretche en "El medio pelo de la sociedad argentina". La alianza entre la oligarquía y la clase media constituyen factores políticos decisivos en la unión entre la partidocracia liberal y los militares para la producción del golpe cívico militar de 1955.
Sin embargo la defensa de las conquistas político sociales alcanzadas durante este período que reivindicaron el ethos socio - cultural de los trabajadores, de los sectores empobrecidos, se continúa, se sostiene y se fortalece en la resistencia peronista durante los 18 años de exclusión política del peronismo con su líder exiliado, donde se vuelve a reproducir la tragedia de la sociedad argentina con los sucesivos exilios históricos de los defensores de la nación y del pueblo que estaban al servicio de la construcción de un país autónomo e independiente mas allá de los intereses del sistema mercantilista y capitalista y de la división internacional del trabajo tratando de trascender el eje de la acumulación del capital que desconoce los costos sociales individuales, grupales, sectoriales y nacionales, historia que nos lleva en la tensión inclusión - exclusión, integración - desintegración dentro del mundo capitalista, a terribles luchas, masacres que terminan con los 30.000 desaparecidos en la última dictadura militar, donde el proyecto hegemónico del capitalismo avanzado se impone arrasando los sectores defensores del trabajo y de la autonomía nacional, desestructurando y destruyendo toda forma de organización popular y nacional, desestructurando y desgarrando también lo mas profundo que son los vínculos afectivos en la vida familiar, donde quedó demostrada la habilidad del sistema para someter al orden sin ningún tipo de valorización de la condición humana. Es una historia que se repite desde los inicios de la colonización con formas y dimensiones diferentes. La sociedad argentina se fue configurando siempre en tensos procesos de inclusión - exclusión, signada por exterminios, masacres y desapariciones desde un pensamiento hegemónico validado como único posible.

Podríamos preguntarnos ¿por qué en el actual contexto le va a interesar al capitalismo el trabajo como condición humana ? ¿Es realmente posible humanizar el capitalismo ?. Es importante analizar la cuestión social hoy para poder analizar la tensión entre lo posible y lo deseable, en un tiempo de "repliegue de las fuerzas populares" como plantea Alcira Argumedo. Al capitalismo no le va a interesar el trabajo como condición humana de realización pero 500 años de avances y retrocesos , de luchas y resistencias están grabados en la memoria colectiva, no pueden haber desaparecido como plantea la misma autora.

3- LA CUESTIÓN SOCIAL HOY : UNA ERA DE DESIGUALDADES, UNA SOCIEDAD DE RIESGO
La cuestión social hoy tiene sus inicios en una nueva crisis de acumulación capitalista que se produce en los años setenta en los países centrales y que impacta gravemente en los países periféricos que llega a desestructurar el mundo social y el mundo de la vida como brevemente lo analizara en relación a la Argentina. Esta cuestión social tiene diferentes manifestaciones en tanto el proyecto del Estado de Bienestar y sus políticas económicas distributivas, para el discurso oficial no "garantizaron" la acumulación del capital, se produce el aumento del "gasto público", el Estado intervencionista se "sobredimensiona", las deudas externas se acrecientan.
La guerra nuclear de las dos potencias mundiales (E .E. U.U. y U.R.S.S.) lleva a lo que Alcira Argumedo llama la Tercera Guerra Mundial en su lucha por la hegemonía económica, política y militar que termina con la caída de la Unión Soviética y la destrucción del muro de Berlín, la pérdida del socialismo real que en el caso soviético se había transformado en otra forma de imperialismo concentrando capital en el mercado a través del Estado, a esto se suma la crisis del petróleo como soporte de las economías centrales. Todas estas condiciones hacen fortalecer el capitalismo monopólico con centralidad en el mercado liberalizando y globalizando las relaciones económicas con la hegemonía de Estados Unidos como única potencia político militar, con un único sistema imperante en las relaciones internacionales. Toda esta situación complejiza la vida de las sociedades perdiendo centralidad los Estados - Nación, donde se quiebran las relaciones entre capital y trabajo, el trabajo se diversifica y se tecnologiza hasta límites insospechados generando exclusión económica y social.

Los países pobres, dependientes como el nuestro, sufren una doble pobreza, la histórica y la nueva.
La deuda externa de Estados Unidos, que adquiere fundamentalmente en su guerra nuclear con la Unión Soviética debe ser subsidiada por los países pobres pagando sus propias deudas externas a altos costos, intereses que son regulados por el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, pago que no alcanza a cubrir ni los intereses aumentando significativamente la deuda día a día, minuto a minuto, segundo a segundo, a lo que es importante agregar que nuestra deuda se contrajo fundamentalmente en forma privada durante la última dictadura militar y fue estatizada en el mismo período y los créditos que adquirimos día a día van aumentándola insospechadamente regulando totalmente los proveedores de capital nuestra vida como país, de este modo nuestra dependencia cada vez se vuelve mas difícil de pensar desde su término contrario: la autonomía.

Cambia la imagen del tiempo y del espacio, el tiempo se vuelve presente en términos de cómo subsisto hoy, como garantizo mi inclusión en el sistema, el espacio se globaliza en lo económico pero también en lo cultural y lo social vía medios de comunicación e informáticos.

Los proyectos socio políticos alternativos han fracasado. En nuestro país la brutal experiencia de la última dictadura y los 30.000 desaparecidos crean miedo e incertidumbre, se despolitiza la sociedad civil, el futuro es incierto, el pasado reciente se vive negativamente. A esto se suma un Estado que se ubica como un actor social mas retirándose de su rol de mediador entre capital y trabajo operando en función de los intereses del capital y en favor de los grupos dirigentes con altos grados de corrupción en el ejercicio de la función pública, desprotegiendo a los trabajadores. El mercado internacional avanza sobre los mercados nacionales, regionales y locales, destruyéndolos, la protección social da lugar a la desprotección y a la autosustentación individual, lo nacional pierde sentido como proyecto autónomo e independiente. Los partidos políticos responden mas que nunca a los intereses de la reproducción capitalista, el peronismo se desestructura como movimiento político de los trabajadores. Al flexibilizarse el trabajo, al ser prescindibles muchos trabajadores por el achicamiento del Estado y sus empresas, al regular el mercado y las multinacionales el ingreso y el egreso al trabajo como así también el salario, al terciarizarse el empleo, al requerirse menos trabajadores por la tecnologización los sindicatos han ido perdiendo su sentido como organización política estratégica de defensa del trabajo en las relaciones capitalistas, dándose con mayor fuerza la lucha entre sindicatos y entre trabajadores desubicándose el lugar del enemigo por la competitividad en el mercado del trabajo.

La moneda nacional se dolariza, capitales, empresas y productos internacionales circulan libremente en el mercado competitivo, según sus intereses "hoy están, mañana no", generándose una situación de inestabilidad permanente que se transforma en estructural.

Toda esta situación aporta a la pérdida de sentido, a la no defensa de la producción nacional ni aún en el consumo, a la búsqueda de satisfacciones individuales, al ensimismamiento, a una cultura sin horizontes de trascendencia. El acuerdo de Washington centró su objetivo en la recomposición de la acumulación capitalista sabiendo el alto costo social que esto implicaba y dando lugar a este mercado salvaje bajo la justificación que la acumulación por la libre circulación de capitales y productos iba a permitir una mayor participación en las ganancias al conjunto de la sociedad.

Este mercado sin límites ha ido produciendo profundos cambios en la subjetividad individual y colectiva en tanto la integración social no es algo esperable sino una lucha permanente entre exclusión - inclusión, en tanto este sistema se basa en que hay "población excedente absoluta y países inviables". La vulnerabilidad social como dice Castel recorre el mundo subjetivo y social en tanto el trabajo no es solo condición para percibir un salario sino que permite sostener soportes relacionales que posibilitan el desarrollo de la creatividad y de lazos sociales para el crecimiento como sujetos evitando la desafiliación y la desintegración, pero aún los sujetos integrados se tornan vulnerables por la precarización, donde la provisoriedad es una condición permanente.

Hoy se produce una alta tensión entre esta desintegración material e integración deseada "el desencanto frente al proyecto nacional que en décadas anteriores poblaron el futuro y el imaginario colectivo con la expectativa de integración social" hoy busca saldarse a través del acceso individual al consumo de bienes simbólicos como la televisión, la informática, servicios que ponen en oferta permanente un sin numero de objetos que a la vez acelera las comunicaciones y nos coloca en una comunicación de tipo "virtual" con el mundo.

Nuestras débiles democracias se sostienen en un proyecto de concentración altamente excluyente y competitivo. Los grupos políticos se desentienden del conjunto de la sociedad, retroalimentan sus propios disvalores al servicio del mercado, transformándose en "castas" que se desentienden de la desintegración social, haciendo desde el discurso "como si les preocupara". Crecen las desigualdades sociales en la tensión inclusión - exclusión. En la Argentina del 20 % de la población mas pobre una familia del cono urbano bonaerense gana por día $4,6 - $1641,7 por año, una familia de Resistencia, Corrientes y Jujuy gana $1,1 por día - $388,9 por año (datos de la Consultora Equis según la Encuesta Permanente de Hogares del INDEC - información aparecida en el diario "La Nación" el 22/02/2000). Según la consultora Equis, en los últimos 28 años el 10 % de la población mas pobre redujo su participación en el ingreso nacional en un 54,8 % mientras el 10 % mas rico la acrecentó en un 58,9%. Las cifras de la Fundación Mediterráneo ratifican esta tendencia, siendo a su vez una de las centrales del poder propulsoras de este modelo de exclusión. El temor y el miedo que generó la última dictadura, la incertidumbre que genera la lucha por incluirse y permanecer incluido en el sistema, la traición de los partidos políticos, junto a la derrota de los proyectos socialistas van despolitizando la sociedad civil, es preferible una democracia blanda con movimientos sociales aislados entre sí, luchando cada cual por sus propios intereses que surgen a partir de la liberalización de los valores que permiten que aparezca la diversidad de expresiones del entramado social, a través de diversos movimientos sociales fragmentados. Sería importante poder considerar como conjugar lo social con lo político, no como luchas sectoriales, aveces hasta rivales, centrando el eje en lo que nos une y no en lo que nos divide, trabajando la tensión entre integración - desintegración, unidad - diversidad.

No se puede desconocer que se vive en una sociedad de riesgo, "la modernidad que había surgido para eliminar las limitaciones..... y permitir que los seres humanos obtuvieran mediante su propia decisión y su propia actuación un lugar en el tejido social les aparece un nuevo destino adscripto de peligro, del que no hay manera de escapar". Este autor describe muy bien como la modernidad técnico instrumental pone en riesgo toda forma de vida en el planeta. En relación a la familia, como él plantea, no es posible hablar de ella si no se habla de trabajo, de dinero, de educación, de la movilidad y del reparto de las desigualdades.
Mientras la familia va cambiando en sus modos de estructuración y organización dándose una creciente pluralidad de situaciones, aunque se pongan en tensión las relaciones materiales y simbólicas, se tienda a igualar las relaciones entre el hombre y la mujer, se ponga en cuestión el matrimonio, la mayoría de las personas aspira a una vida con lazos duraderos y siguen proliferando las desigualdades por ejemplo entre el hombre y la mujer"cuanto mas central es un ámbito en la sociedad, cuanto mas poderoso es un grupo tanto menos representadas están las mujeres"...... "Los hombres han cultivado la retórica de la igualdad, sin que a sus palabras les hayan seguido los hechos"..... "No llevan a la práctica aquello que definen con la cabeza"..... "los hombres ocultan de hecho la desigualdad". Sigue existiendo la división sexual y por lo tanto social del trabajo, la división entre lo público y lo privado pero agravado en tanto la desprotección social, la falta de trabajo, la disminución del salario y beneficios sociales recaen en la familia y especialmente en la mujer que sigue siendo el soporte afectivo y doméstico de la vida familiar "Hacer de la cuestión de la mujer la cuestión de los hijos es el bastión mas estable contra la igualdad de la mujer".... "Todo esto no representa a los ojos de los hombres una discriminación de las mujeres sino una ley objetiva", en tanto se confunde la naturaleza biológica de la maternidad con el papel social de la mujer.

Por otra parte muchas veces recae también sobre la mujer, dentro de su papel como contenedora afectiva, hacerse cargo de la desestructuración de la identidad que supone para el hombre la inestabilidad laboral, la pérdida del empleo, estar desocupado no pudiendo muchas veces cumplir con el papel asignado socialmente de ser el soporte económico del hogar, lugar esperado y legitimado socialmente lo que desestructura su mundo simbólico. Las bases del sistema industrial no han cambiado en tanto el trabajo retribuido supone el trabajo doméstico, lo que sí ha cambiado es que ante el deterioro del mundo productivo y de las redes sociales de contención la familia aparece como el lugar de depositación por excelencia de la alta conflictividad social generándose problemas de identidad individual y familiar lo que la hacen cada vez mas vulnerable con la aparición de nuevos conflictos que suelen estallar violentamente fragilizando los vínculos. La falta de un proyecto social incide en la falta de proyectos familiares que trasciendan el vivir el hoy.

Además las altas exigencias del trabajo en el mercado competitivo requiere de hombres y mujeres no preocupados por sus responsabilidades familiares. Lo que cambia es que antes la familia debía ser el soporte del sistema productivo mediante la división de roles y funciones y hoy se presenta como un obstáculo, como una carga para las exigencias de producción individual, produciendo una fuerte tensión entre vida familiar - vida laboral. La empresa comercial debe ser su familia y a ella debe el trabajador todo su tiempo y esfuerzo, no quiere hombres y mujeres donde la familia sea un obstáculo al rendimiento, el sujeto es objeto en tanto una pieza mas del sistema productivo. Sin embargo no hay sujeto que pueda desarrollarse como tal sin soportes afectivos. Esto hace aparecer fuertemente el conflicto entre integración - desintegración familiar.

El núcleo familiar primario continúa siendo un soporte básico en las relaciones afectivas, en la construcción de la identidad subjetiva, en la socialización como garantía de los procesos de maduración y desarrollo. Aún cuando la familia cambie, se disgregue se vuelven a buscar lazos que permitan la reproducción de la vida subjetiva y social, si no se logra el sujeto se enajena, se enferma.
Ante el desgranamiento del empleo vuelven a aparecer formas artesanales en la resolución de la subsistencia como los pequeños emprendimientos familiares, el mercado del trueque que introducen modificaciones en las relaciones asimétricas familiares creando nuevos lazos de solidaridad y de sustitución de roles ante la emergente conflictividad social, como así también aparece el "sálvese quien pueda" en una tensión entre individualismo y comunitarismo. Hablar de la familia hoy significa centralmente poder entender la complejidad en la que se van construyendo los vínculos familiares, en la tensión de una sociedad diversificada y desigual, es poder tener en cuenta que permanece y que cambia en términos de lo uno y lo múltiple, entendiendo los procesos de integración y desintegración, de igualdades y desigualdades, poniendo en tensión lo material y lo simbólico desde un imaginario social que constituye lo esperado socialmente respecto de la familia y de los sujetos.
La familia está atravesada por el mercado y ese mercado regula los otros atravesamientos institucionales como el trabajo, la sexualidad, la salud, la educación, la justicia, la religión, etc., y todo esto confluye en la complejidad de la vida familiar.

La institución del Estado como un actor social más se desentiende de la conflictividad familiar y social, las Políticas Sociales homogéneas y residuales no dan cuenta de la diversidad de esa complejidad familiar y social, no se puede incorporar "al otro" y a "lo otro". Son políticas sociales pobres para pobres pero desde un pensamiento universalizador del deber ser, en tanto los pobres parece que últimamente lo único que necesitan es comer, si es que necesitan comer, en relación a la tendencia de las políticas sociales con un eje centrado estrictamente en lo alimentario, no cubriendo ni esa necesidad.

El Estado desertor no se hace cargo de la significación del trabajo en la organización de la vida en tanto disocia trabajo - sujeto y creación. Se desentiende generando incertidumbre y los sujetos son convertidos por el mercado en trabajadores descartables, carentes de derechos, en tanto la vida como condición humana se ha transformado en descartable. Esto genera competencia entre trabajadores, lucha individual por la subsistencia, desconfianza en el otro, pérdida de relaciones, incertidumbre por el presente y por un futuro imprevisible, pérdida de comunicación, de relaciones cara a cara. Esto va generando quiebres en la identidad individual y mas aún de la colectiva en tanto se debilitan los soportes relacionales. La familia suele convertirse en un "valor refugio" como dice Ana Pampliega, depositaria de la identidad individual y social, con múltiples exigencias adaptativas, donde la restricción de las posibilidades de ingreso y permanencia en el mercado laboral formal e informal va produciendo cambios en la organización material aún cuando no cambie el modelo de familia nuclear aunque aparezcan materialmente nuevas formas. Lo nuclear suele extenderse o expresarse en "una familia nuclear compuesta"...... "varias familias de la red de parentesco que viven en un mismo terreno" que permite ir resolviendo las necesidades de sobrevivencia : vivienda, alimentación, vestido, servicios básicos, etc. y que posibilita a la vez generar redes familiares de contención social.

Las situaciones de crisis del sistema retraen los procesos de movilización y organización socio - política adquiriendo fuerza las esferas privadas, como plantea Netto. La familia como esfera privada por excelencia en el sistema capitalista y en esta situación estructural de cambio se refuerza en sus responsabilidades de autosustentación y se debilita en las posibilidades de contención del drama de sus miembros / actores ante la pérdida de derechos individuales y colectivos, en el duro entramado entre aumento de responsabilidades y disminución de derechos, donde se perdió la idea de una movilidad social ascendente y donde se van perdiendo los lugares antes alcanzados en la estructura socio - económica desde una mayor participación en el ingreso.

4- TRABAJO SOCIAL : INTERVENCIÓN EN EL CAMPO PROBLEMÁTICO FAMILIAR.
El Trabajo Social en su trayectoria de construcción como profesión, dentro del Campo de las Ciencias Sociales, ha tenido un perfil predominantemente acrítico respecto de su lugar en las relaciones de reproducción del sistema capitalista, excepto en el proceso de reconceptualización que fue muy importante como primer intento de ruptura con el orden dado pero que no produjo modificaciones substanciales en las prácticas del colectivo profesional en nuestro país. Este perfil predominante también se ha inscripto en los modos de comprensión e intervención en el campo problemático de la familia.

La visión endogenista de la profesión, como evolución y profesionalización de las formas de ayuda, que no considera en profundidad el contexto de emergencia del Trabajo Social como profesión, lo ubica en una racionalidad técnico - instrumental que desconoce substancialmente la complejidad que se estructura en la relación entre sujeto - necesidades - satisfacción desde el contexto en el que emerge la demanda social y el lugar en que inscribe sus prácticas el Trabajo Social en la relación Estado - Sociedad, capital - trabajo y la dimensión que adquiere la intervención como "venir entre", que significa introducirse en el mundo de la vida de los sujetos, en sus condiciones materiales y simbólicas transformándolas desde un sentido de adaptación e integración social subordinada por las leyes del mercado y el disciplinamiento socio - cultural, como control social de los desajustes disolviendo los conflictos en favor de la reproducción del sistema.

El Trabajo Social emerge al interior de los procesos de configuración de la sociedad industrial capitalista, en una relación predominantemente dependiente del Estado regulador de la vida de la sociedad como mero ejecutor de las políticas sociales al servicio del orden vigente configurándose el lugar de adaptador de los sujetos al modelo hegemónico dominante, como dice Margarita Rozas "garantizar la integración del individuo a la sociedad a través del llamado "caso social", estos individuos estaban en la esfera de la marginalidad esperando su integración en el proceso productivo. La integración social en esta etapa estaba ligada a los valores religiosos que estaban estrechamente relacionados con los orígenes de la asistencia organizada y cuando ésta pasa a ser profesionalizada dichos valores persisten, cuando en el plano operativo aparece con fuerza el carácter pragmático y empirista de la profesión. Su función principal es la integración del individuo en tanto dicha integración aparece como conflicto", que luego en el Estado de Bienestar se funcionalizan en la protección social dentro de la relación capital - trabajo, instalando la matriz demanda - recurso que hasta hoy recorre fuertemente la acción profesional "Cuando el Estado se "amplia", en los términos de Gramsci, pasando a tratar la cuestión social, no sobre la coerción sino buscando un consenso en la sociedad, es cuando son creadas las bases históricas de nuestra demanda profesional".Los trabajadores sociales, desde esta matriz técnico - instrumental hoy se desesperan ante la ausencia del recurso material, ante la modificación del lugar del Estado y las políticas sociales y especialmente ante la ampliación y diversificación de las necesidades y de la demanda pero esta situación está hoy fuertemente atravesada por la descalificación de la profesión en la acción social del Estado.

Esta relación profesión - dependencia, en las relaciones Estado - sociedad / capital - trabajo, ha condicionado el lugar, la mirada y la intervención del Trabajo Social en su campo problemático y en el campo problemático de la familia. Instalados en la relación demanda - recurso con un Estado integracionista no se producía una alta tensión comodidad - incomodidad en el ejercicio profesional facilitando las posturas pragmáticas y empiristas. En un Estado desertor de la protección social la incomodidad va produciendo resquebrajamiento de la naturalización del lugar sostenido en el desarrollo del Estado de Bienestar. Esto es bueno en términos de que obliga a replantearse el ejercicio profesional en sus preguntas básicas sobre el qué, el para qué y el cómo de la profesión. Sin embargo también hay que pensar que el Trabajo Social desde posturas conservadoras del "status quo" también busca "agiornarse" instrumentalmente para permanecer en el trabajo y lograr preservar y elevar el status social en las nuevas relaciones Estado y Sociedad, en complicidad con lo dado, sin trabajar la tensión entre lo posible y lo deseable en cuanto al desarrollo de profesión y en el marco de su lugar político en la sociedad.

Hoy se está pensando desde el Trabajo Social como volver a lo individual para entender la singularidad ante el drama de la desestructuración y desinserción socio - productiva de los sujetos. El problema está en como construir las mediaciones necesarias entre el mundo subjetivo y el mundo social para no volver a caer en la consideración del individuo aislado del contexto de producción de sus condiciones subjetivas, materiales y simbólicas o en la descripción abstracta de esas condiciones, cuando aún es la racionalidad instrumental dominante en las prácticas profesionales de toda índole por la hegemonía histórica de este pensamiento. En relación al campo de la familia ha habido y prevalece una tendencia predominante hacia una mirada e intervención individual y no familiar social, y de control según lo instituido. ¿Cómo instalar permanentemente la tensión entre sujeto - familia - medio socio cultural - contexto, para no reproducir cortes según individuos, problemáticas y / o políticas sociales instituidas ?, como serían el menor y su familia, el anciano y su familia, el alcohólico y su familia, etc. que puede llevar a reproducir la idea de conflicto individual - familiar donde está presente la representación de la familia como célula u organismo social responsable absoluto por la condición de sus miembros en tanto ámbito privado de producción y resolución de situaciones que se generan en el propio grupo como abstracción del mundo social.

En una sociedad que, como expresara en puntos anteriores, se producen fuertes procesos de desintegración material y simbólica ante el quiebre del trabajo asalariado como articulador de la vida y posibilitador de una integración social ascendente, donde pierde centralidad el sujeto y por lo tanto también la familia, donde se configura permantemente y se refuerza una sociedad de riesgo para la preservación de la vida, es importante considerar en un tiempo y espacio diferente la tensión entre homogeneidad del modelo esperado y deseado y la diversidad de configuraciones familiares que se expresan materialmente y requieren nuevas formas de comprensión, se deben tener en cuenta las relaciones de dependencia y autonomía en tanto familia como organización objeto de las condiciones socio - económicas - políticas y culturales, y familia como organización sujeto capaz de ir construyendo un proyecto mas allá de las determinaciones sociales, es necesario comprender los procesos de integración y desintegración, entre la singularidad de cada familia y la particularidad de cada entramado cultural que se produce en el entrecruce de lo autóctono y lo occidental, entre lo tradicional y lo moderno, entre lo urbano y lo rural, entre la pobreza histórica y las nuevas pobrezas, teniendo en cuenta las variantes que van surgiendo respecto de la familia nuclear y extensa, sin perder de vista que la familia nuclear está instituida en términos de responsabilidades, roles y funciones desde lo jurídico normativo y desde la moral religiosa conservadora, disociando el mundo de lo público y el mundo de lo privado. Esto entra muchas veces en discordancia con un presente de lucha por la subsistencia, un futuro incierto y un pasado que genera miedo en términos de reproducción de lo doloroso y que pone en tensión los procesos de integración y desintegración social.
Hasta la década del 70 la integración estaba naturalizada en tanto posible y en todo caso cuestionada en tanto subordinación Hoy, ¿que supone integrarse críticamente cuando la lucha que está presente es la de inclusión - exclusión?

Es importante desde una postura crítica dar lugar a la diversidad, en la tensión entre lo uno y lo múltiple, rompiendo con las ideas homogeneizantes en cuanto al deber ser de la familia, pero tampoco legitimando la revolución de los fragmentos que es una forma de homogeneizar para romper toda forma de organización posible legitimando el individualismo competitivo. En esta tensión entre lo uno y lo múltiple es importante trabajar también lo común y lo diferente.

Para entender el campo familiar y el lugar del Trabajo Social es importante considerar como se tensionan lo material - lo simbólico y el imaginario en tanto la acción irreflexiva puede estar marcando un consentimiento con lo dado, reproduciendo las desigualdades sociales mas allá de los discursos, homogeneizando según las prescripciones instituidas socialmente porque "el espíritu humano se inclina naturalmente a suponer en las cosas un orden y una semejanza mayores de lo que en ellas se encuentran ; y en tanto que la naturaleza está llena de excepciones y de diferencias, el espíritu ve por doquier armonía, acuerdo y similitud". Esto no significa que no haya que trabajar continuidades y discontinuidades, permanencias y rupturas.

En relación a la familia, en mi trabajo en el módulo de epistemología, expresaba que mi sospecha es que desde la materialidad de la existencia y desde el escenario social internalizado, al producirse la proyección del mundo subjetivo en el mundo social, se pueden deslizar formas estáticas de ver y entender la realidad, en una relación contradictoria mundo externo - mundo interno, modelos familiares - situaciones familiares singulares y particulares, entre lo material y lo simbólico, entre lo existente y el deseo, entre el texto y el discurso porque "aunque en el orden del discurso parece que se aceptan nuevos modelos, las instituciones continúan aferradas a la concepción fijista que garantiza la permanencia de formas, imaginarizándolas como eternas".... "El orden simbólico no admite el desorden".
Esto puede llevar a un profesional a intentar restablecer el orden familiar cuando en las prácticas se observan formas nuevas, buscando soluciones que pongan fin a las tensiones, pues la necesidad de orden es inherente a la condición humana y está instalado en el pensamiento y desarrollo de la profesión operando desde sus representaciones que "constituyen la proyección de fenómenos externos en la conciencia como producto de las prácticas y formas ideológicas de su movimiento. La representación es relación con un objeto y manifestación de sí". En la racionalidad instrumental del hacer, el profesional desde un pragmatismo y empirismo puede estar deslizando formas estáticas de entender a la familia.

La reflexión, la problematización, permiten indagar y comprender las representaciones familiares y las múltiples interpretaciones de la vida familiar que tienen los sujetos de nuestra acción, como así también los significados que construye el profesional desde sus propias representaciones, que pueden deslizarse como formas estáticas en la interpretación de la vida familiar. Develar el juego contradictorio entre representación - interpretación puede ayudar al pasaje de la definición al concepto que implica el trabajo de ese concepto, pasar del "en sí" al "para sí", donde la tensión teoría práctica se pone en juego en la argumentación conceptual y por lo tanto en la acción. La intervención en el campo familiar es quizás uno de los mas complejos en tanto es difícil escapar de las connotaciones que tiene la representación desde los procesos de socialización primaria donde juega fuertemente "el lugar" histórico ocupado en la configuración familiar y esto me sugiere preguntas ¿Por qué los Trabajadores Sociales somos mayormente mujeres ? ¿Qué tiene que ver el papel paternalista que ha jugado la profesión en relación con los sujetos de su acción y el rol asignado a la mujer en el mundo doméstico desde su maternidad ?

Como profesional y trabajadora del Campo de las Ciencias Sociales considero que la intervención en el campo de la institución familiar implica además de una posición teórico - epistemológica el poder pensarnos a nosotros mismos como sujetos constituidos en el campo familiar y en el campo profesional donde los atravezamientos del contexto como múltiples sobredeterminaciones de lo real interjuegan con lo material y lo simbólico respecto de la familia y la profesión. En un mundo de necesidades reales y construidas en relación a la propia necesidad de dar sustento a una profesión que trabaja con los sujetos sometidos a las mas graves situaciones de miseria humana que no le interesan al capitalismo en su expresión actual, se puede deslizar el paternalismo en la acción como proyección de nuestras prácticas cotidianas familiares de protección de los mas débiles sin instalar la crítica al lugar de subordinación en que se pone al otro desde el poder institucional e instituido, socialmente otorgado, transformándolo en objeto de nuestra acción sin poder trabajar con el otro el desarrollo de su condición humana de creación y de sujeto responsable.

Pensar la condición humana implica poder reconstruir lazos sociales que amplien la demanda política de los sujetos sociales, en el sentido de hacer público lo que se ha privatizado en la familia haciéndola depositaria de las desigualdades sociales, de los derechos sociales perdidos en la privación del acceso al trabajo, de las necesidades sociales precarizadas, "empobreciendo el horizonte social" (Kessler pág. 119) de los sujetos y de la familia al fragilizarse los lazos sociales. "La nostalgia de los ex trabajadores por los lazos profesionales, así como el descontento por verse limitado a las relaciones familiares, evidencia que uno y otro tipo de vínculos son complementarios, pero de ningún modo substituibles. La vida familiar está cargada de afectividad propia a los lazos primarios, mientras que las relaciones laborales se proyectan sobre otros ámbitos, enriqueciendo el universo experiencial de los sujetos"

En el trabajo con familias además de pensar categorías que nos permitan interpretar la vida familiar en las micro relaciones cotidianas como son las de capital, campo, habitus, la familia como institución y organización social, la familia como totalidad empírica y como objeto construido, como mundo de microrelaciones subjetivas, como reproductora de las relaciones sociales de desigualdad, como estructuradora de relaciones de poder, como posición social grupal y subjetiva individual, como expresión de intereses individuales, grupales y sociales, constituyéndose en la relación entre mundo subjetivo y mundo social, es importante considerar como se trabaja lo intrafamiliar en relación al medio social en el que inscribe sus prácticas cotidianas para trascender esa idea de lo intra hacia las relaciones sociales, construyendo un camino que permita abordar las desigualdades sociales, la discriminación, la desintegración social integrando las diferentes esferas de la vida cotidiana : familia, trabajo y tiempo libre en un relación sujeto - familia - medio socio cultural, que permita hacer una crítica de la vida cotidiana construyendo ciudadanía en tanto derechos sociales perdidos, intentando producir una ruptura con el pensamiento mágico que se vuelve a instalar como práctica buscando soluciones que vendrán desde el mas allá : desde Dios, desde el azar, desde las cartas astrales, desde adivinos y parapsicólogos, despegándose de la realidad de la pérdida de derechos sociales y del ejercicio de la práctica política en defensa del trabajo como derecho a la vida no solo para satisfacer necesidades materiales sino para recuperar necesidades que han sido coartadas en términos de posibilidad de participación en las decisiones como ejercicio de la libertad y que se han naturalizado como inviables en el seno de la sociedad y de sus instituciones, entre ellas la familia, como nuevas formas de orden social que aparecen disfrazadas de democracia pero cargadas de altos niveles de autoritarismo en tanto no se da lugar el ejercicio de los derechos civiles, sociales y políticos para participar libremente en la construcción socio - política de la sociedad, homogeneizar desde las diferencias naturalizándolas es dar lugar al pensamiento light que no moleste a los intereses político - económicos del capital.

Trabajar la familia aisladamente supone volver a la individualización de los problemas sociales, esto no significa no tomar la singularidad pero siempre tensionándola con el mundo en el que inscribe sus prácticas no solamente desde el análisis sino desde la acción.

El oficio del Trabajador Social se construye en la tensión entre investigación de la realidad e intervención en la misma, no como suma de conocimientos y de intervenciones aisladas sino en la complejidad del mundo social que significa enfrentarse con la trama de relaciones intrafamiliares - extrafamiliares en un contexto social, tensionando lo individual y lo colectivo, lo uno y lo múltiple, lo material y lo simbólico, lo justo e injusto en la consideración de los derechos sociales evitando la reproducción cotidiana de las relaciones de desigualdad e injusticia del capitalismo donde el campo problemático nos implica a nosotros en el drama cotidiano de la cuestión social como trabajadores y profesionales.

Para cerrar provisoriamente considero que la familia implica un ámbito donde se juegan en la constitución de la subjetividad múltiples componentes inconscientes que requieren de la intervención de disciplinas como la psicología. La complejidad del campo impide al Trabajo Social abordar la familia aisladamente requiere de un trabajo interdisciplinario donde cada uno aporte a la interpretación del campo y actúa en función de ciertos grados de especificidad. Nuestra acción tiene sentido en la reconstrucción y en la construcción de vínculos en el mundo de la vida cotidiana donde la tensión sujeto - necesidades supone la búsqueda por recuperar la condición humana en la construcción de la sociedad. Esto implica tensionar el lugar de la profesión entre autonomía y dependencia. Para poder construir estrategias que vayan consolidando la autonomía profesional es necesario posicionarse y argumentar las posiciones en tanto la pérdida de derechos sociales también ha implicado la pérdida de derechos profesionales dejando que el espectro político se transforme en una "casta" de dirigentes que se desentienden en los derechos de la ciudadanía, y donde el Trabajo social solo es reconocido si se transforma en un mejor quehacer técnico al servicio funcional del sistema en tanto nos ha costado sostener una posición de poder desde una postura crítica tensionando lo posible y lo deseable.